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Mirando el noticiero.

A mi madre le encanta mirar las noticias en el televisor y aunque a mí particularmente no me agrada hacerlo, a veces la acompaño.
Mientras mirábamos las noticias policiales algo me recordó lo que mi madre me contó hace algún tiempo y sin querer nos miramos y ella leyó mis pensamientos, como solía hacerlo como buena madre que es y me dijo que era una historia similar. Lo entendí de inmediato, ella me había contado lo ocurrido a una amiga muy querida hacía de esto algunos años y a la que no había vuelto a ver hasta hace poco tiempo.
Emilia y Gastón, que de ellos se trataba aquella historia se conocieron cuando ella tenía unos seis años y él ocho debido a que sus familias eran vecinas y de ahí surgió una amistad que los mantuvo unidos durante su niñez ya que iban a la misma escuela y luego al liceo y sólo dejaron de verse tan seguido cuando los dos decidieron seguir carreras diferentes, él por supuesto lo hizo antes que ella por ser mayor decidiéndose por estudiar Economía, los números le iban muy bien en tanto que ella prefirió la Odontología.
Gastón vivía con su madre, su padre hacía muchos años que nadie sabía de él, pero su madre que era secretaria en una oficina de abogados lo crio dándole todo lo que necesitaba, aunque para él siempre le hacía falta algo más, era un buen muchacho, pero le gustaba la buena vida y esa cuesta demasiado.
Emilia en cambio tenía dos padres excepcionales, eran profesionales y llevaban una vida de clase alta, aunque no dejaban de exigirle a su hija que estudiara, ellos no estarían siempre y la muchacha siempre lo supo, el estudio y una carrera estaba por encima de todo.
A pesar de las diferencias los muchachos se entendían a la perfección y aunque Emilia hacía mucho tiempo que estaba enamorada de él, no eran novios, simplemente amigos, por eso le llamó la atención el día que Gastón le propuso casarse con él.
Por supuesto que las familias estaban encantadas, Gastón era un excelente Contador y a Emilia le faltaba poco para recibirse de odontóloga y con el consentimiento de todos y la alegría de ellos, se casaron y se fueron a vivir a un apartamento muy cerca de la casa de sus padres.
Al recibirse, Emilia y dos colegas decidieron abrir un consultorio por la zona, Fanny y Juan estaban encantados, ellos por sí solos no hubieran podido sin la ayuda de los padres de Emilia.
Gastón trabajaba para una empresa y a pesar de ser un buen trabajo la paga no era muy buena y a pesar de hacerlo para alguna que otra empresa chica, el dinero nunca le alcanzaba, pero Emilia lo entendía y siempre ayudaba pagando cuentas que debían ser compartidas.
A pesar de todo, los años fueron pasando y aunque no tenían hijos debido a que Gastón creía que para tenerlos deberían mejorar sus sueldos, Emilia no estaba de acuerdo y le decía que quería agrandar la familia que un hijo es una bendición y que a ella se le estaba yendo la oportunidad de ser madre.
Hasta que un día Gastón al llegar del trabajo le dijo que tenía una noticia.
––Emilia, te tengo que comentar algo que creo que podría solucionar nuestro problema de dinero.
––Qué bien, dime estoy ansiosa.
––El dueño de la empresa me comentó que estaba abriendo un supermercado y que me necesitaba.
––Qué bueno, no sabes cuánto me alegro.
––Sólo hay un problema, ese supermercado está en Salto, al otro lado del país y tendría que viajar y quedarme algunos días por semana allá.
––Bueno, quizá, aunque no me agrade la idea de que estemos separados, por algún tiempo lo aceptarías y luego de haber ahorrado un poco lo dejarías.
––Eso mismo pensé yo.
Y así fue como Gastón pasaba al principio dos días en Salto y el resto en Montevideo y todo marchaba bien hasta que los días en Salto se fueron sumando y en lugar de dos pasaron a ser tres y luego cuatro hasta que a veces no volvía en toda la semana y esto entristecía a Emilia que decidió decirle que ya que se veían tan poco, pensó en ir ella algún fin de semana para no sentirse tan sola a lo que Gastón le respondió que tendría que esperar a que consiguiera una casa más grande y más cerca pues donde vivía estaba muy lejos, en el campo y era muy engorroso llegar por caminos empedrados y de tierra, ella sola en el auto.
Esto la dejó más triste aún, pero no dijo nada.
Un día, Fanny, su socia y amiga le dijo que, ya que estaba sola debido a que Gastón no vendría sino dentro de unos días, la invitaba a ir a cenar juntas al cerrar el consultorio a lo que Emilia le contestó que estaba de acuerdo, hacía mucho tiempo que sólo trabajaba e iba a su casa sin salir a ningún lado.
Esa noche las dos amigas fueron al mejor restaurante y luego de una opípara cena Fanny le dijo que desde hacía unos días tenía que decirle algo, pero no sabía si hacerlo o no.
––Vamos Fanny, me estás asustando ¿Qué es lo que me tienes que decir?
––¿Te acuerdas de la semana cuando te conté que mi hermana se había torcido un tobillo y que al estar su marido trabajando y tener dos hijos chicos me pedía que fuera unos días a ayudarla?
––Por supuesto. ¿Le ocurre algo a tu hermana y debes dejar de trabajar? Sabes que conmigo no hay problema.
––No Emilia, no es eso, mi hermana ya está mejor, el problema es otro y me tiene muy preocupada el tener que decírtelo.
––Por favor Fanny, estoy cada vez más nerviosa, ya quiero que me lo digas.
––Está bien, sé que si no lo hago no me lo vas a perdonar nunca. Sucede que mi hermana vive en Salto y los días que pasé allá tuve una experiencia muy fea e incómoda, al ir al supermercado a hacer las compras vi algo que me disgustó y alarmó y que decidí fotografiar para que no pensaras que estaba mintiéndote o creyeras que me había equivocado.
Al instante Fanny le manda al celular de Emilia unas fotografías que hizo palidecer a la muchacha.
––Perdóname Emilia, pero Gastón te engaña y va a ser padre con una muchacha muy jovencita.
Emilia enmudeció al comprobar que las fotos eran de Gastón y una muchachita con un vientre tan grande que parecía que estaba por dar a luz de un momento a otro.
La tranquilidad de Emilia preocupó aún más a Fanny que la miraba sin decir nada.
––Emilia, estás bien, me arrepiento ahora de haberte mostrado esas fotos, perdóname. No lo comenté con nadie ni siquiera con Juan que es tan amigo nuestro.
––No, Fanny, hiciste lo correcto, ahora sé a qué atenerme, aunque ya sospechaba algo nunca me imaginé que fuera a tener un hijo con otra mujer, pero no te preocupes ya sabré solucionar ese tema.
Y diciendo esto se retiró del restaurante dejando sola a su amiga saliendo en calma. Fanny ahora sí estaba preocupada por lo que haría su amiga, pero ya estaba hecho y no había vuelta atrás.
Emilia llegó a su casa, sabiendo que dos días después llegaría su marido y comenzó a limpiar la casa y dejar todo impecable, esa era su manera de tomar las cosas malas, luego salió, fue a casa de sus padres y a la de su suegra pues tenía la costumbre de hacerlo ya que se llevaban muy bien y luego a un edificio muy alto donde vivía un amigo que conocía desde muy chica y por último al supermercado a comprar lo necesario para preparar la comida que sabía le gustaba a Gastón.
Al día siguiente con todo preparado fue a trabajar.
Fanny al verla sintió alivio pues desde el sábado que no sabía nada de ella, le había mandado mensajes a los que apenas contestaba.
Esa noche tenía todo preparado para recibir a su marido al otro día y se sintió satisfecha.
Al día siguiente a la hora de costumbre llegó Gastón dejando su valija en el dormitorio y saludando con un simple beso a Emilia quien le preguntó si estaba muy cansado a si quería almorzar, le había preparado lo que tanto le gustaba.
Gastón le contestó que estaba cansado, pero que aquel aroma que llegaba de la cocina lo invitaba a almorzar.
Luego del almuerzo donde la plática no fue mucha debido al cansancio de Gastón, Emilia le propuso sentarse en el living pues tenía algo que decirle.
Ya sentados cada uno en un sillón, Emilia saca su celular y le muestra las fotos a Gastón.
––¿Qué es esto dijo Gastón? palideciendo, ¿quién sacó estas fotos que se parecen a mi, pero como comprenderás no soy yo?
––No finjas más, ya lo sé todo, no solo eres tú, sino que vas a ser padre y además hasta te casaste con esa pobre muchacha.
Estás loca, ese no soy yo dijo, levantando la voz tan alto y el puño que Emilia sintió miedo al decirle que no se preocupara más, que todo había terminado.
Gastón más enfurecido que nunca quiso saber qué quería decir con eso, acaso lo estaba amenazando a lo que ella le contestó simplemente abriendo la puesta de una sala y dejando entrar a varias personas, la madre de Gastón que lo miraba con lágrimas en el rostro, los padres de Emilia, indignados y a Javier, el abogado de la familia con unos papeles en su mano que se los extendía diciéndole que los firmara que eran los papeles de divorcio y que le dejaba todo a su esposa porque de lo contrario saldría a la luz que era bígamo e infiel y con las pruebas que tenían difícilmente el juez…
Gastón lo entendió, no podía hacer nada, se dio cuenta de que como había dicho Emilia todo había terminado y luego de firmar los papeles tomó su valija y se marchó.
Luego de un tiempo mi madre tuvo noticias de su amiga Emilia y de Gastón, ella se había vuelto a casar y tenía dos hijos y él al ser rechazado por la madre de su hijo al enterarse de que ya estaba casado, se fue del país tan lejos como pudo.
Esta charla teníamos mi madre y yo al escuchar que una mujer había matado a su esposo al saber que le era infiel entonces mi madre me hizo este comentario que no puedo olvidar, no te imaginas lo orgullosa que estoy de mi amiga, ella fue una mujer sabia y valiente, no sé qué hubiera hecho otra mujer en su lugar, quizá el final de aquella historia hubiera sido más dramática y trágica como la de esta pobre mujer de las noticias.
Aun recordando aquella historia le propuse a mi madre ver una película romántica, el noticiero no era para mí.
Omenia
26/10/2024

Texto agregado el 28-10-2024, y leído por 66 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
29-10-2024 Esos desvíos son imperdonables; pero también forma parte de la vida. Abrazo ome, linda tu prosa, es largo el cuento pero me pareció breve. sendero
29-10-2024 La vida te da sorpresas todo el tiempo, al fin una gran amiga logro ayudar a Emilia, de lo contrario su vida sería otra, al final él pago lo que hiso, lamentablemente es tan común esas cosas, pero en el día de hoy hay mucha violencia, me gustó mucho amigo ome. ***** Abrazo Lagunita
29-10-2024 Te metes con tanta sencillez a las cosas duras de la existencia, qué escribir, hoy me atrae más. Te felicito. peco
29-10-2024 —Estaba extrañando los cuentos de nuestra amiga Ome. —Muchas veces los sucesos del día traen a la memoria episodios de tiempos pasados vividos o conocidos a través del noticiero diario. Al leer este cuento pienso justamente en esto que comento y me doy cuenta que nuestra memoria cerebral hoy tiene una aliada en la memoria virtual, la cual creo que es buena idea distraerla con una película romántica. —Un abrazo. vicenterreramarquez
28-10-2024 La vida real nos asombra más que nunca últimamente, no lo digo sólo por lo que narrás, sino que el mundo está dado vuelta. Evidentemente esta historia, merece ser contada tan bien como acostumbras a hacerlo, querida Ome. Un abrazo bien fuerte y cariñoso. MujerDiosa_siempre
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