bajo un ropero
mirando lo que un niño no debe ver...
te acuerdas de esas corridas
bajo un sol dorado
oro por las paredes y el suelo...
te acuerdas de aquellos ojos
mirando esas nubes del cielo
blancas como algodón
navegando sobre una eternidad coloreada...
te acuerdas de aquel beso prohibido
dejando una herida eterna
sin saber de quien vino,
tan solo aquel rayo
que hechizo mi cuerpo de pasiones
jamás pisadas...
te acuerdas de aquella oscuridad
aquel sueño dorado
aquella noche perdida
donde mil almas
tocaron la mía
volviendo a creer que el amor existe...
te acuerdas de la puerta
donde entraste y con ojos no viste nada
donde escuchaste aquel silencio
y un coro de almas grito tu nombre...
te acuerdas de esa mano...
que tantas veces te levanto y empujó
hacia aquel lugar donde se siente paz...
te acuerdas...