TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / betelgueuse / TIC TAC

[C:619282]

La vida tiene altos y bajos. Tiene personas buenas y dedicadas, amables y sinceras, honestas en fin y otras que por algún motivo se alejan sin decir adiós y regresan al cabo de cuarenta años carentes de explicaciones y con una demanda de divorcio en las manos.
Cuando ella lo vio detenido ahí en la puerta la bruma y la falta de luz generaban una imagen fantasmal y difusa, pero a pesar de los cambios en su fisonomía lo reconoció y entendió que venía a cerrar un círculo.
Recordaba ahora que cuando aquel se alejó, comenzó para ella una espera marcada por la compulsión de medir el paso del tiempo de una manera enfermiza. Suponía que en cualquier momento llegaría !!!!.
Los momentos se iban sumando y creía que en uno de esos estaría junto a ella nuevamente. Los segundos engendran nuevos segundos y de esa manera se producía una eternidad vacía de contenidos. El tiempo tenía su propia dinámica y ella sobrevivía como podía en un espacio sin horizontes.
Un oscuro e ignominioso Tic Tac marcaba su vida. Usualmente trataba de rebelarse contra ese sombrío estado, pero miraba a su nieta y pensaba que tenía un objetivo de vida superior que era darle una gran existencia, reparar en ella lo que había sufrido y evitar que fuera avasallada en el futuro.
Durante su vida trató de ser una mujer dedicada y cariñosa. Pero las cosas que hacía estaban marcadas por el Tic Tac incesante de un cronómetro que la condiciona y del que no podía huir.
En algún momento llegaría su esposo pues sabía que el reloj tenía una cuenta regresiva, pero no sabía el periodo que marcaba.
Mientras tanto, en Brasil, Juan había logrado amasar una considerable fortuna.
Un día, ya mayor y sintiendo el peso de los años, decide regresar a su país natal, pero no para recomponer su relación con su vieja amada.
Su intención es pedirle a María el divorcio y de esa manera impedir que ella pudiera reclamar parte de su herencia.
Juan llegó a su pueblo natal y se hospedó en un fastuoso hotel que sin dudas eligió para demostrar su poder.
Sin embargo, antes de llevar a cabo sus planes, fallece en su habitación solo y sin poder pedir ayuda. En un momento, quizás, palpó la podredumbre de su existencia. Probablemente se haya sentido culpable de abandonar a los suyos, pero eso era solo una vana posibilidad en la mente de alguien sin escrúpulos y carente de sentimientos.
El tiempo propio, su propio reloj lo tenía marcado y todo lo que pudo hacer fue evocar recuerdos e imágenes aleatorios. El tiempo lo había consumido y degradado.
María, al enterarse de la muerte de Juan, enfrentó una mezcla de sentimientos.
No quería la herencia de aquel extraño que había llegado a su vida. El no era persona con quien proyectó joven su vida en sus noveles años.
Cuando llegó a su casa luego de cuarenta años lo recibió con sorpresa pero con desdén. Entendía que nada que pudiera ofrecerle sería capaz de eclipsar aquello que ella había obtenido a costa de sacrificios y penurias. Y al saber que venía prácticamente a desheredar, sintió que su tarea se aliviaba.
La libertad, la independencia habían hecho de ella una mujer valiente y segura de sí misma.
A veces miraba a su nieta y esperaba que ella hiciera lo que ella no pudo lograr en toda una vida de carencias.
Su nieta conocía sus secretos desvelos y ese apego insoslayable a principios de los que no rehuyó durante toda su vida.
Otro reloj se ponía en marcha y esperaba que el tiempo fuera favorable con la niña Armanda.
Esa noche María lloró al pensar lo que pudo hacer en su vida de no tener un reloj que marcaba un tic Tac abrumador e insidioso.
Pero no había vuelta atrás. Ya nada podía tener importancia. El tiempo parecía cada vez más lento y las formas más difusas aparentes y frágiles antes si.

Texto agregado el 29-07-2024, y leído por 68 visitantes. (0 votos)


Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]