Cuando menos la esperaba Edmundo, la policía llegó a su casa. Timbraron tres veces, nadie salió a abrir la puerta. Volvieron a timbrar y nada; Ante la negativa, no les quedó más sino tumbarla. Dos policías fortachos no tardaron en hacerlo. Edmundo no daba señales de vida. Los policías empezaron a registrar la casa y nada, solo cuando fueron a la habitación de Edmundo lo encontraron escuchando villancicos con audífonos.
Al verlos se asustó mucho, ni modo de salir corriendo porque estaba en calzoncillos, que a propósito estaban muy rotos. Dos policías le pusieron las esposas, ante aquella circunstancia dijo:

-De qué me acusan.
El jefe de los policías le respondió:
-De robar estrellas.
Edmundo se enfureció tanto que se puso gritar como loco, luego que lograron calmarlo, dijo:
-Pero eso no es cierto.
El sargento le respondió:
-No seas mentiroso.
Edmundo le contestó:
-De ser cierto el firmamento estaría vació de estrellas.
El sargento le respondió:
-Con todas las que te has robado, da miedo salir en la noche.
El sargento le ordenó a los policías que abrieran el closet, ellos lo hicieron de inmediato y en todos los cajones le encontraron estrellas.
Edmundo, a pesar de la evidencia seguía negando el delito. En ese momento llegó un vecino y dijo que Edmundo las había robado, él lo había visto llegar con muchas estrellas. También aclaró que Edmundo era sonámbulo y en un episodio de sonambulismo había robado todas las estrellas para iluminar la noche buena, incluida la estrella de David.

Pedro Moreno Mora