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A LAS PUERTAS DEL INFIERNO

El día que iba a fallecer estaba tan seguro de ser aceptado en el infierno que morí muy contento. Había leído tanto sobre el tema, que en mi imaginación vislumbraba hasta el más mínimo rincón de éste. Durante el velorio todos me felicitaron, porque al fin había alcanzado el máximo galardón que podía recibir un ser vivo y era su propia muerte. Todos en la ceremonia de velación estaban muy bien vestidos al igual que yo. No se hicieron esperar las copitas de champan y hacer los brindis respectivos por tal acontecimiento. Hubo poesía y música clásica para darle el máximo esplendor que debía de tener el velorio. La gente lloró de la emoción al ver un acto tan bonito, la verdad no puedo quejarme de mi fallecimiento, ya que fue un acto tan elegante como muchos en nuestra vereda. Al día siguiente me llevaron al cementerio, uno de los mejores en toda la región, como dicen por ahí, “toda una maravilla” un terreno de extraordinaria belleza con lápidas relucientes y epitafios en versos.
Cuando fueron las doce del mediodía, la gente almorzó y se retiró del cementerio. Pasó el tiempo y mis carnes se hicieron pedazos y los gases reventaron mi barriga, para soltar a mi espíritu hecho gas, que partió a los infiernos. Fue un viaje maravilloso y lleno de expectativas, pensaba en muchas cosas e imaginaba todo con mucha ilusión. Frente a las puertas del infierno había una gran cola de almas ansiosas esperando por entrar. Lo primero que me imaginé fue que todo era selectivo y que cada difunto iría a un lugar específico de acuerdo con sus pecados y profesión. Yo como fui muy malo de seguro estaría al lado de Satanás como su mano derecha. Esa idea de ser muy cercano al diablo me gustaba, me hacía sentir que todo lo cruel que hice como ser vivo tendría su recompensa y disfrutaría de todas las cosas buenas que había en el infierno. Por fin llegó mi turno y me vi cara a cara con un demonio, el cual saludé con mucha reverencia. Tratando de expresar que tenía ante él un buen discípulo. Hablé sobre todos mis crímenes con gran devoción, tratando de dejar en claro que todo lo que hice fue con gran satisfacción. A medida que pasaban las horas noté en el rostro del demonio que en vez de complacerse con mi relato, más bien lo veía desanimado, como si lo que estuviera contando fueran para él las cosas más despreciables. Empecé a preocuparme cuando reconocí a un sujeto que fue un asesino despiadado. Éste andaba apelando ante un juez, para poder entrar al infierno. Me pregunté –––. ¿Qué está pasando aquí?, esto no es lo que pensaba que era.
Un tiempo más tarde se acercó otro demonio y me dijo que mi caso sería estudiado y que dentro de cien años me darían un veredicto, ya que presentaba mucho material para examinar. Acepté de mala gana, me sentía desilusionado, la verdad no entendía que estaba sucediendo, como era posible que mis antecedentes no servían para entrar directamente al infierno, eso era una locura, una insensatez, una falta de respeto, que falta de tacto con mi alma. Atrás quedaron los festejos de felicidad por parte de familiares y amigos al pensar que en estos momentos estaría gozando de todas las bondades que había detrás de esas puertas endemoniadas.
Fueron cien años diabólicos de larga espera y por fin la sentencia fue dada por el máximo tribunal luciferino, donde se me condenó a vivir en los alrededores del infierno, porque dentro no se podía aceptar a un espíritu tan macabro. Mi sorpresa fue enorme “¡Qué carajo es esta farsa!, es la estupidez más grande en que se puede pensar”
Sigo apelando y han pasado otros cien años y cada vez más, pienso en lo que se decía cuando estaba vivo, que Satanás es un ser malo y muy perverso, porque me ha rechazado.

Moraleja: Satanás es todo lo sucio que sale del pensamiento humano.

Esquizofrenia: enfermedad psiquiátrica que trata a personas que ven fantasmas. Entre más se cree en la existencia de espíritus, mayor será el riesgo de padecer un caso grave, ya que el miedo se vuelve incontrolable y proporciona ideas irracionales que aturden el buen comportamiento. Los fantasmas no existen, así como no existe el infierno.

Texto agregado el 21-09-2024, y leído por 295 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
23-09-2024 —Creo que dioses, demonios y fantasmas existen en la medida que les demos espacio y tiempo en nuestros pensamientos e incluso, de alguna forma, en nuestros cuentos. —Saludos. vicenterreramarquez
21-09-2024 Ten cuidado con lo que deseas... aunque sea en un cuento. Saludos. ome
 
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