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La Narco Cultura
Una propuesta de solución para controlar la crisis de inseguridad que vive Chile por causa de la delincuencia.
Justine Sebastian Erwachen


Introducción

No debemos complejizar más el problema de la delincuencia adoptando soluciones reactivas que resultan ineficientes y que lo único que consiguen es malgastar los escasos recursos que se disponen para frenar su avance. Se debe planificar una estrategia de más largo plazo que atienda a las causas que dan origen al problema.

No se consigue nada levantando las manos para detener una avalancha que se nos viene encima, ni repartiendo sacos de arena para detener el desborde de un río que se sale de su cause natural. Aunque sean millones de sacos de arena, nada se puede hacer para detener un desastre declarado. De este mismo modo se debe considerar la irrupción de estas nuevas estructuras delictuales, como una catástrofe declarada.

Estas nuevas agrupaciones delictuales, han adoptado la metodología organizacional de las grandes empresas internacionales, y al igual que estos grandes grupos económicos, lucran en base a la explotación del individuo común. Construyen en torno a él, su lucrativo negocio que les permite enriquecerse. En cuanto a los métodos empleados para controlar el mercado, difieren bastante de las estructuras legales, pues no son la oferta, la demanda y la publicidad, las herramientas que aseguran su crecimiento y expansión, sino que una cruda y expuesta violencia que se ejerce en contra de los ciudadanos, en aquellos países en los que se establecen. Una violencia e inseguridad a la cual no estamos acostumbrados. El crecimiento y el control territorial del mercado quedan asegurados por el ejercicio de una violencia cruda que expone la indiferencia por el bienestar de los individuos y un desprecio total por la vida. Estas agrupaciones se aprovechan de las condiciones, que las economías estables promueven; la sobre valoración de los derechos ciudadanos y las ineficientes iniciativas que intentan garantizar la seguridad y el orden social. El actuar de estas agrupaciones son una expresión social irrefrenable. Estas agrupaciones se entremezclan, estratégicamente, junto a las poblaciones que migran buscando una mejor calidad de vida. Figurativamente hablando, podrían ser consideradas como la suciedad que se arrastra en un rio caudaloso que se abre camino buscando llegar al mar.
Son esencialmente, agrupaciones parásitas, que para sobrevivir y expandir sus "negocios" necesitan, como entorno, de grupos de individuos socialmente responsables; de políticas que garanticen reglas claras, del principio de presunción de inocencia y penas blandas a los delitos menores. Se amparan detrás de sistemas de justicia bien establecidos. Nada pueden hacer en ambientes anárquicos, corruptos o excesivamente autoritarios. Los “trabajadores” reclutados por estas “empresas”, ingresan a países con economías estables, ordenadas, donde existe trabajo, donde se perciben buenos ingresos, donde se respeta la propiedad privada, donde existe un marco regulatorio económico que les permite blanquear las ganancias ilícitas de sus actividades. Sus "trabajadores" con experiencia, los “especialistas”, ingresan de preferencia de manera ilegal o con identidades falsas que les permiten dejar atrás sus antecedentes delictivos. Buscan un empleo de fachada para conservarse en una cierta legalidad que les permite trabajar activamente en los distintos nichos de negocios de la organización. Se conservan leales con una promisoria expectativa de conseguir, en el corto plazo, un ascenso que los enriquezca por su buen desempeño "laboral".


Las Medidas

La instalación de estas organizaciones promueven, en las nuevas generaciones, una nueva forma de trabajo, una forma fácil de ganarse la vida, una forma de obtener ganancias rápidas sin mucho esfuerzo, a cambio de poner en riesgo una vida a la que no se le asigna mucho valor. Encarcelar a sus integrantes, para desincentivar a las nuevas generaciones a no delinquir, no pareciese ser una buena medida. La conformación de pequeñas bandas delictuales, la mayoría de las veces, constituidas por menores de edad inimputables ante la ley, pareciese ser una forma de perpetuar sus operaciones en el tiempo. Estos menores, encargados de delitos menores, reciben a cambio un sentido de pertenencia y hasta la contención afectiva que no les fue posible recibir en sus familias de origen. Encarcelarlos no cambia en nada sus dinámicas sociales, solo los traslada físicamente a un nuevo lugar, algo más confinado, donde pueden continuar su formación delictual. Endurecer las penas para los delitos, teniendo en cuenta la necesidad que genera la construcción de más cárceles, si bien es una buena medida de corto plazo, no es una solución sostenible en el tiempo. El aumento paulatino de la población penal solo se traduce, al largo plazo, en una carga social para los estados, un aumento en la carga impositiva de los individuos socialmente adaptados al sistema. Todas estas medidas, si bien son positivas desde el punto de vista comunicacional, son equivalentes a aumentar y repartir gran cantidad de sacos de arena, cuando estamos bajo una posible catástrofe de inundación, por el desborde de un río cuyo caudal debería haber sido, anticipadamente, conducido de manera adecuada, teniendo en cuenta todas sus posibles fluctuaciones y crecidas.

La Propuesta
Como detener la narco cultura. Una solución de mediano plazo.

Existe un principio universal que rige de manera transversal, todos los acontecimientos y fenómenos que se podrían experimentar en los ámbitos de la existencia y la vida, eso es lo que plantea el determinismo. El determinismo sostiene que por cada consecuencia manifiesta, siempre existe una causa, o más de una causa, que le dan su origen. Esto nos debería hacer reflexionar, que para mitigar o suprimir una determinada consecuencia que está afectando negativamente a nuestra sociedad, —como la narco cultura— no debemos poner nuestros recursos y empeños en evitar que se manifieste sino que en evitar que se origine. Aún cuando la narco cultura ya se encuentra desatada en nuestro país, como un fenómeno importado y no como un fenómeno de evolución natural de nuestra sociedad, no podemos hablar de un origen como tal, sin embargo según el determinismo, la solución definitiva debería ser conseguida, suprimiendo las causas que permitieron su importación, mientras que al corto plazo debemos, estoicamente, contener sus violentos embates.



Es claro que en nuestro caso, la narco cultura es una consecuencia directa de la inmigración, pero este ensayo no pretende ser una apología en contra de las migraciones, ni mucho menos en contra del derecho a transitar libremente a través de las fronteras políticas, derecho que debe ser protegido y consagrado para todos los habitantes del planeta. La inmigración en sí, no es un fenómeno negativo cuando se maneja de manera adecuada. La inmigración regulada enriquece la cultura y revitaliza las economías. En cambio, la inmigración masiva desordenada termina siendo un problema social complejo cuando existen incentivos económicos perversos para migrar. La inmigración masiva conlleva a aumentar el desempleo local, conlleva al colapso del sistema de salud público y de los fondos destinados a las políticas sociales. La inmigración masiva establece la conformación de hacinamientos humanos que viven en condiciones precarias, sin orden y sin reglas sociales claras, porque las instituciones de orden y seguridad se ven sobrepasadas En este escenario se produce el establecimiento espontáneo de pequeños grupos que ejercen el control social, lo que finalmente se traduce en la instalación de células de grandes organizaciones criminales, que se dedican al amplio abanico de las actividades ilícitas, amparados bajo la impunidad que les otorga a sus integrantes el no haber sido enrolados localmente y permanecer inidentificables por las policías.


Luchar en contra de la voluntad y la resolución de hombres que lo único que buscan es subsistir o vivir dignamente no puede ser visto nunca con malos ojos, pero tras estos procesos migratorios, siempre se esconde el abuso del hombre por el hombre. Los migrantes dejan dolorosamente sus hogares porque son explotados, pero paradójicamente llegan a nuevos destinos para continuar siendo explotados. La causa real del problema pareciese ser, según el determinismo, el acceso no autorizado y en la clandestinidad de los migrantes, lo que sugiere mejorar los procesos de control de acceso a las fronteras y el empadronamiento adecuado de inmigrantes, pero con fronteras tan amplias y accesibles, como las de nuestro país, esto es como tratar de detener una avalancha con las manos.


El incentivo más perverso para alentar las masivas olas de inmigración son las promesas de bienestar económico que se dan, de manera implícita, por la posibilidad de contratación en las empresas locales. Los inescrupulosos empresarios locales, sin visión de país, terminan utilizando a los inmigrantes como mano de obra barata. Esta es la verdadera causa del por qué se debe regular el mercado laboral para controlar la inmigración masiva y con ello frenar el establecimiento y robustecimiento de la narco cultura.

Al parecer resulta mucho más efectivo, explotar la característica parásita de estas organizaciones criminales, que les permite en las migraciones masivas, permanecer en el anonimato por la imposibilidad del empadronamiento adecuado por parte de las instituciones responsables del orden y la seguridad.

Por tanto, como medida fundamental, se deben regular las condiciones laborales y establecer una cuota máxima de extranjeros que puedan, eventualmente, ser contratados por las empresas locales. No se debería permitir contratar a ningún trabajador que no acredite exhaustivamente su identidad y su profesión.

Y por exhaustivo me refiero, a que cuenten con documentos válidos de identificación internacional, o en su defecto, con documentos de identificación fáciles de empadronar de sus países de origen. Deberían, adicionalmente, cumplir obligatoriamente con la realización de un enrolamiento nacional, para la obtención de un documento de identificación temporal, que incluya fotografía de su rostro y registro de todas sus huellas digitales, y que los datos así obtenidos, sean puestos a disposición de las policías para ser visados internacional, en busca de antecedentes criminales, antecedentes que de resultar positivos permitan su expulsión inmediata del país, y en el caso contrario, les otorgue la obtención de un documento de identificación más definitivo. Del mismo modo, las universidades locales, que cumplan ciertos requisitos, deberían convalidar sus títulos profesionales, cualquiera sea su profesión, como actualmente ocurre con el título de medicina. Este proceso de convalidación debería ser expedito, riguroso y gratuito para los extranjeros, es decir, debería ser financiado por los mismos empleadores interesados en su contratación.

Así este documento de identificación nacional, temporal o definitivo, que no necesariamente otorgue la ciudadanía, debería ser el único documento permitido para celebrar contratos laborales. No deberían ser autorizados los pasaportes u otros tipos de documentos de identificación emitidos por otros países, pues no existe una manera certera de comprobar su autenticidad. Todos sabemos lo fácil que es comprar un pasaporte adulterado, un título profesional o blanquear el registro de antecedentes delictuales. Todos los documentos de identificación temporales o definitivos, por razones obvias, deben estar bajo la administración del Registro Civil de Identificación, de modo que resulte fácil de llevar y consultar sus antecedentes al momento de la contratación, como ocurre y se exige actualmente para cualquier chileno que postula a un trabajo en nuestro país.

De esta manera, se produce un desincentivo al ingreso indocumentado a nuestro país, se regula el índice del desempleo local, mediante el uso de cuotas variables de contratación de extranjeros, se controla la recaudación de impuestos por el ejercicio laboral y se regula la inmigración masiva que facilita el ingreso anónimo a los integrantes de las agrupaciones delictivas organizadas.

Los recursos no deben ser invertidos en controlar el acceso a las fronteras, no deben ser gastados en incrementar las plazas de los organismos de orden y seguridad, no deben ser gastados en la construcción de grandes cárceles que a la larga son una carga social para todo el país. Los recursos deben ser gastados, en las instituciones que permitan mejorar los procesos de empadronamiento de los inmigrantes, en nuestro caso, en el Registro Civil de Identificación de Chile. Y se debe legislar una nueva ley laboral para que los empresarios no tengan la tentación de contratar indocumentados porque les resultan más económicos que sus contrapartes locales.

En países donde existen medidas proteccionistas para regular el empleo, donde se exige cumplir con ciertos protocolos para la contratación de extranjeros, la infiltración social de estas agrupaciones delictuales organizadas es mucho menos significativa. La tendencia natural, en este escenario, es que se constituyan localmente de manera espontánea, en un proceso social que responde a la falta de oportunidades, y siendo de esta manera, resulta mucho más fácil el control paulatino de su evolución, porque este tipo de delincuencia es una expresión natural de nuestros tiempos, imposible de erradicar, que llegó para quedarse.


Texto agregado el 04-12-2024, y leído por 107 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
05-12-2024 Tu propuesta es clara en no identificar en la inmigración  la causa del problema y tampoco identificar la solución en cárceles a lo Bukele y la represión policial indiscriminada. Chile enfrenta un problema inédito a su cultura y las soluciones no están claras, aún. Se trabaja en esa dirección. remos
05-12-2024 Como propuesta a la grave situación chilena, de frentón debido al crimen organizado y el narco tráfico, me parece interesante: se debe saber concretamente quiénes ingresan al país: esto requiere un gran esfuerzo de identificación nacional e internacional, sin duda. remos
05-12-2024 Nica, sencillamente, extranjero paga salud, educación, en caso de delinquir expulsión automática y el gobierno se da el derecho de elegir si permite que ingrese o no un extranjero al país gpalm1990
04-12-2024 Discrepo del enfoque en el cual se propone que la narco cultura es un efecto de la inmigración descontrolada, cuando, por dar un argumento clásico, digamos, si repasamos la Historia, una cosa no da origen a la otra, pero si, para efectos de propagación (y también de propaganda), la primera se aprovecha de la otra. Le falta más estudio, ver más allá de la apariencia y encontrar la fuente en la superestructura economica de las naciones involucradas. ValentinoHND
04-12-2024 Ingenuo. eRRe
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