Es esa rabia que me corrompe, es esa criatura que grita, es ese santo en la pared que me hace chillar como un animal, es esa voz, es la sangre furiosa que camina y se esparce por el piso.
En mi silencio descanso, y mis ojos enloquecidos estan pacíficos. Trato de no mirar hacia abajo, pero la masa de aguilas de cristal gigantes me aterra.
Y esas cenizas que caen de mi boca y pasan entre mis dedos y entre mis letras en busca de seguridad en el piso. Te temo. El humo a mi lado se eleva en busca de aire, para que así sea olvidada. Y mis cuatro nudillos se iluminan ante la luz, y el quinto se muestra solo con mi grandeza. Y ese intruso tras la cortina me muestra su pie, para hacerme entender que no estoy sola. Hablo locura y delirio, mi cigarro se consume más rápido que nunca y los pequeños cabellos en mi cabeza comienzan a crecer y a tornarse rubios, una canción triste trepa a mis oídos rogando por refugio. Pero tu eres mi único amigo, y por mucho que quiera acariciarte, te vomito encima, porque te quiero.