Doña Guadalupe, de edad madura,
un día de repente se volvió loca,
no como aquellos que tienen lapsos de cordura,
sino loca completa, sin razón, sin lógica.

Desde el año nuevo, no hay en ella claridad,
ni siquiera en sueños muestra normalidad,
pues los locos sueñan al revés de la realidad,
historias coherentes, pero hacia atrás en la oscuridad.

Su cordura se cortocircuitó de un golpe,
una mañana mientras escuchaba la radio,
y la noticia la golpeó como una tormenta,
su hijo murió cruzando, y su mente se quebró.

Ella antes era informada y consciente,
seguía los asuntos sociales y la política,
pero ese día su mente se fue para siempre,
al país del nunca jamás, sin más críticas.

La anciana se volvió vecina del disparate,
confidente de lo absurdo, incoherente total,
y en ese mundo extraño y misterioso,
aparentemente encontró una felicidad irracional.

Su cordura se cortocircuitó de un golpe,
una mañana mientras escuchaba la radio,
y la noticia la golpeó como una tormenta,
su hijo murió cruzando, y su mente se quebró.

Dicen que fue por la noticia cruel,
su Juancito abatido por caza inmigrantes,
y aunque ella no tenía balcón ni flores,
los sueños americanos murieron con su semblante.

La encontré un día en su pequeña habitación,
mirando fijamente un rayo de sol en el piso,
no reaccionó cuando llegué ni mostró emoción,
su mente vagaba en un espacio difuso.

Le hablé del hijo que ya no vería,
le entregué la carta de su despedida,
y aunque su rostro no mostró simpatía,
abrió el sobre, leyó, y una sonrisa le salió.

Su cordura se cortocircuitó de un golpe,
una mañana mientras escuchaba la radio,
y la noticia la golpeó como una tormenta,
su hijo murió cruzando, y su mente se quebró.

"Dices que mi hijo murió a las tres y media,
bien, me alegro por mi Juancito," dijo tranquila,
"El cielo cierra a las cuatro," añadió con certeza,
y en su locura, encontró su paz perdida.

Si quieres escuchar esta adaptacion de ese cuento de Zepol, alli...>

https://youtu.be/LSwVuuXQI8M