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Entonces ahí viene llegando la Chismosa, con sus propias luces Led; que son humildes pero que las hay por toda la casa.
Entrando por la bahía llegando está, por cierto un tanto elevada porque viene montada sobre la caparazón de la tortuga; donde el agua no alcanza a cubrir su cuerpo.
Y sin perdida de tiempo y para nada importarle el frío, Argentino prefiere descender con el agua que le llega al pecho. Para luego tirando de las riendas, tratar que el galápago pueda librarse del acarreo y así la prefabricada quedar flotando.
Que una vez logrado esto, retrocede para atar la misma soga en la famosa baranda.
Con lo cual luego avanza hasta que el agua le cubre la mitad del cuerpo; y con un poco mas de esfuerzo consigue llegar hasta donde el mar le llega a las rodillas.
Para cual se hace necesario clavar una gruesa estaca para luego atar el otro extremo de la soga y así amarrar la casa.
Y mientras Argentino hunde un grueso palo le vienen a la mente algunos pantallazos de recuerdos idos. Especialmente de cuando pudo ver por segunda vez a su hija, que estando junto con una amiga suya, que se encontraba de espalda a él; y era gracioso ver como parecía tener prohibido el darse vuelta para mirarlo. De este modo reflexionando que aparte de la tortuga muchas cosas lindas hay en la vida como para saber valorar la existencia. Enseguida haciendo planes de contratar un gaucho que venga con un tractor y lo ayude a arrastrar la casa hasta ponerla en tierra firme; del cual luego su hija se enamore para luego contraer nupcias.
Cuando de pronto ve que la tortuga, por todo concepto considerada un ángel guardián, se haya a un costado como queriendo decirle algo. Argentino haciéndole señas cómo para que vaya subir a la playa y así quedarse tan siquiera a comer lechuga. Pero la tortuga avanza y le devuelve las monedas de oro que tiene sujetas en los labios. Y es entonces que Argentino, sin emitir palabra, muy conmovido le estampa un beso en la mejilla de medio minuto de largo. Para luego cantarle una canción de Vox Dei, con un estribillo que dice así: Hay a mi alrededor mas de lo que mis ojos pueden mirar y llegar a ver...
Y muy emocionado, a la vez de respirando profundo, por la nariz, el aire gaseoso húmedo del lugar, entre el canto de ranas y grillos de paso recordando a la madre de Ricardo Soulé, que fue para él como una santa madraza de jamás olvidar.
Y así la tortuga se marcha sin pedir nada a cambio; ni de quejarse de ser esta región un llano aburrido donde no hay pingüinos y focas con quien poder jugar.
Entonces, mas luego de agitar un pañuelo en son de despedida, Argentino de nuevo repara en el colosal panteón griego; con el pensamiento, porque de verlo más bien no ve nada. Calculando que cuando amanezca lo primero que hará es ir a recorrerlo.
No obstante la oscuridad, adornanda de una delgada luna y las estrellas parcialmente visibles, a Argentino le agrada observar el mar tranquilo y la casa a pocos metros de la costa; que solamente habría que mojarse un poco las zapatillas para ir y venir tantas veces como se quiera.
Pero en vez de dormirse en los laureles sale a enfrentar la noche y en el monte a querer buscar ramas caídas para usar de leña; mientras piensa en su amada Naturaleza, que mas que enojada u ofendida por el asunto de las guerras, seguramente se encuentra dolorida físicamente. Por causa de las tantas bombas y misiles que sin duda le queman el cuerpo. Que es el propio aire y la superficie donde se habita.
Y al poco rato de mirar el entorno, observa que la inundación también ha afectado esta región tan abierta; porque por lo visto pareciera que aquí ha llovido un montonazo.
Que cuando regresa, coloca una colchoneta en el suelo, mientras piensa caer desmayado en la tumba de la almohada; donde siempre antes de dormir da los últimos retoques a las conclusiones del día.
Y al haber tomado tanto vino borgoña se siente como alga bamboleante golpeándose contra los acantilados; que vendrían a ser las propias paredes de la prefabricada. Siendo que el interesante estado de embriaguez fue pasando de marejada de arroyo a tsunami del Pacífico.
Pero lo cierto es que al ver una hoja blanca le da por escribir una nota de agradecimiento. Para mas luego colocar el escrito en una botella y arrojarla al mar. Y así es que con trazo uniforme escribe: Gracias Dios, por mandar a Naturaleza para ayudarnos. Ojalá esta botella sirva como un faro para otros navegantes en peligro.
Más luego pasa que se recuesta un rato y se queda dormido hasta el otro día.
Y en el dormir sueña que Tábata entra en el salón llevando una mesa con ruedas, con su corazón sangrando. Que es un corazón enorme como una pelota de básquet. Y él está besando en la boca a Luisa pero su amiga le dice que no sea imbécil y que se haga un examen de adn que va a ver que es su hija. Pero ellos se ponen a comer una salchicha sosteniendo el embutido uno de cada lado. E insiste Tábata en acusarlo de viejo cochino. Al estar arruinando el prestigio por el hecho de sentir tan sólo el sabor de las cosquillas; porque sabe perfectamente que para nada le gusta esa chica; que al escucharla cantar cierra los ojos cual si le estuvieran por dar una vacuna. Pues entonces le quiere propinar una tunda por incurrir en el insesto de una delicada criatura, tratando de encontrar asquerosa felicidad en el aliento que emerge de la boca; porque dicen que pega como una droga recreativa.
Y pese que entre ellos no existen las amargas discusiones propias de una separación definitiva, ahora se arma un debate intelectual acompañado de mucho doble sentido y crudas ironías.
Con además Tábata que lo agrede físicamente propinando pellizcos, con al frente Argentino, vestido de sacerdote, cantando una canción de Vox Dei, que dice: Ayer no más, una mujer en mi camino, me hizo creer que amándola sería feliz...
Cuando de pronto en medio del sueño se pone a darle a su hija lecciones de teología. Explicando que Jesús Cristo significa sanación, y él adora estar sano. Mientras que Jehová es la pura ciencia precisa, y él ama descansar todo los domingos; porque al conocimiento no solo hay que memorizarlo, sino además aprehenderlo. Y así continúa diciendo que Alá enseña a ser buena gente y él adora estar rodeado de amigos y de hombres de bien. Más después están los Budas, que son las loas lógicas a la materialidad; las cosas que nos llevamos por delante y que nadie puede evitar sentir que son duras. Porque se puede negar un milagro pero jamás un accidente de avión.
Cuando de pronto despierta, ya siendo de día, y así mira hacia afuera, con alegría, la vida nada sencilla, pero tan hermosa que no dan ganas de morir. Como primer evento poniendo su mente al servicio de pensar que para nada desea volver a la ciudad pues aquí está de primera. Mas luego piensa que de ahora en adelante, siempre que compre algo, le va hacer una marca para que nadie se lo pueda cambiar por otro parecido. Terminando la reflexión, con la idea de al menos por hoy, prohibirse rezongar por nada que sea superfluo, ni escuchar lo que él mismo elucubra a menos que sean pensamientos optimistas, prefiriendo dedicarse a admirar las ideas puras, en el sentido de sana pureza.
Y pese al sabor de la saliva, de vino y de felicidad, calcula que en el tema de la guerra, aparte del horror propio de la confrontación armada, los conflictos bélicos mundiales acarrean serios problema económicos para el resto de las humanidad. Sacando como conclusión, de algo que lo tiene obcecionado, que los occidentales imperialistas tienen la tendencia de cuando estan furiosos ir derecho hacia al exterminio del oponente. Que éso es lo que los rusos interpretan como nazismo.
Mas luego comprueba que las chicas siguen durmiendo y se reconoce estar satisfecho pasándola tan bien estando solo.
Y así abre los ojos al día; y al hermoso amanecer. A tan solo las seis treinta de la madrugada. Sintiéndose lleno de placer y gloria estando en su amada casa luego de tanto haber naufragado.
Pero siente el deber de salir a inspeccionar, pues no hay que aflojarle a la vida, pero si a los pensamientos negativos; que siempre hay que pasarlos por el tamiz del olvido.
Entonces antes de salir al pasillo, opta por saber que pasa en la habitación donde duermen las mujeres. Que lo tiene sumamente extrañado el hecho de haber tanto silencio siendo que descansan hace un montón de horas. Pero no obstante le parece espléndido que la casa esté tan tranquila, en absoluta paz y armonía; lo que lo obliga a caminar sigilosamente para conservar dicho ambiente ideal.
Y hete aquí que espía por la cerradura y ve a sus dos amores roncando cual si recién ayer se acostaran a dormir por primera vez en la vida.
Pues entonces, luego de desperezarse como un perro, y de volver a inhalar hondo y suspirar aliviado, repara en su amiga Naturaleza, que es cómo decir: pensar en silencio dando gracias por la alegría eterna que lo determina.
Ocurriendo que luego de hacer extenso un saludo expreso al amanecer, por fin sale al pasillo exterior a ver que sucede de extraordinario con aquel fabuloso panteón de Atenas. De paso estirando las piernas a manera de elongación, pues de lo contrario se siente por todo concepto entumecido.
De inmediato no pudiendo evitar hacer una comparación entre la locura de la travesía con el sosiego que impera en su primer madrugada luego de haber nacido de nuevo. Inclusive haciendo un mea culpa, de siendo poco menos que un astemio, ahora estar en situación de borracho perdido; desayunando un blanco torrontes, cómo si tal cosa. De paso añorando, como para quitarse la resaca de encima, una saludable limonada.
Siendo que el motivo de pretender cuidar el agua del tanque a más no poder, es lo que lo impulsó hacia su entrega para con el alcoholismo, ahora mas que nunca debiendo continuar con el modelo proteccionista. Insistiendo para sus adentros en mantener intacta la reserva del tanque, hasta tanto saber como continúa la historia. Y así es que ahora mismo prorroga la rigurosa veda del h2o del tanque, por lo menos hasta comprobar si están defenitivamente a salvo. Que insiste en pensar que lo mejor será seguir siendo prudentes, pues resulta intomable el agua que hay en este sitio; que es como el agua que sale de un calefon con sarro. Diciéndose por lo bajo, que de todos modos nadie se vaya a atrever querer tomar del líquido del tanque; que de momento solamente seguirán bebiendo whisky, cerveza, y vino. Rematando la sentencia como en un final de rezo pero diciendo buena decisión.
Y en contraposicion a la algarabía interna, con tristeza repara en el galápago qué brilla por su ausencia. Y ante la falta del mastodonte amigo, por fuerza, se le impone la imagen de un gran vacío como el de un agujero negro enquistado en el universo.
Y frente a su instinto de conservación seriamente activado, yace aquel maravilloso panteón griego, inmerso en gruesa neblina, comenzando a ganar la simpatía de sus ojos; que no pueden dejar de mirar y anhelar estar dentro.
Pero antes que nada siente la necesidad de orinar. Y así no más hace pis en el río. Sin importarle que Naturaleza le mire el miembro. Más que nada, porque conoce que la esencia de todas las cosas sabe reaccionar ante los acontecimientos importantes que generan los humanos, aunque para nada en esta oportunidad donde evacuar la bejiga equivale a algo insignificante. Pero sin demasiado asombro ve unos bagres con sus bocas abiertas que parecen decirle palabras de bienvenida; de además, otros peces compañeros, que por la pinta deben ser bogas, haciendo percusión y cabriolas con sus bellas colas sobre el aire. En principio calculando que salen a recibirlo de la mejor manera, cómo un coro de su amiga Naturaleza que se encuentra empeñada en ayudarlo.
Aunque de pronto, algo culposo, debiendo admitir que por vivir en un lugar similar a éste, de a poco se fue familiarizado de la tanta belleza de la cuenca del Plata, por ende considerando estar colmado de la excelencia de la región, como consecuencia habiendo perdido la capacidad de asombro. En términos generales, así dejando de apreciar vivamente: La deliciosa húmedad de las mañanas, el nítido croar de sapos y ranas; que sabe que están ahí pero que ni de cerca presta atención como lo haría si fuera música. E incluso ha dejado de apreciar el hermoso piar de los pájaros de cualquier clase de lugar, que es de las cosas que más deschaban su falta de sensibilidad al respecto. Porque de tan acostumbrado, ya no se sorprende de prácticamente nada que tenga que ver con crepúsculos y amaneceres, con eclipses o lunas llenas, con fosforencia o aureolas boreales. Y así le habla a la naturaleza diciendo que aunque esté acostumbrado y deje pasar por alto infinidad de detalles, de todos modos la ama profundamente; y muchos más desde que lo ha salvado de morir antes de tiempo.
Qué como un tonto le hace ver unos surcos sobre el río que dejan las ramas de un sauce por gracia de la correntada. Pues dice que le recuerdan a sus patas de gallo al norte de las mejillas.
Más luego, hablando en serio, le comenta que lo conmueve sobremanera el transcurrir del tiempo y el movimiento perpetuo proveniente de sus entrañas. Alentando a Naturaleza a contestarle por medio del sacudir del viento; pero eso sí, que por favor solamente sea mandando una brisa reconfortable.
Y así bebe tambien cerveza, brindando por la naturaleza del Creador. Mientras tanto él, risueñamente, comparándose con un montañés que se alimenta con cerveza y más luego de apoyar la copa en la boca le quedan los labios como con espuma de afeitar. Donde después, tocándose la quijada, se reconoce estar barbudo, irreconocible, pidiendo al Señor que le vaya a perdonar la pinta de ciruja que tiene.
Aunque a esta hora es aventurado asegurar algo, el clima pareciera conservar la acostumbrada inestabilidad de toda la semana.
Pues hay escarcha, hace frío, pero de todos modos es bien venida la comparsa del clima pues ahora la felicidad es lo único que cuenta.
De pronto, recordando la leña de palos sueltos que se había propuesto juntar, que le hace querer saber si éso forma parte del cuerpo de la naturaleza o es sencillamente un excremento. Que mientras espera la respuesta, regresa a colocarse las botas de goma que tiene en el galpón; además de tomar el machete para abrirse paso por entre la maleza. E incluso empoderado de la herramienta parecida a un sable, Argentino previene a Naturaleza, que habiendo cenado y desayunado alcohol, ahora cuando descienda algo tambaleante quizás pueda provocar estragos hiriendo algún que otro componente del paisaje del lugar. Aunque luego, recuperando la cordura, al instante de descender cambia de parecer y decide dirigir sus pasos hacia la mole de cemento. De paso pidiendo a Naturaleza que lo vaya acompañar. Además prometiendo hacerle de guía turístico y a no dejarla de araca. Aunque, sin esperar un consentimiento expreso, decide que el panteón de tipo griego, que le tiene el nervio óptico exitado, es lo primordial como para dedicar el tiempo sin distraer la atención con otros quehaceres. Y así es que evita preguntar a Naturaleza que opina de aquel Partenón de Nashville. Ademas de reprimirse saber, si teniendo tantas bellezas en su haber, se puede llegar a sorprender de complejas construcciones arquitectónicas.
De paso rezongando acerca de la neblina exitada que impide ver con claridad aquel panteón de tipo griego, como salido de escuadra y apoyado sobre la maleza que lo rodea. Pero finalmente claudica en el propósito de ser medido, y termina por preguntar sino siente cierta envidia de la magnificencia de aquella verdadera fortaleza. Que por lo menos para él, del tanto misterio que despierta en su alma, se le hace imposible permanecer callado sin expresar algarabía.
Pues entonces desciende y empieza a dirigirse hacia allí, solicitando a su virtual compañera que por favor lo acompañe; que bien vale la pena ir a inspeccionar en detalle. No sin antes dejar aclarado, que él, por su parte, le dice panteón griego pero quizás se trate de una antigua mansión de estancia con galpones adosados, evidentemente deshabitada, que además, por lo que se puede observar, carece de puertas y ventanas. De paso haciendo ruegos hacia la excelsa Naturaleza, de no ser como esas mujeres quisquillosas que se asquean de ver un beodo perdido. Jurando al cielo que en el día de la fecha y hasta que venga la noche, tiene pensado consumir alternativamente cerveza y vino; vino y cerveza. De paso alertando a la fauna del lugar, para que cuando más luego practique algún disparo de carabina: todo el mundo cuerpo a tierra.
Y entonces se dirige hacia la fabulosa construcción hasta por fin acercarse lo suficiente. Pero de momento pudiéndose animar tan sólo acariciar con los dedos la pared de entrada; que cuando lo hace escucha sonar el celular de Luisa. Para lo cual le dice a Naturaleza que lo espere que enseguida regresa. Y así sale corriendo, pues se hace urgente atender antes que corten. Que encima tal vez se trate de Bety Nilda y acaso la convenza de mandar una patrulla para ayudarlos a regresar hoy mismo. Entonces sale a toda prisa para atender el llamado antes que corten. Que enseguida de salir como bala, solicita a Naturaleza que lo espere o si lo prefiere la invita a conocer su casa. Y así es que dejando un zurco en el mar logra llegar sin resbalones. Pudiendo localizar el aparato por el nítido sonido. Con lo cual atiende la llamada justo cuando se corta. De todos modos alcanzando a decir hola, además de preguntar si se trata de la madre de su hija. De manera infructuosa contando que la casa salió flotando. Que quien quiera que sea, si pude hacer el favor de dar aviso a la prefectura. En vano solicitando que tome nota. Que están en la bahía de Samborombón. A la altura del río Salado. Pero finalmente se percata que está hablando solo. Que se ha cortado la llamada. De paso maldiciendo la falta de paciencia de quien sea que haya querido comunicarse.
Aunque de todos modos se tranquiliza al saber que los pensamientos están encerrados dentro de la cabeza; porque en lo único que piensa son en puras maldiciones. Insistiendo en remarcar que a los pensamientos complicados de a poco los irá ha transformar en amnesia.
Mas luego pidiendo paciencia a Naturaleza, solicitando regresar al panteón griego; pero eso sí, llevando el celular por si llaman de nuevo. Jurando que en adelante dejará de hablar en voz alta para solamente pensar en silencio. Invitando de nuevo a su compañera a ir juntos hacia el monumento.
Pero ocurre que de pronto el viento dibuja una magnolia sobre la superficie del panteón griego.
De inmediato Argentinos solicitando que Dios le explique si Naturaleza fue quien hizo éso. De improviso prestando atención pormenorizada acerca de con qué material está hecha la edificación. Enseguida observando que tiene una textura extraña. Difícilmente hecha por albañiles profesionales.
Cuando de pronto su mirada choca con una libélula, que Argentino ingenuamente cree, se está rascando la espalda.
Entonces Argentino de la tanta admiración que tiene, se le traba la lengua; y ayudada por el alcohol por momentos se le queda aletargada. Porque pasa que todo el enorme monumento es absolutamente de arena; y ante ello no existe quien pueda permanecer inmutable. Que en lo referido a opinar sobre algo que sea demasiado contundente, opta por tomar el atajo de un léxico mundano que sabe emplear un modo simple y bulgar para describir una cosa inmaculada, para lo cual amablemente dice: ésto es una masa. Al momento dedicado a brindar por medio de un cantimplora, donde se ha percatado de llevar cerveza mezclada con whisky. Haciendo un comentario dirigido hacia su compañera Naturaleza, referido a que pareciera ser que un hiper gigante quien hubiera hecho semejante castillo. Entonces remata la idea con una ocurrencia referida a que dicho gigante ha de ser el intendente de Punta Piedras. Con lo cual ríe estrenduosamente pero con un risa ahogada que le provoca profundo catarro.
De todos modos a hurtadillas se decide por penetrar otro poco en el panteón griego.
Como primera impresión, insistiendo en repetir que se trata de una fabulosa construcción hecha solamente de arena; de una arena limpia de la que sólo existe en el desierto.
Que quisiera poder mantener la calma y permanecer callado, pero que calcula que le va a resultar imposible, entre otras cosas pues se siente obligado de explicar al detalle todo asunto que lo estremece.
Y así, de la tanta admiración, se pone a cantar como Luciano Pavarotti: oh sole mío, cual piu mai vento, el sentimento de la emocioneee...
De brazos abiertos, de cara al cielo, de paso queriendo demostrar el cariño y el respeto que tiene por todo lo que existe en la bahía de Samborombón. De inmediato solicitando a su amiga Naturaleza, que observe lo que provoca su poderosa voz haciendo caer una garúar de arena del techo. Que entre las notas de su canto optimista, se escucha un crujir de la losa; que se ve acompañada de unas voces fantásticas parecidas a los coros de Pink Floy, venidos de una dimensión cercana; sustentada por una lúgubre mañana con luna en cuarto creciente. Ocurriendo que ante el pequeño descalabro, de comenzar a caer arena de manera sospechosa, se lo termina por adjudicar a la sesión de canto. Por tanto, ante un posible peligro, decidiendo modular el volumen de sus dichos.
Cuando de pronto el viento dibuja girasoles en las paredes interiores; por ese hecho quedando mudo por varios segundos de verdadero estupor.
Que como no podía ser de otra manera, Argentino se lo adjudica a las propias bondades de Naturaleza. Diciendo que suguramente ella se expresa así por estar sumamente compungida. Pues hay muchos refugiados con toda clase de problemas en Medio Oriente. Y sumado a ello, en las estepas rusas irrumpe el ejército ucraniano en replicar la invasión de su territorio. Que hay muertos por todo el campo de batalla; y hasta en los propios cementerios improvisados de urgencia; calculando que por ello, su amiga no logra reprimir su accionar desesperado.
Pero no obstante la seguridad conque expresa su sentir, solicita un momento como para recapacitar sobre lo que sucede de raro; aunque por ello el universo pinche neumático y deban andar sobre ruedas con forma de huevo. Necesitando unos minutos para analizar lo que está ocurriendo en el querido panteón griego. Aunque a juzgar por el descalabro de arena, aún sea hablando, prefiere continuar expresando su ataque de verborrajia de una manera más recatada. Y debido a que el piso es de arena dura como el asfalto pero que lo siente estar temblando. Donde además los faroles de los costados tambien sueltan algo de arena. Pues entonces opta por dejar de hacer tanto bochinche, a cambio empezando a interesarse por saber cuanto mide la inmensa catedral.
De Este a Oeste comenzando a contar los pasos. Llegando a la suma de cincuenta sin llegar a la tercera parte de la edificación. De enormes ambientes que en algunos sectores están abarrotado de muebles de arena.
Pero al momento de empezar a presivirse renovadamente admirado hasta el colmo de sentir escalofríos, de nuevo comienza a escuchar una música extraña, acompañada de un órgano de iglesia, pareciera. Al rato de mirar para todos lados, dándose cuenta que se trata del celular de su hija. Balbuceando que menos mal que lo trajo. Por tal motivo debiendo enfrentarse con una video conferencia. Reflexionado en resultar muy positivo el poder ver a la gente mientras se habla; pudiendo permanecer confiado de con quien se enfrenta.
-Hola. Quien es? -dice super emocionado; mas enseguida con algo de decepción reparando en que no se trata de Bety Nilda.
-Quien está del otro lado? Ah, si, si.
Hola linda muchacha. Vaya que la estás pasando bonito. Así galopando en un caballo sobre la geografía de una playa junto al mar. Magnífico, muchacha. Te felicito.
Seguramente querés decirle algo a tu amiguita del alma; pués me parece muy bien, pero va a ser mejor que me lo digas a mí; que después se lo transmito. Entendido?
Pasa que ella ahorita está durmiendo. Pues dale, decime lo que querés; que cuando se despierte le repito lo que vos me digas.
-Hola? Don Argentino? Me puede ver? Qué bueno que se encuentra bien. Yo a usted lo veo perfecto. Está allí mi amiga?
Antes que nada quiero que sepa que aquí hay un mal entendido.
Ay, que vergüenza siento. Mi amiga se llevó la guitarra? Le quiero prevenir acerca de esa chica; es una embustera. Una embaucadora. Una mentirosa de los mil demonios.
En cuanto a lo muestro... No sé por donde empezar...
-Lo nuestro? Y a usted quien la conoce?
El colmo. Se esfumó la imagen. Hola. Hola, me escucha, por lo menos?
Mire, señorita, quisiera saber si usted podría llamar a la prefectura y decir... Maldición! Se ha cortado la comunicación por falta de batería.
Confianzuda la muchachita, eh...
Qué hacer?
Y así de predeterminado por un nuevo motivo de preocupación, decide hacer oídos sordos y seguir con lo que venía haciendo. Que era querer saber cuánto mide el panteón griego; para lo cual de nuevo empieza a medir a partir de donde está parado, comenzando desde el número cincuenta.
Por un momento dudando de si aquel coro tan bonito del principio, acaso no fuera el propio celular sonando en una primera llamada.
Cuando de pronto levanta la cabeza, rendido de querer escudriñar en la intimidad de Naturaleza, y mira que en la dirección opuesta a la entrada principal, lugar hacia donde dirige sus pasos, pero del lado de afuera, hay
una larga fila de elefantes de arena, de tamaño real. Salvo el primero, tomados con las trompas de la cola del que tienen adelante. Qué sus ojos no paran de contar paquidermos en fila india; hasta perdersele la vista en el horizonte que descansa en la ruta Once.
Un mundo ideal que lo deja pasmado, al borde de la ceguera por el tanto extasis.
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Y al instante pensó que si acaso los elefantes fueran reales y en estampida atacaran la prefabricada donde descansa su primogénita, seguramente él se vería obligado a meterles balas en el cerebro; claro está del cariño que siente por esa chica; siendo suficiente motivo como para no errar ni un disparo.
Pero al volver a la realidad que indica ser todo lo contrario. Pues lo que tiene enfrente se trata de una ofrenda extraordinaria. Comienza a imaginar que desea corresponder los favores de su amiga Naturaleza, con algo que realmente aprecia casi tanto como la integridad física de Susana. Para lo cual se pone hacer cálculos de lo bonito que le quedarían unas monedas pegadas en la frente de cada uno de esas esculturas. Que de inmediato le anuncia a Naturaleza que irá hacer dicha patriada colocando la ornamentación a la altura de donde nace la trompa. Y si el tiempo se lo permite hasta agotar el contenido del tarro.
Más por la idea, su mente a quedado super maravillada por los efecto de una emoción indescriptible; y por lo visto doblemente ayudada por los efectos del cóctel de alcoholes.
Insistiendo en querer darse el gusto en vida de hacer posible esta realidad de invertir en devolver parte del favor con todo el capital que tiene dentro del tarro.
Pasa que al Argentino entender que el planeta es un ser vivo separado de Dios, aunque seguramente, para que negarlo, y con ellos llevar la contra, con algún tipo de vínculo estrecho. Pero no obstante concidera que la vida de Naturaleza seguramente debe estar independiente del resto de los otros seres vivos que conforman el universo; que son los demás astros. Pues en la realidad de sus conjeturas calcula que lo que esta ocurriendo se corresponde con una viva expresión de la naturaleza; ya sea de dolor por el bombardeo diario, o porque le agrada conversar con él mismo. Para lo cual apuesta el trasero a ser su amiga Naturaleza, quien ha esculpido el panteón y los elefantes; además de mandar la tortuga en compensación del naufragio. Y el porque se lo adjudica al hecho de ser un hombre modelo de un ideal. No un dios, sino más bien un hombre amante de la paz, dueño de una gran capacidad de incidir en terceros. Pero no obstante insiste en pensar que todo lo que sucede a su alrededor, se da por gracia de las propias sensaciones de la naturaleza, por medio de un discurso sin igual colocado en la realidad en favor de un hombre comprensivo. Que muy probablemente de carácter sufriente sea todo este derroche de expresión existencial; debido a las tantas cosas tremebundas que sufre el medioambiente.
Y precisamente por todo lo que ella le ofrece, él ahora necesita, con sumo agrado, hacer un aporte con su tesoro en apoyar las expresiones más íntimas de su amiga confidente.
Entonces, el valiente Argentino, va por las monedas para darse ese gustazo de llevar adelante la misión que su conciencia le ordena. Por tanto saliendo corriendo en busca del cofre de plástico.
Qué avanza como el conejo detrás de la zanahoria. Qué dispara cómo el ratón que huye del gato; y cómo el gato que escapa del perro sabueso; y cómo el policía que corre detrás del carterista. Como lancha de carrera que va dejando una estela cargada de espuma. Casi como galopando cual la señorita que acaba de llamar; y que por nada se puede quitar de la memoria. Pero que no obstante Argentino piensa que su hija Susana es merecedora de su confianza plena, en contraposicion del llamado farsesco de aquella glamorosa señorita.
Y cuando por fin llega y agarra el cofre, enseguida expresa sentirse como el colibrí frente a la flor dueña del polen. Que luego de mirar como siguen durmiendo las mujeres, regresa al panteón donde lo esperan los elefantes para hacer cumplir con la promesa de vestirlos con algo acorde con su belleza. A cada paso soñando que cuándo llegue, le irá a colocar a sus elefantes queridos una ofrenda para que vayan a lucir esplendorosos.
Así calculando que la tarea le ha de llevar el tarro entero, mas, medio día de trabajo, por lo tanto dudando mucho de llegar a cumplir con todos.
Además de sentirse sumamente preocupado por ser sorprendido por las chicas debiendo explicar la gran aventura vivida con la tortuga y ahora esto último de tan difícil aceptación. Pero en definitiva a quien le importa escatimar esfuerzo en situación tan especial, y en cuanto a explicar dirá sin tapujos lo que ha sucedido.
Y casi llegando, ya habiendo cruzado el salón de arena. Vuelve a pensar en aquel extraño llamado de la video conferencia, diciéndose por lo bajo que no cree haberse enamorado, pero no obstante esa muchacha, de camisón blanco con algo de transparencia, galopando al borde del mar, le hubo parecido un suceso por demás enigmático; casi tanto como si la muchacha fuera una pariente cercana.
Y habiendo llegado a destino, se pone a trabajar en la cuestión de joyería. A viva voz dedicando la acción a su amiga Naturaleza. Excelso ser de lujo comparado con algo tan insignificante como un gestor de trámites. Así mostrando a los paquidermos el tarro negro que trajo, al cual con total seriedad llama cofre. Que resulta ser un tarro, que de origen trae envasado dos kilogramos de polvo vitamínico, donde Argentino guarda las monedas como para preservarlas de la corrosión del tiempo.
Y de paso le cuenta a los elefantes la historia de ese cofre haberlo tenido escondido debajo de la casa. Hasta que la creadora de ellos se fue a expresar con el tremendo temporal y la casa salir flotando. Y también les cuenta, que después lo tuvo qué ir a buscar teniendo que bucear a la altura de la confluencia del Río de la Plata con el propio mar Atlántico. Que por ello lo quiere al pote y lo llama cofre, porque tiene tapa a rosca y las monedas están herméticamente selladas; protegidas cual si estuvieran en la caja de seguridad de un banco.
Y además les enseña, en el sentido de mostrar, que de paso ir a buscar las monedas se vino con un restito de borgoña de Mendoza; al que va a rematar con un largo beso en el pico.
Pues entonces al primer elefante le coloca un Dinar de oro en el medio de la frente. Que como había pensado con delicadeza se lo aplica de manera superficial. Moneda de enorme valor, perteneciente a los imperios islámicos medievales.
Y así inicia la misión de embellecer aún más esta larga fila de increíbles paquidermos de arena. Trabajando en serie, siempre lo mismo de ir tomando al azar monedas del tarro, y una a una, prolijamente, hundiéndoselas en las frente.
Un San Jorge victorioso de Rusia para el décimo. Chervonets también, de Rusia para el undécimo. Con sucesivamente, Vreneli Suiza, para el siguiente; que hunde en su agraciada frente con pasión controlada y delicadeza. De paso reparando en lo bonitos que están quedando.
Que se siente que se eleva al cielo en plegaria por la felicidad de ser galardonado con esta gratísima posibilidad de agregar un bello aporte para el alma del planeta Tierra.
Soberano del Reino Unido, con antiguo valor de una libra esterlina, para el elefante número veinte. Y así con fuerza de voluntad avanza pegando monedas tras monedas; montado en enorme entusiasmo bajo los rayos del sol de ya entrada la mañanita.
Cada tanto saludando al sol, prometiendo trabajar hasta morir de cansancio.
Ocurriendo de raro, que mientras coloca moneda tras moneda, comienza a sonar una música; ayudada del viento. Donde él, mientras la degusta con los oídos, suma un enérgico tarareando. Conmovido de apreciar la tanta belleza descomunal, dedicada para todo los sentidos. Que hasta el río Salado y sus alrededores parecieran quedar atónitos. Siendo que cuánto mas monedas adhiere, a las robustas frentes, más imponente se escucha la dichosa música.
Cuando de pronto se acuerda del aparato celular y suelta el tarro comenzando a revolver en el bagayo.
Que mientras tanto observa cómo por gracia del sol las monedas lucen cuál faros delanteros de motocicletas de alta gama. Y así es que encuentra lo que con desesperación busca, mientras la música sigue sonando. Y hete aquí, que resulta ser que el celular está por todo concepto apagado. Para lo cual Argentino deja caer sus hombros y piensa en la tanta pasión de Naturaleza por el amor al mundo; que brinda obras de arte sin importarle dedicar su talento a un solo espectador.
Encima el cielo rosado bestido de nubes de terciopelo que hacen temblar de emoción el corazón de Argentino. Que a esta altua de los acontecimientos se siente el mejor de los vagabundos, entre un cielo delicado cargado de finos nubarrones, que obedientes van pasando por encima del panteón griego y los elefantes, de paso descargando una garúa excepcional, que le aviva los deseos de llorar cómo para evitar un trance de demencia senil.
Entonces, por todo lo que sucede de metafísico, Argentino extrae de su mente una conclusión que tiene que ver con que a su parecer los dioses del Olimpo (todos en un paquete menos Zeus) vendrían a ser su propia amiga Naturaleza, con su prisma en acción haciendo ver sus diferentes caras; cómo cualquier persona que por la mañana está extrovertida en su fiesta de boda y por la noche super tímida ante el primer encuentro amoroso. Que en definitiva, la vapuleada naturaleza reacciona como puede, ante la acometida del incisivo depredador. Pues sí hay algo que nadie puede negar, es que son los propios humanos los responsables de las permanentes agresiones que el planeta recibe.
Para finalmente, en el fragor de la faena, Argentino, rememorar aquellas vacas sueltas de la India, conviviendo en paz junto con los habitantes; además acompañando el hecho de evocar, tarareando una letra improvisada que en el relato lo describe adornando elefantes sagrados como bovinos del Ganges recibiendo mimos; a la vez de ir formulando una promesa que tiene que ver conque para antes del mediodía toda la manada ha de lucir de gala para recibir con alegría la reacción, o respuesta, de la amada Naturaleza. Que sí entre los dientes tuviera oro también se lo pondría a las gigantes bestias. De inmediato imaginando que todo lo contrario a un pétalo de alcaucil es una oreja de elefante; y con una moneda de oro en la frente del paquidermos número treinta y nueve, invita a Dios a regocijarse junto con él de ir haciendo posible su tributo hacia Naturaleza. Además haciendo puro alarde de en vez de vulgares monedas de estaño o plomo, de punta de pies estar colocando oro puro de un montón de quilates. De inmediato haciendo votos para que los bellos elefantes se mantengan eximidos de la corrosión del tiempo; así para cuando pasen muchos años, ellos, juntos con el panteón, seguir intactos camino a la eternidad. Y así continúa sacando cuentas de la noche verse aumentada de pequeñas estrellas que son esas medallas que coloca; y que jamás se han de apagar.
Que cómo el campesino que arroja maíz a sus gallinas, del color del sol y del sabor de la buena vida, Argentino no para de adornar la larga fila, orgulloso de percibirse ganador de los nuevos tiempos, con el orgullo azulado de tanto mar y tanto cielo. Que en estos precisos momentos, sus ojos, reflejan la luz del oro, la del mar, y la del cielo; de asimismo el gris de la prefabricada. Embriagado de emoción y de alcohol de diferentes bebidas, mira hacia el final de la fila, no encontrando un límite para satisfacer la curiosidad de sus pupilas. Que parece seguir como reguero de pólvora hasta llegar a la mismísima carretera. Pero igualmente se siente satisfecho de hasta al momento tener el tarro descendiendo en función de algo sublime. Con gran seriedad, a modo de agradecimiento, cual si los elefantes lo pudieran escuchar, felicitarlos de haberse portado fenómeno, con relación a la conducta allí quietecitos sin quejarse de dolor de cabeza alguno. Agregando que siempre a esta hora se encuentra en el banco, o en las oficinas del registro del automotor, serio, cumpliendo con el deber de hacer bien las cosas, pero en cambio hoy, se sabe libre como un cóndor en la propia cordillera de lo Andes. Qué ha podido darle rienda suelta a la creatividad del alma en explayarse a su antojo.
Pero no obstante el entusiasmo, repara en las precipitaciones que continúan amenazado, asegurando que de largarse a llover en serio, sería un verdadero problema pues los elefantes tenderían a debilitarse. Escuchando lejanos truenos de los cuales ignora el porqué suceden si el clima venía con tendencia a estar mejor. Lo que lo hace reparar en que aquí también ha llovido de lo lindo, habiendo estado todo inundado igual que en Punta Piedras.
Aunque, sin embargo, se siente satisfecho pese a calcular jamás poder llegar al final de la fila. Siendo que su alegría adquiere la forma de un enorme esplendor, al ir apreciando la obra aunque más no sea concluida en una mínima parte; con lo cual exhala música que cómo humo de un cigarro se funde con el aire de la hermosa bahía. Sintiendo que del tanto trabajo el dedo índice le va quedando acalambrado de hundir monedas en la frente de los bellos elefantes; para nada importando su dolor si lo que cuenta es embellecer lo que es dedicado para Naturaleza.
Pero de pronto observa cómo, estrepitosamente, el elefante al que le acaba de pegar una moneda, de golpe y porrazo, se empieza a desmoronar como toro en la arena de la plaza.
Exigiendo que alguien le explique cómo hacer para aguantar la desazón; que de sentirse un hombre cabal ahora parece una vieja que lleva pollera larga hasta los zapatos; sintiéndose marginado de la posibilidad de llevar un desenvolvimiento magistral.
Preguntando al Cielo qué pasa que ya mismo se caen las esculturas de manera inexplicable. Por tal motivo, asumiendo la decisión de mejor regresar al panteón griego a ver que sucede allí de malo. Donde sin excepción siguen cayendo los elefantes de la misma forma en que aparecieron.
Con a su lado, el pobre Argentino, devastado, que se persigna, exclamando a la estratosfera que sin excusas le explique por qué ha cambiado de opinión en querer destruir su hermosa obra. Mostrando sus mejillas humedas de llorar sin consuelo. Solicitando comprensión de tener que verbalizar el terrible dolor que debe soportar; no pudiendo permanecer indiferente a la tal destrucción. Sin vergüenza echando en cara al inframundo el sufrir tanto hasta adquirir la forma de un centauro, mitad asno y la otra mitad una mariquita que se lamenta sin poder detenerse a pensar el motivo de la decisión de su amiga incondicional. Nuevamente permitiéndose maldecir por la lógica consecuencia de aquí suceder una verdadera tragedia. Además viéndose en la necesidad de pronunciar el lío en voz alta para que Naturaleza lo escuche y se abstenga de destruir el panteón. Por tanto gritando a los cuatro vientos su dolor, sintiendo el cuerpo lleno de arena. Que hasta al alma le ha llegado la larga cordillera de arena.
Además diciendo que aunque todos los elefantes hayan caído formando un sendero interminable, asegura que de inmediato irá a seguir poniendo monedas en el panteón. E incluso promete hacer una cruz de oro; para más luego ponerse a darle millones y millones de palmadas a la edificación para así apelmazar la arena.
Aunque, ocurre de diferente a lo que desea, que un vez llegado al panteón, levanta la cabeza para mirar el techo, y pasa que se le llenan los ojos de arena, no quedando otro remedio que retroceder en dirección hacia la otra salida; pues queda claro que el panteón también se está desmoronando.
Pues entonces mira la casa prefabricada temiendo que se esté hundiendo. Y agradece al magnánimo que esté flotando, deliciosamente bajo la inercia de una calma lisa como el cutis de Susana.
Sin embargo, se ve obligado a salir corriendo y retroceder. Que en el apuro de la retirada se lleva una mesa de arena de estilo Luis xv por delante. Quedando como un cascarudo que se revuelca patas para arriba. Y así su instinto de conservación, junto con el sexappeal, fueron a parar al mismísimo demonio. Debiendo retroceder como puede, arrastrando el cuerpo como un lagarto en dirección a la salvación. Con encima el aroma del vino que lo retrotrae a estar en una bodega colmada de barriles. Para ya llegando al final del túnel, darse aliento psicológico cómo para tratar de no caer en la desesperación y el pesimismo. Pero aún así, ante la evidencia cruel, le queda la mente inmersa en la más pura devastación, con ideas negativas, impregnado de tristeza y desolación.
Sintiendo deseos de reprochar a su amiga Naturaleza el hecho de ocasionar tamaño derrumbe; aun sin alcanzar a entender el motivo del mismo. Por tanto dándose perfecta cuenta de carecer de la capacidad de entender el futuro. En cuatro patas gateando como un ternero tratando de encontrar la salida. Donde ya nada mantiene su forma original; y todo es puro desmoronamiento.
Finalmente el panteón se fue transformando en un complejo médano de arena limpia. Que quisiera poder tener la capacidad de levantar de nuevo las esculturas, pues se siente mutilado por la arena que fue cubriendo algunas partes de su cuerpo. Qué cómo milanesa, empanado ha quedado desolado y triste. Siendo su cara pura expresión de cansancio y angustia. Con su vestimenta también exhibiendo el material que perfectamente se complementa con la cal y el cemento cómo para construir algo duro.
Y así las aves del lugar baten alas cual si fueran palmas que están aplaudiendo la escena final del panteón y sus elefantes. Y en la mente de Argentino continúa el sonar del desánimo. Pero en el fondo de su corazón sabe reconocer que sólo por la misericordia de Naturaleza es que no pereció aplastado por el panteón griego. De inmediato haciendo la reflexión de seguramente el universo estar compuesto por tantos astros como granos de arena en la manga de su chaqueta. Con lo cual se ordena regresar a la casa aceptando lo sucedido, cómo algo que resulta imposible de denominar con otra palabra que no sea derrota; negándose a renegar con resentimiento por el hecho de ser una decisión de Naturaleza.
Y ya llegando a la prefabricada, cuál si regresase luego de una prisión de veinte años. Con el orgullo desafinado y la bronca como bombo de una comparsa. Por la ruta de la aristocracia va entrando a la Chismosa, tratando de consolarse con la idea de tener una heredera a quién dejar tanta cosa linda. Por cierto con deseos de despertar a las chicas y avisarles que están a salvo; por lo menos éso, pues el resto seguramente será una sonrisa de compromiso. Y así llega con ansiedad de poder descorchar otra botella de champagne; porque seguramente Naturaleza sabe lo que hace y entonces quiero retomar la ruta del optimismo.
Piensa que fue a tratar de abarcar el mundo con la grandeza de un elegido y ahora a quedado arrebatado de la mitad del tesoro, con encima las monedas sepultadas bajo la arena.
Pues entonces, ante la sensación de amargura que le acrecienta la sed, y con apenas sobre la línea de los comisuras una leve máscara que sonríe, Argentino se va convenciendo de mejor dar vuelta la página y ponerse a observar la espesa neblina dando paso a un día agradable, de así poder hacer planes de permanecer hasta el día lunes.
Con más luego el fuego de la salamandra renaciendo con hojarasca nueva. Que va avivando con soplido uniforme afectado de la agitacion que aún conserva, haciendo que las llamas se vean de colores por la fortuna de introducir hojas de los magazines.
Además, está sudado y sucio, pero se prohibe utilizar el agua del tanque. Y entonces así de desprolijo lucha en ahuyentar el humor endiablado que se mete en su persona. Pues quiere conservar a flor de piel el buen caracter que lo caracteriza donde nunca nadie se atreve a querer doblegar esa virtud en sentido contrario. Y sabe que las chicas siguen durmiendo, aunque por momentos duda de si no estarán muertas. Que cómo parte de una recuperación alza la botella para brindar hacia la puerta del dormitorio, por estar todos sanos y a salvo. De igual modo agradeciendo a Naturaleza todo los favores, que con ello se siente más que conforme; por todos los medios tratando de meditar antes de maldecir, tranquilizando su carácter resentido otorgando espacio a una nueva fe; bien regada con agua bendita de hacer florecer capullos de optimismo. Porque impregnado de congoja, se reafirma nuevamente en la fe y en la palabra atinada y justa. Diciendo en voz baja, que así como hubieron logrado salir ilesos del bravo océano, ahora todo lo que pasó con el derrumbe, por misericordia, debe dejarse archivado hasta un nuevo comienzo. Pues entonces sobre su rostro la mueca del dolor desaparece saliendo a flote una sonrisa de capitán que supo cruzar de un continente a otro. Con nuevamente sobre su voz el sonido de la fe, que vuelve a dictarle que nunca una sombra lo podrá matar; puesto que lo sucedido es algo circunstancial con relación al naufragio. Que mejor tomarlo así y de última ponerse a vender arena por Internet.
De nuevo pensando en todo lo que hubo ocurrido, consolando al espíritu con saber reconocer que de última ésto reciente que pasó fue una brava experiencia que supo sortear con éxito. Con lo cual la conmoción de a poco se va yendo con cada palabra que pronuncia. Pues entonces mejor opta por dejar de monologar y volver a sonreír con mueca de felicidad total. Por tanto antes de ponerse a maldecir, se dice para sí mismo, que mejor será por un rato callar dando paso al canto. Con ello tomando la guitarra y colocando el instrumento sobre su falda.
11-
Careciendo de cultura alcohólica, Argentino siente placer de tocar la guitarra estando beodo; que lo transporta a un limbo muy especial.
Por tanto rasgea las cuerdas a la vez intentando pronunciar una combinación de palabras cortas, inmerso en fabuloso contra sentido, de por un lado sentirse hundido en un pantano de errores, más por otro, alegre de tener la costa como para él solo. Entonces fija la mirada en la puerta de la salamandra, buscando consuelo en las llamas, que le saben a odaliscas que le bailan haciendo aporte de renovada esperanza. Que conciente como el que fuerza un candado, luego de invertir el tiempo en un rotundo fracaso, ahora se debate con el tema del insesto que le viene pisando los talones; pero que deberá enfrentar poniendo un poco de orden y de paso evitando el pecado. Álgida cuestión que le congela el alma; mientras que con Naturaleza, es algo sano que desearía ser dueño de un circo para poder compartirlo en sociedad; mientras explica al público las diferencias con los milagros.
Y sumado al desconcierto de tener que hacer equilibrio en una cuerda floja, su mente le niega respuestas necesarias para poder calibrar el ánimo instalado en el pasado reciente. Que como saldo le hubo quedado un médano al frente, con una larga pila de arena que se interna en el campo. Donde, por sobre todo el disparate, además tiene sepultada cantidad de monedas que debería ir a recoger cuánto antes. Además no pudiendo parar de preguntarse cómo hacer para explicarle a las mujeres la experiencia vivida, sin que se pongan a reír y lo tomen para la chacota.
Pero al tener la guitarra en el regazo trata de componer un tema que pueda reflejar el cóctel de sensaciones tan diferentes. Solamente balbuceando incoherencias que lejos están de poder conformar una deliciosa melodía. Con encima tener escasas ideas que finalmente le desaparecen como burbujas en un recipiente de boca ancha. Costándole horrores hilvanar pensamientos ilustres, fuera de los conceptos que de costumbre maneja. Que debido a la realización de hazañas ejecutadas con la sensibilidad propia de un ser viviente, vuelve a ponerse a pensar sobre el anclado tema sobre su postura acerca de Naturaleza. Donde los militares en vez de cobrar por las virtudes expuestas, deberán pagar por las macanas que hacen. Porque hasta el momento la naturaleza está siendo agredida por las bombas; que para nada es casualidad que lluevan meteoros como respuesta. Porque la naturaleza del planeta es parte integrante de la naturaleza del universo,
pués entonces tal vez los enojados sean los otros astros del sistema solar que desean ayudar a Naturaleza a defenderse de las tantas agresiones.
Y así, de pensar en modo pensador griego, Argentino empieza a vislumbrar la posibilidad de estar siendo el centro del universo, donde todo gira en derredor de su persona. Pues los astros y galaxias acuden a salvaguardar a Naturaleza; y por su parte ella lo elige a él para que lo represente. Para lo cual allí se ha formado el circuito donde Argentino es el único pivote.
Más luego de soñar despierto comienza a preocuparse por lo mundano. Que por tanto se levanta a mirar en la habitacion, nuevamente corroborando que las chicas descansan como Cenicientas. No obstante sabiendo agradecer el aporte de calor que el intermitente sol le va imprimiendo a la Chismosa, por ello dejando de preocuparse por las quejas de las mujeres al no haber leña.
Por su parte el viento juguetea entre las delgadas paredes haciendo sonar un silbido constante.
Cuando de pronto, al ver algunas goteras, con sus correspondientes manchas sobre el suelo, Argentino se pone de cierto mal humor llegando a maldecir esta contingencia nueva. Que para nada se avergüenza de escuchar lo que dice en voz alta sino más bien de lo que piensa en silencio cuando maldice a propios y ajenos. De inmediato, cuál un investigador privado, poniéndose a observar esa agua, que parece trae adheridas partículas de algas marinas, sin duda tratándose de líquido proveniente del océano. Entonces, como es lógico pensar, se pregunta cómo es que a llegado esa agua limpia hasta el techo de la casa. Para lo cual, sin esperar a que ángeles le vengan a resolver el enigma, mira hacia el horizonte y comprueba que el clima sigue relativamente inestable pero sin llover una gota; por tanto preguntando a Naturaleza de dónde provienen las tales filtraciones que emergen al unísono. Sumado a que olfatea el aire y solo siente olor a calamar crudo.
Y sin dejar de reconocer la cierta tendencia a su favor del vaivén de los pesares, a decir verdad, un tanto de miedo lo embarga el otra vez volver a comenzar el cachengue. Considerando que el susto que siente es justificado pues nuevamente están ocurriendo cosas propias de un ser que le reclama por las injusticias de terceros.
Entonces toma los anteojos y examina de nuevo el agua cual si fuera una muestra de laboratorio; hasta el extremo de hacer una degustación pormenorizada.
Cuando de pronto, una ventana se abre de golpe sin que haya ocurrido una ráfaga importante.
Más, por otro lado, por la puerta principal, que siempre se encuentra entre abierta, asoma un brazo lleno de cráteres lunares. Al segundo, pasando lo mismo pero por las otras aberturas de la casa, donde se meten otras extremidades llenas de ventosas.
Pués lo que ocurre, es que un pulpo monstruoso, de tamaño descomunal, tiene agarrada la prefabricada de costado. Que haciendo movimientos delicados por medio de contracciones muy precisas, arrastra la casa hasta montarla sobre la propia costa. Donde, mientras tanto, Argentino evita decir lo que piensa, tratando de no emplear la fuerza bruta. Primero quedando como petrificado al sentir impotencia. Más enseguida, con carácter aguerrido, en vano echándose a la tarea de intentar despegar la punta del enorme brazo que entró primero. Siempre por temor a que le destruyan la prefabricada. Que siente miedo mezclado con deseos de ponerse hielo en la espalda para comprobar que no está soñando.
Aunque finalmente decide priorizar la conducta de mirar hacia el cielo, creyendo poder ver reflejado el espectáculo en las nubes. Aunque el firmamento, indiferente, solamente le devuelve la imagen de un día gris con el sol asomando cuál el rostro de un comediante que corre levemente el telón para saber cuantos espectadores hay en la sala.
A los tentáculos de los brazos superiores, se le deben sumar la friolera de otros que agarran de los distintos sectores. Todo el enorme ser haciendo movimientos con contracciones suaves, así trasladando la casa hacia el propio médano de arena. Sucediendo que la polarización de los sentidos de Argentino, de golpe cambia de la duda al asombro. Con finalmente pensar que tal vez se trate de una topadora con una carrocería de pulpo perteneciente a la reserva de Mundo Marino. Por lo cual cree tener un ataque de nervios pero solamente se trata de un flor de susto.
Aunque, en definitiva, la realidad indica que en efecto se trata de un ser vivo, absolutamente colosal; que con prisa y sin pausa arrastra la prefabricada hacia la cumbre del médano.
Y para deshacerse del miedo atroz, delega su confianza en los avatares de la naturaleza; que por otra parte le ha venido a confesar sus pesares, mandando un pulpo obediente que geográficamente lo ubica en lugar de privilegio. Pulpo colosal, gigante hasta lo más insospechado de los tamaños, que se arrastra como un gordo con la cola sobre el piso, haciendo que la casa tiemble cual si sufriera de convulsiones, que parece que irá a desarmarse en un montón de partes. Haciendo que Argentino se ponga a rezar, calculando que a lo mejor sea peor el remedio que la enfermedad. Y ya estando llegando a la cima del panteón destruido, con alivio se percata que no se ha roto nada, sólo escuchándose en la bahía ovación y aplausos. De paso reflexionando que si él fuera una hormiga quizás no se sorprendería tanto; con además alegrarse de afortunadamente los muebles no haberse corrido cómo al principio presuponía. De pronto acudiendo a su memoria una película donde actúaba un Leviatán que hundía una hermosa carabela. Y así es que se desahoga gritando a los cuatro vientos que siempre en su fuero íntimo estuvo escondida la fe porque Naturaleza vaya a responder con una resolución de ensueño. Donde está resultando todo un éxito el emplazamiento final de colocar la Chismosa en la cumbre del médano. Con además, cuál si la prefabricada fuera un vulgar cajón de cerveza, comenzar a mover la vivienda en todos los sentidos: norte, sur, este, oeste, hasta dejarla con el nivel del piso totalmente liso, derecho, y nivelado. Que de la alegría quisiera poder llevar al pulpo a la Rural de Palermo y ponerlo en exposición junto con los toros campeones; que ni siquiera un poco cansado está de la ardua tarea desplegada.
Abnegado pulpo que con sus grandes ojos da muestras de ser un cariñoso total. Donde entre nubes el sol atónito lo mira sorprendido de su tamaño.
Con finalizado el trabajo Argentino salir al encuentro del pulpo con la misma alegría y cariño conque se relacionó con la tortuga. Y del mismo modo le puso sobre las ventosas tres monedas de oro. Además de pegarle en una de ellas la botella con la nota de agradecimiento por la fortuna que tuvieron al salir ilesos de la tormenta. Resultaron geniales esa ventosas del pulpo cómo han podido sujetar la casa, pero no así las monedas que ni por un segundo las acepta.
Donde, hablándole por señas, moviendo los brazos como aspas de molino, Argentino le explicar que hubiera querido tener tortillas de algas marinas y champignones, para darle de comer en la boca.
Más luego sucede que habiendo dejado las monedas, pero no así la botella, el pulpo comienza a desplegarse con la clara intención de regresar al mar para emprender de nuevo el viaje hacia el océano. Que parece saludar con los seis brazos mientras que con las patas se traslada con una velocidad poco imaginable. Y así es que la casa prefabricada queda situada en un sitio inmejorable, a la espera de verse despertar a las muchachas. Con Argentino que se pone hablar en voz alta, sin que nadie lo interrumpa.
-Gracias Naturaleza. Ahora solo tengo palabras de agradecimiento. Se que eres tú la que hace todo en favor nuestro. Y tanto que las chicas continúan durmiendo como osos polares. Nosotros nos salvamos gracias a vos. Ignoro si tu eres dios o alguien que él creó para que sea independiente. Un cosa o la otra da lo mismo pués solo tengo palabras de agradecimiento. Pues cómo hacer para eludir la responsabilidad de agradecer hasta el cansancio? En verdad no puedo. Entonces mil veces gracias.
En el dar y el recibir sin duda es mutuo el cariño por todo lo que nos das. Pero sin embargo tú eres grande e importante y nosotros anónimos e insignificantes. Por tal motivo nuestro cuerpos te pertenecen; Naturaleza. Más no se puede pedir.
Pero sin demora, tengo el deber de preparar una linda fogata.
Con todo lo que ha pasado se puede decir que es aún temprano. Entonces ya mismo voy a ponerme a juntar ramas sueltas para prender un fuego para hacer el lechón como se debe. Igual ya tengo unas separaditas. Como ves se va formando la pila pero con ramas totalmente embebidas en agua.
Vistes? El pulpo se ha llevado la botella y me ha dejado las monedas. Un fenómeno.
Era una risa. Evitaba acercarme demasiado pues no fuera a ser que quedara pegado un sus ventosas.
Queda claro que los pastizales son el pelaje del campo. Hay mucho trabajo por delante pero ahora tenemos la esperanza de estar en casa. Con todo, de tanto trabajar voy a terminar fundido, pero a quien le importa éso. En el eterno ahora está la verdad. La salud pervive en conectarse con lo que uno hace y no estar disperso en ochenta cosas.
Ahora lo que voy hacer es ponerle al lechón la ortodoncia, los fierros, y a clavarlo en la arena. Sin duda las señoras de la casa van a estar muy contentas de poder comer algo rico y nutritivo. Aunque últimamente hay mucha triquiñosis, la enfermedad que proviene de los chanchos. Pero no es de temer pues está focalizada solamente en el salame. Muchas veces pienso que el profeta Mahoma, preocupado por la salud de su pueblo, desaconsejaba su consumo por el asunto de las pestes.
Bueno, pero, pues, cómo va hacer falta mucha cantidad de leña, va a ser mejor que continúe con el trabajo de juntar, aunque más no sea, ramas. Y para apurar el trámite me gustaría prender la motocierra pero temo despertar a las marmotas. Entonces, a cambio, preferible, voy a usar el machete.
De los dolores no me quejo pues son la lógica consecuencia de haber trabajado tanto. Pero lo que sí estraño es escuchar música. A las muchachas cantar.
Tenían que llegar las libélulas era extraño que estuvieron ausentes. Tal vez sea indicio que el tiempo mejora.
Voy poner al lechón en posición vertical. Y las llamas bien cerca. E iremos a comerlo de los bordes como el shawarma.
Hace apenas una semana que sé qué soy padre de una jovencita de veinte años y todo lo que nos ha sucedido!
Bueno, bien, ahora debo darme prisa ante que los astros dejen ver sus siluetas. Voy a asar el mastodonte mientras descorcho otro vinito. Lástima la falta de radio. Ahí vamos para afuera nuevamente.
Para los momentos posteriores al almuerzo, les voy a pedir a las chicas que canten unas sambas. Generalmente se usa prender el fuego con papel pero yo voy a usar un trapo con nafta.
No paro de caminar de ir y venir pero este arenal es como estar en Miami. Qué bonita a quedado la casa. No bien pueda le voy a pasar barnices.
Resulta un sueño ver como a quedado asentada al piso. Derechita. Un fenómeno el pulpo. Gran maestro constructor de obras.
Y aquel sendero, un fenómeno. Qué bueno sería que viniese
un avión y con las alas lo alise. Sin duda estoy medio mamado. Porque para alisarlo no tendría que tener ruedas y hacer un aterrizaje forzoso.
Si para el amanecer estamos acá todavía, me voy acostar en la arena a mirar las estrellas.
Ya casi está todo listo para darle mecha al fuego.
En las postrimerías de la muerte me voy acordar de todo esto y voy a morir contento. Y cuando mi alma suba hacia el cielo voy a mirar mi prefabricada por última vez y tirarle un beso.
Tengo pensado ver si puedo comprar esta porción de tierra y lotear el terreno. Y así tenerla de casa de fin de semana. Y si estas tierras no tuvieran dueño y fueran tierras fiscales, voy a intentar ocuparla todo el tiempo que el Estado me lo permita. Aún no termino esta botella y ya estoy pensando en abrir otra. Es que estoy queriendo dejar la cerveza para las chicas.
Qué locura el asunto del recalentamiento global, que el lechón hace cinco minutos que está bajo la influencia de un sol dudoso, y ya está tibio.
Cuán grande fueron esos tentáculos del pulpo trayendo la casa hasta aquí. Mejor imposible.
Nesecito música y las dos cantantes durmiendo. Cuánta ironía. Que cante yo no sería lo mismo. A mi me gusta que canten otros cantores.
Aquí estamos mejor que en ningún otro sitio. Cuando pueda voy a plantar un cerezo. Hasta puedo tener una lancha e ir al bello mar, de pesca.
Qué grande el pulpo con esa cavidad del manto, y las branquias que se las veía respirar y respirar.
A seguir trabajando, Argentino. A poner una mesa afuera y comer como bacanes se ha dicho.
Pero atención. Los parlantes de mi voz interior me van indicando que aquí está ocurriendo de nuevo otro hecho esencial que proviene de las entrañas de la naturaleza. Y lo uelo en el aire por eso lo manifiesto con viva inquietud. Más no obstante de tanto ir y venir, y de tener la lengua afuera, voy a concentrarme en el presente a ver si puedo captar: de quien se trata y de donde proviene el motivo que pone en alerta a mis sentidos primarios.
Que aunque debo seguir trabajando pues aún queda mucho por hacer (sí es que quiero agasajar a mis preciosas para cuando despierten) voy a invertir un par de minutos en concentrar mí atención en pos de dilucidar el intríngulis. Para empezar, en mis mejillas siento un calor que proviene de algún sector de la geografía; que me resulta de carácter alternante. Que por momentos siento alta temperatura en la cara. O veces en la nuca persivo una ola de calor que me envuelve como sí estuviera metido en una caldera. Ah, ya sé: un volcán en erupción!
Pero dónde hay una montaña en este llano de puros pastizales? Y puesto que no la veo en ningún sitio lo considero asunto cerrado.
Entonces al resultarme infructuosa la misión de andar adivinando. Será cuestión de esperar hasta que lo latente se haga manifesto.
Mientras tanto, cual sí estuviera frente a un reportaje televisivo, en voz alta voy a dar la impresión histórica de lo que voy sintiendo.
Cómo primera medida a la naturaleza la llamo Naturaleza; porque tanto la tempestad, como la tortuga, y el propio pulpo gigante; fueron de tamaño tan exuberantes que me hicieron vivenciarlos patéticamente cual si mí difunta madre estuviera presente. Es decir que al ser de alguna manera testigo directo de eventos tan importantes, todos por causa de la naturaleza, entonces me sale decir Naturaleza; cuál un nombre propio proveniente de los eventos naturales que fueron ocurriendo de manera sucesiva.
Amén de pensar, modestia aparte, que los acontecimientos ocurridos los considero dirigidos hacia mi propia persona; al ser yo participante directo de las dichas manifestaciones; seguramente producto del sufrimiento que la naturaleza expresa, cual ser vivo que es, por culpa de la guerra generalizada y los otros tantos daños que los humanos le infringimos a su cuerpo.
Ahora que lo pienso... Días pasados he visto en Finlandia un volcán al ras del suelo que hubo entrado en franca erupción... Pues entonces a buscar un hueco en la tierra de donde salga lava.
Pero qué ven mis ojos. Un especie de lagarto gigantesco que camina en dos patas, largando llamaradas de fuego por la boca.Y del fuego que suelta la humedad se transforma en vapor de agua. Por mi madre, es sin duda un dragón, que viene caminando desde el lado de la ruta, hacia aquí, por el sendero de arena que dejaran los elefantes.
Y de paso con su enorme cola, mientras camina va alisando el camino hasta dejarlo hecho una seda.
Es un dragón; sin duda; que se me traba la lengua y me cuesta seguir hablando.
Atrévete cocodrilo mal del estómago a incendiar la casa y sabrás del rigor de mi machete.
Y si por el contrario es bueno y me estoy equivocando? Creo yo, como los otros amigos, merece una oportunidad.
Estoy más que seguro que todo esto es obra de Naturaleza y por tanto este dragón es más bueno que el pan.
Ey, amigo, si te portas como se debe, entonces iré a caer de rodillas y me pondré a rezar como un loco.
Queda demostrado que la naturaleza es tan compleja que también pueder tener expresiones de calibre mágico.
Mejor voy a salir a recibirlo.
Hola, amigo, que lo trae por aquí? Venga ésta es su casa.
Epa, pero que veo, aquí entre medio de la arena están las monedas que hace un rato coloqué en la frente de los elefantes. Mientras voy en su encuentro ya llevo juntadas diez monedas.
El dragón sueltas fuego por la boca que parece mechero de horno de barro.
Hola amigo sea usted bienvenido. Perfectamente me doy cuenta que estamos hablando de un buen espécimen que lucha por la paz en el mundo. Y ojala que nada de lo que diga me conduzca al cementerio.
(Ya llevo juntadas veinte monedas y hay otras tantas).
Venga sin miedo. Yo también soy un hombre de bien y muy pacífico. Reconozco que estoy un tanto bebido y quizá extrovertido para el carajo. Pasa que tomando alcohol me quito el frío y la ansiedad. Y deseo que entienda que es algo circunstancial del momento; y que mañana ya estaré de nuevo con los diez puntos.
De mientras termino de juntar las monedas que quedaron de la fiesta anterior, venga y siéntase como en su casa. Qué lo trae por aquí; si es que se puede saber?
Ah, pero que buena idea tienes de querer cocinar el lechón. Oh, pero qué hermoso es ver cómo tus llamas se deslizan por sobre la piel del chancho.
Quiero que sepa que allí en aquella casa tengo dos mujeres hermosas durmiendo; y por ello temo que pueda ocurrir un incendio.
Quiere que mientras usted cocina lo ponga al tanto de cómo fue que llegamos hasta aquí? Resulta que estábamos en esta misma vivienda, con mi familia reunidos, en un lugar llamado Punta Piedras. Cuando de pronto comenzó a diluviar y la casa salió flotando y salimos de excursión por el Atlántico. Todo hasta que un colega suyo nos rescató e hizo un remolque de lo más pintoresco.
Don Dragón, permítame que le diga, qué bonito está quedando el lechón. Lástima no tener una masa leudada para hacer unas pizzas.
Mire, usted siga que yo voy a ir hasta la casa a buscar un bidón con gasolina; que uso para hacer arrancar la motocierra. Y así voy a intentar encender la fogata mía. Eso sí, agua no me pidas, porque agua no te puedo ofrecer; porque la cuido como al propio oro.
Entonces mientras vos cocinas el lechón, yo me ausento por un segundo y enseguida regreso. Quiero que sepa que he recuperado todas las monedas en cuestión; y aparte quisiera obsequiarle algunas para que tenga de recuerdo.
A toda la alegría que me produce que usted haya venido y me cocine el lechón. Le tenemos que agregar algo de tristeza porqué mi pueblo debe estar sufriendo por culpa de la tremenda inundación causada por la lluvia.
Disculpe que lo deje solo por un momento.
Lo primero; voy a mirar a las chicas si siguen durmiendo. Enseguida regreso. Y después le sigo contando.
Por lo visto las chicas duermen. Pero han cambiado de posición lo que da a pensar que deben estar por despertar. Qué si ven toda esta farra del dragón cocinando el chancho se van a caer de espalda.
Ah, ya que estoy llevo algunos platos y cubiertos. Y hacemos un lindo almuerzo.
Amigo dragón estoy regresando cargado con muchas cosas.
(Por lo visto aquí el diablo no tiene cabida y todo es de carácter celestial).
Voy a embeber este trapo con nafta mezclada con aceite. Y a ponerlo debajo de la leña.
Leña es mucho decir; son unas ramas asquerosas, ensopadas del agua de la gran tormenta.
No hay nada que hacer, a mí fuego le cuesta encender porque las ramas están muy mojadas.
Uy, uy, uy; cómo está quedando ese lechón; del color del bronce. Y hablando de metales, aquí le quiero hacer entrega de unas monedas para que usted lleve de recuerdo. Que como no le veo bolsillo se las dejo arriba de las pirámides que de la piel asoman. Cuánta alegría que esté usted conmigo. Tengo los pelos de punta de ver como va quedando la comida.
Espero no vaya a ponerse cabrero de que sea yo tan charleta.
Vió que inestable está el tiempo, qué unas nubes llegan y otras se van? Qué parece lo van empujando al pobre sol cual si fuera un convidado de piedra.
Siento envidia de ver su fuego cocinar de maravilla y al mío ser todo un gran fracaso.
Ah, pero un momentito, ahora también es capaz de encender mi fogata que se estaba apagando. Es usted un fenómeno, Don Dragón.
Como imagino que cuando termine la misión se marchará de inmediato. Quiero agradecer a usted y a Naturaleza los tantos mimos recibidos.
Ni en Buenos Aires ni en ningún otro sitio del planeta, me van a creer si les cuento lo que aquí aconteció; así que sí usted se va antes que las chicas despierten; calculo que me voy hacer el sosegado y escusarme argumentando que por culpa del vino, he dormido sin darme cuenta de nada de lo que aquí a sucedido.
Bueno, como le venía deciendo, veo que usted se marcha ahora mismo. Pues entonces le hago entrega de las monedas, tome, agarrelas. Será para mí un gran honor que las conserve.
Por sino lo sabe aquí estamos en Argentina, tierra de oportunidades. Y aquel rosal, ahora que estamos de primera gracias a ustedes, más que seguro va florecer como nunca.
Lo felicito, el porcino a quedado de primerísima alta cocina.
Y además me encuentro sumamente entusiasmado por la grata coicidencia en el gusto por el punto exacto del asado.
Desde ya, le agradezco de todo corazón lo que han hecho por nosotros. Qué ni las monedas me aceptan y ahora soy mas rico que nunca!
Ah, se va a ir por el río? Como a usted le parezca. Lo acompaño hasta la orilla así nos despedimos con un fuerte abrazo. Adiós, amigo Dragón. Hasta la próxima.
Yo siempre hablo con Naturaleza cuál si fuéramos confidentes. Le prometo que le voy a hablar bien de usted y a recomendar sus buenos servicios.
Sepa que me estremesco hasta las lágrimas en esta despedida sin igual.
Una vez se hubo marchado el dragón, Argentino se quedó mirando el mar con los ojos clavados en el horizonte.
Más luego de cavilar unos minutos en el más absoluto silencio; sobre lo sagrado y sobre los organismos; y su capacidad de funcionamiento; renglón seguido giró sobre sus talones regresando a sus tareas habituales.
Pero cómo también hubo meditado sobre hacerse el dormido para negar todo conocimiento acerca de lo ocurrido. Precavido, como para estar preparado para cuando las chicas despierten, bebió otro poco de vino, agarró el bidón con la mezcla de nafta y aceite dos tiempos, y sin más regresó a la Chismosa imitando a Carlitos Chaplin.
Desde que las chicas se durmieron, aún no a pasado un día y parece que corriera un siglo; pensó mientras emprendía la retirada.
Perfectamente sabe que el lechón ha quedado en el pincho. Pero especula que tal vez perros y carpinchos lo puedan llegar a devorar. Por lo demás está dispuesto a mentir todo lo que sea necesario.
Una vez dentro de la casa, comprueba que son las trece y treinta horas. Y al sentirse bastante sucio, cual si fuera un muñeco de barro, decide, por medio de un poco de agua oxigenada, asear su cuerpo, utilzando las palmas de las manos y un poco de papel de rollo de cocina; amén que también bebió una cucharada del líquido de farmacia cómo para eliminar gérmenes y bacterias.
Mientras tanto se ordena va pensando en la posibilidad, sin atreverse asegurarlo, de haber quedado liberado, aunque más no sea, por un buen tiempo, de los amables servicios de Naturaleza; teniendo la casi certeza, que por un largo rato no irán a ocurrir nuevos sucesos mágicos; ni tampoco la aparición de gigantes seres, producto de la expresión de su poderosa amiga y confidente.
Entre las ilusiones más grandes que tiene, tiene deseos de tomar un baño bajo la ducha. Pero prefiere dar vuelta la página y cambiar el chip dedicándose a pensar en otra cosa. Mejor cuidar el agua hasta saber cómo se sale de ésto; insiste en recalcarse a sí mismo.
Regresa las monedas al tarro, cierra la tapa del tarro, se pone el tarro de almohada, y se acomoda en el colchón a descansar de mientras espera.
Cuando de pronto, escucha voces que provienen del cuarto. Que sin demasiado esfuerzo sabe que salen de la boca de Tábata y Susana. Entonces, como tenía previsto, decide que cuando aparezcan se hará el dormido.
Por si dicen algo lindo de él, le simpatiza la idea de escuchar lo que hablan. Entonces, al percibir que se acercan, asume la actitud de estar profundamente dormido. Además simulando un ronquido de borracho embrutecido por la total ausencia de educación.
Las chicas, sin saber cómo cuernos la casa llegó adonde está, se esfuerzan en encontrar respuestas. Pero cuando lo ven roncando, prefieren dejarlo que duerma. Pues luego de tamaña gesta; de safar de las garras del océano y llegar ilesos a tan bello paraíso. Con además un lechón estupendamente cocinado cómo para saborear de corrido. Prefieren permitir que descanse. Para así recuperar fuerzas cómo para capitanear lo queda por delante.
Y a medida que avanzan en la posesión del hábitat van descubriendo los otros tantos encantos. La fogata. La mesa afuera. El maravilloso predio de arena. La larga senda que traza una línea perpendicular con el horizonte; y que sin duda te lleva a la ruta Once.
Y cómo es lógico pensar hasta llegan a dudar que él solo haya podido lograr tamaña cantidad de notables realizaciones. Pero entonces quién será el que lo ayudó; se preguntan.
Y ocurrió, que allí solito, en la angosta colchoneta, Argentino se terminó por quedar dormido en serio. Esta vez roncando de verdad; pero más suave que cuando simulaba.
Cuando regresaron del exterior. Trayendo de nuevo la mesa, el lechón, y el resto de las cosas que encontraron. Luisa, de buen talante, le solicita a Tábata, si por favor le puede recordar por qué razón discutieron hasta el extremo de una peligrosa agresión con arma blanca. Que de tanto que tomó tiene el pasado bajo un nebulosa tremenda, con grandes baches en la memoria.
A lo que Tábata le responde, que a ella le pasa lo mismo, de recordar la mitad de lo sucedido.
Más luego de intercambiar un par de sonrisas, se sinceran en ser conscientes que han peleado a mano alzada pero que no tienen ni remordimientos, ni quejas, ni facturas impagas que cobrar a futuro.
En cuanto a la pequeña herida, previamente soldada con pegamento, en efecto está un poquito infectada. Con lo cual se ponen a la tarea de sanarla calentando una aguja con el fuego directo de un encendedor. Y más luego haciendo un pequeño orificio donde la pus sale sin inconveniente; y asunto superado.
Y enseguida de la exitosa curación, se pusieron a contar botellas vacías. Llegando a la conclusión que ellas solas hubieron tomado, cervezas y vino, cómo nunca antes en su vida. Además de whisky. Más el resto de las botellas las hubo tomado Argentino, en una cantidad que avergüenza. A posteriori llegando a la conclusión, por gracia de investigar la bodega, que falta un botella de Elementos, tinto, del que no aparece el envase y se hubo asignado a la cuenta de Argentino.
Y de rebobinar lo acontecido incisten en repetir que recuerdan vagamente que estaban enemistadas por asuntos de política. Entonces deciden darle chance a una nueva relación desde cero en adelante.
Calculan que irán a pasar la noche allí y que al otro día tratarán de regresar a Punta Piedras.
Suponen que llegaron flotando y que más luego el río bajó quedando la casa donde está; felizmente apostada sobre arena limpia.
-Sin embargo, según mí humilde entender- agrega Luisa poco menos que tartamudeando. Así cómo la casa salió flotando después navegó hasta la orilla de este río. Y entonces las aguas bajaron quedando la prefabricada donde se encuentra ahora. Y sino de qué otra manera?
-Me parece que lo mejor va ser que esperemos a que Argentino se despierte y lo cuente con su propia voz.
Entendeme que el problema que tengo, es que la fantasía supera al razonamiento lógico, y entonces doy como cierta cualquier hipótesis.-negándose aceptar lo que Susana presupone, continúo diciendo Tábata algo alterada por la astinencia que tiene.
-O tal vez pueda ser, que al estar en época de pesca, algún barco venido de Mar del Plata nos remolcó hasta aquí.
-Todo es tan extraño que ninguna explicación me suena creíble. Además tengo mucha resaca y me resulta complicado responderte con monosílabos.
Lo único que tengo claro, es que me siento re chocha de estar sobre tanta arena limpia.-dijole Tábata, contestando con pereza de andar conjeturando sobre inútiles supuestos; así contestando justo cuando entraban a la casa trayendo lo que había quedado afuera.
-Pregunto yo; habrá llovido tanto cómo para que éste médano esté cubierto por lo menos un metro arriba?
-Y... Llover, llovió, de éso no caben dudas.
-Te quiero aclarar algo para que me conozcas un poco mejor. A mí la política me interesa; me agrada hablar de política. Pero, cuando te conocí, me hacía pasar por una chica de izquierda, tan sólo para llevarte la contraria.
-Si, éso fue lo que sentía, que me estabas tomando el pelo. Y en verdad me enojaba; encima impulsada por la inercia del odio que siento por los populistas.
-Ideológicamente hablando soy un verdadero panqueque. Te cuento que nunca sé de que lado ponerme.
-Para mí, como en las carreras de caballos, en las últimas elecciones los peronistas fueron al bombo. Porque aún habiendo vaciado las arcas del Estado ni así pudieron ganar.
-Tené en cuenta que sí Cristo viviera sería de izquierda. Y hay mucha gente que piensa que el Che Guevara fue el Cristo resucitado.
-Si en verdad poco te interesa la política mejor evitá darme manija.-le retruca Tábata mientras se empieza a quitar la ropa.
Hace frío pero igual me quisiera dar un baño. Tenemos un termotanque eléctrico y a lo mejor el agua salga calentita.
-Puedo, mientras te bañas, quedarme cerca tuyo y así charlamos?
-Bueno, está bien, y de paso me contás cómo es tu vida de soltera.
-Ahora que lo recuerdo, apenas te vi me puse celosa y te quería hacer rabiar llevándote la contra en todo.-dice Luisa, francamente divertida.
Te quise herir el alma y creo que lo logré; señora anticuada con ideas reaccionarias.
-Ah, qué lindo es darse una buena ducha.-le contesta Tábata evitando
entrar en provocaciones.
Este artefacto anda de maravilla. Sale caliente que se puede prescindir de abrir el agua fría.
-Tenés un cuerpo hermoso; extraordinario.-exclama Luisa, verdaderamente impresionada; y continúa diciendo.
Para los años que tenés pareces una chica de mi edad.-remata la frase en estado pensativo a la vez de meditabundo.
-Ignoro como se dice gracias con una palabra distinta. Entonces, gracias.
-Sale bastante vapor!
Si te apurás a enjabonarte yo también me meto y me higienizo un poco.
-Hace una cosa, primero traete la pava y una olla que hay en la mesada. Para así juntar agua por sí se vacía el tanque.
-Adonde estaremos?-pregunta Luisa antes de salir del baño.
-Según mí parecer debemos estar en la bahía de Samborombón! A la altura del río Salado.
-Pienso lo mismo! -aquí se produce una larga pausa donde cada una está en la suya.
Y cuando Luisa regresa, dice así; envalentonada de meterse en la ducha.
Tomá, llená, y haceme un lugarcito.
Entonces, Tábata, sin importar que el agua se termine, le pide amablemente.
-Pero primero desnudate. Es una orden.
-Está bien, señora con mucha experiencia.
-El viento que sopla pareciera que irá a limpiar y hacer salir el sol de nuevo. Todavía no vi ninguna mariposa; vos vistes alguna?
-A los lados de los pechos tenés unas pecas preciosas. O son lunares con metástasis? -responde Luisa sumamente rebelde e hiriente.
A lo que Tábata, maternalmente, responde.
-Te queda lindo el pelo con espuma. Me haces acordar a una muñeca que tuve; que por gracia de la memoria emotiva puedo recordar mí vida entera.
-También podrías rememorar a cada uno de los hombres conque estuvistes?
-Si hago un poco de memoria me acuerdo de todos.
-Las cantantes para cantar mejor, debemos ser incisivas con la palabra; por éso, recién te herí a propósito? -agrega Luisa a modo de disculpa por el cruel exabrupto.
-Te estás pareciendo a Argentino dando tips de la ostia...
Mirá, cómo veo que te "falta", te voy a decir algo pero nunca se lo digas a nadie. -y al ver que Luisa hace una cruz con los dedos sobre la boca, Tábata continúa diciendo.
Para cantar bien lo mejor es deletrear en cámara lenta, por supuesto en actitud de canto, cada vocal y cada consonante; y allí va saliendo la música.
-Vos me das intrucciones como si yo fuera una soldadito de tu ejército y soy tu peor enemiga. Aunque te vaya a sonar a mentira, esquivo a muerte la posibilidad de ser artista.
-Y entonces cómo es que le venís a cantar a domicilio al hombre más exigente de la tierra? Mirá que si a Argentino le gusta como cantás no te lo sacas más de encima.-dice Tábata con suma sinceridad, evitando la confrontación.
Eureka, por fin se vacío el tanque; y así podemos volver a la bebida alcohólica. Con lo cual invocaremos la protección del dios de los borrachos.
-Ya de por sí, el lugar donde estamos nos pone en situación de estar a salvo. Después vayamos para afuera y llevemos la pava; qué con unas brasas que hay podemos calentar agua para cebar unos ricos mates- dice Luisa mientras se seca con la toalla.
-A vos, en vez de estar enamorada de tu padre te vendría bien una buena ristra de marineros.
-Mirá sí con este cuerpito, tan menudito, me agarrase un mastodonte durante una noche entera; cómo quedaría?
-Cómo dice la canción: En la cama no hay altura. -replica Tábata, como interrumpiendo la oración que va emergiendo de la voz de Luisa.
-Ahora, en tren de confianza, a mí también me gustaría decirte un secreto.
Pero antes, hagamos un trato; porque sí yo te cuento y vos hablás, juro que le digo al mundo entero lo que me acabas de enseñar; de deletrear en cámara lenta cuando estoy cantando.
-Éso nunca se lo digas a nadie; porque sino te hago la cruz! Me entendiste?
-Quedate tranquila que nuestro cuchi duerme tan profundamente que calculo que sí le ponemos un toscano cubano en la boca se lo fuma sin darse cuenta.
-Sin duda la noche de hoy será una velada de puro canto. Estás preparada? Porque Argentino va a querer que cantemos hasta el amanecer; con su claridad y la sagrada niebla.
-Insisto en decir que estoy enamorada de Argentino; y lo que tengo para decir tal vez pueda aclarar las cosas.
-Decime y te respondo.
-Pero antes quisiera saber si serías capaz de hacerte a un costado y dejarme el camino libre. -dice Luisa al borde de una confesión muy íntima.
-Insisto en recalcar que estás equivocada sí pensas que Argentino va a acceder a tener relación amorosa con su propia hija. Lo mejor va ser que cambies el chip y te olvides de querer partirlo al medio como a un queso.
-Con toda el alma pretendo hacerlo feliz.
-Por el camino de insistir te pronóstico un fracaso rotundo.
-Pasa que hay algo que ingnorás. Y ahí está la clave para pedirte prestado algo que te da lo mismo tener o perder.
-Te repito que me apena verte añorar un imposible. Además es repugnante que padre e hija vayan a tener sexo; con además una diferencia de edad de más de cuarenta años.
-Con respecto a la diferencia de edad, opino muy distinto. Hoy día las parejas duran como mucho dos años, a lo sumo tres, a quizás cuatro años; y en el mejor de los casos cinco; sí es que están casados por civil y por iglesia.
-Resignación, mija, cuando no se puede no se puede.
A ver, antes que nos agarre el cuarto menguante, contame lo que con tanto anhelo me querés confesar.
-Te lo digo pero acordate que me prometiste no decir nada previo a que yo se lo diga primero.
-Sabé que aquí nadie supera a Argentino. Y me animo a decir que hasta el propio sol entra segundo.
-Coincido; y por eso es que estoy enamorada.
-Te examino y observo que frente al tren que manejas te vas quedando dormida justo dentro del anden donde ya te resulta imposible frenar.
-Ha llegado la hora de decir la verdad.
-Aprovechame que estoy de oferta.
Siendo las catorce treinta horas, continúa la inestabilidad en el tiempo, pero en cambio ahora sin que sople ni pizca de viento.
Entonces la joven dueña del globo terráqueo, cual si dentro de La Chismosa sonase un despertador antiguo (con dos campanas cual orejas con auriculares) sin ningún tipo de preámbulo cuenta que en realidad es amiga de Susana; por tanto ningún parentesco la une con Argentino. Qué sólo su voz se escucha porque la otra permanece muda.
Y como para demostrarlo enseña a Tábata el Documento Nacional de Identidad.
-Ya ves, me llamo Luisa Larisa Mesino; y tengo veintiún años; mayor de edad.
Soy amiga de Susana. Pero resulta que ella está viviendo en Necochea. Trabajando de instructora en una escuela de equitación. Y cuando la madre le dio la noticia al padre, resulta que yo estaba allí, a pocos metros de la escena, mirando la cara de Argentino extremecido de emoción.
Y mientras que él me miraba de reojos, creyendo que yo era Susana, lo observaba con la pasión de una ramera.
Después, cuando se fue, me saludó compinche, cómo dando signos de aprobación.
Y al estar muy comprometido con la realización de algunos trámites de urgencia, como vino se marchó, y siguieron hablando por celular.
Después, por gozar de la confianza de Nilda, así me fui interiorizando de lo que a futuro planeaban.
Para mí manera de ver existe algo muy fuerte que nos quiere unir. Porque la naturaleza se expresó mandando la tempestad, para así salir flotando.
-Por lo que veo te sentís poderosa como Cleopatra. Y con exclusivo derecho a tener el privilegio de quedarte con mí hombre.
-Decí la verdad, vos estás con él por la guita. Que ahora sabiendo que tiene oro luchas para ser reconocida para cobrar los bienes gananciales de un concubinato inexistente.
Es de destacar que de mientras tanto Luisa hace su exposición sucede que algunas flores silvestres se abren de improviso.
-Quiero prevenirte que Argentino es polígamo. Se entretiene cambiando de mujeres como de calzones.
Y luego del primer encuentro amoroso, a todas sin excepción, les hace una prueba de canto.
Él se preocupa por que sepan cantar. Y a las chicas que le gustan físicamente pero que no saben cantar las aguanta como mucho un par de copetines. Y si saben cantar pero sus voces no resisten el trajín, les da jalea real y miel pura para poder mejorar sus voces.
Pero como casi siempre se impone el fracaso en encontrar la mujer perfecta, las termina hechando a todas; haciendo que sigan su camino sin siquiera darles las gracias.
Siempre, la única que perdura, soy yo. Entonces una y otra vez insiste en contratar mis servicios.
-Te pusiste colorada, por que?
-Porque en la medida que el tiempo pasa y mis voz se pone temblorosa, corro el mismo riesgo que las demás.
-Pareciera ser que en la vida hay que arrastrarse por el piso para andar con este hombre.
-Va a ser conveniente que siga creyendo que sos su hija, porque de lo contrario, cuando te escuche cantar, lo más probable es que te de el olivo.
-Estoy segura que un poco le gusto.
-También! Si lo apretas como a un bulón.
-Vos sos como una burbuja que nunca se rompe.
Porque cantas divino estoy segura que a vos siempre te va a querer y jamás se ha de cansar; por eso es que te pido que te corras y me dejes el camino libre.
-Me quisiera ir cuanto antes. Aún es temprano. Tengo muchos compromisos.
-Vistes? Se escuchan y se dejan ver algunos peces que saltan. Y aún siendo invierno el sol hace salir vapor del suelo pantanoso.
-Argentino está durmiendo demasiado. Tengo una plan para despertarlo.
-Por cómo toco la guitarra, vos pensas que le pueda llegar a agradar mi presencia?
-Mientras crea que sos su hija va a darte todos los gustos.
-Cuando desarrollé la idea para presentarme en lugar de Susana, estuve practicando algunas letras de canciones que a lo mejor le puedan llegar a satisfacer.
Soy consciente que canto regularcito pero ahora con tus clases creo que la voy a romper toda.
-Cuando las cosas vuelvan a la normalidad, averiguá si podés contactarte con algún profesor de canto. A él le va agradar esa iniciativa. Porque sino va a querer que seas parte del viento que pasa de largo.
Hagamos lo siguiente. Mientras charlamos cortemos algo de leña para encender la salamandra.
-Con qué herramienta?
-Cómo el presidente voy a utilizar la motosierra y vamos a cortar la baranda entera.
-Apenas se despierte le voy a decir la verdad. Quisiera dejar de ser la supuesta hija y empezar hablar en serio.
-Para darme fuerza voy a comer un poco de lechón y a tomar vino malvec.
-Me devano los sesos pensando que va a decir cuando vea que gastamos el agua y cortamos la baranda.
-Si ya estamos a salvo y a lo sumo solamente tendremos que pasar una noche sola. Además ahí tiene una cacerola llena y la pava con agua tibia.
-Y si hubiera marea y salimos flotando de nuevo?
-Por éso me quiero ir cuanto antes. Además tenemos la pantalla solar...
-Ojo, tené cuidado con esa cadena tan filosa.
-Alcanzame el bidón aquel.
-Cuando aprendiste a ser leñadora?
Qué olor fuerte sale de ahí dentro.
-En la vida cualquier cosa se puede aprender menos a cantar cuando se es de madera.
En medio de la conversación la máquina arranca y entonces terminan de hablar.
Ahora, la fresca tarde reminiscencia de un otoño super agradable.
De la motosierra, en la décima tirada de soga, Tábata logró encender el motor. A piolazo limpio! Además, como cacheteando al destino, aprieta el acelerador como si fuese piloto mujer de un Williams de la Fórmula Uno. Y con la boca abierta como la de un sapo, comienza acercarse a la zona en cuestión.
Con decir... Los insectos del invernadero huyen sin
el permiso de sus alas. Y las plantas desprovistas de seres entre el armazón del follaje, agradecen el salvarse de la poda. Entonces, la mejor de las cantantes, en el rol de leñadora, se dirige hacia la baranda produciendo un primer corte, tajante, donde luego con el siguiente, mas una patada a tiempo, hace saltar un buen tramo del pasamanos. Que con actitud radical intransigente arremete contra los otros tramos de balaustrada ya herida de muerte. Y así, con la continuidad de una corriente, sigue firme en la actividad hasta lograr tener ocho largos tirantes de madera del gusto de Argentino.
Cabe destacar que a falta de la protección de origen la casa luce con nueva iluminación y pasa el aire provocando cierta brisa reconfortante.
Más, al instante de todo esto, le sobreviene la idea de poner los palos sobre las brasas que quedaron de la fogata; con la aguda intención de cortarlos al medio por medio del tímido fuego que apenas flamea.
Su mirada denota cierta furia por el ímpetu conque desarrolla la actividad deseada.
-Después de todo estamos en invierno. Dice Tábata agitada pero conforme.
-Me parece que Argentino por fin se ha despertado.-retruca Luisa aún en el personaje de Susana. Y continuó diciendo.
Vayamos a preguntar cómo es que hemos salido de tan complicada situación; y estamos ahora disfrutando del alivio que supo conseguir con su ardua conquista.
-Haceme el favor. Mientras se termina de despavilar, alcanzame aquella caja con verduras. Que mientras toma un vino yo voy a poner las cebollas sobre las brasas de la fogata. Después, más tarde, te juro que termino de cortar la madera en trozos pequeños como para que entren en la salamandra.
-Lo que vos me digas a cambio que mantengas el secreto nuestro. Porque de lo contrario te va a llover una furia de insultos.
-Lo mejor va a ser que te mimetices con el río calmo.
-Ahora está probando el lechón y se rasca la cabeza. Come como si fuera una vaca. Lo único que hace es masticar.
-Sobre la costa quedó hay una linda rama. Ponela en la fogata para que cuando asomen las llamas también se corte junto con los otros.
Pasa que queda mucho trabajo por delante y conviene mantener la cadena afilada.-le aclara Tábata para que la discípula aprenda.
-De a poco se despavila y ya está por quedar liberado.-la pone al tanto Luisa a la maestra.
-De paso alcanzame la olla con el agua. Hacé lo que te digo.-ni hace falta aclarar que esto último lo dice Tábata; aunque sí vale la pena destacar el rostro de presidiaria que utiliza para acompañar las palabras.
-El sol calienta que hace empate con la primavera. Dice Luisa con voz de soprano que anda contramano por una avenida.
-Hola. Buen día. Me duele horrores la espalda por esa colchoneta tan dura.-y quien sino, el amigo de Naturaleza podría hacer su aparición cual un señor feudal.
-Héroe total! Ídolo! Master en salvataje! Prestame tu hombro para llorar de agradecimiento. O preferís que cante una chacarera alegre. Dale. Contanos como hicistes para que podamos estar aquí como magnates griegos.
-Epa, sin querer le di una patada a la caserola y se derramó toda el agua.
-Para evitar las frituras traje la olla con agua del tanque porque queríamos hacer unos ricos huevos duros.
-Creo que fui claro en ordenar conservar el agua como reserva.
Recuerdo que lo dije con suma preocupación y todos estuvimos de acuerdo.
-El tanque está vacío porque aparte nos dimos un baño.-dice Tábata provocando que Argentino se tenga que frotar los ojos con las manos no del todo limpias.
-Fuiste un verdadero capitán en haber capeado el temporal hasta traernos aquí.
Solo te falta la pipa con tabaco mientras sale humito. Me siento orgullosa de ser tu primogénita.
-Paren de elogiarme porque yo no fui quien trajo la casa hasta aquí.
-Y entonces quien?
-Ni idea. Pensaba que fueron ustedes y las estaba por felicitar de como llegamos hasta este paraíso; que esa misma pregunta le quería hacer a ustedes pero me dejan mudo.
Perdonen un segundo. Me quiero fijar si está la escopeta. A lo mejor pueda haber pumas y quiero tener el armar cerca.
-Yo en la cartera tengo cigarrillos; si querés, padre, te acompañado y te enciendo uno.
-O sea que ninguno de los tres sabe como llegamos hasta aquí?
-Me resulta bastante ilógico que suceda algo así; de nadie saber cómo cuernos nos salvamos.
-Estoy durmiendo desde hace un día; me parece.
-Pues entonces quien nos llevó a la cama y nos acostó juntas.
-Fui yo. Pero después, del cansancio, yo también me acosté y me quedé frito; que dormí como un lirón.
-Habrá venido la prefectura y sin despertarnos nos trajeron hasta aquí? Pero como habrán subido la casa hasta arriba del médano? dice Tábata muy alerta de lo que sucede.
-Como siempre hay un superior que da las órdenes. A lo mejor fue su antojo hacernos la patriada de salvarnos. Además de dejarnos dormir; y todos los subordinados obedecieron.-se aventura a conjeturar Luisa; tímidamente parafraseando.
-Vos decis? Suena raro pero tal vez.-dice Tábata algo cansada de escuchar tonterías.
-Llámese como se llame estamos a salvo. Y le voy a estar agradecida al país por toda la eternidad.
-Y yo lo mismo.
-Por lo visto anduvieron cortando la baranda. Otra cosa que hicieron sin pensar en mí. Que tengo que hacer? Contratar unos matones que las vigilen las veinticuatro horas del día?
Y esas tablas?
-Son las barandas y un tablón que había en el galpón.
-Permítanme que las putee un rato seguido.
Ya mismo voy a sacarlos del fuego.
-Padre, desde que nos despertamos, estuvimos todo el tiempo hablando de vos solamente elogiando tu forma de ser.
-Argentino, me tenés desorientada. Sos dueño de un tarro lleno de monedas de oro y te preocupas por treinta metros de baranda?
-Las barandas daban unas líneas de sombra a la casa que se fueron...
-Si nos quedamos haremos rodar una noche nocturna de puro canto y guitarra.
-A mí me parece que nos conviene irnos ahora mismo. Ahí hay un sendero de arena que seguramente conduce a la ruta Once.-dice Tábata con verdadero deseo de emprender la partida.
Luego de Argentino quitar, intactos, los palos del débil fuego; entre la concurrencia femenina impera el misterio sobre qué órdenes impartirá el macho cabrío.
Con decir que el aliento de las respiraciones supera al propio viento.
Mientras tanto, las chicas, absortas y mudas, sin saber que decir ni que chimentar, observan atentamente el accionar del hombre enojado que tienen a escasos metros de distancia. Donde renglón seguido y sin explicación alguna, se dirige directo hacia la casa en busca herramientas. Lo que hace acrecentar aún más la intriga entre las chicas, haciéndose necesario seguir sus pasos en averiguar lo que acontece.
No obstante la persecución, Tábata, le da poca relevancia al hecho de Argentino estar decidido hacer algo trascendental sin suministrar información al respecto. Sino que considera preferible hacer público su interés personal. Por lo tanto, la propia Tábata, rompe el silencio con frases precisas referidas a regresar de inmediato a la ciudad.
-El frío húmedo taladra los huesos pero mi cerebro sigue funcionando.-aclara. Si quieren saber mi opinión, opino que cuánto antes tenemos que irnos de aquí. Aún es temprano y la distancia que nos separa de la civilización puede resultar un paseo dominguero.
-Por mí parte, prefiero ponerme a las órdenes del capitán; acomodándome a lo que él decida.-dándose por aludida responde la joven que pretende conquistar el corazón del enigmático pretendiente.-lo que da pié a la exquisita madame a intentar ser persuasiva antes que autoritaria.
-Argentino, para llegar a la ruta debemos caminar como mucho: cuatro, cinco kilómetros; que en media hora podemos estar a salvo.
-Está muy bien lo que decis. En un punto yo pienso lo mismo.-contesta el jefe, mientras tanto con una rama y un pedazo de soga prepara un especie de revenque ideal como para conducir un carruaje.
-Entonces voy cerrando la casa. Vámonos ya.
Vos, nena, tenete encima tarjetas y documentos. Dale apurate.
Al fin renacen en mí las esperanzas de poder salir de este maldito infierno.
-Sin embargo yo veo todo tan tranquilo que da a suponer que estamos en un lugar seguro. Además el sol asoma entre las nubes lo que indica que el tiempo tiende a mejorar. Y tal vez convega esperar hasta el alba para salir con todo el día por delante.-se anima a pronunciar, con tono conciliador, Luisa, la amiga de la hija del dueño; Susana.
-Adonde vas con ese martillo y clavos?-pregunta Tábata, temerosa de andar perdiendo los valiosos minutos al cohete.
-Padre mío, parecieras estar muy ofuscado, cuando en realidad nada terrible a pasado entre nosotros.
-Argentino! Me escuchás? Aquí con tu hija estamos preparando la partida porque coincidimos en que lo mejor es irse.
-Puede ser. Pero antes quisiera fabricar una cruz.
-Para qué?
-Maldito infierno le decís al lugar donde va a quedar la prefabricada por siempre? -parafrasea de mala gana mientras regresa adonde están las tablas.
Donde luego, mientras las mujeres terminan de ultimar detalles para el repliegue, Argentino trabaja mientras habla a media voz consigo mismo.
--El tablón va a ser el palo verical. Y aparte voy a colocar dos listones de la baranda, casi pegados, que sean de un metro y medio de largo.-entonces el capo, pese a ser un sexagenario, con la motosierra en el aire, de un solo piolazo, la enciende como si tal cosa. Para al instante, sin tomar respiro, hacer tres precisos cortes en ciertas y determinadas tablas elegidas del conjunto.
Ahora, continúa diciendo en voz baja, voy a clavar tres largos clavos en cada uno de los travesaños.-y así, en pocos segundos, fabrica una cruz de alta resistencia y calidad. Enseguida regresando a la casa. Llevando la motosierra. Con la idea de juntar sus cosas y marchar de una buena vez.
-Aquí en la rambla hay hormigas amenazando entrar; seguramente para atacar al lechón que despide un olor exquisito.
-A mi me parece conveniente que llevemos todo lo que sea comestible; no les parece?
Aunque algo endemoniado, así replica, Argentino, ante la evidencia de las chicas tener razón.
-Yo a las hormigas invasoras las rocío con cardo mariano, para que pierdan el apetito sexual. O sino con escencia de vainilla; y de paso, eso mismo, debería hacer con ustedes.
-Por favor decime que opinión tenés sobre irnos lo antes posible.
-Quien se anima a asegurar que el diluvio no haya abarcado toda la región y que la provincia esté paralizada por completo?
-Basta de exagerar. Seguramente la inundación se retiró y Buenos Aires luce como siempre de linda pero más limpia. Y estamos tan cerca de la salvación que sería una enorme picardía meterse de nuevo en quilombos.
Aparte, acordate que le contaste al psicólogo que hay otro tarro con monedas en la casa vieja. Mirá si se le ocurre ir a ver si lo encuentra.
-Está bien, vayámonos. Pero voy a llevar la escopeta. Levanten campamento, nos vamos, es una orden.
Y en el chango del supermercado pongan todo lo que sea comestible.
-Te quiero un montonazo. Con vos siempre paso buenos momentos y éste no iba a ser la excepción.
-Yo voy a llevar la guitarra y el globo terráqueo; puedo?
-Aparte esta noche más que seguro las nubes taparán la luna por completo; y entonces qué sentido tiene la vida sino se puede apreciar el firmamento en su total magnitud?
-Vos te querés ir porque seguro hay alguien que te está esperando.
-Y eso que tiene de malo, si vos también sos un mujeriego.
-Las mujeres que tuve las puedo contar con los dedos de la mano...
-Dejen de pelear por cuestiones que poco tienen que ver con un estreno en el Tabaris.
-Demonos prisa que si viene marea la cosa se puede poner recontra fea.-dice Tábata entusiasmada.
-Tenés razón. Para la época en que estamos, sopla una brisa caliente, y eso puede traer tormenta eléctrica.-apoya la moción la joven con guitarra en mano.
-Es verdad. El ambiente está levemente caldeado, y entonces a lo mejor por la noche llueva con gran intensidad; habiendo truenos y relámpagos.
-Estoy empezando a sentir miedo.-dice Luisa; que para Argentino continúa llamándose Susana.
-Las nubes tapan el sol y la penumbra le gana a la tardecita. Que vendría a ser como una mueca triste del día. Después del chubasco que soportamos me quisiera ir a vivir al propio desierto.-agrega Tábata haciendo refuerzo de la acción de retirada.
-El diluvio fue tremendo y aún así sobrevivimos. Que prácticamente nada hemos perdido.
-Cuanta tristeza me embarga el alma el hecho de observar la casa sin barandas.
Juro que a la Chismosa la voy a usar para venir los fines de semana y de vacaciones. Y apenas llegue voy a mandar hacer un cartel con su nombre.-dice Argentino conteniendo los deseos de llorar.
-O sea que con esta cosa tenemos un largo porvenir por delante; y con más razón vayámonos cuanto antes, si total vamos a volver. Dejemos escondida la llave en algún sector de la maceta.
-Y cuando volvamos estaría bueno plantar unas lindas palmeras.-dice Luisa tratando de amainar la triste despedida.
-Yo sin embargo pienso que con toda la humedad que absorbió la madera, en nada de tiempo se habrá de pudrir cual una manzana.-agrega Tábata en trance de herir el alma de Argentino.
-Ya van a ver, la voy a pintar con líquido impermeabilizante; cosa que hice la vez pasada.
-Llevemos un par de vinos. Mejor uno para cada uno. Pasa que con el agua de la pava estuve regando las plantas.-insiste Tábata, con la intención de poner a su pareja de carácter aguerrido.
-Por momentos siento deseos de azotarte con este látigo.
Pero antes te voy a crucificar; atada con la soga como un matambre; y así vas a arrastrar la cruz a tracción a sangre.
-Entonces voy a perecer del cansancio.-responde la señora, muerta de la risa.
-A ver, decime, quien mongo nos asegura que el camino de arena llega hasta la ruta?! Y si por el contrario, al kilómetro de arrastrar la cruz, nos encontramos con un suelo pantanoso donde el agua nos llega al pecho?
-Cuál es el problema; si vemos que es imposible llegar, regresamos.
-Acá las órdenes las doy yo! Me hicieron perder la paciencia!
Tengo la conciencia tranquila que he sido bueno con ustedes; pero de ahora en más todo será muy distinto.-arto de ser educado y complaciente, Argentino se manifiesta con la voz de la bronca, que en este preciso momento lo determina por completo.
Vos vas a arrastrar la cruz a los latigazos. Y vos vas a arrastrar el chango sobre la arena a patadas en el trasero.
Ya van a ver que lindo es sacar de las casillas a un hombre aguerrido!
-Me extraña, viejo, vos al fin de cuentas sos un machista empedernido; persona de repudiar.
Borracho! -grita la madame a los cuatro vientos.
-A ver, decime. Ya que hablas cómo una feminista. Por qué los hombres debemos resignar nuestros poderes y en reemplazo tener una conciencia tal que logre evitar darles castigo cuando se portan mal y nos vuelven locos? Cuando además nos sumergen en el martirio de la retórica propia de las hembras. Con aguda dialéctica que en el fondo esconde desprecio.
-Pasa que odias a las mujeres porque te sentís inferior... Infeliz!
-Si yo estoy enojado con vos, por qué cuernos me tienen acusar de odiar a todas por igual?
Yo, odiar a mi madre?! Donde se ha visto! Yo odiar a mis maestras? Yo odiar a mis clientas?
Dale ponete la cruz en la espalda! Y vos arratra el carro como una yegua; mitad yegua y mitad burra!
-Deja de pegarme con ese latido! -grita la señora mayor.
-Caminá! No me digan lo que tengo que hacer! Caminá. La casa está cerrada. Caminá vos también.
Y la caja con verduras queda a ahí para los pobres pájaritos. Caminen! Ingratas!
-Yo estoy muy cargada y este carro tiene las ruedas frenadas!
Cuando llegue voy a establecer una denuncia penal.
-Hacé como te parezca. Pero ahora, caminá!
Yo sé. Pasa que quieren crear una conciencia en los hombres, para qué seamos capaces de abstraernos de responder al maltrato con palizas. Pero conmigo se equivocaron! Tomá! Y vos también!
-Ay!
-Caminen! Busquen a otro estúpido para someterlo a burla.
Entiendan que es absurdo que de buenas a primeras pretendan crear en mí una conciencia de tipito dócil como una tortuga.
Si quieren adiestren a la gente para que no arrojen la basura en la vía pública, pero a cambio pongan tachos con bolsas de consorcio.
-Ay!
-Ay!
-Sí me volvés loco voy hacer locuras! Dejaron de ser mis aliadas, y quieren que me lo tome con soda? Ahora aguántensela!
-Por qué me tratás como una traidora si yo soy tu mejor amiga.
-Pasa que vos te crees una institución y entonces hablas como mirando a todo el mundo por arriba.
Caminá, ramera, caminá.
-A ver, nombrame algo peor que esto... Exclama la Tábata luego de arrastrar la cruz por veinte metros corridos.
A lo que Argentino responde:
-Leer novelas mientras se defeca en el inodoro.
12-
Entonces Tábata exige, a los veintitrés metros de arrastrar la cruz, un merecido descanso reparador. De paso tratando de incidir sobre el victimario para que vaya a desviar la intención de tener que dar explicaciones sobre las ocurrencias que van emergiendo según la impronta del momento. Y allí calló de rodillas, humillada y rendida de cansancio, haciendo que el palo mayor de la cruz vaya a golpear su cabeza; que bajo todo punto de vista hubiera deseado tener puesto un casco de motociclista.
Pero pese a las súplicas y los lamentos, Argentino continúa obligando a sus sometidas a seguir caminando en cumplimiento de la prenda; que bien se merecen por sacarlo de las casillas. Lo que hace la escena por demás dantesca; en cuanto que las mujeres parecieran ser integrantes del propio averno.
Pero ocurre que aparte de la bronca por haberse vaciado el tanque y serruchado la baranda, antes del brote de locura, Argentino tenía una idea precisa por la cual se puso a fabricar la cruz. Y es la de poner un objeto importante en medio del sendero de arena, que provoque la detención de posibles visitantes, invitándolos a reflexionar acerca de sí continuar avanzando. Qué por el motivo de vislumbrar el punto ideal donde incertar la cruz, se hubo decidido en detener la marchal. Renglón seguido, latigazos mediante, ordenando a las mujeres de inmediato comenzar a cavar un pozo. Que por tanto, sin posibilidad de oponerse, ellas obedecen y con las manos realizan la tarea de quitar arena y arrojarla a los costados.
Pero resulta que, Argentino, algo sádico, de corte meticuloso, las obliga a que se pongan en una posición física determinada. Acorde cómo para que el material que van quitando vaya a pasar por entre las piernas. O sea inclinadas hacia adelante, con las gambas abiertas, y las manos haciendo de pala. Qué de esta manera continúan trabajando cómo presidiarias que se desempeñan en una cantera. Qué a la par en que cavan el gestor de transferencias va haciendo observar que en esa postura parecen lo que en verdad son; unas verdaderas perras. Y así es que cavan arduamente hasta conseguir un pozo de un metro de circunferencia por ochenta centímetros de profundidad.
Que solamente faltando tres horas para caer la tarde y oscurecer al ritmo en que el planeta gira, de forma paralela a la fabricación del pozo, al costado de la excavación cinco gorriones revolotean con el afán de probar unas migas de pan que Argentino les ofrece.
Y al estar la cruz recostada sobre la arena, éste con un bolígrafo de fibra, traza la frase: Propiedad Privada.
Otra cosa que Argentino imagina mientras se apresta a calzar la obra en el agujero, es que en los días despejados, producto de las distintas posiciones del sol, según las diferentes horas y la propia traslación, habrá distintas sombras rodeando la bella cruz. Qué a su debido tiempo él sabrá anotar los sucesos con total tranquilidad y parsimonia.
Y mientras tanto sueña despierto sobre quedarse unos días de vacaciones, descubre que el objeto monumental también sirve para obtaculizar el camino a la entrada de posibles vehículos que pretendan llegar a La Chismosa.
Y así es que Tábata, por demás compungida e impulsada por la bronca, le hace recordar la posible mirada de su madre desde el inmaculado Cielo; de lo que debe estar pensando al verlo someter con violencia a personas allegadas, del sexo débil, y en situación de catástrofe. Valiendo el esfuerzo de ir meditando sobre el asunto, sí es que en verdad desea alcanzar la gloria.
Hirientes palabras que provocan en Argentino, sobre todo al escuchar sobre el aire el vago sonido del nombre de su madre, una fuerte emoción donde por tal motivo comienza a lagrimear sin consuelo, a todo momento ignorando cómo hacer para detener el llanto. Solicitando sepan reconocer que los castigos corporales, por gracia de su idiosincrasia, fueron aplicados con suave energía y suma delicadeza.
Pero en lo que respecta a Luisa. A ella le sabe a injusticia que ambas sean tratadas de manera parecida; que quisiera poder gritarlo sin miedo a quedar soltera. Que aunque un tanto estremecida de ver a su ser amado salido de sus cabales, igual mantiene intacto los sentimiento de admiración propios del afecto positivo. De todos modos evitando hacer comparación verbal, de tirar de un carro de realizar las compras, con las ruedas frenadas por la arena, a llevar una cruz con gran peso y filosos vértices, apoyados sobre el cuello y la espalda.
Mas, poco después de la última lágrima, entristecido de nostalgia, Argentino extrae de su bolsillo una foto de su madre y la mira recordando lo linda que era; además de espléndida y cariñosa; saliendo de su boca, mezclado con el alimento, el nombre completo, que lo llena de plena felicidad.
Entonces Luisa, con suspicacia, sugiere descorchar otro vino. Cosa que todos aceptan calculando ser una gran idea; imprescindible de concretar.
Pero entonces cómo se han olvidado el sacacorchos, Argentino asume el riesgo de hundir con el dedo índice el tapón dentro de la botella; proesa que finalmente permite a los paladares convertirse en la bóveda celeste donde se proyecta el firmamento. Y así, de la tanta sed, se pasan el torrontes de vino riojano, tomando, trago tras trago, hasta llegar al fondo del recipiente de vidrio.
Por tanto Argentino se relaja y enternece, por todo concepto abandonando la actitud despótica. Enseguida poniendo el ánimo en colaborar activamente en terminar el pozo. Para luego clavar la cruz como se lo hubo propuesto. Que haciendo inspección, como primera medida se sorprende de cuánto han cavado en tan poco tiempo. Mas de un metro cuadrado en quince minutos. Qué encima aún sigue habiendo arena de los tantos elefantes. Aunque al observar que al final del pozo la arena está bastante húmeda, deduce que a escasos centímetro se encuentra el suelo original de barro. Donde por fin se decide a insertar la cruz con la inscripción mirando hacia el poniente. Cómo paso siguiente, cubriendo el pozo con abundante arena, con más luego ir aprisonando con los pies para sujerar la cruz contra el suelo. Y todos, sin excepción, por el calor que sienten, deseando quitarse los abrigos para usar el monumento cuál un simple perchero del registro civil.
Y así, aliviados y tranquilos, todos vuelven a sonreír como al principio del día, con los ojos puestos en dirección a la salida.
Y pasa que Argentino antes de continuar la marcha, dice a modo de discurso, que algún día irá a plantar a los costados del camino una hilera de olorosos eucaliptos, y a sembrar muchas plantas que den flores de diferentes colores; además de poner frutales por todo el lote. Insistiendo en recalcar que estas tierras son la propiedad elegida donde piensa venir a terminar sus días, e incluso a ser enterrado. Que al momento le cuesta concebir una idea diferente. Y que en realidad fabricó la cruz, no tanto para castigar a la preciosas que lo sacaron de las casillas, sino más bien para poner en alerta a los posibles visitantes que a sus tierras pretendan llegar. Para que sepan que todo el territorio tiene dueño y además una heredera. Y si por el contrario se apersonara un supuesto propietario, que también vaya sabiendo que existe alguien muy interesado en adquirir esa porción de tierra. Que para cuándo muera desea que su hija aquí presente, plante un ombú, y cuando este tenga un metro y medio de altura se apersone a poner unas flores y a recordar la travesía. Entonces, a cambio de un silencio que pueda interpretarse como despectiva indiferencia, Luisa le hace ver que ella también, a la par de él, envejece, y que antes que el ombú crezca hasta desarrollar dicho tamaño, estará enterrada en su respectiva tumba.
Más entonces Tábata amaga continúar el camino pero esta vez hablando de lo placentero que le resulta que haya tan pocos mosquitos, que le encanta la idea de estar alejada de la peste del dengue. Pues entonces, Luisa, al meditar sobre cómo, con tanta devoción y cariño, sin merecerlo, es considerada futura dueña de la prefabricada cuándo no lo es, decide adelantar la confesión y romper el silencio contando la verdad de la historia de porqué se encuentra allí. Poniendo al tanto a Argentino de estar haciéndose pasar por Susana. Y bien segura de sí, resaltando su belleza con los gestos del amor, ahí mismo frente a la cruz, altiva, relatando quien es, como se llama, y el porqué de no parar de tirarse lances.
Por su parte, Tábata, de arrastrar la cruz, tiene algunos moretones dispersos por la piel, pero prefiere callar y que siga creciendo esa relación de dos que se sienten atraídos.
Por fortuna, Argentino recibe con agrado el hecho de ser Luisa una amiga de su hija Susana. Y tanto, que deja pasar por alto que Tábata confiese que lo sabía, pero que prefirió permanecer en silencio. Y así es que continúan la marcha, donde impera una nueva dinámica grupal, con Argentino en el rol de adolescente que recién se acaba de enterar que Papá Noel son los padres. Feliz de la vida jugando con el globo terráqueo, comenzando hacer malabares de futbolista, tratando de seducir a sus amigas demostrando sus habilidades deportivas. A la vez de querer debatir acerca de ha quien le pertenece dicho regalo; sí a Luisa o a Susana. Y en resumidas cuentas Luisa considera qué claramente la guitarra es de la hija de Argentino, mientras tanto que el globo le pertenece íntegramente; pués fue a ella es a quien se lo obsequiaron.
Pues entonces, al rato de una divertida deliberación, quedó establecido que el globo terráqueo le pertenece a la adorable Luisa. Que antes de recibir el globo se encuentra conque Argentino le pide que le describa físicamente a Susana; aunque sin decirlo, pues desea confirmar sí la muchacha del llamado, en efecto es su primogénita. Siendo denegada la moción; valiendo la escusa de Luisa en cambiar de tema. Argumentando que cuándo estén a salvo y en casa ya habrá sobrado tiempo de conocer a la famosa ungénita. Pero que ahora se ocupe de ella; pues más luego de lo sucedido con el temporal bien merece despejar el camino de rivales. Y entonces Argentino sonríe y se anima a llamarla por su nombre; con voz de señor de la tercera edad que está como para correr una maratón de cien kilómetros. En tanto que Luisa, de manera suspicas, responde tener la intención de estar siempre a su disposición ya sea cómo amiga o cómo secretaria. De a poco Argentino empezando a observar a la muchacha, cuál si él tuviera mucho apetito y ella fuera una delicioso turrón. Con además ocurrir que al momento de Argentino devolver el globo a Luisa, le sobreviene una visión vinculada con su creencia de ser el planeta un ser vivo; creación del Supremo para vivir por largo tiempo. Motivo por el cuál, hace notar que justo en la intersección entre América Central y América del Sur, existe un trazo sutil de tipo firulete a la altura de la ciudad de Panamá, que pareciera estar hecho de manera intencional, precisamente para hacerse una diferenciación fundamental entre dos emiferios. Que pese al estar ambos sectores Americanos unidos sin que medie un estrecho cómo el de Gibraltar, por tanto siendo sencillo deducir que África y América del Sur son territorios equivalentes; condición imprescindible referida a la simetría que tienen todos los cuerpos en su haber.
Y así, mientras avanzan dialogando acerca de quien se pagará una vuelta de café para cuándo retornen a Punta Piedras, ocurre que Luisa redobla la apuesta en quejarse de ser los repudiados gorilas de derecha, falsos y mentirosos, pues se la pasan elogiando la libertad de Mercado, cuándo luego los propios gobernantes terminan por restringir dicha libertad de elección, amenazando con tomar represalias a los señores de la competencia que pretendan seducir a sus clientes con mejores ofertas. Por tanto mofándose del termino Libertad de Mercado, redefiniendo el concepto, con otro más acorde con la realidad, como ser: Mercado localista compuestos por clientes por obligación.
Motivo suficiente para que Argentino, antes que las chicas se vuelvan a trenzar a golpes, eliga como mecanismo de distracción, hacer que jueguen un partido de fútbol, utilizado el propio globo terráqueo cómo balón pie. Qué tan sólo deberán enfrentarse hasta que alguna haga un gol dándose por terminado el encuentro. Para lo cual, con dos arcos hechos con montículos de arena, Luisa se impone sobre Tábata en un partidazo como para ser anotado en el almanaque de los recuerdos. De esta manera logrando que los temas conflictivos queden postergados hasta por lo menos que las respiraciones se restablezcan.
Y de tanto ejercicio físico desplegado, oh casualidad, en época de olimpiada parisina, todos sintiendo el vivo deseo de descorchar el segundo de los vinitos. Que hundido el corcho de la botella luego de finalizado el mach, conmovidos por el aroma, continúan marchando rumbo hacia la ruta Once mientras van besando la botella.
Pero en un momento, ven una huella enorme, de un animal extraño; prehistórico, pareciera. Y las chicas se ponen a tirar líneas de exquisita cultura; mientras que Argentino, por lo bajo ríe como el perro Patán.
Mientras tanto, en su silencio interior, Tábata piensa que antes que corran unos pocos días, irá a olvidar lo sucedido en ésta odisea tan particular. E incluso, aunque lo calle, está por demás decidida a jamás regresar por estas regiones ni siquiera para cumplir una promesa. Y en cuanto a Luisa se refiere, tiene pensado, políticamente hablando, educar a la muchacha para así restarle a los populistas la posibilidad de contar en sus filas con una persona tan llena de efervescente suspicacia.
Argentino conoce la ruta Once, y sabe que a esta altura de su recorrido se separa un poco de la cercanía con el mar. Pero no obstante duda de si serán cuatro o cinco kilómetros. Que sí el sendero llegase hasta la propia ruta, entonces serían un millón de elefantes los que intervinieron en el evento mágico propiciado por Naturaleza. Por consiguiente ni este tarro ni el otro hubieran alcanzado para poder colocar en sus cabezas.
Entonces el alma de la tarde de a poco se va apagando, ayudada de las nubes que tapan el adormecido cielo. Que al consultar la hora que la tenían olvidada, en conjunto reflexionan acerca de cuántas cosas se pueden hacer en un solo día, que por tal motivo la humanidad ha evolucionado tanto. Mientras qué por está sabia reflexión, nuevamente entre las chicas se suscita una aguda discusión de la política. Dónde por el momento va quedando evidenciado que Luisa no es ninguna tortolita, y en efecto es una militante del partido más importante del país; más precisamente del peronista de la línea de los Fernández. Entonces la propia Luisa insiste en remarcar que las diferencias sociales vienen dadas desde la época de la esclavitud. Encendiendo así una larga mecha donde continúa diciendo, que visto el asunto desde una perspectiva actual, desde aquella época de los funestos señores feudales a la época moderna, jamás se hubo mezclado el mazo como para dar de nuevo; con relación al injusto pasado de prácticas esclavistas. Conformándose allí la primera gran injusticia de los tiempos modernos; la desigualdad. Lo que hace que todo cómo está, sea un verdadero panteón de iniquidad. Siendo que la justicia social es la manera correcta de poner la cuestión en su justo término. Insistiendo en subrayar que cuándo este presidente justifica los ajustes diciendo que nadie a muerto de hambre, es porque ésa es la medida del límite para los liberales en justificar las políticas de miseria que implementan.
Y mientras tanto las insinuantes nubes cargas de lluvia pasan de largo como humo de un incendio, el viento, cuál trompeta de gordo, hace sonar un lento Blues. Y así y todo hay avispas, y también libélulas, con asimismo recanuajos; y todos bajo el resonar de voces discutiendo sobre las cuestiones que afectan al mundo. Pero después de todo también hay un pueblo que los está esperando, lo que incentiva a reanudar la caminata alegres de la vida.
Donde mientras caminan, cuál cazador con la escopeta al hombro y en el chango un lechón, Argentino deduce que Luisa en efecto parece ser una muchacha apasionada de los asuntos de modificar la realidad en favor del conjunto. Y por tanto se pregunta sobre qué será del mundo cuándo los robots reemplacen a la clase obrera; y sobre qué otros principios morales aparte del socialismo utópico ha de aplicar el comunismo para reinventarse. De todos modos siempre teniendo presente, que por motivo de hablar apasionadamente de temas urticantes, Tábata hubo lastimado a Luisa, cómo para que en una guardia hospitalaria le tuvieran que dar un par de puntos de sutura. Que aunque se trate de una persona que corre por fuera de la familia, quisiera poder recompensar a Luisa con enseñarle el método para cantar correctamente. Pero cómo hacerlo sin hablar claro, de manera explícita, sin eufemismos. Que ni siquiera existe la remota posibilidad, de por lo bajo, recomendar la dichosa inteligencia artificial para poder conseguir la data correcta. Y asimismo se pregunta sobre qué podría ocurrir con la insistencia de aplicar el método en demasía, a la postre acaso pudiendo provocarse el efecto de tener algún hijo con el síndrome de Donw; o así mismo crear una tribu de humanos con los ojos achinados. Con encima que de costado observa, a la profesora estar leyendo sus pensamientos, a la vez de tratar de impedir utilzando la telepatía que diga esa verdad compartida a la vez de indiscutible. Qué mientras cavila en cómo hacer para instruir a quien de alma quisiera, sin traicionar los secretos en común, bajo el juramento de por nada revelarlos, la conversación sobre política va subiendo los decibeles, haciendo que de momento desista de soltar la lengua.
Pudiendo así escuchar decir, por parte de la apreciada Luisa, que los liberales consideran a los pobres indigentes, culpables de la condición de carecer de los elementos básicos para la vida; porque en vez de luchar a favor de los mercados establecidos como legítimos, se rinden a la farra de los planes sociales. Con al fin de cuentas los oligarcas considerar a los pobres, vagos por naturaleza e inútiles por falta de empeño. O que sencillamente nacieron para ser inferiores; rematando la idea dando por seguro que opinar así es verdaderamente macabro.
Para luego, como en un partido de ping pong, escuchar de Tábata un discurso diámetralmente opuestos, aunque de estructura parecida. Por ejemplo diciendo cosas cómo que los liberales tienen la cultura necesaria y el saber fundamental para que el mundo evolucione favorablemente. Por supuesto, siempre debiendo estar sujetos a las leyes del mercado y la sana competencia; que allí es donde se regulan los precios y se liman las asperezas. De rebote alertando a Argentino para que tenga cuidado con las monedas porque se las puede quitar para así dárselas a los terroristas.
Pero no obstante el interesante ida y vuelta de carácter intelctual, oficiado por sus queridas amigas, Argentino piensa en Naturaleza, puntualmente en el hecho de cuándo él de noche lee y su celular está exedido de brillo, se encuentra conque Naturaleza le ordena a sus diminutas moscas para que vayan a quedar adheridas a la pantalla, de este modo logrando que Argentino vaya a atemperar el brillo con ello evitando dañar la vista.
Cuando de pronto, todos al mismo tiempo oyen un ruido entre la maleza. Así frenando la lengua que hace posible las diferentes arengas; por consiguiente viéndose obligados detener la marcha. Qué por tal motivo logran ver un puma que viene en dirección a ellos. Para lo cual, como es lógico esperar, Don Argentino hace una señal de alto. Cómo primera medida avanzando sigilosamente, en cuclillas y con el cañón de la escopeta hacia adelante, apuntado al cuerpo del animal. Pero no obstante la óptima posición en que se encuentra, duda de tener que disparar pues siente compasión del pobre felino. Y pese a todo, las chicas continúan discutiendo en voz baja, al costado del sendero, empecinadas en querer tener la razón más allá de lo excepcional de la situación. Entonces Argentino les hace un gesto de permanecer a tientas. Donde a la vez de protegerse, luego de deliberar, de si matarlo o qué, llegan al acuerdo que en vez de pasarlo a mejor vida lo mejor será darle de comer el sabroso lechón; de paso abandonando el carro con el resto de las cosas dentro. Para lo cual, excepto una pata que se la quedan para ellos, el resto se lo entregan al felino; quien así logra quitarse las amarguras del hambre, pudiendo endulzar la salud con llevarse semejante manjar al buche.
Y mientras tanto el animal come las chicas se animan a seguir discutiendo de política. A punto tal, que Tábata obliga a Argentino a tener que intervenir con opiniones propias. Y siendo que le cuesta asociar las ideas con el discurso, finalmente se pronuncia en favor de tener un Estado protector de los asuntos vitales. Porque piensa que un país tiene que poder fabricar armamentos, autos, camiones, aviones, turbinas, tuberías, herramientas; y todo de industria nacional. Que el país tiene que poder ser independiente del resto del mundo; pues nunca se sabe que postura puedan a asumir los demás gobernantes. Pero no obstante la peculiar situación de tener al invitado comensal masticando a colmillos afilados. Luego de su discurso, Argentino nuevamente tiene que interceder para que las mujeres no se vayan a tirar de las mechas. Cómo consecuencia, para así poder controlar la situación y disipar la gresca, se le ocurre darle de comer al puma la pata que se habían separado para ellos. E increíblemente, siendo que el puma se muestra tan manso, le alcanzan acariciar el lomo; que hasta, de habérselo propuesto, le hubieran podido colocar un collar de cuero.
Y allí, maravillados del contacto con el animal salvaje, Argentino por lo bajo hace reflexionar a las chicas de mejor dejar de pelear por algo tan imposible como querer arreglar el mundo. Si total, de una forma u otra, siempre habrá serios problemas que hagan la vida difícil y complicada. Haciendo remarcar la idea, de que nunca se termina de aprender y que siempre hay que tener la mente abierta para poder adaptarse a los nuevos tiempos. Además de pensar que es imposible que pueda existir un país sin tener un Estado presente; porque país y Estado son una misma cosa.
Y en pleno debate de corte acalorado, donde las mujeres parecen senadoras de una sesión del Congreso, Argentino se decide a retomar la caminata. Así colocando la carabina sobre su hombro y a latigazos limpios obligando a las mujeres a cantar una canción dedicada a la patria. Por tanto, a la par de sonar Aurora sobre el umbral de la ruta, casualmente logran divisar en el cielo un águila en vuelo triunfal; con además el firmamento con solamente una ancha nube que cubre al astro que brinda calor al sistema.
Y así a trote de mula se alejan del felino para acercarse cada vez más a la ruta que lleva a la civilización. Con a su vez, el río Salado, qué con dirección hacia el norte hace una curva pronunciada.
Pero justo cuando el sol asoma la cabeza antes de hundirse en el pantano, de nuevo aflora el discurso del odio por siempre instalando en la psiquis de las muchachas, y así Argentino de vuelta que trata de atemperar la aburrida charla, con ello pretendiendo que disputen una carrera de resistencia. Cuestión que se ve demorada porque Tábata aduce tener mas de cincuenta años, por sobre los escasos veintiuno de la populista que únicamente conoce de digitar la vida de los demás. Con lo cual prefiere continuar elogiando al liberalismo y sus antiguas leyes del comercio, donde siempre en la transacción se debe interponer una sonrisa.
Pero Luisa, ofuscada y sin haber tocado el techo de la arenga partidaria, monologa negándose a querer conversar amigablemente con quien políticamente carece de problema en querer matar de hambre al pueblo. Así continuando el viaje donde por lo bajo se balbucean lascivos insultos y pases de factura. Soberbio momento de contrariedad que de todos modos suma una euforia necesaria como para ponerle tenacidad al arte de vivir. Grandísima tarde empañada por la velocidad del odio. Que rápidamente va recorriendo con su mala vibra lo que queda del sendero. Resultando evidente que la relación está algo más que resquebraja. Sino directamente partida al medio. Así pasando los minutos donde se sigue profundizando en la grieta, con frases poco afectivas, con además un acompañamiento tenaz de miradas lacónicas y avasallantes. Por tanto impulsando a Argentino, a intentar animar la situación batiendo el tarro cual sonajero de recién nacido, prometiendo que cuándo lleguen irá a invertir dinero en llevarlas de vacaciones a las Termas de Río Hondo. Que a cambio de discutir de política pasen hablar sobre cuestiones intrascendentes, haciendo que la discusión se vaya convertiendo en una canción de estallar en aplausos.
De todos modos obligando a Argentino a sacar el as escondido debajo de la manga. De algo que un poco lo tiene pensado desde que salieron. Que en esta circunstancia de inminente pelea lo usa como para distender la mala onda. Entonces propone buscar de inmediato dos largas ramas con horquetas en las puntas, cómo para en lo alto calzar un travesaño. Y con ello armar, al comienzo del camino, un especie de arco del triunfo que de paso a la propiedad privada.
Y así es que Luisa, que tiene la audacia propia de quien confía a rajatabla, sin chistar comienza a buscar algún árbol caído al costado del camino. Mientras que Tábata, reniega del la tarea, no pudiendo dejar de conciderar el asunto una locura salida de una mente agotada que se precipita contra la vida de manera alborozada. A viva voz expresando, que francamente, más luego de haber vivido una travesía sin par, ahora tener que poner el cuerpo al servicio de construir algo de lo que se puede prescindir. Con encima más luego tener que cavar dos pozo; o sea un despropósito descomunal. Cuándo en realidad es preferible seguir para adelante incluso discutiendo acerca de implementar la pena de muerte para los pandilleros irrecuperables. Sumado a que solamente cuentan con una cuchilla de asado; careciendo de tan siquiera un pedazo de alambre. Y pese a todo, Tábata mientras busca de compromiso, sólo de vez en cuando señala el pantano haciendo cómo que a encontrado algo potable para fabricar un arco del triunfo. Pero sin embargo para Argentino la propuesta va sirviendo como bálsamo para así distender las agresiones mutuas manifestadas a lo largo del día. Sin embargo, pese al pesimismo reinante, va quedando comprobado que entre el barro en efecto hay bastantes troncos de todo tipo. Y en éso, cual náufrago que hubo visto un buque en el horizonte, Argentino exclama haber divisado una rama larga que bien podría servir de travesaño. Pues entonces, no haciendo falta deliberar quien se atreverá ir en su búsqueda. Se descalza. Se remanga los pantalones hasta las rodillas. Agarra la rama, e intenta subir. Pero justo cuando está por alcanzar la cima, patina; por tanto enchastrando con barro la culata de la carabina que usaba de bastón. Desajuste que hace que Luisa suelte un grito escalofriante de estupor. Haciendo que Argentino conduzca la situación hacia el llano de la tranquilidad. Proponiendo, la siempre acuñada idea de cantar para gozar de la vida. En esta oportunidad uno de sus temas preferidos: Oh, Sole Mío. Especialmente dedicado para la madre naturaleza. Para la Pachamama adorada por todos. Y las chicas, para no ser menos, repiten la canción a coro. Qué por el relax que se produce al momento del esparcimiento, un poco mejora el clima entre las participantes, de un un naufragio singular sobre la débil prefabricada que ahora se a convertido en un palacio espectacular.
Para a los pocos metros, de la posterior acción de retomar el viaje, con la sagrada misión de encontrar un par de postes con horquetas en las puntas. Se escucha de Luisa hacer mensión del haber miserable que reciben los jubilados. Qué con la escusa del equilibrio fiscal este gobierno les da migajas; encima de quitar los descuentos en los medicamentos. Fatigados humanos que luego de una vida de luchar, ahora deben prescindir de comprar aspirinas.
Entonces, Tábata, ensalzada por la discusión anterior que aún no logra superar, con énfasis le dice que sí les aumentan la jubilación después hay que darle de nuevo a la maquinita de hacer billetes, y de vuelta, cómo en el cuento de la buena pipa, suben los precios provocando la indeseable inflación, con la consiguiente desvalorización del papel moneda, que pasa a ser un especie de bono contribución. Con lo cual, allí mismo, decide dar la media vuelta y continuar el camino sola.
Por su parte, Naturaleza ofrece lo mejor que tiene con un cielo alborotado donde la luz se percibe con distintas tonalidades de intenso rojo sangre.
Y debajo de la pintada bóveda celeste, Argentino yace asfixiado de temor, por causa del alejamiento de su compañera Tábata; sintiendo que el mundo es una enorme caja de música con sus engranajes faltos de algunos dientes. Mujer amiga que exhibe al poder de sus ojos, una contorneada figura de espalda, que se aleja lentamente sin por nada querer volver la vista atrás. Entonces, Argentino de nuevo voltea la mirada hacia donde se encuentra Luisa. Cómo primera reacción poniendo cara de solicitar disculpa, por causa de desviar la atención de su excelsa figura. Qué por motivo de su lindura bien debería sentirse literalmente atraído. No cabiendo lugar para la indiferencia propia de un ser anodino. Sobre todo cuándo la que se aleja es alguien de la que está familiarizado, y de la cual perfectamente podría prescindir de estar por un momento apartado.
Pero en realidad se refiere a otra cuestión, el verdadero motivo de las tantas dudas que lo invaden con relación a Luisa. Pues se trata de ella carecer de ese factor que la naturaleza humana concidera fundamental para la ejecución del canto. Que caso contrario de la triste realidad, él bien podría sentirse atraído como ninguno hacia la propuesta de vivir un serio romance. Pero sin embargo, qué ella no sepa cantar es la cuestión primordial que lo mantiene ciertamente indiferente. Pues entre otras cosas, estar cantando, teniendo ausente el factor sustancial, ciertamente hace mal a la salud. Y todo ese combo es como que le duerme el miembro, por tanto impidiendo poder entregarse de lleno al amor que golpea a su puerta. Y todo por causa de estar la garganta de Luisa descomprometida de la escencia imprescindible para la correcta vocalización del canto. Sin ninguna duda siendo el factor fundamental que lo aleja por completo de animarse a vivir una aventura en serio. Muriendo de ganas de pedirle que haga aquel trabajo específico, de antropología biológica, cómo para comportarse cuál los pájaros; aunque más no sea por un par de sesiones de practicar el método eficaz. Comportamiento que para los canarios es lo más normal del mundo pero que por lo visto para ella es como hablar en gerigoso. Pero sin embargo Argentino se repite para sus adentros, qué si él la avivara y Luisa lo practicara, seguramente lograría imprimir a su voz de la musicalidad necesaria para la postre ser considerada una cantante en serio; de esa manera pudiendo desempeñarse como una intérprete de fuste. Pues de lo contrario, por más esfuerzo que se ponga en querer vocalizar correctamente, en vez de ser una cantante que canta de verdad, se terminará siendo una simple comediante que actúa de cantante sin por nada del mundo saberlo; yendo directo a pescarse dolores de cintura, y otras tanta nanas de difícil recuperación.
Y sin embargo, Luisa, está apreciando el momento de estar siendo observada, de una manera muy distinta. Espontáneamente sonriendo entre dientes, agradeciendo la ternura que observa, sintiéndose esperanzada de la relación con Argentino de quizás poder llegar a buen puerto. Con además estar embelesada observando de él, que a pesar de los años mantiene el rostro con rasgos delicados y suaves; y una postura juvenil que llamaría la atención de cualquiera; con movimientos super sensuales cargados de vital energía.
Y mientras tanto se miran fijamente, Luisa, le observa el color de los ojos cargados de lujuria y picardía, por momentos teniendo la errada premonición de pronto Argentino ir a declararse prendado de amor por ella.
Por su parte, en este preciso instante de comunión, Argentino se siente por demás atolondrado, pues se le están mezclando distintos miedos con una sola raíz madre; que antes de largarse hablar debería tomar serias precauciones; no tratándose del alejamiento momentáneo de Tábata, recaudos que por nada debe olvidar decir, que siempre debe tener en cuenta. Y al miedo espantoso que lo está frenando en poder trasmitir lo que con viva ansiedad desea que el otro sepa, lo debe combatir con el uso de la prevención y la cautela; evitando tomar atajos en querer que el otro haga de inmediato lo que uno con ansias desea ver proyectado. Y así dando vueltas sobre lo mismo, le preocupa el hecho de querer proponer algo positivo sin antes ahondar en el tema haciendo faltar la explicación fundamental; porque de no ser así se podría transformar en un mensaje en verdad funesto. Quedando más que claro que en lo referido a lo que le desea transmitir existen determinados peligros, que finalmente pueden resultar muy contraproducentes y perjudicales para la salud del cuerpo. Al punto de poder arruinarle por completo la hermosa vida. Porque, qué podría suceder, sí ahora mismo, a boca de jarro le dijera la formula del canto, para vocalizar correctamente (de además fortalecer los huesos y mejorar la caligrafía) y ella en vez de cantar se le diera por leer mientras defeca? Y para colmo de males se convirtiera en un selecto hábito; dándole por estudiar la Biblia en esas condiciones? Porque, cómo mucho un par de veces en la vida, poquito, de hacer lectura mientras se está sentado en el inodoro esperando, en verdad puede llegar a resultar positivo; en cuánto el cuerpo obedece al atemorizase tanto, de que se pueda adquirir esa costumbre prolongada en el tiempo, debiendo sufrir las consecuencias de contraer la enfermedad crónica que te lleva a la parálisis de los músculos.
Éso sí que no lo desea para nadie y menos para una criatura tan especial que le demuestra amor incondicional de exelente factura.
Estos pensamientos tiene; que circulan a la velocidad del rayo. Además de sentirse en franca comunión con quienes se vienen salvando de morir aplastado por la poderosa tormenta.
Y así es que la mente de Argentino está por estallar transformándose en un monólogo interminable. Y más aún al ver a su compañera de la vida alejarse a pasos de jirafa.
Por otro lado sabe, o mejor dicho se da perfecta cuenta; lo que también lo tiene algo preocupado. Que Tábata tiene rechazo por estas fértiles tierras a orillas del Río Salado. Pero en cambio Luisa se muestra tan condescendiente con este mundo nuevo. Que, como sea que resulte, será injusto finalmente considerar que será el único propietario. Llevando dentro de sí la plena consciencia, de ser en el futuro Luisa junto con él, dueños de todo el territorio donde se encuentra La Chismosa. Que a propósito de ello, sí en verdad pretenden que los lugareños los respeten, deberán tomar medidas y hacer pata ancha. Acompañando las pretensiones con acciones acordes con ser unos potentados conquistadores.
Con lo cual, además piensa, en hacer promesa acerca de mañana mismo ponerse en campaña en alquilar un arco del triunfo, inflable, de esos que se usan en las maratones deportivas.
Entonces, no casualmente, más luego de un momento de sana empatía, de manera solemne, Argentino comienza a caminar en dirección a la salida.
Al momento haciendo uso de un poderoso silvido. Más al instante agregando una voz seca en gritar el nombre de Tábata; cargado de la intención de hacer que ésta por fin se detenga.
Y una vez reunidos los tres, en esta oportunidad, la relación entre las muchachas parece estar cargada de indiferencia.
Pues entonces, Argentino, aprovechando el impasse del debate político, les recrimina diciendo que en algún momento deberán tener que poder respetarse mutuamente. Dejando de exhibir ese orgullo atroz, por demás desmedido. Dando paso a una relación de buenas compañeras de travesía.
Más luego de una pausa intrigante, Tábata le intenta hacer entender, que le cuesta horrores tener que aceptar la militancia de los populistas; sobre todo metida en su destino. Insoportable actitud de andar queriendo incidir, las veinticuatro horas del día, sobre la conducta de los terceros. Pretendiendo que todo el mundo deba compartir hasta el aire que se respira.
A lo que Luisa replica señalando que lo mismo que se hace al educar a los ciudadanos a tener conciencia del bien común, también se debe hacer lo propio en hacerlos entender que se deben poder compartir las pertenencias en porciones idénticas.
Pero Tábata, antes de contestar con un insulto, saca de la mochila la tercera botella, de un vino rosado, y los invita a una rueda de eliminar la sed a sorvos gigantes.
Que aparte sí desean comer algo; tiene para convidar unos chicles cómo para hacer globos, y de paso dejar de querer convencer a los hombres libres de ser distintos.
Entonces Argentino con cara de mascarón de proa tallado en roble, felicita a Tábata por la iniciativa positiva de dejar atrás los rencores.
Por lo tanto, al momento, hundiendo el corcho dentro del recipiente de vidrio, a la vez de alzar la botella al cielo bebiendo el primer trago con sumo placer mundano.
Y mientras tanto el sabroso líquido les recorre la garganta, y los hermosos aromas les invaden el liso paladar, Luisa arremete insistiendo en enseñar que las cosas materiales se fabrican para ser usadas, que sí el dueño no las utiliza debe abrir el juego para que otro lo haga; teniendo la obligación de compartirlo.
Para lo cual, Argentino, todavía sintiéndose el capitán bajo todo concepto, con voz de trueno, sugiere que para su gusto estaría bueno que se puedan escuchar sin hacer interceder el odio. Así provocando que de inmediato Tábata incista en defender la idea de que hay que saber respetar la voluntad del individuo. Que la verdad está en proteger al ser desde la propia concepción, cuál se cuida una planta dentro de un invernadero; y que está muy mal codiciar el bien ajeno.
Entonces Argentino antes que empiecen a tirarse con el grueso paquete de cada filosofía. Hace un llamado a tener cierta indiferencia ante las ideas contrarias; evitando dejarse arrastrar por las emociones violentas.
Con lo cual, en exclusivo para ellos, ahora el viento que ha provocado Naturaleza, les hace remover los cabellos cual sí estuvieran en la peluquería.
Por otro lado, ni miga de pan tienen para comer, porque Argentino le dio las figazas a los pájaros; y de lo último que quedaba del lechón solamente subyace el recuerdo de los hueso a los pies del puma amigo.
Pero no obstante el llamado de Naturaleza a mantener la cordura. Las chicas, guiadas por lo insensato, vuelven a chocar de frente cual dos imanes de polos opuestos. Pero ahora rodeadas de otro selecto viento, que en esta oportunidad intenta sofocar las palabras que salen de sus bocas que discuten acaloradamente.
Cuando, de improviso, pese a todo lo que Naturaleza intenta, Luisa arremete insistiendo en asegurar que lo más respetable qué una persona puede ostentar, como capacidad digna de elogio, es la conciencia del deber ser; predispuesto y decidido a transformar la sociedad para el lado de la igualdad entre los seres vivos. Enseguida haciendo uso de la metáfora, en que la conducta es cuál la danza clásica que siempre debe estar sujeta al rigor de la práctica.
Más, por la otra parte, la cautivante Tábata, trata de ocultar las ansias de querer molerla a palos. Finalmente haciendo sentencia de juzgarse con ideas hechas vulgares palabras, cuestiones muy profundas que necesitan de mucha práctica para ser aceptadas. Y que los populistas, lo único que logran es acumular fracaso tras fracaso, mientras van hundiendo a la nación en una terrible miseria. Qué a cambio de tanto joder deberían tragarse esas erradas verdades y llevarlas por siempre en la barriga.
Durante un rato más siguieron discutiendo sin ponerse de acuerdo. Y Tábata, al hacer mensión de la tercera guerra mundial, que va envolviendo al planeta en un lío tremendo, le da pie a Argentino en opinar acerca de los gobiernos, que equivocadamente presuponen los conflictos armados ser una cuestión exclusiva de quienes luchan entre sí. Cuando por el contrario, las bombas que arrojan perjudican a la humanidad entera; porque dañan seriamente la atmósfera del planeta.
Tábata cerrando la discusión bajo todo concepto, diciendo algo así como que la vida para nada es una coreografía; que mejor atar el porvenir de la patria a una filosofía seria.
Cuando, de repente, de entre la maleza que crece sobre la orilla del río, aparecen volando más de mil aves todas de la misma especie. Más exactamente bandada de Calidris. Qué allanando el cielo giran con el viento dibujando un inmenso espiral.
Entonces, Argentino, tremendamente extasiado, hace alarde de amar a los pájaros más que a nada en el mundo.
De todos modos, pese al espectáculo gratis bridado por la naturaleza, la señora Tábata, que poca paciencia le queda como para administrar, continúa caminando a grandes zancadas de malabarista; sin por nada querer responder, ni a favor ni en contra, de algo tan común como un atardecer, o así mismo la propia luna llena cuando se la ve enorme.
Entonces, sin mayores disidencias, continúan caminando a la vez de meditar seriamente en los pocos minutos que quedan de luz. Cada uno a su modo soñando con el regreso esperado; en abrazar a los parientes queridos.
Y así, de darle duro para adelante, al poco rato logran divisar el asfalto de la ruta Once; cual un alfombra de plata.
Para lo cual festejan el triunfo como verdaderos náufragos que lograron salir airosos de las garras del océano.
Pero justo antes de alcanzar la ruta, Argentino hace a las chicas la proposición de formar un trío musical; porque no, con otros artistas invitados. Con él en los teclados, Tábata como la primera voz, y Luisa tocando la guitarra y también cantando. Cosa que Luisa no tardó ni un segundo en responder afirmativamente. Pues le parece arto simpática la posibilidad de tener su propia banda. Haciendo aprobación inmediata de estar en un todo de acuerdo. Para lo cual, Argentino, busca la aprobación de la talentosa Tábata; pilar insustituible que canta como los dioses. Recibiendo una vaga respuesta basada en balbuceos y gestos. Que traducidos quisieron expresar un desacuerdo rotundo. Dejando entrever que lo considera un despropósito pues juzga a Luisa como una cantante de cuarta categoría. Además, como persona, casi igual a tener que arrastrar un pesado lastre. Además de hacer notar que las diferencias ideológicas pronto se verán reflejadas en el repertorio.
De inmediato Argentino conciderando que estando él en la agrupación perfectamente va a poder ser el chivo expiatorio que hace estallar las bombas en el camerino antes de salir a escena. Qué sí lo concideran como el líder él va a poder dirigir a la agrupación, eliminado cualquier agresión y toda clase de aspereza. Haciendo lograr al divismo quedar sin efecto; carente de posibilidades de poder darle cabida al fracaso.
Y pese a que en este momento sublime, donde la naturaleza es tan imponente, poco sentido tiene estar hablando de proyectos laborales, entonces prefieren dejar que sus almas se sumergan en la saciedad de gozar del atardecer en el campo. Donde a medida que se integran de nuevo a la civilización se abandonan a la felicidad de sentirse ciudadanos comunes; sonando a perjudicial para sus mentes el estar haciendo disociación de los sentidos con relación al crepúsculo que tienen enfrente.
A todo esto la ruta está despejada y no pasa un alma. Literalmente despoblada cual un desierto.
Y ante el fin de la odisea cada uno se conecta con la nueva situación de manera parecida. Como sintiendo agradecimiento hacia el destino de poder ser unos sobrevivientes.
Entonces al alcanzar la ruta se muestran alegres. Pero no obstante un tanto lejos de haberse limado las asperezas. Qué con ánimos caldeado aún así se abrazan en saludo de náufragos en situación de haber salido del grave atolladero.
Más, sin pérdidas de tiempo, Tábata hace un llamado de atención, con relación a lo perjudicial que puede resultar tener un arma encima a la vez de querer abordar un micro; o así mismo para hacerle dedo alguno que pase.
Y entre tanto que discurren acerca de lo qué hacer con el arma, el viento suavemente les propina una frescura necesaria con sobrada intención de hacerles bajar los decibeles. Lo que hace que se deban abotonar los abrigos, a la vez de tener que ecualizar el tono de voz, hacia un naturalismo de oficina privada. Por lo tanto Argentino hace un comentario aprobatorio de querer dejar la escopeta al costado del camino.
Y paralelamente a Argentino trazar con el pié una linea sobre la arena, Luisa le propone a Tábata dejar de discutir acerca de quienes son mejores: si los libertarios de la derecha putrefacta o los peronistas del generoso Perón y la exelente Evita.
Y aún comportándose de manera risueña. Donde ahora todo parece resbalar cual en tobogán de agua. Sigue sin aparecer rodado alguno, ni siquiera en la mano contraria. Más, estando haciendo reconocimiento del nuevo terreno de asfalto duro, Argentino vuelve a la carga con la idea de armar el mentado trío musical, que bien podría llamarse: El trío de oro. Teniendo la constante obsesión. Que ni el imponente crepúsculo logra sacárselo de la cabeza. De encontrar repuesta afirmativa de la principal figura. Logrando que Tábata, como para despejar posibles conflictos en el presente, le de un okey bajo todo concepto. En tanto que Luisa hace lo propio pero dejando aclarado que canta como una aficionada. Que aquel asunto de andar mal de la garganta fue una artera excusa como para mantener la boca cerrada en tener que cantar cual si fuera la verdadera Susana. A lo que Tábata pone cara de: ya nos dimos cuenta de sobrada manera. Pero Argentino, de carácter extrovertido, movido por la algarabía de las chicas aceptar formar la dichosa agrupación, le contesta a Tábata que por ello no se haga ningún problema. Y aunque parezca exagerado les propone celebrar un contrato por anticipado; como para pisar sobre terreno seguro. Así señalando el tarro con monedas a la vez de hacerlo sonar como una maraca de la cumbia tropical. Con además decir con desparpajo, que sí Luisa lo acepta le puede enseñar a vocalizar ahora mismo. A lo que por supuesto la divina muchacha acepta de manera rotunda. Diciendo: Vocalizar! Vaya sí le gustaría que le enseñen a vocalizar; con lo tanto que le cuesta hacer resaltar las sonoras vocales.
Y entonces Argentino da a conocer el método que acuña como para hacer el asunto posible.
Mientras tanto la naturaleza pinta las últimas pinceladas de luz que se entreveran con el viento. Haciendo titilar el paisaje hermoso cual si el firmamento fuera una boite iluminada con luz fluorescente. Cuestión imponente que un tanto logra tranquilizar los ánimos caldeados; con relación al curso acelerado de aprender a cantar en una sola sesión.
Por lo cual, por lo bajo, se escucha decir de Tábata, un mensaje privado hacia Argentino: De que tenga sumo cuidado con lo que vaya a decir. Que mejor aborte la intención de lo que se proponen. Por nada olvidando que su triste graduación de cantante la tiene gracias a que ella ofició de profesora particular. Teniendo siempre presente que ellos dos hicieron un pacto de honor en tener bajo llave el secreto.
Y pese a la severa advertencia, cual sí al destino lo escribiera Argentino, éste saca de su bolsillo un rollito de papel higiénico, que majestuosamente lo coloca en la mano de Luisa; a la vez de darle las últimas intrucciones para hacer el ejercicio en vocalizar correctamente (con además recordarle la seria advertencia: de para nada en la vida leer al momento de defecar. Pues sino, como lo dijera antes, su cuerpo sufrirá graves consecuencias de salud).
Cuestión que para Tábata va resultando cuál una fulminante derrota. Tremendo revés que nunca hubiera imaginado tener que soportar. Sintiéndose una pobre mujer muy poco considerada. De escaso intelecto, que habiendo confiado en un amigo, ahora resulta que se ha convertido en su peor adversario.
Sin embargo, Argentino, tiene buenas intenciones. Además de conciencia plena de cómo enseñar el método. Con además transmitir las reglas del juego en tener que mantener el secreto a ultranza. Sumado a tener que asumir la misión de transmitir el mensaje de la parte contraproducente.
Y mientras termina de últimar detalles, como para esconder el fusil, va haciendo el largo hueco en la arena; a la vez de sentir algo de miedo que de golpe vaya aparecer otro felino hambriento; por lo tanto prefiriendo mantener cargada el arma.
Y por su parte, Luisa, que pese a la confianza ciega que tiene en su maestro, se aparta de la ruta y detrás de unas totoras intenta hacer mover el vientre.
Más al ver lo que está sucediendo, Tábata, cree estar volviéndose loca de remate. Que desearía ser un simple mojón de la ruta. Aunque ya de por sí, lo que hasta ahora le están haciendo, vendría a ser como sí la hubieran azotado una vida entera. Con encima Argentino que le va relatando todo lo que sucede. Haciendo hincapié en qué por lo que escucha se ve que está algo constipada. Mientras tanto, para Tábata, lejos de ser un venerado momento es lo peor ha vivido en su larga vida. Al punto que para no verlo ni oirlo camina por la banquina cuál si estuviera en la sala de espera de algún nosocomio.
Cuando de pronto, como atacada por la espalda por un muchacho peronista de la línea de los Fernández, escucha que Argentino dice ahí estar pudiendo. De inmediato escuchándose a todo volumen: Oh, sole mío. Oh, sole mío. Cual piu mai vento. El sentimiento de la emocione.
Al instante diciendo, Argentino, cuál si estuviera frente a un parto, que por fin allí tienen la nueva cantante para El trío de oro.
No existiendo manera de poder reanimarse, Tábata se quiere morir ya mismo. Que aún apelando a la resistencia del carácter igualmente sufre de agudos estertores. Sintiendo que lo que vive es peor que estar ciega y sin uñas.
Para colmo la otra sale detrás del arbolito diciendo que felizmente ha logrado cantar en el justo momento de defecar.
A todo esto Argentino festeja como el papá de un futbolista que mete un gol sobre la hora en la final soñada.
Y tampoco pasa ningún camión como para distender el horrible pasar de Tábata.
A todo esto Luisa se agarra el propio cuello cómo diciendo que siente la transformación vivamente. E inmediatamente intenta cantar un tema conocido de actualidad; trascartón haciéndolo de maravilla. Y así es que Argentino aplaude a rabiar; que nunca hubo sido tan demostrativo en
festejar un tema. Tábata sintiendo la traición como una rociada de veneno sobre el tallarín con tuco.
Con todo, resulta evidente que la arena oficia de divino colchón que transmitía buena vibra al carácter, porque lo que es ahora, están sobre el asfalto duro donde el humor se ha puesto por demás caldeado.
Y así, de los diez minutos que quedan de claridad, cinco se los pasan discutiendo de política. Que ni el aroma del campo con olor a zorrino logra apaciguar el ánimo del grupo.
Cabe destacar que en breve quedarán a merced de las bondades de la luna en iluminar la noche. Siempre y cuándo se produzca una danza de nubes en formar un claro por donde penetre la delgada luz de la luna. Pues de lo contrario poco y nada es lo que alcanzarán a poder divisar.
Entonces, Luisa, que habiendo cantando de forma magistral, se pavonea cuál una diva del rap, colocada al lado de Argentino como lista para cualquier desafío futuro. Más Tábata por todo concepto sintiéndose super traicionada, qué sin vuelta atrás habla de una ruptura definitiva con relación al vínculo que la une con Argentino. Con éste intentando poner paños fríos diciendo que: aunque no lo querramos de todos modos los cantantes cantan cuando van al baño; siendo algo que medio mundo lo hace; aparte que Luisa tranquilamente puede guardar el secreto. Porque, entre otras cosas, asegura, pronto el país habrá de salir adelante a tener que competir con las demás naciones, resultando de vital importancia poder instruir a la población para hacer entrar los dólares.
A lo que Tábata, por medio de un engaño, responde sacando el Winchester del escondite, así comenzando a amenazar cuál sí estuviera frente a un par de cotorras que bien merecen que le vuelven el pico. Por poco obligando a sus compañeros a limpiar la ruta con la lengua.
Por su parte, Argentino, pidiendo a gritos que se calme. Que seguramente en breve irá a pasar algún coche. Que a lo mejor por la propia inundación es que hayan cortado la ruta. E instintivamente revisa el cuchillo, prolijamente colocado en el estuche, entre el cinto y el pantalón. Además de varias veces rogar porque deje de apuntar que se puede tentar en querer matarlos.
A lo que, Tábata, sin deponer la actitud peligrosa, acciona la palanca del fusil, dejando así constancia que se encuentra en verdad enfurecida. Exigiendo respeto y que dejen de burlarse como dos charlatanes de feria.
Y mientras Luisa instintivamente se abraza con Argentino, Tábata inciste en remarcar acerca de en adelante ella ser el animal salvaje que tanto temor tienen que aparezca.
Entonces, Luisa, tocada en el orgullo, comienza a cantar la marcha peronista; cuál si fuera la propia María Callas. Que cuando termina la exposición, como quitándose las sobras con un montadientes, le da las infinitas gracias a Argentino por haberle enseñado a cantar.
Con lo cuál, Tábata, le recrimina el no poder callar ante el peligro; perfectamente sabiendo que la situación la maneja ella que se encuentra presa del odio y con un arma. Y así le grita ser una mierda de persona; que quisiera meterle una bala entre las cejas cuál si fuera el blanco donde se practica tiro.
La noche avanza. Se impone el frío. Expira el día como la flama de un fósforo. Quedando solamente algo de claridad. Cómo para verse las caras y así saber lo que cada uno piensa. Y ante el frío impersonal lo único que se ve reflejado en sus ojos es el deseo de estar cenando locro en una cantina en San Miguel de Tucumán. Más para nada tener que andar aguantando dolor de huesos por culpa del viento que proviene del mar.
Claramente se observa que tienen en común, que quisieran estar durmiendo una siesta en una hamaca paraguaya, en el propio Paraguay; tomando un dream con bombilla endulzada por alguna feta de naranja para jugo.
Pero lo cierto es que están en la ruta Once a pocos kilómetros de punta Piedras. Sin que nadie se digne pasar. Solamente habiendo tránsito de pájaros de baja estirpe, calidris, gaviotas, y por allí algún esbelto pélicano.
Entonces ocurre de diferente, que sin preámbulo, con ambas manos, Argentino saca hacia fuera los bolsillos del pantalón. Exclamando andar seco de dinero pero con la mente llena de útiles ocurrencias. Dejando en suspenso el resto de la frase magistral.
Y sin para nada dejar de apuntar con la carabina, Tábata, intrigada, hace una especie de leve reverencia, exigiendo que continue la alocución. De inmediato haciendo una mueca afirmativa, que da paso a la orden para que se exprese a fondo y sin reservas. Para lo cuál, Argentino, propone acostarse sobre el asfalto, porque de esa manera más que seguro irá aparecer algún vehículo.
Y más luego de una pausa de puro pensamiento, Tábata, usando de asiento el tarro con monedas, le exige a Argentino, que sin hacer trampa por favor se recueste como dice.
Y mientras que Argentino acostado sobre la ruta, con algo de impaciencia mira las nubes pasar, Luisa, con la guitarra junto a las piernas, le sugiere a Tábata que trate de hacer evocación de algo muy triste, para de esa manera lograr llorar y hacer caer bastante lágrimas, pudiendo de ese modo descomprimir el cerebro. Logrando así recobrar la perdida sensatez que tanto la caracteriza.
Entonces, Argentino, antes que Tábata cometa una locura, se apresura a solicitar, que por favor tire un tiro al aire para liberar el arma del proyectil en la recámara. A lo que Tábata, de manera irrevocable, reacciona con tirar un disparo a los pies de Luisa. Por fortuna pegando la bala en el asfalto. Haciendo saltar chispas de variados colores. A la vez de exigirle a la preciosa que también se acueste al lado de su abuelito.
A todo esto, Argentino jamás pensó que su amiga pudiera estar tan loca; que siente estar metido en un cuento de Agatha Christie.
Cuando de pronto Tábata ve venir, con dirección sur-norte, dos luces provenientes de un vehículo que no alcanza a identificar. Con lo cual les solicita a sus compañeros que dejen de rezar pidiendo por sus pobres vidas. Para así conectarse con la situación de estar viniendo la salvación definitiva. Ellos levantando sus cabezas y pudiendo comprobar que es verdad que hay un rodado que se aproxima. A la vez de Tábata jurar que sino se llega a detener le irá a meter cincuenta balas en cada rueda.
A todo ésto, Argentino, en medio de la ruta, da un salto y se pone de pie. Comenzando hacer señas propias de un desahuciado. Y el vehículo, que aún no alcanzan distinguir, se aproxima a una velocidad media de ochenta kilómetros por hora.
Tábata, como para asegurarse un asiento en el rodado, piensa que irá pegarle un tiro en la frente al chofer; y más luego someter a la tripulación a un violento asalto de película. Mientras tanto Luisa se encuentra sacando hacia afuera el brazo derecho en la postura típica en que se pretende detener un colectivo. Qué con sus blancos dientes a viva voz manifesta sentirse entumecida como una momia recién salida de un sarcófago.
Alivio indescriptible significa la llegada de este micro, perteneciente a la municipalidad de Vicente López, que devuelve a sus vidas la confianza perdida por un rato. Micro moderno pero con la característica propia de los albores de una nueva tecnología aún rudimentaria. Teniendo capacidad para doce personas cómodamente sentadas, mas tres que podrían viajar parados. Qué aunque parezca extraño no lleva un humano conductor ni tampoco un asistente; de además venir sin pasajeros. Vehículo totalmente eléctrico y manejado por computadora conectada a un satélite.
Donde finalmente se detiene sin necesidad de ejercer ningún tipo de violencia; seguramente porque Tábata se quedó parada en el carril por el que transita. Y éste obediente a las intrucciones de los algoritmos se detuvo sin siquiera intentar esquivarla; además abriendo sus puertas de par en par.
Y una vez arriba en los tres rostros se proyecta un amanecer de primavera, de sentirse agradecidos de por fin poder seguir batallando en la fascinante carrera por la vida.
Pero no obstante la irritada Tábata estar convertida en una seda, igualmente con tono autoritario, a punta de fusil, continúa manejando la situación como cuándo estaban en la ruta.
Aún quedando pendiente conocer donde se dirige el rodado, al fin los náufragos ven el porvenir despejado de inconvenientes. Resultando fascinante estar siendo rescatados por un aparato eléctrico solo para ellos. Para lo cual Argentino revisa la pantalla digital de la computadora, y se entera que viene de los talleres de la compañía. Ubicada allá en la espléndida ciudad de Mar del Plata. Con además estar programado para dirigirse hasta la propia municipalidad de origen; en la zona norte del conurbano bonaerense.
El micro por dentro es muy bonito y está super limpio. Equipado de amortiguadores que hacen a uno sentirse estar flotando en el aire. Que al andar tan solitario en la ruta lo hace parecer por todo concepto inalcanzable.
Por su parte Tábata se hubo ubicado en un asiento del fondo. Y solicita que Argentino vea como puede detener el vehículo en la ciudad de La Plata. Que allí descenderá y dejará de acompañarlos. Por motivo de tener una sita muy importante. A la que debe asistir con la rapidez del rayo y las ganas del amanecer.
Luego de estudiar los comandos, Argentino da la agradable noticia de que puede programar la computadora para que deje de funcionar en modo automático. Y así ser él mismo el que conduce el micro. Agregando a la explicación la linda frase de: La aventura que vivimos no merecen un desenlace fatal. Para lo cual hace la mueca de calzarse un gorra imaginaria. Anunciando que lo primero será regresar a Punta Piedras.
Mejor que alimentar el pasado es gozar de cada instante. Por ejemplo, escudriñando el paisaje de una noche resplandeciente. En un basto campo atravezado por una ruta típicamente argenta. Cubierto el entorno de sordo silencio. Con canto de grillos que adornen la fe.
Y así es pués el presente del staf del Trío de oro, con domicilio en la prefabricada La Chismosa. Envueltos en la fortuna de encontrar un micro salvador; de tan lindo aspecto y de tan confortable andar. Al punto del chofer con orgullo anunciar que el rodado funciona a la perfección. Y que encima ya están pronto a llegar a la entrada del camino que conduce al corazón del pueblo. A raíz de lo cual, Argentino solicita que cierren los ojos contando hasta veinte, que seguramente habrán llegado al destino deseado.
Que no obstante la algarabía interior; impera un silencio de biblioteca, propio de quienes yacen absortos e inmersos en estado de onda reflexión.
Habiendo en las calles pocas luminarias encendidas, que ayudados por las luces del micro, igual aprecian la catástrofe en su total dimensión. Por ende resultando dificultoso disimular la desazón al observarse las alcantarillas aún escurriendo las agua hacia el Río de la Plata. De además poder persivirse las marcas de barro que van indicando la altura donde hubo llegado el agua del diluvio trepando sin piedad. Adheridas a las paredes indicando una altura descomunal; donde se hubieron cubierto hasta el techo de los automóviles.
Y por Don Messi, al estar tan presente los huracanes que ocurren en Miami, sienten ánimo de bautizar al evento sucedido con el nombre de tormenta Susana; en honor a la hija de Argentino quien diera motivo a la selecta reunión.
Y así está la querida Punta Piedras, con el pueblo evacuado y sin un alma en las calles. Que nadie tiene deseos de opinar demasiado, prefiriendo que el silencio hable por sí solo. De una ciudad parcialmente inundada, adornada con las luces del micro que se reflejan sobre la pobre ciudad destruida.
Y no mucho después de algunas exclamaciones de estupor y jolgorio, ahora están a pocos pasos del propio hogar que por fuerza mayor dejaron atrás al salir flotando. Qué curiosamente cuando aquello sucedió, de la prefabricada despegarse del terreno y echar andar cual una jangada, sin querer el dueño hubo golpeado contra un poste de luz haciendo caer su farol correspondiente. Quedando así colgando el artefacto eléctrico hasta hoy día, con ahora, justo que llegan, encontrándose posando un aguilucho que observa como parado sobre un péndulo.
Y pues recién a oscurecido, resulta evidente que falta bastante para qué de nuevo sea de día, de todos modos pudiéndose apreciar el siniestro con total claridad. Pero el agujero que ha dejado la falta de la prefabricada habla a las claras que el temporal no ha sido joda; qué como segunda prueba se tiene que el kiosco de la esquina esté totalmente cerrado, casi cómo confirmando que los grave acontecimientos aún persisten.
Resultando ser la imagen desoladora como sí a Argentino le hubieran amputado las piernas. Solamente encontrando consuelo en saber que la casa de estilo americano está lo más campante en la bahía de Samborombón.
Aunque de momento lo que más les preocupa es recuperar los celulares, a juzgar por las marcas de adonde ha llegado la catástrofe, es de suponer que todo esté arruinado o en estado deplorable. Para lo cual, a lo más que Argentino puede aspirar, es a dejar el tarro con monedas, la escopeta, la guitarra, el globo terráqueo, la cuchilla; y de paso tomar nota de lo que haga falta para iniciar la inmediata reconstrucción del lugar.
Y por fortuna ahí, la casa pricipal, con la gestoría al frente, pero ensopadas como vainillas de tiramisú. Seguramente esperando al dueño que las venga a secar. Ser que lejos de estar cansado tiene ánimo como para refundar el pueblo, haciéndose cargo de los expedientes destruídos en reemplazarlos por otros en mejores condiciones. Con encima sacarle brillo al comercio y todo, hasta dejarlos relucientes y bonitos.
Y pese al apuro, o para lograr que se de prisa, detrás de Argentino, como forma de consolarlo, Tábata le acaricia la cabeza, removiendo un poco los cabellos. No obstante recriminando que, habiendo ido a visitarlo de pasada, por poco queda pegada para toda la eternidad.
Y allí está, entre la poca niebla que nubla la mirada, la casa vieja, la principal, con el terreno pelado al lado, cuál si sonriera con una paleta dental de menos.
Entonces Argentino le comenta a Luisa: que cuando cierra los ojos cree estar viendo la prefabricada sobre el terreno que ahora ven tristemente pelado; con de techo la noche que empieza a estar totalmente estrellada.
Y allí el elegante micro está parado pero encendido, frente al domicilio de Argentino; quien sin dar mas vueltas se apersona a mirar el desastre en vivo y en directo.
Pero poco valientes las chicas se quedan esperando que el capitán regrese rápido como hubo prometido. Porque entre otras cuestiones, por el solo hecho de haber dejado el motor encendido, hace temer que la cafetera se vaya a quedar sin batería; que en tal caso habría que tirar un alargue y cargarla ellos mismos. Tábata insistiendo en decir que por favor regrese lo antes posible.
Además de rogarle, que haciendo de cuenta que corre una carrera, lo mas rápido que se pueda, la despache en la rotonda de Alpargatas, que allí hay un gendarme que ella bien conoce, que de seguro cuando le cuente la irá acompañar de regreso hasta el rancho.
Metido en una noche del color de un cuervo azulado, nadie más llamativo que el micro de la municipalidad de Vicente López. Circulando por una autovía que empieza a mostrarse animanda. Del cual se escucha salir de su interior, la fuerte voz de una cantante de lujo, pero en el rol de aleccionar, por medio de un decir vigoroso que denota empírica sabiduría. Cuál sana recomendación solicitando a sus compañeros de travesía, que previo a tener que tomar decisiones imprescindibles para la vida, como mínimo descansen unas cuantas horas. Y que por todos los medios traten de dormir, porque luego del descanso pleno por un aceptable tiempo la mente funciona de maravilla, donde al individuo se le ocurren las mejores ideas. Todo hasta que el cuerpo de nuevo se vuelve a debilitar, necesitando de otro descanso semanal para de nuevo andar derrochando buenos pensamientos. Pues desafiar esa ley es como maldecir la vida, que de lleno se alcanza hacer migas con la pobreza.
Por su parte, pues más bien esperaban un insulto de despedida y no una recomendación tan esotérica, inmersos sobre un colchón de intriga, Argentino y Luisa le agradecen las palabras de despedida; sin agregar comentario alguno aceptando de lleno la propuesta. Además, acompañado de gestos afirmativos, prometiendo hacer planes para el futuro recién luego de dormir un poco.
Sumado a esto, Tábata, para cada uno, en lo que le corresponde, solicita además que la tengan siempre bien presente porque tiene pensado luchar por la amistad que tiene con Argentino hasta mas allá de la metafísica.
Pero no obstante el difícil momento de separarse, antes de que esto ocurra, Argentino extiende el brazo que saca del volante, y previo solicitar que Tábata le enseñe la palma de la mano, de una le coloca cinco monedas de oro. Según lo expresado, a manera de compensación por las tantas dificultades en que la hubo metido; desde el vamos haciéndole la segunda en colaborar en informar a Susana de Argentino estar al tanto de la verdadera paternidad. Y sorprendentemente a lo imaginado, Tábata le rechaza la excelsa propina. Enseguida dando a entender que desea que la enorme experiencia le sea bien propia, totalmente suya, metida en su carne hasta el caracú. Y de ser posible que quede gravada a fuego en su destino sin que nada lo pueda empañar. De sea manera prefiriendo que su alma conserve la pureza de tener buena empatía con la experiencia en cuestión.
Y mas luego, antes de descender del micro, de manera enfermiza, Tábata arremete con una verdadera apostasía. Advirtiendo a Argentino mantener el glande del falo apartado de los flujos provocados por la fantasía de la lívido. Porque aquello le puede arrugar la cara hasta parecer un viejecito de mil años. Y lo propio le aconseja a la muchacha; qué casualmente se muestra masticando pensamientos de querer refregarse con su pareja. Aconsejando también mantener la cotorra seca de flujo y saliva; sino quiere terminar como una verdadera pasa de uva.
Para finalmente antes de poner un pié en el asfalto gris, tirarles un beso tan expresivo que hizo brillar el aire cuál si en esa acción hubiera soplado un polvo mágico.
Después de la trascendental despedida, antes del "portazo final", por un momento ellos quedaron esperando una nueva ofensiva (que hasta sintieron profundo alivio de haber quedado el rifle en Punta Piedras). Aunque la verdad es que Tábata nunca volvió la vista atrás y se fue perdiendo en las inmediaciones de la rotonda. Pero con la nota de color, qué de golpe desapareció de cuerpo y alma, para a los tres segundos, y veinte metros de recorrido, volver a aparecer como si tal cosa; y así seguir caminando en la misma dirección.
Entonces más luego de meditar sobre la relatividad de la materia, el binomio continúa andando en el micro eléctrico con rumbo incierto. Motivo por el cual Argentino se ve obligado a preguntar la dirección de la casa de Luisa. La muchacha respondiendo que vive muy cerca de allí, pero que su deseo más íntimo es el de acompañarlo adonde quiera que vaya.
Resulta evidente que entre ellos existe una deuda pendiente con relación al cariño en danza. Que por lo visto funsiona a fuerza de estar juntos y apostar a tratarse con todo el cariño posible.
Entonces Argentino, sin consultar nada, tomó por la autopista que lleva para la zona céntrica de la capital. Diciendo que fuera de toda duda lo que tiene pensado es alojarse en un hotel que lo acepte con esa pinta de saparrastroso; y con ello pasar una semana de vacaciones. Qué por su puesto la invita a quedarse con él. Diciendo luego que quiere darse prisa para poder conseguir dar con una casa de indumentaria que esté abierta y así vestirse con ropa nueva.
También hablan del susto de ser detenidos en algún puesto caminero por motivo de estar usando un vehículo que se pueda interpretar como robado.
Pero finalmente lo que prima es el sentimiento positivo que despierta el hecho de estar juntos; que finalmente les divierte el poder hablar con la confianza de dos que se quieren un montón. Ambos admitiendo sentirse muy a gusto de estar unidos en tiempo de bonanza.
Y así de distintas semillas se va sembrando la relación con pasajes cargados de cariño. Pero al margen de lo amoroso, amparada por la fuerza del afecto mutuo, Luisa le recrimina a Argentino, el haberle quitado el globo terráqueo; ahora exigiendo una explicación. Y Argentino, aflojando la lengua cuál bandera al viento, se justifica diciendo que tiene pensado regalarle otro globo mejor, mas grande y sin abolladuras. Pero no obstante aprovecha la oportunidad como para expresar otra cosa nueva sobre el tema geografía; al contrario de ser un mate lavado, confiando de ser interesante su observación.
Entonces dice que América completa, de norte a sur, comparada con la otra masa terrestre, compuesta por África, Europa, Asia, y también Oceanía, es mas chica de tamaño, y de forma mas esbelta y espigada. Por tanto le remite a ser la cara femenina del planeta. Mientras tanto que la otra parte del mundo se corresponde con lo masculino; o sea el varón. Con lo cual Luisa se queda pensando que tal vez se trate de una simple casualidad. O por el contrario América ser un hombre delgado mientras que su vecino continente una señora excedida de peso.
Pero lo cierto es que por sobre cualquier ocurrencia en la memoria aún persiste la aventura vivida; y con ello también Tábata, la cual por todo concepto aún se siente presente.
Sin embargo a medida que avanzan van entrando de lleno en el tema de pasar unos días "juntos" aunque sin poder asegurar que se trate de un amor eterno. Ella aclarando que vive sola y que no tiene que rendir cuentas a nadie. Para lo cual Argentino la pone en conocimiento de algo que va hacer cuando se vaya registrar en el hotel. Y es solicitar al conserje le confirme sí la foto del documento se corresponde con la portadora. Más que nada porque tiene terror qué en realidad se trate de su propia hija con la trampa de hacerse pasar por otra persona.
Y así siguen rodando sin inconvenientes, con ahora transitar sobre un gran puente que tiene debajo el Riachuelo, más a lo lejos el estadio de Boca juniors.
Y al salir de la autopista, pasando por el peaje y ya entrando en la Nueve de Julio, Argentino confiesa tener algo de dolor en la columna vertebral. Para lo cual Luisa le palmea la espalda y lo alimenta a aguantar pues falta nada para llegar al Obelisco.
Por lo demás, cuándo lleguen, Argentino tiene pensado programar la computadora para que el micro siga camino y regrese al destino fijado. Y ellos descender lo más campantes sin preocuparse por el qué diran.
Fuera de toda broma, Argentino le cuenta a Luisa que con urgencia quiere ir a una pizzería. Y comer una porción de musarela con faina. Que recién después, ayudado de un buen licuado de banana con leche, de ser posible, tiene pensado ir a instalarse en un hotel. Y que le gustaría que sea el Sheraton; a pocos pasos de donde se encuentran.
Y una vez que llegaron a la avenida Corrientes, desendieron del rodado; Argentino, cuál si fuera el anca de un caballo, propinando una palmada a la parte de atrás del micro, este partiendo raudo hacia el municipio en cuestión.
Entonces se toman de la mano y orgullosos comienzan a caminar por Cerrito hacia Carlos Pellegrini.
Que mientras miran vidrieras, ellos también se miran por entre los cristales, tratando de preservar la sonrisa que se renueva a cada instante.
Además observan el cielo que parece la bóveda de una iglesia con ángeles de todo tipo; a cada paso imperando la buena onda de andar abrazados, sintiendo como se afianza la amistad camino a una relación de envergadura.
Y sin averías el micro se aleja hacia la zona Norte del gran Buenos Aires, como engolosinado con su destino perfectamente programado.
Lleno de miedo de resultar un tipo aburrido que solamente conversa de sus asuntos, por primera vez, con dulzura, Argentino besa a Luisa en los labios. En el fondo de su corazón sintiendo que con esa acción también agradece a Naturaleza el tanto afecto expresado…
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