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Vino la tía Lisa a visitarnos, ella tiene plata, lo primero que hizo fue comprar una garrafa, ya que mamá cocinaba con carbón o con cualquier palo que encontrase. Sobre la parrilla hacia unos asados de pan casero amasados con harina y agua y si se podia algún guiso y del otro lado de la parrilla una olla calentando agua para bañar nuestros cinco pequeños cuerpos, porque pese a que la pobreza nos castigaba, éramos bien limpiecitos, nos bañamos todos los días antes de ir al colegio, en invierno y verano. A veces comíamos ensalada amarga que cortábamos de los terrenos baldíos con el pan que amasaba mamá.

Nunca ganamos ningún premio, ni heredamos nada, todo fue muy difícil, nuestro padre ante la crisis del país decía que no iba a trabajar por dos mangos aunque sus hijos sufrieran de hambre. Y así fue.
Nos quedamos encerrados en la pobreza porque la puerta se trabo y ya no pudimos salir.
Por eso cuando vino la tía todo cambio, había comida en casa.
En la época de mis abuelas las tías que vivían en la ciudad iban al campo , y se llevaban alguna nena para que les hicieran de sierva a cambio de mandarlas al colegio. Ese fue el caso de mi mamá, mi abuelo dijo que si a su hermana, que se fueran ella y la tía Lisa, mi abuela callo y obedeció, mandaba el marido. Con los años la tía Lisa volvió al campo y mi mama se quedo en la ciudad porque ya no queria regresar.
Cuento esto porque mi mama se aferro tanto a nosotros , ella no conocía el amor de su madre, la habían negociado, una boca menos para dar de comer, a mi abuelo le rendían los hijos varones, la mujeres eran un problema. Y así fue como mi madre vio la mirada resignada de mi abuela cuando ella se marcho.
Y el tiempo paso y, ahora con la presencia de la tía Lisa que venía de tanto en tanto, esta tía no era como la otra, fuimos creciendo, y con estudio y trabajo salimos adelante y dejamos de ser pobres.
Pero yo quiero hablar de mi tía Lisa y su historia. Nosotros la amábamos tanto, sabíamos que su presencia calmaría la hambruna de nuestros estómagos, los que pedían a gritos un poco de comida.
Después se marchaba a su campo natal, porque si bien había nacido en Italia ella decía que era hija del campo, con una montaña de fondo y un río que lo atravesaba, la casona donde vivía era preciosa, inmensa, con muchas habitaciones y muebles de lujo, hacia de aquel lugar un paisaje de ensueño.
Vivía sola, todos se habían marchado a ese viaje sin regreso, ella manejaba el campo, la ayudaba un viejo que no tenia donde ir al igual que un chico en iguales condiciones.
Vivía en soledad, era una bohemia incorregible, su campo era París, leía, pintaba cuadros con un mensaje surrealista, en todos se podía ver la mirada de un hombre, allá a lo lejos como perdida en el tiempo.
Nosotros vamos a quedarnos los veranos con ella, nos lleva al río, jugamos, nos bañamos, somos felices.
Tiene también un lugar secreto arriba en la montaña, digo así porque nos tiene prohibido entrar allí. Va a ese lugar todas las mañanas,la sigo, abre una puerta de madera, porque el lugar está cerrado con palos y pequeños arbustos. Se sienta bajo los árboles, y su mirada se queda perdida, sin tiempo, sin prisa, ella esta allí quieta.
Después regresa.y todo sigue como siempre. Nos vamos hasta la próxima temporada. Se queda sólita, con la mano en alto diciéndonos adiós, hasta que su imagen se va perdiendo.
Espero durante el año que llegue el verano. Pero quiero saber más de ella, como fue su juventud, porque viste de negro, porque si es tan buena no sonríe.
En una fiesta familiar, en la que mis hermanos comían para tener por un buen rato, por lo menos hasta que viniera la tía con sus canastos cargados de comida, bueno como decía en esa fiesta escuché sin querer la conversación de dos o tres personas decir que la tía en su juventud había sido bastante ligera, así decían y otras cosas que no me gustaban, que ningún hombre la había amado por eso, porque era la diversión de los ricos de aquel lugar. Me pareció tan cruel porque además agregaron que nadie quería trabajar en su campo porque decían que era una bruja, ahora entiendo porque vivía sola.
La fama de bruja, así decían las lenguas venenosas, se la había ganado porque cada uno de sus siete amantes habían desaparecido una noche cualquiera, en el paso de los años.
Ahora ha pasado mucho tiempo, regreso al campo donde fui feliz porque esa mujer vestida de negro nos dio todo el cariño y el cuidado que pudo.
Ella ya no esta. Puedo ver la montaña donde está su lugar sagrado donde hiba cada mañana. No se si subir, podría entrar, seria como invadir su secreto. Pero tengo que hacerlo quiero saber.
Mis manos tiemblan al apoyarse en la puerta estoy ingresando al misterioso mundo de la tía.
Hay siete tumbas. Es el cementerio familiar.
Habladurías de la gente no más.....

Texto agregado el 05-11-2024, y leído por 83 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
07-11-2024 Me encantó 🌹 nelsonmore
06-11-2024 Una historia rica en todos sus recuerdos. Abrazo Lagunita
06-11-2024 Excelente cuento!! Saludos. ome
06-11-2024 Qué linda historia Estela. Y que bien escrita. Además que buen mensaje nos dejás por medio de él. Las habladurías de la gente, las ganas de salir de la pobreza, tu relato tiene muchas cosas para saborear. La verdad que es un placer leerte después de tanto tiempo. Abrazo. ***** vaya_vaya_las_palabras
05-11-2024 —Nos presentas este relato como ensayo, sin embargo yo lo leo como cuento porque encuentro en el la impronta propia de tu prosa, la que siempre he encontrado en tus otros cuentos publicados en estas páginas y que me ha gustado leer. Me gustan por el relato bien urdido y porque logras mantener el suspenso hasta el final. —Saludos y un abrazo. vicenterreramarquez
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