Voy al conservatorio con la idea de asaltar una aula y tocar uno de los pianos.
No había ido en algún tiempo, ahora hay una garita con guardia a la entrada. Al intentar pasar, el guardia me ha preguntado a dónde voy; le he dicho que soy ex estudiante y que solo quería tocar un rato uno de los pianos. Me ha dicho que no es posible. Le agradezco, y cuando estoy por retirarme, me pregunta que tiempo estaría tocando, le digo que no más de una hora.
Me deja pasar. Voy a una de la aulas que tiene ángulo de visión con la garita del guardia para no generar desconfianza en él. Empiezo a sacarle notas al piano, a sentir el peso de las teclas. Pasados ni cinco minutos el guardia se acerca a la ventana del aula en donde estoy, creo para estar seguro que estoy en lo que he dicho. Pocos segundos se queda y luego regresa a su puesto.
Tocando se pierde la noción de tiempo. Ha venido él y me ha dicho que ya va más de una hora, que debo salir.
Al salir le agradezco, y se ha despedido con un "hasta luego maestro".
Halago o sarcasmo del hombre, sin embargo no dejó de ser anecdótico en este día del músico.