Desde chico se veía
que sería un paraco
un loco y fanático
enamorado de la guerra.
Mientras él limpiaba su fierro
yo sacudía mi pluma
mientras él escupía sobre la tierra
yo le respondía tocando mi guitarra.
Mientras él envenenaba almas
yo cantaba para quitarles
ésas ideas perversas
de matar criaturas indefensas.
A pesar que ya está muy viejo
no ha cambiado su manera de pensar
sigue con la idea de dispararle
a todo el que lleve la contraria.
Este viejo sinverguenza
no quiere el progreso del país
ya viejo y no le da verguenza
manosear a la justicia cual meretriz.
Al que no le hace
bien los mandados
lo desaparece sin vacilar
por no cumplir tienen los días contados.