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El último suspiro

Dicen que los mejores amores surgen de las historias más nostálgica. Este es el cuento de Lucio y Lucrecia que surgió en la época del siglo XIX donde la antigua Granada a pesar de ser considerada una de las mejores ciudades de España en esa época pasaba por un mal momento, pero esto no impidió que exista una maravillosa historia de amor.

Lucio, un hombre adinerado, Francés que vivía bajo las órdenes de su padre el cual quería dejarle el legado de sus tierras, pero su sueño era conocer el mundo, las culturas de otros países, era un hombre soñador sin duda alguna, pero sus sueños se veían cada vez más lejanas, pues su padre ni permitiría que su único hijo dejara de un lado el patrimonio de su familia.

Un cierto día su padre decidió emprender un viaje a Granada pues en ese momento la ciudad pasaba por un momento crítico tanto es su economía como en su cuidado, pues se había convertido en un basurero, los habitantes de la ciudad se habían descuidado mucho, y el padre de Lucio aprovecho eso para comprar más propiedades, pues a pesar de los malos momentos que pasaba la hermosa Granada, sabía que su arquitectura era realmente invaluable.

Lucio vio esto como una oportunidad y pidió a su padre poder acompañarle, el muy emocionado de inmediato con la emoción más grande por ver que su hijo se interesaba en lo que hacía, y son dudarlo asintió que sí que era una gran idea, prepararon las maletas y emprendieron su viaje.

Al llegar a Granada sus ganas de recorrer el mundo crecían cada vez más, estaba fascinado por su cultura, sus tradiciones, su vestimenta, y que decir de su hermosa arquitectura, castillos hermosos que jamás sus ojos habían visto ni siquiera en su país natal. Empezó a recorrer el pueblo, probado de todo, comprando artesanías originales de Granada.

En medio de tanta maravilla, a lo lejos vio una mujer maravillosa, que brillaba con luz propia, no podía dejar de mirarla, se pasó un par de veces, con timidez, si saber cómo entablar una conversación, vio que vendía algo, y sin duda alguna ese era el mejor pretexto para acercarse era comprar, no tenía idea de que era pero de lo seguro que estaba era que tenía que comprar algo, con una voz muy firme pregunto, cuál era el valor de las mermeladas en su subconsciente pensaba pero qué hermosa mujer, de dónde es y como una chica tan hermosa se dedicaba a vender mermeladas, pues en su mundo perfecto las mujeres no trabajaban, se dedicaban al hogar era eso tal vez lo que le llamaba la atención, por un momento pensó en comprar todas las mermeladas pero con qué pretexto volvería para verla de nuevo así que decidió comprar solo una.

Al llegar la noche su padre le informo que tendrían que quedarse por más tiempo del estimado por tramites legales, Lucio lo vio cono una señale era el momento indicado de conocer más a Lucrecia, y como tenía planeado al siguiente día regreso por otra mermelada, la que rompió el hielo fue ella, preguntando que de donde venia pues en el pueblo se conocían todos y el era un rostro nuevo y que si estaban para quedarse a vivir o si solo era de paseo, el respondió que solo estaban por negocios pero que no le molestaría vivir en una ciudad tan hermosa como lo era Granada, sin darse cuenta la conversación se extendió tanto que oscureció ella empezó a guardar sus cosas y El muy amablemente le ayudo, cada uno se fue pero con sus pensamientos confundidos, como era posible que en unos pocos minutos un par de desconocidos compaginaran tanto, pasaron 4 días en los que el iba compraba una mermelada y se quedaban conversando, esa fue la rutina, pero la noche de ese día ele propuso invitarle a tomar un café, pero ella al contrario de lo que todos esperamos le dijo que no, que al contario ella le invitaba a recoger frutas pero que debía madrugar para poder ir, Él no lo pensó su respuesta fui un si de inmediato, quedaron en la hora y el lugar y nuevamente cada uno se fue por su lado con el mismo pensamiento, pues su sentimiento era de conocerse como si fueran de años.

Era un jueves, Él había llegado 30 minutos antes de lo acordado pues era un hombre extremadamente puntual y por sobre todas las cosas sus ganas de volver a verla y vivir un poquito de lo que ella hacia era inigualable, él no podía dejar de mirarla mientras recaían las frutas, Lucrecia le decía que admirara el paisaje y como salía el sol, pero para Lucio no había nada mas hermoso como observarla a ella, en esos pocos días ya admiraba no solo su belleza si no sus ganas de salir, su valentía de a ver algo que en esa época muy pocas mujeres lo lograban, Lucrecia por otro lado jamás había compartido algo que para ella era muy íntimo, no imaginaba que podría vivir algo así de mágico, mientras pasaba el tiempo se iban soltando un poquito mas contando cada uno sobre sus familias, Lucio nunca le falto nada como se dice vulgarmente nació en cuna de oro, padres ejemplares, único hijo, heredero de todo, pero eso no lo era todo para El, El tenia otros sueños el dinero para el no era suficiente para ser completamente feliz, sus intereses eran otros que solo hacerse cargo de sus tierras, nunca le falto nada pero no veía a su padre por lo mucho que demandaba su trabajo, y Lucio soñaba con otras cosas, Lucrecia por otro lado le conto que su vida fue un tanto dura, nació en una familia donde el dinero era de sus principales problemas y es por eso que ella desde chiquita aprendió de su madre hacer mermeladas y de su padre el ser comerciante, y esto permitió que compartieran mucho como familia desde pequeña compartió tanto con sus padres que era muy feliz, nunca le falto amor ni compañía, pero con el tiempo su padre enfermo pues con el frio de las madrugadas le dio una neumonía que por falta de dinero empeoro cada día mas y no pudieron hacer nada para salvarlo, su madre no resistió el dolor de perder a su esposo y después de 4 meses también falleció.
Lucio estaba realmente asombrado como podía una mujer que a sufrido perdidas tan grandes, brillar con una luz que era resplandeciente, Lucrecia por otro lado admiraba que Lucio no era como todos los hombres que por dinero humillaban no solo a una mujer si no al resto de gente.

Ya había pasado un mes en cual compartieron cada día, pero llego la hora de la despedida, Lucio ya tenia que regresar, se prometieron volverse a ver, y no perder contacto, la única forma eran a través de cartas tardaban en llegar pero no dejaban de escribirse, cartas iban y venían y poco a poco cada una llena de amor, pues que mejor que enamorarse a través de las letras, que es el lenguaje mas hermoso que puede existir en cada mensaje habían notas de amor, un amor bonito, sincero, un amor a la antigua, la gente murmuraba que solo era una fantasía, que de ese sueño pronto se despertarían, pero quienes eran ellos para juzgarlos, como tenían la osadía de hablar de un amor a distancia cuando ellos no lo han vivido ni lo han palpado como solo Lucio y Lucrecia lo hacían, quienes eran ellos que no podían tener el brillo que ellos tenían al leer cada letra que era escrita con el mas puro amor, paso un año y Lucio decidió que había pasado demasiado tiempo, que ya no podía vivir un día más sin verla, así que tomo la decisión de ir a Granada por ese bello amor que se hizo cada vez más grande por medios de sus cartas.

Y escribió. -

Marsella-Francia 14 de junio de 1809

Amada Lucrecia:

Esta es la ultima carta que te escribo, he decido ir a Granada no resisto un día mas sin ti, siento que la vida me está dando la oportunidad que tanto quería de ser feliz, después de este año estoy seguro que mi felicidad es a tu lado, te expreso mis sentimientos porque no se si al verte puedan salir todas las palabras que siento por ti o si los nervios me engañen y me quede pasmado si poder decir nada, siento que la vida de la mejor manera me esta dando una lección de poder llegar hacer al fin lo que realmente quiero y estar a tu lado, a pesar de tener siempre lo que quizás todos sueñan que es dinero yo simplemente quiero estar feliz a tu lada, levantarme cada mañana para ir por las frutas, que me enseñes hacer mermelada como tu madre lo hizo, cumplir la tarea de vender como tu padre te lo enseño, mi cabeza a dado mil vueltas y cada vez me doy cuenta que eso es lo único que quiero, iré por ti para ser feliz, te amo.

Con amor. Lucio




Hubo complicaciones en el viaje pues en esa época el comercio estaba tan comprometido que generaba retrasos en carreteres, embarcaciones y todo lo que entraba al país tanto personas como mercadería, pero sus ganas por volver a estar con Lucrecia solo hacían que continuara con el viaje, en lo único que pensaba era en ella solamente en ella, después de un par de meses al fin había llegado a España estaba tan cerca de su amada que parecía oír su corazón latir al borde de pensar que se iba salir de tanta moción, ya solo le faltan unos días para poder llegar a Granda y al fin cumplir sus sueños de estar con Lucia, repasaba cada palabra que le diría al verla aunque cada vez que repetía o aumentaba una palabra mas o le faltaba una, se reía consigo mismo pensando con una mujer le puede causar tantos sentimientos, todos lindos eso sí, cada vez se sentía mas cerca y con cada paso más feliz.

Era un tarde de Septiembre cuando al fin llego a Granada no podía con la felicidad lo primero que hizo fue ir al puesto de mermeladas y darle un abrazo y un beso que por mas de un año había anhelado, pero se encontró con el puesto cerrado, pensó talvez quizás sabia que hoy llagaría y me esta esperando en su casa, la gento lo veía y murmuraba, pero nadie se atrevía tan solo a verlo, peor a él no le importo, corrió donde su querida Lucrecia, y al llegar a su cas encontró en su mesa una mermelada y una carta.



Granada-España 07 de Julio de 1809

Amada Lucio:

Esta es la ultima carta que te escribo, al día siguiente que te marchaste me detectaron cáncer terminal me dieron 3 meses de vida, y fue por eso que no me atreví a decírtelo, pero estábamos tan lejos que no quería arruinar lo lindo que teníamos, quiero decirte que este año a sido maravilloso tanto que mira vivi mas tiempo que el pronosticado, no quiero que estes triste, quiero que te quedes con lo felices que fuimos este año, yo me llevo eso, no creo poder seguir aquí hasta tu llegada, pero quiero que no olvides que hiciste de mis días los mas felices antes de que llegaras, pensé que lo tenia todo y que así era feliz, per nunca supe lo que era amar y tu me hiciste sentir amada, se feliz por mí, recorre el mundo, conoce a alguien que te de todo el amor que e mereces, te dejo la receta y el ingrediente secreto para hacer las mermeladas, nunca dejes que se pierda eso, te dejo también mis ahorros que sé que en tus manos serán muy productivos, no olvides que te ame hasta mi ultimo suspiro.
Con amor. Lucrecia

Texto agregado el 17-09-2024, y leído por 110 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
20-09-2024 Que abrupto y duro desenlace. Por ahi faltó un besito o tomadada de mano. pero eso es mi gusto subjetivo. Seguro lo hubo pero no esta en el relato. Otra cosa, deberias trabajar mas en la edicion, hay errores: 'cono', 'señale', 'ele', 'contario', y algunos mas. Tambien mayusculas despues de una coma, etc. Saludos. ggg
 
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