Las sensaciones eran extrañas, las miradas olvidadas o tan escondidas que solo podían intuirse desde la perspectiva del observador.
Eran las 4 y 36 de la mañana, corría un leve viento no lo suficiente frío pero se intuía que pronto cambiaría, lo normal de un 10 de noviembre, ya no se puede saber a ciencia cierta cuando empieza o acaba una estación o almenos a mí me cuesta darme cuenta últimamente.
Si cerraba los ojos y me concentraba seguía desvariando continuamente, eternamente lo cual me tranquilizaba extrañamente, como el caos podía ser una parte tan importante en mi estabilidad, como podría ser posible que esas lagunas mansas de estabilidad me generarán tanta ansiedad y repulsión.
Entiendo que cada uno es diferente, virtudes y defectos son simplemente posicionamientos, perspectivas individuales, por dicho motivo no deberíamos juzgar lo que no conocemos, lo que no sentimos, lo que simplemente no vemos...
Pero lo hacemos, lo hacen y lo que más me jode... Lo hago.
Yo, mi yo más alienado, defectuoso, egocéntrico y manipulador me convence que no, pero sí, soy aquello que no se ve y desaparece como cualquier otro que puedas cruzarte, un sin más, un recuerdo bueno o malo y sobre todo una pregunta que se suelta en cualquier conversación, un simple... ¿Quién?.
Sigue ese viento enfriando levemente mi cuerpo, hoy tengo sueño pero no puedo dormir es 10 de noviembre y no sé realmente en qué estación del año estamos, creo que no es verano, almenos aquí no. |