Penas del alma.
Hola Juan José.
¿Qué te trae por acá? Pensé que ya no vivías en esta ciudad.
Aunque debo decirte que ayer te vi con una joven muy guapa y supuse que era tu compañera ya que no creo que te hayas casado, la experiencia de la iglesia no se olvida tan fácilmente.
Yo, como puedes ver estoy muy bien, mira que hermosos hijos tengo, me casé y soy muy feliz, sé que lo nuestro no fue más que cosas de muchachos, pero ahora soy una mujer y como te digo estoy feliz, bueno, te dejo voy a llevar a Juan y a José a la plaza, me alegró haberte visto y no te preocupes por mí, mi marido y mis hijos lo son todo para mí.
Esto ocurría en una plaza, una mujer hablaba con alguien imaginario, la gente que se había parado a verla, comenzó a marcharse debido a la pena que sentían por ella, tan joven y bonita que se marchaba llamando a dos niños también imaginarios sola en su mundo de penas, aquellas penas del alma que jamás la abandonaron, aunque quien las provocó, al irse jamás volvió.
Omenia
5/6/2024
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