La energía necesaria. Los sistemas cuánticos corregidos. La toma a tierra. Los cálculos matemáticos y la esperanza. La convicción. La necesidad. De que sea éste. Después de mil. Y de otros mil. En el que me mires. El botón rojo desbloqueado. Mi dedo tembloroso. El corazón acelerado. Y el chasquido. El clic. La aceleración y la desaceleración molecular. Que me destruye. Me desgrana. Y me vuelve a construir. En otro mundo. El tuyo. Y el mío. Uno de los míos. El silencio. Mis ojos cerrados. Y tu recuerdo que se anuda en mi estomago. El recuerdo de mil y otras mil veces que no fue. Que no. Ni casi. Que fueron otros. Los que te besaban. Los que te lastimaban. Los que no sabían amarte. Mientras yo te buscaba, aprendiendo de cada error para solucionarlo. Para llegado el momento ser lo que necesitaras. Y aquí estoy. Desnudo de alma. Enamorado. Con miedo. Deseando que acabe. Y de que sea hoy. De que sea aquí. De que sea ahora. De que estuviese escrito. Que la lentitud de nuestra historia tenga un por qué que no necesito comprender. Y que en este universo si. Que por fin seamos. Y que deje de buscarte. Porque por fin me hayas encontrado.