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El pañuelo mágico.

El otoño dejaba semidesnudos a los árboles que miraban con tristeza la alfombra multicolor que sus hojas dejaban al caer.
El parque estaba desierto, sólo una joven mujer se había sentado en uno de los bancos para disfrutar del paisaje, aquellas hojas parecían tener vida, bailaban al son de la brisa que por un instante se había convertido en viento y por un momento sopló con más intensidad y fue en ese preciso momento que a las manos de la muchacha fue a parar un pequeño pañuelo, tan hermoso que parecía de otra época.
Era un pañuelo de seda blanco, bordado en una de sus esquinas con una rosa amarilla.
Tenía además, dos iniciales también bordadas en el mismo color, EN, la chica lo tomó entre sus manos y miró para todos lados, deseaba ver si era de alguien, algo así daría mucha pena perderlo, pero a nadie vio, estaba sola, sólo se veía a algún que otro deportista corriendo, pero ninguna mujer y ella estaba segura de que ese pañuelo era de mujer.
Se lo llevó a su casa para mostrárselo a su madre quien le dijo que al día siguiente volviera para ver si alguien lo había perdido.
Al otro día, la muchacha vuelve al parque y en el lugar donde el día anterior había encontrado el pañuelo, una señora muy elegantemente vestida, estaba sentada.
Se sentó junto a ella y no sabía cómo preguntarle si el pañuelo era de ella pero comenzó una conversación de la siguiente manera:
___Buenos días, ¿me permite sentarme junto a usted?
___Buenos días, por supuesto que puede sentarse, me hará compañía.
___¿Viene seguido al parque?
___Si, todos los días ¿y usted?
___Siempre que puedo, este lugar tiene un encanto especial.
___Ya lo creo, el paisaje es único y me agrada ver a la gente.
___A mí también… pero ayer no la vi.
___Sin embargo yo a usted sí la vi, llevaba un pantalón marrón y una chaqueta beige que dicho sea de paso le sentaba de mil maravillas, hacía juego con el paisaje.
___Muchas gracias es usted muy amable.
___No mi querida niña, siempre digo lo que pienso.
___Quisiera preguntarle algo, ayer, de pronto el viento puso en mis manos un pañuelo y quizá sea suyo…
___¿Es un pañuelo blanco con una rosa amarilla?
___El mismo, qué suerte que lo traje, mi madre me dijo que lo hiciera, espere, ya se lo entrego.
La anciana tomó el pañuelo entre sus manos y le dijo:
___Muchas gracias, no me equivoqué contigo, desde que te vi supe que eras la indicada.
___No le entiendo, ¿indicada para qué?
___Voy a contarte la historia de este pañuelo, hace muchos años, siendo una niña aún, mi madre me bordó este pañuelo y me dijo que mientras lo tuviera conmigo, nada malo sucedería, que era mágico. Le creí y lo tuve siempre conmigo, no puedo quejarme, la vida siempre me ha sonreído.
___No sabe cuánto me alegro de poder devolvérselo, lo debe querer mucho…
___Es cierto pero ya no es mío, mi hijo fue quien lo perdió, desde hace un tiempo le pertenece y sé que lo cuida tanto como yo.
Una ráfaga de viento como la del día anterior hizo que la muchacha se tapara los ojos y al abrirlos, la anciana ya no estaba junto a ella, pero en su lugar, el pañuelo que a pesar del viento seguía en el banco.
La joven volvió a mirar para todos lados pero al único ser que vio fue a un hombre muy elegante que se aproximaba a ella.
___Buenos días, ayer perdí algo que veo que lo tiene usted entre sus manos y me agradaría poder recuperarlo.
___Buenos días, ¿este pañuelo es suyo?
___En realidad era de mi madre pero desde que murió, lo he tenido en mi poder, ayer vine como todos los días a este parque, donde ella solía pasar las tardes y el viento me lo arrebató.
La muchacha no podía hablar y cuando lo hizo fue de la siguiente manera:
___Este pañuelo es mágico ¿Verdad?
___Ya lo creo que sí.
___Su madre era una mujer muy sabia, hoy la he visto.
___Eso no lo puedo creer, le he dicho que ella falleció hace un tiempo.
___Lo sé, lo he escuchado y he quedado perpleja porque aunque usted no lo crea puedo asegurarle que he estado con ella y me ha contado que ese pañuelo se lo regaló la madre de ella siendo aún una niña y que nunca se separó de él pero que ahora le pertenecía a usted y que lo guarda con mucho cariño.
___Lo que me cuenta parece increíble pero como nadie más lo sabe, tengo que creerle, o usted es una bruja o un ángel para que mi madre pudiera contárselo aun no existiendo.
La conversación siguió su curso, la chica le devolvió el pañuelo al hombre y se retiraron del parque conversando como viejos amigos.
Y yo pienso si acaso la madre del muchacho estaba en lo cierto al decir…!usted es la indicada!. Omenia.

Texto agregado el 17-06-2024, y leído por 61 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
17-06-2024 Muy bella y mágica historia, me gustó mucho, bien dibujados los detalles que la imaginación muestra tan claro. Cuando la persona indicada llega es por una causa divina. spirits
 
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