En la vasta oscuridad del universo, la Luna aparece como un simple reflejo del Sol, un espejo que capta la luz y la convierte en un delicado halo de nostalgia. Mientras el tiempo avanza, las horas se deslizan como arena entre los dedos, y los recuerdos, esos ecos de lo que fue, comienzan a desvanecerse en el aire frío de la noche. ¿Es el miedo una respuesta válida ante tal pérdida? Tal vez no; en este ciclo interminable, todo es posible.
Tumbada en la cama, mi cuerpo se siente pesado por la ausencia. A mi lado, el espacio vacío me grita la falta de tu cercanía. Siento con anhelo la necesidad de alargar la mano, como si pudiera tocarte a través del velo del tiempo. Es una lucha interna, un tira y afloja entre el deseo de retener y la inevitabilidad de soltar. Cada parpadeo parece ser un instante en el que los recuerdos se escapan aún más, como estrellas fugaces que se disipan en el horizonte.
Sentado a la espera del amanecer, la habitación está impregnada de un silencio reflexivo. Mis pensamientos vagan en torno a la danza de la luna y el sol. Con la mirada perdida en el cielo, puedo ver cómo la luna comienza a desvanecerse lenta pero seguramente. Su luz, antes constante, se rinde al resplandor del nuevo día. La noche se aleja, dando paso a la calidez del sol naciente. Pero, ¿qué es realmente el Sol? Es más que una estrella distante; es la promesa de luz, vida y nuevos comienzos.
El Sol, en su majestuosidad, nos ofrece una perspectiva diferente. Es el guardián del tiempo que nos empuja hacia adelante, llenando nuestros días de energía y razón. Sin embargo, cada atardecer también trae consigo la certeza de que la oscuridad regresará. Este ciclo perpetuo entre luz y sombra invita a la reflexión: ¿qué valor tienen nuestros recuerdos cuando la vida continúa?
Mientras la luna se oculta tras el horizonte y el Sol se dispone a reinar durante unas horas, me doy cuenta de que aunque los recuerdos puedan perderse, siempre habrá un nuevo día, un nuevo amanecer que nos brinda la oportunidad de crear nuevas memorias. Y así, la vida sigue. Todo es posible. |