La noche y su ala apacigua a nardos y claves de sol. La luna a su mano mis pupilas murmura mi nombre y danza sin voz. Entre sombras y giros a mercurio los sueños que son mios. la suavidad del poema, el arbol del ruiseñor. Silencio. infinidad de estrellas, pasos a romero pensamientos del vos y yo. Celestes, el tiempo es brisa y penumbra sin pausas ni mieles, la bajaniebla de plata y mi flor interior. En la orilla descansa la tierra del rio que seda su musa, su vieja y sabia ilusión. Suspiros, memorias a campo y aullidos perpetuos del ombù. Marìa Inès Arias 4/8/2024
Texto agregado el 04-08-2024, y leído por 79 visitantes. (4 votos)