No quisiste mirar
el renglón más oscuro del alma
porque dolía demasiado,
porque era una malgastada victoria
la que quería cantarte
tareas
llenas de nostalgia y basura
que te colgaba de los ojos.
No quisieras elevarte
como bastardo malparido
en medio de la siénaga
porque dolería el plétoro
pletórico
carnívoro
angustial
de la locura,
del freno impresionante
que te amarra al palo martirizante
de la peor de tus pesadillas:
la consagración de tu oficio
como canto perdido,
ahogo fundamental.
Quisieras morirte de miedo
pero te duele la garganta
y te has aferrado al oficio clínico
como último bastión de cordura loca,
de locura cuerda,
pero….. ¿y los territorios internos?
¿y las naves que pedían astucia
en los rincones oscuros
del secreto porvenir?
¿Es que he vendido todos mis tatuajes internos,
las carreteras de mis palabras, al mercado?
Vergonzoso me siento
de blandirme en medio de la nada
como punta del iceberg que oculto…
¿cómo tan ciego?
No quiero ya más eso,
no quiero morirme de asfixia
por no saber respirar.
Ay poesía,
si pudieras salvarme,
si pudieras darme alas para liberarme de este martirio que es el goce refrenado…
te amaría hasta la locura…
Es que te he sido infiel con la protesta, poesía,
con el bramido elocuente de la razón y sus sonsonetes fatídicos
y apropiados.
Quisieras elevarte cual macizo en medio de la galaxia
y atormentar las noches decoradas
con mejores brotes
que los de tu ansia….
Pero… ¿es que tienes algo más que eso?
¿tu posible ansia? ¿El dolor en medio de la guata?
Bramidos ocultos, asfixia,
clamor cotidiano,
no me entrego de lleno
si tanto le falta al alma.
canción de cuna,
perdición nocturna,
libertad restringida.
Amor perdido.
Colmar la paciencia…
Cuando queda tan poco de mí,
cualquier empresa
se convierte en odio…
cuando quedo tan poco, me queda el rencor
clamando por salir entre mis poros…
Pero el amor fundamental, el de saberme cierto,
llena mi aire,
libera mis entrañas y quizás, así,
pueda amarte de nuevo, vida, amarme de nuevo, en eso estoy,
ejercicio brutal de honestidad, el de amar a mis hijos,
pero sin miedo de volverme loco perpetrador narcisista oculto perdido padre maltratador,
sino que amando,
porque así se hace
y nada más.
Canción de cuna, mi infancia,
mi perdido derecho a legitimarme,
mis cantos guardados…. Y oh, el estómago,
guardando mucho.
Me siento perdido
y ahora me abro, cual manantial que puede,
asomando la cabeza por sobre el agua, de nuevo,
por fin,
en entrega clarita,
en sonsonete de latido,
por fin,
en aire de canto,
por fin,
algo se abre,
algo se abrirá,
en mi alma,
vivir la vida y lanzarme
no estoy muerto
al fin.
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