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La rutina de Joaquín.
La rutina de un hombre rico y exitoso no parecería ser precisamente la de este hombre y quizá nunca sabremos exactamente el motivo, pero así era él.
Joaquín seguía una rutina diaria sin darse cuenta, se levantaba todos los días a la misma hora y se acostaba de la misma manera, a las ocho de la mañana y a las ocho de la noche, eso lo hacía siempre, sin importar si eran días de semana o sábados y domingos.
A su manera era una persona feliz, vivía solo en una casa demasiado grande para él, pero allí había nacido y como él mismo lo decía, allí moriría.
No era joven ni viejo, a él la edad no se le notaba, quizá porque no le interesaba, no recordaba ni su cumpleaños, decía que la única persona que debía festejarlo era su madre ya que todo el mérito de su nacimiento se lo debía a ella y tal vez un poco a su padre y digo tal vez porque nunca lo conoció y bien podía haber sido un niño de probeta, no estaba seguro ya que su madre jamás se lo dijo.
Ella ya no vivía, se había marchado muy lejos, todavía no entendía el motivo por el cual se fue para no regresar jamás, aunque tampoco le interesaba, siempre supo que había sido una carga para ella, se las arreglaba con su rutina diaria haciendo todo en la casa, limpieza, comida, compras etc…
Casi no tenía vecinos y había aprendido a hacer las compras por Internet lo mismo que pagar las cuentas y casi no salía de la casa a no ser a su jardín, repleto de flores exóticas que él mismo cultivaba.
Allí pasaba gran parte de su tiempo, hablando con sus plantas que parecían agradecer sus cuidados viéndose cada vez más hermosas y perfumadas.
Puede parecer un hombre solitario y algo tenebroso por su manera de ser, pero la realidad era muy distinta, era agradable y cariñoso, su gato estaba siempre a su lado ronroneándole en las piernas.
Sólo una vecina que vivía en una pequeña casita a pocos metros de la de él, solía verlo por las tardes y con su mano extendida saludarlo, cosa que él correspondía apenas con una mueca que simulaba una sonrisa.
Y así desarrollaba su rutina día tras día sin darse cuenta que esos días que se iban jamás regresarían, a él eso no le importaba, prefería vivir cada día sin pensar en el mañana.
Y como nos pasa a todos, esos días pasaron y pasaron y llegó el día que Joaquín no pudo hacer su rutina diaria porque sus huesos ya no se lo permitían, pero Joaquín no era tonto y sabía, aunque no lo dijera, que estaba llegando su hora.
Todo estaba previsto, no en vano usaba su computadora, había leído todo lo que en ella podía encontrar y así llegó a saber que la vecina que lo saludaba cada tarde se llamaba Greta, que vivía sola como él y que, a pesar de parecer tan alegre, sufría el mal de la soledad, cosa que a él jamás le afectó pero que al parecer a ella sí y tomó una decisión, quizá la más importante de su vida.
Joaquín llamó a su abogado, el mismo que tuviera desde que dejara sus propiedades en sus manos para que las administrara y él no tuviera que ocuparse de nada que no fuera su propia casa y le dijo que quería hacer un testamento.
El abogado llegó al día siguiente y se encontró con que Joaquín lo estaba esperando con un papel en la mano diciéndole que quería que se cumpliera todo lo que él había escrito en esa hoja.
El abogado sabiendo que su cliente era muy especial, leyó lo escrito y le dijo que por supuesto, todo se haría tal cual él lo quería.
Dicho esto, ese día Joaquín salió como siempre al jardín y luego de hablarle a sus plantas florecidas, entró a la casa, pero ese día no esperó a las ocho de la noche para acostarse, faltaría a su rutina.
Al día siguiente Greta, al no ver a su vecino en el jardín, se atrevió a tocar el timbre de la casa, necesitaba saber si estaba bien y al no escuchar a nadie y sabiendo de la rutina diaria de Joaquín, avisó a la policía.
Al llegar la misma y no encontrar respuesta a sus llamados, entraron por el fondo de la casa que estaba sin llave.
Joaquín acostado sobre su cama y con la sola compañía de su fiel gato, había dejado este mundo, solo como vivió casi toda su vida, aunque en realidad él no estaba solo, su amigo nunca lo abandonó, para seguir con su rutina lejos, tan lejos como un alma buena pueda llegar.
Ese mismo día Greta, muy triste por la pérdida de su vecino, recibe una carta de manos del abogado de Joaquín.
Carta a Greta.
Mi estimada vecina, si está leyendo esta carta es que ya no podrá saludarme como lo ha hecho tantos años.
Mi hora está cerca, me lo dicen mis huesos y esos no se equivocan, pero no se preocupe, ya viví mucho tiempo, fui feliz con mi rutina diaria y aunque nadie lo comprenda, sé que usted lo hace, sé que al igual que yo usted también tiene una rutina, la he visto desde mi jardín y es por eso que le ruego que acepte lo que mi abogado le va a entregar, sólo le pido a cambio que cuide a mi gato y a mis plantas, que les hable como yo lo he hecho durante tantos años, yo por mi parte ya les hablé de usted y sé que la van a querer como si fuera yo mismo. Le deseo toda la felicidad del mundo. Joaquín.
Greta hace pasar al abogado aún con lágrimas en los ojos el cual le hace entrega de varios papeles y entre ellos la escritura de la casa que ahora pasa a ser suya.
Muy poco tuvo que llevarse Greta de su antigua casa, era tan humilde que nada había de valor en ella.
Aún ahora luego de unos años, se la puede ver a Greta, por las tardes regando las exóticas plantas de Joaquín que siguen estando tan bellas como siempre, mientras su gato ronronea entre sus piernas caminando a su lado. Omenia 4/8/2024

Texto agregado el 05-08-2024, y leído por 86 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
07-08-2024 Como siempre ,de lo contrario se equivocaron. Es difícil entender cuando una todos los días hace algo diferente y sociabiliza con las personas. Me atrapó ,tu texto.Pienso que hizo bien al dejarle todo a su vecina. Un abrazo fuerte Ome y besos***** Victoria 6236013
07-08-2024 Es un cuento que te hace vivir la vida de Joaquín.Existen seres rutinarios que más les vale hacer todo como diempre 6236013
07-08-2024 En esta vida encuentras de todo y en el todo está Joaquín. Se podría cuestionar y que pasa con el instinto sexual, de que el hombre es un animal social, pues todo eso él lo ignoro. Tengo un vecino que en algo se le parece. Gracias Ome. Abrazo. sendero
07-08-2024 Muchas gracias Ome! Un relato que se lee con mucha intensidad emocional. dagalan
06-08-2024 La misma rutina que tiene mucha gente, pero es triste que dos personas solitarias, que se saludaban todos los días, no iniciaran nunca una conversación, Joaquín y Greta podrías haber sido felices, lo fueron a su manera, no podemos decir que nuestra rutina sea mejor. Muy bueno tu cuento ome. Abrazo Lagunita
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