El eco de sus pasos se confunde con el susurro del viento, creando una atmósfera cargada de suspense y nostalgia.
En medio de la penumbra, un hombre solitario se ve atormentado por los recuerdos de un amor perdido. No puede sacar de su mente la imagen de unas medias de seda tendidas en el comedor, ni el sabor de la saliva ajena en sus labios. Se envuelve en la sábana que los cubrió aquella noche, reviviendo en su memoria cada detalle de ese encuentro fugaz.
El frío no hace más que avivar la intensidad de sus recuerdos. Los pezones enfurecidos, los muslos tibios, el vientre compartido; todo sigue presente en su mente como si el tiempo se hubiera detenido en aquel instante de pasión y deseo.
Maldice su propia debilidad por permitir que ese amor se escapara de entre sus dedos, sin poder olvidar nunca esa conexión tan profunda que compartieron. Sus pensamientos se entrelazan con la bruma de la noche, creando una danza de sombras y susurros que lo acompañarán por siempre.
Texto agregado el 18-08-2024, y leído por 61
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Lectores Opinan
18-08-2024
Una noche inolvidable por culpa de una noche que mostró una pasión poco frecuente .La tristeza muy normal de cuando no se aprecia en el momento y se deja ir.
Me gustó demasiado*****
Un abrazo
Victoria 6236013
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