Una chispa de fe bordo su día, fue un acto de valentía en silencio marco un trozo de sueños. Y en el brote del otoño, la vida silenciosa en harapos se fue sin más honores que su fe. Sin delantal, sin lápida solo en su mirada de hada buena, quien impidió su fugaz intento de marcharse tan pronto a la deriva. Fue quizás la luz que merecía al encontrar la estrella prometida. Luego de un tiempo en la oscuridad, sintió como sus ojos miraban a lo lejos,: el vacío penetró su cuerpo y alma, al comprender de su existencia, las lágrimas que antes la aflojaran, brotaron con alegría dentro de su corazón, qué refugiado latía pidiendo perdón, a todo lo malo que en su vida paso, en una noche primaveral, los sueños comenzaron a rondar su cuerpo, su alma se corporizó. El destino en solo un instante renació a la vida en la noche clara, de luceros agradecidos.

A-M-R