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Entonces Luisa, claramente conmovida por la incorporación del insecto al círculo familiar, le da aliento a Tábata para que le ofrezca, al bello saltamontes, la oportunidad de vivir con ellos cual si fuera un auténtico canario. Por el contrario, Tábata, cargada de la mas selecta ironía con un toque de sadismo cruel (sobre todo influenciada por las enseñanzas de Argentino que las hiciera propias) exhibe la impronta de un pensamiento, que en buena hora sabe utilizar como vínculo para dominar la situación. Expresando con sarcasmo el siguiente concepto. Que el hecho de dejar de existir es un acontecimiento absolutamente normal, que debería ser tomado sin miedo, e inclusive con carencia de lástima; además de con la comprensión necesaria a sabiendas de ser algo inevitable. Porque cuando alguien fallece, de alguna forma, pasa de inmediato a formar parte activa de la naturaleza; y por ende de la propia existencia del universo. Pero reacia a querer demostrar una sola faceta de su verdadero sentimiento agrega una caricia sobre el lomo de insecto. Además aduciendo sentirse preocupada por la lastimadura de Luisa. Que al observarla dolorida del brazo, hace que se va dando cuenta de la barbaridad que cometió atacando su ser con emoción violenta. Y entonces una y otra vez le solicita perdón de las mil maneras. Además a viva voz expresando que en su momento estuvo ciega por la ira, siendo incapaz de comprender la locura en que se veía envuelta. Y de lo mal que hizo en atacar su integridad física. Reparando en la herida y a la vez avergonzándose de su desequilibrado accionar. Pero al ver que Luisa está entretenida con Argentino mirando de nuevo el globo terráqueo. La propia Tábata le recrimina que odia que cuando ella habla le den vuelta la cara. De todos modos insistiendo en decir que fue una maldita idea haber agarrado la cuchilla para hacerle semejante tajo. Fingiendo en verdad sentirse muy arrepentida; y tanto que mas arrepentida no se puede encontrar.
A lo que Luisa, de manera socarrona, responde, ser lo mejor para ella, llorar la pena para despejar las neuronas de humedad, y así poder safar de la tanta culpa que la oprime.
A todo esto Argentino se mete en la conversación y propone que se den una nueva oportunidad dando el gran paso de una reconciliación necesaria. Que tienen posturas muy absolutistas, lo que a la corta o a la larga las obliga a tener que emplear la fuerza bruta. Que bajo todo concepto lo mejor es vivir en paz. Luisa estando de acuerdo y de su parte prometiendo empezar cuanto antes una nueva etapa de la relación.
A lo que Tábata adhiere además proponiendo dar vuelta la página y a comenzar otra desde un lugar de respeto mutuo. Alentando a empezar cantando una canción de bienvenida al rezagado saltamontes; y así dejarlo libre para que se mueva libremente por la casa.
A lo que Luisa manifiesta estar de acuerdo. Pero a decir verdad sospechando de haber detrás de la actitud de Tábata un dejo de patética sorna.
Y encima que Tábata le dice que si lo suelta a lo mejor el pobre animalito pueda alcanzar el resto de la nube de langostas; que quizás aún se encuentren cerca.
Y así es que logran regresar al lugar del principio donde se trataban de manera cortez.
Argentino nuevamente proponiendo que hagan un juramento de ser buenas compañeras de ruta dejando de competir al cohete. Las dos muchachas diciendo al mismo tiempo, con énfasis, la palabra prometido. Queriendo además cantar una canción a dúo. Luisa de inmediato proponiendo aquella tan conocida que dice: Cantando al sol como la cigarra después de un año bajo la tierra...
Cosa que hace que Tábata comience a recriminar, ya que detesta las canciones propiedad de los populistas. Pues entre otros prejuicios concidera esa canción como una bandera de los populistas. En tal caso prefiriendo cantar la marcha fúnebre. O parecido, mientras Luisa tocá la guitarra, ella hacer sonidos con la voz como de estilo fantasmagóricos. Por su puesto haciendo de inmediato una especie de segunda voz, como jugando con un precioso sonido que dice: Um, um, um. Um, um, um.
Y a su vez Argentino, que fascinado aplaude, cual si fuera algo muy groso; delicioso para el oído receptor del canto. Pero por piedad hacia Luisa, que la observa tan indefensa, Argentino, para nada convencido, augura que podrían conformar un dúo fantástico, que en poco tiempo lograrían ser muy famosas. Consiguiendo que sus canciones sean cantadas en todos los estadios; además de las mujeres vestirse con la misma ropa que ellas. Agregando sin que se le caiga la cara de vergüenza, que quisiera poder escucharlas eternamente. Escuchar y escuchar su música. De momento queriendo seguir escuchando cantar a Tábata mientras escucha tocar la guitarra a su hija. A todo esto Tábata sabe que miente pero hace fuerza por auyentar la actitud de burlarse.
De todos modos ocurre que la guitarrista está limitada por la lastimadura, lo que provoca que sea un momento de mediana entrega; de además Luisa estar fingiendo tener la voz afónica por causa de ir a abuchear al presidente. Más entonces impera un manto de duda que a todos les permite aceptar cualquier desajuste o incertidumbre que pueda estar alterando el recital.
Pero no obstante a Luisa se le hace difícil tener que soportar la cara de Tábata donde de los poros pareciera emerger sopa de caldo de gallina. Que la desafia a que confiese lo que se propone insistiendo en querer lograr que sus sentimientos estallen desquiciados por la desvalorización; además debiendo soporta sus ironías de horripilante tufo.
Momento de ojos abiertos y cejas para arriba, que Argentino sabe aprovechar como para evacuar un tremendo sentimiento de culpa que tiene, porque sin desearlo metió a su hija en tamaño problema de andar a la deriva por el océano Atlántico. Además de pensar que su primogénita iba a estar muy segura bajo la jurisdicción de sus dominios, siendo que el resultado que se da indica ser todo lo contrario; encima con un a herida en el hombro que mas que doloroso parece ser humillante.
Entonces sucede, que en medio de la refriega verbal, Tábata, como inspirada por la voz de un mandato, con el puño cerrado golpea sobre la mesa, aplastando a la pobre langosta, desde luego acabando con su vida bajo todo concepto.
Despertando la lógica reacción de Luisa, que de momento tan solo atina a preguntar el porqué de hacer esa salvajada. Recriminado a viva voz que resulta que estaba cantando lo más bien y de pronto mata a la langosta con absoluta impiedad. Qué sin duda es una actitud de persona desequilibrada por demás; seguramente influenciada por la ideología de los soberbios imperialistas.
Aparte, balbucea cargada de impotencia, el pensar en la posibilidad de llevarse bien, pero de inmediato llegando a la conclusión de mejor cuidarse de su neurosis. Al instante volviendo a la carga en expresarse incrédula, de haber estado calculando el poder reconciliarse en serio. Además de intentar una aproximación amistosa. Per en cambio se despacha con un acto de inmensa omnipotencia. De repente aplastando a la querida mascota; que en esas circunstancias era un algo significativo. De inmediato solicitando que le explique cómo hacer para entender dicha tamaña osadía; que de la alegría absoluta ahora resulta que están metidos en un triste cementerio.
Por su parte Tábata se defiende argumentando conciderar al insecto estar sufriendo, al éste saberse perdido e imposibilitado de poder alcanzar al resto de la plaga. Suponiendo, sin poner al poder de la consulta, que sería preferible que muera a que siga sufriendo.
Y aparte de las absurdas escusas del maltrato evidenciado. Cambia el ángulo de la intervención sugiriendo que por tocar la guitarra con tanta energía, a lo mejor pueda provocar que se le abra la herida. Por lo tanto tratando de dar un golpe de timón como para así cambiar el rumbo equivocado. Aparte porque considera que la herida es por su culpa, por lo tanto al haberse establecido un armisticio ella viéndose en la obligación de velar por su seguridad. Además la trata de tranquilar, por que Luisa, aunque también Argentino, quedaron perplejos con la actitud de destruir algo que en cierta medida los mantenía en comunión. Testaruda Tábata arremete con la simple escusa de siempre andar apoyándose en la experiencia para hacer lo que hace guiada por la buena fe. Y ante el silencio sepulcral de sus compañeros de travesía en vez de pedir disculpas se queja de verlos consternados.
Y para colmo de males el cadáver de la langosta se hubo caído al piso donde trascarton terminó siendo aplastada como colilla de cigarrillo.
Por su parte, Luisa, queriendo decir que la inesperada reacción que tuvo hace que la odie definitivamente. Pero sin embargo prefiere callar y permanecer lo mas indiferente que se pueda. Y al cabo de una pausa prolongada. Al revés de lo que se había planteado. Le dice que seguramente ocurre que por andar todo el tiempo pensando en lo mucho que goza con los otros hombres; fuera de Argentino. Entonces seguro le cuesta registrar la realidad de manera sana y sencilla, estando como ida y ausente del presente continúo. Atacando nuevamente con afirmar que esos amoríos que vive con tanta pasión la ponen al margen de una sintonía adecuada con los buenos modales. Pareciendo ser que sus acciones provocan más daños que los tifones.
Entonces Tábata le sugiere a Luisa que evite andar sufriendo por el destino de los insectos. Y sacando garra del fondo del alma le propone un intercambio de virtudes; ella, Tábata, prestando su imaginación por un rato; más con ello dejando saldada la deuda. Y una vez su imaginación estar presta a trasladarse, por medio de accionar correctamente el Bluetooth de su intelecto, con ello irle pasando al cerebro suyo (y ahí Tábata provoca un sonido con la vos que dice bru, bru, bru) y enseguida arremete diciendo que por gracia de la transferencia de datos, sus ratones le van a ir llegando al cerebro. En especial con una de sus experiencias sexuales favoritas, de una pose espectacular que practica con uno de sus amantes; que vendría ser una fiera en la cama. En tanto que ella se debe hacer cargo de esa transferencia, mas una vez metida en la cabeza, la debe poder procesar y así transformarla en una fantasía propia; en adelante su fantasía prestada. Para de esa manera hoy mismo por la noche poder masturbarse a pleno; omitiendo tener que utilizar las imagenes suyas, las propias que se suelen tener en la biblioteca de la libido. Que más que seguro en su caso deben ser pobrecitas veladas fotografías mentales, tan pobrecitas ellas, carentes de toda reminiscencia pornográfica. Precarios ratones de ella con su anhelada pareja, por todo concepto, Argentino, los dos desnuditos haciendo la chanchada con el impúdico insesto; dando por tierra con lo establecido por la ley de los hombres, y así poder tener algún orgasmo aunque sea por primera vez en su vida.
Entonces esa palabras que se correspondieron con Tábata, que acompañó el discurso con gestos por demás obscenos, dejaron el ambiente cargado de la sensación de en cualquier momento volver a suceder un hecho de violencia física. Donde por este motivo Argentino se ve obligado a intentar suavisar el contenido de la charla proponiendo que eviten encontrar respuestas a lo que cada una diga. Que mejor sería que se la pasen esgrimiendo sonrisas de superación, de además darle una oportunidad al silencio.
Y lo que continúa es un grato momento de honda reflexión acompañado con arpegios de guitarra criolla; que paradójicamente hablando, el propio Argentino se encarga de interrumpir para agregar unas palabras verdaderamente innecesarias; diciendo que por un insecto no vale la pena ir a una guerra y así perder la posibilidad de vivir una vida en paz.
Y de manera imprevisible, Luisa responde que en definitiva tiene razón; pero que la amistad se aprecia en los momentos límites donde debe primar la cordura.
Para lo cual, Tábata, algo desorientada, intenta justificar sus arranques de brutalidad, de mujer que se le salta la chabeta por nada, por sentir celos de ver a Luisa todo el tiempo en actitud provocativa para con su pareja. Que ya se lo explicó mil veces, que siendo su hija debería comportarse como una visita. Que por ser tan desubicada le asiste la posibilidad de recibir a cambio una reprimenda, o muchas reprimendas por parte de la persona que perjudica. Otra vez agregando un querer advertirle, que aparte de Argentino ser un fruto prohibido, por el hecho de ser su padre, está ocupado con ella, que es señora muy bella; y aparte ama como cantante personal; con quien además convive chocho de la vida.
Para lo cual Luisa acusa estar sorprendida de como la naturaleza a jugado a favor de ella precisamente mandando la grave tormenta y así dejar flotando la casa a la deriva, porque seguramente Dios los quiere ver unidos. Que la tempestad, salida de todo cálculo previsible, fue causada por la naturaleza gobernada por el Supremo, en especial para que de inmediato deje de ser la pareja de Tábata y pase a ser su nuevo amor recién estrenado. Y además dice que desde que ella entró en la vida de Argentino, Tábata ya no es nadie; o mejor dicho, es una simple amiga de la casa. Porque una vez que nace un amor el otro se borra y ya no queda más nada. Insistiendo en agregar que resulta insensato por parte de Tábata, que insista en querer que a partir de su llegada, con todos los derechos que Luisa tiene, pretenda que la relación sea la misma; la principal; la primera; cuando en realidad es todo lo contrario; la secundaria; la que va terminando. Rematando la apasionada alocución con solicitar que se olvide de Argentino pues ahora es de ella.
No se hizo esperar la categórica respuesta negativa de Tábata, asegurando que para nada es así; pues cada minuto que pasa están cada vez mas unidos. Pero disconforme con esa respuesta tan diplomática, a cambio le hace expresa una pregunta sencilla; como para que reflexione en serio y deje de hacer el ridículo. Entonces le pregunta que cree que va a pensar su madre, nada menos que la legendaria Bety Nilda; de además que va a opinar el mundo cuando se entere que la hermosa hija de Argentino quiere tener relaciones con quien la engendrara; alentada por el solo hecho de recién conocerlo y no importarle las leyes naturales. Agregando a su discurso intachable, la intriga fulminante de invitarla a pensar en lo que opinarán los Fernández. Sumando a esta premisa imbatible la idea de ser imposible querer cruzar esa barrera alta sin pretender que te arrolle una locomotora. Pronósticando para su vida, ser azotada por un flor de crudo invierno que le irá a caer sobre su
espalda.
Y por su parte, Luisa, como mascando chicle, le devuelve la pelota diciendo que para nada le importa lo que digan los demás.
Argentino de costado, tomando con su mano, el antebrazo de la que cree su hija; a la vez expresando, de manera sencilla, una verdad ineludible, de en la vida salir el sol allí donde las personas se abren a la sociedad para satisfacer su demanda con el aporte de una entrega desinteresada. Porque si eres buena persona la sociedad siempre te va responder con un grato verano entre uvas de un enorme parral. Pero haciendo todo lo contrario a lo establecido, ahí el propio pueblo te va a tirar tomates mientras te abuchean.
De esa manera haciendo seria advertencia de no ser lo mismo nadar a favor de la corriente que en contra; pues le advierte que hay una gran diferencia.
Para lo cual, la empecinada Luisa, expresa no importarle la diferencia que pueda llegar a existir, de la sociedad mirando con ojos inquisidores, o por el contrario con ojos de amigos de verdad. Que ella piensa solamente en su felicidad. Que el resto poco le importa. Solamente haciendo votos por poder tener a su lado a la persona que ama. Que sólo necesita la aprobación de Argentino para sentirse recompensada; y que el resto no califican. Que para nada le importa la opinión del diablo. Insistiendo en decir y remarcar que prefiere ir a la guillotina o vivir con traje a rayitas sosteniendo una enorme bola de metal, antes de apagar el fuego que lleva dentro.
Y allí se produce una pausa donde de golpe la propia Luisa abandona la idea de ensalsar el sentimiento de amor hacia Argentino, para reparar en el bollo que quedara de la pobre langosta, a cambio diciendo, herido el orgullo, que Tábata no debería haber matado al saltamontes para darse fuerza en manifestar lo que piensa. Que ahora por haber hecho éso le van a salir de las orejas ramas de una enredadera similar a la que hay afuera.
Y así son las palabras de Luisa lo suficientemente poderosas como para hacer a Tábata en cierta medida recular cambiando de actitud. Y entonces es que Tábata le propone que acepte de su parte una nueva oportunidad de poder llevar adelante una relación amistosa. Siempre y cuando se rescate y se de perfecta cuenta del pésimo camino que escoge al pretender transar con su pareja; o concubino; o cómo lo quiera llamar. Que además, y no es un detalle menor, se trata de su legítimo padre. Agregando Tábata un último pronóstico, aclarando primero que no habló antes con Argentino, porque entre otras cosas no hubo tiempo, y ella bien lo sabe. Pero por conocerlo a fondo perfectamente sabe como piensa y seguramente está de acuerdo con ella. O sea que cualquier relación entre ellos, fuera de la filial que los une, va a resultar imposible. Que mejor va ser cambiar de chip y reinventarse nuevamente.
Y encima, Argentino, al revés de lo que Luisa espera. Sin dudar agrega, a los dichos de su amiga Tábata, que de su parte, se siente agradecido por ayudarlo a hacerle entender a Susana que mejor recapacite y que revea su arriesgada postura. Al instante machacando la idea con hacer refuerzo en darle la razón a Tábata y suscribiendo todo lo que dice. Para terminar recalcando que sólo pretende ser su padre; y nada mas que éso.
Y Tábata al sentirse apollada insiste en decir que siendo tan linda, mejor se abra al amor y se busque a alguien de su edad para tener sexo. Dando por descontado que por lo visto y oído bien poco lo practica. Insentivándola a tener relaciones con alguien acorde como para así estar menos exitada. Que aunque le falte un brazo y ande sin una pierna, igualmente seguirá siendo muy linda.
Y entonces Luisa, prácticamente abatida, le garantiza que tiene buena autoestima y que le gusta usar la ropa que elige, y andar por la vida haciendo lo que le dicta el corazón.
Por su parte, un tanto cansada, Tábata intenta ir cerrando la discusión, aplicando un ejemplo no del todo feliz. Tratando de comparar la guerra de Medio Oriente con lo que sucede entre ellas. Entonces dice que el conflicto en cuestión se refiere al imperialismo tener que defender sus dominios. Igual que cuando defiende una colonia de la agresión de los legítimos dueños. Pero resulta que en esta oportunidad la cosa tiene de particular y diferente, que en el litigio entre Israel y Palestina, el imperialismo de rebote debe vérselas con el mundo árabe; que no es lo mismo que un país con escases de armamentos. Y estás cuestiones se resuelven únicamente por la fuerza de la guerra. Lo mismo que va a ocurrir entre ella y Luisa si acaso no desiste de querer conquistar a Argentino. Y si eso se diera, va a ser mejor que se cuide porque la puede volver a lastimar; que cuando se saque una selfie le va a costar reconocerse.
Y así es como el ejemplo parece haber dado resultado. Luisa acepta el desafío de llevarse bien. Pero a diferencia de antes, que trató de callar lo que pensaba, le dijo que ella perfectamente sabe que es un gato, y que cuando le corten los víveres se va a mandar a mudar; en cambio ella siempre va permanecer al lado de Argentino aunque no tenga un mango.
Y entonces Tábata le responde que si ella es un gato en la cama, Luisa cuando canta es un lobo que auya en la montaña. Así para terminar diciendo que ojalá puedan canalizar la bronca pudiendo crear algún tema juntas. Lamentándose de carecer del celular para así poder escribir la letra en el bloc de notas.
Y Argentino satisfecho del final que va tomando la discusión, propone la idea de descorchar otro vinito, para así festejar el poder llevarse de manera civilizada. Diciendo que le parece piola que puedan cambiar el modelo del odio por otro de artistas creativas. Para terminar sugiriendo que cuando vuelvan a cantar lo hagan acelerando un poco el canto.
Entonces Luisa, sin tanto pero, se pone a tocar de nuevo la guitarra.
-Cuidado con la herida.-le alerta Tábata. Además diciendo que en adelante, va a ser como un espantapájaro de hacerle volar de la cabeza las alimañas del mal.-a lo que Argentino responde.
-Buenísima decisión han tomado. Las quiero a las dos por igual. Y felicitaciones. Que nos queda mucho por navegar a la deriva.
-No hay ni el loro. Solo mar. Puro mar.
-Prometan que las veinticuatro horas van a seguir cantando para mí.
-Allí a lo lejos las nubes parecen formar una cordillera de oscura tormenta.
-Mejor hagamos de cuenta que no vimos nada.
-En la cima de la cordillera se ve nieve blanca.
-La costa está ubicada hacia donde el sol está comenzando a caer.
Y si comemos mirando para el mismo lado donde deseamos llegar?
-Si, pero antes, cómo la corriente empuja la casa rumbo al sur, voy a poner el timón levemente doblado hacia donde queremos llegar. Porque si la pongo en ángulo muy cerrado, calculo que quedaremos dando vueltas como el perro que se muerde la cola. Según mis cálculos recién cuando estemos a la altura de Mar del Tuyú, divisaremos la tan mentada playa de arena. Enseguida regreso.
-Susana, antes que vuelva, deseo que me cuentes... Cuando fue que te enamoraste de Argentino?
-Quedé flechada apenas lo vi llegar. Se trata de un amor a primera vista.
Y te juro que jamás de los jamases, reparé en los años que me lleva. Nunca me importó la edad. Porque mientras él envejece yo también lo voy haciendo. Y si es por el sexo, a mí me interesa tenerlo de ha cuenta gotas. No obstante, si pudiera, quisiera empezar hoy mismo. Me derrito por él.
-Te debe tirar la sangre y vos lo agarrás para otro lado. Pobre muchacha, estar sufriendo por un amor imposible. Quisiera poder hacerme a un lado, pero resulta que yo también lo pretendo.
Además, me lo dijo, Argentino piensa que en estas circunstancias, lo más prudente sería establecer un régimen estricto de náufragos; de vivir a pan y vino. Y en lo referido al sexo, nada de lo que estás pensando. Malas noticias, verdad?
-Ya lo creo que sí.
-Mira, Susana, sin hablar de más, voy a intentar ser clara en lo que te quiero decir. Te pido por favor que no le digas a Argentino la fórmula para cantar mejor. Debe ser un secreto que te lleves a la tumba. A parte me parece que se está dando cuenta.
-Creo entender a donde querés llegar. Que aunque me duela reconocerlo, yo también pensé lo mismo...
Cantando tan lento estoy revelado el método, verdad?. He mejorado mucho, pero en adelante voy a intentar cantar a otra velocidad.
-Correcto. Además quisiera evitar verme obligada a tener que matarlo.
-Te parece que es para tanto?
-Fue una manera de decir. Utilizate la fórmula para vos pero no se lo digas a nadie. Él igual canta fenómeno.
-Tengamos en cuenta que es un hombre muy simple. Lo más probable es que aún no se haya dado cuenta.
-Nada que ver. Es un boca suelta. Viste cómo le contó al terapeuta que tiene monedas de oro.
-Justo que empiezo a ser feliz. A regocijarme con la vida, tengo que andar comportándome de manera egoísta.
Ahí regresa.
-Chicas, hablan de que me quieren tanto, pero les importa un comino lo que yo pienso. Cada cosa en su sitio. Vos, siendo mi amiga con derecho, y ciertos beneficios... Y vos, con solamente ser mi hija; donde no pasa nada entre nosotros.
-Decí la verdad. Te hacés el santo, y el sexo es tu canción preferida. No me lo podes negar. Justo a mí, me lo vas a negar, que soy la víctima principal de tu enorme potencia.
-Y vos que sabés si no tengo otra? Además nunca dije lo contrario. Lo reconozco, me gusta hacer el amor. Y además ser un hombre honesto. Y de ser posible devolver a la sociedad parte de lo tanto que me ha dado; y más. Porque siempre el que se mete conmigo a la larga sale ganando. Y el país que amo no ha de ser la excepción.
Cuestión aparte, ya han terminado el último vino; que velocidad! Por lo visto se quieren emborrachar a toda costa.
-Es que queremos disfrutar como sí estuviéramos en tierra firme.
-Que te parece si toco una base, con: do, sol, re. Y vos cantás algo arriba.
-Está bien. Tocá que me despacho con alguna canción romántica.
-Cantá lo que quieras, pero evitando la cámara lenta. Como un ejercicio lo veo muy bien, pero prefiero que canten de manera normal.
6-
Y así se va pasando el mediodía y asoma la tardecita. Almorzando al pie de la escalera, parcialmente sumerjida. Asimismo mirando el poderoso mar; que milagrosamente está por demás tranquilo.
Y entonces vuelven hablar acerca de lo hermosa que es la vida en tanto pasar buenos momentos; y de la inevitable muerte donde luego el alma se fusiona con la naturaleza. Y así también hablan de la sana alimentación, todos coincidiendo en conciderar la alimentación, junto con la respiración, la función mas importante de la existencia. Entendiendo por alimentarse, desde luego el comer, pero también consumir arte, leer todo tipo de lectura; Argentino opinando que cualquier cosa que se escriba enseguida es leída por Dios. Por supuesto hacer el amor también es considerado como dentro de la acción de alimentarse. Y teniendo una borrachera muy especial, de reír y de llorar al mismo tiempo, también se concidera el beber buenas bebidas como un alimentarse.
Que entre ocurrencia y ocurrencia de pronto se escucha cantar alguna estrofa aisladas de canciones de hoy y de siempre.
A todo esto mezclan la bebida sin importarles las olas del mar. Los tres teniendo un tipo de borrachera donde por momentos la histeria se entrecruza con el frenesí. Que cuando toman cerveza, flashean por las copas doradas por el contacto de la cebada con el sol. Pero no obstante la inconciencia de percibir el lío en el que están metidos, hablan solapadamente de los reproches y resentimientos que aún persisten de los minutos anteriores, cual si fuera cuestión escencial de dedicar gran parte del tiempo. Tábata, por momentos olvidando la seriedad del vínculo con Argentino, se larga a opinar que todas las mujeres siempre ven a los hombres como potenciales clientes; sin ser ella la excepción a la regla; que en definitiva se siente una mujer para lo que guste mandar. Y por consecuencia de haber tenido un par de novios extranjeros, hoy día es políglota. Mientras tanto, Argentino, por todo concepto ignorando lo que cuenta su concubina, siente un poco de bronca por tener que escuchar chismes que lo ponen un poco celoso.
Pero sobran las energías como para permanecer quietos, y entonces Tábata, sin que Argentino se de cuenta, con algunos envases vacíos de botellas de vino, cargando las mismas con diferentes cantidades de agua, fabrica un especie de timbal, y con unos lápices se pone hacer una percusión que provoca sonido muy interesantes. Pero de pronto se encuentra con la negativa de Argentino, que pretende que nadie utilice el agua bajo ningún concepto. Aunque de todos modos, sin pedir permiso, Argentino coloca sobre cada uno de los picos de las botellas, barajas españolas, para luego, sobre la superficie plana, poner migas de pan; enseguida invitando a Luisa a comer con las manos sujetadas por la espalda. Y jugando al cóndor que el alpinista alimenta de su peculio, Argentino parece olvidar ciertas advertencias de Tábata, con respecto a revelar la fórmula que considera como propia.
A todo esto el viento cambió de dirección y la correntada comenzó a tirar para el otro lado. Entonces la casa gira, quedando el frente de la Chismosa mirando para la cara opuesta del poniente. Y encima que ahora van navegando hacia el lado contrario a la costa, el futuro pareciera ponerse fatídico al empeorar el pronóstico del clima.
Lo que provoca el tener que platicar acerca del miedo a morir ahogados; que tal vez en una situación límite podría llegar a resultar interesante utilizar el Winchester para acelerar el trámite.
Pero no obstante los nubarrones, aún sale vapor del techo, porque el sol de alguna manera se las arregla para hacerse notar. Pero una sombra gris del tamaño de una sombrilla gigante, avanza cubriendo a su paso la prefabricada.
Entonces, aprovechando la penumbra y una distracción de Tábata, Luisa se anima a darle un beso en la boca a Argentino; a quien las orejas se le pusieron como antenas de directivy. Por este motivo quedando tan sensible que el simple sonido de apoyar la guitarra contra el piso, le retumba en la cabeza cual tacos de mujer que camina por una iglesia.
Para lo cual, se aparta del lado de Luisa y hace el comentario de en algún momento tener que descansar; que mejor hablen de éso. Sugiriendo que lo mas conveniente sería que las chicas se acuesten primero, y que él se quede montando guardia por todo lo que vayan a querer dormir.
Para lo cual,Tábata, con total naturalidad, propone aguantar hasta el crepúsculo, y después de cenar dormir los tres juntos, y adiós con tener que mirar la tormenta que se avecina. Y que sea lo que tenga que ser. Y que venga lo que tenga que venir. Aparte diciendo que con el sueño que tienen seguramente habrán de dormir como troncos hasta el otro día. Y eso tendrá de bueno que no se enterarán de la tormenta. Y terminado el discurso, pone una frase polémica, de confesar que cuando era joven y padecía de insomnio, se iba derecho al boliche hasta la hora en que cantan los gallos. Sin embargo ahora se le cierran los ojos sin poder evitarlo, Tábata bostezando con la boca abierta de par en par.
Entre tanto Argentino hace votos por preferir que nuevamente canten, y de paso que vayan a golpear las botellas sin derramar el líquido.
A lo que Tábata responde que el sonido del mar un tanto la desespera; que está empezando a odiar ese sonido tan envolvente.
Y Argentino que siempre hace mension de los recuerdos, invita a las chicas a tener conciencia que por más que pasen cien siglos, jamás se podrán olvidar de esta increíble experiencia.
Tábata volviendo a renegar del mar diciendo que se siente super mareada a punto de vomitar.
Y Luisa que se atreve a responder que están tomando alcohol como si fuera fin de año. Que nunca en su vida bebió tanto.
Para lo cual Tábata se decide a preguntar a Luisa si es socialista o es comunista. Porque de peronista tiene demasiado poco del perfil indicado.
Entonces, sin preámbulo, Luisa declara que primero fue comunista pero después se hizo socialista; pero de un socialismo que está emparentado con el comunismo primitivo. Porque Luisa dice que le parece que el socialismo es más justo que el comunismo; porque el comunismo está enfocado en competir con los capitalistas, y ella quiere un mundo austero, donde haya muchos artistas. Y los comunistas se la pasan hablando únicamente de la clase obrera. Así dejando flotando la pregunta de que pasaría si no hubiera fábricas; luego de una gran guerra habiendo solamente artesanos. O asimismo los obreros ser reemplazados por robots.
Aparte manifiesta que le agrada la idea de que los humanos puedan socializar equitativamente la riqueza; fuera de explotar los recursos naturales más allá de su capacidad. Y que el peronismo de la línea de los Fernández está muy cerca del ideal posible. Pero ocurre de malo que la economía entra en estado de déficit permanente, y por tanto hay que endeudarse sin posibilidad de otra cosa. Lamentando Luisa no poder encontrarse la manera de provocar el crecimiento; que finalmente pareciera venir de la mano del comunismo o del liberalismo.
Además, aclara, que al saber que Stalin mandó matar a León Trotsky, ahí dejo de ser comunista. Porque piensa que los comunistas utilizan a los socialistas para igualar pero finalmente después los traicionan.
Por último manifiesta un deseo de que las potencias en vez de arrojar tantas bombas para destruir ciudades enteras, porque mejor destinan ese potencial explosivo cómo para solucionar el problema de la escases del agua; y donde no la hay crear grandes ríos, inmensas lagunas; en África, en Asia, en India. Pero sobre todo en África.
Entonces Argentino le deja picando el bichito de la duda al informar a Luisa de que él está seguro que a Trotsky lo mataron agentes de la CIA haciéndose pasar por sus propios camaradas. A lo que Luisa acostumbraba a la resignación manifiesta darle igual porque aquello pasó hace mucho y ahora es historia vieja; siendo que ya se deben haber zanjado las diferencias. Además es absurdo pensar que alguien pueda estar exento de sabotaje; de la contaminación cruzada de la política.
Por su parte, por momentos, Tábata tiende a devanarse los sesos pensando en ser conveniente intentar direccionar la casa cual si fuera una embarcación náutica. Porque ocurre que Argentino solamente hubo colocado una tabla que vendría a ser un timón, y eso le causa mucha incertidumbre, pués concidera una negligencia tremenda abandonar el timón para dedicarse a tomar vino; aunque en el fondo reconoce que por más que Argentino se quede tratando de pilotear la casa hacia buen puerto, el mar irá hacer lo que quiera con ellos.
Por otro lado, en la medida que Luisa va logrando acaparar la atención de Argentino, la propia Tábata va quedando rezagada en el olvido. Y al tratársela como a una verdadera desconocida, eso la hace sentirse peor que al saber la nave sin gobierno. Entonces decide romper su silencio diciendo la hora según su parecer; que según por donde se encuentra el sol, ya deben ser mas de las doce y media.
Para enseguida agregar que tiene la fea intuición que habrán de estar náufragando por mucho tiempo, y que para llegado el verano aún seguir en veremos; para lo cual propone aprovechar a vender tragos para los surfistas.
Y Luisa que desea evitar pensar en las pavadas que dice la cantante. No obstante anuncia que para la primavera tiene pensado venirse a vivir con su padre. Aclarando que no sabe para donde señalar, porque quiere decir, a la casa de su padre, pero resulta que la casa está flotando en el mar.
Si todo saliera bien y se salvan, Tábata les propone a sus compañeros de travesía pasar la Navidad juntos. Y enseguida agrega, a modo de broma, que si por esas cosas de la vida Luisa logra convencer a su padre de ser su novio, y él acepta, que por ella no se hagan problema por que se hace a un costado; entre otras cosas para poder ser su amiga; con lo cual desea ofrecerle algo que aprecia mucho. Insistiendo en decir ironías acerca de como le apena verla desear con tantas ganas a alguien manifestadamente inalcanzable. Y Argentino, con la boca llena de vino, pega un grito diciendo que está podrido que hablen de él dando por sentado que hará lo que le ordenen. Además solicitando que dejen de presuponer que a todo dirá que si. Volviendo a repetir que Luisa es su hija y la va a tratar como tal. Pero la amiga de Susana hace oídos sordos y lo desafía a hacer con dos monedas de oro los anillos de compromiso.-a lo Tábata le responde, cual si todo le diera lo mismo.
-Si vos logras que te diga que si, te prometo que yo me hago a un costado. Pero que no sea ahora porque no sé nadar.-y a esto último Luisa le responde.
-Si te mandás a mudar, la va a pasar tan bien, que pronto vas a caer en el más absoluto olvido.
Entonces Tábata dice, que quisiera poder reproducir los pensamientos para que escuche la canción de la indiferencia.
En tanto que Luisa, al sentir el vacío de Argentino, vuelve a la carga con el tema de la política, con la simpática ocurrencia, de que hoy día el individualismo de los libertarios se está viendo beneficiado por gracia de las vitaminas y los anabólizantes...-y así, medios borrachos, siguen hablando cada uno metido en su película.
Es de destacar que hace apenas un rato estuvo la luna en cuarto creciente, tímidamente compartiendo la mañana con el sol de compañero. Pero las nubes avanzan, amenazantes, y todo lo van tapando como cuando se cierra el telón de la ópera.
Y de golpe el sensor enciende las luces de afuera y hasta el propio sol se ve sobresaltado.
Por su parte Argentino cansado de escuchar a su hija hablar de noviazgo, empieza a pensar que a lo mejor tenga algún tipo de retraso mental; costándole entender que siendo hija de dos buenos cantantes, sea tan poco expresiva. Pero es tan bonita que suena improbable que sea retardada.
Y otro tanto le ocurre con la hermosa Tábata, que se vanagloria de la permanencia a su lado, y de repente se ve endosado como un cheque al portador en beneficio de su contrincante.
Por su parte Luisa se dormita y sueña, conque los brazos de Argentino la rodean. Y que ella cree que su barriga está llena de comida, pero al final es que está embarazada.
-Tomé mucha cerveza y vino, quiero hacer pis.-dice Luisa presa de escalofríos apenas se despierta de ese hermoso sueño.
-No hay problema. El caño de desagüe desemboca en el océano.
-Estamos al horno, allí estalló un relámpago; largo como la raíz de una planta rastrera.-pronostica Luisa mientras se dirige al tolette.
Y debido al mal tiempo que se avecina, nuevamente se sienten al borde de la catástrofe, teniendo pocas esperanzas de sobrevivir. Para lo cual desean mostrarse tal cual son con su manera de ser y de ver el mundo.
Nubes oscuras, viento arremolinado; más sonido de arcadas estomacales provenientes de una guapa señorita medio descompuesta por la borrachera.
Y Argentino que preocupado por su hija, se acerca al baño a ver si en verdad la puede ayudar en algo. Por todos los medios queriendo saber como se comporta frente al inodoro. Y entonces, como caminando de puntas de pie, se acerca a la puerta a espiar por la cerradura. Para mas luego ir y venir esperando que Susana regrese, más en esas idas y venidas en la que está metido, sin querer encuentra una botella de vino escondida en un rincón del salón comedor. Descubriendo así, que aparte de todo lo que tomaron, le están dando besos a otra de San Felipe blanco, a escondidas. Y ya, convencido del fraude, alertado de lo que sucede, continúa inspeccionando hasta dar, porque la patea, con otro chablis de la bodega Bianchi. El cuál levanta, y observa, que volteado el recipiente para abajo salen solamente un par de gotitas. Para lo cual queda convencido que ambas mujeres están pisando el corcho, fulero, paralelamente al ritual de la cerveza en darles besotes. Vale decir que empezaron con besos, continuaron con copas, y ahora descorchan botellas tras botella a troche y moche.
Ahora el cielo ofrece un desfile de delicado celaje, cual fantasmagórico rebaño que el viento traslada con parsimonia; siendo que por lo bajo aviva olas cual pliegos de mazapán sobre la superficie tranquila. Y trascarton, la naturaleza que ofrece una santa garúa, pareciera de bautismo por la tarde anclada en el tiempo.
Cuando de pronto aparece Luisa recién salida del excusado, haciendo queja de la herida estar pronta a infectarse.
Mientras tanto la prefabricada se mece cual si fuera el canasto donde viajara Moisés. De a ratos haciendo entrar agua al pasillo; álgido suceso como para los navegantes un tanto asustarse; donde de todos modos perfectamente saben hacer promedio entre lo simple y lo complejo; prefiriéndose atender los quejidos de la muchacha que se encuentra asustada por la lastimadura estar en proceso de pudrirse. Situación adversa que los invita a unirse en familia; donde todos parecen amarse espontáneamente; con siempre los problemas de fondo estar a la orden del día.
Pero así como existen adversidades, también aparecen las soluciones, Argentino comenzando a observar la herida. Enseguida prometiendo, mas adelante, agarrar una aguja de coser y esterilarla por medio de un encendedor, donde mas luego ha de efectúar un orificio que ofrezca salida a la pus. Pero justo en ese punto del relato, antes de oficiar de enfermero, se dirige hacia la popa de la Chismosa para enderezar el timón que se encuentra levemente torcido. Además piensa que lo mejor será curar a Susana cuando la herida comienze a latir; aunque siempre debiendo permanecer alerta, cómo para evitar recibir otro beso en los labios. Para lo cual, tranquilo y optimista, le sugiere a su hija colocar un poco de whisky en la lastimadura, para así esterilizar la úlcera antes de efectuar un orificio.
Pues entonces, Luisa, pálida y tambaleante, antes de que suceda la prometida sanación, aprovecha para darle un beso, pero esta vez a la botella whisky.
Mientras Argentino mira hacia el exterior en busca de alguien que venga a rescatarlos, de tono distendido solicita explicación por esas botellas que encontró escondidas. Solamente encontrando evasivas que finalmente se convierten en pícaras sonrisas.
Y así es que de a poco los rencores entre las muchachas van quedando sin efecto, surgiendo comentarios rimbombantes acerca del temor de padecer dolor o postración, ya sea producto de las enfermedades; o a si mismo por un inoportuno accidente. Entonces, mientras Argentino explica como será la cirugía, Luisa, asustada se disculpa diciendo que tomaba a escondidas para poder sobrellevar el presente naufragio.
Y ahí es que Tábata, mientras busca la aguja; que luego se irá a esterilizar con fuego; le sugiere aguantar el pinchazo porque verdaderamente esa curación vale mucho la pena. Y paralelamente a buscar el costurero, corta un alfajor de maicena en cuatro partes iguales, y le ofrece una porción a Luisa.
Y porque aún falta bastante para la infección ponerse peligrosa siguen conversando sobre la realidad y también cantando; Luisa sintiendo que dentro de su cabeza todo está mal; además de cuando cierra los ojos ver aparecer el rostro del presidente en la pantalla oscura de los párpados.
De esa manera dándose comienzo a un popurrí de sambas, a fuerza de la voz de Tábata, como siempre haciendo vibrar la gola, en esta oportunidad sin otro acompañamiento que el de los timbales.
Y el hombre enojado por saber a sus amores enfrentados de pronto se enternece al observar tanta belleza junta; física y sonora.
Y no obstante el éxito del improvisado timón estar dando buenos resultados, Argentino se niega a quedarse esperando los elogios pertinentes, de lleno entregándose a enriquecer las canciones con su propio canto.
En tanto que Tábata, de manera canchera, minimiza el asunto de estar borracha considerando que en adelante nadie debe tener miedo a ser libre; además de poder hacerse lo que le venga en gana; incluso beber y beber alcohol hasta el extremo de andar en cuatro patas.
Por fortuna el tiempo sigue siendo favorable donde las amenazas se van disolviendo como aspirinas dentro de la boca, claramente observándose que la casa navega cual si tuviera quilla, y por tanto deciden destapar otra botella de cerveza; por consecuencia las voces del canto saltando los tonos pegando enormes zancadas hacia los altos agudos de tipo enojo extremo.
Entonces Tábata se decide por solicitar
disculpas por haber tomado tanto. Pero ocurre que necesita continuar emborrachándose. Reconociendo, por su entera culpa, estar cantando para la mona. De paso aclarando que en la bebida encuentra el consuelo necesario como para poder sobrellevar la odisea. Y mas luego lo acusa a Argentino de tener cara de enojado, que no tiene sentido que deje de estar risueño. Y como siempre los ojos de Argentino se llenaron de piedad.
En cuanto a opinar se refiere, de lo que sucede con la travesía, ninguna de las chicas logra adivinar el futuro; pero en el fondo sienten que están siendo ayudados como por una varita mágica.
En resumidas cuentas retoman la charla de donde la habían dejado, cuándo hablaban de la posibilidad de una tercera guerra mundial. Argentino, antes de fijar una posición con respecto al problema que en estos momentos aqueja al mundo, hace alarde de afortunadamente las nubes ser pompones blancos agrupados de forma caótica. Y apartada de toda gloria, Tábata, descorcha un vinito más; Santa Ana, cosecha especial.
Y una luz diminuta que sale de la sonrisa de Luisa, le da fuerza a su padre para continuar monologando.
Argentino intenta adentrarse en el tema de la guerra, haciendo mension de una opinión que tiene que ver con cómo se van agrupando los bandos protagonistas del conflicto, con sus respectivos aliados. Y así continúa con una afirmación que da por seguro que el origen del problema está en la vieja disputa, entre judíos y cristiano; ateos y comunistas.
Los rusos comandados por Putin, acusando de nazismo a la ideología predominante de occidente.
-Y ustedes, lo mismo que yo, y muchísimas personas mas, se preguntarán, de qué nazismo hablan? Si los ingleses, los norteamericanos, y toda europa, en su momento lucharon contra el propio nazismo, hasta por fin vencerlo. Incluso arrojando la bomba atómica. Entonces, me pregunto, a que se refieren con esa acusación de nazismo? Punto número uno:
La existencia exige mejores explicaciones que un simple me parece. Entonces se convierte en muy cuestionable, el hecho de permanecer indiferentes a lo que la realidad nos propone. Para lo cual les pregunto. Es posible que en una situación tan delicada, se utilize el lenguaje de una manera simbólica? Digo, que una potencia mundial, vaya a estar utilizando el término nazismo de manera figurada?; cuando, además, en los noticieros, se pueden ver a los soldados rusos, en combate, insultando a los soldados ucranianos, acusándolos de ser uno malditos aderentes al partido nazis? Entonces me pregunto y les pregunto, nuevamente: como puede ser que ahora hayan tantos adeptos a una ideología, repudiada por el mundo entero, que además ha sido vencida con toda claridad? Ideología poco seria, en tanto hace apología de la muerte, por el hecho de sentirse superiores. Concreción y apología. Superiores a quien? Puede ser un ovejero aleman superior a un pequinés. O un mastín a un boxer. O un chihuahua a un perro de la calle. Ni los propios nazis se creen esa teoría de la raza superior; teoría, palabra que le queda grande. Por favor, en todo caso, es al revés: El superior resulta ser el inferior. Quien hizo, lo que ellos hicieron, jamás puede ser considerado un ser superior. En todo caso la gente de color son seres superiores, pues no molestan a nadie, se destacan en todos los deportes, en el arte; dando la ventaja de ser oriundos de un lugar difícil que arde por culpa del magnánimo sol; de además haber tenido que soportar las laceraciones que los hombres blancos le infringieron a lo largo de la historia de la esclavitud. Por lo tanto la idea de la raza superior no tiene sustento; no ha lugar; recalca Argentino envalentonado por el entusiasmo de poder disertar de cosas que lo entusiasman. Pero sin embargo, se insiste en acusar de nazis a prácticamente una tercera parte de la humanidad. Que hasta los propios judíos de Israel están siendo acusados de pertenecer a esa realidad ideológica del movimiento de la cruz esvástica. Que es una idea del ser superior, una idea que es la nada misma en persona. En tal caso podrían llegar a ser superiores los seres buenos, educados e instruidos, para hacer el bien.
Entonces, Tábata, logró meter bocado en medio de las habladurías de su pareja. También un tanto salpiqueteado por la mezcla de alcohol.
-Te lo voy a decir de esta siguiente manera.-arranca Tábata, luego de haber puesto la máquina en marcha; diciendo.
-Ese Putin es un gato sarnoso, que para perpetuarse en el poder, inventa excusas raras. Y así se convierte en un dictador porque sino no lo vota ni la madre. Pasa que para poder llevar adelante un plan de estabilidad necesitan mucho más tiempo de lo que indica el período democrático. Los dictadores son seres que van pisando pobres gentes para lograr imponer su voluntad. Ha como sea. Todo tipo de escusas utilizan para tener razón. Son unos insectos, unas asquerosas babosas que se alimentan del interior de las cucarachas.
Ahí fue que Luisa soltó una carcajada de donde le salió un escupitajo, cual centro de caracú que se escapa del hueso al ser soplado. Haciendo posible, que en la pausa obligada que se produjo, Argentino pueda retomar la palabra y así continuar con su alocución sobre el seudo nazismo de hoy día.
Entonces desesperadamente, Tábata, regresa al beber de la botella como forma de besar a alguien.
-Al amanecer, el sol volverá a salir, incrédulo, de saber que el mundo puede terminar muerto, sí se tira una sola de esas bombas nucleares. Puesto que el que la arroje, antes que le respondan, va a seguir tirando otras más. Y es por eso que el presidente de rusia habla de un nuevo orden.
Yo estoy seguro que en esas latitudes, se le dice nazismo, a la tendencia del mundo a ir camino hacia la igualdad de género. Porque ellos sienten que la cosa no termina en aceptar las diferencias, sino que además existe un querer imponer que los humanos en general, sean por obligación, adeptos a la bisexualidad; con aparte tener el deber de ejercer esa condición de forma obligada. Y ellos no quieren saber nada: ni con la igualdad de género, ni con el aborto, ni con darle rienda suelta a la homosexualidad.
Una hormiga que salió de una de las macetas, incrédulamente, o quizás con poco deseos de seguir viviendo, se aproxima hasta el medio del salón, donde sin querer, es pateada mientras se va en busca de otro poco más de bebida.
7-
Y así discurre Argentino intentando disuadir la borrachera de las muchachas, con canción de cuna con contenido de la política. Además de amenizar la tarde con enfoques temáticos que son de su incumbencia; donde incluso resultan ser las problemáticas serias cuestiones como para profundizar en grupo. En este preciso momento redondeando la idea anterior en querer ahondar sobre las reales causas de la guerra entre Rusia y Ucrania; que le vienen pisando los talones a la humanidad. Volviendo a la carga con el tema en que los rusos acusan a sus enemigos ucranianos de ser unos verdaderos nacionalsocialistas de la zona del mar Báltico; sin eufemismos pudiéndose esgrimir pruebas fotográficas capaces de demostrar con certeza, cómo en actos públicos los implicados hacen el saludo nazi; además de estar exhibiendo insignias, banderas y brazaletes, del propio movimiento repudiado por todo el mundo civilizado. Qué no obstante ser cuestión de despreciar hasta el infinito lo que sucediera en aquella segunda guerra mundial, como hubo dicho antes, le suena que existe un trasfondo, que sería un todo en si mismo, que tiene que ver con un tipo de cultura occidental que les resulta abominable de adoptar como propia; y que además formaría parte de una estrategia de penetración cultural capas de desestabilizar sus propias costumbres. Insistiendo en querer convencer que detrás de la acusación de ser los ucranianos adeptos al nazismo, existe ese algo que tiene que ver con el tipo de cultura occidental, de la que hablara al momento de descorchar otro borgoña, ligada con los valores morales que por cierto rechazan de cuajo.
Y allí, en plena conferencia, donde Argentino redunda sobre la idea de los prejuicios rusos convertidos en escudos antiaéreos, se percata que Tábata y Luisa se han quedado profundamente dormidas. En la postura de disimular el hecho de estar en el quinto sueño. Con brazo doblado y puño apoyado en la sien; Tábata. Más, manos cruzadas abrazando el mentón a la vez de sostener la cabeza, Luisa.
Entonces una vez que se cerciora de la nueva realidad de ser el único que se encuentra despierto. Decide llevar a las chicas a la habitación y acostarlas juntas en la cama de dos plazas. De a una, llevando abrazada, caminando con sumo cuidado, ayudado por ellas mismas, que cuando llegan enseguida se acomodan en el aposento, siguiendo estando dormidas sin conciencia de lo que hacen. Para finalmente apoyar sus cabezas en la almohada, mientras observa las virtudes de sus excelsas bellezas. Con más luego abrigar sus cuerpos con frazadas que las hacen querer seguir durmiendo; y así cumpliendo con la misión de ofrecer un merecido descanso a quienes considera personas insustituibles.
Por este motivo quedando abierta la posibilidad de cuando ellas despierten él poder dormir aunque más no sea el equivalente a una siesta prolongada.
Y mas luego de arrojar un balde de agua de mar en el inodoro vomitado, en unas bolsas de residuo fue colocando los envases vacíos de vino; que ya no sabe si lo que le parece demasiado vendría a ser una moralina.
Y de paso de quitarse de encima las botellas, también embolsa la basura en general. Residuos que tenía previsto arrojar por la borda, pero que por el momento, ayudado de un rapto de conciencia ecológica, hace frenar el impulso, abortando el hecho de cargar de mugre el desdichado océano; y todo por la gracia de un lapsus de cordura donde pudo meditar en lo contaminados que están los mares por culpa del tanto plástico que se produce.
Y mas luego de un somero balance, siente que le cuesta asumir lo que está viviendo. Pero al ser tan real y elocuente la cárcel donde cayeron presos, de a poco se va como familiarizando con la idea de ser unos verdaderos náufragos.
Y así de resignado, además de impotente por lo poco que puede hacer para forjar el mal trance, se pone los anteojos en querer revisar la agenda. Como primera imagen recordando a su cliente apellidado Albornoz, orejón y narigón, quien le obsequiara el hermoso lechón que aún permanece crudo. Con ello haciendo revalorización del trabajo de realizador de trámites. De cuán satisfactorio le resulta recorrer los registros y respetar a la clientela; además de atenderlos a todos por igual y como se debe. A la vez de hacer crecer el negocio cuánto más se pueda.
Además piensa, con los ojos clavados en su propia letra, que desde que sabe la fórmula para la vocalización del canto, se admira de cómo le hubo mejorado la caligrafía.
Cuando de pronto, en ese trance de revisar el pasado, se pone a calcular que por ello le ha de sobrevenir la melancolía; mientras que proyectado sobre el futuro quedará inmerso en la ansiedad. Más con gran sorpresa ve entrar agua del océano al living comedor. De inmediato poniéndose a meditar en cómo sea tener que resistir al desastre; aunque por ello deba remar como un loco ayudado de un estante. Al instante recordando haber quemado todas las tablas excepto el pobre timón.
Se dice para sí mismo, que sería un despropósito, justo al otro día de conocer a su primogénita, venir a morir ahogados dejando de existir padre e hija, así porque si de puro estúpido en haber montado la casa sobre la tierra sin ningún tipo de soporte al suelo. Con lo cual su mente se fagocita en ironías al sentir la felicidad quedando truncada, tan solamente por haber querido ahorrarse un encadenado que haya podido sujetar la prefabricada al piso.
Que no obstante el barullo mental por la sorpresa de ver las olas entrar sin permiso, reflexiona sobre las dos caras de la misma moneda, que luego de girar por el aire pueden llegar a decidir cosas tan diferentes.
Por el brillo del piso mojado se le cierran los ojos del sueño. Que en realidad no lo estaría tanto, pero que lo sobredimensiona por temor a que le vaya a percudir la pinotea. Y así, entre angustias y pesares, logra mantenerse despierto; predispuesto a rezar como una monja.
Con todo lo que se consuela por medio del optimismo, igual continúa haciendo balance de las vivencias de la travesía. Muy registrada en su mente la imagen de Tábata, como confesando al divino botón, de puro borracha, cuestiones que él presupone como ciertas, pero que le disgusta que se las refriegen en la cara; por siempre teniendo anclado en el recuerdo a ella jurando fidelidad de la buena. Para lo cual, de mandíbula dura por el amargo sentir de los pesares, que de igual modo le rechinan los dientes del frío que llega del horizonte, desaloja de su mente la bronca de sentirse un insignificante que se cree un sabelotodo. Volviendo a ponerse a pensar en las mujeres que duermen cual si hubieran tomado una píldora. Que tal vez pueda ser de perdonar el hecho de verlas discutir con tanta vehemencia, pues, toda vez que exponen sus doctrinas después de un rato vuelven a ser personas normales. Entonces decide que mejor, antes de estar masticando angustia, es preferible agarrar un secador y comenzar a quitar el agua. Con luego achicar los charcos con el trapo de piso dentro de un balde. Y así trata de disfrutar del despelote y conectarse con el presente material antes que con el temor a la muerte, intentando que la tarea desplace a la maquinación. Pero con las zapatillas mojadas se siente caminando sobre la nieve sin un par de esquíes. Y mientras seca el piso piensa que estando solo se puede comportar como un inútil; porque la vida es un boleto de ida hacia un lugar sin extremidades.
Cuando de pronto, ve entrar un pejerrey empujado por las olas que vienen de visita. En la grave circunstancia por la que atraviesan considerando ser un selecto manjar. Para lo cual le quita la vida lo antes posible. A la vez de pensar en cuánto odia a aquellos que ponen a los frutos del mar, vivos, a freír en la maldita olla. Para lo cual, Argentino y el pejerrey, respectivamente, convertidos en capitán y en ceviche sumergido en leche de tigre.
Y así, en la mente de Argentino, se da comienzo a una nueva instancia de serias reflexiones, acerca de cómo podría llegar hacer para lograr incidir en el clima. De inmediato llegando a la sabia conclusión de mejor rogar a la naturaleza porque haga salir el sol y por la noche permita que se vean las estrellas.
Pero no obstante conformarse con un clima benigno, comienza a murmurar un sentir acerca del temor, que una vez avivada su hija, en vez de cantar se ponga a leer, (o si mismo a silvar), al momento del cuerpo hacer su balance diario entre el debe y el haber. Y que por ello Susana vaya a contraer la enfermedad crónica que te paraliza el cuerpo. Además de caber la posibilidad de su alumna poder transmitir a terceros la fórmula sin alertar sobre las contraindicaciones.
Y todo el lío por desobedecer a su amiga Tábata, que siempre lo alerta para que sepa mantener la boca cerrada; pero que él, en esta oportunidad, de puro angurriento, suelta la lengua cual si estuviera ofreciendo una fija en el hipódromo.
Ocurriendo, que al darle vueltas al asunto de las desventajas de revelar la fórmula para la vocalización del canto, de rebote piensa que posiblemente ciertas malformaciones congénitas del cuerpo, se deban a que al momento del orgasmo haya parejas que hacen repaso de los problemas existenciales. Que de ser así le viene la necesidad de rezar porque eso no ocurra; pero sobre todo porque vaya a mejorar el clima del momento.
Y en medio de la plegaria observa que el tiempo inestable comienza a descomprimirse. Empezando por haber tres niveles de celajes diferentes. Con una última capa de nubes, que son como gasas de seda, que corren a un velocidad diferente del resto. Para lo cual comienza a pensar que lo mas probable es que sea casualidad el tanto alboroto en el firmamento.
Pero resulta que el viento, que minutos antes parecía querer azotar los vidrios, a partir del pedido es como que los acariciara. Y encima asoma el sol empezando a calentar la prefabricada sobremanera.
Pues entonces hace votos para cuando vea una primera estrella brindar en su nombre. (Y, oh, maldito borracho; se dice sin serlo; mezclar a la naturaleza con los antojos del vicio).
Y por consecuencia de rescatar la conciencia, algo preocupado, se dirige a la habitación a comprobar como anda todo. De inmediato pudiendo ver que las chicas siguen estando en la misma posición que cuando las dejara. Sin embargo por un segundo teniendo la rara sensación de estar viendo doble. Pero a cambio de distraerse con tontas reflexiones, se larga a reflexionar que sería la primera vez que su hija se queda a dormir en la casa; que ojala pueda seguir disfrutando de tenerla consigo. En serio sintiendo que sin duda es el verdadero amor que deberá quedarse por siempre ligado a su destino.
Pero entre rezos y cavilaciones, comienza a observar cómo de pronto el agua del piso de manera ilógica se va retirando hacia afuera; hecho que lo hace persignarse calculando que el magnánimo ha escuchado las súplicas; antes de lo esperado devolviendo soluciones concluyentes; de la tarde convertirse en un lindo atardecer de primavera, y las olas retirarse de la prefabricada.
Aún así, cree estar viendo visiones cuál si el vino le hubiera tocado el alma, o asimismo empastado las neuronas; porque siente como si estuviera en un avión que despega alejándose de la superficie. Que del entusiasmo rápidamente comprueba que en efecto la línea de flotación de la Chismosa se ha elevado con relación al océano. Por lo menos medio metro; y con todo parece seguir navegando. Por lo cual al voltear la vista comprueba que la prefabricada está inexplicablemente elevada. De inmediato acudiendo a su mente la imagen de esas embarcaciones que compiten en las olimpíadas, que mientras corren flotan sobre el aire con solamente las quillas hundidas.
Entonces Argentino llega a la rápida conclusión de algo extraño estar sucediendo. Para lo cual decide indagar al respecto, en un principio no encontrando explicación a tamaño fenómeno. Con de ese modo seguir pensando en estar sucediendo un milagro. E instintivamente mira hacia el horizonte en busca de algún edificio. Y ahí piensa en lo bonita que es la civilización con sus ciudades edificadas. Pero al instante se percata que en la bahía difícilmente vaya a encontrar un rascacielos.
Para lo cual se le ocurre acostarse en el pasillo y mirar hacia abajo. Que luego de hacerlo se siente tirado en la vereda mirando por una sucia alcantarilla. Y aún así en la refriega, no alcanza a ver nada fuera de un comprimido oleaje.
Pero sin embargo mantiene la fe intacta, encontrando un verdadero sentido a ponerse a pasar el secador de pisos.
Pues entonces se apresta a la tarea de secar y limpiar el salón; mientras de ese modo ofrece al cielo unos pasos de baile; como haciendo la morisqueta del hombre que se siente comprometido con lo sobrenatural. De ese modo pensando el cuánto miedo hubo quedado archivado con esta nueva situación de estar elevados con el agua del parqué cayendo como en cascada sobre el Atlántico.
Al instante cabiendo la pregunta de si acaso puedan haberse topado con un banco de arena; o asimismo un volcán a punto de estallar en erupciones de fuego. Que según el parecer de Argentino la casa prefabricada está como devenida en una especie de calavera de Cristófalo Colombo. Porque además hay otra cosa que lo inquieta, y es que aparte de parecer la casa estar siendo sostenida por algo (cual el plato terrestre que era el planeta según la teoría de la época de Colón; cilindro sostenido por grupo de elefantes flotando sobre el espacio). Aparte de ello hay demasiados indicios de lentamente la prefabricada estar siendo trasladada con dirección hacia la bahía.
Cuando de pronto, en medio del fabuloso parafrasear en voz alta de lo que ocurre, se sobresalta al ver aparecer un cangrejo cual modelo de pasarela entrando por la puerta principal. Que instintivamente, tomando la piadosa decisión de preservar del pobre crustáceo el alma unida al cuerpo, con lo cual, cuál si fuera una ficha del punto y banca, lo va empujando con el secador hacia el lugar de donde vino.
Y mientras que la tormenta se toma licencia quedando el clima con tendencia a estar parcialmente nublado, no obstante, Argentino, en el fondo de su corazón desea que el clima mejore pero que luego no vaya a imperar la sequía; pues en la zona de campo la falta de agua significa algo parecido a una verdadera desgracia.
Asimismo le entusiasma la idea de pensar, que si la noche viene despejada, la Vía Láctea se podrá ver en su total dimensión y belleza. Un sentir éste el de Argentino pues es fanático de la Vía Láctea cual si esta fuera el club de sus amores. Dando por seguro que aquella gran cantidad de estrellas que la componen, fueron y siguen emergiendo de la boca de un paisano similar a San Cayetano, que estaría apostado en la entrada soltando astros al ritmo de la respiración.
Y así de estimulado por el alcohol y exitado por las tantas buenas nuevas, Argentino murmura ideas trascendentes acerca de cuánto pueden llegar a valer las diferentes almas. Que a manera de interrogación pretende que la naturaleza le conteste, si para ella el ánima de un rinoceronte tiene la misma valorización que la de un pequeño saltamontes.
Y entonces, mientras espera la respuesta, el tiempo sigue mejorando hasta lograr que la tarde vaya perdiendo aquella nubosidad abundante.
Cuando de pronto, mientras se plantea que hacer al respecto de saber que hay debajo del piso, otro pez aparece de improviso, cual si fuera un pariente que viene de visita. Tratándose esta vez de una lisa. Con lo cual, sin pérdida de tiempo, Argentino la agarra del lomo, a la vez de por lo bajo cantar aquella famosa canción que dice: Lisa ya no eres tú la muchachita de la mirada azul. Para finalmente aplicar el mismo procedimiento del garrote vil y más luego cortar su cabeza a la altura de las agallas. Por lo cual, de inmediato, los filetes que de ella extrajo fueron a parar al cebiche del pescado anterior.
Y allí es que Argentino medita acerca del alma de la lisa, que seguramente se hubo incorporado a formar parte de las bondades de la naturaleza. De inmediato poniéndose a verbalizar el motivo de haberle propinado a los pescados unos golpes en la cabeza con el mango de la cuchillla. Porque por esa vía, por unos cuantos segundos el bicho queda medio atontado, oportunidad en que se debe sacrificar sin que por ello vaya a padecer de ningún tormento.
Cuando de repente, cual si la casa estuviera haciendo equilibrio sobre una cuerda, ahora mas que nunca tiene la rara sensación de estar parado sobre un tobogán de plaza, con los pies puestos a cada lado del eje del centro. Enseguida preguntándose si acaso la prefabricada pueda llegar a estar arriba de un submarino; a la vez este queriendo emerger a la superficie, como consecuencia quedando la Chismosa cual una gorra de gaucho de las pampas sobre el casco de la nave. Con lo cual en su mente empieza a afianzarse la idea de tirarse al mar para poder inspeccionar sobre que cosa enorme hay allí debajo. Aunque a decir verdad, le tiemblan las piernas por la posibilidad de encontrarse con un monstruo desagradable.
Sin embargo, al cabo de un puñado de reflexiones encontradas, se decide por poner un espejo enmarcado en plástico en un palo de hacer selfies. Cuestión que de inmediato pueda ir a investigar con una herramienta a favor que le permita saber la verdad del asunto. De rebote pensando, que si el espejo devuelve una imagen favorable quizás por fin pueda descubrir lo que está sucediendo.
Y entonces, a falta de una idea superadora, vuelve acostarse panza para abajo, metiendo la cabeza por debajo de la baranda, además de estirar el brazo hacia afuera a más no poder. Con enseguida afinar el ojo en poder descubrir el misterio que lo tiene en vilo. Y ocurre que al momento de mirar por el espejo, solamente logra ver espuma de mar alborotada por algún tipo de fuerza centrífuga.
Y una vez incorporado luego del intento fallido, se dice en voz alta, para nada poder perdonarse si antes de la cinco de la tarde no logra resolver el misterio, por fin dándose por enterado de qué trata el fenómeno de estar elevados por sobre el oleaje. Y así, irónicamente se dice, hace unos segundos haberse sentido un expedicionario que miraba la realidad abastecido con tecnología de punta.
Pero mas allá de toda ironía, una y otra vez le viene a la mente la impronta de volver a intentar descubrir el motivo de la prefabricada estar siendo transportada por algo muy extraño.
8-
Motivo de sobra para que Argentino tenga que interrumpir el romance con su Stella Artois. Volviendo a intentar llevar adelante la misión de descubrir que hay debajo de la plataforma; de paso debiendo enfrentar la apatía personal que marcha derecho por la senda de la pereza.
Para lo cual empieza por lo mas simple que es pasar una franela al espejo; como para así quitar el vapor de aliento impregnado de gravidas emociones. Donde más luego se pone a revisar nuevamente que el palo de la selfie esté correctamente al tope de estirado. Con lo cual de nuevo vuelve a recostarse boca abajo en la rambla del pasillo. Primeramente tomando el palo por la empuñadura y elongando el brazo a mas no poder. Que una vez enfocado el espejo en el objetivo deseado al ras del mar, vuelve a palpar con la mirada la espuma blanca mezclada con iodo, para así poder desentrañar que hay detrás del remolino. Y por ello es que otra vez hace un gran esfuerzo en tener que agudizar la vista como para poder ver por entre la turbia agua. Que posiblemente sea un monstruo de grandes dimensiones. Quien evidentemente estaría sosteniendo la prefabricada utilizando alguna parte de su cuerpo.
Cuando de pronto, sumado a las sospechas con fundamento, en un pantallazo de denodado esfuerzo de la visión, se encuentra con un par de ojos saltones. Ojos que a vista de buen cubero tienen el poder de cautivar a una posible víctima, útil para su alimentación. Imagen la de los ojos que le impacta en la retina por medio de una especie de vibración, capaz de iluminar el radio entre dos almas de diferentes especies.
Con lo cual sucede en su pensamiento una larga seguidilla de expresiones básicas de sorpresa sin par. Y sumado al estupor le sobrevienen deseos de seguir batallando en establecer un contacto mas directo con el dueño de ese par de inmensos luceros.
Y pasa que durante unos segundos, que a Argentino le parecieron como estar escuchando a los auténticos decadentes, ambos se quedaron en estado de lánguida observación; con aparente signos de ternura por parte del gigante oculto en el fondo del océano.
Pero, aunque parezca contradictorio, seguramente por motivo de la propia turbación, a Argentino le viene la idea de darle otro par de besos a la cerveza que quedara al costado de la rambla.
Cuestión que por el hecho de haberse proyectado en su mente la idea de un futuro inmediato gozando de algo que lo seduce, es que por dicho lapso tan breve de desconexión le provoca cierto tipo de ansiedad que lo hace salirse de la situación primera.
Resultando que enseguida de incorporado, sin poder quitarse la carga de emoción referida a la relación con el prodigio, retrocede inmerso en estado de estupefacción hasta dar con la pared que comunica con la habitación donde duermen las mujeres.
Que finalmente, lleno de jolgorio interior, tiene la urgente necesidad de poner a arder unas hojas de revistas en la propia salamandra; seguramente para mirar por la ventanilla y así rememorar los enormes ojos del posible gigante batracio.
Y pese al gran frenesí, pues además baraja la posibilidad de que sean dos esperpentos y no uno solo, como es lógico de esperar lo persigue la sombra oscura del miedo; de tipo terror. De sentirse un juguete del destino en tener que ser carne de cañón para las fieras.
Y luego de cavilar con la mirada puesta en la eternidad, le sobreviene un fuerte impulso de cantar como Luciano Pavarotti. Aunque finalmente se lo reprime por temor de despertar a las muchachas que parecen dormir profundamente.
Al instante comenzando a pensar en aquella tierna mirada; quien lo hace detenerse a meditar sobre el amor sin conflictos que tuviera con su santa madre.
De inmediato recuperando los deseos de volver a admirar aquellos ojos cual si fueran los de la propia Tormenta. Y por tanto se da manija en repetirse que hubo observado algo de tristeza en aquellos ojos leoninos; o quizás ojos de una vaca que recién se desprende del ternerito. Aunque también medita en la posibilidad que quizás pueda tratarse de un especie de enorme dinosaurio de muchas cabezas.
Pero, saliéndose del trance de investigador, se mira al espejo viéndose totalmente desarreglado. Por ende descubriendo que el viento y los reflejos del nuevo sol le han curtido la piel dejándolo por demás tostado. Aunque, sin embargo, al ahora estar el útil espejo empañado, bien pueda ser que éso lo haga parecer por todo concepto un desahuciado.
Pues entonces quedaron en la ilusión de Argentino, dibujados por toda la eternidad, los ojos del enorme mastodonte; proyectados en la superficie del espejo en medio del agua cargada de turbulencia. Y además los parpados de la bestia, que de tanto en tanto se le cerraban como persianas que funcionan a la inverso. Quedando sumamente impresionado de aquella visión de algo real pero que se esconde como un ratón asustado.
Y en medio de tanta pasión y verdad, en la intemperie del océano todo sigue planchado como en stand-by, con además la luz de la tarde con aspecto mortecino. Y encima el viento que parece soplar sin fuerza, de paso aplacando los deseos de Argentino en beber como un energúmeno; por tanto avivando la voluntad de volver a inspeccionar al ilustre visitante. Cuándo de pronto cree estar escuchando en su mente un tipo de sonido proveniente de miles de cotorras apostadas en una palmera. Que le hace parecer sentir una importante sensación de deber ser, en tener que volver a inspeccionar de inmediato sobre lo que sucede debajo de la prefabricada. Sonido rimbombante que por un segundo lo hizo entrar en la creencia de haberse despertado las mujeres cantando una de Shakira. Pero ocurre que también escucha, cual tremendo despiporre, las llamas de la salamandra cuando hacen sonar la canción de las revistas incendiadas; lo que le da a pensar que está super exitado y que por tanto alusina cual si estuviera soñando borracho.
Aunque, en medio del rum rum mental, lo vuelve a trastornar la vieja idea de tener que romper parte de la casa para usar de leña; y eso un tanto lo retrae de sentirse sumamente esperanzado. Cuestión, la de andar quemando la prefabricada mas allá de los muebles, que lo tiene perturbado casi tanto como que su hija Susana es una aficionada vocalizando. Y si por esas cosas de la vida tuviera que sacrificar maderas de la casa, aprovecharía para cocinar el lechoncito adobado. Con de yapa la posibilidad de poder ser divisados por gracia de la emanación de humo.
Pero sin embargo de estar de sangre caliente por el espíritu de tener que combatir contra una posible serpiente descomunal, le resulta imposible abstraerse de algunos dolores que lo hacen sentirse un octogenario.
Pero no obstante el impasse, decide volver a la carga. Y así sucede pues. Aunque luego de los pasos preliminares solamente logra divisar por el espejo la consabida espuma batida de mar mezclado con río. Para lo cual, por la hora avanzada del día, comienza hacer cálculos que recién mañana volverá a hacer otra incursión por saber que conclusión saca de todo esto. Por tanto pensando en cuánta ansiedad irá a tener que soportar, si se queda de brazos cruzados contando las nubes que corren.
Pero de inmediato se pregunta qué pasaría si aquel ser de mirada encantadora se asustase mandándose a mudar dejando de nuevo la casa al nivel de las aguas. Para lo cual en su sonrisa de hombre emprendedor se dibujan un par de alas de halcón, a sabiendas de conocer que en breve irá a volver a mirar por el espejo. Con lo cual empieza a masticar el sabor del éxito propio de los buscadores de oro.
Pues entonces decide hacer percusión sobre el piso, con cifrados golpes cual un antiguo telégrafo. En tanto que le funcionan las coronarias como los redoblantes de una batería.
Pero ocurre que al estar falto de respuesta inmediata, en primera instancia deduce que se trata de un ser sin ningún tipo de inteligencia. Y al tener que apurar el trámite por que se viene la noche, habla en voz alta, de manera generalizada, dirigendo el discurso a la totalidad del mundo, hasta incluyendo a posibles seres extra terrestres. Así contando las vicisitudes por las que atraviesan desde que la prefabricada se desprendió del suelo por culpa de la maldita inundación.
Además se encuentra negado a insistir con volver a investigar por medio del espejo, pues sin vueltas calcula que irá a arrojar el mismo resultado. Un par de ojos cautivadores en una cabezota impresionante. Por el contrario prefiriendo encontrar otra alternativa, incluso la de exponer el pellejo yendo a nado y buceando. Pero no obstante el coraje expuesto medita sobre lo arriesgado de pescarse una pulmonía.
Por lo cual cambia de parecer barajando una alternativa que tiene que ver con intentar seducirlo con algo de comida. Pues entonces se apresta atar en la punta de un hilo, un churrasco de lechón. Pero no obstante duda de lo que podría suceder si el mastodonte interpreta que debajo del alimento se encuentra una trampa mortal.
Sin embargo tiene claro que por la ruta de la duda, lo más probable es que se termine quedando de brazos cruzados. Más entonces decide hacer las del pescador deportivo, comenzando por sacarle filo a la cuchilla. Que mientras lo hace se repite la formula que lo mantiene activo: Positivo es igual a acción sobre voluntad al cuadrado. Y una vez preparada la carnada, sujeta en la piola el cebo, por medio de un nudo simple. Para luego atar el otro extremo del hilo en la baranda. Ocurriendo que antes de sumergir la linea en el océano, repara en la posibilidad del monstruo ir a interpretar la carne cual un alimento incompatible con su condición. De esta manera una voz interior le empieza a dictar que de haber errado en el menú luego habrá de intentar con alguna verdura.
Y mientras tanto la carnada va camino al fondo del mar Atlántico, Argentino descorcha una botella de Santa Ana rosado. De paso alardeando de cuando perciba un pique irá hacer un fondo blanco. Y así es que al cabo de un momento de tensa expectativa, comienza a observar que la prefabricada de a poco desciende hasta quedar al nivel del mar. Con ello debiendo presuponer que se encuentra interesado; y que por ello hubo soltado la casa para perfilarse frente al bocado. O quizás se trate de todo lo contrario, siendo que el animal se haya mandado a mudar. Que por esta reflexión se empieza arrepentir de haberle ofrecido una cebo a base de carne. Afianzando en su intelecto la idea de en adelante ofrecerle una fruta.
Pero hete aquí que con el truco de samarrear la línea, la casa se vuelve a levantar como al principio. Que ahora en vez de gran desazón siente un poderoso alivio. A parte de experimentar la grata sensación de sentirse acompañado.
Para lo cual, con la intención de hablarle con la mirada, vuelve a colocar el espejo en el soporte del palo de la selfie. De inmediato recostándose en el piso de la rambla. Con de vuelta elongar el brazo todo lo mas posible. Para finalmente cruzarse con los ojos de aquel ser inmenso, al que le empieza a tener cariño. Y allí, atada a la baranda se encuentra la línea con la carnada, la cual vuelve a agitar con el brazo que le queda libre. De esta manera intentando convencer al monstruo que pruebe el sabroso bocado.
Pero de toda aquella acción de querer convencerlo, solamente logra conseguir un guiño del ojo izquierdo. Que no sería poco pero que desestima por pensar estar viendo visiones.
Más, por sobre todo lo que ocurre, observa en los ángulos de la casa una estela como la que deja una barca. Lo que significa, a las claras, que además de ponerse la casa de sombrero, lo está trasladando hacia la bahía.
Llegado el atardecer, graciles pensamientos de Argentino se despliegan por su mente. Justo en el preciso momento en que comienza el arco donde terminada la tarde y el crepúsculo se muestra cargado de luz. Que finalmente son solamente mansas reflexiones en el puro silencio interior. Aunque algunas son palabras que expresan lo que la razón junto con el corazón le van dictando a los labios. E incluso por momentos pronuncia el discurso dirigido al sol que tiende a dar la vuelta hacia otros horizontes. Que como primera medida se siente agradecido, mas que con Dios con la propia naturaleza; de haber mandado a un ser anónimo y misterioso, a querer acarrear la prefabricada de regreso hacia la costa.
Porque si fuera cierto que Dios es el que ha creado al universo, siendo que se trata de un ente apartado de lo material, entonces quiere decir que el universo no es el propio cuerpo del creador, sino una entidad en cierta medida independiente de Él; que bien merece un agradecimiento personalizado y aparte. Pues entonces, la naturaleza vendría a ser para el universo, lo que el alma es para los seres reales. La fuerza vital que mueve las cosas. Con lo cual se puede llegar a considerar a la naturaleza con la suficiente autonomía como la propia existencia de cualquier espíritu. Por lo cual también se hace menester que tenga un nombre propio; y así es que Argentino la llama por su homónimo: Naturaleza.
Y de este modo habla Argentino mostrándose super agradecido de ser la casa acarreada por un héroe caritativo proveniente de las entrañas del mar. Además conciderando que este oportuno ser anónimo, hace lo que hace, tan solo por el instinto de preservar el hábitat donde allí todos son igual de importantes. Haciéndose necesario aplaudir a rajatabla a los hijos de la bendita Naturaleza, que saben brindar ayuda al desvalido sin anteponer condición de devolver el favor con algún tipo de sacrificio. Porque sin duda lo que hace lo hace por amor al prójimo. Pues el ser que tenemos cerca en cierto sentido también es uno mismo. Según el entender de Argentino, una enorme filosofía que robustece la moral por sobre cualquier ideología.
Aunque de todos modos piensa que para que una relación de amistad sea perfecta y perdurable, ambas partes deben ser generosas entre si. Y el solo hecho de ser impulsado en la dirección correcta, es lo que Argentino concidera un verdadero favor merecedor de un enorme regalo.
Porque, insiste en recalcar, que aparte de haberlo puesto a salvo de la marejada, ahora le hace un fabuloso flete en llevarlo directo hacia la bahía. Lo que sin duda lo hace doblemente merecedor de un agradecimiento especial. Y que mejor que recuperar la energía invertida con un poco de alimento de primera calidad. Además de tener que dejarle propina por el solo hecho de tener que reconocer el nunca haber recibido un zarpazo en el bonito espejo. Y por tanto, aunque por ello deba arriesgarse a detener la marcha, se decide por ofrecerle un melón entero. Que de paso, en el fragor de la merienda, a lo mejor pueda conocer la cara del gigante anónimo; que sostiene con la cabezota la prefabricada cual si fuera el canasto que llevan los vendedores de chipás. Entonces sumerge la mano en el mar haciendo un gesto: de por favor esperar que enseguida regreso.
Que como parte de la susodicha recompensa decide ofrecerle un fruto de primera línea. Y apresuradamente va en su búsqueda. Con a su vez haber decidido tallar una zanja en toda la circunferencia del delicioso melón. Así quitando la cáscara del sector del medio. Para luego con un hilo pertinente armar un paquete seguro. Y además, en el sector de la pulpa que quede expuesto, se propone colocar un poco de edulcorante líquido como para que parezca mas sabroso.
Y luego de realizada la tarea sugerida por sus pensamientos, por motivo del esfuerzo empleado y de la emoción sufrida en la refriega, sobre la frente de Argentino se dejan ver ciento de gotas de sudor que se quita por medio del antebrazo. Con paralelamente, en signo de súplica, mostrar el fruto al cielo solicitando compasión del destino.
Y así se sucede un sigiloso momento de espera, solo comparable con el minuto de silencio en los actos públicos cuando se despide algún muerto.
Pero al momento del melón desaparecer en el tranquilo océano, escucha de su mente un pedido de reposo a cambio de no desfallecer sobre la propia rambla; donde, fuera del bullicioso mar, impera un rotundo silencio que hasta los pensamientos de Argentino se dejan escuchar.
Y al momento de inhalar aire puro se decide por utilizar nuevamente el espejo. Más que nada para poder mirar que tipo de respuesta consigue mas allá del fabuloso guiño.
También se dice por lo bajo, que intuye haber acertado con el tipo de cebo; caso contrario ha de utilzar el ceviche.
Pero resulta que la Chismosa vuelve a descender y a quedar flotando como al principio. Al segundo saliendo a la superficie, trozos triangulares de cáscaras de melón.
Con además, cual si lo hubiera deglutido con buen apetito, la casa comenzar a moverse con suavidad en dirección al continente. Apuntando la proa sin necesidad de ningún timón, hacia la bahía de Samborombón. Además con la tripulación femenina durmiendo la mona cual osos en el invierno del Ártico. Al juzgar de Argentino, todo un ideal. Con encima navegar a una velocidad de varias millas náuticas. Que por la rapidez conque se deslizan se va provocando un verdadero viento capaz de despeinar cualquier tipo de jopo engominado.
Cuando de pronto, sin que nadie lo pudiera predecir, asoma por el frente de la casa, una cabeza descomunal, perteneciente a una tortuga gigante. Y por el hecho de nadar a brazo partido, alternativamente emergen sus patas de cinco dedos, dejando en el agua sendas aureolas de espuma, cual del tamaño de cráteres lunares. Y así, brazada tras brazada, con admirable decisión, el quelonio transporta la prefabricada hacia la bahía soñada.
Y en eso de estar mirando para todos lados sin saber que decir, Argentino recuerda tener una gruesa soga, que en esta oportunidad la ha de utilizar para anudar a su cuello y así usar las puntas como riendas. Y de paso ir soñando que dirige a la tortuga cual si fuera el caballo de un carro celestial. Para mientras tanto que navega quejarse de ir quedando ciego de la tanta emoción de observar la hermosa puesta del sol.
Y así se dice, alegre, por fin la experiencia funesta haber llegado a su fin. Con además sobre la espalda, en las ventanas de vidrio, poder ver reflejada la soñada costa Argentina.
Pues entonces Argentino expresa un sentir acerca de su vida estar pintándose de felicidad al renacer de un presente con mucha fortuna.
Y mientras navegan a destino feliz, Argentino se pregunta, si todo esto que ocurre es producto de una manifestación del universo en función de la tristeza por lo que ocurre en el planeta con tanta guerra andando por ahí. Entonces mientras sostiene las rienda con orgullo, llega a la conclusión de ser esto que ocurre una manifestación de la naturaleza seguramente preocupada por tanta devastación. Quedando evidenciado que su bondad carece de límites.
Entonces muy cerca yace la costa altiva junto al río Salado. Y tan cerca se encuentra el sitio de la salvación que hasta podría seguir el trayecto a nado. Por cierto, gran humedal, que mientras tanto llegan aparecen aves a querer saludarlos. Lo mismo que carpinchos y hasta los altos pastizales.
Entonces entre lágrimas de emoción, antes de tener que despedirse de la amada tortuga, se le ocurre la linda idea de pegarle en el borde de la caparazón, unas monedas de oro. Y así lo hace en la cantidad de tres; mientras canta una canción de agradecimiento.
Muere la tarde, apareciendo las primeras estrellas. Las primeras libélulas. Los primeros saltamontes. Quedando de yapa la última claridad que aún no se rinde.
Cuando de pronto, Argentino suma una nueva emoción al poder divisar, a tan solo cincuenta metros más atrás de la costa, una increíble construcción de pareciera ser un fantástico panteón griego. Para lo cual se dice risueño que tal vez allí se encuentren los espíritus de algunos de los grandes pensadores, con ello tal vez dándose la hermosa posibilidad de tener alguna cuota de inteligencia extra.
Aunque por causa de la imperiosa necesidad de sentirse a salvo se le genera cierto tipo de ansiedad que lo hace querer anticiparse al lento movimiento de amarre, e ir en busca de alguna rama donde atar la casa. Pasa que la tortuga es tan grande que a lo mejor opte por regresar antes de llegar a la costa; así evitando complicarse más de lo recomendable.
Y junto a la salamandra
sabe que lo espera una larga noche de guitarra y vino. Mas por ello le sobrevine un aluvión de ideas negativas por sentirse mortificado al tener que quitar tablas de la casa (pues muebles ya casi no quedan) para así poder encender un fuego en la estufa. Que en todo caso, piensa, mejor será juntar ramas del lugar e iniciar una fogata afuera.
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