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Hola amigos de la Internet. Un saludo.
Aquí continúa el reality de novela que empieza con: La isla de arena.Luego. Son app. Después. Convexo. Ventosa. Lechón. El que sigue es: La senda de arena. Y ahora este que llamo: Ella la ruta Once.


Exige, Tábata, a los veintitrés metros de arrastrar la cruz, un merecido descanso. Aprovechando las dudas del victimario para agregar una solicitud de perdón que la exima de semejante castigo. Y allí calló de rodillas haciendo que el palo mayor de la cruz vaya a golpear su cabeza; que hubiera deseado tener puesto un casco de motociclista.
Pero pese a las súplicas y los lamentos, Argentino continúa obligando a sus sometidas a seguir caminando en cumplimiento de la prenda, que bien se merecen por volverlo loco. Lo que hace la escena por demás dantesca; en cuanto que las mujeres parecieran ser integrantes del propio averno.
Pero ocurre que antes del brote esquizofrénico, y de ponerse a impartir justicia de manera despótica, Argentino tenía una idea precisa por la cual se puso a fabricar la cruz. Y es la de poner un objeto importante en medio del camino. Que haga detener a los posibles visitantes. A reflexionar acerca de continuar avanzando. Por lo tanto decide detener la marcha en un punto que él considera bastante ideal. Latigazos mediante ordenando de inmediato que empiecen a cavar un pozo. Por tanto, sin posibilidad de oponerse, las chicas obedecen, y con las manos comiezan con la tarea de quitar arena y arrojarla a los costados. Pero Argentino, algo sádico, de corte meticuloso, las obliga a que estén en una posición física determinada. Acorde como para que la arena que sacan vaya a pasar por entre las piernas. O sea inclinadas hacia adelante con las gambas abiertas y las manos haciendo de pala. Y así continúan trabajando cómo nunca en su vida lo hicieron. Qué a la par en que cavan el capanga va haciendo observar que en esa postura parecen lo que en verdad son; unas verdaderas perras.
Y así es que cavan arduamente hasta conseguir un pozo de un metro de circunferencia por un metro de profundidad.
Por otra parte, de forma paralela, al costado de la excavación, cinco gorriones luchan
por unas migas de pan que Argentino les ofrece; solamente faltando tres horas para caer la tarde y oscurecer.
En cuanto a los castigos corporales, es necesario hacer constar que los latigazos fueron aplicados con suaves golpes y suma delicadeza.
Al estar la cruz acostada sobre el piso, Argentino con un bolígrafo de fibra gruesa, escribe la palabra Propiedad Privada.
Una cosa que Argentino imagina en silencio. Mientras se apresta a clavar la cruz en el pozo. Objeto monumental, que entre otras cosas, obtaculiza el camino a la entrada de vehículos. Pues entonces fantasea que los días despejados producto de las distintas posiciones del sol, según las diferentes horas y la propia traslación, habrá sombras rodeando la bella cruz cual si fuera un reloj de la Edad Media. Qué a su debido tiempo él sabrá anotar los sucesos con total tranquilidad y parsimonia.
Mientras tanto sueña despierto, Tábata, por demás compungida, e impulsada por la bronca, le hace recordar a Argentino la posible mirada de su madre desde el inmaculado Cielo. Lo que debe estar pensando al verlo someter con violencia a personas allegadas, del sexo débil, y en situación de catástrofe; valiendo el esfuerzo el ir meditando sobre el asunto, si es que en verdad desea triunfar en la vida. Por su parte, Argentino, escuchando sobre el aire
el vago sonido del nombre de su madre. Al recordarla comienza a lagrimear sin consuelo. A todo momento ignorando como hacer para detener el llanto.
Y en lo que respecta a Luisa. Ella evita hacer comparación verbal, de tirar de un carro de realizar las compras, con las ruedas frenadas por la arena, a llevar una cruz, con gran peso y filosos vértices, sobre el cuello y la espalda. De todos modos a Luisa le sabe a injusticia que ambas sean tratadas de manera parecida; que quisiera gritarlo a los cuatro vientos. Y aunque un tanto asustada de verlo a Argentino salido de sus cabales. Mantiene intacto el sentimiento de admiración que sostiene desde que lo viera por vez primera.
Y así, entristecido de nostalgia, Argentino saca una foto de su madre y la mira recordando lo linda que era; además de espléndida y cariñosa; saliendo de su boca, mezclado con el alimento, el nombre de su querida mamá.
Entonces Luisa, alegremente sugiere descorchar otro vino. Cosa que todos aceptan de buena gana. Más cómo se han olvidado el sacacorchos. Argentino asume el riesgo de hundir con el dedo índice el tapón dentro de la botella; quien finalmente queda flotando sobre el contenido. Y así, de la tanta sed, se pasan el torrontes de vino riojano. Tomando, trago tras trago, hasta llegar al fondo del recipiente de vidrio.
Por tanto Argentino se relaja y enternece abandonado su actitud de violencia despótica. Poniendo el ánimo en colaborar activamente en terminar el pozo. Para luego calzar la cruz como tenía previsto.
Haciendo inspección, como primera medida se sorprende de cuánto han cavado en tan poco tiempo. Mas de un metro en quince minutos. Y encima aún sigue habiendo material de los tantos elefantes.
Entonces, habiendo observando que debajo del pozo la arena está húmeda. Lo que significa que a escasos centímetro se encuentra el barro. Por fin se decide a insertar la cruz con la inscripción mirando hacia el poniente. Cómo paso siguiente, cubriendo el pozo con abundante arena. Más luego aprisonando con los pies para sujerarla contra el suelo. Quedando así la cruz parada con la escritura en fibra. Que da cuenta que esas tierras son de Argentino.
Y todos, sin excepción, por el calor que tienen, deseando quitarse los abrigos para usar el monumento cual un simple perchero.
Ya con los ojos puestos en dirección a la ruta, Argentino dice, a modo de discurso, que algún día irá a plantar a los costados del camino una hilera de eucaliptos.
Y así, aliviados y tranquilos, todos vuelven a sonreír como al principio del día.
Luego, Argentino, cuenta, que en realidad fabricó la cruz, no para castigar a sus preciosas del alma, sino más bien para poner en alerta a los posibles visitantes que a esas tierras pretendan llegar. Para que sepan que todo el territorio tiene dueño; y ni que hablar de la prefabricada. Y sí por el contrario se apersonara un supuesto propietario. Que también sepa que existe alguien muy interesado en adquirir esa porción de tierra. Contando que tiene pensado sembrar muchas plantas que den flores de diferentes colores. Y también poner frutales por todo el lote. Insistiendo en recalcar que esas tierras son la propiedad elegida donde piensa venir a terminar sus días. E incluso a ser enterrado. Que al momento le cuesta concebir una idea diferente. Y sí cuando muera alguien les pregunta por él, que le contesten que su cuerpo se ha confundido con el ombú bien frondoso que han plantado sobre su tumba. Y que digan, y que recalquen, que en el sentido mas estricto de la palabra, por medio del hermoso árbol, al fin a logrado fusionarse con la naturaleza. Para terminar poniendo sobre el tapete que en su larga vida a conseguido tener poder y éso lo hará hacer valer a la hora de tener que esgrimir los argumentos del conquistador. Y aunque parezca épico, le pide a su hija que toque un poco la guitarra; como para animar la despedida con buena música de fondo.
Entonces, cómo para apoyar la moción de continuar la retirada hacia la ruta Once. Sin que nada empañe el discurso del capitán. Las chicas evitan decir que ellas también, a la par de él, envejecen. Y que antes que el ombú tenga metro y medio de altura estarán todos los presentes enterrados en sus respectivas tumbas. Entonces, a cambio de un silencio que pueda interpretarse como despectiva indiferencia. Las chicas hacen mensión de lo placentero que resulta que haya tan pocos mosquitos. Que les encanta la idea de estar alejadas de la peste del dengue.
Y ya con todo vuelto a la normalidad las mujeres vuelven a sentirse dueñas de sí mismas.
Más entonces ocurre que Luisa al escuchar que la llaman por el nombre de su Susana. Sobre todo de parte de Argentino, que encima lo hace con tanta devoción y cariño. Seguramente enternecida por la ebriedad decide adelantar la confesión y romper el silencio contando la verdad de los hechos. Poniendo al tanto a Argentino de estar haciéndose pasar por su hija. Y bien segura de sí, resaltando su belleza con los gestos del amor, ahí mismo frente a la cruz altiva le dice quien es, como se llama, y porque está ahí. Porque lo quiere y porque
pretende conquistarlo hasta lograr ser su prometida.
Por su parte, Tábata, de arrastrar la cruz, tiene algunos moretones. Pero prefiere callar y que siga creciendo esa relación incipiente de dos que se sienten atraídos.
Finalmente, luego de las chicas tanto temer, fue bien recibida por Argentino la historia de ser su hija Susana amiga de Luisa; una impostora allí presente.
E incluso Tábata se sincera diciendo que ella lo sabía. Pero a pedido de la embustera se vio obligada a callar. Quedando latentes flotando sobre el aire de la bahía sinnúmero de recriminaciones poco conversadas entre las muchachas.
Pero en medio de la caminata, al tener Argentino la oportunidad de jugar con el globo terráqueo. Y así de un pantallazo repasar los conceptos geográficos del ayer. Se suscita una interesante conversación acerca de a quien le pertenece dicho instrumento; sí a la verdadera Luisa o a la enigmática Susana; ausente sin aviso.
Y en resumidas cuentas Luisa considera que claramente la guitarra es de su amiga. Mientras tanto que el globo le pertenece íntegramente. Pués a ella fue a quien se lo obsequiaron. Quedando entonces establecido que el mapa mundial con forma de esfera es de Luisa.
Pero ahí mismo, haciendo que la animada
conversación se prolongue, Argentino expresa a viva voz, que quisiera que, aunque más no sea, Luisa le describa físicamente a su hija. Que por lo menos le diga a quien cree que se parece; como para así él poder ir masticando lindos pensamientos empáticos con la fabulosa realidad. Siendo denegada la moción; valiendo la escusa de Luisa en satisfacer el pedido. Argumentando que cuándo estén a salvo y en casa ya habrá sobrado tiempo de conocer a la famosa primogénita. Que ahora se ocupe de ella; que luego de lo sucedido con el temporal bien merece la exclusividad por tiempo indefinido. Y que le ofrezca un abrazo de ésos que son cómo para sentirse unidos en cuerpo y alma.
Y entonces Argentino sonríe y se anima a llamarla por su nombre; con voz suave y aplomada. En tanto que Luisa responde tener la intención de estar siempre a su disposición ya sea como amiga o como confidente.
De a poco Argentino empezando a ver a Luisa cual si tuviera mucha hambre y sed, y ella fuera una deliciosa torta de cumpleaños. Imaginándose como un emperador romano, con una corona de flores sobre la frente, comiendo uvas desde el propio racimo que ella sostiene sobre su boca. Asimismo recordando aquella video llamada; donde pudo conocer a la verdadera Susana; galopando a caballo a orillas del mar.
Y mientras avanzan, con Argentino arrastrando el chango sin dificultad, amenizan la caminata dialogando acerca de quien se pagará una vuelta de café cuando retornen a Punta Piedras.
Ocurriendo además que Argentino lleva las monedas de oro que como un imán atraen la atención de las chicas; que un tanto borrachitas caminan solo pensando en besar la botella y gastar a cuentas.
Cuando de pronto, en vívido exabrupto, cansado de tanta ambición y romanticismo barato. Al contrario de lo que uno podría suponer. Argentino amenaza con utilizar de nuevo el revenque, obligando a las chicas a jugar un partido de fútbol; con el propio globo terráqueo haciendo de pelota. Que tan sólo habrán de jugar al que hace el gol gana. Y él habrá de hacer de referí. A todo esto, con dos arcos hechos con montículos de arena, Luisa le gana a Tábata en un partidazo como para recordar en las futuras sobremesas.
De tanto ejercicio físico desplegado, oh casualidad, en época de olimpiada parisina, todos sintiendo el vivo deseo de descorchar el segundo de los vinos.
Y hundido el corcho de la botella luego de finalizado el mach, sacudidos de la risa, continúan marchando rumbo a la ciudad.
Pero en un momento ven una huella enorme, de un animal extraño; prehistórico, pareciera. Y las chicas se ponen a tirar líneas de exquisita paleontología; mientras Argentino, por lo bajo, sonríe como el perro Patán. Donde al cabo de unos minutos Luisa acierta en todo. Diciendo con desparpajo que se trata de un dragón que vino a cocinar el lechón y más luego se internó en el océano. Entonces a Argentino se le escaparon otro par de lagrimones, como gotas de agua que caen por los aleros de un techo. Y así continuaron buscando más huellas pero solo vieron barro y lodo a su alrrededor.
Ahora, Argentino hace notar, que aquí, en esta zona, también hubo llovido muchísimo. Que sí no fuera por el sendero de arena andarían con el agua por las rodillas.
Admirable momento de esparcimiento van viviendo mientras deambulan. Donde los duros momentos van quedando en el lejano olvido.
En su fuero interior, Tábata piensa que antes que corran unos pocos días, irá a olvidar lo sucedido y jamás volverá hablar sobre la travesía. He incluso, aunque lo calle, está por demás segura que jamás volverá a venir ni siquiera para cumplir una promesa.
Argentino conoce de pasada la ruta Once. Y sabe que a esta altura de su recorrido se separa un poco de la cercanía con el mar. Por ello un tanto duda de si serán cuatro o tal vez cinco kilómetros. Que sí el sendero llegase hasta la ruta, entonces serían muchos más de lo que él presuponía, los elefantes que intervinieron en aquel evento mágico propiciado por naturaleza. Que ni este tarro ni el otro que tiene en casa alcanzarían para poder colocar en sus frentes.
No obstante el gran alivio que significa poder regresar, el alma de la tarde de a poco se va apagando. Ayudada de las nubes que van y vienen como aviones de cabotaje.
Alguien dice querer más vino y todos aceptan besar la botella. Y una vez alimentado con alcohol el gargero renacen las frases de esperanza.
Y al consultar la hora, que la tenían olvidada, comprueban que tan solo son las dieciséis pasaditas. Y en conjunto piensan; en cuantas cosas se pueden hacer en un día. Que por ello existen las jornadas de trabajo de ocho horas; y qué la humanidad ha evolucionado tanto.
Mientras qué, por está tonta reflexión, entre las chicas se suscita una aguda discusión de política. Donde por el momento va quedando evidenciado que Luisa, en efecto, actúa como militante de un partido importante. Más precisamente en el peronista de la línea de los Fernández.
Entonces la propia Luisa, hace remarcación que las diferencias sociales vienen dadas desde la época de la esclavitud. Encendiendo así una mecha interminable.
Donde continúa diciendo, que visto el asunto desde una perspectiva moderna, desde aquella época de los funestos señores feudales a la época actual, nunca se hubo mezclado el mazo como para dar de nuevo, con relación al injusto pasado de prácticas medievales; configurandose allí la primera gran injusticia de los tiempos modernos; la desigualdad. Lo que hace que todo como está sea verdaderamente un despropósito. Siendo que la justicia social es la manera correcta de poner la cuestión en su justo termino.
Argentino, de momento, es solamente testigo imparcial. Sobre todo porque está muy emocionado pensando en Naturaleza. Y poco y nada le interesa la conformación del mundo y la distribución de la riqueza.
Pero Luisa insiste en subrayar que cuando el presidente justifica los ajustes diciendo que aún nadie a muerto de hambre. Es porque ésa es la medida del límite para los liberales, en justificar las políticas de miseria que implementan.
Hay avispas hay libélulas, hay recanuajos; hay diferencias políticas. Pero después de todo también hay un pueblo esperando.
Y Mientras tanto las insinuantes nubes cargas de lluvia pasan de largo como una estrella fugaz, el viento, como trompeta de gordo, hace sonar un lento Blues. Ahora siendo precisamente una tarde de apacible estancia; ideal como para extasiarse admirando el paisaje.
Más no habiéndose bebido demasiado alcohol, sin embargo están todos por demás extrovertidos.
Cuál cazador con la escopeta al hombro y en el chango un lechón, Argentino nota que Luisa en efecto parece ser una muchacha apasionada de los quehaceres de la política. Que para nada resulta extraño que sea una militante que recién comienza a dar sus primeros pasos.
Pero Argentino tiene presente aún que por motivo de hablar apasionadamente de esos temas urticantes, Tábata la hubo lastimado con una cuchilla de asado. Que aunque se trató de una lesión sin mayor importancia, de haber sido tratada en una guardia hospitalaria hubiera merecido un par de puntos de sutura.
Es algo que pareciera haber quedado sepultado en el olvido pero que a Argentino lo tiene un tanto incómodo; pues además la empujó al mar; que de no haber estado él en el agua otra hubiera sido la historia.
Y mientras cavila en silencio escucha cómo la conversación va subiendo de tono.
Escuchando decir por parte de la querida Luisa. Que los liberales consideran a los pobres merecedores de la condición de carecer de las cosas materiales. Porque en vez de luchar a favor de los mercados establecidos como legítimos se rinden a la farra de contemplar de brazos cruzados la vida pasar. Porque al fin de cuentas los oligarcas los consideran vagos por naturaleza, e inútiles por falta de pasantías. O que sencillamente nacieron para atender a los más pudientes. Rematando la idea con asegurar que opinar así es verdaderamente aberrante.
Para después, como en un partido de ping pong, escuchar de Tábata un discurso antagónico donde se dice todo lo contrario. Que los liberales tienen la precisa para que el mundo evolucione para bien sujeto a las leyes del mercado y la sana competencia.
De rebote alertando a Argentino para que tenga cuidado con las monedas porque se las puede quitar para así dárselas a los malhechores terroristas.
Cuando de pronto Argentino oye un ruido. Apartando el oído de la conversación y adentrándose unos metros sobre la jungla. Qué apartado de la escena logra ver un puma que viene acercándose. Entonces, como es lógico, hace una señal de alto. Cómo primera medida avanzando cuál un soldado. En cuclillas y con el cañón de la escopeta hacia adelante. Apuntado al animal al corazón. Pero no obstante la óptima posición duda de sí disparar pues siente compasión del pobre felino.
A todo esto, las chicas, ajustando cuentas sobre el tema de la inflación, esperan discutiendo en medio del camino; empecinadas en querer tener la razón más allá de los argumentos.
Entonces Argentino las mira fijo, y les hace un gesto de hacer silencio. Para enseguida explicarles que hay un posible peligro al encontrarse un puma muy cerca de ellos.
Pués entonces, cómo resultado de la implícita consulta, se ponen a discutir si matarlo o qué. Llegándose al acuerdo que en vez de liquidarlo lo mejor será darle de comer el sabroso lechón. Y de paso abandonar el carro con el resto de las cosas dentro. Para lo cual, excepto una pata que se la quedan para ellos, el resto se lo entregan al felino; quien así logra quitarse las amarguras del hambre, pudiendo endulzar la salud con llevarse semejante manjar al estómago.
Y mientras tanto el animal come siguen discutiendo de política. Al punto que Tábata se indigna tanto, que lo obliga a Argentino a tener que intervenir con opiniones propias. Y siendo que le cuesta asociar las ideas con el discurso, finalmente se pronuncia en favor de tener un Estado protector de los asuntos vitales. Porque piensa que un país tiene que poder fabricar armamentos, autos, camiones, aviones, turbinas, tuberías, herramientas. Que tiene que poder ser independiente del resto del mundo; pues nunca se sabe que postura pueden a asumir los demás gobernantes. Pero no obstante la peculiar situación de tener al invitado comensal masticando a colmillos afilados. Argentino tuvo nuevamente que interceder de costado antes que se vayan a tirar de las mechas.
Como consecuencia, para así poder controlar la situación y disipar la ira, darle de comer al puma la pata que se habían separado para ellos.
E increíblemente, siendo que el puma se muestra tan manso, le alcanzan acariciar el lomo; que hasta, de habérselo propuesto, le hubieran podido colocar un collar en el cuello.
Y allí, maravillados del contacto con un animal salvaje, Argentino por lo bajo hace reflexionar a las chicas de mejor dejar de pelear por algo tan imposible como querer arreglar al mundo. Sí total, de una forma u otra, siempre habrá serios problemas que hagan la vida difícil y complicada.
Además, haciendo remarcar la idea, de que nunca se termina de aprender y que siempre hay que tener la mente abierta para poder adaptarse a los nuevos tiempos. Además de pensar que es imposible que pueda existir un país sin tener un Estado presente; porque país y Estado son una misma cosa.
En pleno debate de corte acalorado. Donde las mujeres parecen senadoras de una sesión del Congreso. Argentino se decide a retomar la caminata. Así colocando la carabina sobre su hombro y a latigazos limpios obligando a las mujeres a cantar una canción dedicada a la patria.
Y a la par de Aurora, casualmente logran divisar en el cielo un águila en vuelo triunfal; con además el firmamento ciertamente despejado, con solamente una ancha nube de escaso grosor, cual gasa blanca de seda transparente que cubre al astro que brinda su calor al sistema.
Y así a trote de mula se alejan del felino para acercarse cada vez más a la ruta que lleva a la civilización.
A su vez, aquel río Salado que tanta admiración despertara, hace una curva pronunciada con dirección al norte; con lo cual a medida que avanzan va perdiendo protagonismo.
Más de vuelta haciendo uso del abuso de autoridad. Argentino pretende que las chicas disputen una carrera de resistencia. Carrera que se ve abortada porque Tábata aduce tener mas de cincuenta años; por sobre los escasos veintiuno de la guitarrista.
Cuando de todos modos el discurso del odio se va instalando por sobre el hablar pavadas.
Que entre tanto mal humor sobresalieron las palabras de Tábata. Elogiando al liberalismo y sus antiguas leyes del comercio. Donde siempre en la transacción se debe interponer una sonrisa.
Pero Luisa, ofuscadas y sin haber tocado el techo de la arenga política, monologa negándose a querer conversar amigablemente con quienes políticamente carecen de problema en querer matar de hambre al pueblo.
Así continuando la caminata donde por lo bajo se balbucean lascivos insultos y pases de factura.
Soberbio momento de contrariedad que de todos modos suma una euforia necesaria como para ponerle tenacidad al arte de vivir. Grandísima tarde empañada por la velocidad del odio. Que rápidamente va recorriendo con su mala vibra lo que queda del sendero. Resultando evidente que la relación está algo más que resquebraja. Sino directamente partida al medio. Así pasando los minutos donde se sigue profundizando en la grieta, con frases poco afectivas, vejatorias, hirientes, ofensivas, injuriosas; acompañada de miradas lacónicas pero en verdad avasallantes. Por tanto impulsando a Argentino, a intentar animar la situación batiendo el tarro cual sonajero de recién nacido, prometiendo que cuando lleguen irá a invertir dinero en llevarlas de vacaciones a las Termas de Río Hondo. Pero que a cambio en vez de discutir de política pasen hablar sobre cuestiones del día a día. Haciendo que la discusión se vaya convertiendo en un contrapunto de diferentes barbaridades.
Obligando a Argentino a sacar el as escondido debajo de la manga. De algo que un poco lo tiene pensado desde que salieron. Que en esta circunstancia de inminente pelea lo usa como para distender la mala onda. Entonces proponiendo buscar de inmediato dos largas ramas con horquetas en las puntas, cómo para en lo alto calzar un travesaño. Y con ello armar, al comienzo del camino, un especie de arco del triunfo que de paso a la propiedad.
Y así es que Luisa, que tiene la audacia propia de quien confía en el capitán, comienza a buscar algún árbol caído.
Por su parte, Tábata, aún debiendo satisfacer los caprichos del mandamas, su anhelo principal es alcanzar la ruta.
O sea que mientras que avanzan miran hacia los costados en busca de material como para construir un arco a la entrada del camino.
Sin duda una locura salida de una mente estresada que se precipita contra la vida de manera alborozada.
Porque, francamente, más luego de haber vivido una travesía sin par, ahora tener que poner el cuerpo al servicio de construir algo de lo que se puede prescindir; una locura. Y encima tener que cavar dos pozos. Un despropósito. Cuándo en realidad es preferible seguir para adelante aunque sea discutiendo de cualquier pavada. Sumado a que solamente cuentan con una cuchilla de asado; careciendo de tan siquiera un pedazo de alambre.
Y mientras buscan y caminan, solo de vez en cuando señalan el pantano creyendo haber encontrado algo.
Aunque, de todos modos, para Argentino la propuesta va sirviendo como bálsamo para distraer la atención, y así distender las agresiones mutuas manifestadas a lo largo del día.
Sin embargo, pese al pesimismo reinante, va quedando comprobado que entre el barro en efecto hay bastantes troncos de todo tipo.
Y en éso, cual náufrago que hubo visto un buque en el horizonte, Argentino exclama haber divisado una rama larga que bien podría servir de travesaño.
Pues entonces, no haciendo falta deliberar quien se atreverá ir en su búsqueda. Se descalza. Se remanga los pantalones hasta las rodillas. Agarra la rama, e intenta subir. Pero justo cuando está por alcanzar la cima, patina y cae. Enchastrando con barro la culata de la carabina que usaba de bastón. Desajuste que hace que Luisa suelte un grito escalofriante de estupor.
Haciendo que Argentino conduzca la situación hacia el llano de la tranquilidad. Proponiendo, la siempre acuñada idea de cantar para gozar de la vida. En esta oportunidad uno de sus temas preferidos: Oh, Sole Mío.
Especialmente dedicado para la madre naturaleza. Para la Pachamama.
Y las chicas, para no ser menos, repiten la canción a coro. Qué por el relax que se produce al momento del esparcimiento, un poco mejora el clima entre las participantes.
Para a los pocos metros, de la posterior acción de retomar el viaje, con la sagrada misión de encontrar un par de postes con horquetas en las puntas. Escuchar de Luisa hacer mensión del haber miserable que reciben los jubilados. Que con la escusa del equilibrio fiscal este gobierno les da migajas. Fatigados humanos que luego de una vida de luchar, ahora deben prescindir de comprar aspirinas.
Entonces, Tábata, ensalzada por la discusión anterior, que aún no logra superar, con énfasis le dice que: sí les aumentan el sueldo después hay que darle de nuevo a la maquinita de hacer billetes, y devuelta, como en el cuento de la buena pipa, suben los precios desmesuradamente.
Con lo cual, allí mismo, decide dar la media vuelta y continuar el camino sola.
Con la sana intención de ofrecer una digna tarde que marcha hacia el instante crepúscular con tonalidades de intenso rojo oscuro. Ahora Naturaleza ofrece un cielo alborotado donde la luz se percibe de tono pastel. Y debajo del firmamento, Argentino yace asfixiado de pánico, por causa del alejamiento parcial de su compañera Tábata; sintiendo que el mundo es una enorme caja de música con sus engranajes faltos de algunos dientes. Mujer amiga que exhibe al poder de los ojos, una contorneada figura de espalda, que se aleja lentamente sin por nada volver la vista atrás.
Entonces, ahora, culposo, voltea la mirada observando a Luisa. Con cara de solicitar compasión por desviar la atención de su excelsa figura. Qué por motivo de su lindura bien debería sentirse literalmente atraído. No cabiendo lugar para la indiferencia propia de un ser anodino. Sobre todo cuando la que se aleja es alguien que conoce de memoria. De la cual perfectamente podría prescindir de estar por un momento.
Pero en realidad se refiere a otra cuestión el verdadero motivo de las tantas dudas que lo invaden con relación a Luisa. Pues se trata de ella carecer de un factor que Naturaleza concidera primordial para la ejecución del canto.
Que de lo contrario él bien podría sentirse atraído como ninguno hacia la propuesta de vivir un romance.
Siendo la cuestión tan importante. La falta de un factor sustancial. Que al estar ausente impide poder entregarse de lleno al oficio de cantante. Por causa de estar la garganta descomprometida de la escencia imprescindible para la correcta vocalización de la voz en función de la actitud del canto.
Que sí se hace un trabajo de antropología biológica y se comporta uno cuál un pájaro aunque más no sea por un par de días.
Comportamiento que para las aves es lo más normal del mundo.
Pero el cual es suficiente motivo para imprimir a la voz de la musicalidad necesaria para ser considerado un cantante en serio. Pues de lo contrario, por más esfuerzo que se haga en querer vocalizar correctamente, en vez de ser un cantante que canta de verdad, se es un comediante que actúa de cantante sin por nada del mundo saberlo.
Por su parte, Luisa, apreciando el momento de una manera muy distinta, sonriendo entre dientes, se siente esperanzada de la relación con Argentino llegar a buen puerto.
Que además, embelesada, observa de él, que a pesar de los años mantiene el rostro con rasgos delicados y suaves. Con postura super juvenil que llama la atención de cualquiera. De además tener por naturaleza movimientos sensuales cargados de vital energía.
Y mientras tanto se miran fijamente, Luisa, le observa el color de los ojos brillantes; cargados de lujuria y picardía.
Por momentos teniendo la errada premonición que pronto se irá a declarar prendado de amor por ella.
A parte de padecer confusión por los altercados entre las chicas, Argentino siente tremendo éxtasis por el lugar donde se encuentra. Que sí por él fuera pegaría la vuelta y se quedaría una vida entera.
Pero en particular, en este preciso instante, de comunión con Luisa, se siente atolondrado. Pues se le están mezclando distintos miedos con una sola raíz madre. Que antes de hablar debería tomar serias precauciones. Recaudos que por nada debe olvidar de decir. Y que siempre deberá tener en cuenta.
Miedo espantoso que lo está frenando en poder trasmitir lo que con viva ansiedad desea que el otro sepa. Temor que tiene estrecha relación con largarse a decir verdades sin antes hacer uso de la prevención y la cautela; por el solo hecho de tomar atajos en querer que el otro haga de inmediato lo que uno con ansias desea ver proyectado.
Y dando vueltas sobre lo mismo, le preocupa el hecho de querer proponer algo positivo sin antes ahondar en el tema haciendo faltar una explicación fundamental; porque de ser así se podría transformar en un mensaje en verdad funesto.
Quedando más que claro que en lo referido a lo que le desea transmitir existen determinados peligros, que finalmente pueden resultar muy contraproducentes y perjudicales para la salud del cuerpo. Al punto de poder ruinarle por completo la hermosa vida. Porque, qué podría suceder, sí ahora mismo, a boca de jarro le dijera la formula del canto, para vocalizar correctamente (de además fortalecer los huesos) y ella en vez de cantar se le diera por leer mientras defeca? Y para colmo de males se convirtiera en un selecto hábito; dándole por estudiar la Biblia? Porque, como mucho un par de veces en la vida, poquito, de hacer lectura mientras se está sentado en el inodoro esperando, en verdad puede llegar a resultar positivo; en cuanto el cuerpo obedece al atemorizase tanto, de que se pueda adquirir esa costumbre prolongada en el tiempo, debiendo sufrir las consecuencias de contraer la enfermedad crónica que te lleva a la parálisis de los músculos.
Éso sí que no lo desea para nadie y menos para una criatura tan especial que le demuestra amor incondicional de exelente primavera.
Estos pensamientos tiene; que circulan a la velocidad del rayo. Además de sentirse en franca comunión con quienes se viene salvando de morir aplastado por la poderosa tormenta.
Y así es que la mente de Argentino está por estallar transformándose en un monólogo interminable. Y más aún al ver a su compañera de la vida alejarse a pasos de jirafa.
Por otro lado sabe, o mejor dicho se da perfecta cuenta; lo que también lo tiene algo preocupado. Que Tábata tiene rechazo por estas fértiles tierras a orillas del Río Salado.
Pero en cambio Luisa se muestra tan condescendiente con este mundo nuevo. Que, como sea que resulte, será injusto finalmente considerar que será el único propietario. Llevando dentro de sí la plena consciencia. De ser en el futuro Luisa junto con él. Dueños de todo el territorio donde se encuentra la Chismosa. Que a propósito de ello, sí en verdad pretenden que los lugareños los respeten, deberán tomar medidas y hacer pata ancha. Acompañando las pretensiones con acciones acordes con ser unos potentados conquistadores.
Con lo cual, además piensa, en hacer promesa acerca de mañana mismo ponerse en campaña en alquilar un arco del triunfo, inflable, de esos que se usan en las maratones deportivas.
Entonces, no casualmente, más luego de un momento de sana empatía, de manera solemne, Argentino comienza a caminar en dirección a la salida.
Al momento haciendo uso de un poderoso silvido. Más al instante agregando una voz seca en gritar el nombre de Tábata; cargado de la intención de hacer que ésta por fin se detenga.
Y una vez reunidos los tres, en esta oportunidad, la relación entre las muchachas parece estar cargada de indiferencia.
Pues entonces, Argentino, aprovechando el impasse del debate político, les recrimina diciendo que en algún momento deberán tener que poder respetarse mutuamente. Dejando de exhibir ese orgullo atroz, por demás desmedido. Dando paso a una relación de buenas compañeras de travesía.
Más luego de una pausa intrigante, Tábata le intenta hacer entender, que le cuesta horrores tener que aceptar la militancia de los populistas; sobre todo metida en su destino. Insoportable actitud de andar queriendo incidir, las veinticuatro horas del día, sobre la conducta de los terceros. Pretendiendo que todo el mundo deba compartir hasta el aire que se respira.
A lo que Luisa replica señalando que cual se educa a los ciudadanos a tener conciencia del bien común, también se debe hacer lo propio en hacerlos entender que se deben poder compartir las pertenencias en porciones idénticas.
Pero Tábata, antes de contestar con un insulto, saca de la mochila la tercera botella, de un vino rosado, y los invita a una rueda de eliminar la sed a los sorvos.
Que aparte si desean comer algo; tiene para convidar unos chicles como para hacer globos.
Entonces Argentino con cara de mascarón de proa tallado en roble, la felicita por la iniciativa positiva de dejar atrás los rencores.
Por lo tanto, al momento, hundiendo el corcho dentro del recipiente de vidrio, a la vez de alzar la botella al cielo bebiendo el primer trago con sumo placer mundano.
Y mientras tanto el sabroso líquido les recorre la garganta, y los hermosos aromas les invaden el liso paladar, Luisa arremete insistiendo en enseñar que las cosas materiales se fabrican para ser usadas, que sí el dueño no las utiliza debe abrir el juego para que otro lo haga; teniendo la obligación de compartirlo.
Para lo cual, Argentino, todavía sintiéndose el capitán bajo todo concepto, con voz de trueno, sugiere que para su gusto estaría bueno que se puedan escuchar sin hacer interceder el odio. Así provocando que de inmediato Tábata incista en defender la idea de que hay que saber respetar la voluntad del individuo. Que la verdad está en proteger al ser desde la propia concepción, cual se cuida una planta dentro de un invernadero; y que está muy mal codiciar el bien ajeno.
Entonces Argentino antes que empiecen a tirarse con el grueso paquete de cada filosofía. Hace un llamado a tener cierta indiferencia ante las ideas contrarias; evitando dejarse arrastrar por las emociones violentas.
Con lo cual, en exclusivo para ellos, ahora el viento que ha provocado Naturaleza, les hace remover los cabellos cual sí estuvieran en la peluquería.
Por otro lado, ni miga de pan tienen para comer, porque Argentino le dio las figazas a los pájaros; y de lo último que quedaba del lechón solamente subyace el recuerdo de los
hueso a los pies del puma amigo.
Pero no obstante el llamado de Naturaleza a mantener la cordura. Las chicas, guiadas por lo insensato, vuelven a chocar de frente cual dos imanes de polos opuestos.
Ahora rodeadas de otro selecto viento, que en esta oportunidad intenta sofocar las palabras que salen de sus bocas que discuten acaloradamente.
Cuando, de improviso, pese a todo lo que Naturaleza intenta, Luisa arremete insistiendo en asegurar que lo más respetable qué una persona puede ostentar, como capacidad digna de elogio, es la conciencia del deber ser; predispuesto y decidido a transformar la sociedad para el lado de la igualdad entre los seres vivos. Enseguida haciendo uso de la metáfora, en que la conducta es cual la caligrafía que siempre debe estar sujeta al rigor de la práctica.
Más, por la otra parte, la cautivante Tábata, trata de ocultar las ansias de querer molerla a palos. Finalmente haciendo sentencia de juzgarse con ideas hechas vulgares palabras, cuestiones muy urticantes que necesitan de mucha práctica para ser aceptadas. Y que los populistas, lo único que logran es acumular fracaso tras fracaso, mientras van hundiendo a la nación en una terrible miseria. Qué a cambio de tanto joder deberían tragarse esas erradas verdades y llevarlas por siempre en la barriga.

Texto agregado el 07-09-2024, y leído por 66 visitantes. (0 votos)


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