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DENTRO DEL INFIERNO

Vivir con la crítica de los demás es lo más estúpido que se puede aceptar. Vestir, desenvolverse, hablar y hasta pensar cómo piensan los que atacan, son posturas que deprimen el alma. Sí tan solo existiera un lugar donde se puede estar sin que nadie le haga la vida imposible a otra persona eso sería una gran bendición. Hay situaciones que comprendemos después de muertos y para ser más preciso es cuando nos hallamos frente a las puertas del infierno, es allí donde comprendemos de que nadie está exento de su paso por este. Morí hace trecientos años y pasé todo ese tiempo diabólico en los alrededores de esa región catalogada así, por los vivos. Es un lugar apacible, pero lleno de sufrimientos. Los espíritus que habitan esta zona, sufren porque no pueden ingresar a los infiernos y se la pasan frente a un juez insistiendo la mayoría de las veces, para que perdonen sus faltas. Es aquí donde nos damos cuenta de que hasta el más mínimo chisme, se sentencia como un acto criminal, esto lo digo porque vi en la cola a varios difuntos que fueron los más chismosos de los sitios en donde iba a trabajar o donde tomaba cervezas, vaya que si los eran, pero ahora si quieren entrar tienen que olvidarse de su maldad.
Morimos siendo criminales absolutamente todos, porque no es solo el asesinato o el robo sino también las mentiras (calumnia, injuria), y su crueldad llamada chisme que es servidor de la maledicencia. Hemos sido violentos a lo largo de nuestras vidas, unos más que otros pero igual se sufre a las puertas del infierno. Entonces vemos que la maldad de los vivos está llena de burlas hacia su víctima, pero en los muertos es su propio sufrimiento.
En la primera epístola de San Pedro cap. 4, vers.6, se lee: Las buenas nuevas fueron proclamadas a los muertos. En Efesios cap.4 vers. 9 leemos: Cristo descendió a las partes inferiores de la tierra. El evangelio fue llevado al interior del infierno y al ser proclamado, la maldad fue medida y condenada, por lo tanto, esta es tierra liberada por el Cristo. Entrar en los infiernos es el primer paso, para ser llevado más allá de los cielos donde está nuestro salvador y su padre cósmico. Pero purificar el espíritu de un humano es tan difícil, que algunas almas pasan miles de años intentando ser buenas alrededor del Seol. Sí he de hablar de castigo lo intento diciendo: que es el sufrimiento al no poder entrar por las puertas del Hades. El verdadero descanso está en el interior de este Seol, porque en Job cap. 10 vers. 21.22, se lee: antes de que me vaya a la región de tinieblas y de sombras. Tierra donde todo se confunde de noche, y la misma claridad está hecha de tinieblas. Al razonar sobre estos versículos y siendo Job un hombre recto se comprende que al cielo no es tan fácil llegar.

En las bondades del infierno

Mis primeros pasos dentro del infierno fueron sorprendentes después de que me permitieron entrar sus jueces, fue algo que realmente yo ni me lo imaginaba. Tenía una visión diferente de este y con esa idea fallecí, para llevarme tremendo chasco a la entrada. Durante mis años de vivo leí mucho sobre los riesgos de practicar satanismo, luciferismo o como le quieran decir, para mi es la misma vaina, todas estas creencias están llenas de acusaciones acomodadas a los intereses de algunos religiosos avivados. Infundir miedo, confundir el razonamiento y promover odio son algunas de las conductas que ejercen quienes practican un tipo de religión basada en una pobre doctrina que señala provenir de las enseñanzas de Cristo. Antes de la crucifixión Jesucristo se refirió al infierno como una región de malvados y de dominio de Satanás, pero cuando resucitó y subió a las alturas ya había hecho la obra de su padre cósmico en la región de los muertos. He comprendido esto ahora al encontrarme a estas criaturas que preparan a los espíritus para su viaje final en el tiempo. Todo espíritu que es un gas energizado que vuelve al cosmos, para ser transportado a la esencia de su creador.
Me he divertido mucho aquí adentro, nada comparado en la entrada que era puro sufrir y sufrir, aquello era el gran tormento o la tribulación como se afirma en la vida humana. Sí hay demonios aquí y lo puedo confirmar, pero estos siempre andan ocupadísimos llevando actas de vida de juzgado en juzgado para que absuelvan o condenen a ciertos difuntos. Cuando Cristo vino organizó todo esto, para que los que esperamos la ascensión tengamos una paz infinita. Ya no tengo pensamientos malos, porque nadie me ataca. Sé que esta es una zona de tránsito y que pronto iré al cosmos e integraré o seré nuevamente parte del universo.
Han pasado cien años infernales y me siento triste, tanto que luché, por estar allí adentro y de nuevo estoy en el sufrimiento, acá afuera viendo de nuevo los mismos gases en su tormento. Cuando tenemos algo bueno en nuestras vidas hacemos todo lo posible para que se acabe, por eso fui ser humano. Sí tan solo no lo hubiera dicho, pero lo dije, debo admitir que me sorprendí mucho y por eso exclamé mi desgracia “¡Oh qué tristeza!”, estoy en la cola para pedir clemencia, soy el número un millón quinientos. Si tan solo no hubiera dicho –––. ¡Esos malditos chismosos los perdonaron!

Texto agregado el 17-10-2024, y leído por 46 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
17-10-2024 Calidad literaria. ValentinoHND
 
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