Cuando muere el amor nada lo vulve a resucitar, la piel se vuelve insensible a los besos y caricias. Igual sucede con las rosas una vez que se marchitan dejan de emanar sus aromas exquisitos. En mis manos está ayudarte a levantar y curar tus heridas cuando la vida te tira al piso. En mis manos no está sacarte de la mente a ese hombre maldito que te hace llorar. A ese hombre torpe tú lo tienes que sacar ojalá mañana mismo de tu mente y corazón. Mientras tú lo sacas yo estaré en la banca de suplentes esperando el instante de entrar a tu vida. A tu pensamiento y corazón como entra el viento con razón o sin ella dónde antes no pudo entrar. Pedro Moreno Mora
Texto agregado el 13-08-2024, y leído por 64 visitantes. (4 votos)