ZEUS, EL PERRITO EXTRAVIADO
Era época de finalización de clases en el colegio, en la capital de la república. Los padres, acudientes y estudiantes circulaban por los pasillos buscando y preguntando en que salón estaban entregando las calificaciones, para reclamar las notas de sus hijos y apoderados.
Cuando salían de la reunión, los estudiantes saltaban de la alegría, por haber sido promovidos al siguiente nivel, corrían con el certificado de notas en la mano mostrándole a todo el que se encontraba, y los padres y acudientes, con una sonrisa, se les notaba la felicidad y el orgullo, por su hijo
En la institución se suele hacer un viaje, para despedir el año y celebrar lo bueno que les fue a los estudiantes en el periodo académico.
Es así, que a los mejores estudiantes de cada curso podían ir a la excursión programada por el colegio, todos los ganadores del viaje presentaron los permisos requeridos y la institución se alistó, con el bus que los llevaría, los seguros y los profesores, elegidos, para su acompañamiento.
Llegó el día, con lista en mano los profesores hacían subir a los estudiantes al bus ubicándolos en el puesto correspondiente y haciéndoles las advertencias del caso.
El lugar de destino era la población de Socotá en el departamento de Boyacá en la república de Colombia.
En esta ruta podían conocer el puente de Boyacá, la histórica ciudad de Tunja, las aguas termo minerales y el Pantano de Vargas en Paipa y los pueblos en la ruta que aportaron a la campaña libertadora, como es Santa Rosa de Viterbo donde le regalaron el caballo palomo a Bolívar, Belén cuna del niño soldado que capturo a Barreiro en la batalla del Puente de Boyacá, Paz de Río población que extrae el mineral de hierro y lo transporta en tren y en góndolas aéreas, Socha la nodriza de la libertad y, finalmente desde lo alto de la montaña se divisa el municipio de Socotá, lugar escogido para mostrarle a alumnos la majestuosidad del páramo de Pisba, la casa de los molinos y la historia de estas tierras en la libertad de Colombia.
Sus lagunas y ríos que descienden del mismo, los molinos hidráulicos, los paisajes y cultivos, especialmente de trigo. También se divisa los diferentes socavones, por todas las veredas, con la cantidad de motocicletas, no menos de cincuenta en cada mina.
Llegamos al pueblo de Socotá, tierra hermosa, con un calor espectacular, se bajaron del carro, tomaron líquidos para refrescarse y se dispusieron a descansar, era día domingo, mercado en el pueblo.
Como a las tres de la tarde, sentados en una esquina de la plaza donde tenía lugar el mercado, los profesores estaban departiendo con algunos anfitriones, cuando vieron pasar el bus de la excursión, con jóvenes hombres y mujeres, al parecer también de bachillerato, cada uno con una mascota, pasaron echando pito y se notaba la algarabía y la felicidad en el bus, el desconcierto de los pedagogos era que, los pasajeros no eran los estudiantes de la excursión.
Como a la hora deambulaba por las calles del pueblo una señora y su esposo, como locos buscando un perro que se le había extraviado, preguntaban a los transeúntes, en las tiendas, billares, la señora llorando, porque Zeus se había extraviado.
Cuando regreso el bus del viaje, todos los chinos del bus, se habían llevado un perro, que no era de ellos, lo primero que encontraron en la calle, lo recogieron y se lo llevaron al paseo, era el requisito, para participar en la osadía.
Y por supuesto Zeus, por andar en la calle había sido víctima de este paseo no consentido. Afortunadamente, para sus dueños, Zeus volvió sano y salvo a su hogar.
El conductor del bus manifestó que quería ganarse unos pesitos adicionales y por esa había organizado este paseo con los muchachos del pueblo y con las mascotas.
Terminada la tarde y agotada la programación con los estudiantes bogotanos, el bus se dispuso a salir de regreso, para llegar en la madrugada a la institución educativa, en la ciudad de Bogotá D.C.
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