Edmundo Rojas Riquelme, durante mucho tiempo se entregó a las drogas. Consumió cuánta porquería existe en el bajo mundo. Empezó fumando marihuana, pero al paso del tiempo, eso no fue suficiente. Siguió con basuco, cocaína, heroína, fentanilo. Cuando no tenía plata para comprar, inhalaba pegamento de zapatos.
Después de vivir en una casa humilde, terminó viviendo en la calle, se convirtió en un indigente más; como si los que hay no fueran suficientes. Edmundo tocó fondo, lo único que le quedaba era buscar a Jesús, tal vez él lograba sacarlo de ese mundo terrible de la adicción. Un día lluvioso fue a la iglesia del Carmen, ahí había una imagen de Jesús. Muchos juraban que él les había hecho milagros. Edmundo, se arrodilló frente a la imagen y con gran devoción le pidió que lo sacara de ese mundo de miseria y drogadicción en el que se encontraba.
Durante una hora le rezó y pidió el milagro con mucha fe. Antes de irse, Jesús le dijo:
-Vete pronto de aquí que hueles mal.
Ante esa respuesta salió desconsolado del templo, para rematar su mala suerte un perro le mordió una nalga. El perro estaba con rabia.

Pedro Moreno Mora