Hay que tener en cuenta

Los poetas de mercado y zapatilla,
los conductores nocturnos,
los días en los que no estás,
la comida congelada.

Tengamos en cuenta el sol enfermo a veces
El ofensivo grito de la autoridad,
A tu vecina, la ropa interior colgando en el patio,
Los perros, las palomas y las ratas.

Los testimonios en televisión
Y ese puto crujido que te despierta en mitad de la noche
Y luego el insomnio.

Consideremos el queso mohoso,
El calor que dejaste en las sábanas la última vez
Las mentiras de uno mismo,
Las contradicciones de los demás.

Considera esa mina antipersona
O el último cigarrillo del paquete.
Considera que es más o menos igual
Que la última guerra que viste en la tele
o la que seguro pronto llegará.

Lo incompleto del mundo
O cómo ahora de pronto no existes
Y las cosas casuales que
Quizás no lo sean tanto.

Sopesa el verbo sopesar y todo lo que conlleva.
Las palabras de aquel y de aquel y tus propias palabras
Esto que ahora escribo y que quizás sea de otro, no sé,
El olor a cerrado en las habitaciones.

Es simple, leer los carteles de la calle
Deslizarse por las aceras con la cabeza llena de lirios y voces que ríen
Acercarse a una esquina y morder el ladrillo de las casas
Como si fuera lo único que queda por hacer
Mientras el mundo se derrumba.

Al fin y al cabo, ¿quién sabe?
Nada soluciona nada,
Pero el fuego sigue siendo igual de bello, miradlo danzar.
Tenlo en cuenta.
Y cuenta los días que te quedan por vivir.