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Pasada la tertulia del sábado por la noche, entre canciones y discusiones de la política, ahora es el turno del amanecer, donde estando en primera fila nadie parece querer otra cosa que admirar el poderoso fenómeno. Y sumado a éso la tanta cantidad de vino que han tomado para nada les impide hacer un poco de silencio.
Y mas luego de un interesante momento, donde entre nubes vieron aparecer al sol todopoderoso, Argentino vuelve a manifestarse con deseos de componer un tema musical enfocado en la inundación ocurrida en Punta Piedras.
No obstante, Luisa, para sus adentros, quisiera poder crear un bolero que hable de la fuerte atracción que siente por el padre de su amiga. Mientras tanto que Tábata, lleva instalado en la mente el paradigma del discurso del odio. Mas que nada provocado por la bronca irreconciliable que tiene por los populistas; teniendo en Luisa una exponente de exelente factura.
Pero al respecto de dicha acusación sobre el estancamiento que ha sufrido el país en época de los populistas, Luisa antes que nada hace notar que en realidad el término populistas, debe ser aplicado a los adeptos al nazifacismo. Porque, subsidiar la educación pública y privada, las comedores populares, los merenderos, la salud pública, el transporte público, las asignaciones por nacimiento, las pensiones de ama de casa y por adulto mayor, eso verdaderamente se corresponde con un auténtico movimiento de vanguardia y no precisamente con ser unos populistas. Porque todo lo que el gobierno actual está destruyendo, es nada menos que la justicia social que tanto trabajo costó llevar a adelante. Justicia social de la buena, de la bien entendida, y puesta en práctica bajo la legitimidad de la democracia.
E intentando cambiar de tema, como para así gozar de la buena madrugada,Tábata, hace mención de un post que hubo visto en Instagram, de un oso hormiguero escamado, que se creía extinto pero que hubo aparecido de golpe en los campos de Senegal. Y a propósito de este fenómeno vinculado con la teoría de Argentino, con relación a su interpretación de la Biblia, donde hubo ocurrido algo similar con Adán y Eva. Por consecuencia Tábata se atreve a comparar a este oso escamoso con el propio Adán; donde mas luego, de seguro, afirma, vendrá la Eva osa escamosa a completar el par necesario como para crear la rueda.
Vale aclarar que por más que en las chicas las ideas de Argentino despierte algún tipo de hilaridad, igualmente impera un profundo respeto donde jamás se pone en duda su capacidad de razonamiento.
Pero no obstante las objeciones, las dos muchachas están pendientes del accionar de Argentino que por su cuenta hubo retomado la fabricación de una vela, intentando coser, medio en copas, tres sábanas de dos plazas; que vaya a saber uno como luego se las ingeniará para hacerlas flamear al viento.
Por otro lado, categóricamente hablando, la bella mañana que se presenta
logra disimular el volcán que hay entre las mujeres; que no obstante de a poco van entrando en franco proceso de erupción en estallando.
Colchón de huevos con arbejas y tomate, pretende preparar la bella Tábata.
En cambio Luisa vuelve hacer un comentario acerca del gobierno actual. Pero está vez, muy espantada en serio por lo que se proponen hacer los libertarios liberales. Comentario de actualidad que tiene relación con que pretenden aumentar la edad jubilatoria hasta los setenta y cinco años. Siete cinco; remarca Luisa a la par de mover la cabeza como negando esta realidad posible. Y además diciendo, modulando las palabras con exageración, setenta y cinco años en hombres y mujeres por igual. Con además responsabilizar a los reaccionarios gorilas de derecha, de aprovechar la reivindicaciones feministas como para luego aplicar castigo a las mujeres por pretender ser iguales a los hombres. Para luego agregar que le parece mentira que ignoren que pasados los sesenta y cinco una persona está hecha pelotas y le duelen todas las articulaciones.
Y paralelamente al tema de la jubilación la propia Luisa comenzó a despotricar contra los mercados. Culpando a los liberales de querer convencer a la gente en depositar la confianza en los beneficios de la competencia, siendo que los mercados carecen de valores morales. Por ejemplo al subirse los medicamentos oncológicos a precios inaccesibles. Que por culpa de ello muere gente de a montones. Además de pretender cobrar las mercaderías que resultan saludables a precios mas elevados por el solo hecho de hacer bien al cuerpo. En cuanto que si no le ponen sal a las papas fritas es de suponer que les sale más barato; pero no, las cobran un treinta por ciento más caro; así soltando Luisa una expresión de fastido solicitando se dejen de joder, que si es imposible encontrar trabajo a los veintiuno que te puede caber a los setenta.
Al respecto de la reforma jubilatoria Argentino opina que probablemente pongan en el tapete el tema de la jubilación como para distraer la atención sobre los ajustes financieros que están resultando ser tan agresivos. Pero que luego solo vayan a subir la edad jubilatoria solamente hasta sesenta y siete, para ambos sexos.
Entonces, Tábata, de inmediato, le responde, que aumentan la edad jubilatoria por el motivo de en la actualidad haber mayor expectativa de vida. Porque hoy día una persona a los setenta aún joven. Y la gente está llegando a los cien con total facilidad. Aunque luego de una breve pausa, la propia Tábata hace una especie de mea culpa, y se anima a rectificar el rumbo de sus afirmaciones, haciendo un reconocimiento expreso acerca de que a ella también le espanta la idea de tener que esperar tanto tiempo para poder jubilarse.
Entonces fue que Luisa hizo una exclamación afirmativa de absoluto reconocimiento; animándose a darle una palmada de corte afectiva. Encontrando en Tábata una agria respuesta.
-Que haces, borrega de porquería, porque me empujas?-responde Tábata al mimo de la joven Luisa.
Es que acaso no te gusta como opino?-continuó diciendo malhumorada. Para enseguida agregar.
Te voy a demostrar cuan infeliz puedo llegar a ser cuando me sacan de las casillas.
A todo esto, Argentino, nuevamente se interpuso entre medio de las dos mujeres, con intención de separalas; y además diciendo.
-Dejen de discutir de política que ninguna de las dos está preparada como para dar conferencias. Por favor, adelante mío permitan que cada uno piense como quiera. Porque finalmente es lo mismo, pues el bicho feo de la pobreza no hay quien lo ponga lindo.
Más luego de un segundo de silencio, Tábata, con el semblante pálido por la ira, retoma su actitud de mujer pendenciera.
-Ahora mismo le voy a poner un sello en la frente que diga: Basta, borrega, para de insultarme!
-Están armando un lío tremendo por poca cosa. Yo las quiero a las dos y nada de lo que dicen me molesta. Por que hacen tanto barullo en momento tan difícil? Por lo menos, traten de esperar a que estemos a salvo y después si quieren se agarran de las mechas.
-Es que esta piba se mete con el orgullo. Y acordate lo que te digo, que después va hablar mal de vos y hasta te va acusar de degenerado.
-Mejor deja correr la bronca y volvé a sentirte cómoda.-le dice Argentino a Tábata de manera cortés.
-Es tarde. La quiero hacer papilla.
-Dejá de mirar para todos lados como queriendo encontrar una arma.-dice Luisa al ver la actitud de la cantante, que por todos los medios desea descargar la bronca de manera rotunda.
-Mejor hagamos de cuenta que aquí no ha pasado nada y sigamos guitarreando.
-Te repito que ya es tarde. La quiero desafiar a un duelo a muerte. La sombra de la muerte se ha metido entre nuestros destinos.-dice Tábata agarrando una cuchilla de la cocina.
-Uy, pero que hacés; inconciente. Como vas a permitir que todo termine de una manera tan bochornosa. Somos tres que están en situación desesperada y debemos permanecer unidos.
-Acepto el desafío. Si hay otra cuchilla prefiero ir con la misma arma.
-No se lastimen que aquí carecemos de medicina.
-Aquí hay otra cuchilla. Pero, sabes? Prefiero matarte a traición.
-Sos el fiel testimonio de lo que es ser una basura. Que ni por las tapas te mereces estar al lado de un hombre como Argentino. Igual, aunque no soy muy ducha en la materia me voy a saber defender.
-Vos vas a quedar huérfana, porque sino te puedo matar, lo voy a matar a éste. Como sea ésto se termina acá.
-La furiosa tormenta no pudo destruir la casa. Lo vamos hacer nosotros?
Qué en vez de llorar de odio, deberían reir y cantar de alegría.
-Está piba ha venido hasta nosotros para traer la desgracia.
-Le has clavado una puñalada y está bañada en sangre?
-Correcto. Y ahora encima la voy a empujar al mar.
-Me suena a mentira lo que estoy mirando. Algo que ni en pesadilla me imaginé que pudiera suceder.
-Si la preferís a ella, andá y tirate a salvarla.
-Es mi hija. Poco tienen que ver las preferencias.
-Aún está chapoteando. Tirate pronto; antes que vengan los tiburones y se la coman.
Se trata de un momento difícil pero felizmente Argentino logra rescatar a Luisa. Y aunque con mucho esfuerzo, también consigue subirla a la Chismosa.
Y flota la prefabricada como si fuera un buque. Con su rambla que se mantiene firme cual las bandas de un catamarán.
Con Tábata, mujer maldita, que continúa teniendo la fea intención de devolverlos al océano a los empujones.
Pero ocurre que al ver pasar una nube oscura que se trata de langostas en abundancia, ante el fabuloso evento desiste de toda acitud de darles un golpe de gracia; exclamando a viva voz que miren el cielo que sucede algo digno de admiración.
Por su parte Argentino festeja la buena nueva recibida, poniéndose a observar, desde ya maravillado por el fabuloso evento; aunque desde luego sin dejar de atender a la muchacha herida; jurando entre sollozos que no se preocupe que pronto ha de sanar. Además diciendo, entre lágrimas de padre desesperado, que la lastimadura es sin duda superficial. Que manifiesta sentirse por todo concepto muy dichoso de saberse creador de tan bella criatura. La hermosa hija que supo acudir contra viento y marea, puntualmentea, la sita de oro. Resultando que ahora verla así, agredida por alguien que tanto aprecia, le viene a romper el corazón en un millón de pedazos.
Luisa respondiendo frases de consuelo que un tanto lo confunden pues en cierta medida se siente culpable.
Y por su parte Tábata que continúa mirando la multitud de langostas aproximarse; pero no obstante prefiere entornar la puerta y de paso verificar que el resto de la aberturas estén todas cerradas.
Y Luisa le dice que si tuviera un cascote a mano se lo partiría al medio por la cabeza. Tábata bromeando con los celos que siente de verlos tan acaramelados.
Y Argentino que manifiesta que posiblemente la plaga de langostas tengan que ver con un milagro producto de lo sucedido. De a lo mejor deberse al momento tan crítico por motivo de Susana haber caído abatida; (porque cree que se trata de su hija es que la llama por su nombre).
Entonces Tábata, mirando de nuevo hacia afuera, manifiesta seguir viendo langostas pasar y que algunas ya se han metido en el pasillo.
Por su parte Argentino entre dientes insiste en afirmar que el universo es un ser vivo. Agregando que también nuestro planeta lo es; e incluso los demás astros. Pero al solamente poder balbucear conceptos inconexos no pudiendo redondear una idea coherente, se topa con la requisitoria de Tábata, en querer completar la idea de en tal caso ser el planeta un ser viviente, que vendrían a ser los seres que andan por la superficie, si parte de su cuerpo o simplemente unas pulgas que viven de arriba. Enseguida rebobinando la acitud inquisidora y poniéndose a cantar para así distender la tensión del ambiente.
Y así cuando la luz exterior indicaba las once de la mañana, la herida terminaba de sangrar por completo. Que del alivio les daban ganas de salir al pasillo a festejar la sanación. Pero sin embargo resulta que están en el océano Atlántico, que como agua de manantial vendría a estar circulando por debajo de la prefabricada; que en definitiva viene a equivaler como a estar metidos en un laberinto.
El clima es agradable y mientras Argentino consuela a su hija se dejan ver algunas langostas por el pasillo. Langostas que agarradas del lomo y de las patitas, Tábata va sacando, como queriendo, por medio de esta acción, reconciliarse con los compañeros de travesía; de además cumplir con determinada condena social con relación a realizar un necesario desalojo de los indeseados invasores. Pero aún caen lágrimas del rostro de Luisa, lo que hace la cuestión un tanto desfavorable. Tratándose, la herida cruel, de un tajo en el hombro izquierdo, de tres centímetros de largo. Donde primero se hubieron unido las partes separadas, con tan solo la presión de los dedos, en un hermoso sellado. Con mas luego aplicar pegamento La Gotita, de fulminante acción rápida. Entonces, por fin, al ritmo de la curación las cosas van volviendo a la normalidad del principio.
En su momento habiendo gastado mucha energía en querer evitar la pelea, de un duelo donde sin duda llegaron a peligrar sus vidas, ahora habiendo quedado Argentino literalmente hecho un despojo; con encima sus bellas facciones que lo hacen parecer a un juez que se desempeña en el juzgado de trancito.
En resumidas cuentas, le resulta difícil entender la histeria femenina con la que poco se identifica. Pero que sabe que se refiere a cierta incontinencia de evitar querer soltar algo que se desea.
Pues entonces de todas las opciones de volver a establecer una comunicación con el grupo, prefiere preguntar algo acerca de un interrogante que le quedó pendiente de anoche. Solicitando a ver si le pueden explicar como es que en el recital, cuando cantaban a dúo, lo hacían como en una especie de cámara lenta; siendo que eran temas rápidos que los estiraban como tallarines. Y así Argentino describe la sensación de lo vivido de tener que escuchar un cantar influenciado por una evidente modulación cargada de parsimonia; como afectadas las voces por un síndrome de emiplejia.
Con decir que absorbido por la intriga le ha quedado el carácter propio de un paisano recién llegado del campo a la ciudad.
Y por su parte, serias las chicas, preocupadas por mantener su secreto, sin dar el brazo a torcer, cada una explica lo primero que le viene en mente. Además mirando a Don Argentino como negándose a contestar a su pedido de saber sobre el modo de expresión elegido.
Mientras sucede todo esto se agolpan algunas langostas sobre los vidrios de las ventanas cerradas. Donde luego el suave viento norte se encarga de ir despegando hasta de nuevo quedar el paisaje al servicio de la sublime contemplación; de observarse las olas, el firmamento, y todo aquello digno de ser apreciado con admiración, libre de obstáculos.
Con su temperamento de hombre emprendedor dedicado a resolver cuestiones de la burocracia, Argentino, necesita, de parte de Tábata, que le ofrezca algún tipo de perdón. Dejando de hacerle la cruz a su hija. Pudiendo al fin reconocer, que lo hecho, se trató de una locura demencial. Tanto como querer ir al centro de la tierra, descalzo, sin que el calor te vaya a incinerar los callos plantales (que dicho sea de paso, hace notar que, cuernos de animales, pesuñas y callos, crecen en demasía por falta de sexo).
Igual a otras veces que hubo puesto la voluntad en querer cambiar otras actitudes erradas, Argentino, promueve que vuelvan a tenerse aprecio, con la misma perseverancia que si fueran madre e hija; o tan siquiera como parientes que se llevan bien. Insistiendo en pretender, ya mismo, tratar de resolver este grave problema que está frenando el normal desenvolvimiento del hogar.
Por su parte, Luisa más que masticar dolor soporta un fuerte ardor; que lentamente se va esfumando del ser. Y de ha poco, sabiendo que Argentino busca una cantante, quisiera saber que opina de como hubo cantado en el recital de anoche. Y además, por estar sedienta, es que solicita un vaso con agua. Recibiendo a cambio una cerveza empezada, a la cual le termina por dar un profundo beso de cien mililitros. Cerveza con la temperatura ambiente que vendría a reemplazar la falta de agua; porque Argentino insiste en ser conveniente cuidar a mas no pofer el tanque. Y mientras bebe, Luisa le ofrece la espalda a su contrincante, lo que demuestra cierto grado de confianza. Dándose a entender que de alguna manera han dado vuelta la página.
Entonces, Tábata, anuncia que va preparar una ensalada; que prefiere dejar los otros planes culinarios para más adelante. Que para poder hacer un guiso o algo caliente habría que decidirse por desmontar las maderas de la baranda porque muebles ya casi ni quedan.
Tiene de bueno, hablar de comer, que da a pensar que los problemas se van a ir resolviendo. Que por el momento nadie desea contradecir lo que cada uno de los otros haya pensando. Entonces, de a poco, la conversación empieza a rondar los temas referidos a la travesía. De a lo mejor divisar medanos. De tal vez ver algún que otro edificio. Que para entrar a la playa de la bahía debería haber una corriente que tire hacia la costa. Que el día está super diáfano y el mar ultra quieto. Con el agua prácticamente como estancada. Con alguito de viento, pero nada importante de temer.
Pero Argentino insiste en querer saber el porque cuando cantaban anoche lo hacían tan lentamente. Y ellas le respondieron, que quizás por haber tomado mucho vino. O tal vez por ser la manera natural de desenvolverse los cantantes.-dice la pobre Luisa como queriendo convencer a Argentino que sabe sobre el asunto lo suficiente.
De mas está decir que los tres quisieran poder gritar: Playa a la vista, pero sólo se ve mar sin ningún tipo de mácula.
-Siento algo de culpa por lo que hice.-de repente dijo Tábata. Más que por sentirlo, para tratar de quitar la angustia de la cara de Argentino. Que al resultarle imposible encauzar la relación entre los tripulantes, se observa un tanto poseído por la depresión.
-Querida amiga del alma; fui un bobo al dudar de tu grandeza de poder pedir disculpa y sentirte arrepentida. Quisiera que podamos recuperar la confianza y que reine un ambiente de bienestar. Porque así de tensionados es imposible que vayamos a dejar de sufrir, siempre alertas con los cuerpos cargados de resentimiento. Y sería una grave actitud de terquedad, la nuestra, de nosotros pudiendo estar agradecidos de los buenos vientos, a cambio estemos renegando por cuestiones intrascendentes. Abrimos el paraguas cuando en realidad nos llueve la dicha de estar vivos; y dentro de todo en perfecto estado. Pues entonces permitamos que esta lluvia de la fortuna nos moje, dejándose de serruchar el piso con verdaderos ataques de histeria. Terminen de malograr la vida. Demos gracias al Cielo. Y de paso les agradezco a ustedes, por la camaradería que de a poco me van demostrando. Con esta actitud positiva les aseguro que antes de lo pensado vamos a poder retomar el rumbo perdido. Olvidando el mal trago que la bronca nos a dejado en el alma.
Adiós langostas; que les vaya bien. De seguro las langostas se van a terminar comiendo alguna cosecha de los campos vecinos.-dice Argentino con afán de enseñar algo nuevo.
Y apuesto que después, con la panza llena, el viento las llevará para el lado de la provincia de Córdoba.-remata la idea volviendo a la tarea de querer unir las sábanas.
-Tengo entendido que son muy desbastadoras. -pregunta Tábata mientras exhibe una pequeña langosta que hubo quedado rezagada.
-Querida Tábata, ponele el dedo en la boca y vas a ver cómo te lo come.
Sabían que los egipcios dibujaban langostas en las propias tumbas de los faraones? Y así de pequeñitas como se las ve, se comían los campos enteros y después la gente moría de hambre.
-Tenés razón. Me mordió como un perro sabueso. Mejor la voy a dejar libre. Adios bello saltamontes.
-Ay, si, que bueno. Me apena mucho verla sufrir. Es el última que quedaba?-exclama Luisa, sumamente encariñada con el animalito.
-Sabés lo que voy hacer? La voy a dejar que esté un rato más con nosotros y después la suelto. Se me acaba de ocurrir una idea.-agrega Tábata, algo perturbada al ver a Luisa acosando al capitán de la Chismosa.
-Seguro que querés ponerlo sobre la mesa y cantarle una canción de cuna, verdad?
-Les advierto que las langostas atraen a las ratas porque les encanta comerlas.-dice Argentino casi medio embelesado.
A lo que Tábata, un tanto inquieta de ver a Luisa apollar la cabeza en el regazo de Argentino, responde.
-Dudo mucho que en alta mar pueda haber roedores.
-No te creas. Los más bien se las arreglan para nadar.-dice Argentino como esquivando las insinuaciones de Luisa. Y por allí, entre risas socarronas, se escucha la voz de la preciosa muchacha herida, diciendo.
-Que lástima que cuando se es feliz la vida se pase tan rápido. Que contrasentido. Tendría que ser al revés.-enseguida agregando.
Dejémoslo libre al pequeño saltamontes. |