La telepantalla es el instrumento del poder, es nuestra policía del pensamiento. Es la voz de una consciencia que no es la nuestra.
(George Orwell, 1984)
Como en una carrera de obstáculos, esta vida continua,
otro año nuevo a esperar que la novedad no nos asuste,
entre trágicas noticias, adversos pronósticos noticiados
en esa constante lapidaria que se repite año tras año,
extraña psicodelia construida para vehicular narrativas.
Una explicita imágen que se viste de necesaria verdad,
esa conseja responsable para prevenir lo improbable,
anunciando todos los excesos posibles inicia el año:
calor, lluvias y toda una gama de desastres vespertinos,
alimentando nuestros miedos con la calculada maestría.
En ese sueño del que nunca se despierta, la vida sigue,
en la angustia inconsciente que aguza nuestra cabeza,
la calma entre las tormentas es la estación del miedo,
breve instante de paz que alimenta nuestra aprensión,
opiáceo remedio para preparar este nuevo despertar.
Somos siempre las víctimas de nuestra propia culpa,
atentos a un noticiario que guía nuestra consciencia,
entre las verdades y las mentiras reina la confusión,
un mar revuelto de informaciones a beneficio de pocos,
de nuevo tengo esa sensación: me están engañando.
JIJCL, 3 de enero de 2025.
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