Estaba obsesionado conmigo; sabía que tenía mujer, hijos y amante, pero no lograba entenderlo ni asimilarlo. No solo me seguía en la calle, sino también en todas las plataformas en las que yo publicaba mis poemas. No desaprovechaba la oportunidad para colocarme una estrella y dejar sus recomendaciones estúpidas que nunca hice caso.
Hoy cumplía años ese ser obsesionado, lastima que no lo tenía cerca, de haberlo tenido, hubiera escupido su cara. No sé merecía nada, ni siquiera un madrazo. Hablé con un amigo para que le llevará un pastel y una coca cola. Mi amigo fue a saludarlo y a llevarle el pastel. Él creyó que era uno de sus fans. Le abrió la puerta a la segunda vez que tocó el timbre. Él le dijo lo siguiente:
-Vengo a traerte un pastel.
Él le respondió:
-Es lo mínimo que pudiste hacer.
Mi amigo lo quedó mirando con ironía y luego le dijo:
-Eres muy importante, cierto?
Él respondió:
-Demasiado.
Mi amigo, se levantó de la silla y le estampó el pastel en la cara, luego le dijo:
-Vengo de parte del hombre que te desvela.
Él le respondió:
-A mí no me desvela ni mi madre que está enferma.
Mi amigo le respondió:
-A ti te desvelan todos los escritores que no logras superar.
Iba a seguir adelante nombrándolos y vio que estaba comiéndose el pastel, lo había limpiado de su cara con las manos y lo había puesto en un plato desechable que mi amigo había llevado.
Tenía tanta hambre que no dejó ni rastro del pastel, que a propósito fue el único regalo. Él esperaba que le llevarán mil regalos, pues se creía muy importante y para colmo de su mala suerte, al salir a la calle, lo confundieron con un hampón y tuvo que pasar varios días en el calabozo. Durante su estadía en la cárcel, fue a corregir todos los grafitis, con la mala suerte que a punta de patadas le enseñaron a no ser metiche. Salió de la cárcel porque atraparon al verdadero hampón. Los dos eran idénticos, la única diferencia era que el delincuente vivía en el anonimato y nuestro personaje hacia todo lo posible para tener la fama de Shakira, sin tener el mínimo talento. Mientras ella facturaba, él trapeaba pisos.
|