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Entonces ahí viene llegando la Chismosa, con sus propias luces Led; que son humildes pero que las hay por toda la casa.
Entrando por la bahía llegando está, por cierto un tanto elevada porque viene montada sobre la caparazón de la tortuga; donde el agua no alcanza a cubrir su cuerpo.
Y sin perdida de tiempo y para nada importarle el frío, Argentino prefiere descender con el agua que le llega al pecho. Para luego tirando de las riendas, tratar que el galápago pueda librarse del acarreo y así la prefabricada quedar flotando.
Que una vez logrado esto, retrocede para atar la misma soga en la famosa baranda.
Con lo cual luego avanza hasta que el agua le cubre la mitad del cuerpo; y con un poco mas de esfuerzo consigue llegar hasta donde el mar le llega a las rodillas.
Para cual se hace necesario clavar una gruesa estaca para luego atar el otro extremo de la soga y así amarrar la casa.
Y mientras Argentino hunde un grueso palo le vienen a la mente algunos pantallazos de recuerdos idos. Especialmente de cuando pudo ver por segunda vez a su hija, que estando junto con una amiga suya, que se encontraba de espalda a él; y era gracioso ver como parecía tener prohibido el darse vuelta para mirarlo. De este modo reflexionando que aparte de la tortuga muchas cosas lindas hay en la vida como para saber valorar la existencia. Enseguida haciendo planes de contratar un gaucho que venga con un tractor y lo ayude a arrastrar la casa hasta ponerla en tierra firme; del cual luego su hija se enamore para luego contraer nupcias.
Cuando de pronto ve que la tortuga, por todo concepto considerada un ángel guardián, se haya a un costado como queriendo decirle algo. Argentino haciéndole señas cómo para que vaya subir a la playa y así quedarse tan siquiera a comer lechuga. Pero la tortuga avanza y le devuelve las monedas de oro que tiene sujetas en los labios. Y es entonces que Argentino, sin emitir palabra, muy conmovido le estampa un beso en la mejilla de medio minuto de largo. Para luego cantarle una canción de Vox Dei, con un estribillo que dice así: Hay a mi alrededor mas de lo que mis ojos pueden mirar y llegar a ver...
Y muy emocionado, a la vez de respirando profundo, por la nariz, el aire gaseoso húmedo del lugar, entre el canto de ranas y grillos de paso recordando a la madre de Ricardo Soulé, que fue para él como una santa madraza de jamás olvidar.
Y así la tortuga se marcha sin pedir nada a cambio; ni de quejarse de ser esta región un llano aburrido donde no hay pingüinos y focas con quien poder jugar.
Entonces, mas luego de agitar un pañuelo en son de despedida, Argentino de nuevo repara en el colosal panteón griego; con el pensamiento, porque de verlo más bien no ve nada. Calculando que cuando amanezca lo primero que hará es ir a recorrerlo.
No obstante la oscuridad, adornanda de una delgada luna y las estrellas parcialmente visibles, a Argentino le agrada observar el mar tranquilo y la casa a pocos metros de la costa; que solamente habría que mojarse un poco las zapatillas para ir y venir tantas veces como se quiera.
Pero en vez de dormirse en los laureles sale a enfrentar la noche y en el monte a querer buscar ramas caídas para usar de leña; mientras piensa en su amada Naturaleza, que mas que enojada u ofendida por el asunto de las guerras, seguramente se encuentra dolorida físicamente. Por causa de las tantas bombas y misiles que sin duda le queman el cuerpo. Que es el propio aire y la superficie donde se habita.
Y al poco rato de mirar el entorno, observa que la inundación también ha afectado esta región tan abierta; porque por lo visto pareciera que aquí ha llovido un montonazo.
Que cuando regresa, coloca una colchoneta en el suelo, mientras piensa caer desmayado en la tumba de la almohada; donde siempre antes de dormir da los últimos retoques a las conclusiones del día.
Y al haber tomado tanto vino borgoña se siente como alga bamboleante golpeándose contra los acantilados; que vendrían a ser las propias paredes de la prefabricada. Siendo que el interesante estado de embriaguez fue pasando de marejada de arroyo a tsunami del Pacífico.
Pero lo cierto es que al ver una hoja blanca le da por escribir una nota de agradecimiento. Para mas luego colocar el escrito en una botella y arrojarla al mar. Y así es que con trazo uniforme escribe: Gracias Dios, por mandar a Naturaleza para ayudarnos. Ojalá esta botella sirva como un faro para otros navegantes en peligro.
Más luego pasa que se recuesta un rato y se queda dormido hasta el otro día.
Y en el dormir sueña que Tábata entra en el salón llevando una mesa con ruedas, con su corazón sangrando. Que es un corazón enorme como una pelota de básquet. Y él está besando en la boca a Luisa pero su amiga le dice que no sea imbécil y que se haga un examen de adn que va a ver que es su hija. Pero ellos se ponen a comer una salchicha sosteniendo el embutido uno de cada lado. E insiste Tábata en acusarlo de viejo cochino. Al estar arruinando el prestigio por el hecho de sentir tan sólo el sabor de las cosquillas; porque sabe perfectamente que para nada le gusta esa chica; que al escucharla cantar cierra los ojos cual si le estuvieran por dar una vacuna. Pues entonces le quiere propinar una tunda por incurrir en el insesto de una delicada criatura, tratando de encontrar asquerosa felicidad en el aliento que emerge de la boca; porque dicen que pega como una droga recreativa.
Y pese que entre ellos no existen las amargas discusiones propias de una separación definitiva, ahora se arma un debate intelectual acompañado de mucho doble sentido y crudas ironías.
Con además Tábata que lo agrede físicamente propinando pellizcos, con al frente Argentino, vestido de sacerdote, cantando una canción de Vox Dei, que dice: Ayer no más, una mujer en mi camino, me hizo creer que amándola sería feliz...
Cuando de pronto en medio del sueño se pone a darle a su hija lecciones de teología. Explicando que Jesús Cristo significa sanación, y él adora estar sano. Mientras que Jehová es la pura ciencia precisa, y él ama descansar todo los domingos; porque al conocimiento no solo hay que memorizarlo, sino además aprehenderlo. Y así continúa diciendo que Alá enseña a ser buena gente y él adora estar rodeado de amigos y de hombres de bien. Más después están los Budas, que son las loas lógicas a la materialidad; las cosas que nos llevamos por delante y que nadie puede evitar sentir que son duras. Porque se puede negar un milagro pero jamás un accidente de avión.
Cuando de pronto despierta, ya siendo de día, y así mira hacia afuera, con alegría, la vida nada sencilla, pero tan hermosa que no dan ganas de morir. Como primer evento poniendo su mente al servicio de pensar que para nada desea volver a la ciudad pues aquí está de primera. Mas luego piensa que de ahora en adelante, siempre que compre algo, le va hacer una marca para que nadie se lo pueda cambiar por otro parecido. Terminando la reflexión, con la idea de al menos por hoy, prohibirse rezongar por nada que sea superfluo, ni escuchar lo que él mismo elucubra a menos que sean pensamientos optimistas, prefiriendo dedicarse a admirar las ideas puras, en el sentido de sana pureza.
Y pese al sabor de la saliva, de vino y de felicidad, calcula que en el tema de la guerra, aparte del horror propio de la confrontación armada, los conflictos bélicos mundiales acarrean serios problema económicos para el resto de las humanidad. Sacando como conclusión, de algo que lo tiene obcecionado, que los occidentales imperialistas tienen la tendencia de cuando estan furiosos ir derecho hacia al exterminio del oponente. Que éso es lo que los rusos interpretan como nazismo.
Mas luego comprueba que las chicas siguen durmiendo y se reconoce estar satisfecho pasándola tan bien estando solo.
Y así abre los ojos al día; y al hermoso amanecer. A tan solo las seis treinta de la madrugada. Sintiéndose lleno de placer y gloria estando en su amada casa luego de tanto haber naufragado.
Pero siente el deber de salir a inspeccionar, pues no hay que aflojarle a la vida, pero si a los pensamientos negativos; que siempre hay que pasarlos por el tamiz del olvido.
Entonces antes de salir al pasillo, opta por saber que pasa en la habitación donde duermen las mujeres. Que lo tiene sumamente extrañado el hecho de haber tanto silencio siendo que descansan hace un montón de horas. Pero no obstante le parece espléndido que la casa esté tan tranquila, en absoluta paz y armonía; lo que lo obliga a caminar sigilosamente para conservar dicho ambiente ideal.
Y hete aquí que espía por la cerradura y ve a sus dos amores roncando cual si recién ayer se acostaran a dormir por primera vez en la vida.
Pues entonces, luego de desperezarse como un perro, y de volver a inhalar hondo y suspirar aliviado, repara en su amiga Naturaleza, que es cómo decir: pensar en silencio dando gracias por la alegría eterna que lo determina.
Ocurriendo que luego de hacer extenso un saludo expreso al amanecer, por fin sale al pasillo exterior a ver que sucede de extraordinario con aquel fabuloso panteón de Atenas. De paso estirando las piernas a manera de elongación, pues de lo contrario se siente por todo concepto entumecido.
De inmediato no pudiendo evitar hacer una comparación entre la locura de la travesía con el sosiego que impera en su primer madrugada luego de haber nacido de nuevo. Inclusive haciendo un mea culpa, de siendo poco menos que un astemio, ahora estar en situación de borracho perdido; desayunando un blanco torrontes, cómo si tal cosa. De paso añorando, como para quitarse la resaca de encima, una saludable limonada.
Siendo que el motivo de pretender cuidar el agua del tanque a más no poder, es lo que lo impulsó hacia su entrega para con el alcoholismo, ahora mas que nunca debe continuar con el modelo proteccionista. Insistiendo para sus adentros en mantener intacta la reserva del tanque, hasta tanto saber como continúa la historia. Y así es que ahora mismo prorroga la rigurosa veda del h2o del tanque, por lo menos hasta comprobar si están defenitivamente a salvo. Que insiste en pensar que lo mejor será seguir siendo prudentes, pues resulta intomable el agua que hay en este sitio; que es como el agua que sale de un calefon con sarro. Diciéndose por lo bajo, que de todos modos nadie se vaya a atrever querer tomar del líquido del tanque; que de momento solamente seguirán bebiendo whisky, cerveza, y vino. Rematando la sentencia como en un final de rezo pero diciendo buena decisión.
Y en contraposicion a la algarabía interna, con tristeza repara en el galápago qué brilla por su ausencia. Y ante la falta del mastodonte amigo, por fuerza, se le impone la imagen de un gran vacío como el de un agujero negro enquistado en el universo.
Y frente a su instinto de conservación seriamente activado, yace aquel maravilloso panteón griego, inmerso en gruesa neblina, comenzando a ganar la simpatía de sus ojos; que no pueden dejar de mirar y anhelar estar dentro.
Pero antes que nada siente la necesidad de orinar. Y así no más hace pis en el río. Sin importarle que Naturaleza le mire el miembro. Más que nada, porque conoce que la esencia de todas las cosas sabe reaccionar ante los acontecimientos importantes que generan los humanos, aunque para nada en esta oportunidad donde evacuar la bejiga equivale a algo insignificante. Pero sin demasiado asombro ve unos bagres con sus bocas abiertas que parecen decirle palabras de bienvenida; de además, otros peces compañeros, que por la pinta deben ser bogas, haciendo percusión y cabriolas con sus bellas colas sobre el aire. En principio calculando que salen a recibirlo de la mejor manera, como un coro de su amiga Naturaleza que se encuentra empeñada en ayudarlo.
Aunque de pronto, algo culposo, debiendo admitir que por vivir en un lugar similar a éste, de a poco se fue familiarizado de la tanta belleza de la cuenca del Plata, por ende considerando estar colmado de la excelencia de la región, como consecuencia habiendo perdido la capacidad de asombro. En términos generales, así dejando de apreciar vivamente: La deliciosa húmedad de las mañanas, el nítido croar de sapos y ranas; que sabe que están ahí pero que ni de cerca presta atención como lo haría si fuera música. E incluso ha dejado de apreciar el hermoso piar de los pájaros de cualquier clase de lugar, que es de las cosas que más deschaban su falta de sensibilidad al respecto. Porque de tan acostumbrado, ya no se sorprende de prácticamente nada que tenga que ver con crepúsculos y amaneceres, con eclipses o lunas llenas, con fosforencia o aureolas boreales. Y así le habla a la naturaleza diciendo que aunque esté acostumbrado y deje pasar por alto infinidad de detalles, de todos modos la ama profundamente; y muchos más desde que lo ha salvado de morir antes de tiempo.
Que como un tonto le hace ver unos surcos sobre el río que dejan las ramas de un sauce por gracia de la correntada. Pues dice que le recuerdan a sus patas de gallo al norte de las mejillas.
Más luego, hablando en serio, le comenta que lo conmueve sobremanera el transcurrir del tiempo y el movimiento perpetuo proveniente de sus entrañas. Alentando a Naturaleza a contestarle por medio del sacudir del viento; pero eso sí, que por favor solamente sea mandando una brisa reconfortable.
Y así bebe cerveza, brindando por la naturaleza del Creador. Mientras tanto él, risueñamente, comparándose con un montañés que se alimenta con cerveza y más luego de apoyar la copa en la boca le quedan los labios como con espuma de afeitar. Donde después, tocándose la quijada, se reconoce estar barbudo, irreconocible, pidiendo al Señor que le vaya a perdonar la pinta de ciruja que tiene.
Aunque a esta hora es aventurado asegurar algo, el clima pareciera conservar la acostumbrada inestabilidad de toda la semana.
Pues hay escarcha, hace frío, pero de todos modos es bien venida la comparsa del clima pues ahora la felicidad es lo único que cuenta.
De pronto, recordando la leña de palos sueltos que se había propuesto juntar, que le hace querer saber si éso forma parte del cuerpo de la naturaleza o es sencillamente un excremento. Que mientras espera la respuesta, regresa a colocarse las botas de goma que tiene en el galpón; además de tomar el machete para abrirse paso por entre la maleza. E incluso empoderado de la herramienta parecida a un sable, Argentino previene a Naturaleza, que habiendo cenado y desayunado alcohol, ahora cuando descienda algo tambaleante quizás pueda provocar estragos hiriendo algún que otro componente del paisaje del lugar. Aunque luego, recuperando la cordura, al instante de descender cambia de parecer y decide dirigir sus pasos hacia la mole de cemento. De paso pidiendo a Naturaleza que lo vaya acompañar. Además prometiendo hacerle de guía turístico y a no dejarla de araca. Aunque, sin esperar un consentimiento expreso,
decide que el panteón de tipo griego, que le tiene el nervio óptico exitado, es lo primordial como para dedicar el tiempo sin distraer la atención con otros quehaceres. Y así es que evita preguntar a Naturaleza que opina de aquel Partenón de Nashville. Ademas de reprimirse saber, si teniendo tantas bellezas en su haber, se puede llegar a sorprender de complejas construcciones arquitectónicas.
De paso rezongando acerca de la neblina exitada que impide ver con claridad aquel panteón de tipo griego, como salido de escuadra y apoyado sobre la maleza que lo rodea. Pero finalmente claudica en el propósito de ser medido, y termina por preguntar sino siente cierta envidia de la magnificencia de aquella verdadera fortaleza. Que por lo menos para él, del tanto misterio que despierta en su alma, se le hace imposible permanecer callado sin expresar algarabía.
Pues entonces desciende y empieza a dirigirse hacia allí, solicitando a su virtual compañera que por favor lo acompañe; que bien vale la pena ir a inspeccionar en detalle. No sin antes dejar aclarado, que él, por su parte, le dice panteón griego pero quizás se trate de una antigua mansión de estancia con galpones adosados, evidentemente deshabitada, que además, por lo que se puede observar, carece de puertas y ventanas. De paso haciendo ruegos hacia la excelsa Naturaleza, de no ser como esas mujeres quisquillosas que se azquean de ver un beodo perdido. Jurando al cielo que en el día de la fecha y hasta que venga la noche, tiene pensado consumir alternativamente cerveza y vino; vino y cerveza. De paso alertando a la fauna del lugar, para que cuando mas luego practique algún disparo de carabina: todo el mundo cuerpo a tierra.
Y entonces se dirige hacia la fabulosa construcción hasta por fin acercarse lo suficiente. Pero de momento pudiéndose animar tan sólo acariciar con los dedos la pared de entrada; que cuando lo hace escucha sonar el celular de Luisa. Para lo cual le dice a Naturaleza que lo espere que enseguida regresa. Y así sale corriendo, pues se hace urgente atender antes que corten. Que encima tal vez se trate de Bety Nilda y acaso la convenza de mandar una patrulla para ayudarlos a regresar hoy mismo. Entonces sale a toda prisa para atender el llamado antes que corten. Que enseguida de salir como bala, solicita a Naturaleza que lo espere o si lo prefiere la invita a conocer su casa. Y así es que dejando un zurco en el mar logra llegar sin resbalones. Pudiendo localizar el aparato por el nítido sonido. Con lo cual atiende la llamada justo cuando se corta. De todos modos alcanzando a decir hola, además de preguntar si se trata de la madre de su hija. De manera infructuosa contando que la casa salió flotando. Que quien quiera que sea, si pude hacer el favor de dar aviso a la prefectura. En vano solicitando que tome nota. Que están en la bahía de Samborombón. A la altura del río Salado. Pero finalmente se percata que está hablando solo. Que se ha cortado la llamada. De paso maldiciendo la falta de paciencia de quien sea que haya querido comunicarse. Aunque de todos modos se tranquiliza al saber que los pensamientos están encerrados dentro de la cabeza; porque en lo único que piensa son en puras maldiciones. Insistiendo en remarcar que a los pensamientos complicados de a poco los irá ha transformar en amnesia.
Mas luego pidiendo paciencia a Naturaleza, solicitando regresar al panteón griego; pero eso sí, llevando el celular por si llaman de nuevo. Jurando que en adelante dejará de hablar en voz alta para solamente pensar en silencio. Invitando de nuevo a su compañera a ir juntos hacia el monumento.
Pero ocurre que de pronto el viento dibuja una magnolia sobre la superficie del panteón griego.
De inmediato Argentinos solicitando que Dios le explique si Naturaleza fue quien hizo éso. De improviso prestando atención pormenorizada acerca de con qué material está hecha la edificación. Enseguida observando que tiene una textura extraña. Difícilmente hecha por albañiles profesionales.
Cuando de pronto su mirada choca con una libélula, que Argentino ingenuamente cree, se está rascando la espalda.
Entonces Argentino de la tanta admiración que tiene, se le traba la lengua; y ayudada por el alcohol por momentos se le queda aletargada. Porque pasa que todo el enorme monumento es absolutamente de arena; y ante ello no existe quien pueda permanecer inmutable. Que en lo referido a opinar sobre algo que sea demasiado contundente, opta por tomar el atajo de un léxico mundano que sabe emplear un modo simple y bulgar para describir una cosa inmaculada, para lo cual amablemente dice: ésto es una masa. Al momento dedicado a brindar por medio de un cantimplora, donde se ha percatado de llevar cerveza mezclada con whisky. Haciendo un comentario dirigido hacia su compañera Naturaleza, referido a que pareciera ser que un hiper gigante quien hubiera hecho semejante castillo. Entonces remata la idea con una ocurrencia referida a que dicho gigante ha de ser el intendente de Punta Piedras. Con lo cual ríe estrenduosamente pero con un risa ahogada que le provoca profundo catarro.
De todos modos a hurtadillas se decide por penetrar otro poco en el panteón griego.
Como primera impresión, insistiendo en repetir que se trata de una fabulosa construcción hecha solamente de arena; de una arena limpia de la que sólo existe en el desierto.
Que quisiera poder mantener la calma y permanecer callado, pero que calcula que le va a resultar imposible, entre otras cosas pues se siente obligado de explicar al detalle todo asunto que lo estremece.
Y así, de la tanta admiración, se pone a cantar como Luciano Pavarotti: oh sole mío, cual piu mai vento, el sentimento de la emocioneee...
De brazos abiertos, de cara al cielo, de paso queriendo demostrar el cariño y el respeto que tiene por todo lo que existe en la bahía de Samborombón. De inmediato solicitando a su amiga Naturaleza, que observe lo que provoca su poderosa voz haciendo caer una garúar de arena del techo. Que entre las notas de su canto optimista, se escucha un crujir de la losa; que se ve acompañada de una voz fantasmagórica parecida a los coros de Pink Floy, venidos de una dimensión cercana; sustentada por una lúgubre mañana con luna en cuarto creciente. Ocurriendo que ante el pequeño descalabro, de comenzar a caer arena de manera sospechosa, se lo termina por adjudicar a la sesión de canto. Por tanto, ante un posible peligro, decidiendo modular el volumen de sus dichos.
Cuando de pronto el viento dibuja girasoles en las paredes interiores; por ese hecho quedando mudo por varios segundos de verdadero estupor.
Que como no podía ser de otra manera, Argentino se lo adjudica a las propias bondades de Naturaleza. Diciendo que suguramente ella se expresa así por estar sumamente compungida. Pues hay muchos refugiados con toda clase de problemas en Medio Oriente. Y sumado a ello, en las estepas rusas irrumpe el ejército ucraniano en replicar la invasión de su territorio. Que hay muertos por todo el campo de batalla; y hasta en los propios cementerios improvisados de urgencia; calculando que por ello, su amiga no logra reprimir su accionar desesperado.
Pero no obstante la seguridad conque expresa su sentir, solicita un momento como para recapacitar sobre lo que sucede de raro; aunque por ello el universo pinche neumático y deban andar sobre ruedas con forma de huevo. Necesitando unos minutos para analizar lo que está ocurriendo en el querido panteón griego. Aunque a juzgar por el descalabro de arena, aún sea hablando, prefiere continuar expresando su ataque de verborrajia de una manera más recatada. Y debido a que el piso es de arena dura como el asfalto pero que lo siente estar temblando. Donde además los faroles de los costados tambien sueltan algo de arena. Pues entonces opta por dejar de hacer tanto bochinche, a cambio empezando a interesarse por saber cuanto mide la inmensa catedral.
De Este a Oeste comenzando a contar los pasos. Llegando a la suma de cincuenta sin llegar a la tercera parte de la edificación. De enormes ambientes que en algunos sectores están abarrotado de muebles de arena.
Pero al momento de empezar a presivirse renovadamente admirado hasta el colmo de sentir escalofríos, de nuevo comienza a escuchar una música extraña, acompañada de un órgano de iglesia, pareciera. Al rato de mirar para todos lados, dándose cuenta que se trata del celular de su hija. Balbuceando que menos mal que lo trajo. Por tal motivo debiendo enfrentarse con una video conferencia. Reflexionado en resultar muy positivo el poder ver a la gente mientras se habla; pudiendo permanecer confiado de con quien se enfrenta.
-Hola. Quien es? -dice super emocionado; mas enseguida con algo de decepción reparando en que no se trata de Bety Nilda.
-Quien está del otro lado? Ah, si, si.
Hola linda muchacha. Vaya que la estás pasando bonito. Así galopando en un caballo sobre la geografía de una playa junto al mar. Magnífico, muchacha. Te felicito.
Seguramente querés decirle algo a tu amiguita del alma; pués me parece muy bien, pero va a ser mejor que me lo digas a mí; que después se lo transmito. Entendido?
Pasa que ella ahorita está durmiendo. Pues dale, decime lo que querés; que cuando se despierte le repito lo que vos me digas.
-Hola? Don Argentino? Me puede ver? Qué bueno que se encuentra bien. Yo a usted lo veo perfecto. Está allí mi amiga?
Antes que nada quiero que sepa que aquí hay un mal entendido.
Ay, que vergüenza siento. Mi amiga se llevó la guitarra? Le quiero prevenir acerca de esa chica; es una embustera. Una embaucadora. Una mentirosa de los mil demonios.
En cuanto a lo muestro... No sé por donde empezar...
-Lo nuestro? Y a usted quien la conoce?
El colmo. Se esfumó la imagen. Hola. Hola, me escucha, por lo menos?
Mire, señorita, quisiera saber si usted podría llamar a la prefectura y decir... Maldición! Se ha cortado la comunicación por falta de batería.
Confianzuda la muchachita, eh...
Qué hacer?
Y así de predeterminado por un nuevo motivo de preocupación, decide hacer oídos sordos y seguir con lo que venía haciendo. Que era querer saber cuánto mide el panteón griego; para lo cual de nuevo empieza a medir a partir de donde está parado, comenzando desde el número cincuenta.
Por un momento dudando de si aquel coro tan bonito del principio, acaso no fuera el propio celular sonando en una primera llamada.
Cuando de pronto levanta la cabeza, rendido de querer escudriñar en la intimidad de Naturaleza, y mira que en la dirección opuesta a la entrada principal, lugar hacia donde dirige sus pasos, pero del lado de afuera, hay
una larga fila de elefantes de arena, de tamaño real. Salvo el primero, tomados con las trompas de la cola del que tienen adelante. Qué sus ojos no paran de contar paquidermos en fila india; hasta perdersele la vista en el horizonte que descansa en la ruta Once.
Un mundo ideal que lo deja pasmado, al borde de la ceguera por el tanto extasis.
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