La línea que recorre como un equilibrista separando el sueño de la pesadilla, la superstición de la clarividencia, lo que se quiere y no, mutila sin contemplación el reposo que no encuentro y deseo, me abre en canal mientras me introduzco en un desierto que abrasa mis entrañas con la mezcla de agua, sol y arena.

El dolor no sabe de escalas universales, no entiende de personas ajenas que no pertenezcan a la esencia de su despertar, del centro mismo de su inicio convirtiéndose en simples vasijas rotas con huésped.

y le das vueltas y te culpas mientras las voces te hacen despertar una y otra vez sin poder evitar ver tu reflejo en un espejo que no es real, no puede ser real, quien te mira no eres tú, el no eres tú...

y ríes, como nunca lo has hecho antes..
Y lloras, como lo necesitabas sin saberlo,
Con menos esfuerzo del que te pensabas comienzas a soltar todo lo que pesaba, que te oprimía.
Y vuelves a reír llorando a llorar riendo.

Y...

Sientes paz.