Por estar aferrado a los recuerdos de una mujer que no existe en mi presente dejé pasar el tiempo. Pasaron tantas lunas y soles yo no no pude pintar ninguna, tampoco disfruté la lluvia ni pinté hermosos cielos azules. Pasó muchas veces el viento ni siquiera sentí su aroma de hierbabuena y menta seguí inmerso en mi tormenta. En lugar de haberme quedado debí haberme ido bien lejos esperando falsas promesas se marchitaron mis rosas. Al verlas marchitas sin aromas me remordió la conciencia volví a regarlas con amor a darles un beso y una caricia. Al verlas florecidas prometí matar los recuerdos de esa mujer que me prometió el cielo y me mandó al infierno. Con voluntad y con esfuerzo, con la ayuda de otra mujer volví a pintar otra vez mi cielo con ella me quedé a vivir ahí. PEDRO MORENO MORA
Texto agregado el 04-01-2025, y leído por 47 visitantes. (10 votos)