De un momento para otro perdió su brazo derecho, pero no sintió ningún dolor. Al principio se asustó mucho, pero poco a poco empezó a aceptarse sin su brazo. Menos mal que era zurdo y eso no le impidió seguir escribiendo, no quería dejar la historia inconclusa. Escribía todas las noches tres horas, quería terminar una novela bien pronto.
Ya iba por la página 190, la escritura fluía sin problemas. La editorial esperaba con gran ansiedad su nueva novela, la anterior había sido todo un éxito y estaban seguros que esta sería mejor que la anterior. El no paraba de escribir, si algo tenía era disciplina e inspiración. Los últimos días escribió con más intensidad, ya no eran tres si no cuatro horas las que escribía en las noches. Empezaba a las tres de la madrugada y terminaba a las siete. Le habían dicho que las tres era mala hora, pero el no creía en ese tipo de cosas. Ya la novela estaba por terminar, faltaba solo un capitulo y cuando todos pensaban que pronto la terminaría, perdió su brazo izquierdo sin ningún dolor, ante aquella adversidad se deprimió, pero no se dio por vencido, aun le quedaban los pies. Con su pie izquierdo continuó escribiendo el último capitulo. Al principio se le hizo muy difícil, pero poco a poco aprendió a manejar el ordenador con el pie. Iba por la mitad del último capítulo y sin ningún dolor perdió el pie con el que escribía.
Esa circunstancia fue muy dura para él, pero no se dio por vencido, aún le quedaba el pie derecho y después de muchos esfuerzos logró seguir escribiendo. La novela era un hecho, pues sólo le faltaba cerrar el último párrafo. Sólo entonces se despertó, enseguida se pellizcó, no lo podía creer, su cuerpo estaba completo no le faltaba ni una uña. En ese momento no supo si agradecer o maldecir por haberse despertado, pues él estaba bien, su novela inconclusa.
AUTOR: PEDRO MORENO MORA
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