Llueve, llueve, llueve.
Caen gotas temerosas,
y poco a poco se atreven
a ser tejos
que golpean al tejado.
¡La salamandra feliz!
El agua dispersó a las hormigas.
Corre, corre…
no sabe para donde, pero corre feliz.
Texto agregado el 27-06-2024, y leído por 98
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