Hola amigos de la Internet. Un saludo.
Aquí continúa el reality de novela que empieza con: La isla de arena. Luego. Son app. Después. Convexo. Ventosa. Lechón. El que sigue es: La senda de arena. Después: Ella la ruta Once. Y ahora este que llamo: Mas allá de la metafísica.
Durante un rato más siguieron discutiendo sin ponerse de acuerdo.
Y Tábata, al hacer mensión de la tercera guerra mundial, que va envolviendo al planeta en un lío tremendo, le da pie a Argentino en opinar
acerca de los gobiernos, que equivocadamente presuponen los conflictos armados ser una cuestión exclusiva de quienes luchan entre sí. Cuando por el contrario, las bombas que arrojan perjudican a la humanidad entera; porque dañan seriamente la atmósfera del planeta.
Tábata cerrando la discusión bajo todo concepto. Diciendo algo así como que la vida para nada es una coreografía; que mejor atar el porvenir de la patria a una filosofía seria.
Cuando, de repente, de entre la maleza que crece sobre la orilla del río, aparecen volando más de mil aves todas de la misma especie. Más exactamente bandada de Calidris. Qué allando el cielo giran con el viento dibujando un inmenso espiral.
Entonces, Argentino, tremendamente extasiado, hace alarde de amar a los pájaros más que a nada en el mundo.
De todos modos, pese al espectáculo gratis bridado por la naturaleza, la señora Tábata, que poca paciencia le queda como para administrar, continúa caminando a grandes zancadas de malabarista; sin por nada querer responder, ni a favor ni en contra, de algo tan común como un atardecer, o así mismo la propia luna llena cuando se la ve enorme.
Entonces, sin mayores disidencias, continúan caminando a la vez de meditar seriamente en los pocos minutos que quedan de luz. Cada uno a su modo soñando con el regreso esperado; en abrazar a los parientes queridos.
Y así, de darle duro para adelante, al poco rato logran divisar el asfalto de la ruta Once; cual un alfombra de plata.
Para lo cual festejan el triunfo como verdaderos náufragos que lograron salir airosos de las garras del océano.
Pero justo antes de alcanzar la ruta, Argentino hace a las chicas la proposición de formar un trío musical; porque no, con otros artistas invitados. Con él en los teclados, Tábata como la primera voz, y Luisa tocando la guitarra y también cantando. Cosa que Luisa no tardó ni un segundo en responder afirmativamente. Pues le parece arto simpática la posibilidad de tener su propia banda. Haciendo aprobación inmediata de estar en un todo de acuerdo. Para lo cual, Argentino, busca la aprobación de la talentosa Tábata; pilar insustituible que canta como los dioses. Recibiendo una vaga respuesta basada en balbuceos y gestos. Que traducidos quisieron expresar un desacuerdo rotundo. Dejando entrever que lo considera un despropósito pues juzga a Luisa como una cantante de cuarta categoría. Además, como persona, casi igual a tener que arrastrar un pesado lastre. Además de hacer notar que las diferencias ideológicas pronto se verán reflejadas en el repertorio.
De inmediato Argentino conciderando que estando él en la agrupación perfectamente va a poder ser el chivo expiatorio que hace estallar las bombas en el camerino antes de salir a escena. Qué sí lo concideran como el líder él va a poder dirigir a la agrupación, eliminado cualquier agresión y toda clase de aspereza. Haciendo lograr al divismo quedar sin efecto; carente de posibilidades de poder darle cabida al fracaso.
Y pese a que en este momento sublime, donde la naturaleza es tan imponente, poco sentido tiene estar hablando de proyectos laborales, entonces prefieren dejar que sus almas se sumergan en la saciedad de gozar del atardecer en el campo. Donde a medida que se integran de nuevo a la civilización se abandonan a la felicidad de sentirse ciudadanos comunes; sonando a perjudicial para sus mentes el estar haciendo disociación de los sentidos con relación al crepúsculo que tienen enfrente.
A todo esto la ruta está despejada y no pasa un alma. Literalmente despoblada cual un desierto.
Y ante el fin de la odisea cada uno se conecta con la nueva situación de manera parecida. Como sintiendo agradecimiento hacia el destino de poder ser unos sobrevivientes.
Entonces al alcanzar la ruta se muestran alegres. Pero no obstante un tanto lejos de haberse limado las asperezas. Qué con ánimos caldeado aún así se abrazan en saludo de náufragos en situación de haber salido del grave atolladero.
Más, sin pérdidas de tiempo, Tábata hace un llamado de atención, con relación a lo perjudicial que puede resultar tener un arma encima a la vez de querer abordar un micro; o así mismo para hacer dedo alguno que pase.
Y entre tanto que discurren acerca de lo qué hacer con el arma, el viento suavemente les propina un remover los cabellos con sobrada intención de hacerles bajar los decibeles. Lo que hace que se deban acomodar el peinado a la vez de tener que ecualizar el tono de voz; hacia un naturalismo de oficina privada. Por lo tanto Argentino hace un comentario aprobatorio de querer dejar la escopeta al costado del camino.
Y paralelamente a Argentino trazar con el pié una linea sobre la arena, Luisa le propone a Tábata dejar de discutir acerca de quienes son mejores: sí los libertarios de la derecha putrefacta o los peronistas del generoso Perón y la exelente Evita.
Y aún comportándose de manera risueña. Donde ahora todo parece resbalar cual en tobogán de agua. Sigue sin aparecer rodado alguno, ni siquiera en la mano contraria.
Más, estando haciendo reconocimiento del nuevo terreno de asfalto duro, Argentino vuelve a la carga con la idea de armar el mentado trío musical, que bien podría llamarse: La chispa de oro. Teniendo la constante obsesión. Que ni el imponente crepúsculo logra sacárselo de la cabeza. De encontrar repuesta afirmativa de la principal figura.
Haciendo que Tábata, como para despejar posibles conflictos en el presente, le de un okey bajo todo concepto.
En tanto que Luisa hace lo propio pero dejando aclarado que canta como una aficionada. Que aquel asunto de andar mal de la garganta fue una artera excusa como para mantener la boca cerrada en tener que cantar cual si fuera Susana.
A lo que Tábata pone cara de: ya nos dimos cuenta de sobrada manera.
Pero Argentino, de carácter extrovertido, por motivo y algarabía de que las chicas aceptan formar la dichosa agrupación, le dice que por éso no se haga problema. Y aunque parezca exagerado les propone celebrar un contrato por anticipado; como para pisar sobre terreno seguro. Así señalando el tarro con monedas a la vez de hacerlo sonar como una maraca de la cumbia tropical. Con además decir con desparpajo, que sí Luisa quiere le puede enseñar a vocalizar ahora mismo.
A lo que por supuesto la divina muchacha acepta de manera rotunda. Diciendo: Vocalizar! Vaya sí le gustaría que le enseñen a vocalizar; con lo tanto que le cuesta hacer resaltar las sonoras vocales.
Y entonces Argentino da a conocer el método que acuña como para hacer el asunto posible.
Mientras tanto la naturaleza pinta las últimas pinceladas de luz que se entreveran con el viento. Haciendo titilar el paisaje hermoso cual si el firmamento fuera una boite iluminada con luz fluorescente. Cuestión imponente que un tanto logra tranquilizar los ánimos caldeados; con relación al curso acelerado de aprender a cantar en una sola sesión.
Por lo cual, por lo bajo, se escucha decir de Tábata, un mensaje privado hacia Argentino: De que tenga sumo cuidado con lo que vaya a decir. Por nada olvidando que su triste graduación de cantante la tiene gracias a que ella ofició de profesora particular. Teniendo siempre presente que ellos dos hicieron un pacto de honor en tener bajo llave el secreto.
Y pese a la severa advertencia, cual sí al destino lo escribiera Argentino, éste saca de su bolsillo un rollito de papel higiénico, que majestuosamente lo coloca en la mano de Luisa; a la vez de darle las últimas intrucciones para hacer el ejercicio en vocalizar correctamente (con además recordarle la seria advertencia: de para nada en la vida leer al momento de defecar. Pues sino, como lo dijera antes, su cuerpo sufrirá graves consecuencias de salud).
Cuestión que para Tábata va resultando cual una fulminante derrota. Tremendo revés que nunca hubiera imaginado tener que soportar. Sintiéndose una pobre mujer muy poco considerada. De escaso intelecto, que habiendo confiado en un amigo, ahora resulta que se ha convertido en su peor enemigo.
Sin embargo, Argentino, tiene buenas intenciones. Además de conciencia plena de cómo enseñar el método. Con además transmitir las reglas del juego en tener que mantener el secreto a ultranza.
Y mientras termina de últimar detalles, como para esconder el fusil, va haciendo el largo hueco en la arena; a la vez de sentir algo de miedo que de golpe vaya aparecer otro felino hambriento; por lo tanto prefiriendo mantener cargada el arma.
Y por su parte, Luisa, que pese a la confianza ciega que tiene en su maestro, se aparta de la ruta y detrás de unas totoras intenta hacer mover el vientre.
Más, al ver lo que está sucediendo, Tábata, cree estar volviéndose loca de remate. Que desearía ser un simple mojón de la ruta. Aunque ya de por sí, lo que hasta ahora le están haciendo, vendría a ser como si la hubieran azotado una vida entera. Con encima Argentino que le va relatando todo lo que sucede. Haciendo hincapié en qué por lo que escucha se ve que está algo constipada.
Mientras tanto, para Tábata, lejos de ser un venerado momento es lo peor ha vivido en su larga vida. Al punto que para no verlo ni oirlo camina por la banquina cual sí estuviera en la sala de espera de algún nosocomio.
Cuando de pronto, como atacada por la espalda por un muchacho peronista de la línea de los Fernández, escucha que Argentino dice ahí estar pudiendo. De inmediato escuchándose a todo volumen: Oh, sole mío. Oh, sole mío. Cual piu mai vento. El sentimiento de la emocione.
Al instante diciendo, Argentino, cual sí estuviera frente a un parto, que por fin allí tienen la nueva cantante para La chispa de oro.
No existiendo manera de poder reanimarse, Tábata se quiere morir ya mismo. Que aún apelando a la resistencia del carácter igualmente sufre de agudos estertores. Sintiendo que lo que vive es peor que estar ciega y sin uñas.
Para colmo la otra sale detrás del arbolito diciendo que felizmente ha logrado cantar en el justo momento.
A todo esto Argentino festeja como el papá de un futbolista que mete un gol sobre la hora en la final soñada.
Y tampoco pasa ningún camión como para distender el horrible pasar de Tábata.
A todo esto Luisa se agarra el cuello como diciendo que siente la transformación vivamente. E inmediatamente intenta cantar un tema conocido de actualidad; trascarton haciéndolo de maravilla. Y así es que Argentino aplaude a rabiar; que nunca hubo sido tan demostrativo en
festejar una canción.
Tábata sintiendo la traición como una rociada de veneno sobre el tallarín con tuco.
Resulta evidente que la arena oficiaba de divino colchón que transmitía buena vibra al carácter. Pero lo que es ahora, están sobre el asfalto duro donde el humor se ha puesto por demás caldeado.
Y así, de los diez minutos que quedan de claridad, cinco se los pasan discutiendo de política. Que ni el aroma del campo con olor a zorrino logra apaciguar el ánimo del grupo.
Cabe destacar que en breve quedarán a merced de las bondades de la luna en iluminar la noche. Siempre y cuando se produzca una danza de nubes en formar un claro por donde penetre la luz. Pues de lo contrario poco y nada es lo que alcanzarán a poder mirar.
Entonces, Luisa, que habiendo cantando de forma magistral, se pavonea cual una diva del rap, colocada al lado de Argentino como lista para un gran desafío. Y Tábata, por todo concepto sintiéndose traicionada, sin vuelta atrás habla de ruptura definitiva con relación al vínculo que la une con Argentino. Éste intentando poner paños fríos diciendo que: aunque no lo querramos de todos modos los cantantes cantan cuando van al baño; siendo algo que medio mundo lo hace; aparte que Luisa tranquilamente puede guardar el secreto. Porque, entre otras cosas, asegura, pronto el país habrá de salir adelante a tener que competir con las demás naciones, resultando de vital importancia poder instruir a la población para hacer entrar los dólares.
A lo que Tábata, por medio de un engaño, responde sacando el Winchester del escondite, así comenzando a amenazar cual sí estuviera frente a un par de cotorras que bien merecen que le vuelven el pico. Por poco obligando a sus compañeros a limpiar la ruta con la lengua.
Por su parte, Argentino, pidiendo a gritos que se calme. Que seguramente en breve irá a pasar algún coche. Que a lo mejor por la propia inundación es que hayan cortado la ruta. E instintivamente revisa el cuchillo, prolijamente colocado en el estuche, entre el cinto y el pantalón. Además de varias veces rogar porque deje de apuntar que se puede tentar en querer matarlos.
A lo que, Tábata, sin deponer la actitud peligrosa, acciona la palanca del fusil, dejando así constancia que se encuentra en verdad enfurecida. Exigiendo respeto y que dejen de burlarse como dos charlatanes de feria.
Y mientras Luisa instintivamente se abraza con Argentino, Tábata inciste en remarcar acerca de en adelante ella ser el animal salvaje que tanto temor tienen de que aparezca.
Entonces, Luisa, tocada en el orgullo, comienza a cantar la marcha peronista; cual si fuera la propia María Callas. Que cuando termina la exposición, como quitándose las sobras con un montadientes, le da las infinitas gracias a Argentino por haberle enseñado a cantar.
Con lo cuál, Tábata, le recrimina el no poder callar ante el peligro; perfectamente sabiendo que la situación la maneja ella que se encuentra presa del odio. Y así le grita ser una mierda de persona; que quisiera meterle una bala entre los ojos cual si fuera el blanco donde se practica tiro.
La noche avanza. Se impone el frío. Expira el día como la flama de un fósforo. Quedando solamente algo de claridad. Cómo para verse las caras y así saber lo que cada uno piensa. Y ante el frío impersonal lo único que se ve reflejado en sus ojos es el deseo de estar cenando locro en una cantina en San Miguel de Tucumán. Más para nada tener que andar aguantando dolor de huesos por culpa del viento que proviene del mar.
Claramente se observa que tienen en común, que quisieran estar durmiendo una siesta en una hamaca paraguaya, en el propio Paraguay; tomando un dream con bombilla endulzada por alguna feta de naranja para jugo.
Pero lo cierto es que están en la ruta Once a pocos kilómetros de punta Piedras. Sin que nadie se digne pasar. Solamente habiendo transito de pájaros de baja estirpe,
calidris, gaviotas, y por allí algún esbelto pélicano.
Entonces ocurre de diferente, que sin preámbulo, con ambas manos, Argentino saca hacia fuera los bolsillos del pantalón. Exclamando andar seco de dinero pero con la mente llena de útiles ocurrencias. Dejando en suspenso el resto de la frase magistral.
Y sin para nada dejar de apuntar con la carabina, Tábata, intrigada, hace una especie de leve reverencia, exigiendo que continue la alocución. De inmediato haciendo una mueca afirmativa. Que da paso a la orden para que se exprese a fondo y sin reservas.
Para lo cual, Argentino, propone acostarse sobre el asfalto, pués así más que seguro irá aparecer algún vehículo.
Y más luego de una pausa de puro pensamiento, Tábata, usando de asiento el tarro con monedas, le exige a Argentino, que sin hacer trampa por favor se recueste como dice.
Y mientras que Argentino con algo de impaciencia mira las nubes pasar, Luisa, con la guitarra parada junto a sus piernas, le sugiere a Tábata que trate de hacer evocación de algo muy triste, para de esa manera lograr llorar y hacer caer bastante lágrimas, pudiendo de ese modo descomprimir el cerebro. Logrando así recobrar la perdida sensatez que tanto la caracterizaba.
Entonces, Argentino, antes que Tábata cometa una locura, se apresura a solicitar, que por favor tire un tiro al aire como para liberar el arma del proyectil en la recámara. A lo que Tábata, de manera irrevocable, reacciona con tirar un disparo a los pies de Luisa. Por fortuna pegando la bala en el asfalto. Haciendo saltar chispas de variados colores. A la vez de exigirle a la preciosa que también se acueste al lado de su abuelito.
A todo esto, Argentino jamás pensó que su amiga pudiera estar tan loca; que siente estar metido en un cuento de Agatha Christie.
Cuando de prontoTábata ve venir, con dirección sur-norte, dos luces provenientes de un vehículo que no alcanza a identificar. Con lo cual les solicita a sus compañeros que dejen de rezar pidiendo por sus pobres vidas. Para así conectarse con la situación de estar viniendo la salvación definitiva. Ellos levantando sus cabezas y pudiendo comprobar que es verdad que hay un rodado que se aproxima. A la vez de Tábata jurar que sino se llega a detener le irá a meter cincuenta balas en cada rueda.
Argentino, en medio de la ruta, hace un cabriola y se pone de pie. Comenzando hacer señas propias de un desahuciado.
El vehículo, que aún no alcanzan distinguir, se aproxima a una velocidad media de ochenta kilómetros por hora.
Tábata, como para asegurarse un asiento en el rodado, piensa que irá pegarle un tiro en la frente al chofer; y más luego someter a la tripulación a un violento asalto de película. Mientras tanto Luisa se encuentra sacando hacia afuera el brazo derecho en la postura típica en que se pretende detener un colectivo. Qué con sus blancos dientes a viva voz manifesta sentirse entumecida cual una momia recién salida de un sarcófago.
Alivio indescriptible significa la llegada de este micro, perteneciente a la municipalidad de Vicente López, que devuelve a sus vidas la confianza perdida por un rato. Micro moderno pero con la característica propia de los albores de una nueva tecnología aún rudimentaria. Teniendo capacidad para doce personas cómodamente sentadas, mas tres que podrían viajar parados. Pero que viene totalmente vacío cual sí fuera un fantasma. Que aunque parezca extraño no lleva un humano conductor ni tampoco un asistente. Vehículo totalmente eléctrico y manejado por computadora conectada con un satélite.
Donde finalmente se detuvo sin necesidad de ejercer ningún tipo de violencia; seguramente porque Tábata se quedó parada en el carril por el que transita. Y éste obediente a las intrucciones de los algoritmos se detuvo sin siquiera intentar esquivarla; además abriendo sus puertas de par en par.
Y una vez arriba en los tres rostros se proyecta un amanecer de primavera, de sentirse agradecidos de por fin poder seguir batallando en la fascinante carrera por la vida.
Pero no obstante la irritada Tábata ser una seda, igualmente con tono autoritario, a punta de fusil, continúa manejando la situación como cuando estaban en la ruta.
Aún quedando pendiente conocer donde se dirige el rodado, al fin los náufragos ven el porvenir despejado de inconvenientes. Resultando fascinante estar siendo rescatados por un aparato eléctrico solo para ellos. Para lo cual Argentino revisa la pantalla digital de la computadora. Y se entera que viene de los talleres de la compañía. Ubicada allá en la espléndida ciudad de Mar del Plata. Y que está programado para dirigirse hasta la propia municipalidad de origen; en la zona norte del conurbano bonaerense.
El micro por dentro es muy bonito y está super limpio. Equipado de amortiguadores que hacen a uno sentirse estar flotando en el aire. Que al andar tan solitario en la ruta lo hace parecer por todo concepto inalcanzable.
Por su parte Tábata se hubo ubicado en un asiento del fondo. Y solicita que Argentino vea como puede detener el vehículo en la ciudad de La Plata. Que allí descenderá y dejará de acompañarlos. Por motivo de tener una sita muy importante. A la que debe asistir con la rapidez del rayo y las ganas del amanecer.
Luego de estudiar los comandos, Argentino da la agradable noticia de que puede programar la computadora para que deje de funcionar en modo automático. Y así ser él mismo el que conduce el micro. Agregando a la explicación la linda frase de: La aventura que vivimos no merecen un desenlace fatal. Para lo cual hace la mueca de calzarse un gorra imaginaria. Anunciando que lo primero será regresar a Punta Piedras.
Mejor que alimentar el pasado es gozar de cada instante. Por ejemplo, escudriñando el paisaje de una noche resplandeciente. En un basto campo atravezado por una ruta típicamente argenta. Cubierto el entorno de sordo silencio. Con canto de grillos que adornen la fe. Y así es pués el presente del staf de la Chismosa. Envueltos en la fortuna de encontrar un micro salvador; de tan lindo aspecto y de tan confortable andar. Al punto del chofer con orgullo anunciar que el rodado funciona a la perfección. Y que encima ya están pronto a llegar a la entrada del camino que conduce al corazón del pueblo. A raíz de lo cual, Argentino solicita que cierren los ojos contando hasta veinte, que seguramente habrán llegado al destino deseado.
Que no obstante la algarabía interior; impera un silencio de biblioteca, propio de quienes yacen absortos e inmersos en estado de onda reflexión.
Habiendo en las calles pocas luminarias encendidas, ayudados por las luces del micro, igual aprecian la catástrofe en su total dimensión. Por ende resultando dificultoso disimular la desazón al observarse las calles aún escurriendo las agua hacia el Río de la Plata. De además poder persivirse las marcas de barro que van indicando la altura donde hubo llegado el agua del diluvio trepando sin piedad. Adheridas a las paredes indicando una altura descomunal; donde se hubieron cubierto hasta el techo de los automóviles.
Y por Don Messi, al estar tan presente los huracanes que ocurren en Miami, sienten ánimo de bautizar al evento sucedido con el nombre de tormenta Susana; en honor a la hija de Argentino quien diera motivo a la selecta reunión.
Y así está la querida Punta Piedras, con el pueblo evacuado y sin un alma en las calles. Que nadie tiene deseos de opinar demasiado, prefiriendo que el silencio hable por sí solo. De una ciudad parcialmente inundada, adornada de la luna que se refleja sobre todo lo que luce con delicada transferencia.
Y no mucho después de algunas exclamaciones de estupor y jolgorio, ahora están a pocos pasos del propio hogar que por fuerza mayor dejaron atrás al salir flotando. Qué curiosamente cuando aquello sucedió, de la prefabricada despegarse del terreno y echar andar cual una jangada, sin querer el dueño hubo golpeado contra un poste de luz haciendo caer su farol correspondiente. Quedando así colgando el artefacto eléctrico hasta hoy día, con ahora, justo que llegan, encontrándose posando un aguilucho que observa como parado sobre un péndulo.
Y pues recién a oscurecido, resulta evidente que falta bastante para que de nuevo sea de día, pudiéndose ver el siniestro con total claridad. Pero el agujero que ha dejado la falta de la prefabricada habla a las claras que el temporal no ha sido joda; qué como segunda prueba se tiene que el kiosco de la esquina esté totalmente cerrado, casi cómo confirmando que los grave acontecimientos aún persisten.
Resultando ser la imagen desoladora cual sí a Argentino le hubieran amputado las piernas. Solamente encontrando consuelo en saber que la casa de estilo americano está lo más campante en la bahía de Samborombón.
Aunque de momento lo que más les preocupa es recuperar los celulares, a juzgar por las marcas de adonde ha llegado la catástrofe, es de suponer que todo esté arruinado o en estado deplorable. Para lo cual, a lo más que Argentino puede aspirar, es a dejar el tarro con monedas, la escopeta, la guitarra, el globo terráqueo, la cuchilla; y de paso tomar nota de lo que haga falta para iniciar la inmediata reconstrucción del lugar.
Y por fortuna ahí, la casa pricipal, con la gestoría al frente, pero ensopadas como vainillas de tiramisú. Seguramente esperando al dueño que las venga a secar. Ser que lejos de estar cansado tiene ánimo como para refundar la ciudad, haciéndose cargo de los expedientes destruídos en reemplazarlos por otros en mejores condiciones. Con encima sacarle brillo al comercio y todo, hasta dejarlos relucientes y bonitos.
Y pese al apuro, o para lograr que se de prisa, detrás de Argentino, como forma de consolarlo, Tábata le acaricia la cabeza, removiendo un poco los cabellos. No obstante recriminando que, habiendo ido a visitarlo de pasada, por poco queda pegada para toda la eternidad.
Y allí está, entre la poca niebla que nubla la mirada, la casa vieja, la principal, con el terreno pelado al lado, cual si sonriera con una paleta de menos.
Entonces Argentino le comenta a Luisa: que cuando cierra los ojos cree estar viendo la prefabricada sobre el terreno que ahora ven tristemente pelado; con de techo la noche que empieza a estar totalmente estrellada.
Para lo cual el elegante micro está parado pero encendido, frente al domicilio de Argentino; quien sin dar mas vueltas se apersona a mirar el desastre en vivo y en directo.
Pero poco valientes las chicas se quedan esperando que el capitán regrese rápido como hubo prometido. Porque entre otras cuestiones, por el solo hecho de haber dejado el motor encendido, hace temer que la cafetera se vaya a quedar sin batería; que en tal caso habría que tirar un alargue y cargarla ellos mismos. Tábata insistiendo en decir que por favor regrese lo antes posible.
Además de rogarle, que haciendo de cuenta que corre una carrera, lo mas rápido que se pueda, la despache en la rotonda de Alpargatas, que allí hay un gendarme que ella bien conoce, que de seguro cuando le cuente la irá acompañar de regreso hasta el rancho.
Metido en una noche del color de un cuervo azulado, nadie más llamativo que el micro de la municipalidad de Vicente López. Circulando por una autovía que empieza a mostrarse animanda. Del cual se escucha salir de su interior, la fuerte voz de una cantante de lujo, pero en el rol de aleccionar, por medio un decir vigoroso que denota empírica sabiduría. Cual sana recomendación solicitando a sus compañeros de travesía, que previo a tener que tomar decisiones imprescindibles para la vida, como mínimo descansen unas cuantas horas. Y que por todos los medios traten de dormir, porque luego del descanso pleno por un aceptable tiempo la mente funciona de maravilla, donde al individuo se le ocurren las mejores ideas. Todo hasta que el cuerpo de nuevo se vuelve a debilitar, necesitando de otro descanso para de nuevo andar derrochando buenos pensamientos. Pues desafiar esa ley es como maldecir la vida, de lleno se alcanza hacer migas con la pobreza.
Por su parte, pues más bien esperaban un insulto de despedida y no una recomendación tan esotérica, inmersos sobre un colchón de intriga, Argentino y Luisa le agradecen las palabras de despedida; sin agregar comentario alguno aceptando de lleno la propuesta. Además, acompañado de gestos afirmativos, prometiendo hacer planes para el futuro recién luego de dormir un poco.
Sumado a esto, Tábata, para cada uno, en lo que le corresponde, solicita además que la tengan siempre bien presente porque tiene pensado luchar por la amistad que tiene con Argentino hasta mas allá de la metafísica.
Pero no obstante el difícil momento de separarse, antes de que esto ocurra, Argentino extiende el brazo que saca del volante, y previo solicitar que Tábata le enseñe la palma de la mano, de una le coloca cinco monedas de oro. Según lo expresado, a manera de compensación por las tantas dificultades en que la hubo metido. Desde el vamos haciéndole la segunda en colaborar en informar a Susana de su verdadera paternidad.
Y sorprendentemente a lo imaginado, Tábata le rechaza la excelsa propina. Enseguida dando a entender que desea que la enorme experiencia le sea bien propia, totalmente suya, metida en su carne hasta el caracú. Y de ser posible que quede gravada a fuego en su destino sin que nada lo pueda empañar. De sea manera prefiriendo que su alma conserve la pureza de tener buena empatía con la experiencia en cuestión.
Y mas luego, antes de descender del micro, de manera enfermiza, Tábata arremete con una verdadera apostasía. Advirtiendo a Argentino mantener el glande del falo apartado de los flujos provocados por la fantasía de la libido. Porque aquello le puede arrugar la cara hasta parecer un viejecito de mil años. Y lo propio le aconseja a la muchacha. Que casualmente se muestra masticando pensamientos de querer refregarse con su pareja. Aconsejando también mantener la cotorra seca de flujo y saliva; sino quiere terminar como una verdadera pasa de uva.
Para finalmente antes de poner un pié en el asfalto gris, tirarles un beso tan expresivo que hizo brillar el aire cual si en esa acción hubiera soplado un polvo mágico.
Después de la trascendental despedida, antes del "portazo final", por un momento ellos quedaron esperando una nueva ofensiva (que hasta sintieron profundo alivio de haber quedado el rifle en Punta Piedras). Aunque la verdad es que Tábata nunca volvió la vista atrás y se fue perdiendo en las inmediaciones de la rotonda. Pero con la nota de color, que de golpe desapareció de cuerpo y alma, para a los tres segundos, y veinte metros de recorrido, volver a aparecer como si tal cosa; y así seguir caminando en la misma dirección.
Entonces mas luego de meditar sobre la relatividad de la materia, el binomio continúa andando en el micro eléctrico con rumbo incierto. Motivo por el cual Argentino se ve obligado a preguntar la dirección de la casa de Luisa. La muchacha respondiendo que vive muy cerca de allí, pero que su deseo mas íntimo es el de acompañarlo adonde quiera que vaya.
Resulta evidente que entre ellos existe una deuda pendiente con relación al cariño en danza. Que por lo visto funsiona a fuerza de estar juntos y apostar
a tratarse con todo el cariño posible.
Entonces Argentino, sin consultar nada, tomó por la autopista que lleva para la zona céntrica de la capital. Diciendo que fuera de toda duda lo que tiene pensado es alojarse en un hotel que lo acepte con esa pinta de saparrastroso; y con ello pasar una semana de vacaciones. Qué por su puesto la invita a quedarse con él. Diciendo luego que quiere darse prisa para poder conseguir dar con una casa de indumentaria que esté abierta y así vestirse con ropa nueva.
También hablan del susto de ser detenidos en algún puesto caminero por motivo de estar usando un vehículo que se pueda interpretar como robado.
Pero finalmente lo que prima es el sentimiento positivo que despierta el hecho de estar juntos; que finalmente les divierte el poder hablar con la confianza de dos que se quieren un montón. Ambos admitiendo sentirse muy a gusto de estar unidos en tiempo de bonanza.
Y así de distintas semillas se va sembrando la relación con pasajes cargados de cariño. Pero al margen de lo amoroso, amparada por la fuerza del afecto mutuo, Luisa le recrimina a Argentino, el haberle quitado el globo terráqueo; ahora exigiendo una explicación. Y Argentino, aflojando la lengua cual bandera al viento, se justifica diciendo que tiene pensado regalarle otro globo mejor, mas grande y sin abolladuras. Pero no obstante aprovecha la oportunidad como para expresar algo sobre el tema geografía; al contrario de ser un mate lavado, confiando de ser interesante su observación.
Entonces dice que América completa, de norte a sur, comparada con la otra masa terrestre, compuesta por África, Europa, Asia, y también Oceanía, es mas chica de tamaño, y de forma mas esbelta y espigada. Por tanto le remite a ser la cara femenina del planeta. Mientras tanto que la otra parte del mundo se corresponde con lo masculino; o sea el varón. Con lo cual Luisa se queda pensando que tal vez se trate de una simple casualidad. O por el contrario América ser un hombre delgado mientras que su vecino continente una señora excedida de peso.
Pero lo cierto es que por sobre cualquier ocurrencia en la memoria aún persiste la aventura vivida; y con ello también Tábata, la cual por todo concepto aún se siente presente.
Sin embargo a medida que avanzan van
entrando de lleno en el tema de pasar unos días "juntos" aunque sin poder asegurar que se trate de un amor eterno. Ella aclarando que vive sola y que no tiene que rendir cuentas a nadie. Para lo cual Argentino la pone en conocimiento de algo que va hacer cuando se vaya registrar en el hotel. Y es solicitar al conserje le confirme sí la foto del documento se corresponde con la portadora. Mas que nada porque tiene terror que en realidad se trate de su propia hija con la trampa de hacerse pasar por otra persona.
Y así siguen rodando sin inconvenientes, con ahora transitar sobre un gran puente que tiene debajo el Riachuelo, más a lo lejos el estadio de Boca juniors.
Y al salir de la autopista, pasando por el peaje y ya entrando en la Nueve de Julio, Argentino confiesa tener algo de dolor en la columna vertebral. Para lo cual Luisa le palmea la espalda y lo alimenta a aguantar pues falta nada para llegar al Obelisco.
Por lo demás, cuando lleguen, Argentino tiene pensado programar la computadora para que el micro siga camino y regrese al destino fijado. Y ellos descender lo más campantes sin preocuparse por el qué diran.
Fuera de toda broma Argentino le cuenta a Luisa que con urgencia quiere ir a una pizzería. Y comer una porción de musarela con faina. Que recién después, ayudado de un buen licuado de banana con leche, de ser posible, tiene pensado ir a instalarse en un hotel. Y que le gustaría que sea el Sheraton; a pocos pasos de donde estan.
Y una vez que llegaron a la avenida Corrientes, desendieron del rodado; Argentino, cual si fuera el anca de un caballo, propinando una palmada a la parte de atrás del micro, este partiendo raudo hacia el municipio en cuestión.
Entonces se toman de la mano y orgullosos comienzan a caminar por Cerrito hacia Carlos Pellegrini.
Que mientras miran vidrieras, ellos también se miran por entre los cristales, tratando de preservar la sonrisa que se renueva a cada instante.
Además observan el cielo que parece la bóveda de una iglesia con ángeles de todo tipo; a cada paso imperando la buena onda de andar abrazados, sintiendo como se afianza la amistad camino a una relación de envergadura.
Y sin averías el micro se aleja hacia la zona Norte del gran Buenos Aires, como engolosinado con su destino perfectamente programado.
Lleno de miedo de resultar un tipo aburrido que solamente conversa de sus asuntos, por primera vez, con dulzura, Argentino besa a Luisa, en los labios. En el fondo de su corazón sintiendo que con esa acción también agradece a Naturaleza el tanto afecto expresado. |