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Entonces, entre los albores de aroma del ajo frito que va penetrando por las fosas nasales, yace el discurso interior de Argentino con variado contenido intangible. Que se compone de pensar en el hecho de estar hablando de la posibilidad de pasar hambre; según su criterio resultando ser un temor grandilocuente. Porque teniendo en cuenta el lechón, habría como para hincarle al diente de corrido y por bastante tiempo. Pero, y si por el contrario el naufragio se prolongara y en volver tardaran un montón de meses? Como consecuencia también cavilando del impulso lógico de atragantarse comiendo luego de haber pasado mucha hambre. Reparando en que si bien los implantes dentales son de primera calidad, lo más sensato sería cuidarlos de posibles arrebatos. Diciéndose que en adelante comerá casi igual que si estuviera almorzando un puré de calabaza.
Y en cuanto a sus imágenes mentales, tiene pintado el cuadro de Luisa afinando la guitarra mientras lo mira con ojos cargados de lujuria. Asimismo siendo que al momento del clima mojorar y ver el sol asomando, le viene la absurda idea colmada de abundante imaginación, de ser el llanto de los peces, por culpa del recalentamiento global, el pricipal motivo de haber aumentado el volumen de los mares; más por la posterior evaporación haberse provocando el diluvio que inundara Punta Piedras; siendo que ahora a él le toca ser la reencarnación de Noé. Viéndose en la obligación de sembrar el
mundo de vástagos capaces fundar de nuevo los países. Aunque, por estar impedido de tener hijos con Tábata, entonces lo deberá tener con su primogénita Susana. Que seguramente lo que salga del vientre será como para enorgullecer a la patria. Y así es que sigue recordando y a la vez pensando; en la polvareda que levanta el viento como algo imposible de volver a ser testigo. A la vez de sentirse aliviado de recién conocer en persona a Susana, pues por ese motivo debe ser que no ve tan horrendo el asunto del insesto. Entre otras cosas percibiendo que su hija le está leyendo los pensamientos; sintiendo de su parte aprobación. Por tanto teniendo cierta fe de que será perdonado por los encargados de juzgarlo luego de la muerte. Lo que hace que de a poco le vayan entrando al alma los deseos de poseerla comenzando por invitarla a comer unos panchos en el afamado Pancho Bar.
Y así flota la Chismosa sin dificultad metida como en un inmenso plato de sopa cargado de mar. Totalmente rodeada de puro horizonte. Que por el color del agua se puede adivinar que aún se encuentran en la desembocadura del Río de la Plata; quedando un largo rato de tiempo como para permanecer confiados. Pudiendo de esta manera invertir parte de la tarde en conversar sin grandes angustias asfixiantes.
Y como primer tema, Argentino manifiesta que últimamente, de los tantos posts que se publican en la Internet, en muchos de ellos no logra darse cuenta de si son reales, o por el contrario cuestiones de la vida misma totalmente manipuladas. A lo que Luisa responde, que hoy día por medio de la inteligencia artificial se puede tergiversar la realidad hasta donde se tenga ganas.
Y el siguiente tema del que conversan, un tanto mas enredado, pasó a ser el referido al cofre con monedas de oro que se encuentra en la casa de Punta Piedras. Cuestión que va dejando en evidencia cierto miedo de Argentino por la posibilidad de ser localizado. Mientras que Tábata se relame imaginando que cuando regresen lo irá a llevar de gira por los mas caros restoranes de La Plata. A parte haciendo reproche de estar dolida de ignorar la bonita historia de las monedas. Que por el miedo evidenciado por Argentino se puede calcular el valor del tesoro; y que estaría escondido en lugar de difícil acceso pero que como un bobo le hubo contado al terapeuta de su existencia. Y Luisa, que se da perfecta cuenta de la codicia que Tábata demuestra, opta por encontrar una ocasió propicia para advertirle Argentino del peligro de ser traicionado.
Pero Argentino, con ánimo de discurrir sobre grandes verdades, esquiva el conflicto prefiriendo reflexionar sobre la situación en que se encuentran, que en esas circunstancias cualquier tipo de joya es lo mismo que tener alforjas cargadas con tornillos.
A todo esto, Luisa, observando la insistente actitud de ambición que demuestra la soprano del supuesto Colón, la mira de reojos como queriendo descalificarla. Finalmente quedando el deseo en veremos, bajo la tónica de beber creveza, donde por
algunos comentarios se percibe actitud de mejor descorchar un vino.
Y debido a lo poco que hay por hacer fuera de esperar ser rescatados, como principal entretenimiento hojean las revistas antes de arrojarlas al fuego. Más, con ese poco de calor parecen olvidarse de la casa estar helada.
Pero en un momento ete aquí que Luisa agarra una revista muy conocida, llamada Noticias, que solamente acostumbra hablar de política. Y al mirar a Tábata de reojo, antes de arrojar el pasquín al fuego, a propósito del conflicto entre China y Taiwán, asegura que si por esas cosas de la vida el liberalismo triunfara en China, en pocos años, de ser todos iguales, empezaría haber distintas clases sociales. Para finalmente pretender quemar la revista entera en busca de buena cantidad de llamas. Pero sin embargo, antes de arrojarla dentro de la estufa, la propia Luisa hace reparo en unas fotos de la portada que observa atentamente, dando con un artículo que hace mension de la guerra entre Rusia y Ucrania; tremendo conflicto que involucra al mundo entero. Que según su opinión, en resumidas cuentas, el motivo radicaría en la desobediencia inaceptable por parte de Ucrania que busca aliarse con occidente ingresando en la OTAN.
Resultando para los rusos inadmisible, que siendo que eran los más poderosos y dominadores de la región, ahora tengan que tener que aguantar que los débiles los pasen por arriba. Quedando más que evidenciado, que el hecho de tener las armas nucleares cerca de la frontera, es el factor preponderante del conflicto en cuestión. Pués, objetivamente, por esa devastadora vía, hoy día cualquiera que cuente con esa tecnología se convierte en alguien muy poderoso con relación al peligro de destruir al enemigo. Y los rusos, por fuerza, quieren las armas nucleares fuera del alcance de su territorio. Y por estarse mirando la revista, Argentino descubre un artículo que habla sobre distintos atentados terroristas perpetrados por los musulmanes. Al instante exhibiendo la necesidad de expresar algo que le resulta importante de hacer notar. De repente sintiendo un impulso muy fuerte de querer transmitir la impronta que lo impulsa a ofrecer un punto de vista interesante que a lo mejor las pueda llegar a enriquecer. Entonces Argentino agradece la consideración de ser tenido en cuenta, y entonces continúa con la reflexión que le inspira el artículo de la revista; volviendo a recalcar que acaso lo que diga pueda servir de guía hacia el camino que conduce al grato conocimiento. Para lo cual le muestra a las chicas el artículo. Y más luego de ellas afirmar con la cabeza comienza a explicar el motivo principal de la enseñanza. Pues entonces es que en el artículo de la revista en cuestión, se menciona el atentado a las Torres Gemelas, ocurrido en Estados Unidos; además de un último hecho terrorista contra los Rusos, en un recital de música, también perpetrado por islamistas enojados; que se animaron a acribillar sin piedad a mas de ochenta concurrentes. Cuestiones espantosas, los ambos atentados, que Argentino los hubo agrupado de forma paralela, haciendo abstracción de la cantidad de muertos, pues no pasaría por ahí el asunto a meditar acerca de la raíz de su razonamiento. Para lo cual, luego de un respiro como para acomodar las ideas. Por cierto, con las chicas, muy atentas a todo lo que dice. Por falta de mejores argumentos, rematando la exposición, dirigiendo la palabra final directo hacia el meollo del asunto. Diciendo que el profeta Mahoma, por orden de Alá, antes que nada hubo educado a los fieles musulmanes para ser buena gente.
Dando por descontado que lo han logrado con éxito. De ser antes que otra cosa buenas personas. Buenas gentes hasta que Alá los reciba en el Cielo.
Para lo cual, la conclusión que se extrae, es que tanto Estados Unidos como Rusia, al no llevarse bien con los musulmanes, esto sería una muestra clara de estar yendo por rumbo equivocado.
Y así es que las palabras del capitán quedaron rebotando en el living comedor mientras sobrevino un larga pausa. Argentino mirando a la muchacha que cree ser su hija, a la vez del tarro con monedas, reflexionando para sí, acerca de que en situaciones de extrema subsistencia, a parte del oro también los prejuicios carecen de valor y sentido práctico...
Cuando de pronto, a la modorra propia de la hora de la siesta se interpuso una voz femenina cargada de noches de nicotina y humo, haciendo explosión en los oídos de Argentino, más que nada a querer rebatir o poner en duda sus palabras anteriores.
Entonces Tábata se anima a decir que, si fuera por el asunto de portarse bien, todas las religiones hablan de lo mismo. Insistiendo en remarcar que para eso están. Siendo que sí habiendo religiones los humanos igual se portan mal; qué sería del mundo sino las hubiera.
Por su parte, Luisa, algo entumecida, se levanta del piso diciendo.
-Los hombres y mujeres estamos educados para creer que estamos hechos a semejanza del Supremo. Y por tanto, siempre tenemos presente la sensación de en cualquier momento poder encontrarnos con Él en algún estacionamiento. Pero muchas veces me pregunto si en efecto nos ha dado la capacidad de entender las cosas cómo son verdaderamente. De por ejemplo saber lo que hay después de la muerte. O tal vez luego de mucho esfuerzo logremos deducir una mínima parte; pero eso sí, siguiendo el camino de gastar neuronas como lo hicieron los filósofos griegos; que ojalá existiera una app capaz de razonar con la lógica que utilizaban aquellos sofistas provenientes de Atenas. Y así como los animales carecen del poder del entendimiento para no sufrir tanto; lo mismo ocurre con los humanos de resultarnos imposible comprender la idea del infinito. Para de esa manera, por medio de dicha carencia, podamos lograr alcanzar la preciada felicidad; o cuando menos algo bastante parecido a ello.
Y así cada uno por su cuenta mastica ideas sobre diferentes temas; pero todos relacionados con el temor que les ocasiona el hecho de estar navegando sobre algo tan precario, camino a internarse en el océano mas grande del mundo. Que de la única manera que podrán salvarse será con ayuda de la naturaleza; además de permanecer valiente en enfrentar lo que suceda.
Entonces fue que Tábata mirando otra revista, descubre una foto de Medio Oriente, donde por el fuerte calor los fieles andan por La Meca con paraguas. Que sin temor al que dirán le propone a Argentino invertir monedas para adquirir sombrillas e ir a comercializarlas a Medio Oriente. Para luego arremeter con el hecho de mantener el fuego de la estufa encendido con algo serio. Siendo la única manera para lograr eso, la de ir sacrificando alguna que otra madera de la prefabricada. Mas luego por la noche ver las brasas por la ventanilla de la salamandra antes de andar masticando nervios. Proponiendo que para empezar a reanimar la fogata, que tal si arrancan unas tablas de la parte de afuera; de las que están cerca del mar. Entre otras cosas pudiendo de esa manera calentar la pava para cebarse unos ricos mates. Y de paso terminar de cocinar el exquisito cerdo.
Entonces Luisa le recrimina a Argentino acerca de la relación tóxica que tiene con su compañera. Incitando a que preste suma atención, porque para que funcione la brujería forzosamente la tiene que aplicar a ritmo sostenido e insistente. Debiendo implementar el martirio todo lo más que se pueda. Por otra parte también discurre en lo referido al asunto de Tábata mortificarlo metiendo mierda en su cerebro. Él respondiendo sentirse joven, por lo tanto dándole cero importancia al asunto; aparte que a Tábata, en serio, la quiere un montonazo y le perdona todo. Y aunque algo amargado por la posibilidad de tener que quemar tablas de la casa, manifiesta sentirse seguro de su manera de pilotear la historia.
Para lo cual, Luisa, le responde que cuando ingiera algo que Tábata prepare, se cuide de que no tenga mucho ajo y esté muy salado. Porque a lo mejor se le pueden poner los ojos colorados, o bien salir ematomas en la piel. A lo que Argentino le responde que no se haga problema pues por un poco de sal es capaz de filtrar las lágrimas.
Aprovechando la oportunidad para decir que lo mejor va a ser cuidar la poca agua dulce ha más no poder, porque solamente queda medio tanque; que es como decir nada. Insistiendo en ser preferible antes que beber en demasía mejor esperar unas horas a ver que sucede. Pero sin embargo alerta que así encerrados puedan empezar sentirse ciertamente embotados; sugiriendo abrir de par en par las ventanas y así seguir tomando vino y cerveza.
Tábata respondiendo que por el frío que hace lo mejor va a ser dejar todo como está de cerrado, y de paso tomar alcohol como para calentar el gargero y cantarse algunas sambas.
Luisa, apoyando a Argentino, proponiendo que en antes de emborracharse es preferible tragar la propia saliva.
Entonces, Argentino, reflexiona un momento y sugiere llevar adelante la idea de tomar vino, pero eso sí de a pequeños tragos cuál si fueran besos. Y en cuanto a tomar mate, dice que bien lo podrían hacer con cerveza. Enseguida viéndose en la necesidad de hablar de los vicios y de la manera de combatirlos. Asegurando que para quitarse un vicio se requiere desafiar dos cuestiones importantes. La primera, referida a la parte química, en cuanto que el cuerpo se acostumbra a la sustancia. Para lo cual el cerebro le manda órdenes al organismo de por favor solicitar mantener el suministro; y viceversa La segunda cuestión, más difícil de superar que la primera, es la de desafiar al propio hábito y dejarlo desprovisto de la actividad acostumbrada; que vendría ser lo que liga al espíritu con la sensación de bienestar.
Por ello antes de iniciar una dieta es importante mentalizarse en cuanto a que se ha llegado a un límite negativo, debiendo por fuerza cambiar la costumbre y reemplazarla por otra. Rápidamente trazando un nuevo plan de acciones a realizar.
Entonces, Luisa replica, como para quitarle una sonrisa al capitán; que quisiera que se pesque el vicio de estar con ella; que lo quiere de verdad. Saliendo a pasear todos los días por el barrio, tomados de la mano. Pudiendo de esa manera ser llamada señora teniendo solamente veinte años.
Pero enseguida Tábata hace reclamo para que Luisa respete la supremacía afectiva que tiene sobre Argentino. Y que deje de tirarse lances románticos porque además es la hija.
Para lo cual ambas mujeres entraron a desempeñar sus modos, empañadas por un velo de cierta actitud poco amigable. Y tanto anduvieron como gallos de riña dando vueltas sobre el cuadrilátero, que al final, se trenzaron en pelea verbal de decirse verdades que duelen. Empezando Luisa diciendo que siendo que Tábata es una mujer tan "sociable", poco merece estar con Argentino que es un hombre solitario. Entonces, Tábata, le puso hielo a la provocación, agarrando la escoba y poniéndose a barrer de corrido. Que mientras limpia el salón, con cara contorcionada por la impotencia, pese al disgusto responde de buen talante y de tono relajado. Que vaya a fijarse en aquella alacena que hay allí cerca. Y que busque una caja con especias; en especial agarrando un paquete de páprica ahumada. Y que se ponga un poco en la lengua, para de esa manera desvíar la atención hacia un lugar menos problemático.
Vale aclarar que cuando Tábata se enoja despierta en los demás cierta sensación de estupor.
Pero Luisa también es brava y ni de cerca se le achica. Entonces dejando la guitarra a un costado, se dirigió hacia la contricante y tomando del rodete una mecha del montón de canas, le arranca un cabello y se lo pone a mirar a contra luz. Con desenfado diciendo que allí tiene la prueba de Tábata poder ser su abuelita; que siendo tan vieja poco sentido tiene que le quiera arrebatar al pretendiente.
Y en éso, amistosamente, Tábata, sonríe con benevolencia, haciendo un gesto de tener cuerda para rato en lo referido en andar en amores. Y poniéndose a mirar nuevamente al sol que empieza a expirar, tiene como un especie de flash, de un segundo, de estar presente en un desfile del veinticinco de mayo junto con su padre, sargento de infantería. Entonces se acomoda el corpiño. Deja la escoba para ir hasta afuera de la casa. De golpe cogiendo una rosa, con diez centímetros de tallo. Que inmediatamente coloca dentro de un vaso con agua hasta la mitad solamente.
A todo esto, Argentino, grita que dijo que quiere que no usen el agua. Al momento, con un mazo de cartas, poniéndose a hacer un solitario, como temblando de miedo que se vacíe el tanque. Aunque en seguida se distrae poniéndose a pensar, en que a lo mejor sería bueno fabricar una vela con una sábana, y un timón con alguna tabla de por ahí. De todos modos no pudiendo safar del todo del conflicto que las mujeres tienen; de todos modos negándose a meter demasiado las narices, pues le cuesta horrores madurar la idea de tener a sus dos afectos más importantes implicados en una clara guerra fría.
Y a todo esto Tábata oliendo la flor cual si se le fuese la vida en ello, insiste en decir que se debe juzgar al fruto por su madurez, porque en realidad cuando la pera está pasada de punto, es cuando es mas exquisita se encuentra.
Entonces, de un descolorido sonrojarse, de talante beligerante, Luisa comienza a puntear en la guitarra un tema conocido. Super compenetrada, pero siempre mirando de reojo a quien cree ser la peor cosa que existe.
Finalmente en el tire y afloje, Tábata expresa tener la sensación que para cuando llegue la primavera se irán a reconciliar y a llevarse de primera. Llamándola a tener paciencia pues siendo que es menor de edad, aún le cuesta alcanzar entender cierta ética importante.
Luisa respondiendo que lentamente se va dando cuenta que, cuál esos artistas callejeros que trabajan a la gorra, da amor gratis pero al final de la función, abre un bolsillo enorme que tiene en su pantalón de payasa, y floreándose cual los caballos del hipódromo, pasa por delante del público para que arrimen unos billetes grandes. Y guai conque ponga poco; dice muy segura. Porque entonces seguramente allí comienza a ejercer venganza. Introduciendo ratones por los agujeros de la nariz para que los roedores le carcoman el cerebro al insubordinado. Y así Luisa se despacha resentida por el asunto de considerar que Tábata vuelve loco a Argentino; su querido enamorado. Quizás, simplemente, por una conjura de carácter feminista. Donde cada militante debe tener el deber de ir ajusticiando hombres heterosexuales. Sean o no machistas. Siendo que ahora es el turno de su querido capitán. Que es mas que evidente que adora a las mujeres con pasión y bondad. Y las concidera cual semejantes idénticas que él.
Por su parte, Argentino, siente deseos de tirar las barajas al suelo y ponerse aplaudir rabiosamente. Más que nada por la garra con que su primogénita enfrenta la situación de disputa. Porque si por el contenido de la disputa fuera, él está bastante conforme con el accionar de su compañera Tábata. Sabe, perfectamente, y lo reconoce, que él parece un gentleman cuando con ella se exhibe en público; además de haber arrimado buena cantidad de clientes a la gestoría. Que para entender el todo, antes debes ir fruta por fruta admirando el sabor y la experiencia de cada componente.
Y así, peleándose la tripulación, va cayendo la tarde. Aproximándose la noche que despierta temor y disgustados; más que nada por la tensión nerviosa que trae aparejada la oscuridad. Aunque ciertamente aliviados por la ausencia de la lluvia; de la lluvia que hace un rato fuera torrencial. Que si volviese, en estas circunstancias podría significar una tragedia.
Y florecen las esperanzas de cuanto menos ver alejarse el mal clima suponiendo que tendrán mejores chances de salvación.
Finalmente, aprovechando el aire no tan frío, abrieron las ventanas de la casa para ventilar el ambiente y así descomponer el clima de tensión afectiva.
Tábata con un trapo pasando algo de vinagre para quitar la mala vibra.
También hablaron de cuando sea el momento que prefieren dormir por turnos. O por lo menos eso es lo que expresan con tanto fervor sin deseos de discutir del asunto. Y entonces acordaron que recién después de cenar decidirán quien se acostará primero.
Por su parte Argentino prefiere estar despierto toda la noche; y de ser posible cantando y bebiendo alcohol. Tienen mucho fuerza para enfrentar la travesía que recién comienza. Y como en toda canción aún falta el estribillo donde la emoción de estar vivos se ha de acrecentar notablemente.
Al ver la casa, por buen nombre, La Chismosa, con las ventanas abiertas de par en par. Donde el suave viento pinta el interior como con infinidad de filetes de carro de blanca transferencia. Que la hace parecer sumamente reluciente; como recién sacada de la agencia inmobiliaria. Que por ello todos se miran a la cara como diciendo: Cuan brillante está la casa chamigo. Es que acaso recién la adquirieron y se largaron a navegar por los siete mares? Y así son los sentimientos que expresan, que aunque cueste admitirlo, son como testimonios reveladores de la vida con independencia total de la muerte. Pues en definitiva son el íntegro fuego que va saliendo del ser diminuto.
Y el viento que sigue entrando por el interior de La Chismosa. Que con algarabía la sudestada del Atlántico aparece de visita. Que toda limpieza que se produce para nada es retórica.
Y entre los erizos de la piel que provocaba el momento, Argentino comienza a balbucear unas palabras para sus adentros, que lentamente van emergiendo de las entrañas, acaparando con soltura la atención del binomio de sus amores.
-Vean, quiero decir algo, algo que a lo mejor pueda sonar pasado de época. O sonar a una cursilería. O tal vez tilinguería. O quizás un exabrupto. Es que al ver tanto viento en tiempos de pandemia. Pestes de todo tipo que se propagan con total desenfado. Me sale decir, por sí llego a morir, que alguien continúe con la posta. Que pienso que mundialmente hablando. En cada rincón del planeta. En el mismo día. Todos a la vez. Alunísono. Ponernos, digo, los gobiernos, que por fin logran un acuerdo generalizado en algo de suma trascendecia. A encender la maquinaria al servicio de limpiar todos los hospitales, públicos y privados, hasta dejarlos relucientes. No sin antes fregar las paredes y los pisos, los sótanos y los estantes. Ustedes me entienden, cada rincón, de cada establecimiento. Y mas luego, al momento, instalar en las entradas y salidas, esas máquinas que sueltan rocío de agua. De agua especialmente preparada para desinfectar correctamente. Porque queda claro que de allí, de esos virus hospitalarios, es de donde están saliendo todas las pestes que nos aquejan. Que nos están poniendo, lastimosamente en jaque mate.
A lo que debo agregar que hay que limpiarse la lengua diariamente. Con una hoja sin filo preferentemente. Claro está, cada uno de nosotros. Pues la combinación de los virus hospitalarios. Que muchas veces se transmiten, afuera de los hospitales, por los propios doctores y las doctoras de la salud. Los portadores. Y posiblemente el personal afectado en esos establecimientos. Digo esa grasa de la lengua convinada con la infección de un virus de los que estoy hablando. Provocan una especie de infección que si no sale de dentro del cuerpo se hace fulminante para la salud.
Luego de este pedido sanitario Argentino comienza hablar de las monedas de oro que hay en el tarro. Diciendo que están compuestas por elementos de variada procedencia: Krugerrands sudafricanos, Águilas americanas estadounidenses,
Soberanos de Oro,
Filarmónicas Austríacas, Britannias Británicas,
Pandas Chinos, Dinars de oro, San Jorges victoriosos Rusos, Chervonets Rusos, Vrenelis de Suiza, Nuggets australianos...
En general las son de veintidós quilates. Y desde ya que no son de uso corriente orientadas como para comprar mercadería en el supermercado. Sino que, cual los lingotes, solo sirven a modo de inversión; se podría decir, inversiones de un ahorro personal, por cierto alentado por el propio prócer Faustino Sarmiento, que educaba al ciudadano, desde temprana edad, a comprar estampillas que luego por supuesto tenían un valor de reventa. Ahorro necesario que hoy día se subestima, por ser tan codiciado por los chorros, los políticos, y economistas. En tanto lo consideran como propio; pareciera.
Jurando, Argentino, que el otro tarro que habría quedado en la casa vieja de Punta Piedras, estaría aún mas colmado que el aquí presente; entre sus manos pacientes, esperando altivo regresar sano y salvo.
Monedas de diferentes épocas y países, que por allí también las hay de veinticuatro quilates.
-Los recuerdos que tengo del ayer, siempre vienen adornados de las monedas que fuimos juntando y admirando en su debido momento. En aquella época dorada, en que fuimos felices a ultranza. Al punto que con mis padres jugábamos al piedra, papel, y tijera, como para saber a quien le tocaría poner en el cofre las monedas siguientes; que venía llegando. Las manos temblaban en cada desafío, en que los brazos se agitaban como batiendo un cóctel. Frío y calor sentíamos al percibir las monedas sujetas a los dedos temblorosos. Noche estrellada era el mirar las monedas dispersas sobre la pana en que mí madre las solía exhibir.
El aire atestado de exquisito aliento por el exclamar de la familia el acto de hacer caer las monedas como trigo entre los dedos. Y hablábamos del sacrificio que significaba cada una de las transacciones que deparaban enorme esfuerzo. En fin, era ajustarse el cinturón, y luchar, día a día, y en todo momento.
Y ya pasado el crepúsculo, donde la luz desaparece en las entrañas del firmamento, sobreviene por todo concepto una noche plagada de variadas nubes. Que entre aquella inmensidad la casa navega hacia mar adentro; con afable parsimonia montada sobre una superficie totalmente lisa.
Mar que de tanto escuchar la frase: Estrella tú que miraste. Sucumbe a un estado de
llamativa calma.
Y en el interior de la salamandra el fuego se renueva por medio de viejos magacines. De donde emerge una temperatura que es de lamentar. Con a su vez ser sospechado el humo de altamente contaminante; dentro del aparato dejándose ver una humareda de color gris bien definido, entreverado con un toque de verde, azul, y también algo de rosado.
Tábata luego de escuchar con suma consideración el discurso de Argentino, acerca de su vocación por las monedas de oro, le sugiere a Luisa poner el celular sobre la salamandra, a ver si por gracia del calorcito que absorbe el hierro fundido, la batería se carga un poco, como para así enviar un mensaje de socorro.
Y como nota especial se mensionan, unas hojas de Álamos mojadas, adheridas como lunares en las paredes del exterior, cual manchas de perro dálmata, que el otoño en su despedida se hubo encargado de imprimir.
A demás, la propia Tábata, hace mension de una hiedra que asoma entre la penumbra del consumado atardecer; haciendo predicción de suceder, que cuando en el futuro se ponga frondosa, lo más probable es que trepe tapando los aleros para de manera funesta pudrirlos sin ningún tipo de pausa. Porque las enredaderas son especialistas para esos fines de ir destruyendo los extremos de los pobres techos. A todo esto Argentino escucha la predicción con ánimo pavoroso, mientras que Luisa lo tranquiliza diciendo que de todos modos adora ese tipo de plantas trepadoras.
Por su parte, Luisa cuenta que le gustaría tener un gallinero para pasarse el día comiendo sándwiches de huevo duro, con mayonesa y salsa ketchup. Tábata respondiendo (como trantando de sugerir quemar algunas maderas de la casa) que por comer un puchero de gallina pagaría una fortuna. En tanto que al no encontrar respuesta de ningun tipo, insiste en manifestarse temerosa de poder llegar a cruzar el Atlántico por motivo de la alta velocidad conque navegan. Todos coincidiendo en admitir, agradecidos, la tempestad haber sido por demás benigna con ellos; de paso haciendo votos porque no suceda otra nueva; que Tábata mientras pasa el escobillon manifiesta estar temblando del susto que le provoca la idea de un bis del mal tiempo.
Por su parte, Luisa, repara en las gotas de rocío sobre la vegetación del pasillo; casi como sí se hubiese regado las plantas con un rociador de florería.
Entonces Tábata insiste en querer quemar algunas tablas porque a la madrugada van a tener mucho frío. Para lo cual Argentino accede en lo referido a sacrificar un par de sillas de algarrobo. Y asimismo una cómoda del mismo material que hay en la habitación suya. Para lo cual, al cabo de unos pocos minutos ya el fuego intenta asomar por la ventana de la salamandra.
Suspira Tábata del alivio; que escuchar el sonido de las llamas un tanto le tranquiliza los nervios. Con además, al cabo de un rato, gozar de la nueva condición de descongelarse. Lo que hace que en la casa, al cabo de un momento, se empiece a definir un clima por demás agradable.
Argentino insistiendo que le gustaría crear un timón como para orientar la barca hacia el poniente. Pero a como sigan quemando maderas interesantes la casa seguirá sin tener la posibilidad de saber cual es la proa. Que sería mejor, antes de quemar todos los estantes, dejar aunque sea uno como para probar de sumergirlo y ver si se pueden acercar a la costa.
Al encenderse la salamandra con furia hace brillar los dientes, donde algunas sonrisas se entrecruzan de manera aprobatoria.
Entonces la voz de Luisa interrumpe el breve instante de comunión, comenzando hablar del arte de lo posible. Con fervor diciendo que cuando se haga la revolución de la justicia social, la propiedad privada quedará sin efecto. Más todo el mundo tendrá una casa que el Estado les asigne. Y por otro lado los capitalistas dueños de los medios de producción serán unos mas del rebaño. Que bien recibida será la transformación de los bienes privados en producción socialista.
Y dice que cuándo eso suceda la va a invitar a Tábata a cantar en las fiestas populares que han de festejar el triunfo; donde los obreros ganarán todos igual o parecido. Con el mundo en franco crecimiento por gracia del trabajo social; que el desempleo y la desocupación pasarán a ser historia pasada de moda. Y adiós a la clase trabajadora explotada siempre administrando miseria. Y adiós a tener que soportar opresión y el achicamiento permanente del Estado. Qué bienvenido será el triunfo de la clase obrera.
Pero la voz de Argentino, perfumando el aire con delicioso aliento de padre orgulloso, no obstante manifiesta estar extrañado de la prefectura no acudir en su rescate, que le suena increíble que nadie haya visto la casa salir disparada hacia el balneario. Y por ello suponiendo tal vez haber muerto muchos ciudadanos; por el motivo de nadie haber avisado.
Y es que luego de hacer un minuto de silencio, Argentino retoma el tema de las monedas, reconociendo que económicamente hablando no representan una gran fortuna, pero para él valen como la propia gloria. Que el amor que siente por esas monedas se traduce en un sentimiento que se refleja en su simpatía.
Monedas que en sus caras tienen impresas diosas portando elegantes escudos; y también ciervos galopando suspendidos en el aire. Distintas formas impresas tienen las monedas, que la voz de Argentino va describiendo con la gola que le tiembla de la grande emoción. Siendo que cual ciento de trompetas suena la palabra oro; que asimismo todo aquello parece retumbar en la propia vía Láctea, cual si fuera un baldío lleno de basura.
A todo esto, en medio de la danza de la fortuna, Tábata le hecha en cara a Luisa que cuando ingiera fideos, pique ajo, tome vino, whisky o cerveza, que tenga siempre presente que ella fue quien también pagó con dinero de su peculio la mercadería. Qué se pueden discutir muchas cosas afectivas, si, pero jamás ignorar que las cosas de alguna manera le pertenecen. Porque entre otros quehaceres semanales, cada noche debe cantar por lo menos treinta canciones. Que bien merece una indemnización, vacaciones, y también aguinaldo.
Por el contrario, Argentino, en vez de apoyar la moción de su amiga Tábata, y tratarla con la debida deferencia, por el contrario se larga a asegurar que de tanto besar las monedas ahora tiene en los labios impresas las dichas figuras. Y de mirarlas los ojos también marrones y anaranjados del color del oro.
Sin duda una gruesa muralla para su vocación de coleccionista, aquel tesoro adquirido con enorme sacrificio. Que fuera de bacterias especiales exclusivas de las joyería ningún ser extraño las hubo tocado nunca.
Y así la noche se ilumina de estrellas entre el discurso poético de elogiarse las monedas; que parecen adornan la existencia de Argentino de una materialidad que le sabe perfecta.
De corrido volviendo a elogiar esta vez al oro, pero también a los valores morales de transitar la vida comportándose como una persona honesta. Asegurando que antes de saber que tenía una hija hermosa, su mayor ilusión era la de morir a los ciento y pico de años, y dejar las monedas para quienes se hayan encargado de cuidarlo. Pero que ahora tiene una legítima heredera que sin duda sabrá como continuar la posta. Pero eso sí, debiendo de prometer tener muchos hijos y continuar llevando adelante la tradición del acopio. A la vez de conciderar como fundamental el privilegio de poder tener una posible fuente de respaldado por lo que acaso pudiera suceder de complicado. Y así promete seguir comprando mas cantidad, pero en lo sucesivo, monedas argentinas; si es que las consigue pues son las más codiciadas del mercado. Insistiendo en asegurar, a modo de juramento, que este verano se quedarán en casa y con lo que ahorren más monedas comprará. Que como sea que resulte, asegura, va a comer queso fresco en vez de gruyere, con tal de seguir juntando y juntando para aumentar el tesoro.
Pese a que se acentúa el invierno ahora es una noche relativamente templada. Y encima tienen leña para rato, lo que invita a permanecer optimistas despertando los deseos de cantar hasta la madrugada.
Además una cálida soflama proviene de la salamandra, que suelta chispas como de pirotecnia.
Y así está Argentino, orgulloso de tener una hija que sabe defender sus ideas políticas hablando con total autoridad y vehemencia. Entonces le pasa la mano sobre la cabeza cual si fuera una paloma mensajera de su propio aviario. Además, encontrándose entusiasmado de saberla con energías como para subvertir el orden social. Y embriagado de sorpresa al observar su postura socialistas de la línea de los Fernández, de corazón, intenta meterse en la contienda a los fines de colaborar en ampliar su mente con el aporte de algún concepto de su cosecha personal. Opinando a su manera de lo que siente, como para así enriquecer a quien tanto admira, pudiendo como consecuencia, Luisa, amigarse un poco con los distintos programas partidarios del espectro de la política.
Entonces Argentino se larga a opinar, que la Argentina, a través del Estado, debería desarrollar mejor la industria en general. E ir con esa plata instalando fabricas de los más variados productos, de en vez de pedir prestado para fomentar la timba financiera, que siempre beneficia a los empresarios a quien no le cierran los balances anuales. Deseando a full, que por única vez, aunque más no sea, el gobierno actual solicite un préstamos en exclusivo para instalar una fábrica en verdad rentable. Y así, en el rubro automotriz, por ejemplo, introducir en el mercado la mejor cuatro por cuatro jamás vista. Más luego con la ganancia que se obtenga, devolver lo solicitado y seguir fabricando otros modelos. Porque la fuga de capitales, producto de comprar cosas extranjeras, hace que esa enorme cantidad de dinero desaparezca de la patria. Insistiendo con el debate de tener un Estados que sea eficiente, en el sentido de inaugurar fabricas, de diferentes productos, y con ello al fin ser un país de punta. Incluso, sencillo, fabricar armamento militar. Que de paso nos vendría bien para nuestra propia defensa. Porque así, por el camino en que se encuentran, el dinero no alcanza, y entonces aparecen los problemas típicos del subdesarrollo.
Y ahí fue que Tábata, como desesperada, anuncia, lacónica, que quedan solamente unas pocas manzanas y un solo melón. Pero aclara que le sobran las esperanzas de lograr sobrevivir antes de desfallecer de hambre.
Finalmente Argentino logra armar un clima de camaradería y propone, que antes de discutir por pavadas mejor las chicas canten canciones. Que por ser de noche y no poder hacer nada desearía escuchar música hasta el propio amanecer.
Sin embargo las mujeres optan por continuar discutiendo de política. Luisa a viva voz diciendo:
-Antes de cantar como un sapo prefiero redondear la idea de lo que venía diciendo; así de paso practico para cuando sea reelecto en Venezuela el presidente que viene estando; y haya en nuestro país un resurgimiento de los Fernández.
-Estate segura que si gana ese dictador, será por medio de un fraude.- responde Tábata con bronca. Para enseguida continuar diciendo.
-Además escucho hablar a los populistas y me agarran retorcijones de barriga.
-Sean buenas, chicas, y eviten hablar de política. Se los suplico. No peleen. Si en verdad soy el que da las órdenes, lo mío sigue siendo querer escuchar como cantan.
-Con este estado de lánguida angustia, resulta imposible que vaya a poder pronunciar una nota.-dice
Tábata haciéndose rogar.
Para lo cual Luisa responde lo siguiente:
-Los países subdesarrollados se ven obligados a entregar los recursos naturales al imperialismo, a cambio de muy poco dinero. Y encima deben cambiar sus leyes para que vengan a invertir comprando la fuerza de trabajo a precios de esclavos.
Y siendo que nuestra tecnología es inexistente hay que bajarse los calzones para que se dignen querer invertir.
-Y a mí que carajo me importa, si no servimos para nada.
Sabelo, el nivel de los populistas da vergüenza ajena.
Para poder crecer, cómo primera medida tenemos que empezar a reconocer que extraer la riqueza de la tierra sale más caro de lo que presuponemos.
-El imperialismo vive a costa de nuestras riquezas.
Está demostrado que primero te someten en lo económico y mas luego te manejan la vida como quieren.
Y ahora ponen bases militares con encima pretender que vayamos a morir por la macanas que se mandan.
-De que hablás. Es totalmente al revés. Gracias a ellos es que somos algo en la vida. Si fuera por nosotros, salvo un puñado de gente, el resto vivirían en la peor de las miserias.
Después de presumir de su bodega, Argentino sugiere poner botellas de vino en un balde con agua de mar; y así seguir tomando. Al instante haciendo notar que el recuerdo de la experiencia de seguro ha de quedar por siempre alojado en la memoria de cada uno.
Al segundo retomando la tarea de acomodar lo que había en el estante. Con ello dando con el globo terráqueo que le hubo obsequiado a Luisa; el cual comienza a observar con suma atención. A los pocos segundos diciendo que cada vez está más convencido que el planeta tierra es un ser vivo. Y que cada uno de ese par de grandes continentes, separados por los océanos correspondientes; hipotéticos continentes de los que hablaron antes. Tienen en común, que la parte norte, sobre la línea del ecuador, cada uno en su sitio, son dos bastos territorios sin una forma muy definida; mientras que la parte sur, conformada por América del sur y África, se parecen bastante, y además terminan en punta.
Y que entre otras cosas, en la parte sur de ambos continentes predominan las penínsulas en general, mientras que hacia el norte no hay ninguna.
Sacando como primera conclusión que el planeta tierra está conformado por dos seres con las cabezas apuntando hacia el norte y el resto del cuerpo al sur.
Y luego de terminada esta conversación, Argentino, entusiasmado por el lindo momento, además de optimista por la posibilidad de poder arribar a grandes conclusiones, se apresta a fabricar una gigante vela, como para así impulsar la casa hacia la bahía de Samborombón; y en buena hora sería festejar que sus cálculos sean los correctos de adonde se encuentra la costa. |