Cuando tenía que frenar, aceleraba y viceversa; cuando tenía que llorar, reía a carcajadas. Una vez lo sacaron a patadas de un velorio, pues ante el dolor de los familiares del muerto, se reía como un idiota. De repente, le dio por jugar fútbol, en la posición de defensa central. En el momento de rechazar el balón, después de cobrar un tiro de esquina, de un cabezazo potente la embocaba en su propio arco. El entrenador le dijo que su puesto era recogiendo bolas. Ahí dio resultado.
Siempre se subía al bus equivocado, a veces se sentía tan él, tan auténtico y misterioso que el espejo no lo reconocía. El espejo ya se había acostumbrado a ver esa cara de bobo, al verlo diferente dudaba si era él mismo estúpido que le lanzaba escupitajos. A veces se sentía tan ella, que se vestía con la ropa de su hermana Rosaura. Según él, era experto en fonética y fonología, pero nada. Aseguraba que la erre, era lateral por el modo de articulación y neutra por el género. Imploraba para que no la sacaran de esa clasificación, pues moriría de rechazo y pena moral

Pedro Moreno Mora