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Hola gente de la Internet. Bueno, bien, aquí continúa la novela que tiene comienzo en: La isla de arena.
Más luego continúa en Son app. Después en Convexo. Ventosa. Lechón. Y ahora en este capítulo: La senda de arena.
Esto es un trabajo creativo, previo a una escritura final. Pero también es un juego donde yo voy tratar que en esta primera versión quede lo mejor posible. Un fraternal saludo.


Una vez se hubo marchado el dragón, Argentino se quedó mirando el mar con los ojos clavados en el horizonte.
Más luego de cavilar unos minutos en el más absoluto silencio; sobre lo sagrado y sobre los organismos; y su capacidad de funcionamiento; renglón seguido giró sobre sus talones regresando a sus tareas habituales.
Pero cómo también hubo meditado sobre hacerse el dormido para negar todo conocimiento acerca de lo ocurrido. Precavido, como para estar preparado para cuando las chicas despierten, bebió otro poco de vino, agarró el bidón con la mezcla de nafta y aceite dos tiempos, y sin más regresó a la Chismosa imitando a Carlitos Chaplin.
Desde que las chicas se durmieron, aún no a pasado un día y parece que corriera un siglo; pensó mientras emprendía la retirada.
Perfectamente sabe que el lechón ha quedado en el pincho. Pero especula que tal vez perros y carpinchos lo puedan llegar a devorar. Por lo demás está dispuesto a mentir todo lo que sea necesario.
Una vez dentro de la casa, comprueba que son las trece y treinta horas. Y al sentirse bastante sucio, cual si fuera un muñeco de barro, decide, por medio de un poco de agua oxigenada, asear su cuerpo, utilzando las palmas de las manos y un poco de papel de rollo de cocina; amén que también bebió una cucharada del líquido de farmacia cómo para eliminar gérmenes y bacterias.
Mientras tanto se ordena va pensando en la posibilidad, sin atreverse asegurarlo, de haber quedado liberado, aunque más no sea, por un buen tiempo, de los amables servicios de Naturaleza; teniendo la casi certeza, que por un largo rato no irán a ocurrir nuevos sucesos mágicos; ni tampoco la aparición de gigantes seres, producto de la expresión de su poderosa amiga y confidente.
Entre las ilusiones más grandes que tiene, tiene deseos de tomar un baño bajo la ducha. Pero prefiere dar vuelta la página y cambiar el chip dedicándose a pensar en otra cosa. Mejor cuidar el agua hasta saber cómo se sale de ésto; insiste en recalcarse a sí mismo.
Regresa las monedas al tarro, cierra la tapa del tarro, se pone el tarro de almohada, y se acomoda en el colchón a descansar de mientras espera.
Cuando de pronto, escucha voces que provienen del cuarto. Que sin demasiado esfuerzo sabe que salen de la boca de Tábata y Susana. Entonces, como tenía previsto, decide que cuando aparezcan se hará el dormido.
Por si dicen algo lindo de él, le simpatiza la idea de escuchar lo que hablan. Entonces, al percibir que se acercan, asume la actitud de estar profundamente dormido. Además simulando un ronquido de borracho embrutecido por la total ausencia de educación.
Las chicas, sin saber cómo cuernos la casa llegó adonde está, se esfuerzan en encontrar respuestas. Pero cuando lo ven roncando, prefieren dejarlo que duerma. Pues luego de tamaña gesta; de safar de las garras del océano y llegar ilesos a tan bello paraíso. Con además un lechón estupendamente cocinado cómo para saborear de corrido. Prefieren permitir que descanse. Para así recuperar fuerzas cómo para capitanear lo queda por delante.
Y a medida que avanzan en la posesión del hábitat van descubriendo los otros tantos encantos. La fogata. La mesa afuera. El maravilloso predio de arena. La larga senda que traza una línea perpendicular con el horizonte; y que sin duda te lleva a la ruta once.
Y cómo es lógico pensar hasta llegan a dudar que él solo haya podido lograr tamaña cantidad de notables realizaciones. Pero entonces quién será el que lo ayudó; se preguntan.
Y ocurrió, que allí solito, en la angosta colchoneta, Argentino se terminó por quedar dormido en serio. Esta vez roncando de verdad; pero más suave que cuando simulaba.
Cuando regresaron del exterior. Trayendo de nuevo la mesa, el lechón, y el resto de las cosas que encontraron. Susana, de buen talante, le solicita a Tábata, si por favor le puede recordar por qué razón discutieron hasta el extremo de una peligrosa agresión con arma blanca. Que de tanto que tomó tiene el pasado bajo un nebulosa tremenda, con grandes baches en la memoria.
A lo que Tábata le responde, que a ella le pasa lo mismo, de recordar la mitad de lo sucedido.
Más luego de intercambiar un par de sonrisas, se sinceran en ser conscientes que han peleado a mano alzada pero que no tienen ni remordimientos, ni quejas, ni facturas impagas que cobrar a futuro.
En cuanto a la pequeña herida, previamente soldada con pegamento, en efecto está un poquito infectada. Con lo cual se ponen a la tarea de sanarla calentando una aguja con el fuego directo de un encendedor. Y más luego haciendo un pequeño orificio donde la pus sale sin inconveniente; y asunto superado.
Y enseguida de la exitosa curación, se pusieron a contar botellas vacías. Llegando a la conclusión que ellas solas se hubieron tomado tres botellas de cervezas y dos de vino. Además de media de whisky. Más el resto de botellas las hubo tomado Argentino. En un total de tres de vino y tres de cerveza. A posteriori llegando a la conclusión, por gracia de investigar la bodega, que falta un botella de Elementos, tinto, del que no aparece el envase y se hubo asignado a la cuenta de Argentino.
Y de rebobinar lo acontecido incisten en repetir que recuerdan vagamente que estaban enemistadas por asuntos de política. Entonces deciden darle chance a una nueva relación desde cero en adelante.
Calculan que irán a pasar la noche allí y que al otro día tratarán de regresar a Punta Piedras.
Suponen que llegaron flotando y que más luego el río bajó quedando la casa donde está; felizmente apostada sobre arena limpia.
-Sin embargo, según mí humilde entender- agrega Susana poco menos que tartamudeando. Así cómo la casa salió flotando después navegó hasta la orilla de este río. Y entonces las aguas bajaron quedando la prefabricada donde se encuentra ahora. Y sino de qué otra manera?
-Me parece que lo mejor va ser que esperemos a que Argentino se despierte y lo cuente con su propia voz.
Entendeme que el problema que tengo, es que la fantasía supera al razonamiento lógico, y entonces doy como cierta cualquier hipótesis.-negándose aceptar lo que Susana presupone, continúo diciendo Tábata algo alterada por la astinencia que tiene.
-O tal vez pueda ser, que al estar en época de pesca, algún barco venido de Mar del Plata nos remolcó hasta aquí.
-Todo es tan extraño que ninguna explicación me suena creíble. Además tengo mucha resaca y me resulta complicado responderte con monosílabos.
Lo único que tengo claro, es que me siento re chocha de estar sobre tanta arena limpia.-dijole Tábata, contestando con pereza de andar conjeturando sobre inútiles supuestos; así contestando justo cuando entraban a la casa trayendo lo que había quedado afuera.
-Pregunto yo; habrá llovido tanto cómo para que éste médano esté cubierto por lo menos un metro arriba?
-Y... Llover, llovió, de éso no caben dudas.
-Te quiero aclarar algo para que me conozcas un poco mejor. A mí la política me interesa; me agrada hablar de política. Pero, cuando te conocí, me hacía pasar por una chica de izquierda, tan sólo para llevarte la contraria.
-Si, éso fue lo que sentía, que me estabas tomando el pelo. Y en verdad me enojaba; encima impulsada por la inercia del odio que siento por los populistas.
-Ideológicamente hablando soy un verdadero panqueque. Te cuento que nunca sé de que lado ponerme.
-Para mí, como en las carreras de caballos, en las últimas elecciones los peronistas fueron al bombo. Porque aún habiendo vaciando las arcas del Estado ni así pudieron ganar.
-Tené en cuenta que sí Cristo viviera sería de izquierda. Y hay mucha gente que piensa que el Che Guevara fue el Cristo resucitado.
-Si en verdad poco te interesa la política mejor evitá darme manija.-le retruca Tábata mientras se empieza a quitar la ropa.
Hace frío pero igual me quisiera dar un baño. Tenemos un termotanque eléctrico y a lo mejor el agua salga calentita.
-Puedo, mientras te bañas, quedarme cerca tuyo y así charlamos?
-Bueno, está bien, y de paso me contás cómo es tu vida de soltera.
-Ahora que lo recuerdo, apenas te vi me puse celosa y te quería hacer rabiar llevándote la contra en todo.-dice Susana, francamente divertida.
Te quise herir el alma y creo que lo logré; señora anticuada con ideas reaccionarias.
-Ah, qué lindo es darse una buena ducha.-le contesta Tábata evitando
entrar en provocaciones.
Este artefacto anda de maravilla. Sale caliente que se puede prescindir de abrir el agua fría.
-Tenés un cuerpo hermoso; extraordinario.-exclama Susana, verdaderamente impresionada; y continúa diciendo.
Para los años que tenés pareces una chica de mi edad.-remata la frase en estado pensativo a la vez de meditabundo.
-Ignoro como se dice gracias con una palabra distinta. Entonces, gracias.
-Sale bastante vapor!
Si te apurás a enjabonarte yo también me meto y me higienizo un poco.
-Hace una cosa, primero traete la pava y una olla que hay en la mesada. Para así juntar agua por sí se vacía el tanque.
-Adonde estaremos?-pregunta Susana antes de salir del baño.
-Según mí parecer debemos estar en la bahía de Samborombón! A la altura del río Salado.
-Pienso lo mismo! -aquí se produce una larga pausa donde cada una está en la suya.
Y cuando Susana regresa, dice así; envalentonada de meterse en la ducha.
Tomá, llená, y haceme un lugarcito.
Entonces, Tábata, sin importar que el agua se
termine, le pide amablemente.
-Pero primero desnudate. Es una orden.
-Está bien, señora con mucha experiencia.
-El viento que sopla pareciera que irá a limpiar y hacer salir el sol de nuevo. Todavía no vi ninguna mariposa; vos vistes alguna?
-A los lados de los pechos tenés unas pecas preciosas. O son lunares con metástasis? -responde Susana sumamente rebelde e hiriente.
A lo que Tábata, maternalmente, responde.
-Te queda lindo el pelo con espuma. Me haces acordar a una muñeca que tuve; que por gracia de la memoria emotiva puedo recordar mí vida entera.
-También podrías rememorar a cada uno de los hombres conque estuvistes?
-Si hago un poco de memoria me acuerdo de todos.
-Las cantantes para cantar mejor, debemos ser incisivas con la palabra; por éso, recién te herí a propósito? -agrega Susana a modo de disculpa por el cruel exabrupto.
-Te estás pareciendo a Argentino dando tips de la ostia...
Mirá, cómo veo que te "falta", te voy a decir algo pero nunca se lo digas a nadie. -y al ver que Susana hace una cruz con los dedos sobre la boca, Tábata continúa diciendo.
Para cantar bien lo mejor es deletrear en cámara lenta, por supuesto en actitud de canto, cada vocal y cada consonante; y allí va saliendo la música.
-Vos me das intrucciones como si yo fuera una soldadito de tu ejército y soy tu peor enemiga. Aunque te vaya a sonar a mentira, esquivo a muerte la posibilidad de ser artista.
-Y entonces cómo es que le venís a cantar a domicilio al hombre más exigente de la tierra? Mirá que si a Argentino le gusta como cantás no te lo sacas más de encima.-dice Tábata con suma sinceridad, evitando la confrontación.
Eureka, por fin se vacío el tanque; y así podemos volver a la bebida alcohólica. Con lo cual invocaremos la protección del dios de los borrachos.
-Ya de por sí, el lugar donde estamos nos pone en situación de estar a salvo. Después vayamos para afuera y llevemos la pava; qué con unas brasas que hay podemos calentar agua para cebar unos ricos mates- dice Susana mientras se seca con la toalla.
-A vos, en vez de estar enamorada de tu padre te vendría bien una buena ristra de marineros.
-Mirá sí con este cuerpito, tan menudito, me agarrase un mastodonte durante una noche entera; cómo quedaría?
-Cómo dice la canción: En la cama no hay altura. -replica Tábata, como interrumpiendo la oración que va emergiendo de la voz de Susana.
-Ahora, en tren de confianza, a mí también me gustaría decirte un secreto.
Pero antes, hagamos un trato; porque sí yo te cuento y vos hablás, juro que le digo al mundo entero lo que me acabas de enseñar; de deletrear en cámara lenta cuando estoy cantando.
-Éso nunca se lo digas a nadie; porque sino te hago la cruz! Me entendiste?
-Quedate tranquila que nuestro cuchi cuchi duerme tan profundamente que calculo que sí le ponemos un toscano cubano en la boca se lo fuma sin darse cuenta.
-Sin duda la noche de hoy será una velada de puro canto. Estás preparada? Porque Argentino va a querer que cantemos hasta el amanecer; con su claridad y la sagrada niebla.
-Insisto en decir que estoy enamorada de Argentino; y lo que tengo para decir tal vez pueda aclarar las cosas.
-Decime y te respondo.
-Pero antes quisiera saber si serías capaz de hacerte a un costado y dejarme el camino libre. -dice Susana al borde de una confesión muy íntima.
-Insisto en recalcar que estás equivocada sí pensas que Argentino va a acceder a tener relación amorosa con su propia hija. Lo mejor va ser que cambies el chip y te olvides de querer partirlo al medio como a un queso.
-Con toda el alma pretendo hacerlo feliz.
-Por el camino de insistir te pronóstico un fracaso rotundo.
-Pasa que hay algo que ingnorás. Y ahí está la clave para pedirte prestado algo que te da lo mismo tener o perder.
-Te repito que me apena verte añorar un imposible. Además es repugnante que padre e hija vayan a tener sexo; con además una diferencia de edad de más de cuarenta años.
-Con respecto a la diferencia de edad, opino muy distinto. Hoy día las parejas duran como mucho dos años, a lo sumo tres, a quizás cuatro años; y en el mejor de los casos cinco; sí es que están casados por civil y por iglesia.
-Resignación, mija, cuando no se puede no se puede.
A ver, antes que nos agarre el cuarto menguante, contame lo que con tanto anhelo me querés confesar.
-Te lo digo pero acordate que me prometiste no decir nada previo a que yo se lo diga primero.
-Sabé que aquí nadie supera a Argentino. Y me animo a decir que hasta el propio sol entra segundo.
-Coincido; y por eso es que estoy enamorada.
-Te examino y observo que frente al tren que manejas te vas quedando dormida justo dentro del anden donde ya te resulta imposible frenar.
-Ha llegado la hora de decir la verdad.
-Aprovechame que estoy de oferta.
Siendo las catorce treinta horas, continúa la inestabilidad en el tiempo, pero en cambio ahora sin que sople ni pizca de viento.
Entonces la joven dueña del globo terráqueo, cual si dentro de la Chismosa sonase un despertador antiguo (con dos campanas cual orejas con auriculares) sin ningún tipo de preámbulo cuenta que en realidad es amiga de Susana; por tanto ningún parentesco la une con Argentino. Qué sólo su voz se escucha porque la otra permanece muda.
Y como para demostrarlo enseña a Tábata el Documento Nacional de Identidad.
-Ya ves, me llamo Luisa Larisa Mesino; y tengo veintiún años; mayor de edad.
Soy amiga de Susana. Pero resulta que ella está viviendo en Necochea. Trabajando de instructora en una escuela de equitación. Y cuando la madre le dio la noticia al padre, resulta que yo estaba allí, a pocos metros de la escena, mirando la cara de Argentino extremecido de emoción.
Y mientras que él me miraba de reojos, creyendo que yo era Susana, lo observaba con la pasión de una ramera.
Después, cuando se fue, me saludó compinche, cómo dando signos de aprobación.
Y al estar muy comprometido con la realización de algunos trámites de urgencia, como vino se marchó, y siguieron hablando por celular.
Después, por gozar de la confianza de Nilda, así me fui interiorizando de lo que a futuro planeaban.
Para mí manera de ver existe algo muy fuerte que nos quiere unir. Porque la naturaleza se expresó mandando la tempestad, para así salir flotando. Y encima más luego de mí herida, que vos me provocaste, hubo una emanación de sangre de donde salieron volando bandada de langostas.
-Por lo que veo te sentís poderosa como Cleopatra. Y con exclusivo derecho a tener el privilegio de quedarte con mí hombre.
-Decí la verdad, vos estás con él por la guita. Que ahora sabiendo que tiene oro luchas para ser reconocida para cobrar los bienes gananciales de un concubinato inexistente.
Es de destacar que de mientras tanto Luisa hace su exposición sucede que algunas flores silvestres se abren de improviso.
-Quiero prevenirte que Argentino es polígamo. Se entretiene cambiando de mujeres como de calzones.
Y luego del primer encuentro amoroso, a todas sin excepción, les hace una prueba de canto.
Él se preocupa por que sepan cantar. Y a las chicas que le gustan físicamente pero que no saben cantar las aguanta como mucho un par de copetines. Y si saben cantar pero sus voces no resisten el trajín, les da jalea real y miel pura para poder mejorar sus voces.
Pero como casi siempre se impone el fracaso en encontrar la mujer perfecta, las termina hechando a todas; haciendo que sigan su camino sin siquiera darles las gracias.
Siempre, la única que perdura, soy yo. Entonces una y otra vez insiste en contratar mis servicios.
-Te pusiste colorada, por que?
-Porque en la medida que el tiempo pasa y mis voz se pone temblorosa, corro el mismo riesgo que las demás.
-Pareciera ser que en la vida hay que arrastrarse por el piso para andar con este hombre.
-Va a ser conveniente que siga creyendo que sos su hija, porque de lo contrario, cuando te escuche cantar, lo más probable es que te de el olivo.
-Estoy segura que un poco le gusto.
-También! Si lo apretas como a un bulón.
-Vos sos como una burbuja que nunca se rompe.
Porque cantas divino estoy segura que a vos siempre te va a querer y jamás se ha de cansar; por eso es que te pido que te corras y me dejes el camino libre.
-Me quisiera ir cuanto antes. Aún es temprano. Tengo muchos compromisos.
-Vistes? Se escuchan y se dejan ver algunos peces que saltan. Y aún siendo invierno el sol hace salir vapor del suelo pantanoso.
-Argentino está durmiendo demasiado. Tengo una plan para despertarlo.
-Por cómo toco la guitarra, vos pensas que le pueda llegar a agradar mi presencia?
-Mientras crea que sos su hija va a darte todos los gustos.
-Cuando desarrollé la idea para presentarme en lugar de Susana, estuve practicando algunas letras de canciones que a lo mejor le puedan llegar a satisfacer.
Soy consciente que canto regularcito pero ahora con tus clases creo que la voy a romper toda.
-Cuando las cosas vuelvan a la normalidad, averiguá si podés contactarte con algún profesor de canto. A él le va agradar esa iniciativa. Porque sino va a querer que seas parte del viento que pasa de largo.
Hagamos lo siguiente. Mientras charlamos cortemos algo de leña para encender la salamandra.
-Con qué herramienta?
-Cómo el presidente voy a utilizar la motosierra y vamos a cortar la baranda entera; además de un tablón que vi allá abajo.
-Apenas se despierte le voy a decir la verdad. Quisiera dejar de ser la supuesta hija y empezar hablar en serio.
-Para darme fuerza voy a comer un poco de lechón y a tomar vino malvec.
-Me devano los sesos pensando que va a decir cuando vea que gastamos el agua y cortamos la baranda.
-Si ya estamos a salvo y a lo sumo solamente tendremos que pasar una noche sola. Además ahí tiene una cacerola llena y la pava con agua tibia.
-Y si hubiera marea y salimos flotando de nuevo?
-Por éso me quiero ir cuanto antes. Además tenemos la pantalla solar...
-Ojo, tené cuidado con esa cadena tan filosa.
-Alcanzame el bidón aquel.
-Cuando aprendiste a ser leñadora?
Qué olor fuerte sale de ahí dentro.
-En la vida cualquier cosa se puede aprender menos a cantar cuando se es de madera.
En medio de la conversación la máquina arranca y entonces terminan de hablar.
Ahora, la fresca tarde de un lejano mayo tiene reminiscencia de un otoño super agradable.
De la motosierra, en la décima tirada de soga, Tábata logró encender el motor. A piolazo limpio! Además, como cacheteando al destino, aprieta el acelerador como si fuese piloto mujer de un Williams de la Fórmula Uno. Y con la boca abierta como la de un sapo, comienza acercarse a la zona en cuestión.
Con decir... Los insectos del invernadero huyen sin
el permiso de sus alas. Y las plantas desprovistas de seres entre el armazón del follaje, agradecen el salvarse de la poda. Entonces, la mejor de las cantantes, en el rol de leñadora, se dirige hacia la baranda produciendo un primer corte, tajante, donde luego con el siguiente, mas una patada a tiempo, hace saltar un buen tramo del pasamanos. Que con actitud radical intransigente arremete contra los otros tramos de balaustrada ya herida de muerte. Y así, con la continuidad de una corriente, sigue firme en la actividad hasta lograr tener ocho largos tirantes de madera del gusto de Argentino.
Cabe destacar que a falta de la protección de origen la casa luce con nueva iluminación y pasa el aire provocando cierta brisa reconfortante.
Más, al instante de todo esto, le sobreviene la idea de poner los palos sobre las brasas que quedaron de la fogata; con la aguda intención de cortarlos al medio por medio del tímido fuego que apenas flamea.
Su mirada denota cierta furia por el ímpetu conque desarrolla la actividad deseada.
-Después de todo estamos en invierno. Dice Tábata agitada pero conforme.
-Me parece que Argentino por fin se ha despertado.-retruca Luisa en el personaje de Susana. Y continuó diciendo.
Vayamos a preguntar cómo es que hemos salido de tan complicada situación; y estamos ahora disfrutando del alivio que supo conseguir con su ardua conquista.
-Haceme el favor. Mientras se termina de despavilar, alcanzame aquella caja con verduras. Que mientras toma un vino yo voy a poner las cebollas sobre las brasas de la fogata. Después, más tarde, te juro que termino de cortar la madera en trozos pequeños como para que entren en la salamandra.
-Lo que vos me digas a cambio que mantengas el secreto nuestro. Porque de lo contrario te va a llover una furia de insultos.
-Lo mejor va a ser que te mimetices con el río calmo.
-Ahora está probando el lechón y se rasca la cabeza. Come como si fuera una vaca. Lo único que hace es masticar.
-Sobre la costa quedó el tablón. Ponelo en la fogata para que cuando asomen las llamas también se corte junto con los otros.
Pasa que queda mucho trabajo por delante y conviene mantener la cadena afilada.-le aclara Tábata para que la discípula aprenda.
-De a poco se despavila y ya está por quedar liberado.-la pone al tanto Luisa a la maestra.
-De paso alcanzame la olla con el agua. Hacé lo que te digo.-ni hace falta aclarar que esto último lo dice Tábata; aunque sí vale la pena destacar el rostro de presidiaria que utiliza para acompañar las palabras.
-El sol calienta que hace empate con la primavera. Dice Luisa con voz de soprano que anda contramano por una avenida.
-Hola. Buen día. Me duele horrores la espalda por esa colchoneta tan dura.-y quien sino el amigo de Naturaleza podría hacer su aparición cual un señor feudal.
-Héroe total! Ídolo! Master en salvataje! Prestame tu hombro para llorar de agradecimiento. O preferís que cante una chacarera alegre. Dale. Contanos como hicistes para que podamos estar aquí como magnates griegos.
-Epa, sin querer le di una patada a la caserola y se derramó toda el agua.
-Para evitar las frituras traje la olla con agua del tanque porque queríamos hacer unos ricos huevos duros.
-Creo que fui claro en ordenar conservar el agua como reserva.
Recuerdo que lo dije con suma preocupación y todos estuvimos de acuerdo.
-El tanque está vacío porque aparte nos dimos un baño.-dice Tábata provocando que Argentino se tenga que frotar los ojos con las manos no del todo limpias.
-Fuiste un verdadero capitán en haber capeado el temporal hasta traernos aquí.
Solo te falta la pipa con tabaco mientras sale humito. Me siento orgullosa de ser tu primogénita.
-Paren de elogiarme porque yo no fui quien trajo la casa hasta aquí.
-Y entonces quien?
-Ni idea. Pensaba que fueron ustedes y las estaba por felicitar de como llegamos hasta este paraíso; que esa misma pregunta le quería hacer a ustedes pero me dejan mudo.
Perdonen un segundo. Me quiero fijar si está la escopeta. A lo mejor pueda haber pumas y quiero tener el armar cerca.
-Yo en la cartera tengo cigarrillos; si querés, padre, te acompañado y te enciendo uno.
-O sea que ninguno de los tres sabe como llegamos hasta aquí?
-Me resulta bastante ilógico que suceda algo así; de nadie saber cómo cuernos nos salvamos.
-Estoy durmiendo desde hace un día; me parece.
-Pues entonces quien nos llevó a la cama y nos acostó juntas.
-Fui yo. Pero después, del cansancio, yo también me acosté y me quedé frito; que dormí como un lirón.
-Habrá venido la prefectura y sin despertarnos nos trajeron hasta aquí? Pero como habrán subido la casa hasta arriba del médano? dice Tábata muy alerta de lo que sucede.
-Como siempre hay un superior que da las órdenes. A lo mejor fue su antojo hacernos la patriada de salvarnos. Además de dejarnos dormir; y todos los subordinados obedecieron.-se aventura a conjeturar Luisa; tímidamente parafraseando.
-Vos decis? Suena raro pero tal vez.-dice Tábata algo cansada de escuchar tonterías.
-Llámese como se llame estamos a salvo. Y le voy a estar agradecida al país por toda la eternidad.
-Y yo lo mismo.
-Por lo visto anduvieron cortando la baranda. Otra cosa que hicieron sin pensar en mí. Que tengo que hacer? Contratar unos matones que las vigilen las veinticuatro horas del día?
Y esas tablas?
-Son las barandas y un tablón que había en el galpón.
-Permítanme que las putee un rato seguido.
Ya mismo voy a sacarlos del fuego.
-Padre, desde que nos despertamos, estuvimos todo el tiempo hablando de vos solamente elogiando tu forma de ser.
-Argentino, me tenés desorientada. Sos dueño de un tarro lleno de monedas de oro y te preocupas por treinta metros de baranda?
-Las barandas daban unas líneas de sombra a la casa que se fueron...
-Si nos quedamos haremos rodar una noche nocturna de puro canto y guitarra.
-A mí me parece que nos conviene irnos ahora mismo. Ahí hay un sendero de arena que seguramente conduce a la ruta once.-dice Tábata con verdadero deseo de emprender la partida.
Luego de Argentino quitar, intactos, los palos del débil fuego; entre la concurrencia femenina impera el misterio sobre qué órdenes impartirá el macho cabrío.
Con decir que el aliento de las respiraciones supera al propio viento.
Mientras tanto, las chicas, absortas y mudas, sin saber que decir ni que chimentar, observan atentamente el accionar del hombre enojado que tienen a escasos metros de distancia. Donde renglón seguido y sin explicación alguna se dirige directo hacia la casa en busca herramientas. Lo que hace acrecentar aún más la intriga entre las chicas, haciéndose necesario seguir sus pasos en averiguar lo que acontece.
No obstante la persecución, Tábata, le da poca relevancia al hecho de Argentino estar decidido hacer algo trascendental sin suministrar información al respecto. Sino que considera preferible hacer público su interés personal. Por lo tanto, la propia Tábata, rompe el silencio con frases precisas referidas a regresar de inmediato a la ciudad.
-El frío húmedo taladra los huesos pero mi cerebro sigue funcionando.-aclara. Si quieren saber mi opinión, opino que cuánto antes tenemos que irnos de aquí. Aún es temprano y la distancia que nos separa de la civilización puede resultar un paseo dominguero.
-Por mí parte, prefiero ponerme a las órdenes del capitán; acomodándome a lo que él decida.-dándose por aludida responde la joven que pretende conquistar el corazón del enigmático pretendiente.-lo que da pié a la exquisita madame a intentar ser persuasiva antes que autoritaria.
-Argentino, para llegar a la ruta debemos caminar como mucho: cuatro, cinco kilómetros; que en media hora podemos estar a salvo.
-Está muy bien lo que decis. En un punto yo pienso lo mismo.-contesta el jefe, mientras tanto con una rama y un pedazo de soga prepara un especie de revenque ideal como para conducir un carruaje.
-Entonces voy cerrando la casa. Vámonos ya.
Vos, nena, tenete encima tarjetas y documentos. Dale apurate.
Al fin renacen en mí las esperanzas de poder salir de este maldito infierno.
-Sin embargo yo veo todo tan tranquilo que da a suponer que estamos en un lugar seguro. Además el sol asoma entre las nubes lo que indica que el tiempo tiende a mejorar. Y tal vez convega esperar hasta el alba para salir con todo el día por delante.-se anima a pronunciar, con tono conciliador, Luisa, la amiga de la hija del dueño; Susana.
-Adonde vas con ese martillo y clavos?-pregunta Tábata, temerosa de andar perdiendo los valiosos minutos al cohete.
-Padre mío, parecieras estar muy ofuscado, cuando en realidad nada terrible a pasado entre nosotros.
-Argentino! Me escuchás? Aquí con tu hija estamos preparando la partida porque coincidimos en que lo mejor es irse.
-Puede ser. Pero antes quisiera fabricar una cruz.
-Para qué?
-Maldito infierno le decís al lugar donde va a quedar la prefabricada por siempre? -parafrasea de mala gana mientras regresa adonde están las tablas.
Donde luego, mientras las mujeres terminan de ultimar detalles para el repliegue, Argentino trabaja mientras habla a media voz consigo mismo.
--El tablón va a ser el palo verical. Y aparte voy a colocar dos listones de la baranda, casi pegados, que sean de un metro y medio de largo.-entonces el capo, pese a ser un sexagenario, con la motosierra en el aire, de un solo piolazo, la enciende como si tal cosa. Para al instante, sin tomar respiro, hacer tres precisos cortes en ciertas y determinadas tablas elegidas del conjunto.
Ahora, continúa diciendo en voz baja, voy a clavar tres largos clavos en cada uno de los travesaños.-y así, en pocos segundos, fabrica una cruz de alta resistencia y calidad. Enseguida regresando a la casa. Llevando la motosierra. Con la idea de juntar sus cosas y marchar de una buena vez.
-Aquí en la rambla hay hormigas amenazando entrar; seguramente para atacar al lechón que despide un olor exquisito.
-A mi me parece conveniente que llevemos todo lo que sea comestible; no les parece?
Aunque algo endemoniado, así replica, Argentino, ante la evidencia de las chicas tener razón.
-Yo a las hormigas invasoras las rocío con cardo mariano, para que pierdan el apetito sexual. Y de paso, eso mismo, debería hacer con ustedes.
-Por favor decime que opinión tenés sobre irnos lo antes posible.
-Quien se anima a asegurar que el diluvio no haya abarcado toda la región y que la provincia esté paralizada por completo?
-Basta de exagerar. Seguramente la inundación se retiró y Buenos Aires luce como siempre de linda pero más limpia. Y estamos tan cerca de la salvación que sería una enorme picardía meterse de nuevo en quilombos.
Aparte, acordate que le contaste al psicólogo que hay otro tarro con monedas en la casa vieja. Mirá si se le ocurre ir a ver si lo encuentra.
-Está bien, vayámonos. Pero voy a llevar la escopeta. Levanten campamento, nos vamos, es una orden.
Y en el chango del supermercado pongan todo lo que sea comestible.
-Te quiero un montonazo. Con vos siempre paso buenos momentos y éste no iba a ser la excepción.
-Yo voy a llevar la guitarra y el globo terráqueo; puedo?
-Aparte esta noche más que seguro las nubes taparán la luna por completo; y entonces qué sentido tiene la vida sino se puede apreciar el firmamento en su total magnitud?
-Vos te querés ir porque seguro hay alguien que te está esperando.
-Y eso que tiene de malo, si vos también sos un mujeriego.
-Las mujeres que tuve las puedo contar con los dedos de la mano...
-Dejen de pelear por cuestiones que poco tienen que ver con un estreno en el Tabaris.
-Demonos prisa que sí viene marea la cosa se puede poner recontra fea.-dice Tábata entusiasmada.
-Tenés razón. Para la época en que estamos, sopla una brisa caliente, y eso puede traer tormenta eléctrica.-apoya la moción la joven con guitarra en mano.
-Es verdad. El ambiente está levemente caldeado, y entonces a lo mejor por la noche llueva con gran intensidad; habiendo truenos y relámpagos.
-Estoy empezando a sentir miedo.-dice Luisa; que para Argentino continúa llamándose Susana.
-Las nubes tapan el sol y la penumbra le gana a la tardecita. Que vendría a ser como una mueca triste del día. Después del chubasco que soportamos me quisiera ir a vivir al propio desierto.-agrega Tábata haciendo refuerzo de la acción de retirada.
-El diluvio fue tremendo y aún así sobrevivimos. Que prácticamente nada hemos perdido.
-Cuanta tristeza me embarga el alma el hecho de observar la casa sin barandas.
Juro que a la Chismosa la voy a usar para venir los fines de semana y de vacaciones. Y apenas llegue voy a mandar hacer un cartel con su nombre.-dice Argentino conteniendo los deseos de llorar.
-O sea que con esta cosa tenemos un largo porvenir por delante; y con más razón vayámonos cuanto antes, si total vamos a volver. Dejemos escondida la llave en algún sector de la maceta.
-Y cuando volvamos estaría bueno plantar unas lindas palmeras.-dice Luisa tratando de amainar la triste despedida.
-Yo sin embargo pienso que con toda la humedad que absorbió la madera, en nada de tiempo se habrá de pudrir cual una manzana.-agrega Tábata en trance de herir el alma de Argentino.
-Ya van a ver, la voy a pintar con líquido impermeabilizante; cosa que hice la vez pasada.
-Llevemos un par de vinos. Mejor uno para cada uno. Pasa que con el agua de la pava estuve regando las plantas.-insiste Tábata, con la intención de poner a su pareja de carácter aguerrido.
-Por momentos siento deseos de azotarte con este látigo.
Pero antes te voy a crucificar; atada con la soga como un matambre; y así vas a arrastrar la cruz a tracción a sangre.
-Entonces voy a perecer del cansancio.-responde la señora, muerta de la risa.
-A ver, decime, quien mongo nos asegura que el camino de arena llega hasta la ruta?! Y si por el contrario, al kilómetro de arrastrar la cruz, nos encontramos con un suelo pantanoso donde el agua nos llega al pecho?
-Cuál es el problema; si vemos que es imposible llegar, regresamos.
-Acá las órdenes las doy yo! Me hicieron perder la paciencia!
Tengo la conciencia tranquila que he sido bueno con ustedes; pero de ahora en más todo será muy distinto.-arto de ser educado y complaciente, Argentino se manifiesta con la voz de la bronca, que en este preciso momento lo determina por completo.
Vos vas a arrastrar la cruz a los latigazos. Y vos vas a arrastrar el chango sobre la arena a patadas en el trasero.
Ya van a ver que lindo es sacar de las casillas a un hombre aguerrido!
-Me extraña, viejo, vos al fin de cuentas sos un machista empedernido; persona de repudiar.
Borracho! -grita la madame a los cuatro vientos.
-A ver, decime. Ya que hablas cómo una feminista. Por qué los hombres debemos resignar nuestros poderes y en reemplazo tener una conciencia tal que logre evitar darles castigo cuando se portan mal y nos vuelven locos? Cuando además nos sumergen en el martirio de la retórica propia de las hembras. Con aguda dialéctica que en el fondo esconde desprecio.
-Pasa que odias a las mujeres porque te sentís inferior... Infeliz!
-Si yo estoy enojado con vos, por qué cuernos me tienen acusar de odiar a todas por igual?
Yo, odiar a mi madre?! Donde se ha visto! Yo odiar a mis maestras? Yo odiar a mis clientas?
Dale ponete la cruz en la espalda! Y vos arratra el carro como una yegua; mitad yegua y mitad burra!
-Deja de pegarme con ese latido! -grita la señora mayor.
-Caminá! No me digan lo que tengo que hacer! Caminá. La casa está cerrada. Caminá vos también.
Y la caja con verduras queda a ahí para los pobres pájaritos. Caminen! Ingratas!
-Yo estoy muy cargada y este carro tiene las ruedas frenadas!
Cuando llegue voy a establecer una denuncia penal.
-Hacé como te parezca. Pero ahora, caminá!
Yo sé. Pasa que quieren crear una conciencia en los hombres, para qué seamos capaces de abstraernos de responder al maltrato con palizas. Pero conmigo se equivocaron! Tomá! Y vos también!
-Ay!
-Caminen! Busquen a otro estúpido para someterlo a burla.
Entiendan que es absurdo que de buenas a primeras pretendan crear en mí una conciencia de tipito dócil como una tortuga.
Si quieren adiestren a la gente para que no arrojen la basura en la vía pública, pero a cambio pongan tachos con bolsas de consorcio.
-Ay!
-Ay!
-Sí me volvés loco voy hacer locuras! Dejaron de ser mis aliadas, y quieren que me lo tome con soda? Ahora aguántensela!
-Por qué me tratás como una traidora si yo soy tu mejor amiga.
-Pasa que vos te crees una institución y entonces hablas como mirando a todo el mundo por arriba.
Caminá, ramera, caminá.
-A ver, nombrame algo peor que esto... Exclama la Tábata luego de arrastrar la cruz por veinte metros corridos.
A lo que Argentino responde:
-Leer novelas mientras se defeca en el inodoro.

Texto agregado el 27-08-2024, y leído por 266 visitantes. (0 votos)


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