La mayoría de las gaviotas no se molestan en aprender sino las normas de vuelo más elementales
Cómo ir y volver entre playa y comida.
Para la mayoría de las gaviotas, no es volar lo que importa, sino comer.
Para esta gaviota, sin embargo, no era comer lo que le importaba, sino volar.
Más que nada en el mundo
Juan Salvador Gaviota amaba volar
Juan Salvador Gaviota
La hermosisisísima obra del señor Richard Bach
No es su mejor obra, pero sí la más conocida
Una obra que habla del sentido de la vida
El universo creado por el Señor Bach está repleto hasta los bordes de Realismo Mágico
Maravilloso
Las Crónicas de Ikaro: El Primer Vuelo
Ikaro llevaba varios días caminando
Toda su vida vivida en los bosques, habían endurecido sus pies, y desarrollado sus músculos
Era capaz de caminar por horas, que era la forma natural en que se movilizaba
En su interior sin embargo, sabía que debía haber algo más
No sabía que
Tampoco era consciente de esto, pero de alguna manera remota, lo sabía
Sus decisiones las tomaba por una mezcla entre instinto y una incipiente inteligencia
Sus alas se habían desarrollado mucho, y se habían vuelto una carga pesada que le entorpecía moverse entre los árboles
En ocasiones, ante una amenaza, una ráfaga de viento, algún ímpetu repentino, las abría en toda su magnífica extensión
Entonces con poderosos aleteos revolvía el aire levantando polvo y hojas
Se sentía bien cuando lo hacía
Si hubiera podido razonar, seguro habría pensado que esa era la forma natural de moverse
Pero Ikaro no era un animal Racional, aunque como ya se ha dicho, sus decisiones se tomaban por una mezcla entre Instinto y una dosis de inteligencia
Desde hace días, sentía el llamado de las montañas
Se sentía atraído por las alturas
Como siempre, sin cuestionar el porqué, ni proponerse un plan específico, sólo había hecho caso a sus instintos y había encaminado sus pasos hacia las montañas
Caminaba con paso firme
Comía lo que podía conseguir de los árboles, cazar, era algo que ni siquiera intentaba
Pero vaya que le gustaría poder probar un conejo.
Cada día, al llegar la tarde, se acomodaba bajo algún árbol, se envolvía con el plumaje de sus alas y se quedaba quieto buscando el sueño
Ikaro, soñaba
Si soñaba
Se veía a sí mismo el en aire
Mirando los paisajes desde las alturas
No sabia que era lo que estaba viendo en sus sueños, pero lo disfrutaba
Se sentía libre
Cada mañana al despertar, el alba y las primeras luces lo arrancaban de su sueño del que salía con desgano
Una mañana, caminando por el borde de una pendiente, miraba su alrededor, cada vez había menos árboles
Cada vez le costaba más trabajo encontrar comida
El paisaje era cada vez más desierto
Hacia atrás, veía los llanos a sus pies como si fueran una alfombra
Había conseguido unas bayas y algunos frutos que serían su desayuno
Ikaro no era previsor, no guardaba comida
Si le daba hambre, buscaba su alimento, terminado, solo se iba
Esa mañana mientras comía lentamente sus frutos, una ráfaga de viento comenzó a soplar, la siente en el rostro y una sonrisa salvaje deja ver sus dientes
Un frenesí se desató en su interior y se puso de pie
Sus instintos le hicieron abrir las alas como para atrapar este viento
Comenzó un forcejeo, por un lado, el viento que chocaba con sus alas, quería arrastrarlo, por otro,m él se resistía
Instintivamente inclinó un poco sus alas y la presión del aire disminuyó un poco
Sintió que se elevaba
Ya no era arrastrado, se elevaba
Un metro, dos… Entonces comenzaba a bajar despacio hasta posarse otra vez en el suelo
Otra ráfaga de viento y otra vez se elevaba algunos metros y volvía a caer
Quería subir mas, sentía el impulso de ir hacia arriba y no bajar más
Pero no sabía cómo hacerlo
Volvió a tocar tierra cuando comenzó a aletear torpemente
Se elevó otra vez un metro, dos, Tres
Pero la ráfaga de aire había cesado y otra vez, volvió a pisar el suelo, esta vez sin poder volver a elevarse
Molesto lanzó un chillido furioso!
Como desafiando al viento, al cielo, a las montañas!
Luego de unos minutos, comenzó a caminar en silencio. instantes después, ese incidente ya era parte del pasado y estaba olvidado
Así iban siendo sus días, unos tras otros
Caminando, en las montañas, cada vez más alto
Las noches se volvían más frías y el alimento era cada vez más escaso
Pero todo eso le daba igual
Sus instintos le decían que avanzara, y eso hacía
Llegó por fin, el día
Estaba nublado, con tímidos rayos de sol asomándose entre las nubes
Había alcanzado la cima de una colina y descubrió un precipicio al otro lado
Se detuvo a mirar el vacío
La brisa soplaba
En su interior, la Adrenalina desatada le hizo sentir un frenesí
Hipnotizado por la altura, por el paisaje, Ikaro,sin pensar y sin dudarlo, dio un paso, dos, una pequeña carreras y se lanza al vacío
El repentino salto lo hizo perder la orientación, comenzó a girar, sin saber qué hacer
Caía, hacia el precipicio, cada vez más rápido
En la loca caída, el mundo daba vueltas ante sus ojos
Como pudo logró abrir sus alas lo que lo hizo bajar la velocidad de la caída, pero no la detuvo
Se estabilizó con las alas abiertas, el cielo a sus espaldas y el suelo a sus pies
Sus instintos hicieron que comenzara a aletear
No detiene la caída
Aleteaba, pero seguía cayendo
Furioso y frenético, Ikaro empuña sus manos y lanza un gruñido desafiante que se escuchara la distancia
Entonces
Un furioso y poderoso aleteo, detuvo por fin su caída
Sus piernas caían y se agitaban ante cada aleteo como las garras de un pájaro
Aleteaba y aleteaba
Comenzó entonces a elevarse
El viento frío que que durante la caída le golpeaba la cara y le cerraba los ojos se detuvo cuando dejó de caer
Ikaro entonces comenzó a elevarse cada vez más rápido
Sintiéndose más que a salvo, libre
La embriagadora sensación de libertad lo inundó
Se sintió feliz
Se sintió poderoso
Espuma rabiosa brotó de tu boca y entonces, lanza el mas grande Aullido que alguna vez salió de él
Ese Aullido lo declarada
Lo decretaba
Él era a partir de ese momento
El amo de las Alturas…
Randal Tor
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