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LAS ALTURAS
a Nicola Merfort
I.
Los vientos celestiales formaron nuestro encuentro
Las fuerzas tutelares, las divinidades y tu rostro
fechado en el firmamento crearon formas únicas y
eternas.
Alcancemos el techo del cielo en este mágico viaje que
nos regalan los Dioses.
II.
Los confines del universo,
Las rocas silenciosas,
La foresta manifestando intenciones
ocultas por siglos de vegetación
Somos vigilados por los Dioses
nuestros pasos están grabados
en la roca desde antes
de conocernos.
No hubo miedo, hubo expectación
hubo encuentro, hubo comunión.
III.
¿Podría (podríamos) repetir lo vivido?-
IV.
Yo soñé contigo,
Soñé todos los momentos que vivimos,
Escenas que se repiten una tras otra
Te veo en un primer plano
y te llevas un dedo a la boca.
Nuestro animal protector sale al encuentro,
Es el ciempiés, preseñalando el camino.
Te sigo a través de innumerables laberintos
Te encuentro desnuda bajo
el umbral de la gran puerta
El rito, la ceremonia se concretan
en el templo mayor.
Yo te poseo / Tú me posees
¿Estamos en el cielo? ¿estamos en el suelo? ¿Es esto real?
¿Qué vivimos? ¿Existen las coincidencias?
V.
Tu extrañamiento
Extraño tu voz extranjera
Extraño tu boquita perfumada y frutal
Extraño tus caricias infinitas, recorriendo
los caminos perdidos en la selva
Extraño tus modales de niña y mujer
Extraño contemplarte al amanecer
con tu pelo suelto y el futuro
de un mañana glorioso
Extraño tus cuidados infinitos
Extraño estar a tu lado como
dos gigantes amarrados a un madero
que se encuentra a la deriva
en un océano incierto y maravilloso
Extraño el día en que nos
volveremos a encontrar.
VI.
Lames mi mano en cámara lenta
te llevas mis dedos a la boca
y los muerdes.
Concretas el acto vampírico
con devoción / te miro / y te observo
La sangre corre por tu boca
y beso tu cuello eterno
a través de la noche.
Dos navíos se entrecruzan
en un mar de agua dulce
intercambiándose las provisiones
señaladas para soportar la espera.
VII.
Me hundo en la espesura y
alcanzo tus pechos ocultos
en los arbustos compactos
del firmamento.
Me detengo en tus besos.
El silbato del capitán resuena
en tus oídos y eso nos
transporta.
Me detengo en tus ojos
y eso nos transporta.
Me detengo en tus ojos
y eso nos transporta.
Me detengo en tus ojos
y eso nos transporta.
VIII.
¿Qué fue lo que vivimos? –
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Texto agregado el 21-11-2024, y leído por 41
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