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Inicio / Cuenteros Locales / gpalm1990 / Rostros del Otro Mundo

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La noche se cernía sobre Santiago mientras Candice regresaba a casa tras visitar a su prima Valeria. Decidió tomar un taxi de una agencia conocida. El conductor, un tal Antoine, era nuevo para Candice y algo en él la incomodaba. Su mirada era penetrante y sus gestos, tensos. Candice sentía un creciente malestar, aunque trató de mantener la calma.

El trayecto comenzó a desviarse de la ruta habitual, pasando por una base militar. De repente, Antoine rompió el silencio:

¿Vio ese lugar, señora? Ni se imagina lo que ocultan ahí.

¿De qué habla? – preguntó Candice, intentando disimular su nerviosismo.

Ahí guardan a un extraterrestre.

¿Qué? – respondió Candice, sorprendida.

Sí, en los años setenta, cerca de Pichilemu, una nave se estrelló. Capturaron a un ser de otro planeta, Pipystrellas. Lo trajeron aquí, al regimiento en Las Condes. En plena dictadura, nadie se enteró. Lo encubrieron.

¿Cómo sabe usted eso?

Mi hermano trabajaba allá y lo supo todo. Incluso intervino el gobierno de los Estados Unidos.

¿Y el extraterrestre vive?

Sí, lo mantienen vivo en un sótano, con nuestra misma comida. Ellos viven más que nosotros.

Candice quedó estupefacta. Por suerte, el viaje terminó y ella se bajó rápidamente. Mientras salía, Antoine dijo:

Créame, los extraterrestres están entre nosotros.

Prefiero preocuparme por los humanos – respondió Candice, dando por cerrada la conversación.

Ya en su departamento, saludó a su esposo, Fernando, quien notó su inquietud.

¿Qué pasa?

Nada importante – mintió Candice.

Algo te sucede.

Candice le contó lo del taxista. Fernando trató de restarle importancia.

Ese tipo es un charlatán. No usemos más esa agencia.

Al día siguiente, Candice fue al supermercado y creyó ver a Antoine. Era idéntico. De repente, desapareció sin dejar rastro, como si se hubiese esfumado. Nerviosa, escuchó a un vendedor exclamar:

¿Vieron eso? Parecía un disco plateado en el cielo.

Candice volvió a casa aún más nerviosa. En la televisión, no paraban de hablar de un OVNI que había sobrevolado Santiago. Había sido visto en la Alameda, el Costanera Center y el Parque Forestal. Testimonios llegaban de toda la ciudad sobre el objeto volador.

De repente, la televisión cambió de tema. “Hoy recordamos al gran escritor chileno Vicente Huidobro, fallecido hace muchos años”. Y apareció su rostro en pantalla. Candice dejó caer los platos. Era la cara del taxista.

Texto agregado el 03-01-2025, y leído por 46 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
06-01-2025 tE FELICITO CREAS UNA TENSIÓN creciente, me apunto para el préximo cuento,bravo! yvette27
06-01-2025 Que bonita historia. Un final que sorprende. tete
05-01-2025 Llamó mi atención cómo fuiste manejando el tema, me gusta cuando un escrito no es predecible en ninguna de sus etapas y este texto logró eso para mi. También fue sorpresa que era en Santiago de Chile, al principio por los nombres de los personajes Candice y Antoine pensé era de otro país, no son nombres comunes en Chile. 5* jdp
05-01-2025 Maravilloso!! Muy buen relato! Ishamael
 
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