Ella desea sus labios como al alcohol
Desea su cuerpo entre flores azules
Ella lo creó de su última imaginación
Y fue imposible dejar de amarlo ahora.
Ella se despide de sus amapolas rosadas
De sus grises dormidos en las mañanas
Del celeste que la cubre en la madrugada
Se viste de sombra casi blanca nube.
Él se disipa en sus esperanzas y no lucha
Sabe de sus pecados ocultos y no lucha
Quiere caminar entre juncos secos de soles
Borrar su nombre del mismo modo su faz.
Él no distingue sus nardos florecidos
Porque ella le quitó el deseo de hacerlo
No reconoce su alegría pasada, solo se ve.
Se mira, y no se encuentra más en ella.
Llega la luz con nuevos cambios
florece el jardín en pleno invierno
ellos se encuentran bajo la luna
Al fin pueden ver lo que pasa.
Con el corazón pleno de fortaleza
se miran, se reconocen, se alientan
dejas en ese instante toda pena
Y llegan ellos a renacer con alegría.
A-M-R
Texto agregado el 22-06-2024, y leído por 65
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Lectores Opinan
25-06-2024
Qué lindo María, no siempre, pero muchas veces se puede recuperar la alegría que creíamos perdida, saludos. ome