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Es sábado quince de junio del año 2024. El mundo está al borde de colapsar por motivo de una guerra generalizada.
Y por otra parte, la Argentina, país al sur del continente Americano, yace bajo el mando de un gobierno que obedece al imperialismo occidental. Patria hermosa sujeta a severos ajustes financieros; mas, recortes del Estado que aumentan considerablemente la desocupación.
Son las nueve de la mañana, hora en que se debería presentar la señorita Susana. Según el sentir de Argentino: La deseada primogénita. El más hermoso tesoro al que se pueda aspirar. Hija de la recordada Bety Nilda. Enorme cantante que brillara en décadas pasadas y que Argentino tuvo el privilegio de hacerla cantar en su domicilio. Pero que luego emigrara a otras latitudes por motivo de haber quedado embarazada de él. Hermosa muchacha, Susana, que hasta la semana pasada Argentino pensaba que era, sencillamente, un Don nadie. Pero que ahora, bajo estas nuevas condiciones, viene a llenar su vida de gratas ilusiones.
Llueve de lo lindo. Cual si el material que cae de las nubes fuera el propio oxígeno que se respira. Siendo lo mas probable que se suspenda la programada reunión, por ausencia justificada de quien debería llegar con tan deplorables condiciones del tiempo.
Para lo cual el orgullo y el bienestar que Argentino ostenta se verán postergados por motivo del enorme aguacero. Y adiós a la primera audiencia, de corte musical, donde, aunque le cueste un Perú, aparte de escucharla cantar le deberá revelar el gran secreto de ser su padre.
De manera trascendental Argentino ya desde las ocho am espera ansioso mirando y mirando por la ventana. Rogando que suceda el milagro de verla aparecer y así tener concretado el sueño de ser poseedor de una hermosa hija a los sesenta y un años.
De tanto en tanto saliendo al pasillo exterior de la prefabricada. Rogando porque llegue sana y salva. Con decisión tratando de aplacar la ansiedad que lo carcome. Una y otra vez acomodando las rosas del rosal que el viento trastoca. Pero no obstante, cosa que siempre realiza, se niega a regar porque llueve a balazos y la tierra parece puré de chocolate amargo pues hay una humedad de los mil demonios.
Y de la otra casa, la casa principal, donde al frente se encuentra la gestoría donde este buen hombre trabaja, está regresando la increíble Tábata, fabulosa cantante, soprano, que viene trayendo un código de familia; que con tanta dificultad fue a buscar a pedido de su querido amigo del alma.
Aunque a juzgar como el gestor dueño de la prefabricada trata a la magistral cantante, es de suponer que es algo mas que una profunda relación de amigos.
Por su parte, la señora Tábata, sin ser una militante de la política, ama a los liberales y libertarios. Y por tanto le place mucho reflexionar de la actualidad por la que atraviesa la República Argentina. Encontrando en Argentino el punto ideal como para discutir estas cuestiones tan urticantes. Entre otras cosas porque le permite volverlo loco de la cabeza. Logrando de esa manera hacer llegar el líquido de las lágrimas al cerebro y así ponerlo brioso y atractivo como a ella le agrada; además de poder verlo gozar siendo espectador de lujo cuando ella se desenvuelve como intérprete de la música.
Costumbre que se ha instalado en el binomio, la de jugar con la salud mental para acaparar extras sensaciones emparentadas con la furia. Quedando al libre albedrío imaginar hasta adonde puede llegar la extrema confianza de poner en riesgo la sagrada salud del cuerpo. Que entre los tantos juegos perversos, ya llevan mas de diez años de estar disfrutando juntos de pasar momentos excitantes y complejos.
Pero mas allá de los modales que se puedan ventilar de ellos, hoy es un día muy especial que tapa como un biombo la parte trasera del patio de las pasiones. Y tan especial, que resulta imposible que Argentino se pueda salir de la vaina perdiendo las casillas por pequeños edemas cerebrales.
Entonces, en el día de la fecha, aunque el tiempo esté por demás deplorable, ya se puede decir que Luisa Larisa, la muchacha que Argentino cree que es su hija Susana, se acerca a los tumbos, caminando por lo poco que queda de una triste vereda sumergida bajo el poder de un horrendo aguacero. Luchando a mas no poder contra la ingrata tempestad que por nada amaina. Batallando contra la tormenta, ayudada de una guitarra criolla que por momentos le sirve de bote salvavidas. Según por lo que ella siente, sin querer entrar en razones, ni entender otro rumbo mejor para su vida que avanzar pese a todo lo adverso; con el claro propósito de conquistar el corazón del hombre de quien se ha enamorado de a primera vista. Y una vez obtenido el objetivo, de atravesar con la flecha el corazón del príncipe, recién ahí ofrecer una justificación a la desfachatez de hacerse pasar por otra persona. Donde el mayor problema será, no tanto engañar haciéndose pasar por Susana, sino mas bien tener que cantar canciones cuando le llegue el turno.
Por su parte, Tábata, aún sin percibir que la muchacha se acerca, le comenta a Argentino un tema que le interesa sobremanera.
-Vistes? El dolar libre se fue a mil cuatrocientos. Y vaticinan los economistas del gobierno que pronto irá a bajar a mil doscientos como para achicar la brecha con el oficial y así poder quitarse el nefasto cepo cambiario.
Según me parece, vos, últimamente anduvistes comprando unos verdes? Entonces pobre amigo mío; de estar invirtiendo en dólares.
-Sentite despreocupada, mujer, porque lo que hice fue comprar monedas de oro; y éso sí que nunca falla.
-Sin querer discutir sobre la discriminación de personas, permitime que te diga que hoy nos vamos a ver la cara tres personas lindas; aunque a decir verdad debería decir tres personas físicamente bonitas. Porque para llegar a ser una persona linda hay que cumplir con demasiados requisitos.-dice Tábata también curiosa de mirar hacia afuera.
Diez guitas aparte, Argentino tiene un cliente que compra y vende de todo. Quien muy agradecido por la transferencia de un camión antiguo, que salió exitosa, le regaló un lechón recién fainado. Entonces Tábata lo mortifica diciendo que un buen musulmán debería evitar comer dicho animal contraindicado.
Porque, aunque Argentino sea más argentino que el mate, por allí, de algunas generaciones anteriores, parece ser que tiene un antepasado de origen árabe musulmán. Y siendo que él mismo tiene mucho respeto por aquellas culturas, nunca falta la oportunidad (sin miedo a ser reprendido), de en las triviales conversaciones hacer mención de aquellos lares y de aquellas nobles creencias.
Vale aclarar que Punta Piedras es el nombre del pueblo donde Don Argentino se domicilia; muchas veces acompañado de su amiga Tábata; que en esa casa vendría a ser como una reina absoluta. Y que Punta Piedras se encuentra ubicada frente a la ciudad de Montevideo, en Uruguay, pero del lado Argentino. Separada por el ancho Río de la Plata. Justo en la confluencia con el océano Atlántico.
Entonces, en resumidas cuentas, queda dicho que Argentino y Tábata esperan a quien viene llegando; pero que no es la tal Susana, hija de la cantante Bety Nilda y del propio Argentino, sino Luisa Larisa Mesino; hermosa persona, de para nada despreciar, que casualmente parece estar enamorada del dueño de la prefabricada.
Y en cuanto al tiempo, sigue siendo un día muy complicado pues llueve sin desmedro. Siendo que ya mismo la calle está cubierta de agua hasta la altura del cordón de la vereda.
-Quiero pensar que vas a ir a reclamar por el alto precio que pagaste por este rancho de estilo Americano; vaya estafa.
-Mi querida madame, nada mas angustioso al llanto de las palomas. Por qué mejor me cantás
alguna samba.-responde Argentino al borde del soponcio, con las antenas paradas cual un murciélago.
Pero igualmente, y a propósito de la adquisición de la prefabricada, insiste en recriminar, burlona, la soprano espectacular.
-Si lloras es porque te han cogido bien cogido.
-Decí que espero llegar al amor de mi vida, porque sino ya ibamos ajustar cuentas en la cama.
-Mirá! Allí veo llegar a la nueva empleada de cantar a domicilio...-dice Tábata en tono lastimoso.
A lo que Argentino responde algo excitado de la alegría.
-Le voy a tirar unos pesos pero a la vez le voy exigir que venga a cantar de onda. Y mas adelante, como arreglamos con Bety Nilda, le cuento la historia completa de ser yo su padre.
-Quedate tranquilo pues si ella ignora que sos el que metió la semilla no tiene porque andar sufriendo. Además tené cuidado porque si sale a Nilda lo mas probable es que cante como una diosa y por ende te exiga estar anotada en blanco.
-Aleluya! Allí viene llegando mí muchachita de oro.
Por su parte, Susana, y no la que lucha contra la tormenta, es hija de Bety Nilda; una enorme artista que antes que ella viniera al mundo, también se desempeñaba como solista contratada para cantar a domicilio. Que con toda la fama que tenía, cual odalisca le cantaba al oído de Argentino, aparte quedándose fuera de hora a disfrutar de pasar buenos momentos.
Aunque para aquellos entonces, Argentino la recibía en la casa antigua, de material, pues la prefabricada no existía; y parece ser que allí fue engendrada la mocosa.
Y en el local que está al frente, se haya instalada la gestoría del automotor. Negocio por demás prestigioso que en realidad realiza distintos trámites. Principalmente transferencias del automotor, habilitación de comercios.
Entonces la farsante que se hará pasar por Susana viene marchando rumbo al encuentro del hombre que ama. Caminando a duras penas con el agua poco menos que hasta las rodillas. Ayudada solamente de un piloto, botas de goma, y un paraguas plegable de dudosísima calidad. Un decir: paraguas que en el recorrido ya van varias veces que se ha dado vuelta quedando como embolsando peces que caen del cielo; con todo es un capital enorme poder contar con algo de abrigo en una situación de crudo vendaval.
Impulsada por un fuerte deseo de amar a quien la atrae como nada en el mundo, atada a la responsabilidad que la une grandemente con el deseo de ser coherente con lo que siente, ahí viene llegando con guitarra nueva, a dios gracias, metida en funda de primera calidad que le permite usarla de bastón. Que con solo haberlo conocido a Argentino en una sola ocasión, avanza Luisa impulsada por el viento a favor y una fuerte atracción que siente por éste prócer de los registros del automotor. Siendo que días pasados al encontrarse presente gusto cuando Bety Nilda le informó a Argentino de la paternidad de Susana, ella presenció la escena desde la habitación contigua; cayendo muerta de admiración. Que ese mismo día fue que en situación disparada quedó atrapada entre dos fuegos; mientras tanto que Argentino la veía calculando que era su hija Susana.
-Porque te conozco boca suelta, para poder callar la verdad de la paternidad, además contener las emociones que te dominan, deberás contraer músculos y esfínteres hasta los tuétanos.-le dice Tábata, al oído, mientras ve a la muchacha acercarse a toda velocidad.
-En situaciones de catástrofe, el miedo se debe convertir en prudencia de andar a tientas entre las vicisitudes.
Por el camino que conduce a la prefabricada el agua sobrepasa la caña de las botas. De abajo hacia arriba casi cubriendo la tercera parte de las bellas hortensias. Que hay olas del tamaño de pliegos en un mantel de plástico. Y las nubes, en forma de espiral que se enroscan unas con otras. Con el viento soplando por los cuatro costados y el agua azotando al pueblo a baldazos limpios.
-Buenos días, Don Argentino. Por fin llegué. Qué hermosa casa tiene usted. Toda rodeada de hortensias, la loca.
-Hola, Susana, me alegra mucho que te hayas animado a venir con semejante día. Pasá. Te ayudo.
-Hola, yo soy la mucama. O mejor dicho, una especie de Ama de Llaves. Me encargo de muchas cosas diferentes. Mi nombre es Tábata.
-Antes que nada, quería pedirle si lo puedo tutear; porque sino me voy a sentir hablando en castellano antiguo.
-Si, claro, ningún problema.
De a poco se fueron acomodando y hasta hubo que pasar un trapo para secar los charcos que dejaron en la entrada; que son la nada misma comparado con la inundación de afuera.
Y luego de mucho andar un caracol hubo muerto en el marco del portón, del lado de adentro.
Pese al día tan huracanado y torrencial, donde la atención debería estar dirigida hacia el exterior, Luisa y Tábata, se comen los ojos con el sólo intercambio de miradas.
-Como para romper la tensión reinante, que ha producido el sonar de los truenos, les cuento que un admirador anónimo me ha regalado esta bella guitarra. Es de marca.
-Si está a la altura de la funda calculo que debe estar buenísima.
-Cuando venía por poco la uso de tabla de barrenar.
Quisiera pedirle, Don. Me puedo mover con libertad por dentro de la casa? Dónde podría dejar el paraguas y las demás cosas mojadas?
-Pasando esa puerta hay un lavadero...-se apresuró a decir Tábata; ya entrando en situación de inquietante paranoia. Que hasta el momento siempre hubo impedido meter bocado al dueño de casa.
Cuando, por un instante, se quedaron solos, Argentino le rogó a Tábata que por favor evite sacar de las casillas a Susana; la nueva adquisición del gestor de transferencias de tractores, cosechadoras, y hasta locomotoras antiguas; la cantante personal que con paciente ansiedad anhelaba ver llegar en el barullo del conciente y en el silencio del subconsciente; su más que adorada personita, que en adelante se quedará ligada a su bien habido destino.
Cuando de pronto, se escuchó una tos de enfermo terminal, acompañada de una abrupta aparición de Luisa.
-Sepan disculpar el susto pero me pareció ver un niño desnudo y muerto de sarampión.
-Nada que ver, Susana. Se trata de un lechón adovado. Lechón que debería haber llevado a la otra casa si es que el clima acompañara.
Entonces todos rieron dando por finalizado el intríngulis.
-Estimado Don Argentino, tengo que darle la siguiente mala noticia. Sólo por hoy, me va a resultar imposible poder cantar. Para hablar normalmente, vendría a estar regia, pero si pronuncio una nota musical temo quedar despedida.
Estando en un círculo de tres, giran como calecita y nunca terminan de acomodarse. Es que, en realidad, aparte del clima adverso, para Luisa existen ciertas incongruencias que hacen que todo parezca como salido de una película de suspenso. Como por ejemplo que Tábata es algo más que una empleada del servicio doméstico; pues de lo contrario permanecería alejada o sencillamente se iría a la otra casa. Por carácter transitivo haciendo denotar que ella es una nena boba que debe aceptar cualquier cuento que le cuenten. Pero para Tábata también hay de raro el hecho que Susana se comporta como estando enamorada de Don Argentino; aparte haciendo notar como que ella está de mas o sencillamente molestando. Así mismo, hay de extraño, lo cual enrarese el aire ya de por si ocupado de espesa humedad, que Argentino se muestra como un estúpido arlequín teniendo al confesando la verdad de los hechos; a punto de escaparsele de los labios turgentes el gritar la buena nueva de ser padre de un verdadero bombazo de mujer. Pero que por el momento, de puro viejo mañoso, sabe como pilotear la euforia.
-Qué aguacero!
-El diluvio universal, parece.
-Quería decirte, me muero por decirlo, que cuando entraba por el pasillo me he quedado maravillada del rosal que está en la maceta, a medio florecer, claro; porque sino ya era como para felicitarte, amigo.-vocifera Luisa, exhibiendo grandes deseos de besarlo. Pero como atragantada queriendo alejar el tema de la música; mas que nada para evitar cantar; pues de tocar el instrumento acústico sabe lo suficiente como para pasar la prueba de fuego; aunque de lo otro mas vale dar vuelta la hoja.
-Quería preguntarte...- dice Luisa tratando de evitar hablar de nuevo de la tormenta- no te preocupa la posibilidad que algún maleante se pueda esconder debajo de la prefabricada?
A lo que Argentino se apresura a responder.
-Decime si viste alguno que voy con la escopeta y lo saco a los tiros.
Y Luisa, sin reparar en los buenos modales, dice.
-Tranquilo, Campeón, solamente pregunto porque debajo de la base queda un espacio libre donde se puede meter cualquiera...
-Me dejás francamente preocupado, pero si hubiera alguien ya estaría ahogado.
-Mirá, por esta vez, en vez de canciones te puedo ofrecer unos buenos punteos de música moderna...-continuó diciendo Luisa algo conmovida por la bruta reacción de Argentino. De inmediato confesando estar maravillada de ver el rosal con sus rosas adheridas pese al fuerte viento. Y mientras hace girar un globo terráqueo que hay sobre una repisa, además expresa sentir profunda emoción de ver en un rincón de la baranda de afuera, una tela de araña totalmente intacta. Para lo cual Argentino embelesado de amor por la hija anónima, que ahora tiene enfrente, responde dulcemente.
-Si te gusta el globo terráqueo también te lo regalo.
-En efecto los globos terráqueos me gustan mucho. Pero más que nada como decoración del ambiente, pues son muy elegantes.
Pero por qué me decís: también te lo regalo? Es que acaso antes me has regalado algo y yo no me he dado por enterada?
-Pasa que fui yo quien te regaló esa guitarra.
-Ah. Gracias. Por la cara de mi madre ya me parecía. Entonces doblemente agradecida.
Calculo que a cómo vienen las cosas, seguramente el globo me servirá como flotador salvavidas.
Y a propósito de Argentino obsequiar el globo, se suscita una conversación por demás peculiar e interesante. Y así empezó deciendo la propia Luisa la siguiente curiosa reflexión; lo más probable para evadir la grave circunstancia de tener que cantar cuando no lo hace del todo correctamente.
-Ahora que veo con detenimiento el mapa, descubro que la península Ibérica no es ninguna península. Porque al ser el estrecho de Gibraltar tan angosto, es como si África y Europa fueran un mismo continente.
A lo que Tábata se apresuró a responder.
-Con ese criterio tendríamos para decir que, incluida Oceanía, toda esta masa terrestre es un único continente. Con lo cual solamente existen dos grandes masas terrestres en el planeta: América por un lado, y Europa, Asia, todo lo que vendría ser India y la propia Turquía, además de China y Afganistán.
-Claro, y decir que las islas Malvinas pertenecen a Europa, es como decir que Madagascar le corresponde a Estados Unidos.
Cuando de pronto la casa de estilo Americano comienza a temblar por todos los costados. Tratándose de un movimiento uniforme, espacioso y ondultante; de inmediato haciendo descartar la idea de un cruel terremoto. Que ahora literalmente la casa prefabricada de estilo Americano está flotando, navegando por la ribera de Punta Piedras.
De la fuerte emoción que cada uno maneja, no se percataron que la enorme tormenta que azota al pueblo aparte lo haya inundado de semejante manera. Resultando que al poco rato de hablar, la prefabricada se alzó quedando flotando cual un corcho en la bañera. Entonces ante la nueva situación, la relación entre ellos dejó de ser de estudio, tanteo y desconfianza.
-Es evidente que en cuestión de escasos minutos llovió el equivalente a todo un siglo entero.-se arriesga a vaticinar Luisa ahora si reparando en la catástrofe.
-Dos cosas por lo cual me siento avergonzado- responde, algo aturdido, Argentino, a modo de justificación.
La primera: Cuando hice construir la base donde se montó la casa, ni por joda imaginé que algún día pudiera suceder esto de caer tanta agua en un mismo día. Y la otra es que por ese mismo motivo la casa no estaba adherida al suelo sino solamente calzada sobre una buena cantidad de soportes de duro quebracho.
-Y ahora que haremos? La prefabricada está girando sobre su propio eje.-dice Tábata, super afligida, haciendo equilibrio cual un malabarista. Para enseguida hacer la siguiente propuesta:
-Debemos nombrar un capitan.
-Cómo es que sigue habiendo luz?
-Querida Susana, es una historia muy larga, pero, resumiendo, te cuento que al no haber podido habilitar un segundo medidor es que me decidí por colocar unas pantallas solares.
La casa gris oscuro, si bien aún transita por la pequeña aldea, navega directo hacia el Río de la Plata.
Y Argentino, tratando de justificar el error de emplazamiento, sin un encadenado que haya sujetado la base al suelo, se la pasa justificando la macana en dar por seguro que gracias a ello es que están a salvo con vida; pues de lo contrario hubieran perecido ahogados, o bien en estos momentos estarían parados sobre el techo de la casa.
Por su parte Tábata, coloca alguno de los últimos leños en la salamandra, intentando convencer a Susana, de a pesar el disgusto por lo sucedido, se anime a tocar un poco la guitarra y de ser posible cantar junto con ella. Pero sin embargo Luisa arremete con el tema que más prefiere que es el de la conformación de la familia.
-Me gustaría saber de que trata la relación de ustedes. Porque es evidente que vos sos algo mas que una simple mucama.-apostó a decir convencida que detrás de esa relación existe una madeja que esconde una suculenta historia.
-Mirá, te cuento pero no me juzgues. Yo era una prostituta de trabajar a domicilio, hasta que él me conoció y se enamoró perdidamente.
-Así, no me digas?
Y vos, Argentino, que tenés para responder a la declaración de la sirvienta? Porque sí vamos a morir atragantados de agua es necesario que nos vayamos conociendo.
Entonces, cómo para terminar de hablar pavadas, y decir cosas algo más realista con relación a lo que está sucediendo, Argentino volvió a mostrarse verbalmente preocupado por andar navegando a la deriva sin siquiera una tabla que oficie de timón.
-Reviso con la mirada en busca de una madera para fabricar algo que nos pueda guiar, y se me parte el alma de pensar en tener que desarmar parte de mi amada casa de estilo Americano.
Y así como están de preocupados se sientan a la mesa a ver si por casualidad a alguno se le ocurre alguna una buena idea. Los tres coincidiendo en que lo mejor será esperar que la prefectura se digne a querer rescatarlos; y entre tanto permanecer lo más tranquilos que se pueda.
Y una vez distendidos,Tábata enciende la mecha de la rivalidad política, al ponerse a elogiar al actual presidente. Haciendo mención del buen momento de la economía. De lo prometedor que significa que se haya aprobado la ley de Bases. De la importancia de tener una moneda estable sin tanta inflación. De la rapidez conque se van resolviendo los graves problemas que dejara el populismo. De como hubo mejorado la flamante programación de los canales públicos.
Por su parte, Luisa, movimiento negativamente la cabeza, a cada palabra que la otra dice demuestra un total desacuerdo. En cuanto puede refutando con los argumentos típico de la izquierda; que finalmente es la filosofía con la que se identifica. Paralelamente, Argentino, se muestra preocupado por una cuestión que al poco rato de masticar da a conocer con lujo de detalles.
-Miren, Chicas, hay algo que les tengo que confesar. Con este frío me voy a tener que meter al agua. Debajo de la casa tengo escondido un valioso tesoro. Y antes que vengan a socorrernos con algún helicóptero mejor prefiero tener el asunto resuelto con el cofre aquí arriba.
Lo único que les pido, como para darme fuerza extra para cuando me zambulla, es que me canten alguna canción a dúo.
-Para empezar que te parece Samba de mi esperanza? Te puede llegar a gustar?-dice Tábata sin dudar un segundo. Pero al ver a Luisa algo cantrariada, arremete de manera hiriente.
-Entonces, si tu empleada se niega a querer cantar, bien me puede acompañar con la guitarra.
-Allí veo un botella de whisky. Le doy un par de tragos y de seguro te colaboro con la segunda voz.
-Buena idea. Y de paso, mientras me pongo en calzones, yo también tomo un poco como para darme valor y un poco de calor. Sabían que al whisky lo inventó un alquimista?
A lo que las chicas respondieron desconocer por completo el origen de tan noble bebida.
Son apenas pasada las once de la mañana y la casa ya casi está flotando sobre el Río de la Plata. Teniendo a favor el ser inútil temer chocar en el fondo contra un banco de plaza.
-Cantando sos una verdadera soprano del Colón.-le dice Luisa a Tábata apenas entonó un par de frases de la famosa samba. Quedando la respuesta en veremos. Con Argentino que se introduce en el agua.
Y mientras tanto el Viejo lobo de mar bucea en busca del amado tesoro, rápidamente, Tábata le cuenta a Luisa, que posteriormente a su madre, Bety Nilda, algunos años después, ella misma fue quien la reemplazó como la nueva cantante de cabecera. Además de asegurar que es totalmente mentira que trabaja de prostituta, pues en realidad se conocieron en una peña folclórica de lo mas careta. Él la escuchó cantar, y es como que quedaron ligados para siempre.
-O sea que yo soy una cantante contratada, igual que tu madre y vos misma.-dijo para cerrar el cuento.
-Qué hombre que sabe cómo darse todos los gustos, y encima tiene un tesoro escondido.-replica Luisa mientras piensa: Cómo hacer para disimular el amor que siento? Esta vieja ya se debe haber dado cuenta. Tarde o temprano se los voy a tener que decir. Sin duda ha de ser una declaración de amor a conciencia de lo que siento. Está mujer canta como los dioses. Ojala yo pudiera hacer lo mismo. El whisky me ha favorecido aunque de todos modos yo canto como un canario triste, con las alas cortadas, viviendo encerrado en una jaula de veinte centímetros por veinte centímetros.-y así continúan pensando Luisa mientras tanto toca la guitarra y tímidamente tararea.
Cuando Argentino hubo regresado, lo aplaudieron cual a un héroe nacional. Lo arroparon con un toallón. Y lo llenaron de besos.
El tarro de plástico que contiene el tesoro, que pesa bastante, se trata de un recipiente que pertenece a un suplemento dietario. Bien sellado, con tapa a rosca. Pero Argentino no permite que nadie lo toque. Si quieren sus joyas van a tener que cantar hasta quedar afónicas.-piensa mientras suavemente samarrea el tarro.
-Hay que tener en cuenta que antiguamente los obreros de hoy día eran esclavos por la fuerza.
Dice Tábata como para calentar el ambiente con la adrenalina que sale de dentro; en esta nueva etapa donde en adelante serán dueños de un gran tesoro.
A lo que Argentino, adivinando la intención cargada de codicia, y amparándose en las postrimerías del bien de los valores, responde: Que su tesoro para nada irá a estar sujeto a la lógica repartija entre la banda, luego de un asalto a las cajas de seguridad de un banco. Porque entre otras virtudes, es un hombre de bien que jamás hubo robado a nadie.
Y mientras tanto Argentino hablaba de su tesoro, sin por el momento dar demasiados detalles, Luisa piensa en su amor alojado en el fondo de las entrañas. Donde nadie podrá llegar a él a menos que sea el propio interesado padre de su mejor amiga. Por otra lado sentiéndose perdida sin el cargador de la batería; con además los otros celulares de sus compañeros olvidados en la casa principal; que de seguro a esta altura debe estar absolutamente inhundada. Con decir que tiene en su aparato telefónico un mensaje de audio de la propia Susana. Pero duda en escuchar el contenido porque prefiere dejar la poca carga para algo más importante referido a un posible rescate.
En sí, la situación es por demás crítica, porque a la velocidad conque el continente se va desagotando, ellos, sobre la prefabricada, navegan por el Río de la Plata nada menos que hacia la desembocadura con el mar Atlántico. Pero aún así, poco y nada pueden hacer para modificar la complicada realidad en la que están inmersos. Entonces, haciendo lo imposible por permanecer tranquilos, actúan como si estuvieran navegando en un velero de gran porte.
Aunque supone que la propia Bety Nilda ya le debe haber enseñado, Argentino intenta instruir a la primogénita con la clave secreta para poder cantar de primera. Pero al ver la cara de culo enojado de Tábata, prefiere cambiar de tema. Volviendo a la situación anterior, asegurando que un buen baño frío es saludable pués ayuda a hacer circular la sangre. Pero sin embargo no logra resistirse a la tentación de volver a intentar abordar el tema en cuestión de cómo hacer para vocalizar de primera. Diciendo que según su parecer los que se dedican a la profesión de cantantes, deben cantar a toda hora del día, en cualquier circunstancia, y sobre todo en cada rincón de la casa, incluido el baño. Además de tener el deber de amar a los pájaros y en cierta medida imitarlos.
Entonces Tábata se apresura en decir que para cantar cómo se debe lo mejor es imaginar que se carece de aire en la boca y los pulmones.
A lo que Argentino, indignado, responde.
-Que?! Si cuando se canta se respira mal se corre el riesgo de con el tiempo contraer un cáncer en los pulmones. Que estás diciendo?! Loquita.
Tábata incistiendo en desviar la atención de Luisa, queriendo confundirla a mas no poder.
-Me refiero a solamente imaginar no tener aire en los pulmones; a una imagen regente.
Por su lado, sin saber porqué, Luisa muere de ternura al ver a Argentino preocupado por ella. Y sin querer, se vuelve a conectar con la tela de araña que pese al temporal había permanecido intacta; cuál si dicho hábitat fuera indestructible como el incipiente amor que siente por Argentino. Que por tal motivo se levanta a corroborar por la ventana la gracia que está pensando.
Siendo ésta situación como un disparador para Tábata de inmediato advertir a Argentino de callar la fórmula para poder vocalizar correctamente.
Insistiendo en decir que fue ella quien se lo enseñó; y que por mas hija que sea éso debe permanecer en total silencio.
Más, cuando Luisa regresa, mas que nunca antes se siente como arrastrada por el deseo de declararse enamorada, a los albores de una confesión con todas las letras. Entonces, dice:
-Antes de morir en las garras del océano, debo apresurme en decir que me siento muy enamorada de vos; Argentino.
Para lo cual, el gestor, dueño de la prefabricada, con los ojos como dos huevos fritos, responde de inmediato, todo lo contrario a lo que la muchacha espera.
-Pensaba decirlo mas adelante, pero prefiero darlo a conocer ahora. Antes que sigamos avanzando en la relación debo ponerte al tanto de una verdad ineludible. Soy tu padre. Si, si, soy tu padre.
Cuándo tu madre venía a cantar a mi antiguo domicilio, tuvimos un romance. Y ya te podrás imaginar el resto de la historia. Solamente que nunca me lo había informado; digo, el hecho de ser yo el culpable de llenar la cocina de humo. Sumado haberme enterado hace solamente un par de días de la verdad de los hechos. Y además, me quiero hacer cargo, hija mía.-con éstas palabras catapultando la relación como al comienzo de cuando la prefabricada estaba en su sitio; retrocediendo adonde la supuesta hija empezaba a estar celosa de la pareja de su enamorado.
En resumidas cuentas, Luisa, necesitando contención afectiva de tipo contacto físico; un abrazo aunque más no sea. Sin embargo encontrando como espejo de la situación, a un señor preocupado por cambiarle el apellido, igual al de Bety Nilda, por el de él.
Entonces Luisa decide retomar la vanguardia con nuevas indagaciones.
-Necesito saber por qué la relación de ustedes está viciada de ocultamientos, con ella haciéndose pasar por sirvienta, por todos los medios evitando decir que aunque de manera extraña conviven juntos. A que se debe que durmiendo en la misma cama eviten decir que están en pareja?
Porque por más tesoro que uno pueda llegar a tener disponible, es poco probable, o directamente imposible, que alguien vaya a pagar a una cantante como para tenerla las veinticuatro horas disponible.
-Hija mía, sino fuera que Tábata tiene tanto éxito con los hombres, ya le hubiera propuesto matrimonio. Pero es cuestión de darse vuelta para verla como se va con otro; y yo no tengo tanta categoría para soportar éso; para lo cual me conformo con contratarla como mí cantante exclusiva.
Pero de todos modos la quiero porque en un mundo donde el sol castiga por nuestro pecados, es la sombra más oscura que existe.
-Te pregunto, vos me decís hija, y yo que hago con el amor que siento...
-Así como el agua del río se va transformando en mar celeste, vos también tenés que hacer una reformulación de los sentimientos, hacia un sano amor acorde con lo que se debe. Además yo tengo mas de sesenta y vos solamente veinte.
Vale decir que el tiempo ha mejorado ostensiblemente. Entonces, Tábata, animada por la perspectiva de ver un mar tranquilo, propone ir preparando el lechón abrazado a la salamandra.
La sola idea de ensuciar el piso de la prefabricada con grasa de lechón de cerdo cocinado a fuego lento, lo pone a Argentino al borde del surmenage. Para lo cual prefiere cocinar unos fideos con aceite y ajo frito, a lo que Luisa, risueña, cambiando de tema agrega diciendo.
-Con respecto a la conformación del mundo en diferentes continentes, siguiendo el criterio de la variación de la topografía, suguiero que dividamos América en dos continentes; a saber. Por un lado, América del Norte y América Central; un continente. Y América del Sur otro continente separado del resto.
Más luego de onda deliberación, la prefabricada pasó a llamarse: La Chismosa. Dando comienzo a un inesperado recital diurno. Con la casa que continúa flotando como si tal cosa; que bien se puede decir navegando cual si hubiera sido creada sólo para esos fines. Qué navega plácidamente envuelta de un halo sonoro que proviene de las voces de sus habitantes que se han puesto a ejecutar canciones; principalmente de parte de Tábata, que siempre que comienza una luego la termina y enseguida arranca con otra; en esta oportunidad acompañada de algo menos que un coro de voces por demás agradables; provenientes del canto dulce y tímido de Luisa; con también la estridente voz del capitán y señor de los mares. Más, sobre el trastocado firmamento, un horizonte que exhibe un tímido arcoiris fabulosamente ancho; donde la lechosa luna se asemeja a una medialuna de panadería que alguien colgó sobre el aire; con además el ininterrumpido sonido del mar que por tal equivale una orquesta sinfónica; sonido altisonante que de ninguna manera consigue tapar las canciones. A esta altura música propia de un mar Atlántico en pañales, que cuál fruto maduro que se pudre, se va transformando en el próximo escenario de esta historia; de un eterno día huracanado para siempre recordar.
Cuando Argentino tenía mas o menos siete, ocho años, asistía a los ensayos de la naciente banda de rock, Vox Dei. Hasta se dio el lujo de tomar mate de la misma bombilla que Quiroga y Soulé. Además de escuchar infinidad de canciones cantadas por los propios protagonistas; muchas veces casi cuál canción de cuna, dormitando bajo los efectos de la Biblia del lugar, de autoridad de la banda.
Incluso algunos años después intentó formar su propio grupo con músicos de camadas posteriores. Pero a decir verdad su vocación es la ser un acérrimo oyente y fanático consumidor del maravilloso sonido que proviene de la música. De cualquier tipo de música, incluso la clásica de Bach y Beethoven. Vaya si los viera Poseidón cantando cuando deberían llorar. Entonces las ondas sonoras que salen de la prefabricada se esparcen sobre el océano Atlántico, sumando a la música propia de la naturaleza, bellas melodías cargadas de emoción; llevando el mar, en su lomo a cuesta, canciones de Fabiana Cantilo, Mercedes Sosa, y Facundo Cabral.
Que entre aquellos tantos factores imposibles de anotar en la pizarra del cielo, tres almas impregnadas de estupor y agradecimiento, tres almas navegando sobre olas irregulares, que la ilusión desearía que fueran hojas secas de un hermoso bosque de la Patagonia, esperan la ayuda de tener a favor las bondades de la naturaleza.
Más después de tan significativo momento. Del bautismo de la prefabricada y del mini recital como broche de oro. Cuando volvieron a usar las voces para hablar sobre trivialidades, Argentino quiso saber que opinión les merecen aquellos cantantes exitosos, que luego de obtener un triunfo rotundo, por nada del mundo abandonan el repertorio y repiten siempre lo mismo hasta el día de su muerte. O por el contrario, bajo la misma circunstancia, de alguna manera se opta por renegar de la consagración de los temas conocidos, asumiendo caminos nuevos con canciones totalmente diferentes.
Bueno, en fin, esa fue su disertación a la vez de una pregunta. A lo que las damas coincidieron en contestar. Que tanto les place repetir canciones archi conocidas como abrazar lo nuevo que viene llegando.
-Algo positivo que tiene esta desgracia por la que estamos atravesando: De navegar sin bandera y sin gobierno. Con futuro de vida totalmente incierto. Y es que esta mujer, compañera de vida, obligatoriamente, se va tener que quedar en casa algo mas de lo que siempre tiene acostumbrado. Y renglón seguido poder disfrutar de su voz sensacional. Porque yo adoro escucharla cantar casi tanto como recibir buenas noticias. Que me tienen que poner babero para que el pecho se mantenga seco. Porque cuando escucho su canto, siento que me acaricia los sentimientos, entrando yo en estado de rejuvenecimiento. Y por el solo hecho de ser un hombre privilegiado que puede escuchar su canto de cerca, rebotando por entre las sinuosas curvas de mis cartílagos, soy capaz de mil veces mirar para otro lado cuando es abordada por otros hombres.
-Te pido, Argentino, que dejes de sufrir por el amor que funciona a base de regalos. Porque ya mismo te ha llegado la hora de estar con quien nunca se irá apartar de tu lado. A parte que nadie sabe que sos mi padre, entonces que importa el grupo sanguíneo sí apenas nos estamos conociendo?
Entonces Tábata, que a Argentino también lo quiere un montón, reacciona sin solicitar que la autoricen.
-Para nada las personas somos lámparas que al ser frotadas dicen la verdad cual si las estuvieran torturando. Porque, como en la caja negra de un avión, el alma es donde quedan alojadas las verdades de tu historia que más luego definen la calidad del espectro.
Entonces al tener que enfrentarme con personas como vos, aquí en la mente tengo las verdades de la filosofía preparadas para educar al ignorante.
Machacando con el molcajete los conceptos primordiales. Qué cuando escucho insinuar que somos todos iguales pierdo los estribos como primera solución queriendo alzar las banderas del liberalismo.
Entonces, quiero imaginar, que entre la dos izquierdas que existen: La romántica del Che Guevara que incentiva a los jóvenes a luchar por un mundo mejor. O la facinerosa que cultiva y vende droga arruinando la salud de la gente. Te quedarás eligiendo la del fabuloso comandante.
Entonces al provocarse un nueva trifulca, Argentino estiró los brazos para mantener separada a las dos mujeres de irse a las trompadas.
Por su parte, Luisa, asumiendo ser una militante de la izquierda retoma la postura combativa que le sabe necesaria. Para lo cual, con vehemencia en el rojo de los labios, se expresa de la siguiente manera. Diciendo que en realidad se hubo quedado sin voz, quedando algo disfónica, debido a que fue a abuchear al presidente que presentó un libro acusado de plagio. Desafiando a la concurrencia a pensar acerca del asunto atroz de tener que aguantar en la presidencia de la nación, a un señor poco inteligente, que habiéndose pasado la vida elogiando a los libertarios, ahora se alza con la ignominia de ser un haragán ladrón del intelecto.
Por su parte, a mi juego me han llamado, pensó, Tábata. Para luego decirle a su contrincante política lo siguiente.
-Pasa que cuando se diserta, se habla, o se discute de economía, siempre se utilizan los mismos términos, e idéntica forma de expresión.
Queda visto que pasado el mediodía, en pleno naufragio, cada cosa que ellos van diciendo está cargada de algo de furia, un poco de emoción violenta, y bastante poca inteligencia.
Entonces, con profunda ansiedad, Luisa manifiesta tener miedo a un futuro de cruento apetito, haciendo la siguiente sugerencia.
-Antes que la leña se termine. Previo quitar el posible óxido que pueda tener la salamandra. Sugiero pongamos a cocinar el lechón adovado. Porque para nada quisiera tener que comerlo como si fuera jamón crudo sin estacionar. Y en cuanto a la grasa que vaya cayendo en el piso de pinotea, seguramente la madera la absorberá y le vendrá fenómeno, cómo para así impermeabilizarlo.
Finalmente, el lechón adovado, continúo su vida, a fuego lento, abrazado a la salamandra. Mientras La Chismosa y sus tripulantes se van de a poco internando en el océano. Polemizando de política, en las garras del Atlántico, a la altura de la Bahía Samborombón.
Y cómo queriendo llevar la cosa hacia el terreno conocido de las letras de las canciones. Sin darse verdadera cuenta del callejón sin salida donde se mete de comedido. Argentino pregunta, confiado de su impronta creativa, tratando de por fin disipar el espíritu competitivo instalado en las damas.
-Cuál sería el mejor olor para hablar del amor en tiempos donde la incertidumbre acerca de la vida y de la muerte se impone sobre el resto de las cuestiones?
Más luego de un breve suspenso, señalando la olla con restos de los fideos, él mismo se encargó de responder, quizás en forma de parábola, con el siguiente tono dicharachero.
Si se tiene en cuenta a los insectos alojados en las macetas, sin duda el aroma del ajo frito, del color del oro, es la mejor opción para las fosas nasales de propios y ajenos.
2-
Y entonces es que Argentino gasta parte del almuerzo explicando lo que contiene el tarro de plástico, perteneciente a un suplemento dietario. Y sin hacer grandes juramentos de regalar nada, cuenta la historia del valioso cargamento en monedas de oro. De un peso aproximado a siete kilos de puro metal, de dieciocho y veinticuatro quilates. De monedas de distintas épocas y nacionalidades que se fueron ahorrando en el seno de su sagrada familia; donde además sus queridos padres eran primos hermanos. Con la siguiente consigna, de cada vez que sobrara un manguito en el hogar, ir agregando discos del vil metal a su cofre correspondiente. Donde en la medida de lo posible era obligatorio el tener que privarse de proteínas y divertimento, con tal de comprar mas y mas monedas de oro. O caso contrario gastar del capital si hubiera necesidad de hacerlo, pero con la firme promesa de mas luego agregar el faltante y continuar con el acopio.
Y al terminar de relatar la historia de sus progenitores y de cómo él vino al mundo, con autoridad, solicita que por favor bajo ningún pretexto nadie vaya a tocar el valioso tarro.
Sin duda los espera una tarde decisiva donde no sería raro que alguna autoridad se digne a querer a rescatados. Caso contrario Argentino proponiendo cuidar al máximo las provisiones. Por todos los medios evitando tomar agua del tanque; cual la costumbre lo indica de ingerir mate tras pava de mate durante la jornada completa. Pues apenas si hay medio tanque de tan solo mil litros. Y de leña apenas sí un par de tronquitos. Por tal motivo el capitán de la Chismosa ordena beber de la exelente bodega donde hay buena cantidad de botellas de vino y además varios cajones de cerveza; para así con actitud de combatir el sufrimiento, matar la angustia, y por poco que sea, respirar algo de alivio.
En cuanto al lechón adovado, ocurre de malo que al no haber leña el destino parece decir que deberán tener que comerlo semicrudo, muy lejos de estar a punto.
Y para amortiguar la angustia que provoca la incertidumbre sobre el presente en dichas circunstancias, destapan un primera cerveza que toman del pico como en ronda de grupo de rockanrolleros.
Entonces, Luisa, habiendo saciado la sed con un largo trago de cuatro segundos, con los ojos llorosos y gran suspicacia, interroga a Tábata acerca de si da por cierto que el liberalismo, por medio de instalar la competencia entre los humanos, proporciona un mejor desarrollo físico y mental en los individuos. A lo que Tábata responde, sin dudar, afirmativamente; vociferando que por supuesto eso es absolutamente cierto. Además agregando que con sólo mirar la aureola instalada en el semblante de los encuadrados dentro del sistema libertario, por sobre la apagada simpatía colectiva de los que están sometidos al sistema totalitario de los comunistas; de ser bajo todo concepto iguales. Es suficiente para sacar conclusiones favorables acerca de los beneficios de la libertad individual y la sana competencia, por sobre el deber de delegar los destino a favor de un Estado que oprime con su presencia por todo concepto ineficaz. Frase larguísima que la propia Tábata corona con cantar una canción en verdad conmovedora.
Entonces, al Argentino escuchar esa melodía sugerente, que habla del deber ser de cada individuo, como quiera y como pueda; por cierto tan magistralmente interpreta por su compañera de ruta. Le hace temblar el alma al rememorar viejos tiempos idos donde presenció ensayos de gente muy valiosa. Sintiéndose por demás extasiado y brutalmente emocionado. Que con cara de tonto que flota en nubes de algodón, dice embelesado.
-Ah, escucho venir a sotavento el eco de la voz de mi cantante preferida, y para nada me importaría morir ahora mismo.-diciendo a su querida Tábata, qué de por seguro que nuevamente su bella voz ha ocupado buena parte de su universo interior. Que si en estos momentos un lobo marino subiera al pasillo, de seguro con las aletas aplaudiría como un loco.
Palabras cargadas de emoción que hacen que Luisa piense: en si por un pedacito de canción se pone así, cómo será si escucha un recital entero de Paul McCartney. Renglón seguido no pudiendo evitar callar un discurso contenido en contra de la soprano pianta votos.
-Sabes? Concidero poco inteligente querer seducir con canciones emotivas, de golpes bajos, como haciendo abstracción de la odisea por la que atravesamos; de esa manera creando la ilusión de estar de vacaciones. Cuando los peligros latentes que tenemos son angustiosos e innumerables. Con además la grande posibilidad que el frío que proviene del mar de a poco nos vaya congelando los huesos; para lo cual en vez de cantar canciones revolucionarias de derecha, lo mas apropiado sería rezar en silencio haber si nos salvamos.-a lo que Argentino responde rápidamente.
-Nada de eso señorita. Cualquier otra cosa antes que deje de cantar el monstruo como a mí me gusta. Pero además les voy avisando, que de tener que pasar la noche en el océano, la quisiera pasar entre sambas y boleros cantados por ustedes dos; apartado de discusiones de la política.
Entonces La Chismosa de a poco se va adentrando en el Mar Atlántico con sus tripulantes muertos de frío y miedo.
-A está velocidad para mañana estaremos desayunando en África.-dice Tábata al apreciar la velocidad con la que la casa avanza.
Y en esta etapa de la tarde donde la luz amaina notablemente, mas luego de un silencio de onda reflexión, Luisa, se anima a desafiar la veda política, a viva voz diciendo.
-Que el Congreso haya aprobado la ley de Bases es nefasto para el país, y especialmente para los pobres que deben de soportar las tantas devaluaciones.
Porque ese artículo donde el poder Legislativo delega en el Ejecutivo sus propias facultades, va a hacernos retrocer a la Edad Media.
-En buena hora estamos ante una revolución de la derecha capitalista; ya era hora de ser felices.
-Ojala que en las próximas elecciones de Estados Unidos triunfe Kamara Harris. Así le pone un poco de freno a los liberales de porquería.
Queda claro que de alguna manera, hablar, cantar, discutir (y hasta rezar sobre una Biblia que allí tienen), los hace olvidar del miedo de ser devorados por los tiburones o la tempestad.
-Si vamos a rezar sobre las sagradas escrituras antes quisiera que sepan lo que opino sobre la Biblia. Dijo Argentino, bastante escéptico al ver a las mujeres sucumbir ante la desesperanza y el escepticismo.
-El primer testamento, antes que nada, es un tratado de ciencia. Además de ser la primera escritura pública acerca de un territorio. Porque de la nada Jehová creó a Adán y Eva, o sea que aparecieron de golpe, sobre un planeta ya de por si ocupado por los humanos devenidos de la evolución de los monos. Entonces, oriundos del paraíso, no les cabió otro remedio que instalarse en el territorio donde se encontraban, seguramente de zonas donde había otros humanos de tipo bestias; por dicho sistema de aparición espontánea y apropiación logica del territorio, dando comienzo a lo que hoy día es la Propiedad Privada. Posteriormente, por medio de las sagradas escrituras, lógicamente, estableciendo un sistema de herencias y sucesiones. Por ello esta guerra entre judíos y palestinos debe ser analizada bajo el criterio de esta órbita que yo digo.
Más, todos aquellos pueblos que vayan a enfrentar a Israel deben tener en cuenta que Jehová es denominado Jehová de los Ejércitos.
Ambas muchachas coincidieron en que aquellas palabras de Argentino les significa lo mismo que haberse tomado tres botellas de whisky cada una, y hasta dar un millón de vueltas trotando alrededor de la cancha de River.
Al poco rato de empezada la tercera cerveza, va quedando evidenciado que a medida que toman alcohol, se pierde el miedo a la circunstancia de estar flotando en una cáscara de nuez. Entonces discuten de historia y de filosofía, como si estuvieran en la taberna vasca bajo los efectos de la ginebra tres plumas. Que en una tarde medianamente despejada debaten sobre quién tiene la culpa acerca del mundo estar peligrosamente coqueteando con la posibilidad de una guerra generalizada; donde las potencias mundiales hacen cada vez mas despliegue sobre sus fronteras de armas nucleares super poderosas. Y tan mortiferas son esas armas, que con solo arrojar una sola bomba, morirían miles y miles de pobres gentes inocentes; a la vez de excelentes personas. Y ni que hablar del resto de los seres vivos de toda clase y especie.
Así mismo polemizan sobre la postura ética ante el aborto. De un embrión tener el derecho de ser considerado una persona de respetar, en cuanto que su aparición significa complicar la vida de una madre que para nada lo desea. Por ahí escuchándose, de parte de Tábata, que también es mujer, la opinión globalizada de pensar que el feminismo es un extremismo, en tanto que en la mayoría del planeta la evolución de los tiempos es sumamente despareja, predominando el paradigma del varón aguerrido y la mujer delicada. Siendo que la autoridad de los varones, por cuestiones naturales de tener mas fuerza, es muy ancestral y difícil de poder rebatir con argumentos superficiales. Por su parte Luisa queriendo refutar dicha postura machista, poniendo como ejemplo lo que sucede en Afganistán, donde las mujeres son sometidas a castigos aberrantes, cuál si el sufrimiento fuera una tontería referida a un leve trauma. Pobrecitas mujeres castigadas por verdaderas pavadas, por medio de la autoridad vigente, con prendas sumamente crueles.
Hasta que ya terminanda la tardecita, Tábata vuelve a la carga en querer mortificar a Argentino, que ni de cerca se da por enterado de ser víctima de trabajos de brujería, siendo que su amiga a propósito lo mortifica para hacerlo sufrir manipulando su mente con las artimañas de una psicópata. De previo someterlo a una actitud dependiente por parte de necesitar como una droga sus canciones. Más luego haciendo enloquecer su cabeza pretendiendo que el llanto impedido de emerger le arruine el cerebro al ser comprimida la débil sustancia que lo compone. Siendo que en cierta oporunidad por medio de un grave "error", cocinó unos panes de campo con las propias cenizas mortuorias de sus queridos padres. Para luego viendo que iba a largarse a llorar, no pudiendo resistir verlo de ese modo, por lo tanto encarecidamente solicitando que haga fuerza con la cara, comprimiendo el contorno de los ojos como lo hacen los bichos bolitas ante el peligro. Con además el agravante de en días posteriores tenderle una trampa para hacerle caer una maceta de gran tamaño sobre la cabeza, y así lograr desviar la atención del literal lavado de cerebro, haciendo creer que su extraña conducta mental se debe a una falla de software y no de hardware; por lo tanto haciendo que vaya a un psicólogo de escasa reputación; además de jamás pedir disculpas.
Entre trago y trago de cerveza rubia, de muchas cosas interesante conversan en dicha tarde de un otoño ido, donde desde temprano comienza a caer el sol. También saliendo el tema de la maldita droga. Por cierto con bastante benevolencia por parte de Luisa Larisa Mesino; que hasta sin pudor parece hacer cierta apología a favor.
Tema que se origina pues Argentino, en tono de chascarrillo, le promete a las chicas llevarlas de paseo por las Europas. Para lo cual es que la muchacha que se hace pasar por su hija, sumamente entusiasmada lo agarra del cuello, a viva voz diciendo que sería como hacer realidad un sueño.
Para lo cual, Argentino, hace girar el globo terráqueo y manifista ser en extremo sencillo concretar el viaje pues dando media vuelta a la esfera ya están en la propia ciudad de Londres. A lo que Luisa contesta sentirse decepcionada ante su broma cruel. Entre otras cosas porque se había imaginado estar fumando un pitillo de opio en alguna plaza de Amsterdam.
Entonces Argentino y Tábata, ambos a la vez, se le fueron al humo como tigres intentando aleccionar a la cría, horrorizados de la posibilidad de que vaya hacer algo semejante. Cuestión que hizo a Luisa, en cierta medida retractarse. Jurando no ser una drogadicta. Además argumentando sentir temor por la droga. Casi jurando que nunca siquiera probó una pitada de ningún estupefaciente.
Cerrando la alocución, Argentino, dando a conocer, la curiosa reflexión, que para su manera de ver, los punteos de guitarra eléctrica son los culpables de que el oyente sienta deseos de drogarse. Despertando en el alma de los jóvenes, la arriesgada curiosidad de apreciar la realidad de manera psicodélica. Y fue en esta última frase, donde hubo reforzado su argumento, dando a entender que por tal motivo, de querer a su primogénita apartada de las drogas, es que le obsequió la guitarra en cuestión, de tipo criolla, especialmente elegida de exelente calidad, de un costo equivalente a algo mas que un par de monedas de oro, justamente para no despertar en ella deseos de arruinar su vida con la maldita farra de los estupefacientes. Rematando la alocución, con un pedido, de por favor, Tábata, volver a deleitarlo con su espléndida música, que siempre acompaña dibujando en su rostro una sonrisa angelical.
A lo que Luisa se apresura en querer evitar que Tábata continúe cantando, diciendo que le permitan decir unas palabras de manera recitada acompañadas de unos coloridos apergios; que sirvan de acompañamiento de fondo; cómo queriendo imitar a esos cantores que hablan de manera recitada antes de ejecutar una samba. Y así fue que hizo juramento, recitando, de nunca haberse drogado; pero no obstante por medio del canto deseando hacer, de manera campechana, una defensa de las sustancias en general. Sin hacer distinción entre las diferentes drogas; hasta llegar a incluir al propio mortífero fentanilo. E inciste en decir que para ello ese canto recitado va dedicado a fortalecer lo que piensa de corazón. Luego diciendo que en si mismas las sustancias bien usadas pueden ayudar positivamente a la humanidad. Que el mayor problema radica en la indeseable sobredosis. Porque en la mayoría de las veces, se produce el desfasaje hacia lo pernicioso por falta de una educación adecuada, que sería la encargada de guiar hasta la iluminación personal, de lograr ponerle el punto exacto a la medida a consumir. Renglón seguido alentando a las autoridades y al propio pueblo, a recomendar el uso de la cannabis para los adultos mayores, y en especial, por falta de felicidad, a los ancianos instalados en los geriátricos. Suministrada, ella, en pequeñas dosis diarias, de recina de primera calidad; que de seguro les va a proporcionar grande alivio y deseos de seguir viviendo.
Pero eso sí, dijo para terminar el recitado (que en cierta medida intenta disimular la debilidad que tiene con relación al canto), que si aceptan la propuesta que ella propone con su recital, más luego eviten cometer la chanchada de hacer faltar la medicación: porque la marihuana proporciona felicidad pero cuando te la quitan vuelves a ser el mismo infeliz de antes; y aún peor.
-Darle droga a los ancianos?! Dice Tábata estupefacta; mostrando una chancleta como para pegarle.
A lo que Argentino se ve obligado a responder de manera didáctica.
-Hija mía. Cuando por causa de las sucesivas intoxicaciones el cuerpo comienza a funcionar deficientemente: Por el hígado camino a la cirrosis, por las neuronas que no alcanzan a transmitir el mensaje, por el nuestro corazón débil e impedido de latir correctamente; que además por falta de irrigación el cerebro funciona a medida máquina. Con aparte los pulmones pintados de nicotina; o en el peor de los casos directamente agujereados. De además otras tantas deficiencias imposibles de enumerar en un solo parlamento. Todos factores indeseables de una clara decadencia camino a la dependencia en detrimento de la libertad. Con además grandes probabilidades de postración y de muerte. Que hacen que el humano comienze a perder la correcta percepción de la realidad mundana, entrando en un túnel horripilante de delirio y alucinación. Por lo tanto a circular por la vida a contramano de los valores básicos establecidos del correcto desempeñarse. Y a su vez ir para atrás con relación a los preceptos del bienestar y de la correcta salud del intelecto. Entonces, bella muchacha, un vinito en las comidas, si. Está comprobado que hace bien. Pero con la droga hay que evitar las concesiones y sin vueltas prohibirlas.
Porque aparte del problema de la sobredosis, como vos decís, también se debe considerar que la suma de ingerir pequeñas cantidades, sumadas en el tiempo, significan un castigo al cuerpo donde la salud sin vueltas se deteriora.
Y trascarton a la arenga de Argentino, que cree estar aleccionando a su adorada hija, correctamente, Tábata arremete diciendo, con total ironía empezando el descargo.
-Vaya sabiduría que transmitís con tamaño descarado convencimiento.
De además estar acompañando el estúpido mensaje con la guitarra criolla que tu propio padre te ha regalado especialmente para cantar canciones cargadas de la sana poesía de una vida interesante.
Pero ante la fuerza de la juventud convencida del mensaje de la militancia, las afirmaciones de la extraña pareja fueron insuficientes para amedrentar a la joven de fuerte carácter; que se anima a hacerse pasar por la futura heredera de La Chismosa, y de la casa antigua que quedara sepultada bajo el agua. Volviendo a la carga esgrimiendo una verdad irrefutable. Y es aquella de para los oriundos del lugar, allí en la hermosa Bolivia, la hoja de coca es conciderada sagrada. Comprobadamente conociéndose que es por demás buena, porque sabido es que ayuda y hace bien.
Para luego decir que se debe terminar con la cultura de culpar a toda la sociedad por causa de un bandido que lleva una navaja donde rebote los palpan de armas a todos. O porque haya un puñado de pendejos que te matan por un dólar bajen la edad de imputabilidad.
Y para finalizar insiste en decir que el nivel general de la sociedad está por el piso, pues el mas bruto desplaza al mas capacitado, comenzando a dirigir la batuta y entonces después la orquesta suena espantosa; en un país donde hasta hace poco estaban de moda los secuestros, más hora el robo de niños. Y que mañana tal vez los brutos vayan a querer comer carne humana porque la de novillo está muy cara. Y así, por matar infantes en rituales, por comer carne humana, es que en épocas pasadas otras culturas invadieron a aquellas civilizaciones que hacían esas barbaridades; sometiendo a esos pueblos a tener que ajustarse a un nuevo orden de cosas.
A cada minuto el atardecer se hace mas oscuro comenzando a pintar la superficie con el azulado característico del crepúsculo, donde en dicha condición de belleza natural, de a poco va careciendo de sentido discutir del rumbo del mundo en tanto las diferentes civilizaciones se llevan para la mona; que si los cuernos entre los amantes. O si el insesto. O si el lechón que hubo quedado crudo sirviendo solamente para carnada. Nada vale la pena más que rendiste a la admiración del paisaje. Con el mar planchado, luego de un cambio de clima, que ahora en nada se parece al de aquella pavorosa tempestad de la mañana.
Solo la llegada de la luna hace albergar una sensación de esperanza. De poderla ver sin que las nubes del mal augurio puedan interceder en la temida noche.
Y lentamente el coloso que se va hundiendo con sus pocos rayos en el horizonte; que se hace super lindo imaginar tener las manos sobre el rojo cielo cual si fuera una estufa de cuarzo.
Mientras Luisa piensa en tocar toda la noche la guitarra para agradar a Argentino. Éste sufre de pensar en tener que quitar tablas de la prefabricada para reanimar las brasas de la salamandra.
Por su parte Tábata alisa sus cabellos donde pronto fabrica un rodete con forma de farol chino; para lo cual un fuego encendido le vendría de película.
Y a propósito del atardecer, a modo de hacer reflexionar acerca del valor de las pequeñas cosas, Argentino con displicencia asegura que pese a la admiración y al entusiasmo que despiertan los cambios de luz en la naturaleza, visto con objetividad, solo se trata de un movimiento planetario que provoca un juego de luces y sombras; pero del que nunca se casan de admirar.
Y al mensionarse la noche fría, es donde comienza a crecer la idea de desmontar la escalera de entrada junto con la baranda que asoma parcialmente, para al momento de asenturse la baja temperatura poder ingerir alguna sopa caliente.
Pero al Argentino resistir la idea de estropear la prefabricada. Trata de convencer a las chicas de mejor seguir a como vienen. Por consiguiente arguamentando que la temperatura interior del cuerpo humano, oscila entre los treinta y seis, y treinta y seis y medio grados de temperatura. O sea que a menos que se tenga fiebre, el querer refrescar el cuerpo por dentro es equivalente a un disparate. Pero por el contrario con relación a los huesos la cosa se hace diferente, pues quitar el exceso de calor del esqueleto es arto posible. Además de muy positivo y desinflamante. Casi tanto como rasurar, con bastante frecuencia, los callos de la planta de los pies; dice muy seguro de la consigna. Para luego agregar la frutilla del postre asegurando que es muy sencillo quitar el calor de los huesos, pues aunque se sea gordo los huesos de las extremidades solo están abrigados con un poco de carne. Para lo cual, con las manos sin guantes y los pies descalzos, por medio de la transferencia del calor hacia el frío, se hace posible quitar temperatura al resto de la osamenta. Entonces les propone mantener la casa helada y así dejar las maderas de la prefabricada clavadas donde se encuentran; por nada del mundo permitiendo sacar tablas de la casa para alimentar la estufa. Además diciendo que sería capaz de desprenderse de la mesita de luz, con incluídas las fotos de antaño debajo del vidrio, antes que sacrificar siquiera alguna astilla del machimbre. Sobre todo al tener la linda esperanza de muy pronto ser rescatados; para más luego por medio en un pago solicitar trasladar la prefabricada adonde siempre estuvo. Pero eso sí, esta vez con la precaución de hacer construir una base correctamente adherida al piso, por medio de un encadenado eficiente.
Pues entonces, antes de las últimas brasas consumirse, como primera medida volvieron a llevar el lechón a la pileta del lavadero. Más luego comenzaron a quemar hojas de unas revistas. De unas revistas de chismes y de actualidad destinadas para los clientes de la gestoría, que comúnmente esperan en la sala de estar a ser atendidos. Revistas que las hay en buena cantidad y de diferentes editoriales.
Entonces Luisa hace exclamación de por todos los medios tratar de tranquilizarse, y por duro que sea lo que tengan para decirse, reanudar las charlas desde desde un lugar pacífico. Preguntando entonces a Argentino. Si se puede saber porque se lo ve tan afligido, anque preocupando; preguntando si acaso es porque ella por momentos lo acosa y se acerca demasiado.
Y ahí fue que el dueño de La Chismosa hace saber su real preocupación, motivo de la angustia exhibida.
-Para que negarlo, me da un poco de vergüenza decirlo. Pasa que estuve yendo a un psicólogo a quien le hube relatado mi vida entera, además revelando el secreto de las monedas de oro.
Para que habré ido. Ahora desconfío de que pueda ir a la otra casa en busca del tesoro.
-A que tanto desconfiar-dice Tábata enseguida. Si aún no ha pasado nada de tiempo y al cofre lo tenemos encima.
-Es que allí en la casa principal, tengo otro cofre con montón de monedas de oro.
3-
Entonces, entre los albores de aroma del ajo frito que va penetrando por las fosas nasales, yace el discurso interior de Argentino con variado contenido intangible. Que se compone de pensar en el hecho de estar hablando de la posibilidad de pasar hambre; según su criterio resultando ser un temor grandilocuente. Porque teniendo en cuenta el lechón, habría como para hincarle al diente de corrido y por bastante tiempo. Pero, y si por el contrario el naufragio se prolongara y en volver tardaran un montón de meses? Como consecuencia también cavilando del impulso lógico de atragantarse comiendo luego de haber pasado mucha hambre. Reparando en que si bien los implantes dentales son de primera calidad, lo más sensato sería cuidarlos de posibles arrebatos. Diciéndose que en adelante comerá casi igual que si estuviera almorzando un puré de calabaza.
Y en cuanto a sus imágenes mentales, tiene pintado el cuadro de Luisa afinando la guitarra mientras lo mira con ojos cargados de lujuria. Asimismo, siendo que al momento del clima mojorar y ver el sol asomando, le viene la absurda idea colmada de abundante imaginación, de ser el llanto de los peces, por culpa del recalentamiento global, el pricipal motivo de haber aumentado el volumen de los mares; más por la posterior evaporación haberse provocando el diluvio que inundara Punta Piedras; siendo que ahora a él le toca ser la reencarnación de Noé. Viéndose en la obligación de sembrar el mundo de vástagos capaces fundar de nuevo los países. Aunque, por estar impedido de tener hijos con Tábata, entonces lo deberá tener con su primogénita Susana. Que seguramente lo que salga del vientre será como para enorgullecer a la patria. Y así es que sigue recordando y a la vez pensando; en la polvareda que levanta el viento como algo imposible de volver a ser testigo. A la vez de sentirse aliviado de recién conocer en persona a Susana, pues por ese motivo debe ser que no ve tan horrendo el asunto del insesto. Entre otras cosas percibiendo que su hija le está leyendo los pensamientos; sintiendo de su parte aprobación. Por tanto teniendo cierta fe de que será perdonado por los encargados de juzgarlo luego de la muerte. Lo que hace que de a poco le vayan entrando al alma los deseos de poseerla comenzando por invitarla a comer unos panchos en el afamado Pancho Bar.
Y así flota la Chismosa sin dificultad metida como en un inmenso plato de sopa cargado de mar. Totalmente rodeada de puro horizonte. Que por el color del agua se puede adivinar que aún se encuentran en la desembocadura del Río de la Plata; por tanto quedando un largo rato de tiempo como para permanecer confiados. Pudiendo de esta manera invertir parte de la tarde en conversar sin grandes angustias asfixiantes.
Y como primer tema, Argentino manifiesta que últimamente, de los tantos posts que se publican en la Internet, en muchos de ellos no logra darse cuenta de si son reales, o por el contrario cuestiones de la vida misma totalmente manipuladas. A lo que Luisa responde, que hoy día por medio de la inteligencia artificial se puede tergiversar la realidad hasta donde se tenga ganas.
Y el siguiente tema del que conversan, un tanto mas enredado, pasó a ser el referido al cofre con monedas de oro que se encuentra en la casa de Punta Piedras. Cuestión que va dejando en evidencia cierto miedo de Argentino por la posibilidad de ser localizado. Mientras que Tábata se relame imaginando que cuando regresen lo irá a llevar de gira por los mas caros restoranes de La Plata. A parte haciendo reproche de estar dolida de ignorar la bonita historia de las monedas. Que por el miedo evidenciado por Argentino se puede calcular el valor del tesoro; y que estaría escondido en lugar de difícil acceso pero que como un bobo le hubo contado al terapeuta de su existencia. Y Luisa, que se da perfecta cuenta de la codicia que Tábata demuestra, opta por encontrar una ocasió propicia para advertirle Argentino del peligro de ser traicionado.
Pero Argentino, con ánimo de discurrir sobre grandes verdades, esquiva el conflicto prefiriendo reflexionar sobre la situación en que se encuentran, que en esas circunstancias cualquier tipo de joya es lo mismo que tener alforjas cargadas con tornillos.
A todo esto, Luisa, observando la insistente actitud de ambición que demuestra la soprano del supuesto Colón, la mira de reojos como queriendo descalificarla. Finalmente quedando el deseo en veremos, bajo la tónica de beber creveza, donde por
algunos comentarios se percibe actitud de mejor descorchar un vino.
Y debido a lo poco que hay por hacer fuera de esperar ser rescatados, como principal entretenimiento hojean las revistas antes de arrojarlas al fuego. Más, con ese poco de calor parecen olvidarse de la casa estar helada.
Pero en un momento ete aquí que Luisa agarra una revista muy conocida, llamada Noticias, que solamente acostumbra hablar de política. Y al mirar a Tábata de reojo, antes de arrojar el pasquín al fuego, a propósito del conflicto entre China y Taiwán, asegura que si por esas cosas de la vida el liberalismo triunfara en China, en pocos años, de ser todos iguales, empezaría haber distintas clases sociales. Para finalmente pretender quemar la revista entera en busca de buena cantidad de llamas. Pero sin embargo, antes de arrojarla dentro de la estufa, la propia Luisa hace reparo en unas fotos de la portada que observa atentamente, dando con un artículo que hace mension de la guerra entre Rusia y Ucrania; tremendo conflicto que involucra al mundo entero. Que según su opinión, en resumidas cuentas, el motivo radicaría en la desobediencia inaceptable por parte de Ucrania que busca aliarse con occidente ingresando en la OTAN.
Resultando para los rusos inadmisible, que siendo que eran los más poderosos y dominadores de la región, ahora tengan que tener que aguantar que los débiles los pasen por arriba. Quedando más que evidenciado, que el hecho de tener las armas nucleares cerca de la frontera, es el factor preponderante del conflicto en cuestión. Pués, objetivamente, por esa devastadora vía, hoy día cualquiera que cuente con esa tecnología se convierte en alguien muy poderoso con relación al peligro de destruir al enemigo. Y los rusos, por fuerza, quieren las armas nucleares fuera del alcance de su territorio. Y por estarse mirando la revista, Argentino descubre un artículo que habla sobre distintos atentados terroristas perpetrados por los musulmanes. Al instante exhibiendo la necesidad de expresar algo que le resulta importante de hacer notar. De repente sintiendo un impulso muy fuerte de querer transmitir la impronta que lo impulsa a ofrecer un punto de vista interesante que a lo mejor las pueda llegar a enriquecer. Entonces Argentino agradece la consideración de ser tenido en cuenta, y entonces continúa con la reflexión que le inspira el artículo de la revista; volviendo a recalcar que acaso lo que diga pueda servir de guía hacia el camino que conduce al grato conocimiento. Para lo cual le muestra a las chicas el artículo. Y más luego de ellas afirmar con la cabeza comienza a explicar el motivo principal de la enseñanza. Pues entonces es que en el artículo de la revista en cuestión, se menciona el atentado a las Torres Gemelas, ocurrido en Estados Unidos; además de un último hecho terrorista contra los Rusos, en un recital de música, también perpetrado por islamistas enojados; que se animaron a acribillar sin piedad a mas de ochenta concurrentes. Cuestiones espantosas, los ambos atentados, que Argentino los hubo agrupado de forma paralela, haciendo abstracción de la cantidad de muertos, pues no pasaría por ahí el asunto a meditar acerca de la raíz de su razonamiento. Para lo cual, luego de un respiro como para acomodar las ideas. Por cierto, con las chicas, muy atentas a todo lo que dice. Por falta de mejores argumentos, rematando la exposición, dirigiendo la palabra final directo hacia el meollo del asunto. Diciendo que el profeta Mahoma, por orden de Alá, antes que nada hubo educado a los fieles musulmanes para ser buena gente.
Dando por descontado que lo han logrado con éxito. De ser antes que otra cosa buenas personas. Buenas gentes hasta que Alá los reciba en el Cielo.
Para lo cual, la conclusión que se extrae, es que tanto Estados Unidos como Rusia, al no llevarse bien con los musulmanes, esto sería una muestra clara de estar yendo por rumbo equivocado.
Y así es que las palabras del capitán quedaron rebotando en el living comedor mientras sobrevino un larga pausa. Argentino mirando a la muchacha que cree ser su hija, a la vez del tarro con monedas, reflexionando para sí, acerca de que en situaciones de extrema subsistencia, a parte del oro también los prejuicios carecen de valor y sentido práctico...
Cuando de pronto, a la modorra propia de la hora de la siesta se interpuso una voz femenina cargada de noches de nicotina y humo, haciendo explosión en los oídos de Argentino, más que nada a querer rebatir o poner en duda sus palabras anteriores.
Entonces Tábata se anima a decir que, si fuera por el asunto de portarse bien, todas las religiones hablan de lo mismo. Insistiendo en remarcar que para eso están. Siendo que sí habiendo religiones los humanos igual se portan mal; qué sería del mundo sino las hubiera.
Por su parte, Luisa, algo entumecida, se levanta del piso diciendo.
-Los hombres y mujeres estamos educados para creer que estamos hechos a semejanza del Supremo. Y por tanto, siempre tenemos presente la sensación de en cualquier momento poder encontrarnos con Él en algún estacionamiento. Pero muchas veces me pregunto si en efecto nos ha dado la capacidad de entender las cosas cómo son verdaderamente. De por ejemplo saber lo que hay después de la muerte. O tal vez luego de mucho esfuerzo logremos deducir una mínima parte; pero eso sí, siguiendo el camino de gastar neuronas como lo hicieron los filósofos griegos; que ojalá existiera una app capaz de razonar con la lógica que utilizaban aquellos sofistas provenientes de Atenas. Y así como los animales carecen del poder del entendimiento para no sufrir tanto; lo mismo ocurre con los humanos de resultarnos imposible comprender la idea del infinito. Para de esa manera, por medio de dicha carencia, podamos lograr alcanzar la preciada felicidad; o cuando menos algo bastante parecido a ello.
Y así cada uno por su cuenta mastica ideas sobre diferentes temas; pero todos relacionados con el temor que les ocasiona el hecho de estar navegando sobre algo tan precario, camino a internarse en el océano mas grande del mundo. Que de la única manera que podrán salvarse será con ayuda de la naturaleza; además de permanecer valientes en enfrentar lo que suceda.
Entonces fue que Tábata mirando otra revista, descubre una foto de Medio Oriente, donde por el fuerte calor los fieles andan por La Meca con paraguas. Que sin temor al que dirán le propone a Argentino invertir monedas para adquirir sombrillas e ir a comercializarlas a Medio Oriente. Para luego arremeter con el hecho de mantener el fuego de la estufa encendido con algo serio. Siendo la única manera para lograr eso, la de ir sacrificando alguna que otra madera de la prefabricada. Mas luego por la noche ver las brasas por la ventanilla de la salamandra antes de andar masticando nervios. Proponiendo que para empezar a reanimar la fogata, que tal si arrancan unas tablas de la parte de afuera; de las que están cerca del mar. Entre otras cosas pudiendo de esa manera calentar la pava para cebarse unos ricos mates. Y de paso terminar de cocinar el exquisito cerdo.
Entonces Luisa le recrimina a Argentino acerca de la relación tóxica que tiene con su compañera. Incitando a que preste suma atención, porque para que funcione la brujería forzosamente la tiene que aplicar a ritmo sostenido e insistente. Debiendo implementar el martirio todo lo más que se pueda. Por otra parte también discurre en lo referido al asunto de Tábata mortificarlo metiendo mierda en su cerebro. Él respondiendo sentirse joven, por lo tanto dándole cero importancia al asunto; aparte que a Tábata, en serio, la quiere un montonazo y le perdona todo. Y aunque algo amargado por la posibilidad de tener que quemar tablas de la casa, manifiesta sentirse seguro de su manera de pilotear la historia.
Para lo cual, Luisa, le responde que cuando ingiera algo que Tábata prepare, se cuide de que no tenga mucho ajo y esté muy salado. Porque a lo mejor se le pueden poner los ojos colorados, o bien salir ematomas en la piel. A lo que Argentino le responde que no se haga problema pues por un poco de sal es capaz de filtrar las lágrimas.
Aprovechando la oportunidad para decir que lo mejor va a ser cuidar la poca agua dulce ha más no poder, porque solamente queda medio tanque; que es como decir nada. Insistiendo en ser preferible antes que beber en demasía mejor esperar unas horas a ver que sucede. Pero sin embargo alerta que así encerrados puedan empezar sentirse ciertamente embotados; sugiriendo abrir de par en par las ventanas y así seguir tomando vino y cerveza.
Tábata respondiendo que por el frío que hace lo mejor va a ser dejar todo como está de cerrado, y de paso tomar alcohol como para calentar el gargero y cantarse algunas sambas.
Luisa, apoyando a Argentino, proponiendo que en antes de emborracharse es preferible tragar la propia saliva.
Entonces, Argentino, reflexiona un momento y sugiere llevar adelante la idea de tomar vino, pero eso sí de a pequeños tragos cuál si fueran besos. Y en cuanto a tomar mate, dice que bien lo podrían hacer con cerveza. Enseguida viéndose en la necesidad de hablar de los vicios y de la manera de combatirlos. Asegurando que para quitarse un vicio se requiere desafiar dos cuestiones importantes. La primera, referida a la parte química, en cuanto que el cuerpo se acostumbra a la sustancia. Para lo cual el cerebro le manda órdenes al organismo de por favor solicitar mantener el suministro; y viceversa, la segunda cuestión, más difícil de superar que la primera, es la de desafiar al propio hábito y dejarlo desprovisto de la actividad acostumbrada; que vendría ser lo que liga al espíritu con la sensación de bienestar.
Por ello antes de iniciar una dieta es importante mentalizarse en cuanto a que se ha llegado a un límite negativo, debiendo por fuerza cambiar la costumbre y reemplazarla por otra. Rápidamente trazando un nuevo plan de acciones a realizar.
Entonces, Luisa, replica, como para quitarle una sonrisa al capitán; que quisiera que se pesque el vicio de estar con ella; que lo quiere de verdad. Saliendo a pasear todos los días por el barrio, tomados de la mano. Pudiendo de esa manera ser llamada señora teniendo solamente veinte años.
Pero enseguida, Tábata, hace reclamo para que Luisa respete la supremacía afectiva que tiene sobre Argentino. Y que deje de tirarse lances románticos, porque además es la hija.
Para lo cual ambas mujeres entraron a desempeñar sus modos, empañadas por un velo de cierta actitud poco amigable. Y tanto anduvieron como gallos de riña dando vueltas sobre el cuadrilátero, que al final, se trenzaron en pelea verbal de decirse verdades que duelen. Empezando Luisa diciendo que siendo que Tábata es una mujer tan "sociable", poco merece estar con Argentino que es un hombre solitario. Entonces, Tábata, le puso hielo a la provocación, agarrando la escoba y poniéndose a barrer de corrido. Que mientras limpia el salón, con cara contorcionada por la impotencia, pese al disgusto responde de buen talante y de tono relajado. Que vaya a fijarse en aquella alacena que hay allí cerca. Y que busque una caja con especias; en especial agarrando un paquete de páprica ahumada. Y que se ponga un poco en la lengua, para de esa manera desvíar la atención hacia un lugar menos problemático.
Vale aclarar que cuando Tábata se enoja despierta en los demás cierta sensación de estupor.
Pero Luisa también es brava y ni de cerca se le achica. Entonces dejando la guitarra a un costado, se dirigió hacia la contricante y tomando del rodete una mecha del montón de canas, le arranca un cabello y se lo pone a mirar a contra luz. Con desenfado diciendo que allí tiene la prueba de Tábata poder ser su abuelita; que siendo tan vieja poco sentido tiene que le quiera arrebatar al pretendiente.
Y en éso, amistosamente, Tábata, sonríe con benevolencia, haciendo un gesto de tener cuerda para rato en lo referido en andar en amores. Y poniéndose a mirar nuevamente al sol que empieza a expirar, tiene como un especie de flash, de un segundo, de estar presente en un desfile del veinticinco de mayo junto con su padre, sargento de infantería. Entonces se acomoda el corpiño. Deja la escoba para ir hasta afuera de la casa. De golpe cogiendo una rosa, con diez centímetros de tallo. Que inmediatamente coloca dentro de un vaso con agua hasta la mitad solamente.
A todo esto, Argentino, grita que dijo que quiere que no usen el agua. Al momento, con un mazo de cartas, poniéndose a hacer un solitario, cómo temblando de miedo que se vacíe el tanque. Aunque en seguida se distrae poniéndose a pensar, en que a lo mejor sería bueno fabricar una vela con una sábana, y un timón con alguna tabla de por ahí. De todos modos no pudiendo safar del todo del conflicto que las mujeres tienen; de todos modos negándose a meter demasiado las narices, pues le cuesta horrores madurar la idea de tener a sus dos afectos más importantes implicados en una clara guerra fría.
Y pasado esto, Tábata oliendo la flor cual si se le fuese la vida en ello, insiste en decir que se debe juzgar al fruto por su madurez, porque en realidad cuando la pera está pasada de punto, es cuando es mas exquisita se encuentra.
Entonces, de un descolorido sonrojarse, de talante beligerante, Luisa comienza a puntear en la guitarra un tema conocido. Super compenetrada, pero siempre mirando de reojo a quien cree ser la peor cosa que existe.
Finalmente en el tire y afloje, Tábata expresa tener la sensación que para cuando llegue la primavera se irán a reconciliar y a llevarse de primera. Llamándola a tener paciencia pues siendo que es menor de edad, aún le cuesta alcanzar entender cierta ética importante.
Luisa respondiendo que lentamente se va dando cuenta que, cuál esos artistas callejeros que trabajan a la gorra, da amor gratis pero al final de la función, abre un bolsillo enorme que tiene en su pantalón de payasa, y floreándose cual los caballos del hipódromo, pasa por delante del público para que arrimen unos billetes grandes. Y guai conque ponga poco; dice muy segura. Porque entonces seguramente allí comienza a ejercer venganza. Introduciendo ratones por los agujeros de la nariz para que los roedores le carcoman el cerebro al insubordinado. Y así Luisa se despacha resentida por el asunto de considerar que Tábata vuelve loco a Argentino; su querido enamorado. Quizás, simplemente, por una conjura de carácter feminista. Donde cada militante debe tener el deber de ir ajusticiando hombres heterosexuales. Sean o no machistas. Siendo que ahora es el turno de su querido capitán. Que es mas que evidente que adora a las mujeres con pasión y bondad. Y las concidera cual semejantes idénticas que él.
Por su parte, Argentino, siente deseos de tirar las barajas al suelo y ponerse aplaudir rabiosamente. Más que nada por la garra con que su primogénita enfrenta la situación de disputa. Porque si por el contenido de la disputa fuera, él está bastante conforme con el accionar de su compañera Tábata. Sabe, perfectamente, y lo reconoce, que él parece un gentleman cuando con ella se exhibe en público; además de haber arrimado buena cantidad de clientes a la gestoría. Que para entender el todo, antes debes ir fruta por fruta admirando el sabor y la experiencia de cada componente.
Y así, peleándose la tripulación, va cayendo la tarde. Aproximándose la noche que despierta temor y disgusto; más que nada por la tensión nerviosa que trae aparejada la oscuridad. Aunque ciertamente aliviados por la ausencia de la lluvia; de la lluvia que hace un rato fuera torrencial. Que sí volviese, en estas circunstancias podría significar una tragedia.
Y florecen las esperanzas de cuanto menos ver alejarse el mal clima suponiendo que tendrán mejores chances de salvación.
Finalmente, aprovechando el aire no tan frío, abrieron las ventanas de la casa para ventilar el ambiente, y así descomponer el clima de tensión afectiva.
Tábata con un trapo pasando algo de vinagre para quitar la mala vibra.
También hablaron de cuando sea el momento que prefieren dormir por turnos. O por lo menos eso es lo que expresan con tanto fervor pero sin deseos de discutir del asunto. Y entonces acordaron que recién después de cenar decidirán quien se acostará primero.
Por su parte Argentino prefiere estar despierto toda la noche; y de ser posible cantando y bebiendo alcohol. Tienen mucho fuerza para enfrentar la travesía que recién comienza. Y como en toda canción aún falta el estribillo donde la emoción de estar vivos se ha de acrecentar notablemente.
Al ver la casa, por buen nombre, La Chismosa, con las ventanas abiertas de par en par. Donde el suave viento pinta el interior como con infinidad de filetes de carro de blanca transferencia. Que la hace parecer sumamente reluciente; como recién sacada de la agencia inmobiliaria. Que por ello todos se miran a la cara como diciendo: Cuan brillante está la casa chamigo. Es que acaso recién la adquirieron y se largaron a navegar por los siete mares? Y así son los sentimientos que expresan, que aunque cueste admitirlo, son como testimonios reveladores de la vida con independencia total de la muerte. Pues en definitiva son el íntegro fuego que va saliendo del ser diminuto.
Y el viento que sigue entrando por el interior de La Chismosa. Que con algarabía la sudestada del Atlántico aparece de visita. Que toda limpieza que se produce para nada es retórica.
Y entre los erizos de la piel que provocaba el momento, Argentino comienza a balbucear unas palabras para sus adentros, que lentamente van emergiendo de las entrañas, acaparando con soltura la atención del binomio de sus amores.
-Vean, quiero decir algo, algo que a lo mejor pueda sonar pasado de época. O sonar a una cursilería. O tal vez tilinguería. O quizás un exabrupto. Es que al ver tanto viento en tiempos de pandemia. Pestes de todo tipo que se propagan con total desenfado. Me sale decir, por si llego a morir, que alguien continúe con la posta. Que pienso que mundialmente hablando. En cada rincón del planeta. En el mismo día. Todos a la vez. Alunísono. Ponernos, digo, los gobiernos, que por fin logran un acuerdo generalizado en algo de suma trascendecia. A encender la maquinaria al servicio de limpiar todos los hospitales, públicos y privados, hasta dejarlos relucientes. No sin antes fregar las paredes y los pisos, los sótanos y los estantes. Ustedes me entienden, cada rincón, de cada establecimiento. Y mas luego, al momento, instalar en las entradas y salidas, esas máquinas que sueltan rocío de agua. De agua especialmente preparada para desinfectar correctamente. Porque queda claro que de allí, de esos virus hospitalarios, es de donde están saliendo todas las pestes que nos aquejan. Que nos están poniendo, lastimosamente en jaque mate.
A lo que debo agregar que hay que limpiarse la lengua diariamente. Con una hoja sin filo preferentemente. Claro está, cada uno de nosotros. Pues la combinación de los virus hospitalarios. Que muchas veces se transmiten, afuera de los hospitales, por los propios doctores y las doctoras de la salud. Los portadores. Y posiblemente el personal afectado en esos establecimientos. Digo esa grasa de la lengua convinada con la infección de un virus de los que estoy hablando. Provocan una especie de infección que si no sale de dentro del cuerpo se hace fulminante para la salud.
Luego de este pedido sanitario, Argentino comienza hablar de las monedas de oro que hay en el tarro. Diciendo que están compuestas por elementos de variada procedencia: Krugerrands sudafricanos, Águilas americanas estadounidenses,
Soberanos de Oro,
Filarmónicas Austríacas, Britannias Británicas,
Pandas Chinos, Dinars de oro, San Jorges victoriosos Rusos, Chervonets Rusos, Vrenelis de Suiza, Nuggets australianos...
En general las son de veintidós quilates. Y desde ya que no son de uso corriente orientadas como para comprar mercadería en el supermercado. Sino que, cual los lingotes, solo sirven a modo de inversión; se podría decir, inversiones de un ahorro personal, por cierto alentado por el propio prócer Faustino Sarmiento; que educaba al ciudadano, desde temprana edad, a comprar estampillas que luego por supuesto tenían un valor de reventa. Ahorro necesario que hoy día se subestima, por ser tan codiciado por los chorros, los políticos, y economistas. En tanto lo consideran como propio; pareciera.
Jurando, Argentino, que el otro tarro que habría quedado en la casa vieja de Punta Piedras, estaría aún mas colmado que el aquí presente; entre sus manos pacientes, esperando altivo regresar sano y salvo.
Monedas de diferentes épocas y países, que por allí también las hay de veinticuatro quilates.
-Los recuerdos que tengo del ayer, siempre vienen adornados de las monedas que fuimos juntando y admirando en su debido momento. En aquella época dorada, en que fuimos felices a ultranza. Al punto que con mis padres jugábamos al piedra, papel, y tijera, como para saber a quien le tocaría poner en el cofre las monedas siguientes; que venía llegando. Las manos temblaban en cada desafío, en que los brazos se agitaban como batiendo un cóctel. Frío y calor sentíamos al percibir las monedas sujetas a los dedos temblorosos. Noche estrellada era el mirar las monedas dispersas sobre la pana en que mí madre las solía exhibir.
El aire atestado de exquisito aliento por el exclamar de la familia el acto de hacer caer las monedas como trigo entre los dedos. Y hablábamos del sacrificio que significaba cada una de las transacciones que deparaban enorme esfuerzo. En fin, era ajustarse el cinturón, y luchar, día a día, y en todo momento.
Y ya pasado el crepúsculo, donde la luz desaparece en las entrañas del firmamento, sobreviene por todo concepto una noche plagada de variadas nubes. Que entre aquella inmensidad la casa navega hacia mar adentro; con afable parsimonia montada sobre una superficie totalmente lisa.
Mar que de tanto escuchar la frase: Estrella tú que miraste. Sucumbe a un estado de llamativa calma.
Y en el interior de la salamandra el fuego se renueva por medio de viejos magacines. De donde emerge una temperatura que es de lamentar. Con a su vez ser sospechado el humo de altamente contaminante; dentro del aparato dejándose ver una humareda de color gris bien definido, entreverado con un toque de verde, azul, y también algo de rosado.
Tábata luego de escuchar con suma consideración el discurso de Argentino, acerca de su vocación por las monedas de oro, le sugiere a Luisa poner el celular sobre la salamandra, a ver si por gracia del calorcito que absorbe el hierro fundido, la batería se carga un poco, como para así enviar un mensaje de socorro.
Y como nota especial se mensionan, unas hojas de Álamo mojadas, adheridas como lunares en las paredes del exterior, cual manchas de perro dálmata, que el otoño en su despedida se hubo encargado de imprimir.
A demás, la propia Tábata, hacer mensión de una hiedra que asoma entre la penumbra del consumado atardecer; haciendo predicción de suceder, que cuando en el futuro se ponga frondosa, lo más probable es que trepe tapando los aleros para de manera funesta pudrirlos sin ningún tipo de pausa. Porque las enredaderas son especialistas para esos fines de ir destruyendo los extremos de los pobres techos. A todo esto Argentino escucha la predicción con ánimo pavoroso, mientras que Luisa lo tranquiliza diciendo que de todos modos adora ese tipo de plantas trepadoras.
Por su parte, Luisa cuenta que le gustaría tener un gallinero para pasarse el día comiendo sándwiches de huevo duro, con mayonesa y salsa ketchup. Tábata respondiendo (como trantando de sugerir quemar algunas maderas de la casa) que por comer un puchero de gallina pagaría una fortuna. En tanto que al no encontrar respuesta de ningun tipo, insiste en manifestarse temerosa de poder llegar a cruzar el Atlántico por motivo de la alta velocidad conque navegan. Todos coincidiendo en admitir, agradecidos, la tempestad haber sido por demás benigna con ellos; de paso haciendo votos porque no suceda otra nueva; que Tábata mientras pasa el escobillon manifiesta estar temblando del susto que le provoca la idea de un bis del mal tiempo.
Por su parte, Luisa, repara en las gotas de rocío sobre la vegetación del pasillo; casi como sí se hubiese regado las plantas con un rociador de florería.
Entonces Tábata insiste en querer quemar algunas tablas porque a la madrugada van a tener mucho frío. Para lo cual Argentino accede en lo referido a sacrificar un par de sillas de algarrobo. Y asimismo una cómoda del mismo material que hay en la habitación suya. Para lo cual, al cabo de unos pocos minutos ya el fuego intenta asomar por la ventana de la salamandra.
Suspira Tábata del alivio; que escuchar el sonido de las llamas un tanto le tranquiliza los nervios. Con además, al cabo de un rato, gozar de la nueva condición de descongelarse. Lo que hace que en la casa, al cabo de un momento, se empiece a definir un clima por demás agradable.
Argentino insistiendo que le gustaría crear un timón como para orientar la barca hacia el poniente. Pero a como sigan quemando maderas interesantes la casa seguirá sin tener la posibilidad de saber cual es la proa. Que sería mejor, antes de quemar todos los estantes, dejar aunque sea uno como para probar de sumergirlo y ver si se pueden acercar a la costa.
Al encenderse la salamandra con furia hace brillar los dientes, donde algunas sonrisas se entrecruzan de manera aprobatoria.
Entonces la voz de Luisa interrumpe el breve instante de comunión, comenzando hablar del arte de lo posible. Con fervor diciendo que cuando se haga la revolución de la justicia social, la propiedad privada quedará sin efecto. Más todo el mundo tendrá una casa que el Estado les asigne. Y por otro lado los capitalistas dueños de los medios de producción serán unos mas del rebaño. Que bien recibida será la transformación de los bienes privados en producción socialista.
Y dice que cuándo eso suceda la va a invitar a Tábata a cantar en las fiestas populares que han de festejar el triunfo; donde los obreros ganarán todos igual o parecido. Con el mundo en franco crecimiento por gracia del trabajo social; que el desempleo y la desocupación pasarán a ser historia pasada de moda. Y adiós a la clase trabajadora explotada siempre administrando miseria. Y adiós a tener que soportar opresión y el achicamiento permanente del Estado. Qué bienvenido será el triunfo de la clase obrera.
Pero la voz de Argentino, perfumando el aire con delicioso aliento de padre orgulloso, no obstante manifiesta estar extrañado de la prefectura no acudir en su rescate, que le suena increíble que nadie haya visto la casa salir disparada hacia el balneario. Y por ello suponiendo tal vez haber muerto muchos ciudadanos; por el motivo de nadie haber avisado.
Y es que luego de hacer un minuto de silencio, Argentino retoma el tema de las monedas, reconociendo que económicamente hablando no representan una gran fortuna, pero para él valen como la propia gloria. Que el amor que siente por esas monedas se traduce en un sentimiento que se refleja en su simpatía.
Monedas que en sus caras tienen impresas diosas portando elegantes escudos; y también ciervos galopando suspendidos en el aire. Distintas formas impresas tienen las monedas, que la voz de Argentino va describiendo con la gola que le tiembla de la grande emoción. Siendo que cuál ciento de trompetas suena la palabra oro; que asimismo todo aquello parece retumbar en la propia vía Láctea, cual si fuera un baldío lleno de basura.
A todo esto, en medio de la danza de la fortuna, Tábata le hecha en cara a Luisa que cuando ingiera fideos, pique ajo, tome vino, whisky o cerveza, que tenga siempre presente que ella fue quien también pagó con dinero de su peculio la mercadería. Qué se pueden discutir muchas cosas afectivas, si, pero jamás ignorar que las cosas de alguna manera le pertenecen. Porque entre otros quehaceres semanales, cada noche debe cantar por lo menos treinta canciones. Que bien merece una indemnización, vacaciones, y también aguinaldo.
Por el contrario, Argentino, en vez de apoyar la moción de su amiga Tábata, y tratarla con la debida deferencia, por el contrario se larga a asegurar que de tanto besar las monedas ahora tiene en los labios impresas las dichas figuras. Y de mirarlas los ojos también marrones y anaranjados del color del oro.
Sin duda una gruesa muralla para su vocación de coleccionista, aquel tesoro adquirido con enorme sacrificio. Que fuera de bacterias especiales exclusivas de las joyería ningún ser extraño las hubo tocado nunca.
Y así la noche se ilumina de estrellas entre el discurso poético de elogiarse las monedas; que parecen adornan la existencia de Argentino de una materialidad que le sabe perfecta.
De corrido volviendo a elogiar esta vez al oro, pero también a los valores morales de transitar la vida comportándose como una persona honesta. Asegurando que antes de saber que tenía una hija hermosa, su mayor ilusión era la de morir a los ciento y pico de años, y dejar las monedas para quienes se hayan encargado de cuidarlo. Pero que ahora tiene una legítima heredera que sin duda sabrá como continuar la posta. Pero eso sí, debiendo de prometer tener muchos hijos y continuar llevando adelante la tradición del acopio. A la vez de conciderar como fundamental el privilegio de poder tener una posible fuente de respaldado por lo que acaso pudiera suceder de complicado. Y así promete seguir comprando mas cantidad, pero en lo sucesivo, monedas argentinas; si es que las consigue pues son las más codiciadas del mercado. Insistiendo en asegurar, a modo de juramento, que este verano se quedarán en casa y con lo que ahorren más monedas comprará. Que cómo sea que resulte, asegura, va a comer queso fresco en vez de gruyere, con tal de seguir juntando y juntando para aumentar el tesoro.
Pese a que se acentúa el invierno ahora es una noche relativamente templada. Y encima tienen leña para rato, lo que invita a permanecer optimistas despertando los deseos de cantar hasta la madrugada.
Además una cálida soflama proviene de la salamandra, que suelta chispas como de pirotecnia.
Y así está Argentino, orgulloso de tener una hija que sabe defender sus ideas políticas hablando con total autoridad y vehemencia. Entonces le pasa la mano sobre la cabeza cuál si fuera una paloma mensajera de su propio aviario. Además, encontrándose entusiasmado de saberla con energías como para subvertir el orden social. Y embriagado de sorpresa al observar su postura socialistas de la línea de los Fernández, de corazón, intenta meterse en la contienda a los fines de colaborar en ampliar su mente con el aporte de algún concepto de su cosecha personal. Opinando a su manera de lo que siente, como para así enriquecer a quien tanto admira, pudiendo como consecuencia, Luisa, amigarse un poco con los distintos programas partidarios del espectro de la política.
Entonces Argentino se larga a opinar, que la Argentina, a través del Estado, debería desarrollar mejor la industria en general. E ir con esa plata instalando fabricas de los más variados productos, de en vez de pedir prestado para fomentar la timba financiera, que siempre beneficia a los empresarios a quien no le cierran los balances anuales. Deseando a full, que por única vez, aunque más no sea, el gobierno actual solicite un préstamos en exclusivo para instalar una fábrica en verdad rentable. Y así, en el rubro automotriz, por ejemplo, introducir en el mercado la mejor cuatro por cuatro jamás vista. Más luego con la ganancia que se obtenga, devolver lo solicitado y seguir fabricando otros modelos. Porque la fuga de capitales, producto de comprar cosas extranjeras, hace que esa enorme cantidad de dinero desaparezca de la patria. Insistiendo con el debate de tener un Estados que sea eficiente, en el sentido de inaugurar fabricas, de diferentes productos, y con ello al fin ser un país de punta. Incluso, sencillo, fabricar armamento militar. Que de paso nos vendría bien para nuestra propia defensa. Porque así, por el camino en que se encuentran, el dinero no alcanza, y entonces aparecen los problemas típicos del subdesarrollo.
Y ahí fue que Tábata, como desesperada, anuncia, lacónica, que de frutas quedan solamente unas pocas manzanas y un solo melón. Pero aclara que le sobran las esperanzas de lograr sobrevivir antes de desfallecer de hambre.
Finalmente Argentino logra armar un clima de camaradería y propone, que antes de discutir por pavadas mejor las chicas canten canciones. Que por ser de noche y no poder hacer nada desearía escuchar música hasta el propio amanecer.
Sin embargo las mujeres optan por continuar discutiendo de política. Luisa a viva voz diciendo:
-Antes de cantar como un sapo prefiero redondear la idea de lo que venía diciendo; así de paso practico para cuando sea reelecto en Venezuela el presidente que viene estando; y haya en nuestro país un resurgimiento de los Fernández.
-Estate segura que si gana ese dictador, será por medio de un fraude.- responde Tábata con bronca. Para enseguida continuar diciendo.
-Además escucho hablar a los populistas y me agarran retorcijones de barriga.
-Sean buenas, chicas, y eviten hablar de política. Se los suplico. No peleen. Si en verdad soy el que da las órdenes, lo mío sigue siendo querer escuchar como cantan.
-Con este estado de lánguida angustia, resulta imposible que vaya a poder pronunciar una nota.-dice
Tábata haciéndose rogar.
Para lo cual Luisa responde lo siguiente:
-Los países subdesarrollados se ven obligados a entregar los recursos naturales al imperialismo, a cambio de muy poco dinero. Y encima deben cambiar sus leyes para que vengan a invertir comprando la fuerza de trabajo a precios de esclavos.
Y siendo que nuestra tecnología es inexistente hay que bajarse los calzones para que se dignen querer invertir.
-Y a mí que carajo me importa, si no servimos para nada.
Sabelo, el nivel de los populistas da vergüenza ajena.
Para poder crecer, cómo primera medida tenemos que empezar a reconocer que extraer la riqueza de la tierra sale más caro de lo que presuponemos.
-El imperialismo vive a costa de nuestras riquezas.
Está demostrado que primero te someten en lo económico y mas luego te manejan la vida como quieren.
Y ahora ponen bases militares gratis, con encima pretender que vayamos a morir por la macanas que se mandan.
-De que hablás. Es totalmente al revés. Gracias a ellos es que somos algo en la vida. Si fuera por nosotros, salvo un puñado de gente, el resto vivirían en la peor de las miserias.
Después de presumir de su bodega, Argentino sugiere poner botellas de vino en un balde con agua de mar; y así seguir tomando. Al instante haciendo notar que el recuerdo de la experiencia de seguro ha de quedar por siempre alojado en la memoria de cada uno.
Al segundo retomando la tarea de acomodar lo que había en el estante. Con ello dando con el globo terráqueo que le hubo obsequiado a Luisa; el cual comienza a observar con suma atención. A los pocos segundos diciendo que cada vez está más convencido que el planeta tierra es un ser vivo. Y que cada uno de ese par de grandes continentes, separados por los océanos correspondientes; hipotéticos continentes de los que hablaron antes. Tienen en común, que la parte norte, sobre la línea del ecuador, cada uno en su sitio, son dos bastos territorios sin una forma muy definida; mientras que la parte sur, conformada por América del sur y África, se parecen bastante, y además terminan en punta.
Y que entre otras cosas, en la parte sur de ambos continentes predominan las penínsulas en general, mientras que hacia el norte hay muy pocas.
Sacando como primera conclusión que el planeta tierra está conformado por dos seres con las cabezas apuntando hacia el norte y el resto del cuerpo al sur.
Y luego de terminada esta conversación, Argentino, entusiasmado por el lindo momento, además de optimista por la posibilidad de poder arribar a grandes conclusiones, se apresta a fabricar una gigante vela, como para así impulsar la casa hacia la bahía de Samborombón; y en buena hora sería festejar que sus cálculos sean los correctos de adonde se encuentra la costa.
4-
Pasada la tertulia del sábado por la noche, entre canciones y discusiones de la política, ahora es el turno del amanecer, donde estando en primera fila, nadie parece querer otra cosa que admirar el poderoso fenómeno. De paso ayudados de la tanta cantidad de vino que han tomado, que los favorece en un tipo de contemplación cargada de parsimonia.
Y mas luego de un interesante momento, donde entre nubes ven aparecer al sol todopoderoso, Argentino vuelve a manifestarse con deseos de componer un tema musical enfocado en la inundación ocurrida en Punta Piedras. Con, contrariamente, Luisa, que quisiera poder crear un bolero que hable de la fuerte atracción que siente por el padre de su amiga. Mientras tanto que Tábata, lleva instalado en la mente el paradigma del discurso del odio. Mas que nada provocado por la bronca irreconciliable que tiene por los populistas; teniendo en Luisa una exponente de primera línea.
Pero al respecto de dicha acusación sobre el estancamiento que ha sufrido el país en época de los populistas, Luisa, antes que nada, hace notar que en realidad el término populistas, debe ser aplicado a los adeptos al nacifacismo. Porque, subsidiar la educación pública y privada, las comedores populares, los merenderos, la salud, el transporte, las asignaciones por nacimiento, las pensiones de ama de casa y por adulto mayor, éso verdaderamente se corresponde con un auténtico movimiento de vanguardia y no precisamente con ser unos populistas. Porque todo lo que el gobierno actual está destruyendo, es nada menos que la justicia social que tanto trabajo costó llevar a adelante. Justicia social de la buena, de la bien entendida, y puesta en práctica bajo la legitimidad de la democracia.
E intentando cambiar de tema, como para así gozar del buen amanecer, Tábata, hace mensión de un post que hubo visto en Instagram. De un oso hormiguero escamado, que se creía extinto, y que hubo aparecido de golpe en los campos de Senegal. Que a propósito de éste fenómeno vinculado con la teoría de Argentino, con relación a su interpretación de la Biblia, donde, asegura, hubo ocurrido algo similar con Adán y Eva, espontáneamente venidos de otra dimensión. Para lo cual Tábata se atreve a comparar al dicho oso escamoso con el propio Adán del Edén del Paraíso; donde mas luego, de seguro, afirma, vendrá la Eva osa escamosa, a completar el par necesario cómo para formarse la rueda de la vida, y así crear y crear otros osos mientras rueda.
Vale aclarar, que por más que en las chicas las ideas de Argentino despierten algún tipo de hilaridad, igualmente impera un profundo respeto donde jamás se pone en duda la capacidad cultural de razonar a su manera. Pero no obstante las burlas y las objeciones, las dos muchachas están pendientes del accionar de Argentino, que un tanto apartado hubo retomado la fabricación de una vela, intentando coser, medio en copas, tres sábanas de dos plazas; que vaya a saber uno cómo luego se las ingeniará para hacerlas flamear sin su mástil correspondiente.
Y así empieza a correr la mañana llena de aventuras sin que nada pueda disimular el volcán que hay entre las mujeres. Que no obstante el bálsamo que presupone estar rodeados de un mar calmo en situación de naufragio, paulatinamente las chicas van entrando en franco proceso de erupción en estallando.
Colchón de huevos con arbejas y tomate, pretende preparar la bella Tábata. Mientras que Luisa vuelve hacer un comentario acerca del gobierno actual. Pero está vez, muy espantada por lo que se proponen hacer los libertarios liberales en el poder. Cuestión que tiene relación con pretender aumentar la edad jubilatoria hasta los setenta y cinco años. Siete cinco; remarca Luisa a la vez de mover la cabeza como renegando de esta realidad posible. Con además, decir, modulando las palabras con exageración, setenta y cinco años en hombres y mujeres por igual. De paso responsabilizando a los reaccionarios gorilas de derecha, de aprovechar la reivindicaciones feministas, como para luego aplicar castigo a las mujeres, por pretender equipararse con los varones. Para más luego agregar que le parece mentira que ignoren que el ser humano pasados los sesenta y cinco queda disminuido y le duelen todas las articulaciones. De este modo soltando una expresión de fastido, además solicitando qué dejen de joder con los ancianos, puesto que sí resulta imposible encontrar trabajo a los veintiún años que te puede caber a los setenta. Y al respecto de esta reforma tan polémica, Argentino opina que el actual gobierno, probablemente ponga sobre el tapete el tema de la prorroga jubilatoria, cómo para distraer la atención sobre los ajustes financieros que están resultando insoportables; pero que luego sólo vayan aumentar el rango solamente hasta sesenta y siete, para ambos sexos. Entonces, Tábata, de inmediato le responde, que aumentan la edad jubilatoria por el motivo de en la actualidad haber mayor expectativa de vida. Porque hoy día una persona a los setenta aún es joven. Y la gente está llegando a los cien con total facilidad. Aunque luego de una breve pausa, arrepentida de sus propios dichos, Tábata se retracta, haciendo un especie de mea culpa, rectificando el rumbo de sus afirmaciones, haciendo un reconocimiento expreso acerca de que a ella también le espanta la idea de tener que esperar tanto tiempo para poder jubilarse. Entonces fue que Luisa hizo una exclamación afirmativa de absoluto reconocimiento; animándose a darle una palmada de corte afectiva. Encontrando en Tábata una agria respuesta parecida a un grave insulto.
Entonces Luisa, embalada, comienza a despotricar contra los mercados. Culpando a los liberales de querer convencer a la gente en depositar la confianza en los beneficios de la competencia, siendo que los mercados carecen de valores morales. Por ejemplo al subirse los medicamentos oncológicos a precios inaccesibles; que por culpa de ello muere gente de a montones. Además de pretender cobrar las mercaderías que resultan beneficiosas para la salud, a precios mas elevados, por el sólo hecho de no ser dañinas. En cuanto que sí no le ponen sal a las papas fritas sin sal, es de suponer que de costo les resulta más barato; pero no, igual las cobran un treinta por ciento más caro por el hecho de ser saludables.
Entonces, Tábata, malhumorada, la comienza a tratar de borrega engreída. Para enseguida agregar el término: Populista pequeño burguesa. A viva voz diciendo que le irá a demostrar todo lo infeliz que puede llegar a ser cuando la sacan de las casillas.
Para lo cual, Argentino, nuevamente se interpone entre ambas mujeres, con intención de evitar una pelea atroz. Solicitando que por favor dejen de discutir de política que ninguna de las dos está preparada cómo para dar conferencias o asimismo encabezar un debate. Encarecidamente solicitando que delante de él permitan que cada uno piense como quiera. Porque finalmente vendría a ser lo mismo, pues por más que las eminencias discutan, la pobreza seguirá existiendo.
Más luego de un segundo de silencio, Tábata, con el semblante pálido por la ira, retoma su actitud de mujer pendenciera. Asegurando que le irá a poner a Luisa un sello de goma en la frente, que diga: basta ya de tratarme cómo una cualquiera.
Con lo cuál Argentino las llama a la reflexión por el hecho de estar armando un lío tremendo sin necesidad. De paso aclarando que siente aprecio por las dos por igual, no sintiendo molestia por lo que dicen sino cómo lo dicen, que con tanto barullo pareciera que la rosca irá a terminar en un drama familiar. Haciendo un llamado a la cordura y a poder esperar a que estén a salvo, para luego, si es que tanto lo desean, retomar el curso de la discusión desde donde la dejaron. Encontrando en Tábata la sencilla respuesta de ser Luisa una piba boca sucia que se mete con el orgullo de los demás sin importarle las consecuencias. Redoblando la acusación con asegurar que luego de un tiempo de estar juntos, no sólo se va a poner hablar pestes de Argentino, sino que además lo va acusar de haber intentando abusar de ella. Momento de alta tirantez, que se ve interrumpido con Argentino solicitando que Tábata logre distender los nervios tratando de utilizar la experiencia, en poder vincularse con Luisa de manera civilizada. Para lo cual, Tábata dicta sentencia asegurando que es tarde para lamentos. Que la va hacer papilla. Y entonces Luisa le pide a Tábata que deje de mirar para todos lados como queriendo encontrar una arma para descargar la bronca de manera salvaje. Intercediendo Argentino, tratando de inculcar la manía de imaginar que están en armonía y que por tanto se alzan con la idea de seguir guitarreando.
Pero Tábata de manera lacónica arremete con desafiar a la hija de Argentino con un duelo a muerte.
Con ello provocando que la remañida sombra de la muerte comienze a circular con más fuerza que la propia del naufragio. De además acompañar los dichos con la ruda actitud de tomar una cuchilla del cajón de la mesada de la cocina. Haciendo que Argentino recrimine la actitud catalogando de persona inconciente a la pendenciera Tábata. Conciderando cómo muy bochornosa la manera de encarar una charla sobre política entre posturas opuestas. Tratando que entienda que la existencia del marxismo no es producto del capricho de unos pocos, sino que se trata de hombres pertenecientes a la clase trabajadora, que abarca a millones de personas en el mundo, que por tanto se agrupan para luchar por sus intereses, incluso, debiendo formular principios filosóficos muy distintos a los esgrimidos por los liberales de occidente. De además decir que estando en situación desesperada lo más sensato debería ser permanecer unidos y no andar desgañitando la voz en decir sandeces.
Sin embargo Luisa acepta el desafío de un duelo a muerte. Solicitando, de haber otra cuchilla, preferir luchar con la misma arma.
Más el atormentado Argentino, que ruega porque no se lastimen, haciendo recordar que carecen de medicina para enfrentar vicisitudes.
Al segundo Tábata haciendo ver que hay otra cuchilla, pero manifestando preferir matarla a traición. Haciendo que Luisa reaccione sin demostrar pánico, intentando herir con la retórica, utilizando una frase enrevesada, donde un tanto tartamudeando, se propone asegurar que Tábata es el fiel testimonio de lo que significa ser una verdadera basura. Que ni por las tapas se merece estar al lado de un hombre como Argentino. Medio reculando al decir, que pese a no ser ducha en la materia de pelear como una presidiaria, de igual modo se las va arreglar para defender el honor y el pellejo, impulsada y ayudada del amor que siente por su hombre. Con estas palabras correctamente moduladas provocando la reacción de la cantante, que a viva voz le jura por todos los santos, a Don Argentino, que la piba que engendrara probablemente vaya a quedar huérfana, pués sino no logra matarla en combate, entonces se las va a agarrar con él mismo, único varón presente, hasta pasarlo para el otro mundo. Agregando que ha llegado a un límite de hartasgo imposible de volverse atrás. Y Argentino, anonadado, que con voz de pito consigue balbucear: que lo que la furiosa tormenta no supo destruir ahora lo van hacer los propios damnificados. Insistiendo en resaltar que por el contrario a exhibir odio desmesurado, preferible será reir y cantar de la alegría. A lo que Tábata responde, señalando con el índice a Luisa, que la propia muchacha ha entrado a sus vidas con el propósito de atraer la desgracia. Y terminada la frase revolea el arma blanca asestando un puntazo a su distraída oponente. Haciendo, que sin quererlo, atónito y petrificado, Argentino se lamente de la situación, ofreciendo un descripción de lo que observa. Que es a su hija herida de una puñalada, a la vez de estar bañada en sangre. Por lo cual, la agresora, fríamente, responde afirmativamente. Con además asegurar que la irá a empujar al mar para que se ahogue de una buena vez por todas. Desgraciadamente compañando la amenaza con tomarla del torso, y cual bailarinas de tango, ambas mujeres dirigirse hacia la puerta de entrada, la cual atraviesan como el rayo, enseguida cayendo Luisa al mar. Y Argentino que queda como paralizado, que repite parecerle mentira lo que sus ojos miran con desagrado. Algo que ni en pesadilla nunca imaginó que pudiera suceder.
Entonces Tábata dando la media vuelta lo encara a Argentino y le recrimina que si la prefiere a ella, que vaya y se tire a salvarla.
Argentino respondiendo no tratarse de preferencia sino directamente de ser su hija. Donde sin más titubear se arroja al agua a rescatar a la muchacha herida; según sus propias palabras: antes que los tiburones se la vayan a devorar.
Se trata de un momento difícil pero felizmente Argentino logra rescatar a Luisa. Y aunque con mucho esfuerzo, también consigue subirla a La Chismosa.
Y así flota la prefabricada cuál si fuera un buque de guerra. Con su rambla que está firme cómo las bandas de un acorazado. Con Tábata, mujer maldita, que continúa teniendo la fea intención de devolverlos al océano a los empujones. Pero ocurre que al ver pasar una nube oscura, que se trata de langostas en abundancia, ante el fabuloso evento desiste de toda acitud de darles un golpe de gracia; exclamando a viva voz que miren el cielo que sucede algo digno de admiración.
Por su parte Argentino festeja la buena nueva recibida, poniéndose a observar, desde ya maravillado por el fabuloso evento; aunque desde luego sin dejar de atender a la hija herida; jurando entre sollozos que no se preocupe que pronto ha de sanar. Además diciendo, entre lágrimas de padre desesperado, que la lastimadura es sin duda superficial. Que manifiesta sentirse por todo concepto muy dichoso de saberse creador de tan bella criatura. La hermosa hija que supo acudir contra viento y marea, puntualmente a la sita de oro. Resultando que ahora verla así, agredida por alguien que tanto aprecia, le viene a romper el corazón en un millón de pedazos.
Luisa respondiendo frases de consuelo, que un tanto lo confunden pues en cierta medida se siente culpable.
Y por su parte, Tábata, que continúa mirando la multitud de langostas aproximarse; pero no obstante prefiere entornar la puerta y de paso verificar que el resto de la aberturas estén todas cerradas. Con por su parte Luisa decir, que si tuviera un cascote a mano se lo partiría por el medio de la cabeza. Tábata bromeando con los celos que siente de verlos tan acaramelados. Y Argentino que manifiesta que posiblemente la plaga de langostas tengan que ver con un milagro producto de lo sucedido. De a lo mejor deberse al momento tan crítico por motivo de Susana haber caído abatida; (porque cree que se trata de su hija es que la llama por su nombre).
Entonces Tábata, mirando de nuevo hacia afuera, manifiesta seguir viendo langostas pasar y que algunas ya se han metido en el pasillo.
Por su parte Argentino entre dientes insiste en afirmar que el universo es un ser vivo. Agregando que también nuestro planeta lo es; e incluso los demás astros. Pero al solamente poder balbucear conceptos inconexos no pudiendo redondear una idea coherente, se topa con la requisitoria de Tábata, en querer completar la idea: de en tal caso ser el planeta un ser viviente, que vendrían a ser los seres que andan por la superficie? Si parte de su cuerpo o simplemente unas pulgas que viven de arriba? Enseguida rebobinando la acitud inquisidora y poniéndose a cantar para así distender la tensión del ambiente.
Y así cuando la luz exterior indicaba las once de la mañana, la herida terminaba de sangrar por completo. Que del alivio les daban ganas de salir al pasillo a festejar la sanación. Pero sin embargo resulta que están en el océano Atlántico, qué cómo agua de manantial vendría a estar circulando por debajo de la prefabricada; que en definitiva viene a equivaler como a estar metidos en un laberinto.
El clima es agradable y mientras Argentino consuela a su hija se dejan ver algunas langostas por el pasillo. Langostas que agarradas del lomo y de las patitas, Tábata va sacando, como queriendo, por medio de esta acción, reconciliarse con los compañeros de travesía; de además cumplir con determinada condena social con relación a realizar un necesario desalojo de los indeseados invasores. Pero aún caen lágrimas del rostro de Luisa, lo que hace la cuestión un tanto desfavorable. Tratándose, la herida cruel, de un tajo en el hombro izquierdo, de tres centímetros de largo. Donde primero se hubieron unido las partes separadas, con tan solo la presión de los dedos, en un hermoso sellado. Con mas luego aplicar pegamento La Gotita, de fulminante acción rápida. Entonces, por fin, al ritmo de la curación las cosas van volviendo a la normalidad del principio.
En su momento habiendo gastado mucha energía en querer evitar la pelea, de un duelo donde sin duda llegaron a peligrar sus vidas, ahora habiendo quedado Argentino literalmente hecho un despojo; con encima sus bellas facciones que lo hacen parecer a un juez que se desempeña en el juzgado de tránsito.
En resumidas cuentas, le resulta difícil entender la histeria femenina con la que poco se identifica. Pero que sabe que se refiere a cierta incontinencia de evitar querer soltar algo que se desea.
Pues entonces de todas las opciones de volver a establecer una comunicación con el grupo, prefiere preguntar algo acerca de un interrogante que le quedó pendiente de anoche. Solicitando ver si le pueden explicar como es que en el recital, cuando cantaban a dúo, lo hacían como en una especie de cámara lenta; siendo que eran temas rápidos que los estiraban como chicle. Y así Argentino describe la sensación de lo vivido de tener que escuchar un cantar influenciado por una evidente modulación cargada de parsimonia; como afectadas las voces por un síndrome de emiplejia.
Con decir, qué absorbido por la intriga le ha quedado el carácter propio de un paisano recién llegado del campo a la ciudad.
Y por su parte, serias las chicas, preocupadas por mantener su secreto, sin dar el brazo a torcer, cada una explica lo primero que le viene en mente. Además mirando a Don Argentino como negándose a contestar a su requisitoria de saber sobre el modo de expresión elegido.
Mientras sucede todo esto se agolpan algunas langostas sobre los vidrios de las ventanas cerradas. Donde luego el suave viento norte se encarga de ir despegando hasta de nuevo quedar el paisaje al servicio de la sublime contemplación; de observarse las olas, el firmamento, y todo aquello digno de ser apreciado con admiración, libre de obstáculos.
Con su temperamento de hombre emprendedor dedicado a resolver cuestiones de la burocracia, Argentino, necesita, de parte de Tábata, que le ofrezca algún tipo de perdón. Dejando de hacerle la cruz a su hija. Pudiendo al fin reconocer, que lo hecho, se trató de una locura demencial. Tanto cómo 5querer ir al centro de la tierra, descalzo, sin que el calor te vaya a incinerar los callos plantales (que dicho sea de paso, hace notar que, cuernos de animales, pesuñas y callos, crecen en demasía por falta de sexo).
Igual a otras veces que hubo puesto la voluntad en querer cambiar otras actitudes erradas, Argentino, promueve que vuelvan a tenerse aprecio, con la misma perseverancia que si fueran madre e hija; o tan siquiera como parientes que se llevan bien. Insistiendo en pretender, ya mismo, tratar de resolver este grave problema que está frenando el normal desenvolvimiento del hogar.
Por su parte, Luisa, más que masticar dolor soporta un fuerte ardor; que lentamente se va esfumando del ser. Y de ha poco, sabiendo que Argentino busca una cantante, quisiera saber que opina de como se hubo desenvuelto en el recital de anoche. Y además, por estar sedienta, es que solicita un vaso con agua. Recibiendo a cambio una cerveza empezada, a la cual le termina por dar un profundo beso de cien mililitros. Cerveza con la temperatura ambiente que vendría a reemplazar la falta de agua; porque Argentino insiste en ser conveniente cuidar a mas no pofer el tanque. Y mientras bebe, Luisa le ofrece la espalda a su contrincante, lo que demuestra cierto grado de confianza. Dándose a entender que de alguna manera han dado vuelta la página.
Entonces, Tábata, anuncia que va preparar una ensalada; que prefiere dejar los otros planes culinarios para más adelante. Que para poder hacer un guiso o algo caliente habría que decidirse por desmontar las maderas de la baranda porque muebles ya casi ni quedan.
Tiene de bueno, hablar de comer, que da a pensar que los problemas se van a ir resolviendo. Qué por el momento nadie desea contradecir lo que cada uno de los otros haya pensando. Entonces, de a poco, la conversación empieza a rondar los temas referidos a la travesía. De a lo mejor divisar medanos. De tal vez ver algún que otro edificio. Que para entrar a la playa de la bahía debería haber una corriente que tire hacia la costa. Que el día está super diáfano y el mar ultra quieto. Con el agua prácticamente como estancada. Con alguito de viento, pero nada importante de temer.
Pero Argentino insiste en querer saber el por qué, cuándo la anoche anterior cantaban, lo hacían tan lentamente. Y ellas le responden, qué quizás por haber tomado algunas copas de más. O tal vez por ser la manera natural de desenvolverse los cantantes, dicen a coro cuál si lo hubieran ensayado antes; además cómo queriendo convencer a Argentino que Luisa sabe sobre el asunto lo suficiente como para no ser reprobada.
Y por esa redada que Argentino les tienda para que le expliquen porque cantanta en cámara lenta. Las chicas, pese haber peleado a muerte ahora tratan de desviar la atención con intentar divisar la playa a lo lejos, cuándo en realidad solo se ve puro mar hacia los cuatro costados. Y por esa confraternización que surge espontánea, al querer ocultar el método para la correcta modulación del canto, Tábata confiesa sentir tremenda culpa por la locura de querer asesinar sin piedad. Palabras sumamente oportunas que logran quitar la angustia de la cara de Argentino. Que al resultarle imposible encauzar la relación entre las tripulantes, se ve un tanto poseído por la angustia, pero en cambio ahora con esta actitud tan diferente, renacen las esperanzas de poder consolidar el ánimo del grupo. Al punto de ya no importarle como vayan a querer cantar. E incluso esbosa una sonrisa hacia Tábata, él mismo tratándose de bobo al dudar de su grandeza de no poder pedir perdón, o asimismo de sentirse arrepentida, cuándo por lo visto es todo lo contrario. Con lo cual se alegra de recuperar la confianza pudiéndose encausar la reunión haciendo que de nuevo reine un ambiente de bienestar. Porque así de tensionados hubiera resultado imposible que vayan a dejar de estar con la guardia alta, debiendo estar constantemente alertas con los cuerpos cargados de resentimiento, encima debiendo arrastrar una grave actitud de terquedad, de en vez de estar agradecidos de los buenos vientos, a cambio renegar por cuestiones envitables. Entre otras cosas siendo desagradecidos con la realidad que les hace primar la dicha de estar vivos y en perfecto estado de salud. Pues entonces Argentino llama a mantener la cordura. Y a permitir que la dicha de la fortuna los honre con su presencia, por tanto evitando andar serruchando el piso con verdaderos ataques de histeria. Por todo concepto tratando de evitar malograr la vida con el egoísmo de las cuestiones personales. De paso ofreciendo gracias al Cielo. Y así de elocuente Argentino le va dando paso al agradecer a las chicas por la camaradería que de a poco le van demostrando. Qué con esa actitud positiva, dice, se anima asegurar que antes de lo pensado van a poder retomar el rumbo perdido. Olvidando el mal trago que la bronca les a dejado en el alma.
Y ya cambiando de tema, Argentino comienza hablar sobre las langostas dando por seguro que pronto se van a terminar comiendo alguna cosecha de los campos linderos; para más luego dirigirse a la provincia de Córdoba.
-Tengo entendido que son muy desbastadoras. -pregunta Tábata mientras exhibe una pequeña langosta que hubo quedado rezagada.
-Querida Tábata, ponele el dedo en la boca y vas a ver cómo te lo come.
Sabían que los egipcios dibujaban langostas en las propias tumbas de los faraones? Y así de pequeñitas como se las ve, se comían los campos enteros y después la gente moría de hambre.
-Tenés razón. Me mordió como un perro sabueso. Mejor la voy a dejar libre. Adiós bello saltamontes.
-Ay, si, que bueno. Me apena mucho verla sufrir. Es el última que quedaba?-exclama Luisa, sumamente encariñada con el animalito.
-Sabés lo que voy hacer? La voy a dejar que esté un rato más con nosotros y después la suelto. Se me acaba de ocurrir una idea.-agrega Tábata, algo perturbada al ver a Luisa acosando al capitán de La Chismosa.
-Seguro que querés ponerlo sobre la mesa y cantarle una canción de cuna, verdad?
-Les advierto que las langostas atraen a las ratas porque les encanta comerlas.-dice Argentino casi medio embelesado.
A lo que Tábata, un tanto inquieta de ver a Luisa apollar la cabeza en el regazo de Argentino, responde.
-Dudo mucho que en alta mar pueda haber roedores.
-No te creas. Los más bien se las arreglan para nadar.-dice Argentino como esquivando las insinuaciones de Luisa. Y por allí, entre risas socarronas, se escucha la voz de la preciosa muchacha herida, diciendo.
-Que lástima que cuando se es feliz la vida se pase tan rápido. Que contrasentido. Tendría que ser al revés.-enseguida agregando.
Dejémoslo libre al pequeño saltamontes.
5-
Entonces Luisa, claramente conmovida por la incorporación del insecto al círculo familiar, le da aliento a Tábata para que le ofrezca, al bello saltamontes, la oportunidad de vivir con ellos cual si fuera un auténtico canario. Por el contrario, Tábata, cargada de la mas selecta ironía con un toque de sadismo cruel (sobre todo influenciada por las enseñanzas de Argentino que las hiciera propias) exhibe la impronta de un pensamiento, que en buena hora sabe utilizar como vínculo para dominar la situación. Expresando con sarcasmo el siguiente concepto. Que el hecho de dejar de existir es un acontecimiento absolutamente normal, que debería ser tomado sin miedo, e inclusive con carencia de lástima; además de con la comprensión necesaria a sabiendas de ser algo inevitable. Porque cuando alguien fallece, de alguna forma, pasa de inmediato a formar parte activa de la naturaleza; y por ende de la propia existencia del universo. Pero reacia a querer demostrar una sola faceta de su verdadero sentimiento agrega una caricia sobre el lomo de insecto. Además aduciendo sentirse preocupada por la lastimadura de Luisa. Que al observarla dolorida del brazo, hace que se va dando cuenta de la barbaridad que cometió atacando su ser con emoción violenta. Y entonces una y otra vez le solicita perdón de las mil maneras. Además a viva voz expresando que en su momento estuvo ciega por la ira, siendo incapaz de comprender la locura en que se veía envuelta. Y de lo mal que hizo en atacar su integridad física. Reparando en la herida y a la vez avergonzándose de su desequilibrado accionar. Pero al ver que Luisa está entretenida con Argentino mirando de nuevo el globo terráqueo. La propia Tábata le recrimina que odia que cuando ella habla le den vuelta la cara. De todos modos insistiendo en decir que fue una maldita idea haber agarrado la cuchilla para hacerle semejante tajo. Fingiendo en verdad sentirse muy arrepentida; y tanto que mas arrepentida no se puede encontrar.
A lo que Luisa, de manera socarrona, responde, ser lo mejor para ella, llorar la pena para despejar las neuronas de humedad, y así poder safar de la tanta culpa que la oprime.
A todo esto Argentino se mete en la conversación y propone que se den una nueva oportunidad dando el gran paso de una reconciliación necesaria. Que tienen posturas muy absolutistas, lo que a la corta o a la larga las obliga a tener que emplear la fuerza bruta. Que bajo todo concepto lo mejor es vivir en paz. Luisa estando de acuerdo y de su parte prometiendo empezar cuanto antes una nueva etapa de la relación.
A lo que Tábata adhiere además proponiendo dar vuelta la página y a comenzar otra desde un lugar de respeto mutuo. Alentando a empezar cantando una canción de bienvenida al rezagado saltamontes; y así dejarlo libre para que se mueva libremente por la casa.
A lo que Luisa manifiesta estar de acuerdo. Pero a decir verdad sospechando de haber detrás de la actitud de Tábata un dejo de patética sorna.
Y encima que Tábata le dice que si lo suelta a lo mejor el pobre animalito pueda alcanzar el resto de la nube de langostas; que quizás aún se encuentren cerca.
Y así es que logran regresar al lugar del principio donde se trataban de manera cortez.
Argentino nuevamente proponiendo que hagan un juramento de ser buenas compañeras de ruta dejando de competir al cohete. Las dos muchachas diciendo al mismo tiempo, con énfasis, la palabra prometido. Queriendo además cantar una canción a dúo. Luisa de inmediato proponiendo aquella tan conocida que dice: Cantando al sol como la cigarra después de un año bajo la tierra...
Cosa que hace que Tábata comience a recriminar, ya que detesta las canciones propiedad de los populistas. Pues entre otros prejuicios concidera esa canción como una bandera de los populistas. En tal caso prefiriendo cantar la marcha fúnebre. O parecido, mientras Luisa tocá la guitarra, ella hacer sonidos con la voz como de estilo fantasmagóricos. Por su puesto haciendo de inmediato una especie de segunda voz, como jugando con un precioso sonido que dice: Um, um, um. Um, um, um.
Y a su vez Argentino, que fascinado aplaude, cual si fuera algo muy groso; delicioso para el oído receptor del canto. Pero por piedad hacia Luisa, que la observa tan indefensa, Argentino, para nada convencido, augura que podrían conformar un dúo fantástico, que en poco tiempo lograrían ser muy famosas. Consiguiendo que sus canciones sean cantadas en todos los estadios; además de las mujeres vestirse con la misma ropa que ellas. Agregando sin que se le caiga la cara de vergüenza, que quisiera poder escucharlas eternamente. Escuchar y escuchar su música. De momento queriendo seguir escuchando cantar a Tábata mientras escucha tocar la guitarra a su hija. A todo esto Tábata sabe que miente pero hace fuerza por auyentar la actitud de burlarse.
De todos modos ocurre que la guitarrista está limitada por la lastimadura, lo que provoca que sea un momento de mediana entrega; de además Luisa estar fingiendo tener la voz afónica por causa de ir a abuchear al presidente. Más entonces impera un manto de duda que a todos les permite aceptar cualquier desajuste o incertidumbre que pueda estar alterando el recital.
Pero no obstante a Luisa se le hace difícil tener que soportar la cara de Tábata donde de los poros pareciera emerger sopa de caldo de gallina. Que la desafia a que confiese lo que se propone insistiendo en querer lograr que sus sentimientos estallen desquiciados por la desvalorización; además debiendo soporta sus ironías de horripilante tufo.
Momento de ojos abiertos y cejas para arriba, que Argentino sabe aprovechar como para evacuar un tremendo sentimiento de culpa que tiene, porque sin desearlo metió a su hija en tamaño problema de andar a la deriva por el océano Atlántico. Además de pensar que su primogénita iba a estar muy segura bajo la jurisdicción de sus dominios, siendo que el resultado que se da indica ser todo lo contrario; encima con un a herida en el hombro que mas que doloroso parece ser humillante.
Entonces sucede, que en medio de la refriega verbal, Tábata, como inspirada por la voz de un mandato, con el puño cerrado golpea sobre la mesa, aplastando a la pobre langosta, desde luego acabando con su vida bajo todo concepto.
Despertando la lógica reacción de Luisa, que de momento tan solo atina a preguntar el porqué de hacer esa salvajada. Recriminado a viva voz que resulta que estaba cantando lo más bien y de pronto mata a la langosta con absoluta impiedad. Qué sin duda es una actitud de persona desequilibrada por demás; seguramente influenciada por la ideología de los soberbios imperialistas.
Aparte, balbucea cargada de impotencia, el pensar en la posibilidad de llevarse bien, pero de inmediato llegando a la conclusión de mejor cuidarse de su neurosis. Al instante volviendo a la carga en expresarse incrédula, de haber estado calculando el poder reconciliarse en serio. Además de intentar una aproximación amistosa. Per en cambio se despacha con un acto de inmensa omnipotencia. De repente aplastando a la querida mascota; que en esas circunstancias era un algo significativo. De inmediato solicitando que le explique cómo hacer para entender dicha tamaña osadía; que de la alegría absoluta ahora resulta que están metidos en un triste cementerio.
Por su parte Tábata se defiende argumentando conciderar al insecto estar sufriendo, al éste saberse perdido e imposibilitado de poder alcanzar al resto de la plaga. Suponiendo, sin poner al poder de la consulta, que sería preferible que muera a que siga sufriendo.
Y aparte de las absurdas escusas del maltrato evidenciado. Cambia el ángulo de la intervención sugiriendo que por tocar la guitarra con tanta energía, a lo mejor pueda provocar que se le abra la herida. Por lo tanto tratando de dar un golpe de timón como para así cambiar el rumbo equivocado. Aparte porque considera que la herida es por su culpa, por lo tanto al haberse establecido un armisticio ella viéndose en la obligación de velar por su seguridad. Además la trata de tranquilar, por que Luisa, aunque también Argentino, quedaron perplejos con la actitud de destruir algo que en cierta medida los mantenía en comunión. Testaruda Tábata arremete con la simple escusa de siempre andar apoyándose en la experiencia para hacer lo que hace guiada por la buena fe. Y ante el silencio sepulcral de sus compañeros de travesía en vez de pedir disculpas se queja de verlos consternados.
Y para colmo de males el cadáver de la langosta se hubo caído al piso donde trascarton terminó siendo aplastada como colilla de cigarrillo.
Por su parte, Luisa, queriendo decir que la inesperada reacción que tuvo hace que la odie definitivamente. Pero sin embargo prefiere callar y permanecer lo mas indiferente que se pueda. Y al cabo de una pausa prolongada. Al revés de lo que se había planteado. Le dice que seguramente ocurre que por andar todo el tiempo pensando en lo mucho que goza con los otros hombres; fuera de Argentino. Entonces seguro le cuesta registrar la realidad de manera sana y sencilla, estando como ida y ausente del presente continúo. Atacando nuevamente con afirmar que esos amoríos que vive con tanta pasión la ponen al margen de una sintonía adecuada con los buenos modales. Pareciendo ser que sus acciones provocan más daños que los tifones.
Entonces Tábata le sugiere a Luisa que evite andar sufriendo por el destino de los insectos. Y sacando garra del fondo del alma le propone un intercambio de virtudes; ella, Tábata, prestando su imaginación por un rato; más con ello dejando saldada la deuda. Y una vez su imaginación estar presta a trasladarse, por medio de accionar correctamente el Bluetooth de su intelecto, con ello irle pasando al cerebro suyo (y ahí Tábata provoca un sonido con la vos que dice bru, bru, bru) y enseguida arremete diciendo que por gracia de la transferencia de datos, sus ratones le van a ir llegando al cerebro. En especial con una de sus experiencias sexuales favoritas, de una pose espectacular que practica con uno de sus amantes; que vendría ser una fiera en la cama. En tanto que ella se debe hacer cargo de esa transferencia, mas una vez metida en la cabeza, la debe poder procesar y así transformarla en una fantasía propia; en adelante su fantasía prestada. Para de esa manera hoy mismo por la noche poder masturbarse a pleno; omitiendo tener que utilizar las imagenes suyas, las propias que se suelen tener en la biblioteca de la libido. Que más que seguro en su caso deben ser pobrecitas veladas fotografías mentales, tan pobrecitas ellas, carentes de toda reminiscencia pornográfica. Precarios ratones de ella con su anhelada pareja, por todo concepto, Argentino, los dos desnuditos haciendo la chanchada con el impúdico insesto; dando por tierra con lo establecido por la ley de los hombres, y así poder tener algún orgasmo aunque sea por primera vez en su vida.
Entonces esa palabras que se correspondieron con Tábata, que acompañó el discurso con gestos por demás obscenos, dejaron el ambiente cargado de la sensación de en cualquier momento volver a suceder un hecho de violencia física. Donde por este motivo Argentino se ve obligado a intentar suavisar el contenido de la charla proponiendo que eviten encontrar respuestas a lo que cada una diga. Que mejor sería que se la pasen esgrimiendo sonrisas de superación, de además darle una oportunidad al silencio.
Y lo que continúa es un grato momento de honda reflexión acompañado con arpegios de guitarra criolla; que paradójicamente hablando, el propio Argentino se encarga de interrumpir para agregar unas palabras verdaderamente innecesarias; diciendo que por un insecto no vale la pena ir a una guerra y así perder la posibilidad de vivir una vida en paz.
Y de manera imprevisible, Luisa responde que en definitiva tiene razón; pero que la amistad se aprecia en los momentos límites donde debe primar la cordura.
Para lo cual, Tábata, algo desorientada, intenta justificar sus arranques de brutalidad, de mujer que se le salta la chabeta por nada, por sentir celos de ver a Luisa todo el tiempo en actitud provocativa para con su pareja. Que ya se lo explicó mil veces, que siendo su hija debería comportarse como una visita. Que por ser tan desubicada le asiste la posibilidad de recibir a cambio una reprimenda, o muchas reprimendas por parte de la persona que perjudica. Otra vez agregando un querer advertirle, que aparte de Argentino ser un fruto prohibido, por el hecho de ser su padre, está ocupado con ella, que es señora muy bella; y aparte ama como cantante personal; con quien además convive chocho de la vida.
Para lo cual Luisa acusa estar sorprendida de como la naturaleza a jugado a favor de ella precisamente mandando la grave tormenta y así dejar flotando la casa a la deriva, porque seguramente Dios los quiere ver unidos. Que la tempestad, salida de todo cálculo previsible, fue causada por la naturaleza gobernada por el Supremo, en especial para que de inmediato deje de ser la pareja de Tábata y pase a ser su nuevo amor recién estrenado. Y además dice que desde que ella entró en la vida de Argentino, Tábata ya no es nadie; o mejor dicho, es una simple amiga de la casa. Porque una vez que nace un amor el otro se borra y ya no queda más nada. Insistiendo en agregar que resulta insensato por parte de Tábata, que insista en querer que a partir de su llegada, con todos los derechos que Luisa tiene, pretenda que la relación sea la misma; la principal; la primera; cuando en realidad es todo lo contrario; la secundaria; la que va terminando. Rematando la apasionada alocución con solicitar que se olvide de Argentino pues ahora es de ella.
No se hizo esperar la categórica respuesta negativa de Tábata, asegurando que para nada es así; pues cada minuto que pasa están cada vez mas unidos. Pero disconforme con esa respuesta tan diplomática, a cambio le hace expresa una pregunta sencilla; como para que reflexione en serio y deje de hacer el ridículo. Entonces le pregunta que cree que va a pensar su madre, nada menos que la legendaria Bety Nilda; de además que va a opinar el mundo cuando se entere que la hermosa hija de Argentino quiere tener relaciones con quien la engendrara; alentada por el solo hecho de recién conocerlo y no importarle las leyes naturales. Agregando a su discurso intachable, la intriga fulminante de invitarla a pensar en lo que opinarán los Fernández. Sumando a esta premisa imbatible la idea de ser imposible querer cruzar esa barrera alta sin pretender que te arrolle una locomotora. Pronósticando para su vida, ser azotada por un flor de crudo invierno que le irá a caer sobre su
espalda.
Y por su parte, Luisa, como mascando chicle, le devuelve la pelota diciendo que para nada le importa lo que digan los demás.
Argentino de costado, tomando con su mano, el antebrazo de la que cree su hija; a la vez expresando, de manera sencilla, una verdad ineludible, de en la vida salir el sol allí donde las personas se abren a la sociedad para satisfacer su demanda con el aporte de una entrega desinteresada. Porque si eres buena persona la sociedad siempre te va responder con un grato verano entre uvas de un enorme parral. Pero haciendo todo lo contrario a lo establecido, ahí el propio pueblo te va a tirar tomates mientras te abuchean.
De esa manera haciendo seria advertencia de no ser lo mismo nadar a favor de la corriente que en contra; pues le advierte que hay una gran diferencia.
Para lo cual, la empecinada Luisa, expresa no importarle la diferencia que pueda llegar a existir, de la sociedad mirando con ojos inquisidores, o por el contrario con ojos de amigos de verdad. Que ella piensa solamente en su felicidad. Que el resto poco le importa. Solamente haciendo votos por poder tener a su lado a la persona que ama. Que sólo necesita la aprobación de Argentino para sentirse recompensada; y que el resto no califican. Que para nada le importa la opinión del diablo. Insistiendo en decir y remarcar que prefiere ir a la guillotina o vivir con traje a rayitas sosteniendo una enorme bola de metal, antes de apagar el fuego que lleva dentro.
Y allí se produce una pausa donde de golpe la propia Luisa abandona la idea de ensalsar el sentimiento de amor hacia Argentino, para reparar en el bollo que quedara de la pobre langosta, a cambio diciendo, herido el orgullo, que Tábata no debería haber matado al saltamontes para darse fuerza en manifestar lo que piensa. Que ahora por haber hecho éso le van a salir de las orejas ramas de una enredadera similar a la que hay afuera.
Y así son las palabras de Luisa lo suficientemente poderosas como para hacer a Tábata en cierta medida recular cambiando de actitud. Y entonces es que Tábata le propone que acepte de su parte una nueva oportunidad de poder llevar adelante una relación amistosa. Siempre y cuando se rescate y se de perfecta cuenta del pésimo camino que escoge al pretender transar con su pareja; o concubino; o cómo lo quiera llamar. Que además, y no es un detalle menor, se trata de su legítimo padre. Agregando Tábata un último pronóstico, aclarando primero que no habló antes con Argentino, porque entre otras cosas no hubo tiempo, y ella bien lo sabe. Pero por conocerlo a fondo perfectamente sabe como piensa y seguramente está de acuerdo con ella. O sea que cualquier relación entre ellos, fuera de la filial que los une, va a resultar imposible. Que mejor va ser cambiar de chip y reinventarse nuevamente.
Y encima, Argentino, al revés de lo que Luisa espera. Sin dudar agrega, a los dichos de su amiga Tábata, que de su parte, se siente agradecido por ayudarlo a hacerle entender a Susana que mejor recapacite y que revea su arriesgada postura. Al instante machacando la idea con hacer refuerzo en darle la razón a Tábata y suscribiendo todo lo que dice. Para terminar recalcando que sólo pretende ser su padre; y nada mas que éso.
Y Tábata al sentirse apollada insiste en decir que siendo tan linda, mejor se abra al amor y se busque a alguien de su edad para tener sexo. Dando por descontado que por lo visto y oído bien poco lo practica. Insentivándola a tener relaciones con alguien acorde como para así estar menos exitada. Que aunque le falte un brazo y ande sin una pierna, igualmente seguirá siendo muy linda.
Y entonces Luisa, prácticamente abatida, le garantiza que tiene buena autoestima y que le gusta usar la ropa que elige, y andar por la vida haciendo lo que le dicta el corazón.
Por su parte, un tanto cansada, Tábata intenta ir cerrando la discusión, aplicando un ejemplo no del todo feliz. Tratando de comparar la guerra de Medio Oriente con lo que sucede entre ellas. Entonces dice que el conflicto en cuestión se refiere al imperialismo tener que defender sus dominios. Igual que cuando defiende una colonia de la agresión de los legítimos dueños. Pero resulta que en esta oportunidad la cosa tiene de particular y diferente, que en el litigio entre Israel y Palestina, el imperialismo de rebote debe vérselas con el mundo árabe; que no es lo mismo que un país con escases de armamentos. Y estás cuestiones se resuelven únicamente por la fuerza de la guerra. Lo mismo que va a ocurrir entre ella y Luisa si acaso no desiste de querer conquistar a Argentino. Y si eso se diera, va a ser mejor que se cuide porque la puede volver a lastimar; que cuando se saque una selfie le va a costar reconocerse.
Y así es como el ejemplo parece haber dado resultado. Luisa acepta el desafío de llevarse bien. Pero a diferencia de antes, que trató de callar lo que pensaba, le dijo que ella perfectamente sabe que es un gato, y que cuando le corten los víveres se va a mandar a mudar; en cambio ella siempre va permanecer al lado de Argentino aunque no tenga un mango.
Y entonces Tábata le responde que si ella es un gato en la cama, Luisa cuando canta es un lobo que auya en la montaña. Así para terminar diciendo que ojalá puedan canalizar la bronca pudiendo crear algún tema juntas. Lamentándose de carecer del celular para así poder escribir la letra en el bloc de notas.
Y Argentino satisfecho del final que va tomando la discusión, propone la idea de descorchar otro vinito, para así festejar el poder llevarse de manera civilizada. Diciendo que le parece piola que puedan cambiar el modelo del odio por otro de artistas creativas. Para terminar sugiriendo que cuando vuelvan a cantar lo hagan acelerando un poco el canto.
Entonces Luisa, sin tanto pero, se pone a tocar de nuevo la guitarra.
-Cuidado con la herida.-le alerta Tábata. Además diciendo que en adelante, va a ser como un espantapájaro de hacerle volar de la cabeza las alimañas del mal.-a lo que Argentino responde.
-Buenísima decisión han tomado. Las quiero a las dos por igual. Y felicitaciones. Que nos queda mucho por navegar a la deriva.
-No hay ni el loro. Solo mar. Puro mar.
-Prometan que las veinticuatro horas van a seguir cantando para mí.
-Allí a lo lejos las nubes parecen formar una cordillera de oscura tormenta.
-Mejor hagamos de cuenta que no vimos nada.
-En la cima de la cordillera se ve nieve blanca.
-La costa está ubicada hacia donde el sol está comenzando a caer.
Y si comemos mirando para el mismo lado donde deseamos llegar?
-Si, pero antes, cómo la corriente empuja la casa rumbo al sur, voy a poner el timón levemente doblado hacia donde queremos llegar. Porque si la pongo en ángulo muy cerrado, calculo que quedaremos dando vueltas como el perro que se muerde la cola. Según mis cálculos recién cuando estemos a la altura de Mar del Tuyú, divisaremos la tan mentada playa de arena. Enseguida regreso.
-Susana, antes que vuelva, deseo que me cuentes... Cuando fue que te enamoraste de Argentino?
-Quedé flechada apenas lo vi llegar. Se trata de un amor a primera vista.
Y te juro que jamás de los jamases, reparé en los años que me lleva. Nunca me importó la edad. Porque mientras él envejece yo también lo voy haciendo. Y si es por el sexo, a mí me interesa tenerlo de ha cuenta gotas. No obstante, si pudiera, quisiera empezar hoy mismo. Me derrito por él.
-Te debe tirar la sangre y vos lo agarrás para otro lado. Pobre muchacha, estar sufriendo por un amor imposible. Quisiera poder hacerme a un lado, pero resulta que yo también lo pretendo.
Además, me lo dijo, Argentino piensa que en estas circunstancias, lo más prudente sería establecer un régimen estricto de náufragos; de vivir a pan y vino. Y en lo referido al sexo, nada de lo que estás pensando. Malas noticias, verdad?
-Ya lo creo que sí.
-Mira, Susana, sin hablar de más, voy a intentar ser clara en lo que te quiero decir. Te pido por favor que no le digas a Argentino la fórmula para cantar mejor. Debe ser un secreto que te lleves a la tumba. A parte me parece que se está dando cuenta.
-Creo entender a donde querés llegar. Que aunque me duela reconocerlo, yo también pensé lo mismo...
Cantando tan lento estoy revelado el método, verdad?. He mejorado mucho, pero en adelante voy a intentar cantar a otra velocidad.
-Correcto. Además quisiera evitar verme obligada a tener que matarlo.
-Te parece que es para tanto?
-Fue una manera de decir. Utilizate la fórmula para vos pero no se lo digas a nadie. Él igual canta fenómeno.
-Tengamos en cuenta que es un hombre muy simple. Lo más probable es que aún no se haya dado cuenta.
-Nada que ver. Es un boca suelta. Viste cómo le contó al terapeuta que tiene monedas de oro.
-Justo que empiezo a ser feliz. A regocijarme con la vida, tengo que andar comportándome de manera egoísta.
Ahí regresa.
-Chicas, hablan de que me quieren tanto, pero les importa un comino lo que yo pienso. Cada cosa en su sitio. Vos, siendo mi amiga con derecho, y ciertos beneficios... Y vos, con solamente ser mi hija; donde no pasa nada entre nosotros.
-Decí la verdad. Te hacés el santo, y el sexo es tu canción preferida. No me lo podes negar. Justo a mí, me lo vas a negar, que soy la víctima principal de tu enorme potencia.
-Y vos que sabés si no tengo otra? Además nunca dije lo contrario. Lo reconozco, me gusta hacer el amor. Y además ser un hombre honesto. Y de ser posible devolver a la sociedad parte de lo tanto que me ha dado; y más. Porque siempre el que se mete conmigo a la larga sale ganando. Y el país que amo no ha de ser la excepción.
Cuestión aparte, ya han terminado el último vino; que velocidad! Por lo visto se quieren emborrachar a toda costa.
-Es que queremos disfrutar como sí estuviéramos en tierra firme.
-Que te parece si toco una base, con: do, sol, re. Y vos cantás algo arriba.
-Está bien. Tocá que me despacho con alguna canción romántica.
-Cantá lo que quieras, pero evitando la cámara lenta. Como un ejercicio lo veo muy bien, pero prefiero que canten de manera normal.
6-
Y así se va pasando el mediodía y asoma la tardecita. Almorzando al pie de la escalera, parcialmente sumerjida. Asimismo mirando el poderoso mar; que milagrosamente está por demás tranquilo.
Y entonces vuelven hablar acerca de lo hermosa que es la vida en tanto pasar buenos momentos; y de la inevitable muerte donde luego el alma se fusiona con la naturaleza. Y así también hablan de la sana alimentación, todos coincidiendo en conciderar la alimentación, junto con la respiración, la función mas importante de la existencia. Entendiendo por alimentarse, desde luego el comer, pero también consumir arte, leer todo tipo de lectura; Argentino opinando que cualquier cosa que se escriba enseguida es leída por Dios. Por supuesto hacer el amor también es considerado como dentro de la acción de alimentarse. Y teniendo una borrachera muy especial, de reír y de llorar al mismo tiempo, también se concidera el beber buenas bebidas como un alimentarse.
Que entre ocurrencia y ocurrencia de pronto se escucha cantar alguna estrofa aisladas de canciones de hoy y de siempre.
A todo esto mezclan la bebida sin importarles las olas del mar. Los tres teniendo un tipo de borrachera donde por momentos la histeria se entrecruza con el frenesí. Que cuando toman cerveza, flashean por las copas doradas por el contacto de la cebada con el sol. Pero no obstante la inconciencia de percibir el lío en el que están metidos, hablan solapadamente de los reproches y resentimientos que aún persisten de los minutos anteriores, cual si fuera cuestión escencial de dedicar gran parte del tiempo. Tábata, por momentos olvidando la seriedad del vínculo con Argentino, se larga a opinar que todas las mujeres siempre ven a los hombres como potenciales clientes; sin ser ella la excepción a la regla; que en definitiva se siente una mujer para lo que guste mandar. Y por consecuencia de haber tenido un par de novios extranjeros, hoy día es políglota. Mientras tanto, Argentino, por todo concepto ignorando lo que cuenta su concubina, siente un poco de bronca por tener que escuchar chismes que lo ponen un poco celoso.
Pero sobran las energías como para permanecer quietos, y entonces Tábata, sin que Argentino se de cuenta, con algunos envases vacíos de botellas de vino, cargando las mismas con diferentes cantidades de agua, fabrica un especie de timbal, y con unos lápices se pone hacer una percusión que provoca sonido muy interesantes. Pero de pronto se encuentra con la negativa de Argentino, que pretende que nadie utilice el agua bajo ningún concepto. Aunque de todos modos, sin pedir permiso, Argentino coloca sobre cada uno de los picos de las botellas, barajas españolas, para luego, sobre la superficie plana, poner migas de pan; enseguida invitando a Luisa a comer con las manos sujetadas por la espalda. Y jugando al cóndor que el alpinista alimenta de su peculio, Argentino parece olvidar ciertas advertencias de Tábata, con respecto a revelar la fórmula que considera como propia.
A todo esto el viento cambió de dirección y la correntada comenzó a tirar para el otro lado. Entonces la casa gira, quedando el frente de la Chismosa mirando para la cara opuesta del poniente. Y encima que ahora van navegando hacia el lado contrario a la costa, el futuro pareciera ponerse fatídico al empeorar el pronóstico del clima.
Lo que provoca el tener que platicar acerca del miedo a morir ahogados; que tal vez en una situación límite podría llegar a resultar interesante utilizar el Winchester para acelerar el trámite.
Pero no obstante los nubarrones, aún sale vapor del techo, porque el sol de alguna manera se las arregla para hacerse notar. Pero una sombra gris del tamaño de una sombrilla gigante, avanza cubriendo a su paso la prefabricada.
Entonces, aprovechando la penumbra y una distracción de Tábata, Luisa se anima a darle un beso en la boca a Argentino; a quien las orejas se le pusieron como antenas de directivy. Por este motivo quedando tan sensible que el simple sonido de apoyar la guitarra contra el piso, le retumba en la cabeza cual tacos de mujer que camina por una iglesia.
Para lo cual, se aparta del lado de Luisa y hace el comentario de en algún momento tener que descansar; que mejor hablen de éso. Sugiriendo que lo mas conveniente sería que las chicas se acuesten primero, y que él se quede montando guardia por todo lo que vayan a querer dormir.
Para lo cual,Tábata, con total naturalidad, propone aguantar hasta el crepúsculo, y después de cenar dormir los tres juntos, y adiós con tener que mirar la tormenta que se avecina. Y que sea lo que tenga que ser. Y que venga lo que tenga que venir. Aparte diciendo que con el sueño que tienen seguramente habrán de dormir como troncos hasta el otro día. Y eso tendrá de bueno que no se enterarán de la tormenta. Y terminado el discurso, pone una frase polémica, de confesar que cuando era joven y padecía de insomnio, se iba derecho al boliche hasta la hora en que cantan los gallos. Sin embargo ahora se le cierran los ojos sin poder evitarlo, Tábata bostezando con la boca abierta de par en par.
Entre tanto Argentino hace votos por preferir que nuevamente canten, y de paso que vayan a golpear las botellas sin derramar el líquido.
A lo que Tábata responde que el sonido del mar un tanto la desespera; que está empezando a odiar ese sonido tan envolvente.
Y Argentino que siempre hace mension de los recuerdos, invita a las chicas a tener conciencia que por más que pasen cien siglos, jamás se podrán olvidar de esta increíble experiencia.
Tábata volviendo a renegar del mar diciendo que se siente super mareada a punto de vomitar.
Y Luisa que se atreve a responder que están tomando alcohol como si fuera fin de año. Que nunca en su vida bebió tanto.
Para lo cual Tábata se decide a preguntar a Luisa si es socialista o es comunista. Porque de peronista tiene demasiado poco del perfil indicado.
Entonces, sin preámbulo, Luisa declara que primero fue comunista pero después se hizo socialista; pero de un socialismo que está emparentado con el comunismo primitivo. Porque Luisa dice que le parece que el socialismo es más justo que el comunismo; porque el comunismo está enfocado en competir con los capitalistas, y ella quiere un mundo austero, donde haya muchos artistas. Y los comunistas se la pasan hablando únicamente de la clase obrera. Así dejando flotando la pregunta de que pasaría si no hubiera fábricas; luego de una gran guerra habiendo solamente artesanos. O asimismo los obreros ser reemplazados por robots.
Aparte manifiesta que le agrada la idea de que los humanos puedan socializar equitativamente la riqueza; fuera de explotar los recursos naturales más allá de su capacidad. Y que el peronismo de la línea de los Fernández está muy cerca del ideal posible. Pero ocurre de malo que la economía entra en estado de déficit permanente, y por tanto hay que endeudarse sin posibilidad de otra cosa. Lamentando Luisa no poder encontrarse la manera de provocar el crecimiento; que finalmente pareciera venir de la mano del comunismo o del liberalismo.
Además, aclara, que al saber que Stalin mandó matar a León Trotsky, ahí dejo de ser comunista. Porque piensa que los comunistas utilizan a los socialistas para igualar pero finalmente después los traicionan.
Por último manifiesta un deseo de que las potencias en vez de arrojar tantas bombas para destruir ciudades enteras, porque mejor destinan ese potencial explosivo cómo para solucionar el problema de la escases del agua; y donde no la hay crear grandes ríos, inmensas lagunas; en África, en Asia, en India. Pero sobre todo en África.
Entonces Argentino le deja picando el bichito de la duda al informar a Luisa de que él está seguro que a Trotsky lo mataron agentes de la CIA haciéndose pasar por sus propios camaradas. A lo que Luisa acostumbraba a la resignación manifiesta darle igual porque aquello pasó hace mucho y ahora es historia vieja; siendo que ya se deben haber zanjado las diferencias. Además es absurdo pensar que alguien pueda estar exento de sabotaje; de la contaminación cruzada de la política.
Por su parte, por momentos, Tábata tiende a devanarse los sesos pensando en ser conveniente intentar direccionar la casa cual si fuera una embarcación náutica. Porque ocurre que Argentino solamente hubo colocado una tabla que vendría a ser un timón, y eso le causa mucha incertidumbre, pués concidera una negligencia tremenda abandonar el timón para dedicarse a tomar vino; aunque en el fondo reconoce que por más que Argentino se quede tratando de pilotear la casa hacia buen puerto, el mar irá hacer lo que quiera con ellos.
Por otro lado, en la medida que Luisa va logrando acaparar la atención de Argentino, la propia Tábata va quedando rezagada en el olvido. Y al tratársela como a una verdadera desconocida, eso la hace sentirse peor que al saber la nave sin gobierno. Entonces decide romper su silencio diciendo la hora según su parecer; que según por donde se encuentra el sol, ya deben ser mas de las doce y media.
Para enseguida agregar que tiene la fea intuición que habrán de estar náufragando por mucho tiempo, y que para llegado el verano aún seguir en veremos; para lo cual propone aprovechar a vender tragos para los surfistas.
Y Luisa que desea evitar pensar en las pavadas que dice la cantante. No obstante anuncia que para la primavera tiene pensado venirse a vivir con su padre. Aclarando que no sabe para donde señalar, porque quiere decir, a la casa de su padre, pero resulta que la casa está flotando en el mar.
Si todo saliera bien y se salvan, Tábata les propone a sus compañeros de travesía pasar la Navidad juntos. Y enseguida agrega, a modo de broma, que si por esas cosas de la vida Luisa logra convencer a su padre de ser su novio, y él acepta, que por ella no se hagan problema por que se hace a un costado; entre otras cosas para poder ser su amiga; con lo cual desea ofrecerle algo que aprecia mucho. Insistiendo en decir ironías acerca de como le apena verla desear con tantas ganas a alguien manifestadamente inalcanzable. Y Argentino, con la boca llena de vino, pega un grito diciendo que está podrido que hablen de él dando por sentado que hará lo que le ordenen. Además solicitando que dejen de presuponer que a todo dirá que si. Volviendo a repetir que Luisa es su hija y la va a tratar como tal. Pero la amiga de Susana hace oídos sordos y lo desafía a hacer con dos monedas de oro los anillos de compromiso.-a lo Tábata le responde, cual si todo le diera lo mismo.
-Si vos logras que te diga que si, te prometo que yo me hago a un costado. Pero que no sea ahora porque no sé nadar.-y a esto último Luisa le responde.
-Si te mandás a mudar, la va a pasar tan bien, que pronto vas a caer en el más absoluto olvido.
Entonces Tábata dice, que quisiera poder reproducir los pensamientos para que escuche la canción de la indiferencia.
En tanto que Luisa, al sentir el vacío de Argentino, vuelve a la carga con el tema de la política, con la simpática ocurrencia, de que hoy día el individualismo de los libertarios se está viendo beneficiado por gracia de las vitaminas y los anabólizantes...-y así, medios borrachos, siguen hablando cada uno metido en su película.
Es de destacar que hace apenas un rato estuvo la luna en cuarto creciente, tímidamente compartiendo la mañana con el sol de compañero. Pero las nubes avanzan, amenazantes, y todo lo van tapando como cuando se cierra el telón de la ópera.
Y de golpe el sensor enciende las luces de afuera y hasta el propio sol se ve sobresaltado.
Por su parte Argentino cansado de escuchar a su hija hablar de noviazgo, empieza a pensar que a lo mejor tenga algún tipo de retraso mental; costándole entender que siendo hija de dos buenos cantantes, sea tan poco expresiva. Pero es tan bonita que suena improbable que sea retardada.
Y otro tanto le ocurre con la hermosa Tábata, que se vanagloria de la permanencia a su lado, y de repente se ve endosado como un cheque al portador en beneficio de su contrincante.
Por su parte Luisa se dormita y sueña, conque los brazos de Argentino la rodean. Y que ella cree que su barriga está llena de comida, pero al final es que está embarazada.
-Tomé mucha cerveza y vino, quiero hacer pis.-dice Luisa presa de escalofríos apenas se despierta de ese hermoso sueño.
-No hay problema. El caño de desagüe desemboca en el océano.
-Estamos al horno, allí estalló un relámpago; largo como la raíz de una planta rastrera.-pronostica Luisa mientras se dirige al tolette.
Y debido al mal tiempo que se avecina, nuevamente se sienten al borde de la catástrofe, teniendo pocas esperanzas de sobrevivir. Para lo cual desean mostrarse tal cual son con su manera de ser y de ver el mundo.
Nubes oscuras, viento arremolinado; más sonido de arcadas estomacales provenientes de una guapa señorita medio descompuesta por la borrachera.
Y Argentino que preocupado por su hija, se acerca al baño a ver si en verdad la puede ayudar en algo. Por todos los medios queriendo saber como se comporta frente al inodoro. Y entonces, como caminando de puntas de pie, se acerca a la puerta a espiar por la cerradura. Para mas luego ir y venir esperando que Susana regrese, más en esas idas y venidas en la que está metido, sin querer encuentra una botella de vino escondida en un rincón del salón comedor. Descubriendo así, que aparte de todo lo que tomaron, le están dando besos a otra de San Felipe blanco, a escondidas. Y ya, convencido del fraude, alertado de lo que sucede, continúa inspeccionando hasta dar, porque la patea, con otro chablis de la bodega Bianchi. El cuál levanta, y observa, que volteado el recipiente para abajo salen solamente un par de gotitas. Para lo cual queda convencido que ambas mujeres están pisando el corcho, fulero, paralelamente al ritual de la cerveza en darles besotes. Vale decir que empezaron con besos, continuaron con copas, y ahora descorchan botellas tras botella a troche y moche.
Ahora el cielo ofrece un desfile de delicado celaje, cual fantasmagórico rebaño que el viento traslada con parsimonia; siendo que por lo bajo aviva olas cual pliegos de mazapán sobre la superficie tranquila. Y trascarton, la naturaleza que ofrece una santa garúa, pareciera de bautismo por la tarde anclada en el tiempo.
Cuando de pronto aparece Luisa recién salida del excusado, haciendo queja de la herida estar pronta a infectarse.
Mientras tanto la prefabricada se mece cual si fuera el canasto donde viajara Moisés. De a ratos haciendo entrar agua al pasillo; álgido suceso como para los navegantes un tanto asustarse; donde de todos modos perfectamente saben hacer promedio entre lo simple y lo complejo; prefiriéndose atender los quejidos de la muchacha que se encuentra asustada por la lastimadura estar en proceso de pudrirse. Situación adversa que los invita a unirse en familia; donde todos parecen amarse espontáneamente; con siempre los problemas de fondo estar a la orden del día.
Pero así como existen adversidades, también aparecen las soluciones, Argentino comenzando a observar la herida. Enseguida prometiendo, mas adelante, agarrar una aguja de coser y esterilarla por medio de un encendedor, donde mas luego ha de efectúar un orificio que ofrezca salida a la pus. Pero justo en ese punto del relato, antes de oficiar de enfermero, se dirige hacia la popa de la Chismosa para enderezar el timón que se encuentra levemente torcido. Además piensa que lo mejor será curar a Susana cuando la herida comienze a latir; aunque siempre debiendo permanecer alerta, cómo para evitar recibir otro beso en los labios. Para lo cual, tranquilo y optimista, le sugiere a su hija colocar un poco de whisky en la lastimadura, para así esterilizar la úlcera antes de efectuar un orificio.
Pues entonces, Luisa, pálida y tambaleante, antes de que suceda la prometida sanación, aprovecha para darle un beso, pero esta vez a la botella whisky.
Mientras Argentino mira hacia el exterior en busca de alguien que venga a rescatarlos, de tono distendido solicita explicación por esas botellas que encontró escondidas. Solamente encontrando evasivas que finalmente se convierten en pícaras sonrisas.
Y así es que de a poco los rencores entre las muchachas van quedando sin efecto, surgiendo comentarios rimbombantes acerca del temor de padecer dolor o postración, ya sea producto de las enfermedades; o a si mismo por un inoportuno accidente. Entonces, mientras Argentino explica como será la cirugía, Luisa, asustada se disculpa diciendo que tomaba a escondidas para poder sobrellevar el presente naufragio.
Y ahí es que Tábata, mientras busca la aguja; que luego se irá a esterilizar con fuego; le sugiere aguantar el pinchazo porque verdaderamente esa curación vale mucho la pena. Y paralelamente a buscar el costurero, corta un alfajor de maicena en cuatro partes iguales, y le ofrece una porción a Luisa.
Y porque aún falta bastante para la infección ponerse peligrosa siguen conversando sobre la realidad y también cantando; Luisa sintiendo que dentro de su cabeza todo está mal; además de cuando cierra los ojos ver aparecer el rostro del presidente en la pantalla oscura de los párpados.
De esa manera dándose comienzo a un popurrí de sambas, a fuerza de la voz de Tábata, como siempre haciendo vibrar la gola, en esta oportunidad sin otro acompañamiento que el de los timbales.
Y el hombre enojado por saber a sus amores enfrentados de pronto se enternece al observar tanta belleza junta; física y sonora.
Y no obstante el éxito del improvisado timón estar dando buenos resultados, Argentino se niega a quedarse esperando los elogios pertinentes, de lleno entregándose a enriquecer las canciones con su propio canto.
En tanto que Tábata, de manera canchera, minimiza el asunto de estar borracha considerando que en adelante nadie debe tener miedo a ser libre; además de poder hacerse lo que le venga en gana; incluso beber y beber alcohol hasta el extremo de andar en cuatro patas.
Por fortuna el tiempo sigue siendo favorable donde las amenazas se van disolviendo como aspirinas dentro de la boca, claramente observándose que la casa navega cual si tuviera quilla, y por tanto deciden destapar otra botella de cerveza; por consecuencia las voces del canto saltando los tonos pegando enormes zancadas hacia los altos agudos de tipo enojo extremo.
Entonces Tábata se decide por solicitar
disculpas por haber tomado tanto. Pero ocurre que necesita continuar emborrachándose. Reconociendo, por su entera culpa, estar cantando para la mona. De paso aclarando que en la bebida encuentra el consuelo necesario como para poder sobrellevar la odisea. Y mas luego lo acusa a Argentino de tener cara de enojado, que no tiene sentido que deje de estar risueño. Y como siempre los ojos de Argentino se llenaron de piedad.
En cuanto a opinar se refiere, de lo que sucede con la travesía, ninguna de las chicas logra adivinar el futuro; pero en el fondo sienten que están siendo ayudados como por una varita mágica.
En resumidas cuentas retoman la charla de donde la habían dejado, cuándo hablaban de la posibilidad de una tercera guerra mundial. Argentino, antes de fijar una posición con respecto al problema que en estos momentos aqueja al mundo, hace alarde de afortunadamente las nubes ser pompones blancos agrupados de forma caótica. Y apartada de toda gloria, Tábata, descorcha un vinito más; Santa Ana, cosecha especial.
Y una luz diminuta que sale de la sonrisa de Luisa, le da fuerza a su padre para continuar monologando.
Argentino intenta adentrarse en el tema de la guerra, haciendo mension de una opinión que tiene que ver con cómo se van agrupando los bandos protagonistas del conflicto, con sus respectivos aliados. Y así continúa con una afirmación que da por seguro que el origen del problema está en la vieja disputa, entre judíos y cristiano; ateos y comunistas.
Los rusos comandados por Putin, acusando de nazismo a la ideología predominante de occidente.
-Y ustedes, lo mismo que yo, y muchísimas personas mas, se preguntarán, de qué nazismo hablan? Si los ingleses, los norteamericanos, y toda europa, en su momento lucharon contra el propio nazismo, hasta por fin vencerlo. Incluso arrojando la bomba atómica. Entonces, me pregunto, a que se refieren con esa acusación de nazismo? Punto número uno:
La existencia exige mejores explicaciones que un simple me parece. Entonces se convierte en muy cuestionable, el hecho de permanecer indiferentes a lo que la realidad nos propone. Para lo cual les pregunto. Es posible que en una situación tan delicada, se utilize el lenguaje de una manera simbólica? Digo, que una potencia mundial, vaya a estar utilizando el término nazismo de manera figurada?; cuando, además, en los noticieros, se pueden ver a los soldados rusos, en combate, insultando a los soldados ucranianos, acusándolos de ser uno malditos aderentes al partido nazis? Entonces me pregunto y les pregunto, nuevamente: como puede ser que ahora hayan tantos adeptos a una ideología, repudiada por el mundo entero, que además ha sido vencida con toda claridad? Ideología poco seria, en tanto hace apología de la muerte, por el hecho de sentirse superiores. Concreción y apología. Superiores a quien? Puede ser un ovejero aleman superior a un pequinés. O un mastín a un boxer. O un chihuahua a un perro de la calle. Ni los propios nazis se creen esa teoría de la raza superior; teoría, palabra que le queda grande. Por favor, en todo caso, es al revés: El superior resulta ser el inferior. Quien hizo, lo que ellos hicieron, jamás puede ser considerado un ser superior. En todo caso la gente de color son seres superiores, pues no molestan a nadie, se destacan en todos los deportes, en el arte; dando la ventaja de ser oriundos de un lugar difícil que arde por culpa del magnánimo sol; de además haber tenido que soportar las laceraciones que los hombres blancos le infringieron a lo largo de la historia de la esclavitud. Por lo tanto la idea de la raza superior no tiene sustento; no ha lugar; recalca Argentino envalentonado por el entusiasmo de poder disertar de cosas que lo entusiasman. Pero sin embargo, se insiste en acusar de nazis a prácticamente una tercera parte de la humanidad. Que hasta los propios judíos de Israel están siendo acusados de pertenecer a esa realidad ideológica del movimiento de la cruz esvástica. Que es una idea del ser superior, una idea que es la nada misma en persona. En tal caso podrían llegar a ser superiores los seres buenos, educados e instruidos, para hacer el bien.
Entonces, Tábata, logró meter bocado en medio de las habladurías de su pareja. También un tanto salpiqueteado por la mezcla de alcohol.
-Te lo voy a decir de esta siguiente manera.-arranca Tábata, luego de haber puesto la máquina en marcha; diciendo.
-Ese Putin es un gato sarnoso, que para perpetuarse en el poder, inventa excusas raras. Y así se convierte en un dictador porque sino no lo vota ni la madre. Pasa que para poder llevar adelante un plan de estabilidad necesitan mucho más tiempo de lo que indica el período democrático. Los dictadores son seres que van pisando pobres gentes para lograr imponer su voluntad. Ha como sea. Todo tipo de escusas utilizan para tener razón. Son unos insectos, unas asquerosas babosas que se alimentan del interior de las cucarachas.
Ahí fue que Luisa soltó una carcajada de donde le salió un escupitajo, cual centro de caracú que se escapa del hueso al ser soplado. Haciendo posible, que en la pausa obligada que se produjo, Argentino pueda retomar la palabra y así continuar con su alocución sobre el seudo nazismo de hoy día.
Entonces desesperadamente, Tábata, regresa al beber de la botella como forma de besar a alguien.
-Al amanecer, el sol volverá a salir, incrédulo, de saber que el mundo puede terminar muerto, sí se tira una sola de esas bombas nucleares. Puesto que el que la arroje, antes que le respondan, va a seguir tirando otras más. Y es por eso que el presidente de rusia habla de un nuevo orden.
Yo estoy seguro que en esas latitudes, se le dice nazismo, a la tendencia del mundo a ir camino hacia la igualdad de género. Porque ellos sienten que la cosa no termina en aceptar las diferencias, sino que además existe un querer imponer que los humanos en general, sean por obligación, adeptos a la bisexualidad; con aparte tener el deber de ejercer esa condición de forma obligada. Y ellos no quieren saber nada: ni con la igualdad de género, ni con el aborto, ni con darle rienda suelta a la homosexualidad.
Una hormiga que salió de una de las macetas, incrédulamente, o quizás con poco deseos de seguir viviendo, se aproxima hasta el medio del salón, donde sin querer, es pateada mientras se va en busca de otro poco más de bebida.
7-
Y así discurre Argentino intentando disuadir la borrachera de las muchachas, con canción de cuna con contenido de la política. Además de amenizar la tarde con enfoques temáticos que son de su incumbencia; donde incluso resultan ser las problemáticas serias cuestiones como para profundizar en grupo. En este preciso momento redondeando la idea anterior en querer ahondar sobre las reales causas de la guerra entre Rusia y Ucrania; que le vienen pisando los talones a la humanidad. Volviendo a la carga con el tema en que los rusos acusan a sus enemigos ucranianos de ser unos verdaderos nacionalsocialistas de la zona del mar Báltico; sin eufemismos pudiéndose esgrimir pruebas fotográficas capaces de demostrar con certeza, cómo en actos públicos los implicados hacen el saludo nazi; además de estar exhibiendo insignias, banderas y brazaletes, del propio movimiento repudiado por todo el mundo civilizado. Qué no obstante ser cuestión de despreciar hasta el infinito lo que sucediera en aquella segunda guerra mundial, como hubo dicho antes, le suena que existe un trasfondo, que sería un todo en si mismo, que tiene que ver con un tipo de cultura occidental que les resulta abominable de adoptar como propia; y que además formaría parte de una estrategia de penetración cultural capas de desestabilizar sus propias costumbres. Insistiendo en querer convencer que detrás de la acusación de ser los ucranianos adeptos al nazismo, existe ese algo que tiene que ver con el tipo de cultura occidental, de la que hablara al momento de descorchar otro borgoña, ligada con los valores morales que por cierto rechazan de cuajo.
Y allí, en plena conferencia, donde Argentino redunda sobre la idea de los prejuicios rusos convertidos en escudos antiaéreos, se percata que Tábata y Luisa se han quedado profundamente dormidas. En la postura de disimular el hecho de estar en el quinto sueño. Con brazo doblado y puño apoyado en la sien; Tábata. Más, manos cruzadas abrazando el mentón a la vez de sostener la cabeza, Luisa.
Entonces una vez que se cerciora de la nueva realidad de ser el único que se encuentra despierto. Decide llevar a las chicas a la habitación y acostarlas juntas en la cama de dos plazas. De a una, llevando abrazada, caminando con sumo cuidado, ayudado por ellas mismas, que cuando llegan enseguida se acomodan en el aposento, siguiendo estando dormidas sin conciencia de lo que hacen. Para finalmente apoyar sus cabezas en la almohada, mientras observa las virtudes de sus excelsas bellezas. Con más luego abrigar sus cuerpos con frazadas que las hacen querer seguir durmiendo; y así cumpliendo con la misión de ofrecer un merecido descanso a quienes considera personas insustituibles.
Por este motivo quedando abierta la posibilidad de cuando ellas despierten él poder dormir aunque más no sea el equivalente a una siesta prolongada.
Y mas luego de arrojar un balde de agua de mar en el inodoro vomitado, en unas bolsas de residuo fue colocando los envases vacíos de vino; que ya no sabe si lo que le parece demasiado vendría a ser una moralina.
Y de paso de quitarse de encima las botellas, también embolsa la basura en general. Residuos que tenía previsto arrojar por la borda, pero que por el momento, ayudado de un rapto de conciencia ecológica, hace frenar el impulso, abortando el hecho de cargar de mugre el desdichado océano; y todo por la gracia de un lapsus de cordura donde pudo meditar en lo contaminados que están los mares por culpa del tanto plástico que se produce.
Y mas luego de un somero balance, siente que le cuesta asumir lo que está viviendo. Pero al ser tan real y elocuente la cárcel donde cayeron presos, de a poco se va como familiarizando con la idea de ser unos verdaderos náufragos.
Y así de resignado, además de impotente por lo poco que puede hacer para forjar el mal trance, se pone los anteojos en querer revisar la agenda. Como primera imagen recordando a su cliente apellidado Albornoz, orejón y narigón, quien le obsequiara el hermoso lechón que aún permanece crudo. Con ello haciendo revalorización del trabajo de realizador de trámites. De cuán satisfactorio le resulta recorrer los registros y respetar a la clientela; además de atenderlos a todos por igual y como se debe. A la vez de hacer crecer el negocio cuánto más se pueda.
Además piensa, con los ojos clavados en su propia letra, que desde que sabe la fórmula para la vocalización del canto, se admira de cómo le hubo mejorado la caligrafía.
Cuando de pronto, en ese trance de revisar el pasado, se pone a calcular que por ello le ha de sobrevenir la melancolía; mientras que proyectado sobre el futuro quedará inmerso en la ansiedad. Más con gran sorpresa ve entrar agua del océano al living comedor. De inmediato poniéndose a meditar en cómo sea tener que resistir al desastre; aunque por ello deba remar como un loco ayudado de un estante. Al instante recordando haber quemado todas las tablas excepto el pobre timón.
Se dice para sí mismo, que sería un despropósito, justo al otro día de conocer a su primogénita, venir a morir ahogados dejando de existir padre e hija, así porque si de puro estúpido en haber montado la casa sobre la tierra sin ningún tipo de soporte al suelo. Con lo cual su mente se fagocita en ironías al sentir la felicidad quedando truncada, tan solamente por haber querido ahorrarse un encadenado que haya podido sujetar la prefabricada al piso.
Que no obstante el barullo mental por la sorpresa de ver las olas entrar sin permiso, reflexiona sobre las dos caras de la misma moneda, que luego de girar por el aire pueden llegar a decidir cosas tan diferentes.
Por el brillo del piso mojado se le cierran los ojos del sueño. Que en realidad no lo estaría tanto, pero que lo sobredimensiona por temor a que le vaya a percudir la pinotea. Y así, entre angustias y pesares, logra mantenerse despierto; predispuesto a rezar como una monja.
Con todo lo que se consuela por medio del optimismo, igual continúa haciendo balance de las vivencias de la travesía. Muy registrada en su mente la imagen de Tábata, como confesando al divino botón, de puro borracha, cuestiones que él presupone como ciertas, pero que le disgusta que se las refriegen en la cara; por siempre teniendo anclado en el recuerdo a ella jurando fidelidad de la buena. Para lo cual, de mandíbula dura por el amargo sentir de los pesares, que de igual modo le rechinan los dientes del frío que llega del horizonte, desaloja de su mente la bronca de sentirse un insignificante que se cree un sabelotodo. Volviendo a ponerse a pensar en las mujeres que duermen cual si hubieran tomado una píldora. Que tal vez pueda ser de perdonar el hecho de verlas discutir con tanta vehemencia, pues, toda vez que exponen sus doctrinas después de un rato vuelven a ser personas normales. Entonces decide que mejor, antes de estar masticando angustia, es preferible agarrar un secador y comenzar a quitar el agua. Con luego achicar los charcos con el trapo de piso dentro de un balde. Y así trata de disfrutar del despelote y conectarse con el presente material antes que con el temor a la muerte, intentando que la tarea desplace a la maquinación. Pero con las zapatillas mojadas se siente caminando sobre la nieve sin un par de esquíes. Y mientras seca el piso piensa que estando solo se puede comportar como un inútil; porque la vida es un boleto de ida hacia un lugar sin extremidades.
Cuando de pronto, ve entrar un pejerrey empujado por las olas que vienen de visita. En la grave circunstancia por la que atraviesan considerando ser un selecto manjar. Para lo cual le quita la vida lo antes posible. A la vez de pensar en cuánto odia a aquellos que ponen a los frutos del mar, vivos, a freír en la maldita olla. Para lo cual, Argentino y el pejerrey, respectivamente, convertidos en capitán y en ceviche sumergido en leche de tigre.
Y así, en la mente de Argentino, se da comienzo a una nueva instancia de serias reflexiones, acerca de cómo podría llegar hacer para lograr incidir en el clima. De inmediato llegando a la sabia conclusión de mejor rogar a la naturaleza porque haga salir el sol y por la noche permita que se vean las estrellas.
Pero no obstante conformarse con un clima benigno, comienza a murmurar un sentir acerca del temor, que una vez avivada su hija, en vez de cantar se ponga a leer, (o si mismo a silvar), al momento del cuerpo hacer su balance diario entre el debe y el haber. Y que por ello Susana vaya a contraer la enfermedad crónica que te paraliza el cuerpo. Además de caber la posibilidad de su alumna poder transmitir a terceros la fórmula sin alertar sobre las contraindicaciones.
Y todo el lío por desobedecer a su amiga Tábata, que siempre lo alerta para que sepa mantener la boca cerrada; pero que él, en esta oportunidad, de puro angurriento, suelta la lengua cual si estuviera ofreciendo una fija en el hipódromo.
Ocurriendo, que al darle vueltas al asunto de las desventajas de revelar la fórmula para la vocalización del canto, de rebote piensa que posiblemente ciertas malformaciones congénitas del cuerpo, se deban a que al momento del orgasmo haya parejas que hacen repaso de los problemas existenciales. Que de ser así le viene la necesidad de rezar porque eso no ocurra; pero sobre todo porque vaya a mejorar el clima del momento.
Y en medio de la plegaria observa que el tiempo inestable comienza a descomprimirse. Empezando por haber tres niveles de celajes diferentes. Con una última capa de nubes, que son como gasas de seda, que corren a un velocidad diferente del resto. Para lo cual comienza a pensar que lo mas probable es que sea casualidad el tanto alboroto en el firmamento.
Pero resulta que el viento, que minutos antes parecía querer azotar los vidrios, a partir del pedido es como que los acariciara. Y encima asoma el sol empezando a calentar la prefabricada sobremanera.
Pues entonces hace votos para cuando vea una primera estrella brindar en su nombre. (Y, oh, maldito borracho; se dice sin serlo; mezclar a la naturaleza con los antojos del vicio).
Y por consecuencia de rescatar la conciencia, algo preocupado, se dirige a la habitación a comprobar como anda todo. De inmediato pudiendo ver que las chicas siguen estando en la misma posición que cuando las dejara. Sin embargo por un segundo teniendo la rara sensación de estar viendo doble. Pero a cambio de distraerse con tontas reflexiones, se larga a reflexionar que sería la primera vez que su hija se queda a dormir en la casa; que ojala pueda seguir disfrutando de tenerla consigo. En serio sintiendo que sin duda es el verdadero amor que deberá quedarse por siempre ligado a su destino.
Pero entre rezos y cavilaciones, comienza a observar cómo de pronto el agua del piso de manera ilógica se va retirando hacia afuera; hecho que lo hace persignarse calculando que el magnánimo ha escuchado las súplicas; antes de lo esperado devolviendo soluciones concluyentes; de la tarde convertirse en un lindo atardecer de primavera, y las olas retirarse de la prefabricada.
Aún así, cree estar viendo visiones cuál si el vino le hubiera tocado el alma, o asimismo empastado las neuronas; porque siente como si estuviera en un avión que despega alejándose de la superficie. Que del entusiasmo rápidamente comprueba que en efecto la línea de flotación de la Chismosa se ha elevado con relación al océano. Por lo menos medio metro; y con todo parece seguir navegando. Por lo cual al voltear la vista comprueba que la prefabricada está inexplicablemente elevada. De inmediato acudiendo a su mente la imagen de esas embarcaciones que compiten en las olimpíadas, que mientras corren flotan sobre el aire con solamente las quillas hundidas.
Entonces Argentino llega a la rápida conclusión de algo extraño estar sucediendo. Para lo cual decide indagar al respecto, en un principio no encontrando explicación a tamaño fenómeno. Con de ese modo seguir pensando en estar sucediendo un milagro. E instintivamente mira hacia el horizonte en busca de algún edificio. Y ahí piensa en lo bonita que es la civilización con sus ciudades edificadas. Pero al instante se percata que en la bahía difícilmente vaya a encontrar un rascacielos.
Para lo cual se le ocurre acostarse en el pasillo y mirar hacia abajo. Que luego de hacerlo se siente tirado en la vereda mirando por una sucia alcantarilla. Y aún así en la refriega, no alcanza a ver nada fuera de un comprimido oleaje.
Pero sin embargo mantiene la fe intacta, encontrando un verdadero sentido a ponerse a pasar el secador de pisos.
Pues entonces se apresta a la tarea de secar y limpiar el salón; mientras de ese modo ofrece al cielo unos pasos de baile; como haciendo la morisqueta del hombre que se siente comprometido con lo sobrenatural. De ese modo pensando el cuánto miedo hubo quedado archivado con esta nueva situación de estar elevados con el agua del parqué cayendo como en cascada sobre el Atlántico.
Al instante cabiendo la pregunta de si acaso puedan haberse topado con un banco de arena; o asimismo un volcán a punto de estallar en erupciones de fuego. Que según el parecer de Argentino la casa prefabricada está como devenida en una especie de calavera de Cristófalo Colombo. Porque además hay otra cosa que lo inquieta, y es que aparte de parecer la casa estar siendo sostenida por algo (cual el plato terrestre que era el planeta según la teoría de la época de Colón; cilindro sostenido por grupo de elefantes flotando sobre el espacio). Aparte de ello hay demasiados indicios de lentamente la prefabricada estar siendo trasladada con dirección hacia la bahía.
Cuando de pronto, en medio del fabuloso parafrasear en voz alta de lo que ocurre, se sobresalta al ver aparecer un cangrejo cual modelo de pasarela entrando por la puerta principal. Que instintivamente, tomando la piadosa decisión de preservar del pobre crustáceo el alma unida al cuerpo, con lo cual, cuál si fuera una ficha del punto y banca, lo va empujando con el secador hacia el lugar de donde vino.
Y mientras que la tormenta se toma licencia quedando el clima con tendencia a estar parcialmente nublado, no obstante, Argentino, en el fondo de su corazón desea que el clima mejore pero que luego no vaya a imperar la sequía; pues en la zona de campo la falta de agua significa algo parecido a una verdadera desgracia.
Asimismo le entusiasma la idea de pensar, que si la noche viene despejada, la Vía Láctea se podrá ver en su total dimensión y belleza. Un sentir éste el de Argentino pues es fanático de la Vía Láctea cual si esta fuera el club de sus amores. Dando por seguro que aquella gran cantidad de estrellas que la componen, fueron y siguen emergiendo de la boca de un paisano similar a San Cayetano, que estaría apostado en la entrada soltando astros al ritmo de la respiración.
Y así de estimulado por el alcohol y exitado por las tantas buenas nuevas, Argentino murmura ideas trascendentes acerca de cuánto pueden llegar a valer las diferentes almas. Que a manera de interrogación pretende que la naturaleza le conteste, si para ella el ánima de un rinoceronte tiene la misma valorización que la de un pequeño saltamontes.
Y entonces, mientras espera la respuesta, el tiempo sigue mejorando hasta lograr que la tarde vaya perdiendo aquella nubosidad abundante.
Cuando de pronto, mientras se plantea que hacer al respecto de saber que hay debajo del piso, otro pez aparece de improviso, cual si fuera un pariente que viene de visita. Tratándose esta vez de una lisa. Con lo cual, sin pérdida de tiempo, Argentino la agarra del lomo, a la vez de por lo bajo cantar aquella famosa canción que dice: Lisa ya no eres tú la muchachita de la mirada azul. Para finalmente aplicar el mismo procedimiento del garrote vil y más luego cortar su cabeza a la altura de las agallas. Por lo cual, de inmediato, los filetes que de ella extrajo fueron a parar al cebiche del pescado anterior.
Y allí es que Argentino medita acerca del alma de la lisa, que seguramente se hubo incorporado a formar parte de las bondades de la naturaleza. De inmediato poniéndose a verbalizar el motivo de haberle propinado a los pescados unos golpes en la cabeza con el mango de la cuchillla. Porque por esa vía, por unos cuantos segundos el bicho queda medio atontado, oportunidad en que se debe sacrificar sin que por ello vaya a padecer de ningún tormento.
Cuando de repente, cual si la casa estuviera haciendo equilibrio sobre una cuerda, ahora mas que nunca tiene la rara sensación de estar parado sobre un tobogán de plaza, con los pies puestos a cada lado del eje del centro. Enseguida preguntándose si acaso la prefabricada pueda llegar a estar arriba de un submarino; a la vez este queriendo emerger a la superficie, como consecuencia quedando la Chismosa cual una gorra de gaucho de las pampas sobre el casco de la nave. Con lo cual en su mente empieza a afianzarse la idea de tirarse al mar para poder inspeccionar sobre que cosa enorme hay allí debajo. Aunque a decir verdad, le tiemblan las piernas por la posibilidad de encontrarse con un monstruo desagradable.
Sin embargo, al cabo de un puñado de reflexiones encontradas, se decide por poner un espejo enmarcado en plástico en un palo de hacer selfies. Cuestión que de inmediato pueda ir a investigar con una herramienta a favor que le permita saber la verdad del asunto. De rebote pensando, que si el espejo devuelve una imagen favorable quizás por fin pueda descubrir lo que está sucediendo.
Y entonces, a falta de una idea superadora, vuelve acostarse panza para abajo, metiendo la cabeza por debajo de la baranda, además de estirar el brazo hacia afuera a más no poder. Con enseguida afinar el ojo en poder descubrir el misterio que lo tiene en vilo. Y ocurre que al momento de mirar por el espejo, solamente logra ver espuma de mar alborotada por algún tipo de fuerza centrífuga.
Y una vez incorporado luego del intento fallido, se dice en voz alta, para nada poder perdonarse si antes de la cinco de la tarde no logra resolver el misterio, por fin dándose por enterado de qué trata el fenómeno de estar elevados por sobre el oleaje. Y así, irónicamente se dice, hace unos segundos haberse sentido un expedicionario que miraba la realidad abastecido con tecnología de punta.
Pero mas allá de toda ironía, una y otra vez le viene a la mente la impronta de volver a intentar descubrir el motivo de la prefabricada estar siendo transportada por algo muy extraño.
8-
Motivo de sobra para que Argentino tenga que interrumpir el romance con su Stella Artois. Volviendo a intentar llevar adelante la misión de descubrir que hay debajo de la plataforma; de paso debiendo enfrentar la apatía personal que marcha derecho por la senda de la pereza.
Para lo cual empieza por lo mas simple que es pasar una franela al espejo; como para así quitar el vapor de aliento impregnado de gravidas emociones. Donde más luego se pone a revisar nuevamente que el palo de la selfie esté correctamente al tope de estirado. Con lo cual de nuevo vuelve a recostarse boca abajo en la rambla del pasillo. Primeramente tomando el palo por la empuñadura y elongando el brazo a mas no poder. Que una vez enfocado el espejo en el objetivo deseado al ras del mar, vuelve a palpar con la mirada la espuma blanca mezclada con iodo, para así poder desentrañar que hay detrás del remolino. Y por ello es que otra vez hace un gran esfuerzo en tener que agudizar la vista como para poder ver por entre la turbia agua. Que posiblemente sea un monstruo de grandes dimensiones. Quien evidentemente estaría sosteniendo la prefabricada utilizando alguna parte de su cuerpo.
Cuando de pronto, sumado a las sospechas con fundamento, en un pantallazo de denodado esfuerzo de la visión, se encuentra con un par de ojos saltones. Ojos que a vista de buen cubero tienen el poder de cautivar a una posible víctima, útil para su alimentación. Imagen la de los ojos que le impacta en la retina por medio de una especie de vibración, capaz de iluminar el radio entre dos almas de diferentes especies.
Con lo cual sucede en su pensamiento una larga seguidilla de expresiones básicas de sorpresa sin par. Y sumado al estupor le sobrevienen deseos de seguir batallando en establecer un contacto mas directo con el dueño de ese par de inmensos luceros.
Y pasa que durante unos segundos, que a Argentino le parecieron como estar escuchando a los auténticos decadentes, ambos se quedaron en estado de lánguida observación; con aparente signos de ternura por parte del gigante oculto en el fondo del océano.
Pero, aunque parezca contradictorio, seguramente por motivo de la propia turbación, a Argentino le viene la idea de darle otro par de besos a la cerveza que quedara al costado de la rambla.
Cuestión que por el hecho de haberse proyectado en su mente la idea de un futuro inmediato gozando de algo que lo seduce, es que por dicho lapso tan breve de desconexión le provoca cierto tipo de ansiedad que lo hace salirse de la situación primera.
Resultando que enseguida de incorporado, sin poder quitarse la carga de emoción referida a la relación con el prodigio, retrocede inmerso en estado de estupefacción hasta dar con la pared que comunica con la habitación donde duermen las mujeres.
Que finalmente, lleno de jolgorio interior, tiene la urgente necesidad de poner a arder unas hojas de revistas en la propia salamandra; seguramente para mirar por la ventanilla y así rememorar los enormes ojos del posible gigante batracio.
Y pese al gran frenesí, pues además baraja la posibilidad de que sean dos esperpentos y no uno solo, como es lógico de esperar lo persigue la sombra oscura del miedo; de tipo terror. De sentirse un juguete del destino en tener que ser carne de cañón para las fieras.
Y luego de cavilar con la mirada puesta en la eternidad, le sobreviene un fuerte impulso de cantar como Luciano Pavarotti. Aunque finalmente se lo reprime por temor de despertar a las muchachas que parecen dormir profundamente.
Al instante comenzando a pensar en aquella tierna mirada; quien lo hace detenerse a meditar sobre el amor sin conflictos que tuviera con su santa madre.
De inmediato recuperando los deseos de volver a admirar aquellos ojos cual si fueran los de la propia Tormenta. Y por tanto se da manija en repetirse que hubo observado algo de tristeza en aquellos ojos leoninos; o quizás ojos de una vaca que recién se desprende del ternerito. Aunque también medita en la posibilidad que quizás pueda tratarse de un especie de enorme dinosaurio de muchas cabezas.
Pero, saliéndose del trance de investigador, se mira al espejo viéndose totalmente desarreglado. Por ende descubriendo que el viento y los reflejos del nuevo sol le han curtido la piel dejándolo por demás tostado. Aunque, sin embargo, al ahora estar el útil espejo empañado, bien pueda ser que éso lo haga parecer por todo concepto un desahuciado.
Pues entonces quedaron en la ilusión de Argentino, dibujados por toda la eternidad, los ojos del enorme mastodonte; proyectados en la superficie del espejo en medio del agua cargada de turbulencia. Y además los parpados de la bestia, que de tanto en tanto se le cerraban como persianas que funcionan a la inverso. Quedando sumamente impresionado de aquella visión de algo real pero que se esconde como un ratón asustado.
Y en medio de tanta pasión y verdad, en la intemperie del océano todo sigue planchado como en stand-by, con además la luz de la tarde con aspecto mortecino. Y encima el viento que parece soplar sin fuerza, de paso aplacando los deseos de Argentino en beber como un energúmeno; por tanto avivando la voluntad de volver a inspeccionar al ilustre visitante. Cuándo de pronto cree estar escuchando en su mente un tipo de sonido proveniente de miles de cotorras apostadas en una palmera. Que le hace parecer sentir una importante sensación de deber ser, en tener que volver a inspeccionar de inmediato sobre lo que sucede debajo de la prefabricada. Sonido rimbombante que por un segundo lo hizo entrar en la creencia de haberse despertado las mujeres cantando una de Shakira. Pero ocurre que también escucha, cual tremendo despiporre, las llamas de la salamandra cuando hacen sonar la canción de las revistas incendiadas; lo que le da a pensar que está super exitado y que por tanto alusina cual si estuviera soñando borracho.
Aunque, en medio del rum rum mental, lo vuelve a trastornar la vieja idea de tener que romper parte de la casa para usar de leña; y eso un tanto lo retrae de sentirse sumamente esperanzado. Cuestión, la de andar quemando la prefabricada mas allá de los muebles, que lo tiene perturbado casi tanto como que su hija Susana es una aficionada vocalizando. Y si por esas cosas de la vida tuviera que sacrificar maderas de la casa, aprovecharía para cocinar el lechoncito adobado. Con de yapa la posibilidad de poder ser divisados por gracia de la emanación de humo.
Pero sin embargo de estar de sangre caliente por el espíritu de tener que combatir contra una posible serpiente descomunal, le resulta imposible abstraerse de algunos dolores que lo hacen sentirse un octogenario.
Pero no obstante el impasse, decide volver a la carga. Y así sucede pues. Aunque luego de los pasos preliminares solamente logra divisar por el espejo la consabida espuma batida de mar mezclado con río. Para lo cual, por la hora avanzada del día, comienza hacer cálculos que recién mañana volverá a hacer otra incursión por saber que conclusión saca de todo esto. Por tanto pensando en cuánta ansiedad irá a tener que soportar, si se queda de brazos cruzados contando las nubes que corren.
Pero de inmediato se pregunta qué pasaría si aquel ser de mirada encantadora se asustase mandándose a mudar dejando de nuevo la casa al nivel de las aguas. Para lo cual en su sonrisa de hombre emprendedor se dibujan un par de alas de halcón, a sabiendas de conocer que en breve irá a volver a mirar por el espejo. Con lo cual empieza a masticar el sabor del éxito propio de los buscadores de oro.
Pues entonces decide hacer percusión sobre el piso, con cifrados golpes cual un antiguo telégrafo. En tanto que le funcionan las coronarias como los redoblantes de una batería.
Pero ocurre que al estar falto de respuesta inmediata, en primera instancia deduce que se trata de un ser sin ningún tipo de inteligencia. Y al tener que apurar el trámite por que se viene la noche, habla en voz alta, de manera generalizada, dirigendo el discurso a la totalidad del mundo, hasta incluyendo a posibles seres extra terrestres. Así contando las vicisitudes por las que atraviesan desde que la prefabricada se desprendió del suelo por culpa de la maldita inundación.
Además se encuentra negado a insistir con volver a investigar por medio del espejo, pues sin vueltas calcula que irá a arrojar el mismo resultado. Un par de ojos cautivadores en una cabezota impresionante. Por el contrario prefiriendo encontrar otra alternativa, incluso la de exponer el pellejo yendo a nado y buceando. Pero no obstante el coraje expuesto medita sobre lo arriesgado de pescarse una pulmonía.
Por lo cual cambia de parecer barajando una alternativa que tiene que ver con intentar seducirlo con algo de comida. Pues entonces se apresta atar en la punta de un hilo, un churrasco de lechón. Pero no obstante duda de lo que podría suceder si el mastodonte interpreta que debajo del alimento se encuentra una trampa mortal.
Sin embargo tiene claro que por la ruta de la duda, lo más probable es que se termine quedando de brazos cruzados. Más entonces decide hacer las del pescador deportivo, comenzando por sacarle filo a la cuchilla. Que mientras lo hace se repite la formula que lo mantiene activo: Positivo es igual a acción sobre voluntad al cuadrado. Y una vez preparada la carnada, sujeta en la piola el cebo, por medio de un nudo simple. Para luego atar el otro extremo del hilo en la baranda. Ocurriendo que antes de sumergir la linea en el océano, repara en la posibilidad del monstruo ir a interpretar la carne cual un alimento incompatible con su condición. De esta manera una voz interior le empieza a dictar que de haber errado en el menú luego habrá de intentar con alguna verdura.
Y mientras tanto la carnada va camino al fondo del mar Atlántico, Argentino descorcha una botella de Santa Ana rosado. De paso alardeando de cuando perciba un pique irá hacer un fondo blanco. Y así es que al cabo de un momento de tensa expectativa, comienza a observar que la prefabricada de a poco desciende hasta quedar al nivel del mar. Con ello debiendo presuponer que se encuentra interesado; y que por ello hubo soltado la casa para perfilarse frente al bocado. O quizás se trate de todo lo contrario, siendo que el animal se haya mandado a mudar. Que por esta reflexión se empieza arrepentir de haberle ofrecido una cebo a base de carne. Afianzando en su intelecto la idea de en adelante ofrecerle una fruta.
Pero hete aquí que con el truco de samarrear la línea, la casa se vuelve a levantar como al principio. Que ahora en vez de gran desazón siente un poderoso alivio. A parte de experimentar la grata sensación de sentirse acompañado.
Para lo cual, con la intención de hablarle con la mirada, vuelve a colocar el espejo en el soporte del palo de la selfie. De inmediato recostándose en el piso de la rambla. Con de vuelta elongar el brazo todo lo mas posible. Para finalmente cruzarse con los ojos de aquel ser inmenso, al que le empieza a tener cariño. Y allí, atada a la baranda se encuentra la línea con la carnada, la cual vuelve a agitar con el brazo que le queda libre. De esta manera intentando convencer al monstruo que pruebe el sabroso bocado.
Pero de toda aquella acción de querer convencerlo, solamente logra conseguir un guiño del ojo izquierdo. Que no sería poco pero que desestima por pensar estar viendo visiones.
Más, por sobre todo lo que ocurre, observa en los ángulos de la casa una estela como la que deja una barca. Lo que significa, a las claras, que además de ponerse la casa de sombrero, lo está trasladando hacia la bahía.
Llegado el atardecer, graciles pensamientos de Argentino se despliegan por su mente. Justo en el preciso momento en que comienza el arco donde terminada la tarde y el crepúsculo se muestra cargado de luz. Que finalmente son solamente mansas reflexiones en el puro silencio interior. Aunque algunas son palabras que expresan lo que la razón junto con el corazón le van dictando a los labios. E incluso por momentos pronuncia el discurso dirigido al sol que tiende a dar la vuelta hacia otros horizontes. Que como primera medida se siente agradecido, mas que con Dios con la propia naturaleza; de haber mandado a un ser anónimo y misterioso, a querer acarrear la prefabricada de regreso hacia la costa.
Porque si fuera cierto que Dios es el que ha creado al universo, siendo que se trata de un ente apartado de lo material, entonces quiere decir que el universo no es el propio cuerpo del creador, sino una entidad en cierta medida independiente de Él; que bien merece un agradecimiento personalizado y aparte. Pues entonces, la naturaleza vendría a ser para el universo, lo que el alma es para los seres reales. La fuerza vital que mueve las cosas. Con lo cual se puede llegar a considerar a la naturaleza con la suficiente autonomía como la propia existencia de cualquier espíritu. Por lo cual también se hace menester que tenga un nombre propio; y así es que Argentino la llama por su homónimo: Naturaleza.
Y de este modo habla Argentino mostrándose super agradecido de ser la casa acarreada por un héroe caritativo proveniente de las entrañas del mar. Además conciderando que este oportuno ser anónimo, hace lo que hace, tan solo por el instinto de preservar el hábitat donde allí todos son igual de importantes. Haciéndose necesario aplaudir a rajatabla a los hijos de la bendita Naturaleza, que saben brindar ayuda al desvalido sin anteponer condición de devolver el favor con algún tipo de sacrificio. Porque sin duda lo que hace lo hace por amor al prójimo. Pues el ser que tenemos cerca en cierto sentido también es uno mismo. Según el entender de Argentino, una enorme filosofía que robustece la moral por sobre cualquier ideología.
Aunque de todos modos piensa que para que una relación de amistad sea perfecta y perdurable, ambas partes deben ser generosas entre si. Y el solo hecho de ser impulsado en la dirección correcta, es lo que Argentino concidera un verdadero favor merecedor de un enorme regalo.
Porque, insiste en recalcar, que aparte de haberlo puesto a salvo de la marejada, ahora le hace un fabuloso flete en llevarlo directo hacia la bahía. Lo que sin duda lo hace doblemente merecedor de un agradecimiento especial. Y que mejor que recuperar la energía invertida con un poco de alimento de primera calidad. Además de tener que dejarle propina por el solo hecho de tener que reconocer el nunca haber recibido un zarpazo en el bonito espejo. Y por tanto, aunque por ello deba arriesgarse a detener la marcha, se decide por ofrecerle un melón entero. Que de paso, en el fragor de la merienda, a lo mejor pueda conocer la cara del gigante anónimo; que sostiene con la cabezota la prefabricada cual si fuera el canasto que llevan los vendedores de chipás. Entonces sumerge la mano en el mar haciendo un gesto: de por favor esperar que enseguida regreso.
Que como parte de la susodicha recompensa decide ofrecerle un fruto de primera línea. Y apresuradamente va en su búsqueda. Con a su vez haber decidido tallar una zanja en toda la circunferencia del delicioso melón. Así quitando la cáscara del sector del medio. Para luego con un hilo pertinente armar un paquete seguro. Y además, en el sector de la pulpa que quede expuesto, se propone colocar un poco de edulcorante líquido como para que parezca mas sabroso.
Y luego de realizada la tarea sugerida por sus pensamientos, por motivo del esfuerzo empleado y de la emoción sufrida en la refriega, sobre la frente de Argentino se dejan ver ciento de gotas de sudor que se quita por medio del antebrazo. Con paralelamente, en signo de súplica, mostrar el fruto al cielo solicitando compasión del destino.
Y así se sucede un sigiloso momento de espera, solo comparable con el minuto de silencio en los actos públicos cuando se despide algún muerto.
Pero al momento del melón desaparecer en el tranquilo océano, escucha de su mente un pedido de reposo a cambio de no desfallecer sobre la propia rambla; donde, fuera del bullicioso mar, impera un rotundo silencio que hasta los pensamientos de Argentino se dejan escuchar.
Y al momento de inhalar aire puro se decide por utilizar nuevamente el espejo. Más que nada para poder mirar que tipo de respuesta consigue mas allá del fabuloso guiño.
También se dice por lo bajo, que intuye haber acertado con el tipo de cebo; caso contrario ha de utilzar el ceviche.
Pero resulta que la Chismosa vuelve a descender y a quedar flotando como al principio. Al segundo saliendo a la superficie, trozos triangulares de cáscaras de melón.
Con además, cual si lo hubiera deglutido con buen apetito, la casa comenzar a moverse con suavidad en dirección al continente. Apuntando la proa sin necesidad de ningún timón, hacia la bahía de Samborombón. Además con la tripulación femenina durmiendo la mona cual osos en el invierno del Ártico. Al juzgar de Argentino, todo un ideal. Con encima navegar a una velocidad de varias millas náuticas. Que por la rapidez conque se deslizan se va provocando un verdadero viento capaz de despeinar cualquier tipo de jopo engominado.
Cuando de pronto, sin que nadie lo pudiera predecir, asoma por el frente de la casa, una cabeza descomunal, perteneciente a una tortuga gigante. Y por el hecho de nadar a brazo partido, alternativamente emergen sus patas de cinco dedos, dejando en el agua sendas aureolas de espuma, cual del tamaño de cráteres lunares. Y así, brazada tras brazada, con admirable decisión, el quelonio transporta la prefabricada hacia la bahía soñada.
Y en eso de estar mirando para todos lados sin saber que decir, Argentino recuerda tener una gruesa soga, que en esta oportunidad la ha de utilizar para anudar a su cuello y así usar las puntas como riendas. Y de paso ir soñando que dirige a la tortuga cual si fuera el caballo de un carro celestial. Para mientras tanto que navega quejarse de ir quedando ciego de la tanta emoción de observar la hermosa puesta del sol.
Y así se dice, alegre, por fin la experiencia funesta haber llegado a su fin. Con además sobre la espalda, en las ventanas de vidrio, poder ver reflejada la soñada costa Argentina.
Pues entonces Argentino expresa un sentir acerca de su vida estar pintándose de felicidad al renacer de un presente con mucha fortuna.
Y mientras navegan a destino feliz, Argentino se pregunta, si todo esto que ocurre es producto de una manifestación del universo en función de la tristeza por lo que ocurre en el planeta con tanta guerra andando por ahí. Entonces mientras sostiene las rienda con orgullo, llega a la conclusión de ser esto que ocurre una manifestación de la naturaleza seguramente preocupada por tanta devastación. Quedando evidenciado que su bondad carece de límites.
Entonces muy cerca yace la costa altiva junto al río Salado. Y tan cerca se encuentra el sitio de la salvación que hasta podría seguir el trayecto a nado. Por cierto, gran humedal, que mientras tanto llegan aparecen aves a querer saludarlos. Lo mismo que carpinchos y hasta los altos pastizales.
Entonces entre lágrimas de emoción, antes de tener que despedirse de la amada tortuga, se le ocurre la linda idea de pegarle en el borde de la caparazón, unas monedas de oro. Y así lo hace en la cantidad de tres; mientras canta una canción de agradecimiento.
Muere la tarde, apareciendo las primeras estrellas. Las primeras libélulas. Los primeros saltamontes. Quedando de yapa la última claridad que aún no se rinde.
Cuando de pronto, Argentino suma una nueva emoción al poder divisar, a tan solo cincuenta metros más atrás de la costa, una increíble construcción de pareciera ser un fantástico panteón griego. Para lo cual se dice risueño que tal vez allí se encuentren los espíritus de algunos de los grandes pensadores, con ello tal vez dándose la hermosa posibilidad de tener alguna cuota de inteligencia extra.
Aunque por causa de la imperiosa necesidad de sentirse a salvo se le genera cierto tipo de ansiedad que lo hace querer anticiparse al lento movimiento de amarre, e ir en busca de alguna rama donde atar la casa. Pasa que la tortuga es tan grande que a lo mejor opte por regresar antes de llegar a la costa; así evitando complicarse más de lo recomendable.
Y junto a la salamandra
sabe que lo espera una larga noche de guitarra y vino. Mas por ello le sobrevine un aluvión de ideas negativas por sentirse mortificado al tener que quitar tablas de la casa (pues muebles ya casi no quedan) para así poder encender un fuego en la estufa. Que en todo caso, piensa, mejor será juntar ramas del lugar e iniciar una fogata afuera.
9-
Entonces ahí viene llegando la Chismosa, con sus propias luces Led; que son humildes pero que las hay por toda la casa.
Entrando por la bahía llegando está, por cierto un tanto elevada porque viene montada sobre la caparazón de la tortuga; donde el agua no alcanza a cubrir su cuerpo.
Y sin perdida de tiempo y para nada importarle el frío, Argentino prefiere descender con el agua que le llega al pecho. Para luego tirando de las riendas, tratar que el galápago pueda librarse del acarreo y así la prefabricada quedar flotando.
Que una vez logrado esto, retrocede para atar la misma soga en la famosa baranda.
Con lo cual luego avanza hasta que el agua le cubre la mitad del cuerpo; y con un poco mas de esfuerzo consigue llegar hasta donde el mar le llega a las rodillas.
Para cual se hace necesario clavar una gruesa estaca para luego atar el otro extremo de la soga y así amarrar la casa.
Y mientras Argentino hunde un grueso palo le vienen a la mente algunos pantallazos de recuerdos idos. Especialmente de cuando pudo ver por segunda vez a su hija, que estando junto con una amiga suya, que se encontraba de espalda a él; y era gracioso ver como parecía tener prohibido el darse vuelta para mirarlo. De este modo reflexionando que aparte de la tortuga muchas cosas lindas hay en la vida como para saber valorar la existencia. Enseguida haciendo planes de contratar un gaucho que venga con un tractor y lo ayude a arrastrar la casa hasta ponerla en tierra firme; del cual luego su hija se enamore para luego contraer nupcias.
Cuando de pronto ve que la tortuga, por todo concepto considerada un ángel guardián, se haya a un costado como queriendo decirle algo. Argentino haciéndole señas cómo para que vaya subir a la playa y así quedarse tan siquiera a comer lechuga. Pero la tortuga avanza y le devuelve las monedas de oro que tiene sujetas en los labios. Y es entonces que Argentino, sin emitir palabra, muy conmovido le estampa un beso en la mejilla de medio minuto de largo. Para luego cantarle una canción de Vox Dei, con un estribillo que dice así: Hay a mi alrededor mas de lo que mis ojos pueden mirar y llegar a ver...
Y muy emocionado, a la vez de respirando profundo, por la nariz, el aire gaseoso húmedo del lugar, entre el canto de ranas y grillos de paso recordando a la madre de Ricardo Soulé, que fue para él como una santa madraza de jamás olvidar.
Y así la tortuga se marcha sin pedir nada a cambio; ni de quejarse de ser esta región un llano aburrido donde no hay pingüinos y focas con quien poder jugar.
Entonces, mas luego de agitar un pañuelo en son de despedida, Argentino de nuevo repara en el colosal panteón griego; con el pensamiento, porque de verlo más bien no ve nada. Calculando que cuando amanezca lo primero que hará es ir a recorrerlo.
No obstante la oscuridad, adornanda de una delgada luna y las estrellas parcialmente visibles, a Argentino le agrada observar el mar tranquilo y la casa a pocos metros de la costa; que solamente habría que mojarse un poco las zapatillas para ir y venir tantas veces como se quiera.
Pero en vez de dormirse en los laureles sale a enfrentar la noche y en el monte a querer buscar ramas caídas para usar de leña; mientras piensa en su amada Naturaleza, que mas que enojada u ofendida por el asunto de las guerras, seguramente se encuentra dolorida físicamente. Por causa de las tantas bombas y misiles que sin duda le queman el cuerpo. Que es el propio aire y la superficie donde se habita.
Y al poco rato de mirar el entorno, observa que la inundación también ha afectado esta región tan abierta; porque por lo visto pareciera que aquí ha llovido un montonazo.
Que cuando regresa, coloca una colchoneta en el suelo, mientras piensa caer desmayado en la tumba de la almohada; donde siempre antes de dormir da los últimos retoques a las conclusiones del día.
Y al haber tomado tanto vino borgoña se siente como alga bamboleante golpeándose contra los acantilados; que vendrían a ser las propias paredes de la prefabricada. Siendo que el interesante estado de embriaguez fue pasando de marejada de arroyo a tsunami del Pacífico.
Pero lo cierto es que al ver una hoja blanca le da por escribir una nota de agradecimiento. Para mas luego colocar el escrito en una botella y arrojarla al mar. Y así es que con trazo uniforme escribe: Gracias Dios, por mandar a Naturaleza para ayudarnos. Ojalá esta botella sirva como un faro para otros navegantes en peligro.
Más luego pasa que se recuesta un rato y se queda dormido hasta el otro día.
Y en el dormir sueña que Tábata entra en el salón llevando una mesa con ruedas, con su corazón sangrando. Que es un corazón enorme como una pelota de básquet. Y él está besando en la boca a Luisa pero su amiga le dice que no sea imbécil y que se haga un examen de adn que va a ver que es su hija. Pero ellos se ponen a comer una salchicha sosteniendo el embutido uno de cada lado. E insiste Tábata en acusarlo de viejo cochino. Al estar arruinando el prestigio por el hecho de sentir tan sólo el sabor de las cosquillas; porque sabe perfectamente que para nada le gusta esa chica; que al escucharla cantar cierra los ojos cual si le estuvieran por dar una vacuna. Pues entonces le quiere propinar una tunda por incurrir en el insesto de una delicada criatura, tratando de encontrar asquerosa felicidad en el aliento que emerge de la boca; porque dicen que pega como una droga recreativa.
Y pese que entre ellos no existen las amargas discusiones propias de una separación definitiva, ahora se arma un debate intelectual acompañado de mucho doble sentido y crudas ironías.
Con además Tábata que lo agrede físicamente propinando pellizcos, con al frente Argentino, vestido de sacerdote, cantando una canción de Vox Dei, que dice: Ayer no más, una mujer en mi camino, me hizo creer que amándola sería feliz...
Cuando de pronto en medio del sueño se pone a darle a su hija lecciones de teología. Explicando que Jesús Cristo significa sanación, y él adora estar sano. Mientras que Jehová es la pura ciencia precisa, y él ama descansar todo los domingos; porque al conocimiento no solo hay que memorizarlo, sino además aprehenderlo. Y así continúa diciendo que Alá enseña a ser buena gente y él adora estar rodeado de amigos y de hombres de bien. Más después están los Budas, que son las loas lógicas a la materialidad; las cosas que nos llevamos por delante y que nadie puede evitar sentir que son duras. Porque se puede negar un milagro pero jamás un accidente de avión.
Cuando de pronto despierta, ya siendo de día, y así mira hacia afuera, con alegría, la vida nada sencilla, pero tan hermosa que no dan ganas de morir. Como primer evento poniendo su mente al servicio de pensar que para nada desea volver a la ciudad pues aquí está de primera. Mas luego piensa que de ahora en adelante, siempre que compre algo, le va hacer una marca para que nadie se lo pueda cambiar por otro parecido. Terminando la reflexión, con la idea de al menos por hoy, prohibirse rezongar por nada que sea superfluo, ni escuchar lo que él mismo elucubra a menos que sean pensamientos optimistas, prefiriendo dedicarse a admirar las ideas puras, en el sentido de sana pureza.
Y pese al sabor de la saliva, de vino y de felicidad, calcula que en el tema de la guerra, aparte del horror propio de la confrontación armada, los conflictos bélicos mundiales acarrean serios problema económicos para el resto de las humanidad. Sacando como conclusión, de algo que lo tiene obcecionado, que los occidentales imperialistas tienen la tendencia de cuando estan furiosos ir derecho hacia al exterminio del oponente. Que éso es lo que los rusos interpretan como nazismo.
Mas luego comprueba que las chicas siguen durmiendo y se reconoce estar satisfecho pasándola tan bien estando solo.
Y así abre los ojos al día; y al hermoso amanecer. A tan solo las seis treinta de la madrugada. Sintiéndose lleno de placer y gloria estando en su amada casa luego de tanto haber naufragado.
Pero siente el deber de salir a inspeccionar, pues no hay que aflojarle a la vida, pero si a los pensamientos negativos; que siempre hay que pasarlos por el tamiz del olvido.
Entonces antes de salir al pasillo, opta por saber que pasa en la habitación donde duermen las mujeres. Que lo tiene sumamente extrañado el hecho de haber tanto silencio siendo que descansan hace un montón de horas. Pero no obstante le parece espléndido que la casa esté tan tranquila, en absoluta paz y armonía; lo que lo obliga a caminar sigilosamente para conservar dicho ambiente ideal.
Y hete aquí que espía por la cerradura y ve a sus dos amores roncando cual si recién ayer se acostaran a dormir por primera vez en la vida.
Pues entonces, luego de desperezarse como un perro, y de volver a inhalar hondo y suspirar aliviado, repara en su amiga Naturaleza, que es cómo decir: pensar en silencio dando gracias por la alegría eterna que lo determina.
Ocurriendo que luego de hacer extenso un saludo expreso al amanecer, por fin sale al pasillo exterior a ver que sucede de extraordinario con aquel fabuloso panteón de Atenas. De paso estirando las piernas a manera de elongación, pues de lo contrario se siente por todo concepto entumecido.
De inmediato no pudiendo evitar hacer una comparación entre la locura de la travesía con el sosiego que impera en su primer madrugada luego de haber nacido de nuevo. Inclusive haciendo un mea culpa, de siendo poco menos que un astemio, ahora estar en situación de borracho perdido; desayunando un blanco torrontes, cómo si tal cosa. De paso añorando, como para quitarse la resaca de encima, una saludable limonada.
Siendo que el motivo de pretender cuidar el agua del tanque a más no poder, es lo que lo impulsó hacia su entrega para con el alcoholismo, ahora mas que nunca debiendo continuar con el modelo proteccionista. Insistiendo para sus adentros en mantener intacta la reserva del tanque, hasta tanto saber como continúa la historia. Y así es que ahora mismo prorroga la rigurosa veda del h2o del tanque, por lo menos hasta comprobar si están defenitivamente a salvo. Que insiste en pensar que lo mejor será seguir siendo prudentes, pues resulta intomable el agua que hay en este sitio; que es como el agua que sale de un calefon con sarro. Diciéndose por lo bajo, que de todos modos nadie se vaya a atrever querer tomar del líquido del tanque; que de momento solamente seguirán bebiendo whisky, cerveza, y vino. Rematando la sentencia como en un final de rezo pero diciendo buena decisión.
Y en contraposicion a la algarabía interna, con tristeza repara en el galápago qué brilla por su ausencia. Y ante la falta del mastodonte amigo, por fuerza, se le impone la imagen de un gran vacío como el de un agujero negro enquistado en el universo.
Y frente a su instinto de conservación seriamente activado, yace aquel maravilloso panteón griego, inmerso en gruesa neblina, comenzando a ganar la simpatía de sus ojos; que no pueden dejar de mirar y anhelar estar dentro.
Pero antes que nada siente la necesidad de orinar. Y así no más hace pis en el río. Sin importarle que Naturaleza le mire el miembro. Más que nada, porque conoce que la esencia de todas las cosas sabe reaccionar ante los acontecimientos importantes que generan los humanos, aunque para nada en esta oportunidad donde evacuar la bejiga equivale a algo insignificante. Pero sin demasiado asombro ve unos bagres con sus bocas abiertas que parecen decirle palabras de bienvenida; de además, otros peces compañeros, que por la pinta deben ser bogas, haciendo percusión y cabriolas con sus bellas colas sobre el aire. En principio calculando que salen a recibirlo de la mejor manera, cómo un coro de su amiga Naturaleza que se encuentra empeñada en ayudarlo.
Aunque de pronto, algo culposo, debiendo admitir que por vivir en un lugar similar a éste, de a poco se fue familiarizado de la tanta belleza de la cuenca del Plata, por ende considerando estar colmado de la excelencia de la región, como consecuencia habiendo perdido la capacidad de asombro. En términos generales, así dejando de apreciar vivamente: La deliciosa húmedad de las mañanas, el nítido croar de sapos y ranas; que sabe que están ahí pero que ni de cerca presta atención como lo haría si fuera música. E incluso ha dejado de apreciar el hermoso piar de los pájaros de cualquier clase de lugar, que es de las cosas que más deschaban su falta de sensibilidad al respecto. Porque de tan acostumbrado, ya no se sorprende de prácticamente nada que tenga que ver con crepúsculos y amaneceres, con eclipses o lunas llenas, con fosforencia o aureolas boreales. Y así le habla a la naturaleza diciendo que aunque esté acostumbrado y deje pasar por alto infinidad de detalles, de todos modos la ama profundamente; y muchos más desde que lo ha salvado de morir antes de tiempo.
Qué como un tonto le hace ver unos surcos sobre el río que dejan las ramas de un sauce por gracia de la correntada. Pues dice que le recuerdan a sus patas de gallo al norte de las mejillas.
Más luego, hablando en serio, le comenta que lo conmueve sobremanera el transcurrir del tiempo y el movimiento perpetuo proveniente de sus entrañas. Alentando a Naturaleza a contestarle por medio del sacudir del viento; pero eso sí, que por favor solamente sea mandando una brisa reconfortable.
Y así bebe tambien cerveza, brindando por la naturaleza del Creador. Mientras tanto él, risueñamente, comparándose con un montañés que se alimenta con cerveza y más luego de apoyar la copa en la boca le quedan los labios como con espuma de afeitar. Donde después, tocándose la quijada, se reconoce estar barbudo, irreconocible, pidiendo al Señor que le vaya a perdonar la pinta de ciruja que tiene.
Aunque a esta hora es aventurado asegurar algo, el clima pareciera conservar la acostumbrada inestabilidad de toda la semana.
Pues hay escarcha, hace frío, pero de todos modos es bien venida la comparsa del clima pues ahora la felicidad es lo único que cuenta.
De pronto, recordando la leña de palos sueltos que se había propuesto juntar, que le hace querer saber si éso forma parte del cuerpo de la naturaleza o es sencillamente un excremento. Que mientras espera la respuesta, regresa a colocarse las botas de goma que tiene en el galpón; además de tomar el machete para abrirse paso por entre la maleza. E incluso empoderado de la herramienta parecida a un sable, Argentino previene a Naturaleza, que habiendo cenado y desayunado alcohol, ahora cuando descienda algo tambaleante quizás pueda provocar estragos hiriendo algún que otro componente del paisaje del lugar. Aunque luego, recuperando la cordura, al instante de descender cambia de parecer y decide dirigir sus pasos hacia la mole de cemento. De paso pidiendo a Naturaleza que lo vaya acompañar. Además prometiendo hacerle de guía turístico y a no dejarla de araca. Aunque, sin esperar un consentimiento expreso, decide que el panteón de tipo griego, que le tiene el nervio óptico exitado, es lo primordial como para dedicar el tiempo sin distraer la atención con otros quehaceres. Y así es que evita preguntar a Naturaleza que opina de aquel Partenón de Nashville. Ademas de reprimirse saber, si teniendo tantas bellezas en su haber, se puede llegar a sorprender de complejas construcciones arquitectónicas.
De paso rezongando acerca de la neblina exitada que impide ver con claridad aquel panteón de tipo griego, como salido de escuadra y apoyado sobre la maleza que lo rodea. Pero finalmente claudica en el propósito de ser medido, y termina por preguntar sino siente cierta envidia de la magnificencia de aquella verdadera fortaleza. Que por lo menos para él, del tanto misterio que despierta en su alma, se le hace imposible permanecer callado sin expresar algarabía.
Pues entonces desciende y empieza a dirigirse hacia allí, solicitando a su virtual compañera que por favor lo acompañe; que bien vale la pena ir a inspeccionar en detalle. No sin antes dejar aclarado, que él, por su parte, le dice panteón griego pero quizás se trate de una antigua mansión de estancia con galpones adosados, evidentemente deshabitada, que además, por lo que se puede observar, carece de puertas y ventanas. De paso haciendo ruegos hacia la excelsa Naturaleza, de no ser como esas mujeres quisquillosas que se asquean de ver un beodo perdido. Jurando al cielo que en el día de la fecha y hasta que venga la noche, tiene pensado consumir alternativamente cerveza y vino; vino y cerveza. De paso alertando a la fauna del lugar, para que cuando más luego practique algún disparo de carabina: todo el mundo cuerpo a tierra.
Y entonces se dirige hacia la fabulosa construcción hasta por fin acercarse lo suficiente. Pero de momento pudiéndose animar tan sólo acariciar con los dedos la pared de entrada; que cuando lo hace escucha sonar el celular de Luisa. Para lo cual le dice a Naturaleza que lo espere que enseguida regresa. Y así sale corriendo, pues se hace urgente atender antes que corten. Que encima tal vez se trate de Bety Nilda y acaso la convenza de mandar una patrulla para ayudarlos a regresar hoy mismo. Entonces sale a toda prisa para atender el llamado antes que corten. Que enseguida de salir como bala, solicita a Naturaleza que lo espere o si lo prefiere la invita a conocer su casa. Y así es que dejando un zurco en el mar logra llegar sin resbalones. Pudiendo localizar el aparato por el nítido sonido. Con lo cual atiende la llamada justo cuando se corta. De todos modos alcanzando a decir hola, además de preguntar si se trata de la madre de su hija. De manera infructuosa contando que la casa salió flotando. Que quien quiera que sea, si pude hacer el favor de dar aviso a la prefectura. En vano solicitando que tome nota. Que están en la bahía de Samborombón. A la altura del río Salado. Pero finalmente se percata que está hablando solo. Que se ha cortado la llamada. De paso maldiciendo la falta de paciencia de quien sea que haya querido comunicarse.
Aunque de todos modos se tranquiliza al saber que los pensamientos están encerrados dentro de la cabeza; porque en lo único que piensa son en puras maldiciones. Insistiendo en remarcar que a los pensamientos complicados de a poco los irá ha transformar en amnesia.
Mas luego pidiendo paciencia a Naturaleza, solicitando regresar al panteón griego; pero eso sí, llevando el celular por si llaman de nuevo. Jurando que en adelante dejará de hablar en voz alta para solamente pensar en silencio. Invitando de nuevo a su compañera a ir juntos hacia el monumento.
Pero ocurre que de pronto el viento dibuja una magnolia sobre la superficie del panteón griego.
De inmediato Argentinos solicitando que Dios le explique si Naturaleza fue quien hizo éso. De improviso prestando atención pormenorizada acerca de con qué material está hecha la edificación. Enseguida observando que tiene una textura extraña. Difícilmente hecha por albañiles profesionales.
Cuando de pronto su mirada choca con una libélula, que Argentino ingenuamente cree, se está rascando la espalda.
Entonces Argentino de la tanta admiración que tiene, se le traba la lengua; y ayudada por el alcohol por momentos se le queda aletargada. Porque pasa que todo el enorme monumento es absolutamente de arena; y ante ello no existe quien pueda permanecer inmutable. Que en lo referido a opinar sobre algo que sea demasiado contundente, opta por tomar el atajo de un léxico mundano que sabe emplear un modo simple y bulgar para describir una cosa inmaculada, para lo cual amablemente dice: ésto es una masa. Al momento dedicado a brindar por medio de un cantimplora, donde se ha percatado de llevar cerveza mezclada con whisky. Haciendo un comentario dirigido hacia su compañera Naturaleza, referido a que pareciera ser que un hiper gigante quien hubiera hecho semejante castillo. Entonces remata la idea con una ocurrencia referida a que dicho gigante ha de ser el intendente de Punta Piedras. Con lo cual ríe estrenduosamente pero con un risa ahogada que le provoca profundo catarro.
De todos modos a hurtadillas se decide por penetrar otro poco en el panteón griego.
Como primera impresión, insistiendo en repetir que se trata de una fabulosa construcción hecha solamente de arena; de una arena limpia de la que sólo existe en el desierto.
Que quisiera poder mantener la calma y permanecer callado, pero que calcula que le va a resultar imposible, entre otras cosas pues se siente obligado de explicar al detalle todo asunto que lo estremece.
Y así, de la tanta admiración, se pone a cantar como Luciano Pavarotti: oh sole mío, cual piu mai vento, el sentimento de la emocioneee...
De brazos abiertos, de cara al cielo, de paso queriendo demostrar el cariño y el respeto que tiene por todo lo que existe en la bahía de Samborombón. De inmediato solicitando a su amiga Naturaleza, que observe lo que provoca su poderosa voz haciendo caer una garúar de arena del techo. Que entre las notas de su canto optimista, se escucha un crujir de la losa; que se ve acompañada de unas voces fantásticas parecidas a los coros de Pink Floy, venidos de una dimensión cercana; sustentada por una lúgubre mañana con luna en cuarto creciente. Ocurriendo que ante el pequeño descalabro, de comenzar a caer arena de manera sospechosa, se lo termina por adjudicar a la sesión de canto. Por tanto, ante un posible peligro, decidiendo modular el volumen de sus dichos.
Cuando de pronto el viento dibuja girasoles en las paredes interiores; por ese hecho quedando mudo por varios segundos de verdadero estupor.
Que como no podía ser de otra manera, Argentino se lo adjudica a las propias bondades de Naturaleza. Diciendo que suguramente ella se expresa así por estar sumamente compungida. Pues hay muchos refugiados con toda clase de problemas en Medio Oriente. Y sumado a ello, en las estepas rusas irrumpe el ejército ucraniano en replicar la invasión de su territorio. Que hay muertos por todo el campo de batalla; y hasta en los propios cementerios improvisados de urgencia; calculando que por ello, su amiga no logra reprimir su accionar desesperado.
Pero no obstante la seguridad conque expresa su sentir, solicita un momento como para recapacitar sobre lo que sucede de raro; aunque por ello el universo pinche neumático y deban andar sobre ruedas con forma de huevo. Necesitando unos minutos para analizar lo que está ocurriendo en el querido panteón griego. Aunque a juzgar por el descalabro de arena, aún sea hablando, prefiere continuar expresando su ataque de verborrajia de una manera más recatada. Y debido a que el piso es de arena dura como el asfalto pero que lo siente estar temblando. Donde además los faroles de los costados tambien sueltan algo de arena. Pues entonces opta por dejar de hacer tanto bochinche, a cambio empezando a interesarse por saber cuanto mide la inmensa catedral.
De Este a Oeste comenzando a contar los pasos. Llegando a la suma de cincuenta sin llegar a la tercera parte de la edificación. De enormes ambientes que en algunos sectores están abarrotado de muebles de arena.
Pero al momento de empezar a presivirse renovadamente admirado hasta el colmo de sentir escalofríos, de nuevo comienza a escuchar una música extraña, acompañada de un órgano de iglesia, pareciera. Al rato de mirar para todos lados, dándose cuenta que se trata del celular de su hija. Balbuceando que menos mal que lo trajo. Por tal motivo debiendo enfrentarse con una video conferencia. Reflexionado en resultar muy positivo el poder ver a la gente mientras se habla; pudiendo permanecer confiado de con quien se enfrenta.
-Hola. Quien es? -dice super emocionado; mas enseguida con algo de decepción reparando en que no se trata de Bety Nilda.
-Quien está del otro lado? Ah, si, si.
Hola linda muchacha. Vaya que la estás pasando bonito. Así galopando en un caballo sobre la geografía de una playa junto al mar. Magnífico, muchacha. Te felicito.
Seguramente querés decirle algo a tu amiguita del alma; pués me parece muy bien, pero va a ser mejor que me lo digas a mí; que después se lo transmito. Entendido?
Pasa que ella ahorita está durmiendo. Pues dale, decime lo que querés; que cuando se despierte le repito lo que vos me digas.
-Hola? Don Argentino? Me puede ver? Qué bueno que se encuentra bien. Yo a usted lo veo perfecto. Está allí mi amiga?
Antes que nada quiero que sepa que aquí hay un mal entendido.
Ay, que vergüenza siento. Mi amiga se llevó la guitarra? Le quiero prevenir acerca de esa chica; es una embustera. Una embaucadora. Una mentirosa de los mil demonios.
En cuanto a lo muestro... No sé por donde empezar...
-Lo nuestro? Y a usted quien la conoce?
El colmo. Se esfumó la imagen. Hola. Hola, me escucha, por lo menos?
Mire, señorita, quisiera saber si usted podría llamar a la prefectura y decir... Maldición! Se ha cortado la comunicación por falta de batería.
Confianzuda la muchachita, eh...
Qué hacer?
Y así de predeterminado por un nuevo motivo de preocupación, decide hacer oídos sordos y seguir con lo que venía haciendo. Que era querer saber cuánto mide el panteón griego; para lo cual de nuevo empieza a medir a partir de donde está parado, comenzando desde el número cincuenta.
Por un momento dudando de si aquel coro tan bonito del principio, acaso no fuera el propio celular sonando en una primera llamada.
Cuando de pronto levanta la cabeza, rendido de querer escudriñar en la intimidad de Naturaleza, y mira que en la dirección opuesta a la entrada principal, lugar hacia donde dirige sus pasos, pero del lado de afuera, hay
una larga fila de elefantes de arena, de tamaño real. Salvo el primero, tomados con las trompas de la cola del que tienen adelante. Qué sus ojos no paran de contar paquidermos en fila india; hasta perdersele la vista en el horizonte que descansa en la ruta Once.
Un mundo ideal que lo deja pasmado, al borde de la ceguera por el tanto extasis.
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Y al instante pensó que si acaso los elefantes fueran reales y en estampida atacaran la prefabricada donde descansa su primogénita, seguramente él se vería obligado a meterles balas en el cerebro; claro está del cariño que siente por esa chica; siendo suficiente motivo como para no errar ni un disparo.
Pero al volver a la realidad que indica ser todo lo contrario. Pues lo que tiene enfrente se trata de una ofrenda extraordinaria. Comienza a imaginar que desea corresponder los favores de su amiga Naturaleza, con algo que realmente aprecia casi tanto como la integridad física de Susana. Para lo cual se pone hacer cálculos de lo bonito que le quedarían unas monedas pegadas en la frente de cada uno de esas esculturas. Que de inmediato le anuncia a Naturaleza que irá hacer dicha patriada colocando la ornamentación a la altura de donde nace la trompa. Y si el tiempo se lo permite hasta agotar el contenido del tarro.
Más por la idea, su mente a quedado super maravillada por los efecto de una emoción indescriptible; y por lo visto doblemente ayudada por los efectos del cóctel de alcoholes.
Insistiendo en querer darse el gusto en vida de hacer posible esta realidad de invertir en devolver parte del favor con todo el capital que tiene dentro del tarro.
Pasa que al Argentino entender que el planeta es un ser vivo separado de Dios, aunque seguramente, para que negarlo, y con ellos llevar la contra, con algún tipo de vínculo estrecho. Pero no obstante concidera que la vida de Naturaleza seguramente debe estar independiente del resto de los otros seres vivos que conforman el universo; que son los demás astros. Pues en la realidad de sus conjeturas calcula que lo que esta ocurriendo se corresponde con una viva expresión de la naturaleza; ya sea de dolor por el bombardeo diario, o porque le agrada conversar con él mismo. Para lo cual apuesta el trasero a ser su amiga Naturaleza, quien ha esculpido el panteón y los elefantes; además de mandar la tortuga en compensación del naufragio. Y el porque se lo adjudica al hecho de ser un hombre modelo de un ideal. No un dios, sino más bien un hombre amante de la paz, dueño de una gran capacidad de incidir en terceros. Pero no obstante insiste en pensar que todo lo que sucede a su alrededor, se da por gracia de las propias sensaciones de la naturaleza, por medio de un discurso sin igual colocado en la realidad en favor de un hombre comprensivo. Que muy probablemente de carácter sufriente sea todo este derroche de expresión existencial; debido a las tantas cosas tremebundas que sufre el medioambiente.
Y precisamente por todo lo que ella le ofrece, él ahora necesita, con sumo agrado, hacer un aporte con su tesoro en apoyar las expresiones más íntimas de su amiga confidente.
Entonces, el valiente Argentino, va por las monedas para darse ese gustazo de llevar adelante la misión que su conciencia le ordena. Por tanto saliendo corriendo en busca del cofre de plástico.
Qué avanza como el conejo detrás de la zanahoria. Qué dispara cómo el ratón que huye del gato; y cómo el gato que escapa del perro sabueso; y cómo el policía que corre detrás del carterista. Como lancha de carrera que va dejando una estela cargada de espuma. Casi como galopando cual la señorita que acaba de llamar; y que por nada se puede quitar de la memoria. Pero que no obstante Argentino piensa que su hija Susana es merecedora de su confianza plena, en contraposicion del llamado farsesco de aquella glamorosa señorita.
Y cuando por fin llega y agarra el cofre, enseguida expresa sentirse como el colibrí frente a la flor dueña del polen. Que luego de mirar como siguen durmiendo las mujeres, regresa al panteón donde lo esperan los elefantes para hacer cumplir con la promesa de vestirlos con algo acorde con su belleza. A cada paso soñando que cuándo llegue, le irá a colocar a sus elefantes queridos una ofrenda para que vayan a lucir esplendorosos.
Así calculando que la tarea le ha de llevar el tarro entero, mas, medio día de trabajo, por lo tanto dudando mucho de llegar a cumplir con todos.
Además de sentirse sumamente preocupado por ser sorprendido por las chicas debiendo explicar la gran aventura vivida con la tortuga y ahora esto último de tan difícil aceptación. Pero en definitiva a quien le importa escatimar esfuerzo en situación tan especial, y en cuanto a explicar dirá sin tapujos lo que ha sucedido.
Y casi llegando, ya habiendo cruzado el salón de arena. Vuelve a pensar en aquel extraño llamado de la video conferencia, diciéndose por lo bajo que no cree haberse enamorado, pero no obstante esa muchacha, de camisón blanco con algo de transparencia, galopando al borde del mar, le hubo parecido un suceso por demás enigmático; casi tanto como si la muchacha fuera una pariente cercana.
Y habiendo llegado a destino, se pone a trabajar en la cuestión de joyería. A viva voz dedicando la acción a su amiga Naturaleza. Excelso ser de lujo comparado con algo tan insignificante como un gestor de trámites. Así mostrando a los paquidermos el tarro negro que trajo, al cual con total seriedad llama cofre. Que resulta ser un tarro, que de origen trae envasado dos kilogramos de polvo vitamínico, donde Argentino guarda las monedas como para preservarlas de la corrosión del tiempo.
Y de paso le cuenta a los elefantes la historia de ese cofre haberlo tenido escondido debajo de la casa. Hasta que la creadora de ellos se fue a expresar con el tremendo temporal y la casa salir flotando. Y también les cuenta, que después lo tuvo qué ir a buscar teniendo que bucear a la altura de la confluencia del Río de la Plata con el propio mar Atlántico. Que por ello lo quiere al pote y lo llama cofre, porque tiene tapa a rosca y las monedas están herméticamente selladas; protegidas cual si estuvieran en la caja de seguridad de un banco.
Y además les enseña, en el sentido de mostrar, que de paso ir a buscar las monedas se vino con un restito de borgoña de Mendoza; al que va a rematar con un largo beso en el pico.
Pues entonces al primer elefante le coloca un Dinar de oro en el medio de la frente. Que como había pensado con delicadeza se lo aplica de manera superficial. Moneda de enorme valor, perteneciente a los imperios islámicos medievales.
Y así inicia la misión de embellecer aún más esta larga fila de increíbles paquidermos de arena. Trabajando en serie, siempre lo mismo de ir tomando al azar monedas del tarro, y una a una, prolijamente, hundiéndoselas en las frente.
Un San Jorge victorioso de Rusia para el décimo. Chervonets también, de Rusia para el undécimo. Con sucesivamente, Vreneli Suiza, para el siguiente; que hunde en su agraciada frente con pasión controlada y delicadeza. De paso reparando en lo bonitos que están quedando.
Que se siente que se eleva al cielo en plegaria por la felicidad de ser galardonado con esta gratísima posibilidad de agregar un bello aporte para el alma del planeta Tierra.
Soberano del Reino Unido, con antiguo valor de una libra esterlina, para el elefante número veinte. Y así con fuerza de voluntad avanza pegando monedas tras monedas; montado en enorme entusiasmo bajo los rayos del sol de ya entrada la mañanita.
Cada tanto saludando al sol, prometiendo trabajar hasta morir de cansancio.
Ocurriendo de raro, que mientras coloca moneda tras moneda, comienza a sonar una música; ayudada del viento. Donde él, mientras la degusta con los oídos, suma un enérgico tarareando. Conmovido de apreciar la tanta belleza descomunal, dedicada para todo los sentidos. Que hasta el río Salado y sus alrededores parecieran quedar atónitos. Siendo que cuánto mas monedas adhiere, a las robustas frentes, más imponente se escucha la dichosa música.
Cuando de pronto se acuerda del aparato celular y suelta el tarro comenzando a revolver en el bagayo.
Que mientras tanto observa cómo por gracia del sol las monedas lucen cuál faros delanteros de motocicletas de alta gama. Y así es que encuentra lo que con desesperación busca, mientras la música sigue sonando. Y hete aquí, que resulta ser que el celular está por todo concepto apagado. Para lo cual Argentino deja caer sus hombros y piensa en la tanta pasión de Naturaleza por el amor al mundo; que brinda obras de arte sin importarle dedicar su talento a un solo espectador.
Encima el cielo rosado bestido de nubes de terciopelo que hacen temblar de emoción el corazón de Argentino. Que a esta altua de los acontecimientos se siente el mejor de los vagabundos, entre un cielo delicado cargado de finos nubarrones, que obedientes van pasando por encima del panteón griego y los elefantes, de paso descargando una garúa excepcional, que le aviva los deseos de llorar cómo para evitar un trance de demencia senil.
Entonces, por todo lo que sucede de metafísico, Argentino extrae de su mente una conclusión que tiene que ver con que a su parecer los dioses del Olimpo (todos en un paquete menos Zeus) vendrían a ser su propia amiga Naturaleza, con su prisma en acción haciendo ver sus diferentes caras; cómo cualquier persona que por la mañana está extrovertida en su fiesta de boda y por la noche super tímida ante el primer encuentro amoroso. Que en definitiva, la vapuleada naturaleza reacciona como puede, ante la acometida del incisivo depredador. Pues sí hay algo que nadie puede negar, es que son los propios humanos los responsables de las permanentes agresiones que el planeta recibe.
Para finalmente, en el fragor de la faena, Argentino, rememorar aquellas vacas sueltas de la India, conviviendo en paz junto con los habitantes; además acompañando el hecho de evocar, tarareando una letra improvisada que en el relato lo describe adornando elefantes sagrados como bovinos del Ganges recibiendo mimos; a la vez de ir formulando una promesa que tiene que ver conque para antes del mediodía toda la manada ha de lucir de gala para recibir con alegría la reacción, o respuesta, de la amada Naturaleza. Que sí entre los dientes tuviera oro también se lo pondría a las gigantes bestias. De inmediato imaginando que todo lo contrario a un pétalo de alcaucil es una oreja de elefante; y con una moneda de oro en la frente del paquidermos número treinta y nueve, invita a Dios a regocijarse junto con él de ir haciendo posible su tributo hacia Naturaleza. Además haciendo puro alarde de en vez de vulgares monedas de estaño o plomo, de punta de pies estar colocando oro puro de un montón de quilates. De inmediato haciendo votos para que los bellos elefantes se mantengan eximidos de la corrosión del tiempo; así para cuando pasen muchos años, ellos, juntos con el panteón, seguir intactos camino a la eternidad. Y así continúa sacando cuentas de la noche verse aumentada de pequeñas estrellas que son esas medallas que coloca; y que jamás se han de apagar.
Que cómo el campesino que arroja maíz a sus gallinas, del color del sol y del sabor de la buena vida, Argentino no para de adornar la larga fila, orgulloso de percibirse ganador de los nuevos tiempos, con el orgullo azulado de tanto mar y tanto cielo. Que en estos precisos momentos, sus ojos, reflejan la luz del oro, la del mar, y la del cielo; de asimismo el gris de la prefabricada. Embriagado de emoción y de alcohol de diferentes bebidas, mira hacia el final de la fila, no encontrando un límite para satisfacer la curiosidad de sus pupilas. Que parece seguir como reguero de pólvora hasta llegar a la mismísima carretera. Pero igualmente se siente satisfecho de hasta al momento tener el tarro descendiendo en función de algo sublime. Con gran seriedad, a modo de agradecimiento, cual si los elefantes lo pudieran escuchar, felicitarlos de haberse portado fenómeno, con relación a la conducta allí quietecitos sin quejarse de dolor de cabeza alguno. Agregando que siempre a esta hora se encuentra en el banco, o en las oficinas del registro del automotor, serio, cumpliendo con el deber de hacer bien las cosas, pero en cambio hoy, se sabe libre como un cóndor en la propia cordillera de lo Andes. Qué ha podido darle rienda suelta a la creatividad del alma en explayarse a su antojo.
Pero no obstante el entusiasmo, repara en las precipitaciones que continúan amenazado, asegurando que de largarse a llover en serio, sería un verdadero problema pues los elefantes tenderían a debilitarse. Escuchando lejanos truenos de los cuales ignora el porqué suceden si el clima venía con tendencia a estar mejor. Lo que lo hace reparar en que aquí también ha llovido de lo lindo, habiendo estado todo inundado igual que en Punta Piedras.
Aunque, sin embargo, se siente satisfecho pese a calcular jamás poder llegar al final de la fila. Siendo que su alegría adquiere la forma de un enorme esplendor, al ir apreciando la obra aunque más no sea concluida en una mínima parte; con lo cual exhala música que cómo humo de un cigarro se funde con el aire de la hermosa bahía. Sintiendo que del tanto trabajo el dedo índice le va quedando acalambrado de hundir monedas en la frente de los bellos elefantes; para nada importando su dolor si lo que cuenta es embellecer lo que es dedicado para Naturaleza.
Pero de pronto observa cómo, estrepitosamente, el elefante al que le acaba de pegar una moneda, de golpe y porrazo, se empieza a desmoronar como toro en la arena de la plaza.
Exigiendo que alguien le explique cómo hacer para aguantar la desazón; que de sentirse un hombre cabal ahora parece una vieja que lleva pollera larga hasta los zapatos; sintiéndose marginado de la posibilidad de llevar un desenvolvimiento magistral.
Preguntando al Cielo qué pasa que ya mismo se caen las esculturas de manera inexplicable. Por tal motivo, asumiendo la decisión de mejor regresar al panteón griego a ver que sucede allí de malo. Donde sin excepción siguen cayendo los elefantes de la misma forma en que aparecieron.
Con a su lado, el pobre Argentino, devastado, que se persigna, exclamando a la estratosfera que sin excusas le explique por qué ha cambiado de opinión en querer destruir su hermosa obra. Mostrando sus mejillas humedas de llorar sin consuelo. Solicitando comprensión de tener que verbalizar el terrible dolor que debe soportar; no pudiendo permanecer indiferente a la tal destrucción. Sin vergüenza echando en cara al inframundo el sufrir tanto hasta adquirir la forma de un centauro, mitad asno y la otra mitad una mariquita que se lamenta sin poder detenerse a pensar el motivo de la decisión de su amiga incondicional. Nuevamente permitiéndose maldecir por la lógica consecuencia de aquí suceder una verdadera tragedia. Además viéndose en la necesidad de pronunciar el lío en voz alta para que Naturaleza lo escuche y se abstenga de destruir el panteón. Por tanto gritando a los cuatro vientos su dolor, sintiendo el cuerpo lleno de arena. Que hasta al alma le ha llegado la larga cordillera de arena.
Además diciendo que aunque todos los elefantes hayan caído formando un sendero interminable, asegura que de inmediato irá a seguir poniendo monedas en el panteón. E incluso promete hacer una cruz de oro; para más luego ponerse a darle millones y millones de palmadas a la edificación para así apelmazar la arena.
Aunque, ocurre de diferente a lo que desea, que un vez llegado al panteón, levanta la cabeza para mirar el techo, y pasa que se le llenan los ojos de arena, no quedando otro remedio que retroceder en dirección hacia la otra salida; pues queda claro que el panteón también se está desmoronando.
Pues entonces mira la casa prefabricada temiendo que se esté hundiendo. Y agradece al magnánimo que esté flotando, deliciosamente bajo la inercia de una calma lisa como el cutis de Susana.
Sin embargo, se ve obligado a salir corriendo y retroceder. Que en el apuro de la retirada se lleva una mesa de arena de estilo Luis xv por delante. Quedando como un cascarudo que se revuelca patas para arriba. Y así su instinto de conservación, junto con el sexappeal, fueron a parar al mismísimo demonio. Debiendo retroceder como puede, arrastrando el cuerpo como un lagarto en dirección a la salvación. Con encima el aroma del vino que lo retrotrae a estar en una bodega colmada de barriles. Para ya llegando al final del túnel, darse aliento psicológico cómo para tratar de no caer en la desesperación y el pesimismo. Pero aún así, ante la evidencia cruel, le queda la mente inmersa en la más pura devastación, con ideas negativas, impregnado de tristeza y desolación.
Sintiendo deseos de reprochar a su amiga Naturaleza el hecho de ocasionar tamaño derrumbe; aun sin alcanzar a entender el motivo del mismo. Por tanto dándose perfecta cuenta de carecer de la capacidad de entender el futuro. En cuatro patas gateando como un ternero tratando de encontrar la salida. Donde ya nada mantiene su forma original; y todo es puro desmoronamiento.
Finalmente el panteón se fue transformando en un complejo médano de arena limpia. Que quisiera poder tener la capacidad de levantar de nuevo las esculturas, pues se siente mutilado por la arena que fue cubriendo algunas partes de su cuerpo. Qué cómo milanesa, empanado ha quedado desolado y triste. Siendo su cara pura expresión de cansancio y angustia. Con su vestimenta también exhibiendo el material que perfectamente se complementa con la cal y el cemento cómo para construir algo duro.
Y así las aves del lugar baten alas cual si fueran palmas que están aplaudiendo la escena final del panteón y sus elefantes. Y en la mente de Argentino continúa el sonar del desánimo. Pero en el fondo de su corazón sabe reconocer que sólo por la misericordia de Naturaleza es que no pereció aplastado por el panteón griego. De inmediato haciendo la reflexión de seguramente el universo estar compuesto por tantos astros como granos de arena en la manga de su chaqueta. Con lo cual se ordena regresar a la casa aceptando lo sucedido, cómo algo que resulta imposible de denominar con otra palabra que no sea derrota; negándose a renegar con resentimiento por el hecho de ser una decisión de Naturaleza.
Y ya llegando a la prefabricada, cuál si regresase luego de una prisión de veinte años. Con el orgullo desafinado y la bronca como bombo de una comparsa. Por la ruta de la aristocracia va entrando a la Chismosa, tratando de consolarse con la idea de tener una heredera a quién dejar tanta cosa linda. Por cierto con deseos de despertar a las chicas y avisarles que están a salvo; por lo menos éso, pues el resto seguramente será una sonrisa de compromiso. Y así llega con ansiedad de poder descorchar otra botella de champagne; porque seguramente Naturaleza sabe lo que hace y entonces quiero retomar la ruta del optimismo.
Piensa que fue a tratar de abarcar el mundo con la grandeza de un elegido y ahora a quedado arrebatado de la mitad del tesoro, con encima las monedas sepultadas bajo la arena.
Pues entonces, ante la sensación de amargura que le acrecienta la sed, y con apenas sobre la línea de los comisuras una leve máscara que sonríe, Argentino se va convenciendo de mejor dar vuelta la página y ponerse a observar la espesa neblina dando paso a un día agradable, de así poder hacer planes de permanecer hasta el día lunes.
Con más luego el fuego de la salamandra renaciendo con hojarasca nueva. Que va avivando con soplido uniforme afectado de la agitacion que aún conserva, haciendo que las llamas se vean de colores por la fortuna de introducir hojas de los magazines.
Además, está sudado y sucio, pero se prohibe utilizar el agua del tanque. Y entonces así de desprolijo lucha en ahuyentar el humor endiablado que se mete en su persona. Pues quiere conservar a flor de piel el buen caracter que lo caracteriza donde nunca nadie se atreve a querer doblegar esa virtud en sentido contrario. Y sabe que las chicas siguen durmiendo, aunque por momentos duda de si no estarán muertas. Que cómo parte de una recuperación alza la botella para brindar hacia la puerta del dormitorio, por estar todos sanos y a salvo. De igual modo agradeciendo a Naturaleza todo los favores, que con ello se siente más que conforme; por todos los medios tratando de meditar antes de maldecir, tranquilizando su carácter resentido otorgando espacio a una nueva fe; bien regada con agua bendita de hacer florecer capullos de optimismo. Porque impregnado de congoja, se reafirma nuevamente en la fe y en la palabra atinada y justa. Diciendo en voz baja, que así como hubieron logrado salir ilesos del bravo océano, ahora todo lo que pasó con el derrumbe, por misericordia, debe dejarse archivado hasta un nuevo comienzo. Pues entonces sobre su rostro la mueca del dolor desaparece saliendo a flote una sonrisa de capitán que supo cruzar de un continente a otro. Con nuevamente sobre su voz el sonido de la fe, que vuelve a dictarle que nunca una sombra lo podrá matar; puesto que lo sucedido es algo circunstancial con relación al naufragio. Que mejor tomarlo así y de última ponerse a vender arena por Internet.
De nuevo pensando en todo lo que hubo ocurrido, consolando al espíritu con saber reconocer que de última ésto reciente que pasó fue una brava experiencia que supo sortear con éxito. Con lo cual la conmoción de a poco se va yendo con cada palabra que pronuncia. Pues entonces mejor opta por dejar de monologar y volver a sonreír con mueca de felicidad total. Por tanto antes de ponerse a maldecir, se dice para sí mismo, que mejor será por un rato callar dando paso al canto. Con ello tomando la guitarra y colocando el instrumento sobre su falda.
11-
Careciendo de cultura alcohólica, Argentino siente placer de tocar la guitarra estando beodo; que lo transporta a un limbo muy especial.
Por tanto rasgea las cuerdas a la vez intentando pronunciar una combinación de palabras cortas, inmerso en fabuloso contra sentido, de por un lado sentirse hundido en un pantano de errores, más por otro, alegre de tener la costa como para él solo. Entonces fija la mirada en la puerta de la salamandra, buscando consuelo en las llamas, que le saben a odaliscas que le bailan haciendo aporte de renovada esperanza. Que conciente como el que fuerza un candado, luego de invertir el tiempo en un rotundo fracaso, ahora se debate con el tema del insesto que le viene pisando los talones; pero que deberá enfrentar poniendo un poco de orden y de paso evitando el pecado. Álgida cuestión que le congela el alma; mientras que con Naturaleza, es algo sano que desearía ser dueño de un circo para poder compartirlo en sociedad; mientras explica al público las diferencias con los milagros.
Y sumado al desconcierto de tener que hacer equilibrio en una cuerda floja, su mente le niega respuestas necesarias para poder calibrar el ánimo instalado en el pasado reciente. Que como saldo le hubo quedado un médano al frente, con una larga pila de arena que se interna en el campo. Donde, por sobre todo el disparate, además tiene sepultada cantidad de monedas que debería ir a recoger cuánto antes. Además no pudiendo parar de preguntarse cómo hacer para explicarle a las mujeres la experiencia vivida, sin que se pongan a reír y lo tomen para la chacota.
Pero al tener la guitarra en el regazo trata de componer un tema que pueda reflejar el cóctel de sensaciones tan diferentes. Solamente balbuceando incoherencias que lejos están de poder conformar una deliciosa melodía. Con encima tener escasas ideas que finalmente le desaparecen como burbujas en un recipiente de boca ancha. Costándole horrores hilvanar pensamientos ilustres, fuera de los conceptos que de costumbre maneja. Que debido a la realización de hazañas ejecutadas con la sensibilidad propia de un ser viviente, vuelve a ponerse a pensar sobre el anclado tema sobre su postura acerca de Naturaleza. Donde los militares en vez de cobrar por las virtudes expuestas, deberán pagar por las macanas que hacen. Porque hasta el momento la naturaleza está siendo agredida por las bombas; que para nada es casualidad que lluevan meteoros como respuesta. Porque la naturaleza del planeta es parte integrante de la naturaleza del universo,
pués entonces tal vez los enojados sean los otros astros del sistema solar que desean ayudar a Naturaleza a defenderse de las tantas agresiones.
Y así, de pensar en modo pensador griego, Argentino empieza a vislumbrar la posibilidad de estar siendo el centro del universo, donde todo gira en derredor de su persona. Pues los astros y galaxias acuden a salvaguardar a Naturaleza; y por su parte ella lo elige a él para que lo represente. Para lo cual allí se ha formado el circuito donde Argentino es el único pivote.
Más luego de soñar despierto comienza a preocuparse por lo mundano. Que por tanto se levanta a mirar en la habitacion, nuevamente corroborando que las chicas descansan como Cenicientas. No obstante sabiendo agradecer el aporte de calor que el intermitente sol le va imprimiendo a la Chismosa, por ello dejando de preocuparse por las quejas de las mujeres al no haber leña.
Por su parte el viento juguetea entre las delgadas paredes haciendo sonar un silbido constante.
Cuando de pronto, al ver algunas goteras, con sus correspondientes manchas sobre el suelo, Argentino se pone de cierto mal humor llegando a maldecir esta contingencia nueva. Que para nada se avergüenza de escuchar lo que dice en voz alta sino más bien de lo que piensa en silencio cuando maldice a propios y ajenos. De inmediato, cuál un investigador privado, poniéndose a observar esa agua, que parece trae adheridas partículas de algas marinas, sin duda tratándose de líquido proveniente del océano. Entonces, como es lógico pensar, se pregunta cómo es que a llegado esa agua limpia hasta el techo de la casa. Para lo cual, sin esperar a que ángeles le vengan a resolver el enigma, mira hacia el horizonte y comprueba que el clima sigue relativamente inestable pero sin llover una gota; por tanto preguntando a Naturaleza de dónde provienen las tales filtraciones que emergen al unísono. Sumado a que olfatea el aire y solo siente olor a calamar crudo.
Y sin dejar de reconocer la cierta tendencia a su favor del vaivén de los pesares, a decir verdad, un tanto de miedo lo embarga el otra vez volver a comenzar el cachengue. Considerando que el susto que siente es justificado pues nuevamente están ocurriendo cosas propias de un ser que le reclama por las injusticias de terceros.
Entonces toma los anteojos y examina de nuevo el agua cual si fuera una muestra de laboratorio; hasta el extremo de hacer una degustación pormenorizada.
Cuando de pronto, una ventana se abre de golpe sin que haya ocurrido una ráfaga importante.
Más, por otro lado, por la puerta principal, que siempre se encuentra entre abierta, asoma un brazo lleno de cráteres lunares. Al segundo, pasando lo mismo pero por las otras aberturas de la casa, donde se meten otras extremidades llenas de ventosas.
Pués lo que ocurre, es que un pulpo monstruoso, de tamaño descomunal, tiene agarrada la prefabricada de costado. Que haciendo movimientos delicados por medio de contracciones muy precisas, arrastra la casa hasta montarla sobre la propia costa. Donde, mientras tanto, Argentino evita decir lo que piensa, tratando de no emplear la fuerza bruta. Primero quedando como petrificado al sentir impotencia. Más enseguida, con carácter aguerrido, en vano echándose a la tarea de intentar despegar la punta del enorme brazo que entró primero. Siempre por temor a que le destruyan la prefabricada. Que siente miedo mezclado con deseos de ponerse hielo en la espalda para comprobar que no está soñando.
Aunque finalmente decide priorizar la conducta de mirar hacia el cielo, creyendo poder ver reflejado el espectáculo en las nubes. Aunque el firmamento, indiferente, solamente le devuelve la imagen de un día gris con el sol asomando cuál el rostro de un comediante que corre levemente el telón para saber cuantos espectadores hay en la sala.
A los tentáculos de los brazos superiores, se le deben sumar la friolera de otros que agarran de los distintos sectores. Todo el enorme ser haciendo movimientos con contracciones suaves, así trasladando la casa hacia el propio médano de arena. Sucediendo que la polarización de los sentidos de Argentino, de golpe cambia de la duda al asombro. Con finalmente pensar que tal vez se trate de una topadora con una carrocería de pulpo perteneciente a la reserva de Mundo Marino. Por lo cual cree tener un ataque de nervios pero solamente se trata de un flor de susto.
Aunque, en definitiva, la realidad indica que en efecto se trata de un ser vivo, absolutamente colosal; que con prisa y sin pausa arrastra la prefabricada hacia la cumbre del médano.
Y para deshacerse del miedo atroz, delega su confianza en los avatares de la naturaleza; que por otra parte le ha venido a confesar sus pesares, mandando un pulpo obediente que geográficamente lo ubica en lugar de privilegio. Pulpo colosal, gigante hasta lo más insospechado de los tamaños, que se arrastra como un gordo con la cola sobre el piso, haciendo que la casa tiemble cual si sufriera de convulsiones, que parece que irá a desarmarse en un montón de partes. Haciendo que Argentino se ponga a rezar, calculando que a lo mejor sea peor el remedio que la enfermedad. Y ya estando llegando a la cima del panteón destruido, con alivio se percata que no se ha roto nada, sólo escuchándose en la bahía ovación y aplausos. De paso reflexionando que si él fuera una hormiga quizás no se sorprendería tanto; con además alegrarse de afortunadamente los muebles no haberse corrido cómo al principio presuponía. De pronto acudiendo a su memoria una película donde actúaba un Leviatán que hundía una hermosa carabela. Y así es que se desahoga gritando a los cuatro vientos que siempre en su fuero íntimo estuvo escondida la fe porque Naturaleza vaya a responder con una resolución de ensueño. Donde está resultando todo un éxito el emplazamiento final de colocar la Chismosa en la cumbre del médano. Con además, cuál si la prefabricada fuera un vulgar cajón de cerveza, comenzar a mover la vivienda en todos los sentidos: norte, sur, este, oeste, hasta dejarla con el nivel del piso totalmente liso, derecho, y nivelado. Que de la alegría quisiera poder llevar al pulpo a la Rural de Palermo y ponerlo en exposición junto con los toros campeones; que ni siquiera un poco cansado está de la ardua tarea desplegada.
Abnegado pulpo que con sus grandes ojos da muestras de ser un cariñoso total. Donde entre nubes el sol atónito lo mira sorprendido de su tamaño.
Con finalizado el trabajo Argentino salir al encuentro del pulpo con la misma alegría y cariño conque se relacionó con la tortuga. Y del mismo modo le puso sobre las ventosas tres monedas de oro. Además de pegarle en una de ellas la botella con la nota de agradecimiento por la fortuna que tuvieron al salir ilesos de la tormenta. Resultaron geniales esa ventosas del pulpo cómo han podido sujetar la casa, pero no así las monedas que ni por un segundo las acepta.
Donde, hablándole por señas, moviendo los brazos como aspas de molino, Argentino le explicar que hubiera querido tener tortillas de algas marinas y champignones, para darle de comer en la boca.
Más luego sucede que habiendo dejado las monedas, pero no así la botella, el pulpo comienza a desplegarse con la clara intención de regresar al mar para emprender de nuevo el viaje hacia el océano. Que parece saludar con los seis brazos mientras que con las patas se traslada con una velocidad poco imaginable. Y así es que la casa prefabricada queda situada en un sitio inmejorable, a la espera de verse despertar a las muchachas. Con Argentino que se pone hablar en voz alta, sin que nadie lo interrumpa.
-Gracias Naturaleza. Ahora solo tengo palabras de agradecimiento. Se que eres tú la que hace todo en favor nuestro. Y tanto que las chicas continúan durmiendo como osos polares. Nosotros nos salvamos gracias a vos. Ignoro si tu eres dios o alguien que él creó para que sea independiente. Un cosa o la otra da lo mismo pués solo tengo palabras de agradecimiento. Pues cómo hacer para eludir la responsabilidad de agradecer hasta el cansancio? En verdad no puedo. Entonces mil veces gracias.
En el dar y el recibir sin duda es mutuo el cariño por todo lo que nos das. Pero sin embargo tú eres grande e importante y nosotros anónimos e insignificantes. Por tal motivo nuestro cuerpos te pertenecen; Naturaleza. Más no se puede pedir.
Pero sin demora, tengo el deber de preparar una linda fogata.
Con todo lo que ha pasado se puede decir que es aún temprano. Entonces ya mismo voy a ponerme a juntar ramas sueltas para prender un fuego para hacer el lechón como se debe. Igual ya tengo unas separaditas. Como ves se va formando la pila pero con ramas totalmente embebidas en agua.
Vistes? El pulpo se ha llevado la botella y me ha dejado las monedas. Un fenómeno.
Era una risa. Evitaba acercarme demasiado pues no fuera a ser que quedara pegado un sus ventosas.
Queda claro que los pastizales son el pelaje del campo. Hay mucho trabajo por delante pero ahora tenemos la esperanza de estar en casa. Con todo, de tanto trabajar voy a terminar fundido, pero a quien le importa éso. En el eterno ahora está la verdad. La salud pervive en conectarse con lo que uno hace y no estar disperso en ochenta cosas.
Ahora lo que voy hacer es ponerle al lechón la ortodoncia, los fierros, y a clavarlo en la arena. Sin duda las señoras de la casa van a estar muy contentas de poder comer algo rico y nutritivo. Aunque últimamente hay mucha triquiñosis, la enfermedad que proviene de los chanchos. Pero no es de temer pues está focalizada solamente en el salame. Muchas veces pienso que el profeta Mahoma, preocupado por la salud de su pueblo, desaconsejaba su consumo por el asunto de las pestes.
Bueno, pero, pues, cómo va hacer falta mucha cantidad de leña, va a ser mejor que continúe con el trabajo de juntar, aunque más no sea, ramas. Y para apurar el trámite me gustaría prender la motocierra pero temo despertar a las marmotas. Entonces, a cambio, preferible, voy a usar el machete.
De los dolores no me quejo pues son la lógica consecuencia de haber trabajado tanto. Pero lo que sí estraño es escuchar música. A las muchachas cantar.
Tenían que llegar las libélulas era extraño que estuvieron ausentes. Tal vez sea indicio que el tiempo mejora.
Voy poner al lechón en posición vertical. Y las llamas bien cerca. E iremos a comerlo de los bordes como el shawarma.
Hace apenas una semana que sé qué soy padre de una jovencita de veinte años y todo lo que nos ha sucedido!
Bueno, bien, ahora debo darme prisa ante que los astros dejen ver sus siluetas. Voy a asar el mastodonte mientras descorcho otro vinito. Lástima la falta de radio. Ahí vamos para afuera nuevamente.
Para los momentos posteriores al almuerzo, les voy a pedir a las chicas que canten unas sambas. Generalmente se usa prender el fuego con papel pero yo voy a usar un trapo con nafta.
No paro de caminar de ir y venir pero este arenal es como estar en Miami. Qué bonita a quedado la casa. No bien pueda le voy a pasar barnices.
Resulta un sueño ver como a quedado asentada al piso. Derechita. Un fenómeno el pulpo. Gran maestro constructor de obras.
Y aquel sendero, un fenómeno. Qué bueno sería que viniese
un avión y con las alas lo alise. Sin duda estoy medio mamado. Porque para alisarlo no tendría que tener ruedas y hacer un aterrizaje forzoso.
Si para el amanecer estamos acá todavía, me voy acostar en la arena a mirar las estrellas.
Ya casi está todo listo para darle mecha al fuego.
En las postrimerías de la muerte me voy acordar de todo esto y voy a morir contento. Y cuando mi alma suba hacia el cielo voy a mirar mi prefabricada por última vez y tirarle un beso.
Tengo pensado ver si puedo comprar esta porción de tierra y lotear el terreno. Y así tenerla de casa de fin de semana. Y si estas tierras no tuvieran dueño y fueran tierras fiscales, voy a intentar ocuparla todo el tiempo que el Estado me lo permita. Aún no termino esta botella y ya estoy pensando en abrir otra. Es que estoy queriendo dejar la cerveza para las chicas.
Qué locura el asunto del recalentamiento global, que el lechón hace cinco minutos que está bajo la influencia de un sol dudoso, y ya está tibio.
Cuán grande fueron esos tentáculos del pulpo trayendo la casa hasta aquí. Mejor imposible.
Nesecito música y las dos cantantes durmiendo. Cuánta ironía. Que cante yo no sería lo mismo. A mi me gusta que canten otros cantores.
Aquí estamos mejor que en ningún otro sitio. Cuando pueda voy a plantar un cerezo. Hasta puedo tener una lancha e ir al bello mar, de pesca.
Qué grande el pulpo con esa cavidad del manto, y las branquias que se las veía respirar y respirar.
A seguir trabajando, Argentino. A poner una mesa afuera y comer como bacanes se ha dicho.
Pero atención. Los parlantes de mi voz interior me van indicando que aquí está ocurriendo de nuevo otro hecho esencial que proviene de las entrañas de la naturaleza. Y lo uelo en el aire por eso lo manifiesto con viva inquietud. Más no obstante de tanto ir y venir, y de tener la lengua afuera, voy a concentrarme en el presente a ver si puedo captar: de quien se trata y de donde proviene el motivo que pone en alerta a mis sentidos primarios.
Que aunque debo seguir trabajando pues aún queda mucho por hacer (sí es que quiero agasajar a mis preciosas para cuando despierten) voy a invertir un par de minutos en concentrar mí atención en pos de dilucidar el intríngulis. Para empezar, en mis mejillas siento un calor que proviene de algún sector de la geografía; que me resulta de carácter alternante. Que por momentos siento alta temperatura en la cara. O veces en la nuca persivo una ola de calor que me envuelve como sí estuviera metido en una caldera. Ah, ya sé: un volcán en erupción!
Pero dónde hay una montaña en este llano de puros pastizales? Y puesto que no la veo en ningún sitio lo considero asunto cerrado.
Entonces al resultarme infructuosa la misión de andar adivinando. Será cuestión de esperar hasta que lo latente se haga manifesto.
Mientras tanto, cual sí estuviera frente a un reportaje televisivo, en voz alta voy a dar la impresión histórica de lo que voy sintiendo.
Cómo primera medida a la naturaleza la llamo Naturaleza; porque tanto la tempestad, como la tortuga, y el propio pulpo gigante; fueron de tamaño tan exuberantes que me hicieron vivenciarlos patéticamente cual si mí difunta madre estuviera presente. Es decir que al ser de alguna manera testigo directo de eventos tan importantes, todos por causa de la naturaleza, entonces me sale decir Naturaleza; cuál un nombre propio proveniente de los eventos naturales que fueron ocurriendo de manera sucesiva.
Amén de pensar, modestia aparte, que los acontecimientos ocurridos los considero dirigidos hacia mi propia persona; al ser yo participante directo de las dichas manifestaciones; seguramente producto del sufrimiento que la naturaleza expresa, cual ser vivo que es, por culpa de la guerra generalizada y los otros tantos daños que los humanos le infringimos a su cuerpo.
Ahora que lo pienso... Días pasados he visto en Finlandia un volcán al ras del suelo que hubo entrado en franca erupción... Pues entonces a buscar un hueco en la tierra de donde salga lava.
Pero qué ven mis ojos. Un especie de lagarto gigantesco que camina en dos patas, largando llamaradas de fuego por la boca.Y del fuego que suelta la humedad se transforma en vapor de agua. Por mi madre, es sin duda un dragón, que viene caminando desde el lado de la ruta, hacia aquí, por el sendero de arena que dejaran los elefantes.
Y de paso con su enorme cola, mientras camina va alisando el camino hasta dejarlo hecho una seda.
Es un dragón; sin duda; que se me traba la lengua y me cuesta seguir hablando.
Atrévete cocodrilo mal del estómago a incendiar la casa y sabrás del rigor de mi machete.
Y si por el contrario es bueno y me estoy equivocando? Creo yo, como los otros amigos, merece una oportunidad.
Estoy más que seguro que todo esto es obra de Naturaleza y por tanto este dragón es más bueno que el pan.
Ey, amigo, si te portas como se debe, entonces iré a caer de rodillas y me pondré a rezar como un loco.
Queda demostrado que la naturaleza es tan compleja que también pueder tener expresiones de calibre mágico.
Mejor voy a salir a recibirlo.
Hola, amigo, que lo trae por aquí? Venga ésta es su casa.
Epa, pero que veo, aquí entre medio de la arena están las monedas que hace un rato coloqué en la frente de los elefantes. Mientras voy en su encuentro ya llevo juntadas diez monedas.
El dragón sueltas fuego por la boca que parece mechero de horno de barro.
Hola amigo sea usted bienvenido. Perfectamente me doy cuenta que estamos hablando de un buen espécimen que lucha por la paz en el mundo. Y ojala que nada de lo que diga me conduzca al cementerio.
(Ya llevo juntadas veinte monedas y hay otras tantas).
Venga sin miedo. Yo también soy un hombre de bien y muy pacífico. Reconozco que estoy un tanto bebido y quizá extrovertido para el carajo. Pasa que tomando alcohol me quito el frío y la ansiedad. Y deseo que entienda que es algo circunstancial del momento; y que mañana ya estaré de nuevo con los diez puntos.
De mientras termino de juntar las monedas que quedaron de la fiesta anterior, venga y siéntase como en su casa. Qué lo trae por aquí; si es que se puede saber?
Ah, pero que buena idea tienes de querer cocinar el lechón. Oh, pero qué hermoso es ver cómo tus llamas se deslizan por sobre la piel del chancho.
Quiero que sepa que allí en aquella casa tengo dos mujeres hermosas durmiendo; y por ello temo que pueda ocurrir un incendio.
Quiere que mientras usted cocina lo ponga al tanto de cómo fue que llegamos hasta aquí? Resulta que estábamos en esta misma vivienda, con mi familia reunidos, en un lugar llamado Punta Piedras. Cuando de pronto comenzó a diluviar y la casa salió flotando y salimos de excursión por el Atlántico. Todo hasta que un colega suyo nos rescató e hizo un remolque de lo más pintoresco.
Don Dragón, permítame que le diga, qué bonito está quedando el lechón. Lástima no tener una masa leudada para hacer unas pizzas.
Mire, usted siga que yo voy a ir hasta la casa a buscar un bidón con gasolina; que uso para hacer arrancar la motocierra. Y así voy a intentar encender la fogata mía. Eso sí, agua no me pidas, porque agua no te puedo ofrecer; porque la cuido como al propio oro.
Entonces mientras vos cocinas el lechón, yo me ausento por un segundo y enseguida regreso. Quiero que sepa que he recuperado todas las monedas en cuestión; y aparte quisiera obsequiarle algunas para que tenga de recuerdo.
A toda la alegría que me produce que usted haya venido y me cocine el lechón. Le tenemos que agregar algo de tristeza porqué mi pueblo debe estar sufriendo por culpa de la tremenda inundación causada por la lluvia.
Disculpe que lo deje solo por un momento.
Lo primero; voy a mirar a las chicas si siguen durmiendo. Enseguida regreso. Y después le sigo contando.
Por lo visto las chicas duermen. Pero han cambiado de posición lo que da a pensar que deben estar por despertar. Qué si ven toda esta farra del dragón cocinando el chancho se van a caer de espalda.
Ah, ya que estoy llevo algunos platos y cubiertos. Y hacemos un lindo almuerzo.
Amigo dragón estoy regresando cargado con muchas cosas.
(Por lo visto aquí el diablo no tiene cabida y todo es de carácter celestial).
Voy a embeber este trapo con nafta mezclada con aceite. Y a ponerlo debajo de la leña.
Leña es mucho decir; son unas ramas asquerosas, ensopadas del agua de la gran tormenta.
No hay nada que hacer, a mí fuego le cuesta encender porque las ramas están muy mojadas.
Uy, uy, uy; cómo está quedando ese lechón; del color del bronce. Y hablando de metales, aquí le quiero hacer entrega de unas monedas para que usted lleve de recuerdo. Que como no le veo bolsillo se las dejo arriba de las pirámides que de la piel asoman. Cuánta alegría que esté usted conmigo. Tengo los pelos de punta de ver como va quedando la comida.
Espero no vaya a ponerse cabrero de que sea yo tan charleta.
Vió que inestable está el tiempo, qué unas nubes llegan y otras se van? Qué parece lo van empujando al pobre sol cual si fuera un convidado de piedra.
Siento envidia de ver su fuego cocinar de maravilla y al mío ser todo un gran fracaso.
Ah, pero un momentito, ahora también es capaz de encender mi fogata que se estaba apagando. Es usted un fenómeno, Don Dragón.
Como imagino que cuando termine la misión se marchará de inmediato. Quiero agradecer a usted y a Naturaleza los tantos mimos recibidos.
Ni en Buenos Aires ni en ningún otro sitio del planeta, me van a creer si les cuento lo que aquí aconteció; así que sí usted se va antes que las chicas despierten; calculo que me voy hacer el sosegado y escusarme argumentando que por culpa del vino, he dormido sin darme cuenta de nada de lo que aquí a sucedido.
Bueno, como le venía deciendo, veo que usted se marcha ahora mismo. Pues entonces le hago entrega de las monedas, tome, agarrelas. Será para mí un gran honor que las conserve.
Por sino lo sabe aquí estamos en Argentina, tierra de oportunidades. Y aquel rosal, ahora que estamos de primera gracias a ustedes, más que seguro va florecer como nunca.
Lo felicito, el porcino a quedado de primerísima alta cocina.
Y además me encuentro sumamente entusiasmado por la grata coicidencia en el gusto por el punto exacto del asado.
Desde ya, le agradezco de todo corazón lo que han hecho por nosotros. Qué ni las monedas me aceptan y ahora soy mas rico que nunca!
Ah, se va a ir por el río? Como a usted le parezca. Lo acompaño hasta la orilla así nos despedimos con un fuerte abrazo. Adiós, amigo Dragón. Hasta la próxima.
Yo siempre hablo con Naturaleza cuál si fuéramos confidentes. Le prometo que le voy a hablar bien de usted y a recomendar sus buenos servicios.
Sepa que me estremesco hasta las lágrimas en esta despedida sin igual.
Una vez se hubo marchado el dragón, Argentino se quedó mirando el mar con los ojos clavados en el horizonte.
Más luego de cavilar unos minutos en el más absoluto silencio; sobre lo sagrado y sobre los organismos; y su capacidad de funcionamiento; renglón seguido giró sobre sus talones regresando a sus tareas habituales.
Pero cómo también hubo meditado sobre hacerse el dormido para negar todo conocimiento acerca de lo ocurrido. Precavido, como para estar preparado para cuando las chicas despierten, bebió otro poco de vino, agarró el bidón con la mezcla de nafta y aceite dos tiempos, y sin más regresó a la Chismosa imitando a Carlitos Chaplin.
Desde que las chicas se durmieron, aún no a pasado un día y parece que corriera un siglo; pensó mientras emprendía la retirada.
Perfectamente sabe que el lechón ha quedado en el pincho. Pero especula que tal vez perros y carpinchos lo puedan llegar a devorar. Por lo demás está dispuesto a mentir todo lo que sea necesario.
Una vez dentro de la casa, comprueba que son las trece y treinta horas. Y al sentirse bastante sucio, cual si fuera un muñeco de barro, decide, por medio de un poco de agua oxigenada, asear su cuerpo, utilzando las palmas de las manos y un poco de papel de rollo de cocina; amén que también bebió una cucharada del líquido de farmacia cómo para eliminar gérmenes y bacterias.
Mientras tanto se ordena va pensando en la posibilidad, sin atreverse asegurarlo, de haber quedado liberado, aunque más no sea, por un buen tiempo, de los amables servicios de Naturaleza; teniendo la casi certeza, que por un largo rato no irán a ocurrir nuevos sucesos mágicos; ni tampoco la aparición de gigantes seres, producto de la expresión de su poderosa amiga y confidente.
Entre las ilusiones más grandes que tiene, tiene deseos de tomar un baño bajo la ducha. Pero prefiere dar vuelta la página y cambiar el chip dedicándose a pensar en otra cosa. Mejor cuidar el agua hasta saber cómo se sale de ésto; insiste en recalcarse a sí mismo.
Regresa las monedas al tarro, cierra la tapa del tarro, se pone el tarro de almohada, y se acomoda en el colchón a descansar de mientras espera.
Cuando de pronto, escucha voces que provienen del cuarto. Que sin demasiado esfuerzo sabe que salen de la boca de Tábata y Susana. Entonces, como tenía previsto, decide que cuando aparezcan se hará el dormido.
Por si dicen algo lindo de él, le simpatiza la idea de escuchar lo que hablan. Entonces, al percibir que se acercan, asume la actitud de estar profundamente dormido. Además simulando un ronquido de borracho embrutecido por la total ausencia de educación.
Las chicas, sin saber cómo cuernos la casa llegó adonde está, se esfuerzan en encontrar respuestas. Pero cuando lo ven roncando, prefieren dejarlo que duerma. Pues luego de tamaña gesta; de safar de las garras del océano y llegar ilesos a tan bello paraíso. Con además un lechón estupendamente cocinado cómo para saborear de corrido. Prefieren permitir que descanse. Para así recuperar fuerzas cómo para capitanear lo queda por delante.
Y a medida que avanzan en la posesión del hábitat van descubriendo los otros tantos encantos. La fogata. La mesa afuera. El maravilloso predio de arena. La larga senda que traza una línea perpendicular con el horizonte; y que sin duda te lleva a la ruta Once.
Y cómo es lógico pensar hasta llegan a dudar que él solo haya podido lograr tamaña cantidad de notables realizaciones. Pero entonces quién será el que lo ayudó; se preguntan.
Y ocurrió, que allí solito, en la angosta colchoneta, Argentino se terminó por quedar dormido en serio. Esta vez roncando de verdad; pero más suave que cuando simulaba.
Cuando regresaron del exterior. Trayendo de nuevo la mesa, el lechón, y el resto de las cosas que encontraron. Luisa, de buen talante, le solicita a Tábata, si por favor le puede recordar por qué razón discutieron hasta el extremo de una peligrosa agresión con arma blanca. Que de tanto que tomó tiene el pasado bajo un nebulosa tremenda, con grandes baches en la memoria.
A lo que Tábata le responde, que a ella le pasa lo mismo, de recordar la mitad de lo sucedido.
Más luego de intercambiar un par de sonrisas, se sinceran en ser conscientes que han peleado a mano alzada pero que no tienen ni remordimientos, ni quejas, ni facturas impagas que cobrar a futuro.
En cuanto a la pequeña herida, previamente soldada con pegamento, en efecto está un poquito infectada. Con lo cual se ponen a la tarea de sanarla calentando una aguja con el fuego directo de un encendedor. Y más luego haciendo un pequeño orificio donde la pus sale sin inconveniente; y asunto superado.
Y enseguida de la exitosa curación, se pusieron a contar botellas vacías. Llegando a la conclusión que ellas solas se hubieron tomado tres botellas de cervezas y dos de vino. Además de media de whisky. Más el resto de botellas las hubo tomado Argentino. En un total de tres de vino y tres de cerveza. A posteriori llegando a la conclusión, por gracia de investigar la bodega, que falta un botella de Elementos, tinto, del que no aparece el envase y se hubo asignado a la cuenta de Argentino.
Y de rebobinar lo acontecido incisten en repetir que recuerdan vagamente que estaban enemistadas por asuntos de política. Entonces deciden darle chance a una nueva relación desde cero en adelante.
Calculan que irán a pasar la noche allí y que al otro día tratarán de regresar a Punta Piedras.
Suponen que llegaron flotando y que más luego el río bajó quedando la casa donde está; felizmente apostada sobre arena limpia.
-Sin embargo, según mí humilde entender- agrega Luisa poco menos que tartamudeando. Así cómo la casa salió flotando después navegó hasta la orilla de este río. Y entonces las aguas bajaron quedando la prefabricada donde se encuentra ahora. Y sino de qué otra manera?
-Me parece que lo mejor va ser que esperemos a que Argentino se despierte y lo cuente con su propia voz.
Entendeme que el problema que tengo, es que la fantasía supera al razonamiento lógico, y entonces doy como cierta cualquier hipótesis.-negándose aceptar lo que Susana presupone, continúo diciendo Tábata algo alterada por la astinencia que tiene.
-O tal vez pueda ser, que al estar en época de pesca, algún barco venido de Mar del Plata nos remolcó hasta aquí.
-Todo es tan extraño que ninguna explicación me suena creíble. Además tengo mucha resaca y me resulta complicado responderte con monosílabos.
Lo único que tengo claro, es que me siento re chocha de estar sobre tanta arena limpia.-dijole Tábata, contestando con pereza de andar conjeturando sobre inútiles supuestos; así contestando justo cuando entraban a la casa trayendo lo que había quedado afuera.
-Pregunto yo; habrá llovido tanto cómo para que éste médano esté cubierto por lo menos un metro arriba?
-Y... Llover, llovió, de éso no caben dudas.
-Te quiero aclarar algo para que me conozcas un poco mejor. A mí la política me interesa; me agrada hablar de política. Pero, cuando te conocí, me hacía pasar por una chica de izquierda, tan sólo para llevarte la contraria.
-Si, éso fue lo que sentía, que me estabas tomando el pelo. Y en verdad me enojaba; encima impulsada por la inercia del odio que siento por los populistas.
-Ideológicamente hablando soy un verdadero panqueque. Te cuento que nunca sé de que lado ponerme.
-Para mí, como en las carreras de caballos, en las últimas elecciones los peronistas fueron al bombo. Porque aún habiendo vaciando las arcas del Estado ni así pudieron ganar.
-Tené en cuenta que sí Cristo viviera sería de izquierda. Y hay mucha gente que piensa que el Che Guevara fue el Cristo resucitado.
-Si en verdad poco te interesa la política mejor evitá darme manija.-le retruca Tábata mientras se empieza a quitar la ropa.
Hace frío pero igual me quisiera dar un baño. Tenemos un termotanque eléctrico y a lo mejor el agua salga calentita.
-Puedo, mientras te bañas, quedarme cerca tuyo y así charlamos?
-Bueno, está bien, y de paso me contás cómo es tu vida de soltera.
-Ahora que lo recuerdo, apenas te vi me puse celosa y te quería hacer rabiar llevándote la contra en todo.-dice Luisa, francamente divertida.
Te quise herir el alma y creo que lo logré; señora anticuada con ideas reaccionarias.
-Ah, qué lindo es darse una buena ducha.-le contesta Tábata evitando
entrar en provocaciones.
Este artefacto anda de maravilla. Sale caliente que se puede prescindir de abrir el agua fría.
-Tenés un cuerpo hermoso; extraordinario.-exclama Luisa, verdaderamente impresionada; y continúa diciendo.
Para los años que tenés pareces una chica de mi edad.-remata la frase en estado pensativo a la vez de meditabundo.
-Ignoro como se dice gracias con una palabra distinta. Entonces, gracias.
-Sale bastante vapor!
Si te apurás a enjabonarte yo también me meto y me higienizo un poco.
-Hace una cosa, primero traete la pava y una olla que hay en la mesada. Para así juntar agua por sí se vacía el tanque.
-Adonde estaremos?-pregunta Luisa antes de salir del baño.
-Según mí parecer debemos estar en la bahía de Samborombón! A la altura del río Salado.
-Pienso lo mismo! -aquí se produce una larga pausa donde cada una está en la suya.
Y cuando Luisa regresa, dice así; envalentonada de meterse en la ducha.
Tomá, llená, y haceme un lugarcito.
Entonces, Tábata, sin importar que el agua se termine, le pide amablemente.
-Pero primero desnudate. Es una orden.
-Está bien, señora con mucha experiencia.
-El viento que sopla pareciera que irá a limpiar y hacer salir el sol de nuevo. Todavía no vi ninguna mariposa; vos vistes alguna?
-A los lados de los pechos tenés unas pecas preciosas. O son lunares con metástasis? -responde Luisa sumamente rebelde e hiriente.
A lo que Tábata, maternalmente, responde.
-Te queda lindo el pelo con espuma. Me haces acordar a una muñeca que tuve; que por gracia de la memoria emotiva puedo recordar mí vida entera.
-También podrías rememorar a cada uno de los hombres conque estuvistes?
-Si hago un poco de memoria me acuerdo de todos.
-Las cantantes para cantar mejor, debemos ser incisivas con la palabra; por éso, recién te herí a propósito? -agrega Luisa a modo de disculpa por el cruel exabrupto.
-Te estás pareciendo a Argentino dando tips de la ostia...
Mirá, cómo veo que te "falta", te voy a decir algo pero nunca se lo digas a nadie. -y al ver que Luisa hace una cruz con los dedos sobre la boca, Tábata continúa diciendo.
Para cantar bien lo mejor es deletrear en cámara lenta, por supuesto en actitud de canto, cada vocal y cada consonante; y allí va saliendo la música.
-Vos me das intrucciones como si yo fuera una soldadito de tu ejército y soy tu peor enemiga. Aunque te vaya a sonar a mentira, esquivo a muerte la posibilidad de ser artista.
-Y entonces cómo es que le venís a cantar a domicilio al hombre más exigente de la tierra? Mirá que si a Argentino le gusta como cantás no te lo sacas más de encima.-dice Tábata con suma sinceridad, evitando la confrontación.
Eureka, por fin se vacío el tanque; y así podemos volver a la bebida alcohólica. Con lo cual invocaremos la protección del dios de los borrachos.
-Ya de por sí, el lugar donde estamos nos pone en situación de estar a salvo. Después vayamos para afuera y llevemos la pava; qué con unas brasas que hay podemos calentar agua para cebar unos ricos mates- dice Luisa mientras se seca con la toalla.
-A vos, en vez de estar enamorada de tu padre te vendría bien una buena ristra de marineros.
-Mirá sí con este cuerpito, tan menudito, me agarrase un mastodonte durante una noche entera; cómo quedaría?
-Cómo dice la canción: En la cama no hay altura. -replica Tábata, como interrumpiendo la oración que va emergiendo de la voz de Luisa.
-Ahora, en tren de confianza, a mí también me gustaría decirte un secreto.
Pero antes, hagamos un trato; porque sí yo te cuento y vos hablás, juro que le digo al mundo entero lo que me acabas de enseñar; de deletrear en cámara lenta cuando estoy cantando.
-Éso nunca se lo digas a nadie; porque sino te hago la cruz! Me entendiste?
-Quedate tranquila que nuestro cuchi duerme tan profundamente que calculo que sí le ponemos un toscano cubano en la boca se lo fuma sin darse cuenta.
-Sin duda la noche de hoy será una velada de puro canto. Estás preparada? Porque Argentino va a querer que cantemos hasta el amanecer; con su claridad y la sagrada niebla.
-Insisto en decir que estoy enamorada de Argentino; y lo que tengo para decir tal vez pueda aclarar las cosas.
-Decime y te respondo.
-Pero antes quisiera saber si serías capaz de hacerte a un costado y dejarme el camino libre. -dice Luisa al borde de una confesión muy íntima.
-Insisto en recalcar que estás equivocada sí pensas que Argentino va a acceder a tener relación amorosa con su propia hija. Lo mejor va ser que cambies el chip y te olvides de querer partirlo al medio como a un queso.
-Con toda el alma pretendo hacerlo feliz.
-Por el camino de insistir te pronóstico un fracaso rotundo.
-Pasa que hay algo que ingnorás. Y ahí está la clave para pedirte prestado algo que te da lo mismo tener o perder.
-Te repito que me apena verte añorar un imposible. Además es repugnante que padre e hija vayan a tener sexo; con además una diferencia de edad de más de cuarenta años.
-Con respecto a la diferencia de edad, opino muy distinto. Hoy día las parejas duran como mucho dos años, a lo sumo tres, a quizás cuatro años; y en el mejor de los casos cinco; sí es que están casados por civil y por iglesia.
-Resignación, mija, cuando no se puede no se puede.
A ver, antes que nos agarre el cuarto menguante, contame lo que con tanto anhelo me querés confesar.
-Te lo digo pero acordate que me prometiste no decir nada previo a que yo se lo diga primero.
-Sabé que aquí nadie supera a Argentino. Y me animo a decir que hasta el propio sol entra segundo.
-Coincido; y por eso es que estoy enamorada.
-Te examino y observo que frente al tren que manejas te vas quedando dormida justo dentro del anden donde ya te resulta imposible frenar.
-Ha llegado la hora de decir la verdad.
-Aprovechame que estoy de oferta.
Siendo las catorce treinta horas, continúa la inestabilidad en el tiempo, pero en cambio ahora sin que sople ni pizca de viento.
Entonces la joven dueña del globo terráqueo, cual si dentro de la Chismosa sonase un despertador antiguo (con dos campanas cual orejas con auriculares) sin ningún tipo de preámbulo cuenta que en realidad es amiga de Susana; por tanto ningún parentesco la une con Argentino. Qué sólo su voz se escucha porque la otra permanece muda.
Y como para demostrarlo enseña a Tábata el Documento Nacional de Identidad.
-Ya ves, me llamo Luisa Larisa Mesino; y tengo veintiún años; mayor de edad.
Soy amiga de Susana. Pero resulta que ella está viviendo en Necochea. Trabajando de instructora en una escuela de equitación. Y cuando la madre le dio la noticia al padre, resulta que yo estaba allí, a pocos metros de la escena, mirando la cara de Argentino extremecido de emoción.
Y mientras que él me miraba de reojos, creyendo que yo era Susana, lo observaba con la pasión de una ramera.
Después, cuando se fue, me saludó compinche, cómo dando signos de aprobación.
Y al estar muy comprometido con la realización de algunos trámites de urgencia, como vino se marchó, y siguieron hablando por celular.
Después, por gozar de la confianza de Nilda, así me fui interiorizando de lo que a futuro planeaban.
Para mí manera de ver existe algo muy fuerte que nos quiere unir. Porque la naturaleza se expresó mandando la tempestad, para así salir flotando.
-Por lo que veo te sentís poderosa como Cleopatra. Y con exclusivo derecho a tener el privilegio de quedarte con mí hombre.
-Decí la verdad, vos estás con él por la guita. Que ahora sabiendo que tiene oro luchas para ser reconocida para cobrar los bienes gananciales de un concubinato inexistente.
Es de destacar que de mientras tanto Luisa hace su exposición sucede que algunas flores silvestres se abren de improviso.
-Quiero prevenirte que Argentino es polígamo. Se entretiene cambiando de mujeres como de calzones.
Y luego del primer encuentro amoroso, a todas sin excepción, les hace una prueba de canto.
Él se preocupa por que sepan cantar. Y a las chicas que le gustan físicamente pero que no saben cantar las aguanta como mucho un par de copetines. Y si saben cantar pero sus voces no resisten el trajín, les da jalea real y miel pura para poder mejorar sus voces.
Pero como casi siempre se impone el fracaso en encontrar la mujer perfecta, las termina hechando a todas; haciendo que sigan su camino sin siquiera darles las gracias.
Siempre, la única que perdura, soy yo. Entonces una y otra vez insiste en contratar mis servicios.
-Te pusiste colorada, por que?
-Porque en la medida que el tiempo pasa y mis voz se pone temblorosa, corro el mismo riesgo que las demás.
-Pareciera ser que en la vida hay que arrastrarse por el piso para andar con este hombre.
-Va a ser conveniente que siga creyendo que sos su hija, porque de lo contrario, cuando te escuche cantar, lo más probable es que te de el olivo.
-Estoy segura que un poco le gusto.
-También! Si lo apretas como a un bulón.
-Vos sos como una burbuja que nunca se rompe.
Porque cantas divino estoy segura que a vos siempre te va a querer y jamás se ha de cansar; por eso es que te pido que te corras y me dejes el camino libre.
-Me quisiera ir cuanto antes. Aún es temprano. Tengo muchos compromisos.
-Vistes? Se escuchan y se dejan ver algunos peces que saltan. Y aún siendo invierno el sol hace salir vapor del suelo pantanoso.
-Argentino está durmiendo demasiado. Tengo una plan para despertarlo.
-Por cómo toco la guitarra, vos pensas que le pueda llegar a agradar mi presencia?
-Mientras crea que sos su hija va a darte todos los gustos.
-Cuando desarrollé la idea para presentarme en lugar de Susana, estuve practicando algunas letras de canciones que a lo mejor le puedan llegar a satisfacer.
Soy consciente que canto regularcito pero ahora con tus clases creo que la voy a romper toda.
-Cuando las cosas vuelvan a la normalidad, averiguá si podés contactarte con algún profesor de canto. A él le va agradar esa iniciativa. Porque sino va a querer que seas parte del viento que pasa de largo.
Hagamos lo siguiente. Mientras charlamos cortemos algo de leña para encender la salamandra.
-Con qué herramienta?
-Cómo el presidente voy a utilizar la motosierra y vamos a cortar la baranda entera.
-Apenas se despierte le voy a decir la verdad. Quisiera dejar de ser la supuesta hija y empezar hablar en serio.
-Para darme fuerza voy a comer un poco de lechón y a tomar vino malvec.
-Me devano los sesos pensando que va a decir cuando vea que gastamos el agua y cortamos la baranda.
-Si ya estamos a salvo y a lo sumo solamente tendremos que pasar una noche sola. Además ahí tiene una cacerola llena y la pava con agua tibia.
-Y si hubiera marea y salimos flotando de nuevo?
-Por éso me quiero ir cuanto antes. Además tenemos la pantalla solar...
-Ojo, tené cuidado con esa cadena tan filosa.
-Alcanzame el bidón aquel.
-Cuando aprendiste a ser leñadora?
Qué olor fuerte sale de ahí dentro.
-En la vida cualquier cosa se puede aprender menos a cantar cuando se es de madera.
En medio de la conversación la máquina arranca y entonces terminan de hablar.
Ahora, la fresca tarde reminiscencia de un otoño super agradable.
De la motosierra, en la décima tirada de soga, Tábata logró encender el motor. A piolazo limpio! Además, como cacheteando al destino, aprieta el acelerador como si fuese piloto mujer de un Williams de la Fórmula Uno. Y con la boca abierta como la de un sapo, comienza acercarse a la zona en cuestión.
Con decir... Los insectos del invernadero huyen sin
el permiso de sus alas. Y las plantas desprovistas de seres entre el armazón del follaje, agradecen el salvarse de la poda. Entonces, la mejor de las cantantes, en el rol de leñadora, se dirige hacia la baranda produciendo un primer corte, tajante, donde luego con el siguiente, mas una patada a tiempo, hace saltar un buen tramo del pasamanos. Que con actitud radical intransigente arremete contra los otros tramos de balaustrada ya herida de muerte. Y así, con la continuidad de una corriente, sigue firme en la actividad hasta lograr tener ocho largos tirantes de madera del gusto de Argentino.
Cabe destacar que a falta de la protección de origen la casa luce con nueva iluminación y pasa el aire provocando cierta brisa reconfortante.
Más, al instante de todo esto, le sobreviene la idea de poner los palos sobre las brasas que quedaron de la fogata; con la aguda intención de cortarlos al medio por medio del tímido fuego que apenas flamea.
Su mirada denota cierta furia por el ímpetu conque desarrolla la actividad deseada.
-Después de todo estamos en invierno. Dice Tábata agitada pero conforme.
-Me parece que Argentino por fin se ha despertado.-retruca Luisa aún en el personaje de Susana. Y continuó diciendo.
Vayamos a preguntar cómo es que hemos salido de tan complicada situación; y estamos ahora disfrutando del alivio que supo conseguir con su ardua conquista.
-Haceme el favor. Mientras se termina de despavilar, alcanzame aquella caja con verduras. Que mientras toma un vino yo voy a poner las cebollas sobre las brasas de la fogata. Después, más tarde, te juro que termino de cortar la madera en trozos pequeños como para que entren en la salamandra.
-Lo que vos me digas a cambio que mantengas el secreto nuestro. Porque de lo contrario te va a llover una furia de insultos.
-Lo mejor va a ser que te mimetices con el río calmo.
-Ahora está probando el lechón y se rasca la cabeza. Come como si fuera una vaca. Lo único que hace es masticar.
-Sobre la costa quedó hay una linda rama. Ponela en la fogata para que cuando asomen las llamas también se corte junto con los otros.
Pasa que queda mucho trabajo por delante y conviene mantener la cadena afilada.-le aclara Tábata para que la discípula aprenda.
-De a poco se despavila y ya está por quedar liberado.-la pone al tanto Luisa a la maestra.
-De paso alcanzame la olla con el agua. Hacé lo que te digo.-ni hace falta aclarar que esto último lo dice Tábata; aunque sí vale la pena destacar el rostro de presidiaria que utiliza para acompañar las palabras.
-El sol calienta que hace empate con la primavera. Dice Luisa con voz de soprano que anda contramano por una avenida.
-Hola. Buen día. Me duele horrores la espalda por esa colchoneta tan dura.-y quien sino, el amigo de Naturaleza podría hacer su aparición cual un señor feudal.
-Héroe total! Ídolo! Master en salvataje! Prestame tu hombro para llorar de agradecimiento. O preferís que cante una chacarera alegre. Dale. Contanos como hicistes para que podamos estar aquí como magnates griegos.
-Epa, sin querer le di una patada a la caserola y se derramó toda el agua.
-Para evitar las frituras traje la olla con agua del tanque porque queríamos hacer unos ricos huevos duros.
-Creo que fui claro en ordenar conservar el agua como reserva.
Recuerdo que lo dije con suma preocupación y todos estuvimos de acuerdo.
-El tanque está vacío porque aparte nos dimos un baño.-dice Tábata provocando que Argentino se tenga que frotar los ojos con las manos no del todo limpias.
-Fuiste un verdadero capitán en haber capeado el temporal hasta traernos aquí.
Solo te falta la pipa con tabaco mientras sale humito. Me siento orgullosa de ser tu primogénita.
-Paren de elogiarme porque yo no fui quien trajo la casa hasta aquí.
-Y entonces quien?
-Ni idea. Pensaba que fueron ustedes y las estaba por felicitar de como llegamos hasta este paraíso; que esa misma pregunta le quería hacer a ustedes pero me dejan mudo.
Perdonen un segundo. Me quiero fijar si está la escopeta. A lo mejor pueda haber pumas y quiero tener el armar cerca.
-Yo en la cartera tengo cigarrillos; si querés, padre, te acompañado y te enciendo uno.
-O sea que ninguno de los tres sabe como llegamos hasta aquí?
-Me resulta bastante ilógico que suceda algo así; de nadie saber cómo cuernos nos salvamos.
-Estoy durmiendo desde hace un día; me parece.
-Pues entonces quien nos llevó a la cama y nos acostó juntas.
-Fui yo. Pero después, del cansancio, yo también me acosté y me quedé frito; que dormí como un lirón.
-Habrá venido la prefectura y sin despertarnos nos trajeron hasta aquí? Pero como habrán subido la casa hasta arriba del médano? dice Tábata muy alerta de lo que sucede.
-Como siempre hay un superior que da las órdenes. A lo mejor fue su antojo hacernos la patriada de salvarnos. Además de dejarnos dormir; y todos los subordinados obedecieron.-se aventura a conjeturar Luisa; tímidamente parafraseando.
-Vos decis? Suena raro pero tal vez.-dice Tábata algo cansada de escuchar tonterías.
-Llámese como se llame estamos a salvo. Y le voy a estar agradecida al país por toda la eternidad.
-Y yo lo mismo.
-Por lo visto anduvieron cortando la baranda. Otra cosa que hicieron sin pensar en mí. Que tengo que hacer? Contratar unos matones que las vigilen las veinticuatro horas del día?
Y esas tablas?
-Son las barandas y un tablón que había en el galpón.
-Permítanme que las putee un rato seguido.
Ya mismo voy a sacarlos del fuego.
-Padre, desde que nos despertamos, estuvimos todo el tiempo hablando de vos solamente elogiando tu forma de ser.
-Argentino, me tenés desorientada. Sos dueño de un tarro lleno de monedas de oro y te preocupas por treinta metros de baranda?
-Las barandas daban unas líneas de sombra a la casa que se fueron...
-Si nos quedamos haremos rodar una noche nocturna de puro canto y guitarra.
-A mí me parece que nos conviene irnos ahora mismo. Ahí hay un sendero de arena que seguramente conduce a la ruta Once.-dice Tábata con verdadero deseo de emprender la partida.
Luego de Argentino quitar, intactos, los palos del débil fuego; entre la concurrencia femenina impera el misterio sobre qué órdenes impartirá el macho cabrío.
Con decir que el aliento de las respiraciones supera al propio viento.
Mientras tanto, las chicas, absortas y mudas, sin saber que decir ni que chimentar, observan atentamente el accionar del hombre enojado que tienen a escasos metros de distancia. Donde renglón seguido y sin explicación alguna, se dirige directo hacia la casa en busca herramientas. Lo que hace acrecentar aún más la intriga entre las chicas, haciéndose necesario seguir sus pasos en averiguar lo que acontece.
No obstante la persecución, Tábata, le da poca relevancia al hecho de Argentino estar decidido hacer algo trascendental sin suministrar información al respecto. Sino que considera preferible hacer público su interés personal. Por lo tanto, la propia Tábata, rompe el silencio con frases precisas referidas a regresar de inmediato a la ciudad.
-El frío húmedo taladra los huesos pero mi cerebro sigue funcionando.-aclara. Si quieren saber mi opinión, opino que cuánto antes tenemos que irnos de aquí. Aún es temprano y la distancia que nos separa de la civilización puede resultar un paseo dominguero.
-Por mí parte, prefiero ponerme a las órdenes del capitán; acomodándome a lo que él decida.-dándose por aludida responde la joven que pretende conquistar el corazón del enigmático pretendiente.-lo que da pié a la exquisita madame a intentar ser persuasiva antes que autoritaria.
-Argentino, para llegar a la ruta debemos caminar como mucho: cuatro, cinco kilómetros; que en media hora podemos estar a salvo.
-Está muy bien lo que decis. En un punto yo pienso lo mismo.-contesta el jefe, mientras tanto con una rama y un pedazo de soga prepara un especie de revenque ideal como para conducir un carruaje.
-Entonces voy cerrando la casa. Vámonos ya.
Vos, nena, tenete encima tarjetas y documentos. Dale apurate.
Al fin renacen en mí las esperanzas de poder salir de este maldito infierno.
-Sin embargo yo veo todo tan tranquilo que da a suponer que estamos en un lugar seguro. Además el sol asoma entre las nubes lo que indica que el tiempo tiende a mejorar. Y tal vez convega esperar hasta el alba para salir con todo el día por delante.-se anima a pronunciar, con tono conciliador, Luisa, la amiga de la hija del dueño; Susana.
-Adonde vas con ese martillo y clavos?-pregunta Tábata, temerosa de andar perdiendo los valiosos minutos al cohete.
-Padre mío, parecieras estar muy ofuscado, cuando en realidad nada terrible a pasado entre nosotros.
-Argentino! Me escuchás? Aquí con tu hija estamos preparando la partida porque coincidimos en que lo mejor es irse.
-Puede ser. Pero antes quisiera fabricar una cruz.
-Para qué?
-Maldito infierno le decís al lugar donde va a quedar la prefabricada por siempre? -parafrasea de mala gana mientras regresa adonde están las tablas.
Donde luego, mientras las mujeres terminan de ultimar detalles para el repliegue, Argentino trabaja mientras habla a media voz consigo mismo.
--El tablón va a ser el palo verical. Y aparte voy a colocar dos listones de la baranda, casi pegados, que sean de un metro y medio de largo.-entonces el capo, pese a ser un sexagenario, con la motosierra en el aire, de un solo piolazo, la enciende como si tal cosa. Para al instante, sin tomar respiro, hacer tres precisos cortes en ciertas y determinadas tablas elegidas del conjunto.
Ahora, continúa diciendo en voz baja, voy a clavar tres largos clavos en cada uno de los travesaños.-y así, en pocos segundos, fabrica una cruz de alta resistencia y calidad. Enseguida regresando a la casa. Llevando la motosierra. Con la idea de juntar sus cosas y marchar de una buena vez.
-Aquí en la rambla hay hormigas amenazando entrar; seguramente para atacar al lechón que despide un olor exquisito.
-A mi me parece conveniente que llevemos todo lo que sea comestible; no les parece?
Aunque algo endemoniado, así replica, Argentino, ante la evidencia de las chicas tener razón.
-Yo a las hormigas invasoras las rocío con cardo mariano, para que pierdan el apetito sexual. O sino con escencia de vainilla; y de paso, eso mismo, debería hacer con ustedes.
-Por favor decime que opinión tenés sobre irnos lo antes posible.
-Quien se anima a asegurar que el diluvio no haya abarcado toda la región y que la provincia esté paralizada por completo?
-Basta de exagerar. Seguramente la inundación se retiró y Buenos Aires luce como siempre de linda pero más limpia. Y estamos tan cerca de la salvación que sería una enorme picardía meterse de nuevo en quilombos.
Aparte, acordate que le contaste al psicólogo que hay otro tarro con monedas en la casa vieja. Mirá si se le ocurre ir a ver si lo encuentra.
-Está bien, vayámonos. Pero voy a llevar la escopeta. Levanten campamento, nos vamos, es una orden.
Y en el chango del supermercado pongan todo lo que sea comestible.
-Te quiero un montonazo. Con vos siempre paso buenos momentos y éste no iba a ser la excepción.
-Yo voy a llevar la guitarra y el globo terráqueo; puedo?
-Aparte esta noche más que seguro las nubes taparán la luna por completo; y entonces qué sentido tiene la vida sino se puede apreciar el firmamento en su total magnitud?
-Vos te querés ir porque seguro hay alguien que te está esperando.
-Y eso que tiene de malo, si vos también sos un mujeriego.
-Las mujeres que tuve las puedo contar con los dedos de la mano...
-Dejen de pelear por cuestiones que poco tienen que ver con un estreno en el Tabaris.
-Demonos prisa que si viene marea la cosa se puede poner recontra fea.-dice Tábata entusiasmada.
-Tenés razón. Para la época en que estamos, sopla una brisa caliente, y eso puede traer tormenta eléctrica.-apoya la moción la joven con guitarra en mano.
-Es verdad. El ambiente está levemente caldeado, y entonces a lo mejor por la noche llueva con gran intensidad; habiendo truenos y relámpagos.
-Estoy empezando a sentir miedo.-dice Luisa; que para Argentino continúa llamándose Susana.
-Las nubes tapan el sol y la penumbra le gana a la tardecita. Que vendría a ser como una mueca triste del día. Después del chubasco que soportamos me quisiera ir a vivir al propio desierto.-agrega Tábata haciendo refuerzo de la acción de retirada.
-El diluvio fue tremendo y aún así sobrevivimos. Que prácticamente nada hemos perdido.
-Cuanta tristeza me embarga el alma el hecho de observar la casa sin barandas.
Juro que a la Chismosa la voy a usar para venir los fines de semana y de vacaciones. Y apenas llegue voy a mandar hacer un cartel con su nombre.-dice Argentino conteniendo los deseos de llorar.
-O sea que con esta cosa tenemos un largo porvenir por delante; y con más razón vayámonos cuanto antes, si total vamos a volver. Dejemos escondida la llave en algún sector de la maceta.
-Y cuando volvamos estaría bueno plantar unas lindas palmeras.-dice Luisa tratando de amainar la triste despedida.
-Yo sin embargo pienso que con toda la humedad que absorbió la madera, en nada de tiempo se habrá de pudrir cual una manzana.-agrega Tábata en trance de herir el alma de Argentino.
-Ya van a ver, la voy a pintar con líquido impermeabilizante; cosa que hice la vez pasada.
-Llevemos un par de vinos. Mejor uno para cada uno. Pasa que con el agua de la pava estuve regando las plantas.-insiste Tábata, con la intención de poner a su pareja de carácter aguerrido.
-Por momentos siento deseos de azotarte con este látigo.
Pero antes te voy a crucificar; atada con la soga como un matambre; y así vas a arrastrar la cruz a tracción a sangre.
-Entonces voy a perecer del cansancio.-responde la señora, muerta de la risa.
-A ver, decime, quien mongo nos asegura que el camino de arena llega hasta la ruta?! Y si por el contrario, al kilómetro de arrastrar la cruz, nos encontramos con un suelo pantanoso donde el agua nos llega al pecho?
-Cuál es el problema; si vemos que es imposible llegar, regresamos.
-Acá las órdenes las doy yo! Me hicieron perder la paciencia!
Tengo la conciencia tranquila que he sido bueno con ustedes; pero de ahora en más todo será muy distinto.-arto de ser educado y complaciente, Argentino se manifiesta con la voz de la bronca, que en este preciso momento lo determina por completo.
Vos vas a arrastrar la cruz a los latigazos. Y vos vas a arrastrar el chango sobre la arena a patadas en el trasero.
Ya van a ver que lindo es sacar de las casillas a un hombre aguerrido!
-Me extraña, viejo, vos al fin de cuentas sos un machista empedernido; persona de repudiar.
Borracho! -grita la madame a los cuatro vientos.
-A ver, decime. Ya que hablas cómo una feminista. Por qué los hombres debemos resignar nuestros poderes y en reemplazo tener una conciencia tal que logre evitar darles castigo cuando se portan mal y nos vuelven locos? Cuando además nos sumergen en el martirio de la retórica propia de las hembras. Con aguda dialéctica que en el fondo esconde desprecio.
-Pasa que odias a las mujeres porque te sentís inferior... Infeliz!
-Si yo estoy enojado con vos, por qué cuernos me tienen acusar de odiar a todas por igual?
Yo, odiar a mi madre?! Donde se ha visto! Yo odiar a mis maestras? Yo odiar a mis clientas?
Dale ponete la cruz en la espalda! Y vos arratra el carro como una yegua; mitad yegua y mitad burra!
-Deja de pegarme con ese latido! -grita la señora mayor.
-Caminá! No me digan lo que tengo que hacer! Caminá. La casa está cerrada. Caminá vos también.
Y la caja con verduras queda a ahí para los pobres pájaritos. Caminen! Ingratas!
-Yo estoy muy cargada y este carro tiene las ruedas frenadas!
Cuando llegue voy a establecer una denuncia penal.
-Hacé como te parezca. Pero ahora, caminá!
Yo sé. Pasa que quieren crear una conciencia en los hombres, para qué seamos capaces de abstraernos de responder al maltrato con palizas. Pero conmigo se equivocaron! Tomá! Y vos también!
-Ay!
-Caminen! Busquen a otro estúpido para someterlo a burla.
Entiendan que es absurdo que de buenas a primeras pretendan crear en mí una conciencia de tipito dócil como una tortuga.
Si quieren adiestren a la gente para que no arrojen la basura en la vía pública, pero a cambio pongan tachos con bolsas de consorcio.
-Ay!
-Ay!
-Sí me volvés loco voy hacer locuras! Dejaron de ser mis aliadas, y quieren que me lo tome con soda? Ahora aguántensela!
-Por qué me tratás como una traidora si yo soy tu mejor amiga.
-Pasa que vos te crees una institución y entonces hablas como mirando a todo el mundo por arriba.
Caminá, ramera, caminá.
-A ver, nombrame algo peor que esto... Exclama la Tábata luego de arrastrar la cruz por veinte metros corridos.
A lo que Argentino responde:
-Leer novelas mientras se defeca en el inodoro.
12-
Exige, Tábata, a los veintitrés metros de arrastrar la cruz, un merecido descanso. Aprovechando las dudas del victimario para agregar una solicitud de perdón que la exima de semejante castigo. Y allí calló de rodillas haciendo que el palo mayor de la cruz vaya a golpear su cabeza; que hubiera deseado tener puesto un casco de motociclista.
Pero pese a las súplicas y los lamentos, Argentino continúa obligando a sus sometidas a seguir caminando en cumplimiento de la prenda, que bien se merecen por volverlo loco. Lo que hace la escena por demás dantesca; en cuanto que las mujeres parecieran ser integrantes del propio averno.
Pero ocurre que antes del brote esquizofrénico, y de ponerse a impartir justicia de manera despótica, Argentino tenía una idea precisa por la cual se puso a fabricar la cruz. Y es la de poner un objeto importante en medio del camino. Que haga detener a los posibles visitantes. A reflexionar acerca de continuar avanzando. Por lo tanto decide detener la marcha en un punto que él considera bastante ideal. Latigazos mediante ordenando de inmediato que empiecen a cavar un pozo. Por tanto, sin posibilidad de oponerse, las chicas obedecen, y con las manos comiezan con la tarea de quitar arena y arrojarla a los costados. Pero Argentino, algo sádico, de corte meticuloso, las obliga a que estén en una posición física determinada. Acorde como para que la arena que sacan vaya a pasar por entre las piernas. O sea inclinadas hacia adelante con las gambas abiertas y las manos haciendo de pala. Y así continúan trabajando cómo nunca en su vida lo hicieron. Qué a la par en que cavan el capanga va haciendo observar que en esa postura parecen lo que en verdad son; unas verdaderas perras.
Y así es que cavan arduamente hasta conseguir un pozo de un metro de circunferencia por un metro de profundidad.
Por otra parte, de forma paralela, al costado de la excavación, cinco gorriones luchan por unas migas de pan que Argentino les ofrece; solamente faltando tres horas para caer la tarde y oscurecer.
En cuanto a los castigos corporales, es necesario hacer constar que los latigazos fueron aplicados con suaves golpes y suma delicadeza.
Al estar la cruz acostada sobre el piso, Argentino con un bolígrafo de fibra gruesa, escribe la palabra Propiedad Privada.
Una cosa que Argentino imagina en silencio. Mientras se apresta a clavar la cruz en el pozo. Objeto monumental, que entre otras cosas, obtaculiza el camino a la entrada de vehículos. Pues entonces fantasea que los días despejados producto de las distintas posiciones del sol, según las diferentes horas y la propia traslación, habrá sombras rodeando la bella cruz cual si fuera un reloj de la Edad Media. Qué a su debido tiempo él sabrá anotar los sucesos con total tranquilidad y parsimonia.
Mientras tanto sueña despierto, Tábata, por demás compungida, e impulsada por la bronca, le hace recordar a Argentino la posible mirada de su madre desde el inmaculado Cielo. Lo que debe estar pensando al verlo someter con violencia a personas allegadas, del sexo débil, y en situación de catástrofe; valiendo el esfuerzo el ir meditando sobre el asunto, si es que en verdad desea triunfar en la vida. Por su parte, Argentino, escuchando sobre el aire el vago sonido del nombre de su madre. Al recordarla comienza a lagrimear sin consuelo. A todo momento ignorando como hacer para detener el llanto.
Y en lo que respecta a Luisa. Ella evita hacer comparación verbal, de tirar de un carro de realizar las compras, con las ruedas frenadas por la arena, a llevar una cruz, con gran peso y filosos vértices, sobre el cuello y la espalda. De todos modos a Luisa le sabe a injusticia que ambas sean tratadas de manera parecida; que quisiera gritarlo a los cuatro vientos. Y aunque un tanto asustada de verlo a Argentino salido de sus cabales. Mantiene intacto el sentimiento de admiración que sostiene desde que lo viera por vez primera.
Y así, entristecido de nostalgia, Argentino saca una foto de su madre y la mira recordando lo linda que era; además de espléndida y cariñosa; saliendo de su boca, mezclado con el alimento, el nombre de su querida mamá.
Entonces Luisa, alegremente sugiere descorchar otro vino. Cosa que todos aceptan de buena gana. Más cómo se han olvidado el sacacorchos. Argentino asume el riesgo de hundir con el dedo índice el tapón dentro de la botella; quien finalmente queda flotando sobre el contenido. Y así, de la tanta sed, se pasan el torrontes de vino riojano. Tomando, trago tras trago, hasta llegar al fondo del recipiente de vidrio.
Por tanto Argentino se relaja y enternece abandonado su actitud de violencia despótica. Poniendo el ánimo en colaborar activamente en terminar el pozo. Para luego calzar la cruz como tenía previsto.
Haciendo inspección, como primera medida se sorprende de cuánto han cavado en tan poco tiempo. Mas de un metro en quince minutos. Y encima aún sigue habiendo material de los tantos elefantes.
Entonces, habiendo observando que debajo del pozo la arena está húmeda. Lo que significa que a escasos centímetro se encuentra el barro. Por fin se decide a insertar la cruz con la inscripción mirando hacia el poniente. Cómo paso siguiente, cubriendo el pozo con abundante arena. Más luego aprisonando con los pies para sujerarla contra el suelo. Quedando así la cruz parada con la escritura en fibra. Que da cuenta que esas tierras son de Argentino.
Y todos, sin excepción, por el calor que tienen, deseando quitarse los abrigos para usar el monumento cual un simple perchero.
Ya con los ojos puestos en dirección a la ruta, Argentino dice, a modo de discurso, que algún día irá a plantar a los costados del camino una hilera de eucaliptos.
Y así, aliviados y tranquilos, todos vuelven a sonreír como al principio del día.
Luego, Argentino, cuenta, que en realidad fabricó la cruz, no para castigar a sus preciosas del alma, sino más bien para poner en alerta a los posibles visitantes que a esas tierras pretendan llegar. Para que sepan que todo el territorio tiene dueño; y ni que hablar de la prefabricada. Y si por el contrario se apersonara un supuesto propietario. Que también sepa que existe alguien muy interesado en adquirir esa porción de tierra. Contando que tiene pensado sembrar muchas plantas que den flores de diferentes colores. Y también poner frutales por todo el lote. Insistiendo en recalcar que esas tierras son la propiedad elegida donde piensa venir a terminar sus días. E incluso a ser enterrado. Que al momento le cuesta concebir una idea diferente. Y si cuando muera alguien les pregunta por él, que le contesten que su cuerpo se ha confundido con el ombú bien frondoso que han plantado sobre su tumba. Y que digan, y que recalquen, que en el sentido mas estricto de la palabra, por medio del hermoso árbol, al fin a logrado fusionarse con la naturaleza. Para terminar poniendo sobre el tapete que en su larga vida a conseguido tener poder y éso lo hará hacer valer a la hora de tener que esgrimir los argumentos del conquistador. Y aunque parezca épico, le pide a su hija que toque un poco la guitarra; como para animar la despedida con buena música de fondo.
Entonces, cómo para apoyar la moción de continuar la retirada hacia la ruta Once. Sin que nada empañe el discurso del capitán. Las chicas evitan decir que ellas también, a la par de él, envejecen. Y que antes que el ombú tenga metro y medio de altura estarán todos los presentes enterrados en sus respectivas tumbas. Entonces, a cambio de un silencio que pueda interpretarse como despectiva indiferencia. Las chicas hacen mensión de lo placentero que resulta que haya tan pocos mosquitos. Que les encanta la idea de estar alejadas de la peste del dengue.
Y ya con todo vuelto a la normalidad las mujeres vuelven a sentirse dueñas de sí mismas.
Más entonces ocurre que Luisa al escuchar que la llaman por el nombre de su Susana. Sobre todo de parte de Argentino, que encima lo hace con tanta devoción y cariño. Seguramente enternecida por la ebriedad decide adelantar la confesión y romper el silencio contando la verdad de los hechos. Poniendo al tanto a Argentino de estar haciéndose pasar por su hija. Y bien segura de sí, resaltando su belleza con los gestos del amor, ahí mismo frente a la cruz altiva le dice quien es, como se llama, y porque está ahí. Porque lo quiere y porque
pretende conquistarlo hasta lograr ser su prometida.
Por su parte, Tábata, de arrastrar la cruz, tiene algunos moretones. Pero prefiere callar y que siga creciendo esa relación incipiente de dos que se sienten atraídos.
Finalmente, luego de las chicas tanto temer, fue bien recibida por Argentino la historia de ser su hija Susana amiga de Luisa; una impostora allí presente.
E incluso Tábata se sincera diciendo que ella lo sabía. Pero a pedido de la embustera se vio obligada a callar. Quedando latentes flotando sobre el aire de la bahía sinnúmero de recriminaciones poco conversadas entre las muchachas.
Pero en medio de la caminata, al tener Argentino la oportunidad de jugar con el globo terráqueo. Y así de un pantallazo repasar los conceptos geográficos del ayer. Se suscita una interesante conversación acerca de a quien le pertenece dicho instrumento; sí a la verdadera Luisa o a la enigmática Susana; ausente sin aviso.
Y en resumidas cuentas Luisa considera que claramente la guitarra es de su amiga. Mientras tanto que el globo le pertenece íntegramente. Pués a ella fue a quien se lo obsequiaron. Quedando entonces establecido que el mapa mundial con forma de esfera es de Luisa.
Pero ahí mismo, haciendo que la animada conversación se prolongue, Argentino expresa a viva voz, que quisiera que, aunque más no sea, Luisa le describa físicamente a su hija. Que por lo menos le diga a quien cree que se parece; como para así él poder ir masticando lindos pensamientos empáticos con la fabulosa realidad. Siendo denegada la moción; valiendo la escusa de Luisa en satisfacer el pedido. Argumentando que cuándo estén a salvo y en casa ya habrá sobrado tiempo de conocer a la famosa primogénita. Que ahora se ocupe de ella; que luego de lo sucedido con el temporal bien merece la exclusividad por tiempo indefinido. Y que le ofrezca un abrazo de ésos que son cómo para sentirse unidos en cuerpo y alma.
Y entonces Argentino sonríe y se anima a llamarla por su nombre; con voz suave y aplomada. En tanto que Luisa responde tener la intención de estar siempre a su disposición ya sea como amiga o como confidente.
De a poco Argentino empezando a ver a Luisa cual si tuviera mucha hambre y sed, y ella fuera una deliciosa torta de cumpleaños. Imaginándose como un emperador romano, con una corona de flores sobre la frente, comiendo uvas desde el propio racimo que ella sostiene sobre su boca. Asimismo recordando aquella video llamada; donde pudo conocer a la verdadera Susana; galopando a caballo a orillas del mar.
Y mientras avanzan, con Argentino arrastrando el chango sin dificultad, amenizan la caminata dialogando acerca de quien se pagará una vuelta de café cuando retornen a Punta Piedras.
Ocurriendo además que Argentino lleva las monedas de oro, que como un imán atraen la atención de las chicas; que un tanto borrachitas caminan solo pensando en besar la botella y gastar a cuentas.
Cuando de pronto, en vívido exabrupto, cansado de tanta ambición y romanticismo barato. Al contrario de lo que uno podría suponer. Argentino amenaza con utilizar de nuevo el revenque, obligando a las chicas a jugar un partido de fútbol; con el propio globo terráqueo haciendo de pelota. Que tan sólo habrán de jugar al que hace el gol gana. Y él habrá de hacer de referí. A todo esto, con dos arcos hechos con montículos de arena, Luisa le gana a Tábata en un partidazo como para recordar en las futuras sobremesas.
De tanto ejercicio físico desplegado, oh casualidad, en época de olimpiada parisina, todos sintiendo el vivo deseo de descorchar el segundo de los vinos.
Y hundido el corcho de la botella luego de finalizado el mach, sacudidos de la risa, continúan marchando rumbo a la ciudad.
Pero en un momento ven una huella enorme, de un animal extraño; prehistórico, pareciera. Y las chicas se ponen a tirar líneas de exquisita paleontología; mientras Argentino, por lo bajo, sonríe como el perro Patán. Donde al cabo de unos minutos Luisa acierta en todo. Diciendo con desparpajo que se trata de un dragón que vino a cocinar el lechón y más luego se internó en el océano. Entonces a Argentino se le escaparon otro par de lagrimones, como gotas de agua que caen por los aleros de un techo. Y así continuaron buscando más huellas pero solo vieron barro y lodo a su alrrededor.
Ahora, Argentino hace notar, que aquí, en esta zona, también hubo llovido muchísimo. Que sí no fuera por el sendero de arena andarían con el agua por las rodillas.
Admirable momento de esparcimiento van viviendo mientras deambulan. Donde los duros momentos van quedando en el lejano olvido.
En su fuero interior, Tábata piensa que antes que corran unos pocos días, irá a olvidar lo sucedido y jamás volverá hablar sobre la travesía. He incluso, aunque lo calle, está por demás segura que jamás volverá a venir ni siquiera para cumplir una promesa.
Argentino conoce de pasada la ruta Once. Y sabe que a esta altura de su recorrido se separa un poco de la cercanía con el mar. Por ello un tanto duda de si serán cuatro o tal vez cinco kilómetros. Que sí el sendero llegase hasta la ruta, entonces serían muchos más de lo que él presuponía, los elefantes que intervinieron en aquel evento mágico propiciado por naturaleza. Que ni este tarro ni el otro que tiene en casa alcanzarían para poder colocar en sus frentes.
No obstante el gran alivio que significa poder regresar, el alma de la tarde de a poco se va apagando. Ayudada de las nubes que van y vienen como aviones de cabotaje.
Alguien dice querer más vino y todos aceptan besar la botella. Y una vez alimentado con alcohol el gargero renacen las frases de esperanza.
Y al consultar la hora, que la tenían olvidada, comprueban que tan solo son las dieciséis pasaditas. Y en conjunto piensan; en cuantas cosas se pueden hacer en un día. Que por ello existen las jornadas de trabajo de ocho horas; y qué la humanidad ha evolucionado tanto.
Mientras qué, por está tonta reflexión, entre las chicas se suscita una aguda discusión de política. Donde por el momento va quedando evidenciado que Luisa, en efecto, actúa como militante de un partido importante. Más precisamente en el peronista de la línea de los Fernández.
Entonces la propia Luisa, hace remarcación que las diferencias sociales vienen dadas desde la época de la esclavitud. Encendiendo así una mecha interminable.
Donde continúa diciendo, que visto el asunto desde una perspectiva moderna, desde aquella época de los funestos señores feudales a la época actual, nunca se hubo mezclado el mazo como para dar de nuevo, con relación al injusto pasado de prácticas medievales; configurandose allí la primera gran injusticia de los tiempos modernos; la desigualdad. Lo que hace que todo como está sea verdaderamente un despropósito. Siendo que la justicia social es la manera correcta de poner la cuestión en su justo termino.
Argentino, de momento, es solamente testigo imparcial. Sobre todo porque está muy emocionado pensando en Naturaleza. Y poco y nada le interesa la conformación del mundo y la distribución de la riqueza.
Pero Luisa insiste en subrayar que cuando el presidente justifica los ajustes diciendo que aún nadie a muerto de hambre. Es porque ésa es la medida del límite para los liberales, en justificar las políticas de miseria que implementan.
Hay avispas hay libélulas, hay recanuajos; hay diferencias políticas. Pero después de todo también hay un pueblo esperando.
Y Mientras tanto las insinuantes nubes cargas de lluvia pasan de largo como una estrella fugaz, el viento, como trompeta de gordo, hace sonar un lento Blues. Ahora siendo precisamente una tarde de apacible estancia; ideal como para extasiarse admirando el paisaje.
Más no habiéndose bebido demasiado alcohol, sin embargo están todos por demás extrovertidos.
Cuál cazador con la escopeta al hombro y en el chango un lechón, Argentino nota que Luisa en efecto parece ser una muchacha apasionada de los quehaceres de la política. Que para nada resulta extraño que sea una militante que recién comienza a dar sus primeros pasos.
Pero Argentino tiene presente aún que por motivo de hablar apasionadamente de esos temas urticantes, Tábata la hubo lastimado con una cuchilla de asado. Que aunque se trató de una lesión sin mayor importancia, de haber sido tratada en una guardia hospitalaria hubiera merecido un par de puntos de sutura.
Es algo que pareciera haber quedado sepultado en el olvido pero que a Argentino lo tiene un tanto incómodo; pues además la empujó al mar; que de no haber estado él en el agua otra hubiera sido la historia.
Y mientras cavila en silencio escucha cómo la conversación va subiendo de tono.
Escuchando decir por parte de la querida Luisa. Que los liberales consideran a los pobres merecedores de la condición de carecer de las cosas materiales. Porque en vez de luchar a favor de los mercados establecidos como legítimos se rinden a la farra de contemplar de brazos cruzados la vida pasar. Porque al fin de cuentas los oligarcas los consideran vagos por naturaleza, e inútiles por falta de pasantías. O que sencillamente nacieron para atender a los más pudientes. Rematando la idea con asegurar que opinar así es verdaderamente aberrante.
Para después, como en un partido de ping pong, escuchar de Tábata un discurso antagónico donde se dice todo lo contrario. Que los liberales tienen la precisa para que el mundo evolucione para bien sujeto a las leyes del mercado y la sana competencia.
De rebote alertando a Argentino para que tenga cuidado con las monedas porque se las puede quitar para así dárselas a los malhechores terroristas.
Cuando de pronto Argentino oye un ruido. Apartando el oído de la conversación y adentrándose unos metros sobre la jungla. Qué apartado de la escena logra ver un puma que viene acercándose. Entonces, como es lógico, hace una señal de alto. Cómo primera medida avanzando cuál un soldado. En cuclillas y con el cañón de la escopeta hacia adelante. Apuntado al animal al corazón. Pero no obstante la óptima posición duda de si disparar pues siente compasión del pobre felino.
A todo esto, las chicas, ajustando cuentas sobre el tema de la inflación, esperan discutiendo en medio del camino; empecinadas en querer tener la razón más allá de los argumentos.
Entonces Argentino las mira fijo, y les hace un gesto de hacer silencio. Para enseguida explicarles que hay un posible peligro al encontrarse un puma muy cerca de ellos.
Pués entonces, cómo resultado de la implícita consulta, se ponen a discutir si matarlo o qué. Llegándose al acuerdo que en vez de liquidarlo lo mejor será darle de comer el sabroso lechón. Y de paso abandonar el carro con el resto de las cosas dentro. Para lo cual, excepto una pata que se la quedan para ellos, el resto se lo entregan al felino; quien así logra quitarse las amarguras del hambre, pudiendo endulzar la salud con llevarse semejante manjar al estómago.
Y mientras tanto el animal come siguen discutiendo de política. Al punto que Tábata se indigna tanto, que lo obliga a Argentino a tener que intervenir con opiniones propias. Y siendo que le cuesta asociar las ideas con el discurso, finalmente se pronuncia en favor de tener un Estado protector de los asuntos vitales. Porque piensa que un país tiene que poder fabricar armamentos, autos, camiones, aviones, turbinas, tuberías, herramientas. Que tiene que poder ser independiente del resto del mundo; pues nunca se sabe que postura pueden a asumir los demás gobernantes. Pero no obstante la peculiar situación de tener al invitado comensal masticando a colmillos afilados. Argentino tuvo nuevamente que interceder de costado antes que las mujeres se vayan a tirar de las mechas.
Como consecuencia, para así poder controlar la situación y disipar la ira, darle de comer al puma la pata que se habían separado para ellos.
E increíblemente, siendo que el puma se muestra tan manso, le alcanzan acariciar el lomo; que hasta, de habérselo propuesto, le hubieran podido colocar un collar en el cuello.
Y allí, maravillados del contacto con un animal salvaje, Argentino por lo bajo hace reflexionar a las chicas de mejor dejar de pelear por algo tan imposible como querer arreglar al mundo. Si total, de una forma u otra, siempre habrá serios problemas que hagan la vida difícil y complicada.
Además, haciendo remarcar la idea, de que nunca se termina de aprender y que siempre hay que tener la mente abierta para poder adaptarse a los nuevos tiempos. Además de pensar que es imposible que pueda existir un país sin tener un Estado presente; porque país y Estado son una misma cosa.
En pleno debate de corte acalorado. Donde las mujeres parecen senadoras de una sesión del Congreso. Argentino se decide a retomar la caminata. Así colocando la carabina sobre su hombro y a latigazos limpios obligando a las mujeres a cantar una canción dedicada a la patria.
Y a la par de Aurora, casualmente logran divisar en el cielo un águila en vuelo triunfal; con además el firmamento ciertamente despejado, con solamente una ancha nube de escaso grosor, cual gasa blanca de seda transparente que cubre al astro que brinda su calor al sistema.
Y así a trote de mula se alejan del felino para acercarse cada vez más a la ruta que lleva a la civilización.
A su vez, aquel río Salado que tanta admiración despertara, hace una curva pronunciada con dirección al norte; con lo cual a medida que avanzan va perdiendo protagonismo.
Más de vuelta haciendo uso del abuso de autoridad. Argentino pretende que las chicas disputen una carrera de resistencia. Carrera que se ve abortada porque Tábata aduce tener mas de cincuenta años; por sobre los escasos veintiuno de la guitarrista.
Cuando de todos modos el discurso del odio se va instalando por sobre el hablar pavadas.
Que entre tanto mal humor sobresalieron las palabras de Tábata. Elogiando al liberalismo y sus antiguas leyes del comercio. Donde siempre en la transacción se debe interponer una sonrisa.
Pero Luisa, ofuscadas y sin haber tocado el techo de la arenga política, monologa negándose a querer conversar amigablemente con quienes políticamente carecen de problema en querer matar de hambre al pueblo.
Así continuando la caminata donde por lo bajo se balbucean lascivos insultos y pases de factura.
Soberbio momento de contrariedad que de todos modos suma una euforia necesaria como para ponerle tenacidad al arte de vivir. Grandísima tarde empañada por la velocidad del odio. Que rápidamente va recorriendo con su mala vibra lo que queda del sendero. Resultando evidente que la relación está algo más que resquebraja. Sino directamente partida al medio. Así pasando los minutos donde se sigue profundizando en la grieta, con frases poco afectivas, vejatorias, hirientes, ofensivas, injuriosas; acompañada de miradas lacónicas pero en verdad avasallantes. Por tanto impulsando a Argentino, a intentar animar la situación batiendo el tarro cual sonajero de recién nacido, prometiendo que cuando lleguen irá a invertir dinero en llevarlas de vacaciones a las Termas de Río Hondo. Pero que a cambio en vez de discutir de política pasen hablar sobre cuestiones del día a día. Haciendo que la discusión se vaya convertiendo en un contrapunto de diferentes barbaridades.
Obligando a Argentino a sacar el as escondido debajo de la manga. De algo que un poco lo tiene pensado desde que salieron. Que en esta circunstancia de inminente pelea lo usa como para distender la mala onda. Entonces proponiendo buscar de inmediato dos largas ramas con horquetas en las puntas, cómo para en lo alto calzar un travesaño. Y con ello armar, al comienzo del camino, un especie de arco del triunfo que de paso a la propiedad.
Y así es que Luisa, que tiene la audacia propia de quien confía en el capitán, comienza a buscar algún árbol caído.
Por su parte, Tábata, aún debiendo satisfacer los caprichos del mandamás, su anhelo principal es alcanzar la ruta.
O sea que mientras que avanzan miran hacia los costados en busca de material como para construir un arco a la entrada del camino.
Sin duda una locura salida de una mente estresada que se precipita contra la vida de manera alborozada.
Porque, francamente, más luego de haber vivido una travesía sin par, ahora tener que poner el cuerpo al servicio de construir algo de lo que se puede prescindir; una locura. Y encima tener que cavar dos pozos. Un despropósito. Cuándo en realidad es preferible seguir para adelante aunque sea discutiendo de cualquier pavada. Sumado a que solamente cuentan con una cuchilla de asado; careciendo de tan siquiera un pedazo de alambre.
Y mientras buscan y caminan, solo de vez en cuando señalan el pantano creyendo haber encontrado algo.
Aunque, de todos modos, para Argentino la propuesta va sirviendo como bálsamo para distraer la atención, y así distender las agresiones mutuas manifestadas a lo largo del día.
Sin embargo, pese al pesimismo reinante, va quedando comprobado que entre el barro en efecto hay bastantes troncos de todo tipo.
Y en éso, cual náufrago que hubo visto un buque en el horizonte, Argentino exclama haber divisado una rama larga que bien podría servir de travesaño.
Pues entonces, no haciendo falta deliberar quien se atreverá ir en su búsqueda. Se descalza. Se remanga los pantalones hasta las rodillas. Agarra la rama, e intenta subir. Pero justo cuando está por alcanzar la cima, patina y cae. Enchastrando con barro la culata de la carabina que usaba de bastón. Desajuste que hace que Luisa suelte un grito escalofriante de estupor.
Haciendo que Argentino conduzca la situación hacia el llano de la tranquilidad. Proponiendo, la siempre acuñada idea de cantar para gozar de la vida. En esta oportunidad uno de sus temas preferidos: Oh, Sole Mío.
Especialmente dedicado para la madre naturaleza. Para la Pachamama.
Y las chicas, para no ser menos, repiten la canción a coro. Qué por el relax que se produce al momento del esparcimiento, un poco mejora el clima entre las participantes.
Para a los pocos metros, de la posterior acción de retomar el viaje, con la sagrada misión de encontrar un par de postes con horquetas en las puntas. Escuchar de Luisa hacer mensión del haber miserable que reciben los jubilados. Que con la escusa del equilibrio fiscal este gobierno les da migajas. Fatigados humanos que luego de una vida de luchar, ahora deben prescindir de comprar aspirinas.
Entonces, Tábata, ensalzada por la discusión anterior, que aún no logra superar, con énfasis le dice que: sí les aumentan el sueldo después hay que darle de nuevo a la maquinita de hacer billetes, y devuelta, como en el cuento de la buena pipa, suben los precios desmesuradamente.
Con lo cual, allí mismo, decide dar la media vuelta y continuar el camino sola.
Con la sana intención de ofrecer una digna tarde que marcha hacia el instante crepúscular con tonalidades de intenso rojo oscuro. Ahora Naturaleza ofrece un cielo alborotado donde la luz se percibe de tono pastel. Y debajo del firmamento, Argentino yace asfixiado de pánico, por causa del alejamiento parcial de su compañera Tábata; sintiendo que el mundo es una enorme caja de música con sus engranajes faltos de algunos dientes. Mujer amiga que exhibe al poder de los ojos, una contorneada figura de espalda, que se aleja lentamente sin por nada volver la vista atrás.
Entonces, ahora, culposo, voltea la mirada observando a Luisa. Con cara de solicitar compasión por desviar la atención de su excelsa figura. Qué por motivo de su lindura bien debería sentirse literalmente atraído. No cabiendo lugar para la indiferencia propia de un ser anodino. Sobre todo cuando la que se aleja es alguien que conoce de memoria. De la cual perfectamente podría prescindir de estar por un momento.
Pero en realidad se refiere a otra cuestión el verdadero motivo de las tantas dudas que lo invaden con relación a Luisa. Pues se trata de ella carecer de un factor que Naturaleza concidera primordial para la ejecución del canto.
Que de lo contrario él bien podría sentirse atraído como ninguno hacia la propuesta de vivir un romance.
Siendo la cuestión tan importante. La falta de un factor sustancial. Que al estar ausente impide poder entregarse de lleno al oficio de cantante. Por causa de estar la garganta descomprometida de la escencia imprescindible para la correcta vocalización de la voz en función de la actitud del canto.
Que sí se hace un trabajo de antropología biológica y se comporta uno cuál un pájaro aunque más no sea por un par de días. Comportamiento que para las aves es lo más normal del mundo. Pero el cual es suficiente motivo para imprimir a la voz de la musicalidad necesaria para ser considerado un cantante en serio. Pues de lo contrario, por más esfuerzo que se haga en querer vocalizar correctamente, en vez de ser un cantante que canta de verdad, se es un comediante que actúa de cantante sin por nada del mundo saberlo.
Por su parte, Luisa, apreciando el momento de una manera muy distinta, sonriendo entre dientes, se siente esperanzada de la relación con Argentino llegar a buen puerto.
Que además, embelesada, observa de él, que a pesar de los años mantiene el rostro con rasgos delicados y suaves. Con postura super juvenil que llama la atención de cualquiera. De además tener por naturaleza movimientos sensuales cargados de vital energía.
Y mientras tanto se miran fijamente, Luisa, le observa el color de los ojos brillantes; cargados de lujuria y picardía. Por momentos teniendo la errada premonición que pronto se irá a declarar prendado de amor por ella.
A parte de padecer confusión por los altercados entre las chicas, Argentino siente tremendo éxtasis por el lugar donde se encuentra. Que si por él fuera pegaría la vuelta y se quedaría una vida entera.
Pero en particular, en este preciso instante, de comunión con Luisa, se siente atolondrado. Pues se le están mezclando distintos miedos con una sola raíz madre. Que antes de hablar debería tomar serias precauciones. Recaudos que por nada debe olvidar de decir. Y que siempre deberá tener en cuenta. Miedo espantoso que lo está frenando en poder trasmitir lo que con viva ansiedad desea que el otro sepa. Temor que tiene estrecha relación con largarse a decir verdades sin antes hacer uso de la prevención y la cautela; por el solo hecho de tomar atajos en querer que el otro haga de inmediato lo que uno con ansias desea ver proyectado.
Y dando vueltas sobre lo mismo, le preocupa el hecho de querer proponer algo positivo sin antes ahondar en el tema haciendo faltar una explicación fundamental; porque de ser así se podría transformar en un mensaje en verdad funesto. Quedando más que claro que en lo referido a lo que le desea transmitir existen determinados peligros, que finalmente pueden resultar muy contraproducentes y perjudicales para la salud del cuerpo. Al punto de poder ruinarle por completo la hermosa vida. Porque, qué podría suceder, sí ahora mismo, a boca de jarro le dijera la formula del canto, para vocalizar correctamente (de además fortalecer los huesos y mejorar la caligrafía) y ella en vez de cantar se le diera por leer mientras defeca? Y para colmo de males se convirtiera en un selecto hábito; dándole por estudiar la Biblia? Porque, como mucho un par de veces en la vida, poquito, de hacer lectura mientras se está sentado en el inodoro esperando, en verdad puede llegar a resultar positivo; en cuanto el cuerpo obedece al atemorizase tanto, de que se pueda adquirir esa costumbre prolongada en el tiempo, debiendo sufrir las consecuencias de contraer la enfermedad crónica que te lleva a la parálisis de los músculos.
Éso si que no lo desea para nadie y menos para una criatura tan especial que le demuestra amor incondicional de exelente primavera.
Estos pensamientos tiene; que circulan a la velocidad del rayo. Además de sentirse en franca comunión con quienes se viene salvando de morir aplastado por la poderosa tormenta.
Y así es que la mente de Argentino está por estallar transformándose en un monólogo interminable. Y más aún al ver a su compañera de la vida alejarse a pasos de jirafa.
Por otro lado sabe, o mejor dicho se da perfecta cuenta; lo que también lo tiene algo preocupado. Que Tábata tiene rechazo por estas fértiles tierras a orillas del Río Salado.
Pero en cambio Luisa se muestra tan condescendiente con este mundo nuevo. Que, como sea que resulte, será injusto finalmente considerar que será el único propietario. Llevando dentro de si la plena consciencia. De ser en el futuro Luisa junto con él. Dueños de todo el territorio donde se encuentra la Chismosa. Que a propósito de ello, sí en verdad pretenden que los lugareños los respeten, deberán tomar medidas y hacer pata ancha. Acompañando las pretensiones con acciones acordes con ser unos potentados conquistadores.
Con lo cual, además piensa, en hacer promesa acerca de mañana mismo ponerse en campaña en alquilar un arco del triunfo, inflable, de esos que se usan en las maratones deportivas.
Entonces, no casualmente, más luego de un momento de sana empatía, de manera solemne, Argentino comienza a caminar en dirección a la salida.
Al momento haciendo uso de un poderoso silvido. Más al instante agregando una voz seca en gritar el nombre de Tábata; cargado de la intención de hacer que ésta por fin se detenga.
Y una vez reunidos los tres, en esta oportunidad, la relación entre las muchachas parece estar cargada de indiferencia.
Pues entonces, Argentino, aprovechando el impasse del debate político, les recrimina diciendo que en algún momento deberán tener que poder respetarse mutuamente. Dejando de exhibir ese orgullo atroz, por demás desmedido. Dando paso a una relación de buenas compañeras de travesía.
Más luego de una pausa intrigante, Tábata le intenta hacer entender, que le cuesta horrores tener que aceptar la militancia de los populistas; sobre todo metida en su destino. Insoportable actitud de andar queriendo incidir, las veinticuatro horas del día, sobre la conducta de los terceros. Pretendiendo que todo el mundo deba compartir hasta el aire que se respira.
A lo que Luisa replica señalando que cual se educa a los ciudadanos a tener conciencia del bien común, también se debe hacer lo propio en hacerlos entender que se deben poder compartir las pertenencias en porciones idénticas.
Pero Tábata, antes de contestar con un insulto, saca de la mochila la tercera botella, de un vino rosado, y los invita a una rueda de eliminar la sed a los sorvos.
Que aparte si desean comer algo; tiene para convidar unos chicles como para hacer globos.
Entonces Argentino con cara de mascarón de proa tallado en roble, la felicita por la iniciativa positiva de dejar atrás los rencores.
Por lo tanto, al momento, hundiendo el corcho dentro del recipiente de vidrio, a la vez de alzar la botella al cielo bebiendo el primer trago con sumo placer mundano.
Y mientras tanto el sabroso líquido les recorre la garganta, y los hermosos aromas les invaden el liso paladar, Luisa arremete insistiendo en enseñar que las cosas materiales se fabrican para ser usadas, que sí el dueño no las utiliza debe abrir el juego para que otro lo haga; teniendo la obligación de compartirlo.
Para lo cual, Argentino, todavía sintiéndose el capitán bajo todo concepto, con voz de trueno, sugiere que para su gusto estaría bueno que se puedan escuchar sin hacer interceder el odio. Así provocando que de inmediato Tábata incista en defender la idea de que hay que saber respetar la voluntad del individuo. Que la verdad está en proteger al ser desde la propia concepción, cual se cuida una planta dentro de un invernadero; y que está muy mal codiciar el bien ajeno.
Entonces Argentino antes que empiecen a tirarse con el grueso paquete de cada filosofía. Hace un llamado a tener cierta indiferencia ante las ideas contrarias; evitando dejarse arrastrar por las emociones violentas.
Con lo cual, en exclusivo para ellos, ahora el viento que ha provocado Naturaleza, les hace remover los cabellos cual sí estuvieran en la peluquería.
Por otro lado, ni miga de pan tienen para comer, porque Argentino le dio las figazas a los pájaros; y de lo último que quedaba del lechón solamente subyace el recuerdo de los hueso a los pies del puma amigo.
Pero no obstante el llamado de Naturaleza a mantener la cordura. Las chicas, guiadas por lo insensato, vuelven a chocar de frente cual dos imanes de polos opuestos.
Ahora rodeadas de otro selecto viento, que en esta oportunidad intenta sofocar las palabras que salen de sus bocas que discuten acaloradamente.
Cuando, de improviso, pese a todo lo que Naturaleza intenta, Luisa arremete insistiendo en asegurar que lo más respetable qué una persona puede ostentar, como capacidad digna de elogio, es la conciencia del deber ser; predispuesto y decidido a transformar la sociedad para el lado de la igualdad entre los seres vivos. Enseguida haciendo uso de la metáfora, en que la conducta es cual la caligrafía que siempre debe estar sujeta al rigor de la práctica.
Más, por la otra parte, la cautivante Tábata, trata de ocultar las ansias de querer molerla a palos. Finalmente haciendo sentencia de juzgarse con ideas hechas vulgares palabras, cuestiones muy urticantes que necesitan de mucha práctica para ser aceptadas. Y que los populistas, lo único que logran es acumular fracaso tras fracaso, mientras van hundiendo a la nación en una terrible miseria. Qué a cambio de tanto joder deberían tragarse esas erradas verdades y llevarlas por siempre en la barriga.
Durante un rato más siguieron discutiendo sin ponerse de acuerdo.
Y Tábata, al hacer mensión de la tercera guerra mundial, que va envolviendo al planeta en un lío tremendo, le da pie a Argentino en opinar acerca de los gobiernos, que equivocadamente presuponen los conflictos armados ser una cuestión exclusiva de quienes luchan entre sí. Cuando por el contrario, las bombas que arrojan perjudican a la humanidad entera; porque dañan seriamente la atmósfera del planeta.
Tábata cerrando la discusión bajo todo concepto. Diciendo algo así como que la vida para nada es una coreografía; que mejor atar el porvenir de la patria a una filosofía seria.
Cuando, de repente, de entre la maleza que crece sobre la orilla del río, aparecen volando más de mil aves todas de la misma especie. Más exactamente bandada de Calidris. Qué allando el cielo giran con el viento dibujando un inmenso espiral.
Entonces, Argentino, tremendamente extasiado, hace alarde de amar a los pájaros más que a nada en el mundo.
De todos modos, pese al espectáculo gratis bridado por la naturaleza, la señora Tábata, que poca paciencia le queda como para administrar, continúa caminando a grandes zancadas de malabarista; sin por nada querer responder, ni a favor ni en contra, de algo tan común como un atardecer, o así mismo la propia luna llena cuando se la ve enorme.
Entonces, sin mayores disidencias, continúan caminando a la vez de meditar seriamente en los pocos minutos que quedan de luz. Cada uno a su modo soñando con el regreso esperado; en abrazar a los parientes queridos.
Y así, de darle duro para adelante, al poco rato logran divisar el asfalto de la ruta Once; cual un alfombra de plata.
Para lo cual festejan el triunfo como verdaderos náufragos que lograron salir airosos de las garras del océano.
Pero justo antes de alcanzar la ruta, Argentino hace a las chicas la proposición de formar un trío musical; porque no, con otros artistas invitados. Con él en los teclados, Tábata como la primera voz, y Luisa tocando la guitarra y también cantando. Cosa que Luisa no tardó ni un segundo en responder afirmativamente. Pues le parece arto simpática la posibilidad de tener su propia banda. Haciendo aprobación inmediata de estar en un todo de acuerdo. Para lo cual, Argentino, busca la aprobación de la talentosa Tábata; pilar insustituible que canta como los dioses. Recibiendo una vaga respuesta basada en balbuceos y gestos. Que traducidos quisieron expresar un desacuerdo rotundo. Dejando entrever que lo considera un despropósito pues juzga a Luisa como una cantante de cuarta categoría. Además, como persona, casi igual a tener que arrastrar un pesado lastre. Además de hacer notar que las diferencias ideológicas pronto se verán reflejadas en el repertorio.
De inmediato Argentino conciderando que estando él en la agrupación perfectamente va a poder ser el chivo expiatorio que hace estallar las bombas en el camerino antes de salir a escena. Qué sí lo concideran como el líder él va a poder dirigir a la agrupación, eliminado cualquier agresión y toda clase de aspereza. Haciendo lograr al divismo quedar sin efecto; carente de posibilidades de poder darle cabida al fracaso.
Y pese a que en este momento sublime, donde la naturaleza es tan imponente, poco sentido tiene estar hablando de proyectos laborales, entonces prefieren dejar que sus almas se sumergan en la saciedad de gozar del atardecer en el campo. Donde a medida que se integran de nuevo a la civilización se abandonan a la felicidad de sentirse ciudadanos comunes; sonando a perjudicial para sus mentes el estar haciendo disociación de los sentidos con relación al crepúsculo que tienen enfrente.
A todo esto la ruta está despejada y no pasa un alma. Literalmente despoblada cual un desierto.
Y ante el fin de la odisea cada uno se conecta con la nueva situación de manera parecida. Como sintiendo agradecimiento hacia el destino de poder ser unos sobrevivientes.
Entonces al alcanzar la ruta se muestran alegres. Pero no obstante un tanto lejos de haberse limado las asperezas. Qué con ánimos caldeado aún así se abrazan en saludo de náufragos en situación de haber salido del grave atolladero.
Más, sin pérdidas de tiempo, Tábata hace un llamado de atención, con relación a lo perjudicial que puede resultar tener un arma encima a la vez de querer abordar un micro; o así mismo para hacerle dedo alguno que pase.
Y entre tanto que discurren acerca de lo qué hacer con el arma, el viento suavemente les propina un remover los cabellos con sobrada intención de hacerles bajar los decibeles. Lo que hace que se deban acomodar el peinado a la vez de tener que ecualizar el tono de voz; hacia un naturalismo de oficina privada. Por lo tanto Argentino hace un comentario aprobatorio de querer dejar la escopeta al costado del camino.
Y paralelamente a Argentino trazar con el pié una linea sobre la arena, Luisa le propone a Tábata dejar de discutir acerca de quienes son mejores: si los libertarios de la derecha putrefacta o los peronistas del generoso Perón y la exelente Evita.
Y aún comportándose de manera risueña. Donde ahora todo parece resbalar cual en tobogán de agua. Sigue sin aparecer rodado alguno, ni siquiera en la mano contraria.
Más, estando haciendo reconocimiento del nuevo terreno de asfalto duro, Argentino vuelve a la carga con la idea de armar el mentado trío musical, que bien podría llamarse: Una chispa de experiencia. Teniendo la constante obsesión. Que ni el imponente crepúsculo logra sacárselo de la cabeza. De encontrar repuesta afirmativa de la principal figura.
Haciendo que Tábata, como para despejar posibles conflictos en el presente, le de un okey bajo todo concepto.
En tanto que Luisa hace lo propio pero dejando aclarado que canta como una aficionada. Que aquel asunto de andar mal de la garganta fue una artera excusa como para mantener la boca cerrada en tener que cantar cual si fuera Susana.
A lo que Tábata pone cara de: ya nos dimos cuenta de sobrada manera.
Pero Argentino, de carácter extrovertido, por motivo y algarabía de que las chicas aceptan formar la dichosa agrupación, le dice que por éso no se haga problema. Y aunque parezca exagerado les propone celebrar un contrato por anticipado; como para pisar sobre terreno seguro. Así señalando el tarro con monedas a la vez de hacerlo sonar como una maraca de la cumbia tropical. Con además decir con desparpajo, que si Luisa quiere le puede enseñar a vocalizar ahora mismo.
A lo que por supuesto la divina muchacha acepta de manera rotunda. Diciendo: Vocalizar! Vaya sí le gustaría que le enseñen a vocalizar; con lo tanto que le cuesta hacer resaltar las sonoras vocales.
Y entonces Argentino da a conocer el método que acuña como para hacer el asunto posible.
Mientras tanto la naturaleza pinta las últimas pinceladas de luz que se entreveran con el viento. Haciendo titilar el paisaje hermoso cual si el firmamento fuera una boite iluminada con luz fluorescente. Cuestión imponente que un tanto logra tranquilizar los ánimos caldeados; con relación al curso acelerado de aprender a cantar en una sola sesión.
Por lo cual, por lo bajo, se escucha decir de Tábata, un mensaje privado hacia Argentino: De que tenga sumo cuidado con lo que vaya a decir. Por nada olvidando que su triste graduación de cantante la tiene gracias a que ella ofició de profesora particular. Teniendo siempre presente que ellos dos hicieron un pacto de honor en tener bajo llave el secreto.
Y pese a la severa advertencia, cual si al destino lo escribiera Argentino, éste saca de su bolsillo un rollito de papel higiénico, que majestuosamente lo coloca en la mano de Luisa; a la vez de darle las últimas intrucciones para hacer el ejercicio en vocalizar correctamente (con además recordarle la seria advertencia: de para nada en la vida leer al momento de defecar. Pues sino, como lo dijera antes, su cuerpo sufrirá graves consecuencias de salud).
Cuestión que para Tábata va resultando cual una fulminante derrota. Tremendo revés que nunca hubiera imaginado tener que soportar. Sintiéndose una pobre mujer muy poco considerada. De escaso intelecto, que habiendo confiado en un amigo, ahora resulta que se ha convertido en su peor enemigo.
Sin embargo, Argentino, tiene buenas intenciones. Además de conciencia plena de cómo enseñar el método. Con además transmitir las reglas del juego en tener que mantener el secreto a ultranza.
Y mientras termina de últimar detalles, como para esconder el fusil, va haciendo el largo hueco en la arena; a la vez de sentir algo de miedo que de golpe vaya aparecer otro felino hambriento; por lo tanto prefiriendo mantener cargada el arma.
Y por su parte, Luisa, que pese a la confianza ciega que tiene en su maestro, se aparta de la ruta y detrás de unas totoras intenta hacer mover el vientre.
Más, al ver lo que está sucediendo, Tábata, cree estar volviéndose loca de remate. Que desearía ser un simple mojón de la ruta. Aunque ya de por si, lo que hasta ahora le están haciendo, vendría a ser como sí la hubieran azotado una vida entera. Con encima Argentino que le va relatando todo lo que sucede. Haciendo hincapié en qué por lo que escucha se ve que está algo constipada.
Mientras tanto, para Tábata, lejos de ser un venerado momento es lo peor ha vivido en su larga vida. Al punto que para no verlo ni oirlo camina por la banquina cual si estuviera en la sala de espera de algún nosocomio.
Cuando de pronto, como atacada por la espalda por un muchacho peronista de la línea de los Fernández, escucha que Argentino dice ahí estar pudiendo. De inmediato escuchándose a todo volumen: Oh, sole mío. Oh, sole mío. Cual piu mai vento. El sentimiento de la emocione.
Al instante diciendo, Argentino, cual si estuviera frente a un parto, que por fin allí tienen la nueva cantante para: Una chispa de experiencia.
No existiendo manera de poder reanimarse, Tábata se quiere morir ya mismo. Que aún apelando a la resistencia del carácter igualmente sufre de agudos estertores. Sintiendo que lo que vive es peor que estar ciega y sin uñas.
Para colmo la otra sale detrás del arbolito diciendo que felizmente ha logrado cantar en el justo momento.
A todo esto Argentino festeja como el papá de un futbolista que mete un gol sobre la hora en la final soñada.
Y tampoco pasa ningún camión como para distender el horrible pasar de Tábata.
A todo esto Luisa se agarra el cuello como diciendo que siente la transformación vivamente. E inmediatamente intenta cantar un tema conocido de actualidad; trascarton haciéndolo de maravilla. Y así es que Argentino aplaude a rabiar; que nunca hubo sido tan demostrativo en
festejar una canción.
Tábata sintiendo la traición como una rociada de veneno sobre el tallarín con tuco.
Resulta evidente que la arena oficiaba de divino colchón que transmitía buena vibra al carácter. Pero lo que es ahora, están sobre el asfalto duro donde el humor se ha puesto por demás caldeado.
Y así, de los diez minutos que quedan de claridad, cinco se los pasan discutiendo de política. Que ni el aroma del campo con olor a zorrino logra apaciguar el ánimo del grupo.
Cabe destacar que en breve quedarán a merced de las bondades de la luna en iluminar la noche. Siempre y cuando se produzca una danza de nubes en formar un claro por donde penetre la luz. Pues de lo contrario poco y nada es lo que alcanzarán a poder mirar.
Entonces, Luisa, que habiendo cantando de forma magistral, se pavonea cual una diva del rap, colocada al lado de Argentino como lista para un gran desafío. Y Tábata, por todo concepto sintiéndose traicionada, sin vuelta atrás habla de ruptura definitiva con relación al vínculo que la une con Argentino. Éste intentando poner paños fríos diciendo que: aunque no lo querramos de todos modos los cantantes cantan cuando van al baño; siendo algo que medio mundo lo hace; aparte que Luisa tranquilamente puede guardar el secreto. Porque, entre otras cosas, asegura, pronto el país habrá de salir adelante a tener que competir con las demás naciones, resultando de vital importancia poder instruir a la población para hacer entrar los dólares.
A lo que Tábata, por medio de un engaño, responde sacando el Winchester del escondite, así comenzando a amenazar cual si estuviera frente a un par de cotorras que bien merecen que le vuelven el pico. Por poco obligando a sus compañeros a limpiar la ruta con la lengua.
Por su parte, Argentino, pidiendo a gritos que se calme. Que seguramente en breve irá a pasar algún coche. Que a lo mejor por la propia inundación es que hayan cortado la ruta. E instintivamente revisa el cuchillo, prolijamente colocado en el estuche, entre el cinto y el pantalón. Además de varias veces rogar porque deje de apuntar que se puede tentar en querer matarlos.
A lo que, Tábata, sin deponer la actitud peligrosa, acciona la palanca del fusil, dejando así constancia que se encuentra en verdad enfurecida. Exigiendo respeto y que dejen de burlarse como dos charlatanes de feria.
Y mientras Luisa instintivamente se abraza con Argentino, Tábata inciste en remarcar acerca de en adelante ella ser el animal salvaje que tanto temor tienen de que aparezca.
Entonces, Luisa, tocada en el orgullo, comienza a cantar la marcha peronista; cual si fuera la propia María Callas. Que cuando termina la exposición, como quitándose las sobras con un montadientes, le da las infinitas gracias a Argentino por haberle enseñado a cantar.
Con lo cuál, Tábata, le recrimina el no poder callar ante el peligro; perfectamente sabiendo que la situación la maneja ella que se encuentra presa del odio. Y así le grita ser una mierda de persona; que quisiera meterle una bala entre los ojos cual si fuera el blanco donde se practica tiro.
La noche avanza. Se impone el frío. Expira el día como la flama de un fósforo. Quedando solamente algo de claridad. Cómo para verse las caras y así saber lo que cada uno piensa. Y ante el frío impersonal lo único que se ve reflejado en sus ojos es el deseo de estar cenando locro en una cantina en San Miguel de Tucumán. Más para nada tener que andar aguantando dolor de huesos por culpa del viento que proviene del mar.
Claramente se observa que tienen en común, que quisieran estar durmiendo una siesta en una hamaca paraguaya, en el propio Paraguay; tomando un dream con bombilla endulzada por alguna feta de naranja para jugo.
Pero lo cierto es que están en la ruta Once a pocos kilómetros de punta Piedras. Sin que nadie se digne pasar. Solamente habiendo transito de pájaros de baja estirpe, calidris, gaviotas, y por allí algún esbelto pélicano.
Entonces ocurre de diferente, que sin preámbulo, con ambas manos, Argentino saca hacia fuera los bolsillos del pantalón. Exclamando andar seco de dinero pero con la mente llena de útiles ocurrencias. Dejando en suspenso el resto de la frase magistral.
Y sin para nada dejar de apuntar con la carabina, Tábata, intrigada, hace una especie de leve reverencia, exigiendo que continue la alocución. De inmediato haciendo una mueca afirmativa. Que da paso a la orden para que se exprese a fondo y sin reservas.
Para lo cual, Argentino, propone acostarse sobre el asfalto, pués así más que seguro irá aparecer algún vehículo.
Y más luego de una pausa de puro pensamiento, Tábata, usando de asiento el tarro con monedas, le exige a Argentino, que sin hacer trampa por favor se recueste como dice.
Y mientras que Argentino con algo de impaciencia mira las nubes pasar, Luisa, con la guitarra parada junto a sus piernas, le sugiere a Tábata que trate de hacer evocación de algo muy triste, para de esa manera lograr llorar y hacer caer bastante lágrimas, pudiendo de ese modo descomprimir el cerebro. Logrando así recobrar la perdida sensatez que tanto la caracterizaba.
Entonces, Argentino, antes que Tábata cometa una locura, se apresura a solicitar, que por favor tire un tiro al aire como para liberar el arma del proyectil en la recámara. A lo que Tábata, de manera irrevocable, reacciona con tirar un disparo a los pies de Luisa. Por fortuna pegando la bala en el asfalto. Haciendo saltar chispas de variados colores. A la vez de exigirle a la preciosa que también se acueste al lado de su abuelito.
A todo esto, Argentino jamás pensó que su amiga pudiera estar tan loca; que siente estar metido en un cuento de Agatha Christie.
Cuando de pronto Tábata ve venir, con dirección sur-norte, dos luces provenientes de un vehículo que no alcanza a identificar. Con lo cual les solicita a sus compañeros que dejen de rezar pidiendo por sus pobres vidas. Para así conectarse con la situación de estar viniendo la salvación definitiva. Ellos levantando sus cabezas y pudiendo comprobar que es verdad que hay un rodado que se aproxima. A la vez de Tábata jurar que sino se llega a detener le irá a meter cincuenta balas en cada rueda.
Argentino, en medio de la ruta, hace un cabriola y se pone de pie. Comenzando hacer señas propias de un desahuciado.
El vehículo, que aún no alcanzan distinguir, se aproxima a una velocidad media de ochenta kilómetros por hora.
Tábata, como para asegurarse un asiento en el rodado, piensa que irá pegarle un tiro en la frente al chofer; y más luego someter a la tripulación a un violento asalto de película. Mientras tanto Luisa se encuentra sacando hacia afuera el brazo derecho en la postura típica en que se pretende detener un colectivo. Qué con sus blancos dientes a viva voz manifesta sentirse entumecida cual una momia recién salida de un sarcófago.
Alivio indescriptible significa la llegada de este micro, perteneciente a la municipalidad de Vicente López, que devuelve a sus vidas la confianza perdida por un rato. Micro moderno pero con la característica propia de los albores de una nueva tecnología aún rudimentaria. Teniendo capacidad para doce personas cómodamente sentadas, mas tres que podrían viajar parados. Pero que viene totalmente vacío cual sí fuera un fantasma. Que aunque parezca extraño no lleva un humano conductor ni tampoco un asistente. Vehículo totalmente eléctrico y manejado por computadora conectada con un satélite.
Donde finalmente se detuvo sin necesidad de ejercer ningún tipo de violencia; seguramente porque Tábata se quedó parada en el carril por el que transita. Y éste obediente a las intrucciones de los algoritmos se detuvo sin siquiera intentar esquivarla; además abriendo sus puertas de par en par.
Y una vez arriba en los tres rostros se proyecta un amanecer de primavera, de sentirse agradecidos de por fin poder seguir batallando en la fascinante carrera por la vida.
Pero no obstante la irritada Tábata ser una seda, igualmente con tono autoritario, a punta de fusil, continúa manejando la situación como cuando estaban en la ruta.
Aún quedando pendiente conocer donde se dirige el rodado, al fin los náufragos ven el porvenir despejado de inconvenientes. Resultando fascinante estar siendo rescatados por un aparato eléctrico solo para ellos. Para lo cual Argentino revisa la pantalla digital de la computadora. Y se entera que viene de los talleres de la compañía. Ubicada allá en la espléndida ciudad de Mar del Plata. Y que está programado para dirigirse hasta la propia municipalidad de origen; en la zona norte del conurbano bonaerense.
El micro por dentro es muy bonito y está super limpio. Equipado de amortiguadores que hacen a uno sentirse estar flotando en el aire. Que al andar tan solitario en la ruta lo hace parecer por todo concepto inalcanzable.
Por su parte Tábata se hubo ubicado en un asiento del fondo. Y solicita que Argentino vea como puede detener el vehículo en la ciudad de La Plata. Que allí descenderá y dejará de acompañarlos. Por motivo de tener una sita muy importante. A la que debe asistir con la rapidez del rayo y las ganas del amanecer.
Luego de estudiar los comandos, Argentino da la agradable noticia de que puede programar la computadora para que deje de funcionar en modo automático. Y así ser él mismo el que conduce el micro. Agregando a la explicación la linda frase de: La aventura que vivimos no merecen un desenlace fatal. Para lo cual hace la mueca de calzarse un gorra imaginaria. Anunciando que lo primero será regresar a Punta Piedras.
Mejor que alimentar el pasado es gozar de cada instante. Por ejemplo, escudriñando el paisaje de una noche resplandeciente. En un basto campo atravezado por una ruta típicamente argenta. Cubierto el entorno de sordo silencio. Con canto de grillos que adornen la fe.
Y así es pués el presente del staf de la Chismosa. Envueltos en la fortuna de encontrar un micro salvador; de tan lindo aspecto y de tan confortable andar. Al punto del chofer con orgullo anunciar que el rodado funciona a la perfección. Y que encima ya están pronto a llegar a la entrada del camino que conduce al corazón del pueblo. A raíz de lo cual, Argentino solicita que cierren los ojos contando hasta veinte, que seguramente habrán llegado al destino deseado.
Que no obstante la algarabía interior; impera un silencio de biblioteca, propio de quienes yacen absortos e inmersos en estado de onda reflexión.
Habiendo en las calles pocas luminarias encendidas, ayudados por las luces del micro, igual aprecian la catástrofe en su total dimensión. Por ende resultando dificultoso disimular la desazón al observarse las calles aún escurriendo las agua hacia el Río de la Plata. De además poder persivirse las marcas de barro que van indicando la altura donde hubo llegado el agua del diluvio trepando sin piedad. Adheridas a las paredes indicando una altura descomunal; donde se hubieron cubierto hasta el techo de los automóviles.
Y por Don Messi, al estar tan presente los huracanes que ocurren en Miami, sienten ánimo de bautizar al evento sucedido con el nombre de tormenta Susana; en honor a la hija de Argentino quien diera motivo a la selecta reunión.
Y así está la querida Punta Piedras, con el pueblo evacuado y sin un alma en las calles. Que nadie tiene deseos de opinar demasiado, prefiriendo que el silencio hable por sí solo. De una ciudad parcialmente inundada, adornada de la media luna que se refleja sobre todo lo que luce con delicada transferencia.
Y no mucho después de algunas exclamaciones de estupor y jolgorio, ahora están a pocos pasos del propio hogar que por fuerza mayor dejaron atrás al salir flotando. Qué curiosamente cuando aquello sucedió, de la prefabricada despegarse del terreno y echar andar cual una jangada, sin querer el dueño hubo golpeado contra un poste de luz haciendo caer su farol correspondiente. Quedando así colgando el artefacto eléctrico hasta hoy día, con ahora, justo que llegan, encontrándose posando un aguilucho que observa como parado sobre un péndulo.
Y pues recién a oscurecido, resulta evidente que falta bastante para que de nuevo sea de día, pudiéndose ver el siniestro con total claridad. Pero el agujero que ha dejado la falta de la prefabricada habla a las claras que el temporal no ha sido joda; qué como segunda prueba se tiene que el kiosco de la esquina esté totalmente cerrado, casi cómo confirmando que los grave acontecimientos aún persisten.
Resultando ser la imagen desoladora cual sí a Argentino le hubieran amputado las piernas. Solamente encontrando consuelo en saber que la casa de estilo americano está lo más campante en la bahía de Samborombón.
Aunque de momento lo que más les preocupa es recuperar los celulares, a juzgar por las marcas de adonde ha llegado la catástrofe, es de suponer que todo esté arruinado o en estado deplorable. Para lo cual, a lo más que Argentino puede aspirar, es a dejar el tarro con monedas, la escopeta, la guitarra, el globo terráqueo, la cuchilla; y de paso tomar nota de lo que haga falta para iniciar la inmediata reconstrucción del lugar.
Y por fortuna ahí, la casa pricipal, con la gestoría al frente, pero ensopadas como vainillas de tiramisú. Seguramente esperando al dueño que las venga a secar. Ser que lejos de estar cansado tiene ánimo como para refundar la ciudad, haciéndose cargo de los expedientes destruídos en reemplazarlos por otros en mejores condiciones. Con encima sacarle brillo al comercio y todo, hasta dejarlos relucientes y bonitos.
Y pese al apuro, o para lograr que se de prisa, detrás de Argentino, como forma de consolarlo, Tábata le acaricia la cabeza, removiendo un poco los cabellos. No obstante recriminando que, habiendo ido a visitarlo de pasada, por poco queda pegada para toda la eternidad.
Y allí está, entre la poca niebla que nubla la mirada, la casa vieja, la principal, con el terreno pelado al lado, cuál si sonriera con una paleta de menos.
Entonces Argentino le comenta a Luisa: que cuando cierra los ojos cree estar viendo la prefabricada sobre el terreno que ahora ven tristemente pelado; con de techo la noche que empieza a estar totalmente estrellada.
Para lo cual el elegante micro está parado pero encendido, frente al domicilio de Argentino; quien sin dar mas vueltas se apersona a mirar el desastre en vivo y en directo.
Pero poco valientes las chicas se quedan esperando que el capitán regrese rápido como hubo prometido. Porque entre otras cuestiones, por el solo hecho de haber dejado el motor encendido, hace temer que la cafetera se vaya a quedar sin batería; que en tal caso habría que tirar un alargue y cargarla ellos mismos. Tábata insistiendo en decir que por favor regrese lo antes posible.
Además de rogarle, que haciendo de cuenta que corre una carrera, lo mas rápido que se pueda, la despache en la rotonda de Alpargatas, que allí hay un gendarme que ella bien conoce, que de seguro cuando le cuente la irá acompañar de regreso hasta el rancho.
Metido en una noche del color de un cuervo azulado, nadie más llamativo que el micro de la municipalidad de Vicente López. Circulando por una autovía que empieza a mostrarse animanda. Del cual se escucha salir de su interior, la fuerte voz de una cantante de lujo, pero en el rol de aleccionar, por medio un decir vigoroso que denota empírica sabiduría. Cual sana recomendación solicitando a sus compañeros de travesía, que previo a tener que tomar decisiones imprescindibles para la vida, como mínimo descansen unas cuantas horas. Y que por todos los medios traten de dormir, porque luego del descanso pleno por un aceptable tiempo la mente funciona de maravilla, donde al individuo se le ocurren las mejores ideas. Todo hasta que el cuerpo de nuevo se vuelve a debilitar, necesitando de otro descanso para de nuevo andar derrochando buenos pensamientos. Pues desafiar esa ley es como maldecir la vida, de lleno se alcanza hacer migas con la pobreza.
Por su parte, pues más bien esperaban un insulto de despedida y no una recomendación tan esotérica, inmersos sobre un colchón de intriga, Argentino y Luisa le agradecen las palabras de despedida; sin agregar comentario alguno aceptando de lleno la propuesta. Además, acompañado de gestos afirmativos, prometiendo hacer planes para el futuro recién luego de dormir un poco.
Sumado a esto, Tábata, para cada uno, en lo que le corresponde, solicita además que la tengan siempre bien presente porque tiene pensado luchar por la amistad que tiene con Argentino hasta mas allá de la metafísica.
Pero no obstante el difícil momento de separarse, antes de que esto ocurra, Argentino extiende el brazo que saca del volante, y previo solicitar que Tábata le enseñe la palma de la mano, de una le coloca cinco monedas de oro. Según lo expresado, a manera de compensación por las tantas dificultades en que la hubo metido. Desde el vamos haciéndole la segunda en colaborar en informar a Susana de Argentino estar al tanto de la verdadera paternidad.
Y sorprendentemente a lo imaginado, Tábata le rechaza la excelsa propina. Enseguida dando a entender que desea que la enorme experiencia le sea bien propia, totalmente suya, metida en su carne hasta el caracú. Y de ser posible que quede gravada a fuego en su destino sin que nada lo pueda empañar. De sea manera prefiriendo que su alma conserve la pureza de tener buena empatía con la experiencia en cuestión.
Y mas luego, antes de descender del micro, de manera enfermiza, Tábata arremete con una verdadera apostasía. Advirtiendo a Argentino mantener el glande del falo apartado de los flujos provocados por la fantasía de la lívido. Porque aquello le puede arrugar la cara hasta parecer un viejecito de mil años. Y lo propio le aconseja a la muchacha. Que casualmente se muestra masticando pensamientos de querer refregarse con su pareja. Aconsejando también mantener la cotorra seca de flujo y saliva; sino quiere terminar como una verdadera pasa de uva.
Para finalmente antes de poner un pié en el asfalto gris, tirarles un beso tan expresivo que hizo brillar el aire cual si en esa acción hubiera soplado un polvo mágico.
Después de la trascendental despedida, antes del "portazo final", por un momento ellos quedaron esperando una nueva ofensiva (que hasta sintieron profundo alivio de haber quedado el rifle en Punta Piedras). Aunque la verdad es que Tábata nunca volvió la vista atrás y se fue perdiendo en las inmediaciones de la rotonda. Pero con la nota de color, que de golpe desapareció de cuerpo y alma, para a los tres segundos, y veinte metros de recorrido, volver a aparecer como si tal cosa; y así seguir caminando en la misma dirección.
Entonces mas luego de meditar sobre la relatividad de la materia, el binomio continúa andando en el micro eléctrico con rumbo incierto. Motivo por el cual Argentino se ve obligado a preguntar la dirección de la casa de Luisa. La muchacha respondiendo que vive muy cerca de allí, pero que su deseo mas íntimo es el de acompañarlo adonde quiera que vaya.
Resulta evidente que entre ellos existe una deuda pendiente con relación al cariño en danza. Que por lo visto funsiona a fuerza de estar juntos y apostar a tratarse con todo el cariño posible.
Entonces Argentino, sin consultar nada, tomó por la autopista que lleva para la zona céntrica de la capital. Diciendo que fuera de toda duda lo que tiene pensado es alojarse en un hotel que lo acepte con esa pinta de saparrastroso; y con ello pasar una semana de vacaciones. Qué por su puesto la invita a quedarse con él. Diciendo luego que quiere darse prisa para poder conseguir dar con una casa de indumentaria que esté abierta y así vestirse con ropa nueva.
También hablan del susto de ser detenidos en algún puesto caminero por motivo de estar usando un vehículo que se pueda interpretar como robado.
Pero finalmente lo que prima es el sentimiento positivo que despierta el hecho de estar juntos; que finalmente les divierte el poder hablar con la confianza de dos que se quieren un montón. Ambos admitiendo sentirse muy a gusto de estar unidos en tiempo de bonanza.
Y así de distintas semillas se va sembrando la relación con pasajes cargados de cariño. Pero al margen de lo amoroso, amparada por la fuerza del afecto mutuo, Luisa le recrimina a Argentino, el haberle quitado el globo terráqueo; ahora exigiendo una explicación. Y Argentino, aflojando la lengua cual bandera al viento, se justifica diciendo que tiene pensado regalarle otro globo mejor, mas grande y sin abolladuras. Pero no obstante aprovecha la oportunidad como para expresar algo sobre el tema geografía; al contrario de ser un mate lavado, confiando de ser interesante su observación.
Entonces dice que América completa, de norte a sur, comparada con la otra masa terrestre, compuesta por África, Europa, Asia, y también Oceanía, es mas chica de tamaño, y de forma mas esbelta y espigada. Por tanto le remite a ser la cara femenina del planeta. Mientras tanto que la otra parte del mundo se corresponde con lo masculino; o sea el varón. Con lo cual Luisa se queda pensando que tal vez se trate de una simple casualidad. O por el contrario América ser un hombre delgado mientras que su vecino continente una señora excedida de peso.
Pero lo cierto es que por sobre cualquier ocurrencia en la memoria aún persiste la aventura vivida; y con ello también Tábata, la cual por todo concepto aún se siente presente.
Sin embargo a medida que avanzan van entrando de lleno en el tema de pasar unos días "juntos" aunque sin poder asegurar que se trate de un amor eterno. Ella aclarando que vive sola y que no tiene que rendir cuentas a nadie. Para lo cual Argentino la pone en conocimiento de algo que va hacer cuando se vaya registrar en el hotel. Y es solicitar al conserje le confirme si la foto del documento se corresponde con la portadora. Mas que nada porque tiene terror que en realidad se trate de su propia hija con la trampa de hacerse pasar por otra persona.
Y así siguen rodando sin inconvenientes, con ahora transitar sobre un gran puente que tiene debajo el Riachuelo, más a lo lejos el estadio de Boca juniors.
Y al salir de la autopista, pasando por el peaje y ya entrando en la Nueve de Julio, Argentino confiesa tener algo de dolor en la columna vertebral. Para lo cual Luisa le palmea la espalda y lo alimenta a aguantar pues falta nada para llegar al Obelisco.
Por lo demás, cuando lleguen, Argentino tiene pensado programar la computadora para que el micro siga camino y regrese al destino fijado. Y ellos descender lo más campantes sin preocuparse por el qué diran.
Fuera de toda broma Argentino le cuenta a Luisa que con urgencia quiere ir a una pizzería. Y comer una porción de musarela con faina. Que recién después, ayudado de un buen licuado de banana con leche, de ser posible, tiene pensado ir a instalarse en un hotel. Y que le gustaría que sea el Sheraton; a pocos pasos de donde están.
Y una vez que llegaron a la avenida Corrientes, desendieron del rodado; Argentino, cual si fuera el anca de un caballo, propinando una palmada a la parte de atrás del micro, este partiendo raudo hacia el municipio en cuestión.
Entonces se toman de la mano y orgullosos comienzan a caminar por Cerrito hacia Carlos Pellegrini.
Que mientras miran vidrieras, ellos también se miran por entre los cristales, tratando de preservar la sonrisa que se renueva a cada instante.
Además observan el cielo que parece la bóveda de una iglesia con ángeles de todo tipo; a cada paso imperando la buena onda de andar abrazados, sintiendo como se afianza la amistad camino a una relación de envergadura.
Y sin averías el micro se aleja hacia la zona Norte del gran Buenos Aires, como engolosinado con su destino perfectamente programado.
Lleno de miedo de resultar un tipo aburrido que solamente conversa de sus asuntos, por primera vez, con dulzura, Argentino besa a Luisa, en los labios. En el fondo de su corazón sintiendo que con esa acción también agradece a Naturaleza el tanto afecto expresado.
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