Y todo comenzó siendo alumbrado él por una noble mujer. Y en una parte de un planeta de edad inimaginable. Aprendiendo a hablar usando un idioma qué sólo Dios sabe cómo y cuándo comenzó. Con reglas qué nunca han parado de ser modificadas. Ya que el cambio es constante y la originalidad qué busca el Tipo es un mito. En cambio la demencia sí qué es algo real.

Olvidando(el Tipo) qué saber, es enterarse de lo que supo otro. Y esa es la creatividad qué siempre se ha manejado. Hecho que le da de patadas al concepto de qué aquello lo inventó Zutano ó Mengano. Pero el máximo esplendor lo logra el Tipo, cuando su ‘grandeza’ la quiere conseguir criticando a los pequeños. ¡Ley universal que lo subyuga!

Y aquí viene a mi mente el mejor cuento escrito en mi tierra: ¡La noche buena de Encarnación Mendoza! Premiado y alabado por literatos. Hasta que leí otra versión escrita por un cubano. Pero con otra ambientación. Ya que en la de mi país la trama se mueve en un cañaveral y la versión cubana en ‘La ciénaga de Zapata’.

Y lo simpático es qué me enteré que al literato de mi patria, sé le cuestionó al respecto. Siendo su respuesta, la de qué posiblemente la historia sé la había contado el mismo individuo a ambos escritores. Entonces, amigo crítico de la página: ¿En qué quedamos? ¿ En el peso y medio ó en el uno cincuenta?