Mi problema no era el lugar donde yo estaba
ni la temperatura que me calcinaba
mi problema era quién me acompañaba,
ella no tenía ternura, menos imaginación.

Tan fácil que es imaginar paraísos
así vivamos en ruinas,
tan fácil que es imaginar
rosas sin espinas.

Tan fácil que es imaginar
un mundo mejor
dónde quepamos todos
sin estorbar a nadie.

Ella con su forma de ser me aburrió
estaba atrapada en esta trágica realidad
por más que la jalaba a mi fantasía
se resistía con toda su fuerza.

Me tuve que alejar pronto de ella
desde ese momento abro bien los ojos
a la hora de elegir mujer desacrto
a la mujer que se mira en el espejo cada segundo.

La mujer que es bella
sabe bien que lo es
como la estrella
alumbra hasta el amanecer.

La mujer que es bella
es segura en todas partes,
si el viento desordena su cabello
sigue bella como antes.

AUTOR: PEDRO MORENO MORA