Entonces Ángela comenzó a caminar, paso ciudades enteras y no se detuvo. Cuando surgió una curva, ella siguió en línea recta, y los caminos se acabaron, y luego los pastizales,
Los desiertos y los glaciares, y de pronto, se detuvo. Frente a ella, se encontraba la nada, un vacío inmenso, colmado de sonidos apagados como susurros. Sin saber que hacer con su objetivo frente a si, cierra los ojos y espera hasta que su inconsciente despierte. En sus sueños, nunca existieron los problemas, ni la muerte, y a pesar de saber que todo era producto de su embelesado cerebro, consiguió sentir paz. Al despertar, logro percatarse que junto a la nada, el cielo era siempre gris, y que el abismo estaba a centímetros de su cuerpo. Sin vislumbrar la idea de retractarse, prorrumpió en un sollozo prolongado. Cerro los ojos, no hacia frió, ningún olor, ningún sabor perturbaba sus sentidos. De sopetón, le pareció sentir un frío intenso en el dedo meñique, el que lentamente, se extendió en todo su cuerpo. Y cuando solo quedaba el corazón, extendió su mano al infinito, más esta no existía, y al tratar de abrir los ojos, los cuales estaban recubiertos, por membranas de plomo, pudo ver. Su cuerpo era un muñón desforme, su familia lloraba, y horriblemente el doctor. Tit. Apagaba. tit. La maquina, tiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
ppd: para mi_mundo_paralelo_y_yo
pd: gracias a cortazar; cuento abierto a la critica
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