A su imagen y semejanza

En el escaparate de un negocio se exhibía un robot*en plena acción. Deteniendo sus pasos, los transeúntes observaban atónitos los movimientos del autómata que lavaba, planchaba, lustraba el piso, respondía al teléfono, preparaba bebidas y abría y cerraba puertas. Una mujer exclamó"!Si tuviera uno así en casa!" Todos rieron por el modo cómo lo dijo,pero en realidad ¿ a quién no le gustaría poseer un robot que realizara en nuestro lugar todas las tareas enojosas?

El robot responde al deseo del hombre de crear una entidad "a su imagen y semejanza ".
En la mitología de casi todas las culturas el ser humano es el resultado de un amasijo de polvo, tierra y agua al que el Creador o los dioses, dan vida para que cumpla sus órdenes. A menudo el muñeco, animado pero sin iniciativa, se rebela y adquiere voluntad propia.

Adán y Eva fueron robots hasta que al desobedecer fueron expulsados del Paraíso y permutaron la inmortalidad por el libre albedrío.
Los dioses griegos también crearon seres rudimentarios con barro que cobraron inteligencia y conciencia sólo cuando Prometeo los dotó con el fuego robado del Olimpo.
El Popol Vuh, el texto primordial de la literatura maya y precolombina, dice que en la primera tentativa para crear al hombre con barro y agua se consiguió crear a los monos pero luego entendieron que la mejor materia prima para crear al hombre era el maíz blanco y el maíz amarillo que amasados siete veces, generaron a los mayas.

El anhelo de crear un ser a "imagen y semejanza" para que nos obedezca y mitigue nuestra soledad, se repite en la literatura y en la ciencia . Los ejemplos son muchos.

Collodi relata la historia de Geppetto, un anciano carpintero que construye un muñeco con un tosco trozo de madera. Nace Pinocho quien, tras muchos pasos falsos y no pocas mentiras, conquistará finalmente la posibilidad de convertirse en una persona de verdad.

Pigmalión era un magnífico escultor . Buscaba a la mujer perfecta y no hallándola decidió que no se casaría nunca, pero cuando terminó de esculpir la estatua "Galatea", se enamoró perdidamente de ella. Sueña cada noche que besa el mármol y que éste es tibio y blando. Afrodita conmovida por su dolor otorga vida a la hermosa Galatea .

El mito judío más antiguo que se repite en varias épocas, es la creación de un gigante, un robot avant la lettre. La leyenda del Golem de Praga cuenta que un rabino da vida a una enorme escultura de barro encontrada por caso en unas excavaciones y la utiliza para asustar a los enemigos y proteger a los judíos de los pogroms y de las persecusiones. Pero el monstruo crece demasiado y escapa al control de su dueño. Llegado a los muros de la ciudad, se arroja desde lo alto de una torre rompiéndose en mil pedazos.
Borges ha escrito una poesía sobre este mito en la cual dice que el Golem no era rebelde sino irremediablemente tonto.
Algunas semejanzas con el Golem las encontramos en Frankestein , el robot humano creado por Mary Shelley. Frankestein llegó a ser más popular que su creadora , gracias al cine en la inolvidable interpretación de Boris Karloff.

Aldous Huxley nos habla de "Un mundo feliz", en el que sólo existen hombres y mujeres creados en probetas. Los únicos seres más humanos en el relato son aquellos en cuyos tubos de ensayo se verificó algún error, que los diferenció de los demás.
Una receta para fabricar un hombre la da tambien el médico alquimista Paracelsus, pero aquí abandonamos la literatura para entrar de lleno en el campo científico.
La ciencia progresa en el camino hacia la creación del hombre de laboratorio y el primer éxito conocido fue la clonación de la oveja Dolly .

Muchas personas parecen sentir esa necesidad atávica de modelar un ser a "imagen y semejanza" y tratan de dirigir a sus parejas como a robots sometidos a su voluntad.
La historia se repite y se repetirá; el robot marido o el robot esposa, se rebelarán a un cierto momento para recuperar el libre albedrío.

Hasta la próxima
Yvette Nino ©
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*El término robot deriva de una raiz checa que significa"trabajo forzado"